11/11/2019, 19:20
Katsudon negó enérgicamente con la cabeza.
—Pero no podemos hacerle eso a Hanabi-kun —dijo, visiblemente en conflicto—. Créeme, Reiji. Si yo he tenido que digerirlo, él también lo tendrá que hacer, y ya te aseguro yo que ahora mismo es el Kage más apropiado de Oonindo para digerir esta noticia. —Se llevó las manos a la cabeza—. Reiji, ¡por todos los dioses! Yo siquiera sabía que los bijuu podían hablar, y ahora resulta que tenemos que estar en su mismo bando. ¡Esto lucha contra los cimientos de la sociedad de las Tres Grandes Aldeas! ¡A ojos de todo el mundo, Datsue no es más que una jaula para contener al Ichibi!
»¿Y Aotsuki Ayame? ¿Viste la que lió el Gobi en Uzushiogakure? ¡Muy difícil de digerir, todo esto! —Katsudon había re-comenzado a darse cuenta del pantano en el que les acababan de meter, y ahora daba vueltas a zancadas por la habitación. Al menos le servía para entrar en calor.
Y entonces...
Algo metálico, frío y afilado rozó el hombro de Reiji, mordiéndole y llevándose consigo algo de sangre. El objeto pasó a dos palmos de Katsudon, que estaba de espaldas y enajenado y no lo vio, y se clavó en la madera de la barra del bar. Era un shuriken.
—Pero no podemos hacerle eso a Hanabi-kun —dijo, visiblemente en conflicto—. Créeme, Reiji. Si yo he tenido que digerirlo, él también lo tendrá que hacer, y ya te aseguro yo que ahora mismo es el Kage más apropiado de Oonindo para digerir esta noticia. —Se llevó las manos a la cabeza—. Reiji, ¡por todos los dioses! Yo siquiera sabía que los bijuu podían hablar, y ahora resulta que tenemos que estar en su mismo bando. ¡Esto lucha contra los cimientos de la sociedad de las Tres Grandes Aldeas! ¡A ojos de todo el mundo, Datsue no es más que una jaula para contener al Ichibi!
»¿Y Aotsuki Ayame? ¿Viste la que lió el Gobi en Uzushiogakure? ¡Muy difícil de digerir, todo esto! —Katsudon había re-comenzado a darse cuenta del pantano en el que les acababan de meter, y ahora daba vueltas a zancadas por la habitación. Al menos le servía para entrar en calor.
Y entonces...
Algo metálico, frío y afilado rozó el hombro de Reiji, mordiéndole y llevándose consigo algo de sangre. El objeto pasó a dos palmos de Katsudon, que estaba de espaldas y enajenado y no lo vio, y se clavó en la madera de la barra del bar. Era un shuriken.
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es