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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Kaido no se lo podía creer. Ahora Datsue era la víctima. Y tan sólo le había bastado hacer el papel de romeo afligido por la ausencia de su más añorado amor. El escualo escupió al suelo, enervado; intercalando su mirada de displicencia entre los dos combatientes que le habían dejado sólo durante la emboscada. Ahora la venganza recaía toda sobre sus manos, y por los dioses de oonindo que la iba a hacer cumplir.

¿Tú también? —le increpó Datsue.

—No, yo también nada. No tengo idea de qué cojones tiene que ver esa perra suicida contigo ni en dónde se ha metido. Tampoco me interesa. Lo que sí me interesa es dejarte en claro lo que le pasa a los listillos que van por ahí traicionando a sus colegas y hablando mierdas a sus espaldas. A ti se te da bien eso, no, ¿Datsue?

Se alzó las mangas, y eso que su camiseta carecía de ellas. Se trató de un gesto inconfundible de que le iba a caer a palos muy pronto.
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#17
Allí había una verdad oculta, una terrible verdad oculta que Daruu desconocía. Datsue lo miró, casi fuera de sí, y se confirmó a sí mismo que Daruu no conocía dicha verdad. Luego miró a Ayame y sugirió que engañarle con Aiko había sido porque ella sí lo sabía.

Y lo peor de todo es que...

—No se exactamente lo que le ha pasado —confesó Ayame, enrabietada.

Daruu dio un paso hacia ella.

—¿Cómo que exactamente? ¿Qué está pasando aquí, Ayame? —inquirió Daruu, quien se sentía estúpido, conociendo sólo la mitad de la historia. ¿Y si Ayame sí que había hecho algo y por eso Datsue...?

Pero Ayame les recriminó de nuevo que se había visto arrastrada a aquél plan sin que realmente quisiera asistir, y dirigió de nuevo todo su resentimiento hacia Datsue.

Y Daruu supo que allí había una historia sin contar. Suspiró y se retiró a la piedra más cercana. Se cruzó de brazos y pasó una pierna por delante de la otra. Cerró los ojos, arrugó el morro, y pensó. Meditó.

Entre tanto, Kaido demostró tener tan poca idea —y que le importaba bien poco— de lo que había sucedido. Se arremangó figuradamente y amenazó con vengarse de Datsue aunque sólo tuviera que hacerlo él. Daruu desconocía qué era lo que Datsue le había hecho, pero sabía, por Ayame, que también había tenido problemas con el Uchiha. Y había aceptado rápidamente la sugerencia de ir a buscarlo para tener unas palabras con él.

Pero ahora la situación había cambiado. Aquí había mucha más carne que rebañar del hueso.

—Vamos a ver —intervino Daruu de pronto, que había abierto los ojos y levantado la cabeza—. Estaría bien que pudiéramos hablar de qué es lo que está sucediendo aquí exactamente. ¿Qué ha pasado con Aiko? La última vez que la vi estaba bastante bien. ¿Qué ha sucedido?

Suspiró.

—Datsue. Por favor.
[Imagen: K02XwLh.png]

No hay marcas de sangre registradas.
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#18
La kunoichi aseguró no saber exactamente lo que le había pasado. ¿Qué quería decir eso? ¿Qué había averiguado lo suficiente como para saber que no quería descubrir nada más? ¿Qué sabía que algo malo le había pasado, pero había preferido no profundizar más en ello? ¿No realizar preguntas incómodas?

Los dientes le chirriaron, mientras Ayame seguía con un tema ya secundario para él. Hablaba de excusas estúpidas. De que le había invadido la rabia por todo lo que le había hecho. ¡A ella! ¡Rabia! Datsue tuvo que contenerse para no soltar una carcajada histriónica o un puñetazo de frustración allí mismo. Porque, ¿quién era el que había salido perdiendo con todo aquello? ¿Ella, que había recibido un rasguño y un susto? No era culpa de él que su Arashikage fuese una loca homicida. ¿O él, que aparte de lo mencionado había perdido su rango como jōnin? ¿Qué era eso en comparación con un breve momento de vergüenza?

Pero todo fue eclipsado por Kaido.

—No, yo también nada. No tengo idea de qué cojones tiene que ver esa perra suicida contigo…

Creyó que Kaido le acababa de dar una bofetada. O una patada a los huevos. Lo hubiese preferido. Se tragó las lágrimas, se restregó los ojos. Escuchaba el latido de su corazón como látigos en la cabeza. Kaido seguía hablando. Daruu hablaba. Todo el mundo hablaba.

Pero él no conseguía sacárselo de la cabeza.

—Vamos a ver. Estaría bien que pudiéramos hablar de qué perra suicida… Bla, bla, bla. Perra suicida. Perra suicida. PERRA SUICIDA. PERRA SUICIDA.

¡Que lo retire! —La olla a presión estalló. Avanzó un paso hacia Kaido. Otro—. ¡Que lo retire ahora mismo o le arranco la puta cabeza!


1 AO mantenida
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#19
Sin embargo, habría algo más que Datsue podría escuchar. Unas palabras claras, no potentes ni en voz alta, sino precisas y familiares. Eran unas palabras que su emisor esperaba sirvieran para calmar a la bestia que amenazaba con desatarse de nuevo... Con catastróficas consecuencias. Él lo sabía mejor que nadie, por eso mismo estaba allí; diciéndolas.

Datsue-kun, no pierdas la calma.

Podía parecer una orden o una exigencia, pero era más bien el consejo de un amigo con el corazón dolido, muy en su fuero interno y aunque él no pudiera admitirlo. Akame se encontraba sentado sobre una de las grandes rocas que rodeaban aquel círculo imaginario, al lado de Daruu. Llevaba su uniforme de ninja con la bandana del Remolino anudada en la frente, su chaleco militar y la placa dorada de jōnin reluciendo en el hombro derecho.

Llevaba allí un buen rato. Desde el "incidente" del Valle del Fin, el jōnin había estado vigilando día y noche a su compañero. Le preocupaba profundamente. Esta vigilancia incluía, claro, cierta parte de espionaje... Poco ético, por así decirlo. Pero que, por suerte, había llevado al mayor de los Hermanos del Desierto a poder colocarse en una posición ventajosa desde la que cuidar de Datsue. Se había mantenido al margen de la conversación, pero llegados a aquel punto, el miedo a que su compadre decidiese pasar de las palabras a los actos le había podido.

Con una ligera inclinación de cabeza saludó a los ninjas de la Lluvia.

Daruu-san, Aotsuki-san —nombró—. Kaido-kun, qué bueno volver a verte.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#20
Entre tanto tumulto, Daruu trataba de ser la voz de la razón. Un mediador que pudiera cortar de raíz un conflicto que bien podía escalar en cualquier momento a niveles más perjudiciales para todos. Es decir, había que ser un poco idiota como para no ver las posibles consecuencias resultantes de que tanto Kaido como Datsue se dejasen llevar por la situación, y que acabasen tratando de matarse entre ellos. Porque tarde o temprano eso es lo que iba a suceder, que no cupiera duda de eso.

Pero Datsue no iba a escuchar una mierda salvo aquello que realmente le interesara. Y algo de lo que había dicho Kaido le hubo calado en los huesos, enervando una vez más su ira. Obligando al uzujin a reaccionar.

Un paso, luego otro. Y Kaido no se movió. Era una piedra inamovible que no pensaba retroceder ante nadie. No lo había hecho cuando le tocó combatir contra Katame, uno de sus oponentes más dignos; e iba a pensar en cagarse en los pantalones frente a un pimpollo uzujin? ¡ni de coña!

Se iba a tener que esforzar un poco más, eso estaba claro.

El gyojin le plantó cara y terminó de cerrar distancias, con su rostro casi al frente del de Datsue. Sus brazos azules yacían tensados como un yunque y una larga vena que le paseaba por el cuello parecía estar a punto de explotar. Su sonrisa, sin embargo, lucía tan impoluta como de costumbre. Provocadora e irreverente como siempre.

—Me gustaría verte intentarlo —le dijo, casi que suplicándolo.

Sin embargo, una voz estridente tomó pronto el protagonismo. Provino desde una de las piedras cercanas a Daruu, o arriba de una de ellas, mejor dicho. Kaido torció sólo el rabillo del ojo y pudo comprobar que se trataba de nada más y nada menos que de Uchiha Akame, con su presencia poco inspiradora y luciendo tan mundano como siempre, salvo por aquel chaleco que le identificaba como jounin en conjunto con la placa característica de tan insigne rango.

La dubitativa adornó el rostro del gyojin y su ceño se fue frunciendo una vez empezó a sacar conclusiones.

Datsue tampoco había querido venir sólo.

... Kaido-kun, qué bueno volver a verte.

—Ujum, sí, igualmente. Ahora tira de aquí y déjame resolver mis asuntos con tu jodido compañero.

Torció el pescuezo y volvió a enfrentar cara a cara a Datsue.

y: ¿qué iba a ser?
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#21
—¿Cómo que exactamente? ¿Qué está pasando aquí, Ayame? —inquirió Daruu, acercándose un paso, pero Ayame inclinó la cabeza, dubitativa.

Después de todo, la información que tenía era incompleta e inconclusa. Además, ¿qué autoridad tenía para hablar de algo así frente a un shinobi ajeno a Amegakure?

—Vamos a ver —aún apoyado en su roca Daruu se volvió hacia Datsue—. Estaría bien que pudiéramos hablar de qué es lo que está sucediendo aquí exactamente. ¿Qué ha pasado con Aiko? La última vez que la vi estaba bastante bien. ¿Qué ha sucedido? Datsue. Por favor.

Pero Datsue no estaba por la labor de colaborar con el Amejin. Más bien al contrario, las palabras de Kaido habían despertado una ira primigenia que ni siquiera había logrado la bofetada de Ayame, y ahora tenía sus ojos fijos en el Hōzuki como un jaguar a punto de saltar sobre su presa.

—¡Que lo retire! —bramó, avanzando dos amenazadores pasos hacia El Tiburón—. ¡Que lo retire ahora mismo o le arranco la puta cabeza!

—Me gustaría verte intentarlo —le replicó Kaido, que lejos de achantarse seguía sonriendo de aquella forma tan suya.

Fue entonces cuando Ayame lo escuchó. Apenas un susurro, algo se había posado cerca de la posición de Daruu. Y cuando Ayame se giró sobre sus talones, alerta como un cervatillo que hubiera escuchado la pisada del cazador, vislumbró la silueta de un joven sentado sobre la roca que se encontraba justo junto a Daruu.

«¿Quién es?» Se preguntó, frunciendo ligeramente el ceño. Su cara se le antojaba terriblemente familiar, pero no terminaba de ubicarla entre sus recuerdos. Era un chico más bien soso, del montón, de cuerpo flacucho, cabellos cortos y oscuros como sus ojos, piel bronceada y nariz torcida. Lo único destacable en él era el chaleco militar que vestía y la reluciente placa dorada que lucía orgulloso en uno de sus brazos. Jōnin de Uzushiogakure. «Genial. Lo que nos faltaba.» Resopló, cruzándose de brazos.

—Datsue-kun, no pierdas la calma —su voz era tan aburrida como él mismo. Pero...

«Esa voz...» Ayame frunció el ceño aún más. La había escuchado antes; y, como un mazazo, el recuerdo acudió entonces a su mente. Y volvió a sentir el filo de su katana, aquella katana que aún llevaba consigo, recorriendo su espalda una y otra vez hasta hacerla desfallecer.

Y en aquella ocasión fue la sorpresa lo que la golpeó.

¡¿Pero cómo?! ¡La última vez que le había visto, en el Torneo de los Dojos, él era aún un genin! ¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces? ¡Apenas un año! ¿Cómo había ascendido dos rangos en tan poco tiempo? Y sin examen oficial... ¿Había ascendido por méritos propios, como Mogura?

Uchiha Hamaca se volvió hacia ellos y les dedicó una inclinación de cabeza.

—Daruu-san, Aotsuki-san. Kaido-kun, qué bueno volver a verte.

Ella apenas inclinó la cabeza ante él.

—Ujum, sí, igualmente. Ahora tira de aquí y déjame resolver mis asuntos con tu jodido compañero —respondió Kaido, apenas prestándole atención.

Y Ayame suspiró. No se atrevió a acercarse, la tensión en el aire entre las dos bestias casi era tan palpable como la electricidad estática, pero aún así miró de reojo una última vez al recién llegado y después habló casi a regañadientes:

—Kaido-san, déjalo. Aiko-san, sigue siendo nuestra compañera, no puedes ir diciendo cosas así sobre ella —musitó, frunciendo el ceño—. Además, todo esto no va a traer nada bueno.
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—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#22
De un momento a otro, Datsue montó en cólera y comenzo a avanzar hacia Kaido, temiendo lo peor, Daruu adelantó un paso, pero una voz a sus espaldas le sobresaltó.

Uchiha Akame. Al principio, le había costado reconocerlo, porque se había cortado el pelo. Pero esa nariz torcida y fea le delataba. Más extraño sería verle a él con aquellos ojos de color púrpura. Los entrecerró y deshizo la formulación del sello del Tigre, que había hecho casi por reflejo.

—Akame —Masculló entre dientes. «Genial, ahora se ha ido todo a la mierda.»—. Vaya. Felicidades por tu... ascenso.

Se dio la vuelta.

—¿Podemos calmarnos todos un poco? —exclamó, intentando hacerse oír—. Pretendía arrancar un par de explicaciones a Datsue, una disculpa para todos y quizás, por qué no, un par de hostias bien dadas. Pero está claro que aquí han pasado otras muchas cosas. ¿No os dáis cuenta que claramente le ha pasado algo con Aiko? No es normal que esté así. El Datsue que yo conozco estaría intentando excusarse de mil maneras diferentes y a cada cual más falsa —Daruu caminó hacia el centro y extendió las palmas de las manos hacia sus compañeros de villa, dirigiendo el comentario directamente hacia ellos.

«Mal, mal, mal, mal. Esto no podría haber salido peor.»
[Imagen: K02XwLh.png]

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#23
Me gustaría verte intentarlo.

Cuando una olla a presión se calienta demasiado, al final termina sucediendo lo inevitable.

Datsue-kun, no pierdas la calma. —Una voz... Una voz que conocía demasiado bien. Una voz que no debería estar ahí.

Las fosas nasales de Datsue se convirtieron en las de un toro enfurecido. Desvió la mirada hacia Akame, sentado en lo alto de una losa. ¿Cómo demonios se había enterado él de que estaba allí? ¿Había interceptado la carta? ¿O simplemente le estaba siguiendo? Cualquiera de las dos cosas le encajaba en él. «No deberías haber venido, Hermano…».

Akame saludó al resto de forma sobria.

Ujum, sí, igualmente. Ahora tira de aquí y déjame resolver mis asuntos con tu jodido compañero.

¿Alguna vez han oído el sonido agudo y creciente que provoca una olla a presión? Así era la mente de Datsue en aquel momento, que parecía echar humo hasta por las orejas. «Se acabó… ¡Se acabó!»

Mientras Ayame hablaba, Datsue le pegaba una patada en los huevos a aquel cretino. El inconfundible y característico dolor que producía aquel golpe prohibido pronto subió hasta el estómago de Kaido, y, aprovechando el momento, Datsue hincó una patada en la corva de él para hacerle caer de rodillas.

En un rápido movimiento se colocó a sus espaldas, le tomó de la barbilla y la parte trasera del cráneo con las manos y…

… le rompió el puto cuello con un repentino y sonoro: ¡crack! Luego, apoyó ambos pies en sus hombros y clavó los dedos en su mandíbula y tiró de él con la fuerza de un oso hasta arrancarle la jodida cabeza. Lo peor de todo es que, como pasaba con los que tenían un miembro fantasma, Kaido seguía sintiendo su cuerpo, que le dolía como si le hubiesen atravesado con mil katanas por cada poro de su piel.

Le dio la vuelta a la cabeza para que le mirase a los ojos y le espetó:

¡Repítelo ahora, hijo de puta!

Claro que, en la realidad, todo permanecía tranquilo. Daruu había tomado la palabra, pidiendo calma, mientras Datsue y Kaido permanecían mirándose, como esos chulos de barrio que se encaran por una eternidad pero nunca llegan a las manos.

Datsue deshizo el Genjutsu… y clavó un dedo en el pecho del amejin, empujándole con él.

Aiko lleva desaparecida seis meses —informó a Daruu, de quien había captado sus últimas palabras. Pero sin mirarle, pues tenía la vista fija en Kaido, por si cometía alguna… imprudencia. ¿No os extrañó que no viniese al Chūnin? Es la única de Ame que participó en el torneo de los Dojos y no está.


1 AO mantenida

1 AO nueva



¤ Saimingan
¤ Ojo Hipnótico
- Tipo: Apoyo (Genjutsu visual)
- Rango: A
- Requisitos: Uchiha 60, Sharingan de Tres Aspas activo
- Gastos: 18 CK, impide regen. de chakra
- Daños: -
- Efectos adicionales: Distracción, control, ataque sorpresa, engaño
- Sellos: -
- Velocidad: Instantánea
- Alcance y dimensiones: -
Mediante su Sharingan, el usuario es capaz de hacer entrar en un Genjutsu a su oponente con mero contacto visual. Cuando el oponente entre en su ilusión, podrá mostrarle lo que desee, emulando visión, sonido, e incluso sensaciones como el dolor o el placer. Mientras se realiza el Genjutsu, el usuario no puede atacar a la victima, pues cualquier daño externo anularía el engaño, y durante el transcurso del mismo, tanto usuario como oponente estarán paralizados en el sitio. El ejecutor será capaz de modificar el entorno por completo durante el transcurso de la ilusión, y de hacer que la ilusión dure todo el tiempo que haga falta, hasta un máximo de diez turnos. Si dispone de menos de 40 de Inteligencia, no será capaz de mantener ninguna técnica activa mientras la utiliza.

(Uchiha 70) Por 32 CK adicionales al gasto base, si la Inteligencia del usuario es mayor que la Voluntad del oponente en más de 30 puntos o en más de 10 si el PV del oponente ha descendido por debajo de su 60%, si la víctima está completamente inmovilizada, o si se trata de un civil, el usuario puede utilizar la técnica para crear un estado de sueño profundo mediante hipnosis. Luego podrá interrogar al afectado libremente si así lo desea o dejarlo caer inconsciente. Si sufre daños, o pasan tres turnos, despertará. Mediante este uso de la técnica también se puede inducir una parálisis en lugar de un sueño profundo.

(Uchiha 100) Con el Tres Aspas muy desarrollado y mucho entrenamiento, la técnica es increíblemente poderosa, pues el usuario será capaz de moverse mientras se ejecuta —muy lentamente con Inteligencia < 40, lentamente con Inteligencia de 40 a 80, y con total normalidad con Inteligencia > 80, aunque no podrá ejecutar técnicas adicionales a las que ya mantiene si no supera los 100 puntos de Inteligencia—. Recordamos que cualquier daño al oponente lo sacará de la ilusión. En este caso, el oponente se moverá con normalidad fuera de la ilusión, pero estará encarcelado en ella y podrá ser engañado mientras el usuario controla sus cinco sentidos.
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#24
Akame ignoró las palabras de Kaido y respondió a las de Daruu.

Gracias, Daruu-san —sonrió—. Espero que tú puedas conseguir la plateada pronto.

El Amedama, que hasta el momento había tratado de ejercer de diplomático —sobretodo entre Kaido y Datsue, que parecían a punto de saltarse al cuello—, volvió a intentar relajar los ánimos. Akame no decía nada, sino que observaba; el muchacho de pelo negro parecía ser el líder del trío, o al menos llevar la voz cantante. Kaido sólo estaba interesado en darse de palos con Datsue, y Ayame se mantenía en un evidente segundo plano sin aportar nada concreto.

«Bueno, parece que mi preocupación acerca de los amejin era infundada. No creo que ninguno esté dispuesto a atacar a Datsue. Él, sin embargo...»

Cuando su compadre volvió a la carga con la historia de Aiko, el jōnin quiso agarrarle la cabeza en ese mismo instante y estampársela de cara contra una de aquellas misteriosas y primigenias rocas. «Joder, Datsue, ¿es que no aprendes?» Aquel tema ya les había acarreado suficientes disgustos a ojos de Akame; el hecho de que su Hermano mostrara estar más que dispuesto a seguir indagando le irritaba profundamente.

El jōnin suspiró con resignación y se cruzó de brazos.

Datsue-kun, en serio. Déjalo estar —pidió—. Volvamos a la Aldea.
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#25
Y cuando creía él tener la potestad de elegir ser el primero en mover ficha, o de sentirse en ventaja en aquella caldeada discusión, sintió un temblor agudo que le corrió todo el torso, hasta la cabeza. Nunca supo en qué momento Datsue había movido un músculo para atizarle con una patada en la entrepierna, ni tampoco del por qué no fue capaz de reaccionar apropiadamente a un movimiento que tendría que haber sido evidente. Lo cierto es que agobiado por la treta más traicionera entre dos hombres a la que había acudido Datsue, el Uchiha recuperó la ventaja que no había tenido desde que el tiburón le hubo plantado cara.

El gyojin sintió el empuje a su retaguardia que le obligó a caer de rodillas. Entonces quiso convertirse en agua pero extrañamente su cuerpo tampoco respondió, de nuevo.

«¿Pero qué coño?!» —se increpó, a su vez de que sentía la inutilidad de su torso, carente de reacción y a un peso muerto que le servía a su oponente la victoria sobre la palma de su mano.

El cuello se le tensó de pronto. Una mano en su barbilla, la otra acariciándole el cráneo. Luego, la nada. O así debía haber sido. Pero continuó viéndolo todo.

¡Crack! el sonido antinatural de su espina dorsal quebrándose en mil pedazos. Su alma intentando abandonar su cuerpo, como debía ser cuando alguien te rompe el cuello; aunque fallando estrepitosamente en el jodido intento. Ella había sido sentenciada a mantenerse ahí dentro, retenida en un cuerpo inmóvil y a merced de su valedor, asegurándose de que sintiera en carne propia el más agónico de los dolores.

Y aunque su cabeza ahora bailaba antinarutalmente por sobre sus hombros, a Datsue eso no le había bastado para nada. No le había bastado escuchar a Kaido gritar como un cerdo en matadero, que intentaba entender el por qué sus compañeros no hacían nada para ayudarlo. Estaban tan inmóviles como él, apenas viéndole morir una y otra vez con cuello danzante.

¿Por qué? ¿no les había ayudado él cuando más le necesitaban? ¡¿no había puesto en riesgo su vida para salvarles en un par de ocasiones?!

¡Ahhh! ¡hagan algo, joder! ¡HAGAN ALGO! —pero su clamor no llegaba a los oídos deseados. Su voz carecía ahora de color.

La cabeza de Kaido abandonó su cuerpo tras un tirón, finalmente. Y lúcida, giró hasta el rostro de Datsue que le increpaba una vez más. Una última. Antes de que todo acabara. Antes de que despertara de una de las peores pesadillas que alguien podría tener, jamás.

Un leve empujón y el tiempo retrocedió. Se encontró de pronto con una realidad inequívoca, frente a Datsue aún viéndole a la cara, sus compañeros tratando de hacerles entender que aquello no merecía la pena, el soso de Akame pidiendo que se detuviera, y el mismo Datsue explicando los matices de su ira. De Aiko, su desaparición, y de lo extraño que parecía que no se hubiera presentado en el examen.

Kaido dio un paso hacia atrás, luego dos, con el rostro consternado. No lloraba porque era demasiado orgulloso, pero quería gritar. Sus manos se movieron de inmediato hasta los linderos de su cuello y lo acarició como quien no ve a alguien durante tantos años, y ahora llega el momento del reencuentro. Luego su rostro, y finalmente su cabello.

Los ojos a punto de explotarle. Pero no se volvieron a alzar hacia Datsue. No le volvería ver a los ojos esa misma noche, y quizás en ninguna otra.

Miró consternado a Ayame, y por último a Daruu. Luego a la nada porque no tenía a más nadie al que mirar.

—Maldito co ..cobarde —fue todo lo que tuvo para decir. Al menos mientras se acostumbraba al peso de la realidad.
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#26
Pero nadie movió un músculo, nadie pronuncio más palabras de reconciliación hasta que Daruu se adelantó:

—¿Podemos calmarnos todos un poco? —exclamó, intentando hacerse oír por encima del furioso zumbido de la rabia que impregnaba el ambiente—. Pretendía arrancar un par de explicaciones a Datsue, una disculpa para todos y quizás, por qué no, un par de hostias bien dadas. Pero está claro que aquí han pasado otras muchas cosas. ¿No os dáis cuenta que claramente le ha pasado algo con Aiko? No es normal que esté así. El Datsue que yo conozco estaría intentando excusarse de mil maneras diferentes y a cada cual más falsa —Daruu caminó hacia el centro y extendió las palmas de las manos hacia sus compañeros de villa, dirigiendo el comentario directamente hacia ellos.

Sin embargo, Kaido y Datsue seguían con los ojos clavados el uno en el otro. Como si pretendieran matarse con la mirada. Y algo debió pasar en aquel intercambio de miradas, porque, de repente, El Tiburón se puso blanco como la leche y Datsue le empujó con un dedo.

—Aiko lleva desaparecida seis meses —habló el Uchiha, pero con los ojos aún clavados en Kaido como si se estuviera asegurando de que no arremetía contra él informó a Daruu, de quien había captado sus últimas palabras. Pero sin mirarle, pues tenía la vista fija en Kaido, por si intentaba arremeter contra él—. ¿No os extrañó que no viniese al Chūnin? Es la única de Ame que participó en el torneo de los Dojos y no está.

Ayame no respondió enseguida. Estudiaba la inusual y extraña reacción de su congénere, que ahora se palpaba el cuello, la cara y el cabello como si no esperara que se encontraran allí. Después intercambió una mirada consternada con sus compañeros de aldea...

Y cuando la kunoichi se volvió hacia Datsue y vio la sangre brillando en sus iris, las piezas comenzaron a encajar en su cerebro.

—¿Qué le has hecho, Datsue? —preguntó, con los ojos entrecerrados.
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—Habitación de Ayame: Link

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#27
Llegado a cierto punto de la escalada de tensión, Kaido quedó paralizado con cara de muerto durante unos segundos. Instintivamente, Daruu dio un paso hacia adelante, pero no sé atrevió a intervenir. Estaba seguro de que Datsue había metido a Kaido en un Genjutsu. Por su reacción posterior, uno no muy agradable.

—Le ha hecho un Genjutsu —respondió a Ayame, después de reconocerse en el espejo que era la cara de Kaido. Durante sus sesiones de entrenamiento con Zetsuo, los había sufrido demasiado.

Se acercó un poco más a Datsue con cautela.

—Datsue, estamos dispuestos a perdonar lo que hiciste —mintió, al menos por la parte que les correspondía a Ayame y a Kaido—, pero deberíamos hablar en profundidad y asumir responsabilidades. Y quizás si das tu brazo a torcer en esta venganza estúpida tuya podamos hablar de temas más importantes, ¿eh? Como lo que le ha pasado a Aiko, y lo que pudiéramos hacer para ayudarla... Al fin y al cabo es nuestra compañera.

Daruu se mantenía como el diplomático de la situación. Kaido era el más mordaz, y Ayame, cómo no, era la más emocional, pero también la más insegura del trío. Akame no tenía presencia en la conversación, ni se la esperaba. Era como una mota de polvo en las lentes de unas gafas. Una molestia. Intentaba cumplir el mismo papel que Daruu, pero era evidente que su plano tono de voz tendría el mismo efecto allí que susurrarle a una roca y esperar que se transformará en diamante, y terminaba siendo una imitación innecesaria.

—Claro que para hablar, tendría que ser sin el perrito faldero jōnin delante —susurró, a espaldas de Akame, para que sólo lo oyera Datsue—. Confío en que podamos gestionar esto de forma discreta.

Chasqueó la lengua. ¿Quién había invitado a aquél entrometido de mierda?
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#28
—Maldito co ..cobarde.

«Gracias por el cumplido», quiso decir. De nada valía negar una realidad más que obvia. Ayame preguntó qué le había hecho, y Daruu respondió por él. Akame, por su parte, le pidió que lo dejase estar. Que volviesen a la aldea. Datsue le enseñó una palma de la mano, pidiendo calma, tranquilidad.

Y es que, poco a poco, él mismo iba calmándose. Sosegándose. Daruu aseguró que estaban dispuestos a perdonarle, y al Uchiha no le hizo falta tener el Sharingan para saber que mentía. Quizá si él, ¿pero el resto? Luego, le pidió que diese su brazo a torcer en aquella venganza. Que asumiese responsabilidades.

Datsue se abrió de brazos.

Ey, ¿qué estoy haciendo yo aquí? Las estoy asumiendo, Daruu. He venido aquí, a tu pequeña emboscada, y he perdido mi placa dorada. De jōnin al último eslabón en la cadena alimenticia. He pagado mi precio. He salido perdiendo más que nadie. Ni de coña me he quedado con ganas de más venganzas. —Aquello era una mentira y una verdad. Era verdad, porque había comprobado que con cada revancha que se tomaba salía más y más perjudicado. Era mentira, porque en el momento en que pensaba que había perdido su rango y su posición por ella, le entraban unas ganas de…

Unas ganas de…

—Claro que para hablar, tendría que ser sin el perrito faldero jōnin delante —susurró, a espaldas de Akame, para que sólo lo oyera Datsue—. Confío en que podamos gestionar esto de forma discreta.

No le llames así —pidió, serio. Ni enfadado, ni amenazante, simplemente serio. Por mucho que respetase y le cayese bien Daruu, Akame era su Hermano. Y siempre lo sería, por mucho que últimamente se pegasen a muerte—. Le pediré que se vaya —le susurró a Daruu—, si haces lo mismo con los tuyos.

Si querían hablar, Kaido no iba a ser de ayuda. El chico era puro nervio. Y Ayame… Ayame le enervaba a él. Claro que, una cosa era pedírselo, y otra muy distinta que Akame aceptase. Hacía ya un tiempo que el poder de convicción que tenía en su Hermano había decrecido de manera sustancial. Quizá, desde el Valle del Fin. O desde que había perdido la placa dorada. No, seguramente incluso desde antes. Desde que la tragedia se cebó con Akame y le robó a su amada.

Aquella noche, ni siquiera había logrado persuadirle para que fuese al entierro.


2 AOs mantenidas
[Imagen: ksQJqx9.png]

¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado



Grupo 0:
Datsue y Uchiha Raito, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 1:
Datsue y Reiji, (Ascua, 220), Poder 80 e Inteligencia 80

Grupo 2:
Datsue y Aiko, (Entretiempo, 220), Poder 100 e Inteligencia 80

Grupo 5:
Datsue y Uzumaki Kaia, (Bienvenida, 221), Poder 100 e Inteligencia 80
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#29
Con gesto serio pero tranquilo y ojos profundos, Akame observó cómo se desarrollaba la escena. A aquellas alturas él pensaba que ninguno de los ninjas de la Lluvia representaba una amenaza, o estaba dispuesto a hacer alguna tontería, de modo que la situación no era tan peliaguda como podría haber pensado. «Esta ha debido ser la peor emboscada de la historia, por Susanoo...» Aun así, debía tener cuidado por si alguno de ellos volvía a provocar a Datsue.

Al fin y al cabo, para eso había venido él. Se sentía tremendamente responsable de su Hermano en esos momentos y no podía, por nada del mundo, permitir que perdiese el control otra vez. La sola imagen de Datsue cubierto por aquellas escamas de arena, con la boca repleta de afilados dientes y una mirada de locura visceral, le provocó un escalofrío. «No puedo dejar que nada parecido vuelva a ocurrir».

Akame estuvo a punto de saltar en medio de la escena y cerrar la fiesta por las malas cuando Datsue metió a Kaido en uno de sus Genjutsu. El amejin reaccionó unos momentos después, visiblemente compungido, y sus compañeros confrontaron al Uchiha. «Y Daruu ha identificado perfectamente lo que acaba de ocurrir... ¿Alguien ha estado tomando clases?», se preguntó el jōnin. Sea como fuere, parecía que la sangre no iba a llegar al río. El de la Lluvia y su Hermano empezaron a cuchichear como viejas en un patio de vecinos, a lo que Akame respondió sacando un cigarrillo de uno de los bolsillos de su chaleco militar y encendiéndoselo con ayuda de un mechero zippo plateado.

Le dio un par de hondas caladas sin apartar la vista del dúo, sujetando el pitillo con las yemas de sus dedos índice y pulgar.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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#30
—¿Qué le has hecho, Datsue?

—Le ha hecho un Genjutsu —respondió Daruu, sin dubitativa. Sólo entonces el escualo entendió todo de un visceral sopetón. Uchiha Datsue había hecho uso de sus poderes visuales para inducirle en un Genjutsu.

Pero aquello había sido más que un genjutsu. Había sido la viva representación de una muerte dolorosa, y Kaido había sido espectador de la suya propia. No había nada más cruel que aquello.

El gyojin escupió al suelo, hundido y humillado a partes iguales.

Miró a Daruu. Ahora mismo Kaido no era el mismo de siempre. Ahora era un tipo precavido, como quien sólo lo es cuando admite que frente suyo existe un peligro real. Palpable. De que su bravuconería no iba a ser su aliada, sino que su enemiga. Eran esas ocasiones en las que tenías que actuar como un ninja más que como un guerrero. Y aunado al trauma que cargaba encima —aún sus manos acariciaban su cuello con añoranza— era perfectamente previsible. Y entendible también.

—No te vas a quedar sólo con ésta rata de carroña, Daruu. Ni de coña.

Sacudió la cabeza.
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