Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
31/05/2015, 23:29 (Última modificación: 31/05/2015, 23:42 por Hanamura Kazuma.)
Era una tarde calurosa, típica de las regiones del sur en época de verano, tal como lo era el país del fuego y su capital Tanzaku Gai. Pero a pesar del cálido clima la ciudad se encontraba animada y rebosante de actividad. Probablemente porque dentro de sus muros no se encontraba el señor feudal del fuego, ya que este se encontraba de viaje. Cuando pasaba eso, se tenía por costumbre montar un pequeño festival para darle la bienvenida luego de sus largos periplos de negocios.
—¡Wow Mizuki! Debo admitir que me sorprende que convencieras al viejo de que nos permitiera un viaje de esparcimiento —aseguro con bastante asombro el peliblanco—. Pero de tantos lugares posibles ¿por qué la capital del fuego?
—En realidad no es nada Kōtetsu-sama, después de tanto viajar por negocios, es normal que nos tomemos un tiempo solo para nosotros —aseguro ella, mientras cruzaban la entrada principal de la ciudad—. Y he escogido esta ciudad porque tengo muy buenos recuerdo de ella.
Mientras el Ishimura y su acompañante caminaban por la calle principal, se pudieron percatar de lo realmente viva que estaba la ciudad. Todos parecían estar haciendo algo divertido, mientras variedad de personas entraban y salían de los casinos o clubes, que parecían estar en cada esquina de aquella localidad. Pero ese tipo de locales no eran los únicos presentes. La gente de aquel sitio estaba adaptada a esa clase de vida, y sabían que luego de una noche entre apuestas y fiestas, la gente querría recuperar sus fuerzas ya fuese comiendo o durmiendo. Por eso lo otro que mas abundaba eran negocios de comida y casas de hospedajes. Aquel era el típico lugar del cual te ibas sin un centavo.
—Este lugar es muy animado y todo, pero me da la impresión de que es un ambiente más apto para adultos —expreso el peliblanco mientras pasaban e iban dejando atrás el distrito rojo— ¿Hay algún lugar en el que un chico pueda pasar un rato tranquilo?
—Mi Kōtetsu-sama… La verdad es que quería enseñarle muchos lugares, después de todo ahora pasamos muy poco tiempo de calidad juntos —dijo con cierto pesar—. Pero por desgracia tengo algunas cosas que hacer, sin embargo conozco un lugar donde podría disfrutar de tranquilidad mientras termino mis asuntos.
—En la zona este de la villa, hay un excelente restaurante familiar, el dueño es un viejo amigo mío, llévele esto y dígale que va de mi parte —aseguro aquello mientras le entregaba un paquete, y se preparaba para marcharse Por favor tenga cuidado por el camino Kotetsu-sama.
—Y una cosa más. Si llegara a toparse con alguna zorra… Quiero decir “Dama de compañía” por favor ignórela y siga su camino —eso ultimo lo dijo con una expresión que denotaba un poco de preocupación y amenaza.
—Vale lo tendré en cuenta Mizuki —dijo mientras se despedía y empezaba su caminar—. Bien, ahora veamos como llego a aquel restaurante.
¿Qué hacer a sabiendas que no tienes nada que hacer en varios días...? ¿Adelantar la limpieza anual de la casa? ¿Arreglar las lámparas rotas? O mejor aun, irse de viaje dejando todo tal cual está sin importar que alguien se pueda morir por resbalarse con alguna mugre y termine cayendo sobre los cables pelados aun funcionales. Si, definitivamente esa era la mejor opción, por lo menos para Tatsuko, la verdad es que poco le importa que alguien se mate, además que la única persona que podría considerarse que corre riesgo aparte de ella misma es Tamaki y ya tiene claro que esa chica no va a mover un solo músculo.
La idea ya estaba, salir de viaje por lo que dure aquel tiempo libre que tenía, pero con esta idea surgía un nuevo problema. ¿A dónde ir? Un lugar bastante concurrido, donde pudiese encontrar algo o a alguien que logre entretenerla.
La pregunta del millón cuya respuesta parecía inexistente, Tatsuko no se dio muchas vueltas, pues así es ella, si no sabe algo le da mínima importancia y sigue con su vida como si nada. Caminar en línea recta, como siempre, como lo dictaba su sencilla forma de pensar, "Si camino en línea recta a algún lado llegaré” idea que hasta el día de la fecha le ha sido más que útil, igual que ahora que la chica emprendió viaje y a los días se encontró con la gran ciudad de Tanzaku.
Justo cuando Tatsuko llegó la ciudad estaba llena de vida, gente yendo de un lado a otro, niños correteando por ahí, los animales tampoco faltaban, había de todo como si estuviesen en pleno festival y aquello ponía de muy buen humor a la pelirroja. Lo único que estaba haciendo falta era encontrar a alguien a quién molestar mientras tanto ya que Tamaki no se había ni movido de la cama.
De un lado a otro, la Ishikawa deambulaba por las calles, gastó algo de dinero en comida pero en nada demasiado costoso y finalmente se puso en la búsqueda de aquella persona que tendría que padecerla hasta que se decida por irse a casa. ”¿Quién podrá ser…?” Canturreaba en su cabeza la joven mientras caminaba con una sonrisa alegre.
A la distancia pudo divisar a alguien que por algún extraño motivo le cautivó el ojo, por lo menos para molestar un rato. Un joven albino bastante bien vestido a la vez con prendas algo parecidas a las que ella misma traía, con la diferencia del coloreado.
Sin perder demasiado tiempo, la kunoichi de Amegakure se acercó a paso ligero al joven desde atrás y a una distancia de tal vez… Dos centímetros le chilló en el oído izquierdo. - ¡Hola! – Al instante de soltar ese grito se deslizó hacia el otro costado del joven en un intento por confundirle.
Ya tenía un buen rato caminando por aquellas bulliciosas calles. Y de tanto en tanto se detenía en algún puesto de periódicos para pedir indicaciones. De a ratos también solía pararse a observar algunos locales, que por cuestiones de ley y edad solo podía inspeccionar desde afuera. Aun así ni se frustraba, ni se desanimaba, pues grande era la determinación que tenia por llegar al cerdo dorado. Ese era el curioso nombre del restaurante del cual había escuchado que podría entretenerle por un rato.
«Me pregunto ¿qué clase de lugar será? —pensó mientras caminaba— A cada paso que doy, esta ciudad parece menos adecuada para un chico como yo. Es decir ¿cuántos distritos rojos he pasado ya? Y por lo que se ve del estilo de este lugar, el sitio al que voy bien podría ser un bar de nudistas para ricachones… No, Mizuki jamás me mandaría a un lugar como ese» —pensó mientras reía un poco para sus adentros.
Bien pudo haber seguido con sus cavilaciones por un largo rato, pero algo, o mejor dicho alguien, planeaba interrumpirle.
De repente y desde la nada escucho un chillido agudo en uno de sus oídos, a pesar de lo aturdido que quedo, pudo identificar que era una voz femenina que decía hola la que le hablo. Sin embargo, al momento de voltearse en la dirección de la que vino el sonido no vio a nadie. Solo cuando por mero instinto de búsqueda giro hacia la dirección opuesta, fue que pudo ver a la posible causante.
Se trataba de una chica, para ser más precisos una jovencita de una altura similar y con un cabello de un color rojo fuerte. De haberse fijado bien, podría haber notado muchos más detalles, pero cuando alguien te toma por sorpresa en la calle, no piensas mucho en esas cosas. Aun mas cuando se es una persona a la cual le alteran los sonidos repentinos que parecen venir de la nada.
—¿Que te sucede y que quiere? —pregunto él con cierta rudeza, mientras mantenía su guardia en alto.
No pudo resistirse a la tentación y por ello le jugó aquella broma tan infantil a aquél albino desconocido. Puede que haya sido alguna especie de error el haberle sorprendido de tal manera o incluso intentar relacionarse con él, pues podría ser alguno de esos ricachones que gustan de pagar a las mujeres para que les hagan ciertos favores pero... Tatsuko ignora todas esas cosas, inclusive nunca llegó a entender por qué algunos hombres la apartan cuando se les pega como su hermana hace consigo misma.
- ¿Me hablas a mi? - Preguntó con inocencia mirando detrás suyo por si encontraba a alguien más. Al no encontrar a nadie volvió la mirada al albino. - ¿A mi...? Hablas raro. - Ya estaba empezando a aumentar la velocidad de su palabrerío y en cualquier momento pasaría aquello digno de niños hiperactivos.
"¿Que TE sucede y que QUIERE? Lo primero si me lo dijo a mi pero y... ¿Lo segundo? No, no entiendo." Nuevamente la mirada rosada de la kunoichi se posó en el rostro de su nueva víctima y ladeó un poco la cabeza. - ¿O hablas solo...? Nomepasanada, solameabu... ¡Agh! - Así fue como la pelirroja se calló al fin tras morderse la lengua, además de acuclillarse y posar ambas manos en su cara tapándose la boca. - ¡DOLIÓ! -
¿Qué es lo que pensará el joven que tiene delante...? Nada, no es de importancia, por lo menos para ella. De cualquier manera, Tatsuko no tardó demasiado en volver a levantarse y, pese a la mueca de dolor en su rostro, continuó hablando. - Me aburro... - Dijo completando lo que había empezado a decir antes de morderse la lengua.
Como si el asalto inicial hubiese sido solo el inicio, la chica pareció estallar en un torrente de energía como el de los niños pequeños cuando han ingerido mucha azúcar. Entre todas las cosas que dijo solo pudo alcanzar a entender el principio y el final. Lo primero fue que estaba poniendo en duda el que el Ishimura le estuviera hablando a ella y lo último fue que afirmo que se encontraba aburrida.
«Cielos… Parece que solo me han jugado una broma»
Mientras pensaba aquello, pudo empezar a notar mas detalles de la chica que ahora se encontraba delante de él.
Lo primero que advirtió fue que a pesar de la similitud en altura, aquella jovencita definitivamente era unos años mayor que él. Pero aunque aquello fuese cierto, también era cierto el hecho de que poseía unos ojos similares al cuarzo rosa, que le daban un aire un poco inocente. Pero el que en su cintura portara la bandana de Amegakure, le hacía suponer que no era alguien tan inocente, al menos en su experiencia personal.
«Ya veo, pero esa bandana bien podría ser falsa, espera… ¿Podría ser? He oído que utilizan trucos como este»
—Disculpa… ¿De casualidad eres una dama de compañía? —Pregunto con un poco de vergüenza.
Luego de semejante demostración de hiperactividad, el joven albino que Tatsuko tenía enfrente se había quedado completamente paralizado, no se movía, no hablaba, no hacía absolutamente nada pero ella suponía que era porque aun estaba tratando de decifrar lo que iba diciendo justo antes de morderse la lengua.
La pelirroja se quedó en absoluto silencio a la espera de alguna respuesta por parte de aquel joven, pero no le llegó nada, parecía sumido en sus pensamientos y... En el cuerpo ajeno. Tatsuko sabía lo que podría llegar a significar que la estuviesen inspeccionando, más que nada porque Tamaki constantemente lo hacía o golpeaba a quién lo hiciera, pero como esos casos siempre se daban cuando ella estaba en compañía de su gemela nunca supo que era lo que venía después después del análisis.
- ¿Edes de esos que Tami lama pedvedtidos? - Preguntó ladeando la cabeza y con un tono inocente aun sin sentir su lengua y con ambos ojos bien abiertos demostrando extrema curiosidad por el asunto. Eso si, la pregunta que ella lanzó fue casi al mismo tiempo que el albino formuló la suya que la verdad que Tatsuko no fue capaz de interpretar como debería. - ¿Dama de compañía? No, yo no hago compañía, los demás me hacen compañía a mi pero yo no se las hago a los demás. Aunque nunca me duran, se van corriendo o gritando... O me dan un golpe o algo así... ¿Por qué preguntas? - Aquella fue la respuesta que el chico recibió de la Ishikawa que de a poco empezaba a sentir de nuevo la lengua y se le podría notar porque su palabrerio comenzaba a ganar velocidad nuevamente.
"¿O es que él si es de compañía...?"- No, no soy dama de compañía señor pervertido. Y tú... ¿Eres tío de compañía o tampoco...? - Tal vez era eso, él era de compañía y estaba buscando a alguien para hacerle compañía... ¿O tal vez no?
Luego... Para desgracia del albino... Tatsuko llegó a ver algo a un lado de la calle... Un hombre pagándole a una mujer para que le hiciera 'compañía'. - ¡Ah! ¡Es eso! - Chilló la kunoichi. - ¡Ven! - Exclamó justo antes de tomar al desconocido por la muñeca e intentar arrastrarlo a un local de puertas rojizas. - ¡Aquí hay muchas tías de compañía! ¡También tíos si te interesan! - Chillaba la inocente e hiperactiva pelirroja mientras arrastraba al desafortunado chico. - ¿Es esto? ¡Sisisisisi, tienequeser! - Decía dentro del local mientras daba saltitos de alegría.
Sin siquiera esperar alguna respuesta, Tatsuko se acercó a un mostrador donde había un hombre bastante joven para hacer 'su pedido'. - ¡Hola! ¡Mi amigo busca una dama de compañía! - Decía con total inocencia a este hombre detrás del mostrador que aun no terminaba de entender porque tanto jaleo. - ¿Para el moreno dices? - Preguntó el hombre mientras desviaba su mirada al joven que había sido arrastrado por la pelirroja.
1) Disculpa la tardanza x.x
2) Tenía que hacerlo, TENÍA que meterte en 'líos' o algo (?
3) Siéntete libre de escaparte o algo XD
Luego de su osada pregunta, el Ishimura miraba con detenimiento a la jovencita, la observaba con cierto aire de incredulidad. Después de todo, la chica parecía ser muy inocente para ser una dama de compañía, aunque aquel rasgo bien podía ser fingido.
Pero su examen visual seria efímero, pues la jovencita le arrojo una pregunta, que a pesar de sonar un poco rara —debido quizás a una lengua mordida—, fue bastante clara y comprometedora.
—¿Ehhhhhhhhh? —dijo exageradamente, mientras los colores empezaban a subirle al rostro.
A pesar de su reacción, la chica continúo hablando de aquellas cosas vergonzosas. Pero su tono inocente hacia que el peli blanco se confundiera aun más.
—Espera, no soy un pervertido… Mira, una dama de compañías es… No, no, no. Definitivamente no soy nada de compañía —respondió de manera entrecortada tratando de seguir el ritmo de habla de la pelirroja.
De repente —mientras trataba de organizar sus pensamientos y articular adecuadamente lo que iba a decir— La chica lo tomo por el brazo y empezó a jalar de él. Bien podría haberse resistido, pero la chica demostraba ser más fuerte de lo que aparentaba su delicada e inocente presentación.
Mizuki también resultaba ser así, una flor con fuerza de oso. Al parecer eso debía ser algo común entre las kunoichis. —Espera, detente —decía él, mientras de manera inexorable, la jovencita le arrastraba hasta un local de aspecto bastante llamativo.
Justamente cuando el ojos grises creía que las cosas no podían ponerse más locas. Escucho como la chica hacia un pedido en su nombre.
Estando un poco confundido, el chico se incorporo para tomar conciencia de donde estaba. De repente todo se hizo claro, los intensos colores rojos, el tendero hablando con una voz que hacía dudar de su sexualidad, y sobre todo un grupo de mujeres vestidas de manera escasa y erótica.
—No me jodas, es un prostíbulo —chillo el chico, mientras su cara se encontraba tan roja como uno de los faroles del local.
Inmediatamente se soltó de las garras de aquella chica y salió disparado hasta llegar al otro lado de la calle. Lugar donde se apoyo sobre sus rodillas, tratando de calmar su respiración, ya que su mismo musculo cardiaco parecía estar por estallar.
A veces a Tatsuko le resultaba un tanto complicado entender las diversas reacciones que los demás podían llegar a tener cada vez que ella abría la boca, pues hablaba tanto pero tanto que a veces se olvidaba lo que decía o tal vez la otra persona reaccionaba de una manera que no tenía ningún sentido respecto a la pregunta o comentario que ella recordase, es... Más complicado de lo que parece hablar tan rápido y sin pensar.
- ¿Qué? - Respondió ella al instante en que el chico reaccionó a la pregunta en la que nombró a su hermana, no recordaba bien lo que dijo y por ello miraba un tanto extrañada al chico. De cualquier manera, lo que dijo después le aclaró un poco las ideas. Aunque con lo único que respondió la pelirroja fue frunciendo un poco el ceño y ya.
"Espera, detente" suplicaba el chico aunque ya era demasiado tarde, ambos ya se encontraban en aquel local, cara a cara con aquel hombre de tonada extraña, aunque no pasó ni un minuto que se aparecieron un par de mujeres bastante voluptuosas y para colmo vistiendo peor que la misma Ishikawa. - ¿Ah? - Fue lo único que soltó Tatsuko cuando una de las mujeres comenzó a inspeccionarla tal y como Tamaki lo hacía. - Para mi no, para él... - Dijo en voz baja mientras apuntaba con un dedo al chico que... Ya había salido del local.
- ¿Será la primera vez? - Preguntó el hombre que había salido de detrás del mostrador y simplemente se dedicaba a mirar al moreno que se había dejado la puerta abierta. Luego las dos mujeres de escasa vestimenta comenzaron a susurrarse algo junto con el recepcionista mientras que Tatsuko salía del local para verificar que su víctima estuviese relativamente bien.
- ¿Lo pediste y ahora que lo tienes te escapas? - Reclamaba la Ishikawa que se mantenía de pie justo al lado del chico parecía que acababa de ver un fantasma. - ¿Por qué? ¿Te da miedo? O... ¿Es porque ibas a ir solito? ¿Es eso? ¿Te da miedo estar solito ahí adentro? - A estas alturas el moreno ya se habría acostumbrado un poco a los monólogos de la pelirroja, aunque este último la hizo recordar algo importante.
Al instante, Tatsuko se inclinó hacia adelante con la idea de llegar a mirarle a la cara al chico, para lo que tuvo que doblar un poco la espalda puesto que la mente brillante de la chica no le mandó a girarse ni a alejarse ni un paso ni nada. - Me llamo Tatsuko, ¿Y tú? - Preguntó con una sonrisa extremadamente alegre e inocente, una sonrisa un tanto anormal de alguien que acababa de salir de un prostíbulo...
El flujo de sangre en su corazón lentamente regresaba a lo habitual, pero el rubor que cubría sus mejillas y el calor que sentía en sus aurículas estaría por un rato más, al menos hasta que se encontrara lo más lejos posible de aquel lugar de doncellas lujuriosas.
Pese a haber escapado de aquel sitio, la misma fuente de excentricidad que le había causado el incordio seguía tras él, como si de alguna manera aun no hubiese tenido suficiente. Sin embargo lo único que hizo la jovencita de ojos rosa fue atacarlo con una serie de preguntas, que lejos de ser para comprobar su estado, parecían destinadas a causarle un poco mas de vergüenza.
—Yo no he pedido nada, además es natural que sienta miedo, después de todo… Cielos no, no, no tengo que responderte el por qué —respondió él, mientras evitaba cruzar miradas con aquella chica.
—Mira ya entendí, lamento haberte llamado dama de compañía —se disculpo pensando que todo lo acontecido no había sido más que una broma. Una jugarreta para enseñarle a no hacer preguntas indecorosas a una dama.
—Bueno Tatsuko, es… bueno creo que es un gusto. Mi nombre es Ishimura Kazuma y soy un genin de Uzushiogakure —respondió él, ante la presentación de la joven.
—Ahora… Viendo que no eres una “dama de compañía”, me pregunto ¿qué hace una chica como tú en una ciudad como esta?
El pobre albino hizo lo que pudo por responder a todo lo que la pelirroja acababa de preguntar, no era necesario en realidad pero parecía ser que la forma en la que lo educaron lo obligaba a hacerlo. De cualquier manera, Tatsuko no suele pensar demasiado respecto de lo que le dicen así que si hay indirectas de por medio no se puede esperar que las entienda.
- ¡Pero si querías compañía y yo te la conseguí! O bueno, te la había conseguido hasta que saliste corriendo... - Respondió la chica casi haciendo un berrinche con las mejillas infladas y el ceño fruncido. - ¡Da lo mismo, ahora te vuelves para adentro! - Exclamó la kunoichi para luego volver a tomar al joven del brazo en un intento por arrastrarlo nuevamente dentro del local donde tres mujeres y el hombre de sexo dudoso esperaban.
Aun forcejeando o arrastrando al albino, Tatsuko se tomó las molestias de explicar absolutamente todo lo que había hecho desde que salió de casa hasta la actualidad, aunque a su manera. "Hay que ver... Le soluciono los problemas y se escapa..." Decía en su cabeza la joven incapaz de entender como debería la situación. - Bien Kazuma... Me aburría así que me fui de paseo y llegué aquí, te encontré en la calle y me pediste una dama de compañía y cuando te la conseguí te escapaste, así que ahora intento hacerte reaccionar para que consigas lo que me pediste. - Seguramente el Ishimura esté pensando una manera de sacarse de encima a la chica esta de Amegakure y seguir con su vida normal como si todo esto nunca hubiese pasado, aunque a juzgar por las miradas de algunas personas que paseaban por las calles las cosas no iban a ser tan sencillas.
- ¡Mira! ¡Te están esperando! - Exclamó Tatsuko a la vez que veía algunas de las mujeres de antes asomándose por la puerta. - Sin miedo... Que no parecen mala gente... - Decía la inocente kunoichi sin siquiera entender lo que pasaba dentro de ese edificio y tampoco entendía el motivo del miedo de Kazuma. - Si quieres te acompaño. ¡Así que no tengas miedo! -
Aunque Ignorante de si la chica hacia todas aquellas cosas apropósito, Kazuma se dio cuenta que tratar de convencerla con palabras resultaría casi imposible. Más que todo por que para esa jovencita, las palabras parecían ser poco más que aire desperdiciado.
«Esto no va a terminar bien —pensó el jovencito—. Si Mizuki se entera de que estuvo en uno de estos lugares seguro me mata. Pero en vista de que esta chica no piensa ceder, tendré que buscar la forma de escurrírmele».
Mientras que él planeaba su escape, la pelirroja procedió a contarle como era que había llegado hasta aquel sitio. La historia fue notablemente más corta y simple de lo que el peliblanco esperaba, pues todo se resumía en el hecho de que estaba aburrida y que ahora le buscaba compañía al Ishimura.
«Vamos piensa como irte, la gente está empezando a mirarnos demasiado»
La muchacha estaba determinada a entrar en aquel establecimiento, sin embargo su avance se vería detenido por un agente de la ley que había sito atraído por todo el alboroto. El hecho de que estarían en problemas era bastante obvio, puesto que aunque fuera una ciudad bastante liberal, el que unos menores de edad entraran a un prostíbulo era escandalizante.
«Esta es mi oportunidad» —pensó él piel morena mientras el oficial se interponía entre la chica y el local.
El chico no podía escuchar bien, pero parecía estar pidiendo las identificaciones de ambos, aunque por cómo se manejaban las cosas por esos lares, posiblemente estuviera pidiendo un soborno. Sin embargo aquello no le importaba mucho, pues necesitaba aprovechar la distracción.
El joven tomo un alfiler que traía consigo, y procedió a pinchar con fuerza el pulgar de la mano que lo estaba llevando a rastras. En cuanto la chica aflojo un poco su agarre, el muchacho se soltó y salió corriendo a toda velocidad hacia un callejón cercano, donde pensaba que la kunoichi no le buscaría.