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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#91
¿A dónde se dirigía Muten? No lo sabía con exactitud, el único dato que podía tener presente en ese momento es que descendía por la cordillera; desde las alturas pude ver la figura de Juro quien ahora estaba solo, seguramente el clon de Akame se había esfumado, su función estaba totalmente cumplida, no había motivo para seguir manteniendo la técnica.

La temperatura se mantenía bastante fresca a esas horas de la tarde, hecho que seguí agradeciendo porque me sentía más a gusto trabajar de esa manera. El hecho de seguir al profesor me hizo caer en cuenta de otra característica del ambiente que me rodeaba, las casas y locales que dejé atrás tenían una fachada mucho más vistosa, ciertamente mientras más abajo estaba, más me podía asegurar que era una zona más humilde, o quizá una zona de mala muerte, no estaba exactamente seguro del todo, lo que pude descifrar es que tenía que estar aún más atento en ese lugar.

Tras varios minutos de persecución, el profesor llegó a un cruce en donde el camino era cortado por otra calle, y lo más sospechoso de todo era que se aseguraba de que nadie lo seguía, miró a todos lados, menos para arriba, e incluso sí lo hubiera hecho me mantenía al margen para no estar en su perímetro. Luego de sentirse totalmente seguro de deshizo de su sombrero, y entró al local, tenía un cartel que nos daba la razón, el cruce sí era un lugar y estábamos en el momento indicado en el lugar indicado.

"¿Akame?" Me dije tras divisar la imagen del Uchiha en la terraza. "Que eficiente, se ve tan cansado e incómodo como Juro y yo..."

—Eh Juro!— Le llamé una vez bajé del tejado y me ubiqué a su lado. —Akame está allá arriba, este restaurante parece de lo más normal, pero la zona en donde estamos no me inspira mucha confianza, sería bueno ubicarnos estrategicamente cerca de él y agarrarlo infraganti.— Manifesté, no muy alto, pidiendo su opinión a la par que le mostraba la cámara fotográfica.

"Esperemos que su acompañante ya esté en el interior"
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#92
El clon de Akame le dijo lo que ya imaginaba. Ahora todo dependía de él mismo.

« No te preocupes, compañero. Tu esfuerzo no será en vano »

Y no lo fue. Gracias a Akame, Juro no se perdió esa vez, y no echó por traste todo su esfuerzo. Aun a esa distancia, fue capaz de seguir al profesor.

Durante diez minutos, Juro se dedicó a descender por la ladera. No pudo evitar fijarse en que, cuanto más bajaba, más calidad perdía la zona en la que se encontraba. El académico giró a la izquierda y Juro se apresuró a seguirle, con cautela, evitando que se diese cuenta. Volvió a girar otra vez y Juro repitió el proceso de pegarse a la esquina y ver.

Se dio cuenta de que acababan de acercarse al puerto. Aun más, el profesor se dirigió hacia un cruce. Solo entonces se mostró aún más cauteloso, mirando a las esquinas y luego a su espalda.

Juro no fue tonto. Se ocultó tras la esquina de una de las calles antes de que pudiese verle. Tenía que ser cuidadoso. Un poco más y le pillaría.

Tras eso, entró a un edificio. Aun con miedo de acercarse mucho y que le viesen, pudo ver perfectamente el letrero. Y no le sorprendió. Ahí estaba: "El cruce".

Antes de tomar ninguna decisión por sí mismo, Keisuke se acercó a él, bajando del tejado.

—¡Eh Juro! Akame está allá arriba, este restaurante parece de lo más normal, pero la zona en donde estamos no me inspira mucha confianza, sería bueno ubicarnos estrategicamente cerca de él y agarrarlo infraganti.

Juro se fijó en la terraza, mientras su boca describía una "o" perfecta. Tenía razón. Ahí estaba Akame.

« Debo admitirlo. Es astuto »

— Parecía muy cuidadoso cuando ha entrado, como si escondiese algo. Espero que no se haya dado cuenta — admitió Juro. La idea de la amante empezaba a aflorar en él. Esbozó una pequeña sonrisa. —. Ten cuidado con esa cámara. Tienes razón, este barrio parece marginal.

¿Qué hacía un académico en un lugar como ese? Vale, también era una persona. No iba a trabajar las veinticuatro horas del día. Pero aun así, su vena escéptica se empezó a hinchar. Ahí pasaba algo.

— Va a ser un problema. Ahí dentro habrá gente, y no podremos fotografiarlo así de facil. ¿Deberíamos vigilarlo y esperar a que vaya con su amante a otro sitio más discreto, si es que la tiene? — murmuró, sin perder de vista la puerta del local —. También es probable que te reconozca. Ya sé que no te vio haciendo nada sospechoso, pero igual sería más prudente ocultarse o usar un henge. Si se siente perseguido y empieza a atar cabos...

Quizá era demasiado paranoico, pero la forma en la que se había vuelto y girado de un lado a otro le había dado mala espina. Ahí pasaba algo. Lo notaba.
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#93
Desde donde los muchachos estaban podían ver una parte del interior del bar a través de las cristaleras, así como la totalidad de la pequeña terraza. El Sol ya empezaba a bajar en el horizonte, tras la loma sobre la que estaba edificada una parte de Taikarune. En el puerto los trabajadores echaban las últimas horas de su jornada laboral antes de volver a casa, y cada vez el propio bar estaba más concurrido. Parecía que era un sitio bastante popular entre los marineros y estibadores para tomar algo después del trabajo y antes de volver a casa.

Akame seguía en su asiento, leyendo y bebiendo té. Si había reparado en la presencia de sus dos compañeros al otro lado de la calle, no lo manifestaba. De vez en cuando lanzaba miradas disimuladas al interior del bar a través de las paredes acristaladas.

Por su parte, ni Juro ni Keisuke podían ver en aquel momento a Muten Rōshi. Si querían tener la oportunidad de observar lo que ocurría dentro del bar y seguir la pista a su objetivo, tendrían que acercarse más. Pero, ¿cómo hacerlo sin ser descubiertos? El profesor ya había visto una vez a Keisuke, y la cámara fotográfica no era un artilugio precisamente discreto.
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#94
— Parecía muy cuidadoso cuando ha entrado, como si escondiese algo. Espero que no se haya dado cuenta — admitió Juro.

—Todos tenemos algo que esconder, ¿no?— Comenté, ¿exactamente que era lo que yo debía esconder? Aún no lo sabía...

Y ahí estábamos, prácticamente frente a la entrada del cruce, desde el momento en que habíamos parado a pulir algunos cuantos detalles, logré ver como varios marineros entraban al local, al ritmo que llevaban se iba a llenar bastante.

— Va a ser un problema. Ahí dentro habrá gente, y no podremos fotografiarlo así de fácil. ¿Deberíamos vigilarlo y esperar a que vaya con su amante a otro sitio más discreto, si es que la tiene?

—Sí cada uno decide salir por su lado habremos perdido la oportunidad de fotografiarlo, aunque vamos... A este paso no cabrá un alma en ese restaurante.— Agregué.

— También es probable que te reconozca. Ya sé que no te vio haciendo nada sospechoso, pero igual sería más prudente ocultarse o usar un henge. Si se siente perseguido y empieza a atar cabos...

—Lo sé, lo sé, lo tenía en mente, incluso te voy a enseñar a como usar la cámara, por sí llegase a pasar algo...— Aseguré mientras me acercaba más a él y ponía el objeto a su alcance. — Este es el lente y es en dónde apuntas, y disparas con este botón, captura la imagen y luego la imprime, es sencillo.— Dije brevemente mientras señalaba cada una de las partes mencionadas, realmente no tenía ciencia alguna.

Guardé la cámara y entrelacé mis manos y puff, una chica de cabellera roja apareció tras la cortina de humo, vestía una franela rosa pálida con corte en v, y un pesquero negro, nada tan vulgar, ni tan elegante tampoco, algo común, o eso pensaba yo. —Será mejor entrar, perdemos de vista al profesor.— Murmuré y espere a Juro para que ambos entrásemos al unisono.

"Aunque tampoco he visto a una chica entrar, será que ya está adentro?, Akame no parece moverse de ahí..."
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#95
—Sí cada uno decide salir por su lado habremos perdido la oportunidad de fotografiarlo, aunque vamos... A este paso no cabrá un alma en ese restaurante.— Agregué.

« Tsk... Tiene razón »

Juro no se había equivocado: iba a ser difícil, muy difícil. Pero era posible que el profesor solo se citase con ella en el restaurante y luego ambos se separaran. Quizá era su única oportunidad del día...

¿Del día? Por lo que él supiera, podrían verse solo una vez cada vario tiempo. Incluso de la semana. Los horarios de un hombre así debían de ser muy apretados.

—Lo sé, lo sé, lo tenía en mente, incluso te voy a enseñar a como usar la cámara, por sí llegase a pasar algo... Este es el lente y es en dónde apuntas, y disparas con este botón, captura la imagen y luego la imprime, es sencillo.—

Juro asintió.

— Estas bien. Es sencillo— La verdad es que Juro ya sabía más o menos como funcionada: había observado a Keisuke tomar la foto de Akame. Le das al botón y hace la foto de lo que esta apuntando.

Tras eso, el ninja de Ame le instó a entrar. Juro suspiró. No tenía muchas oportunidades más.

Keisuke hizo un par de sellos y se transformó en una muchacha pelirroja, normal. Alguien que no llamase demasiado su atención — aunque el pelo pelirrojo no era demasiado común —, lo justo para pasar desapercibido. Él, por su parte, no tenía nada que esconder, ya que el profesor no le había visto...

« Pero si podemos evitar que vea tu identidad, mucho mejor. ¿No crees? »

— Será mejor que yo también lo haga. Cuanto menos pueda relacionar, mejor — dijo Juro. Quizá más adelante el académico le viese y pudiese relacionarle con aquel chico que estaba sentado en la cafeteria. ¿Qué posibilidades había? No muchas, pero mejor era prevenir que curar.

Se aseguró de que no había nadie cerca y entrelazó sus manos. Pronto, ya no sería él: sería un adulto, de alrededor unos cuarenta años. Tenía una melena negra, con ya unas evidentes entradas, y vestía una ropa casual. Era un hombre en el que Juro se había fijado de la villa: no era su vecino, pero vivía en unas calles cercanas.

— Vamos.

Ambos entrarían.
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#96
Los muchachos realizaron sendos Henge no Jutsu y, vestidos con su nueva piel, cruzaron la calle en dirección al bar. Keisuke llevaba la cámara fotográfica escondida bajo sus ropajes, pero aun así un bulto cuadrado de cierto tamaño podía intuirse si un observador se fijaba detenidamente. Juro, por el contrario, ofrecía una apariencia tan anodina como la del vecino de Kusagakure al que había suplantado.

Cuando ambos se acercaron a la puerta del bar, pasando junto a las mesas de la entrada, pudieron ver como Akame les dirigía una mirada de color rojo brillante. Fue tan solo un momento, un instante en el que el Uchiha despegó los ojos de su libro para luego volver a fijarlos en él.

Está dentro con la chica —les dijo el Uchiha, lo suficientemente alto para que pudieran enterarse al pasar junto a él pero no lo bastante como para llamar la atención—. Esperad al momento justo, el sitio no es tan amplio y una cámara llamará la atención con total seguridad. Debemos ser discretos —agregó, bebiendo un sorbo de su té pero sin girarse hacia los ninjas.

Una vez dentro, los muchachos tendrían una visual más clara del lugar. El bar era bastante típico, un local razonablemente pequeño —cabrían unas cuarenta personas, quizá algunas más— con una barra a la derecha de la entrada, un pequeño espacio despejado junto a ésta y varias mesas con sillas situadas en la parte izquierda, junto a las paredes acristaladas.

En una de estas mesas se sentaba el profesor, que había dejado su sombrero y su capa sobre el respaldo de la silla. Frente a él una muchacha que no sobrepasaría los veinte años, de cabellos negros y ojos castaños. Sus facciones eran delicadas y bellas, y vestía con un kimono femenino de color rosa pálido con motivos florales. Estaban cogidos de las manos, y de tanto en tanto se daban un tímido beso en los labios.

Conforme pasaban los minutos, más y más trabajadores del puerto ingresaban al local. Lo hacían jubilosos, celebrando en voz alta el fin de la jornada laboral y pidiendo botellas de sake al camarero rechoncho que les atendía tras la barra. Era de preveer que, a no mucho tardar, un buen jaleo se formaría en el bar.
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#97
Juro terminaría imitando mi acción y ahora ambos estábamos envueltos por una cubierta de chakra que ocultaba nuestra verdadera identidad, no había nada más que hacer afuera por lo que ambos entramos al local. Una vez adentro pude divisar la imagen del Uchiha sentado en una mesa aledaña. "Un clon... Nos da la señal de que estamos en el lugar correcto, además de que él también lo está, y no pierde al objetivo de vista... Muy bien Uchiha Akame"

Pero había algo que seguía llamando mi atención, aquella mirada carmesí, en otras ocasiones la había visto... "Esos ojos... Ha de ser algo similar al byakugan"

Está dentro con la chica. Esperad al momento justo, el sitio no es tan amplio y una cámara llamará la atención con total seguridad. Debemos ser discretos — Musitó cuando pasamos por un lado de su asiento, el mensaje lo había escuchado fuerte y claro y era suficiente, ahora simplemente debíamos ubicarnos en un lugar estratégico, pero... ¿dónde? El interior no era tan grande como esperaba, la gente seguía llegando y rápidamente se llenaría, miré la barra a la derecha, no obstante, ese no era el mejor lugar.

—Sentémonos allá!— Tomé la mano del nuevo Juro y lo guié justo al área en donde estaban las mesas, busqué una que estuviera cerca del profesor y su cita, una chica pelinegra muy joven y de ojos café, vestía un kimono rosado con estampado floreado; ambos tomados de las manos y demostraban su amor entre tímidos besos. "Justo lo que necesitamos, pero no es el momento indicado..."

Me ubiqué en la silla que tuviera mejor ángulo hacia la pareja, después de todo yo tenía la cámara y necesitaba un buen panorama. —Que restaurante tan acogedor. ¿no?— Sonreí mientras entablaba una conversación con mi compañero, debíamos actuar de lo más natural posible.

Tal y como lo había predicho, más hombres seguían ingresando al bar, cantaban en celebración de algo que desconocía y las botellas iban y venían. —Estaré preparado para hacerlo cuando haya una distracción, o en el momento que crea indicado...— Musité mientras sujetaba la cámara con ambas manos, estaba preparado.
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#98
Mientras se acercaban a la puerta del bar, Juro observó como Akame les miraba. Durante un instante, sin embargo, Juro creyó ver algo extraño en sus ojos: eran de color rojo.

« ¿Qué...? »

Tras eso, su color volvió a ser el de siempre. ¿Se lo habría imaginado?

Está dentro con la chica. Esperad al momento justo, el sitio no es tan amplio y una cámara llamará la atención con total seguridad. Debemos ser discretos

Sus palabras fueron medidas. Lo suficiente para ser escuchado pero no para llamar la atención. Juro las escuchó, pero no respondió a ellas, puesto que no serviría de nada. Tenían una misión y era más importante ver como diablos podían conseguir un momento así.

Keisuke le llevó hacia un lado de las mesas. Cerca suyo, se encontraba el profesor, con una chica joven, pelinegra, que vestía un kimono rosa. Juro pudo ver perfectamente como se daban un beso tímido en los labios. Más claro, agua.

« Esta bien, tiene una amante. Ahora solo necesitamos las pruebas »

—Que restaurante tan acogedor. ¿no?—

— No has podido elegir mejor, Natsumi — contestó Juro, de la forma más natural que se le ocurrió para un hombre de su edad —. ¿Cómo esta el niño?

Por otro lado, en voz baja, le indicó que trataría de encontrar un buen método. Juro observó el ambiente: tal y como decía Keisuke, pronto, no sería muy difícil. Con tanta gente, se armaría algo seguro. Solo tenían que esperar.

Juro asintió, silenciosamente, ante sus palabras, para indicar que estaba de acuerdo.
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#99
Los genin tomaron posiciones y Keisuke sacó la cámara, sujetándola entre sus manos. Probablemente nadie se había fijado todavía en él —para su fortuna, ni siquiera el profesor Rōshi—, pero de seguir con aquel artilugio a la vista terminaría por llamar la atención. Al fin y al cabo estaban en Taikarune, muy al Sureste de Amegakure, y aquella tecnología no era común por allí.

Conforme el ambiente del bar se iba animando y más trabajadores del puerto se unían a sus colegas, se iba haciendo más difícil mantener controlada a la pareja. En un momento dado el profesor dijo algo al oído de su amante; ella rió con la inocencia de una joven, y ambos se pusieron en pie. Ante la mirada de los dos shinobi, la pareja se dirigiría a la barra. Allí el profesor pediría la cuenta, pagaría dejando unos cuantos billetes sobre la madera, y ambos saldrían por la única puerta del bar.

Fuera, Akame los vió pasar de largo, calle abajo, en dirección al puerto. Mientras, el Sol se iba ocultando tras el horizonte, y la penumbra poco a poco invadía Taikarune.

«¿Lo habrán conseguido?» se preguntó el Uchiha mientras veía al académico y a su amante alejarse poco a poco.
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—Siempre he tenido buen ojo.— Dije esbozando una sonrisa mientras miraba disimuladamente a la pareja. —Me ha costado para dormido, pero está bien, creciendo.—

Desistí de mantener la cámara tan en la vista y la oculté bajo la mesa, entre las piernas. Miré nuevamente a los lugareños que iban creciendo en número y en alegría, pero en un momento inesperado la pareja se levantó, se hicieron entre la gente hacia la barra, posiblemente. —Se van, será mejor que el alboroto empiece ahora.— Musité a Juro, sí había entendido bien debíamos propiciar el caos en el interior del bar.

Me levanté con calma y les seguí con la mirada. "¿Qué hacer? Será mejor actuar ahora" Caminé rápidamente en dirección Juro y le entregué el artefacto, quedaba en sus manos el éxito de la misión. --Veré que puedo hacer, una vez se arme supongo que tendrás una brecha, aprovechala.— Ahora me dirigí a la barra, pero mientras me acercaba a ellos buscaba a la persona que estuviera más ebria, o en el estado más cercano al mismo, divisé a la pareja que se encontraba posiblemente pagando la cuenta.

Los cantos y los gritos seguían, posiblemente nadie había reparado del todo en mi. "Sí es un caballero..."

—AAAYY PERVERTIDOO!!!— Grité a la par que le daba una bofetada al gordito de cara rojiza, tras darle el manotazo, le empujé con todas mis fuerzas, y quizá con un poco más de energía que la habitual para una chica de esas dimensiones; ciertamente el poder del empujón debía hacerle golpear a sus otros compañeros, y sí tenía suerte a algún rival o algún ebrio peleón, que sería el otro factor que debía agregar a la pelea.

Sí surgía efecto o no, no lo sabría no podía quedarme en el campo de batalla en esos momentos, por lo menos no con esa apariencia, motivo por el cual me escabullí lo antes posible a los baños del local y una vez adentro de lo mismos, me aseguré de que no hubiese nadie más y puff, una nube de humo blanco estalló y ya no era una joven pelirroja; ahora era un hombre de unos 30 años, piel morena, 1.83mts de altura y cuerpo fornido; similar a alguno de los marineros del lugar, y en mi rostro se veía cierto rubor rojizo. Ahora vería sí mi plan había ido como lo esperaba.
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La conversación continuó sobre cosas banales, sin importancia. Lo justo para no llamar la atención. La pelirroja que interpretaba Keisuke escondió la cámara, para evitar miradas furtivas.

Durante un momento dado, la pareja pidio la cuenta. Se iban. Era el momento de hacer algo.

--Veré que puedo hacer, una vez se arme supongo que tendrás una brecha, aprovéchala.—

— Ten cuidado — murmuró, aunque lo vio estúpido. Era un ninja, después de todo. Iba a estar bien.

Solo esperó que no perdiese la transformación. Entonces, si que llamaría mucho la atención. Lo suficiente para percatarse de la cámara que le estaba pasando en ese mismo momento a Juro. Todo dependía de su capacidad para hacer fotos. Si fallaba, lo habrían echado todo por tierra.

« No te pongas nervioso. No te pongas nervioso »

La mujer que interpretaba Keisuke gritó. Empujó a alguien del bar contra otra gente. Así, con una disputa, las peleas comenzaban.

El grito de la mujer llamaría la atención de todos. Todos mirarían hacia la barra, mientras la pelea empezaba.

Una distracción lo suficientemente grande como para que nadie se fijase en el hombre de mediana edad, con la cámara de fotos sobre la mesa, que acababa de accionar al botón.

Si todo salía bien — y por dios, así lo esperaba — entre el alboroto, el ruido de la cámara y el flash pasarían desapercibidos. Diablos. Si todo salía bien, nadie estaría demasiado preocupado porque estaba haciendo Juro. Todos estarían ocupados peleando o salvando su culo de ser golpeados.

Había enfocado un momento de la pareja sin mucho cuidado. No estaban besandose ni abrazados, pero estaban juntos. Y quizá, si lo había captado, dandose la mano o cercanos, por el miedo a la pelea que se estaba originando.

Juro, pasase lo que pasase, tras hacer la foto saldría del sitio e iría directamente al baño de los chicos, con cuidado de no ser golpeado por nadie o alcanzado. Ahí, se refugiraría en uno de los retretes, a salvo de nadie que le observase. Era el único sitio donde esperaba que el colegiado no fuese, puesto que su principal necesidad, a pensamiento de Juro, sería salir del antro y evitar poner en peligro a su amante o a él.

Tenía que ponerse a salvo a él mismo y a la foto. Esa era la prioridad.
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Ni corto ni perezoso, Keisuke desató el caos. El hombre al que abofeteó cayó hacia atrás, empujando a otro, que empujó a otro, que empujó al profesor Rōshi. Luego otro amigo de alguno de ellos intervino, tratando de levantar a su compadre pero arrollando a otro de los trabajadores en el proceso. El académico fue asistido por la joven y ambos trataron de poner pies en polvorosa.

Keisuke huyó hacia el baño, Juro disparó la cámara y el dueño del bar no paraba de pegar gritos tratando de poner orden. El primer hombre que había sido empujado trataba de explicarse mientras otros dos le increpaban el haber palmeado el trasero de una mujer. Un cuarto entró en discordia y pronto empezaron a darse sopapos entre todos.

Akame lo observó todo desde fuera con gesto atónito, incapaz de creer lo que estaba viendo. El profesor Rōshi y la joven pasaron junto a él, visiblemente incomodados por lo que acababa de ocurrir, mientras dentro del bar el caos iba en crescendo. «¿Pero qué demonios...?»

Se levantó una vez los amantes se hubieron alejado, calle abajo, y empezó a seguirlos guardando las distancias.

Un momento después Juro tendría en sus manos una foto de la muchacha ayudando a levantarse al profesor. Entre tanto caos, era lo mejor que había podido conseguir. ¿Bastaría?
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Y poco después de que el alboroto inició en el bar, cambié mi imagen y aspecto, esperaba fuera suficiente para salir y observar todo el desastre, pero no exactamente para eso, sino para salir del local; no obstante, la figura de un indudable hombre pasaría corriendo a mi lado hacia uno de los retretes y se encerraría sin decir absolutamente dudarlo.

En el baño no había nadie, aparentemente; caminé hasta el cubículo en el cual se había encerrado el pelinegro y toqué insistente. —¿La tienes? Sino es así...— Hice una breve pausa.—Deben estar saliendo, dime que la tomaste.— Solicité con apuro.

Indiferentemente de la respuesta del shinobi, me adelanté a exigir que nos marchásemos.—Vayámonos!
Cambiate sí gustas, pero apurate que deben estar saliendo, sino dámela, no hay que perderles la pista.—
Ordené.

Esperaría a Juro o a la cámara y una vez la tuviese en mis manos, o él a mi lado, lo que sucediera primera: salí al caos del restaurante y haría todo lo posible por proteger el artefacto de algún golpe y de mantener mi henge, aunque sí desapareciera creo que no pasaría nada, ¿se fijarían en un chico en medio de una pelea?

Una vez hubiera salido del lugar buscaría algún rastro o indicio de por dónde se hubiera ido la pareja.
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Juro observó con manos temblorosas la foto. En ella, aparecía el profesor, siendo ayudado por la muchacha al levantarse. Sintió el impulso de romperla, pero se contuvo.

« Esto no sirve. La he jodido... »

Sintió rabia contra sí mismo, y contra Keisuke. ¿En qué había pensado armando tanto alboroto? ¡Deberían haber esperado, como había dicho él! ¡Si la misión fallaba seguramente le echarían la culpa a él! El pobre ni si quiera había tenido ocasión de hacer algo. Solo fotografiar en mitad del caoas. Y aun así...

— Cálmate. No pierdas los nervios... — murmuró, para sí.

Juro deshizo el henge y volvió a ser él mismo. No tenía mucho sentido mantenerlo ahora.

Entonces, alguién tocó la puerta. Era Keisuke. Y muy apremiante.

—¿La tienes? Sino es así...--Deben estar saliendo, dime que la tomaste.—

Juro salió en menos de un segundo y le tendió la cámara al chico. No quería tener nada que ver con aquel artefacto del demonio, y menos volver a tomar aquella responsabilidad.

— Hice una foto, pero no creo que baste. Justamente en ese momento el profesor se cayó y la chica le ayudó a levantarse. Podría malinterpretarse, pero no es una prueba tan concluyente como un beso... — Se lamentó Juro, mientras le enseñaba la foto —. ¿Se han ido juntos? ¡Quizá aún podamos pillarlos!

Tanto Juro como Keisuke finalmente saldrían de aquel lugar, buscando alguna clase de rastro de la pareja. Juro esquivó varios codazos y puñetazos que podría haberse llevado por meterse en mitad de la refriega. Para algo tenía que estar entrenado.

« Venga, no os mováis. No podéis ser tan rápidos. Igual se están despidiendo, o se han ido a un motel. Quizá estén conmocionados y no puedan moverse. Ojalá »
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Nada más Juro y Keisuke salieron del local —el primero con su verdadera apariencia y el otro intentando mantener un Henge que ya le estaba empezando a dar dolor de cabeza—, Akame se levantó de su asiento. Dejó un puñado de monedas sobre la mesa y abordó a sus compañeros de misión.

¿Qué demonios ha pasado ahí dentro? —quiso saber, expectante—. Estaban a punto de caramelo, ¿tenéis algo?

Ignorante de que en realidad ni el de Kusa ni el de Ame habían conseguido una prueba concluyente de los amoríos del profesor Rōshi, Akame no quiso aun así perder de vista a la pareja. El académico y la muchacha caminaban a paso tranquilo calle abajo, por lo que todavía no se habían alejado en exceso del trío de ninjas. Puesto que ellos no sabían que estaban siendo observados y tampoco tenían motivos para huir de nada, sería fácil que los muchachos pudieran seguirlos sin perderles la pista.
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