24/10/2019, 19:17
El samurai hizo una pronunciada reverencia.
—Como siempre, un honor recibir a representantes de los shinobi en nuestras tierras —dijo—. Siempre y cuando, claro, no vengan a causar mal alguno.
Katsudon respondió con un educado saludo inclinando la cabeza.
—En absoluto, puedo prometérselo, por el honor de Uzushiogakure —le aseguró—. ¿Tenemos su permiso para pasar?
—Por supuesto.
—Gracias. —Yuuna inclinó la cabeza y les indicó con la mano que le siguieran.
A pesar de que aquél samurai les había tratado con evidente respeto. Reiji pudo constatar enseguida que el buen recibimiento a los shinobi no era la manera de proceder de todo el mundo. O al menos le pareció que la mirada del otro guardia era algo severa y suspicaz. Con unos ojos pequeños, negros y entrecerrados, le siguió hasta que tuvo que enderezar el cuello para no hacerse daño.
—La muerte de padre ha despertado una ponzoña que creí olvidada —les susurró Yuuna un rato después, cuando caminaban entre los troncos de un bosque de pinos nevados, abriéndose paso con dificultad por la nieve blanda—. Cuando me fui, ya empecé a notar los primeros síntomas. Kurama utilizó técnicas ninja.
»No espero que entendáis el recelo de mi pueblo, pero sí que lo disculpéis.
—Como siempre, un honor recibir a representantes de los shinobi en nuestras tierras —dijo—. Siempre y cuando, claro, no vengan a causar mal alguno.
Katsudon respondió con un educado saludo inclinando la cabeza.
—En absoluto, puedo prometérselo, por el honor de Uzushiogakure —le aseguró—. ¿Tenemos su permiso para pasar?
—Por supuesto.
—Gracias. —Yuuna inclinó la cabeza y les indicó con la mano que le siguieran.
A pesar de que aquél samurai les había tratado con evidente respeto. Reiji pudo constatar enseguida que el buen recibimiento a los shinobi no era la manera de proceder de todo el mundo. O al menos le pareció que la mirada del otro guardia era algo severa y suspicaz. Con unos ojos pequeños, negros y entrecerrados, le siguió hasta que tuvo que enderezar el cuello para no hacerse daño.
—La muerte de padre ha despertado una ponzoña que creí olvidada —les susurró Yuuna un rato después, cuando caminaban entre los troncos de un bosque de pinos nevados, abriéndose paso con dificultad por la nieve blanda—. Cuando me fui, ya empecé a notar los primeros síntomas. Kurama utilizó técnicas ninja.
»No espero que entendáis el recelo de mi pueblo, pero sí que lo disculpéis.
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