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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El paisaje en el que se encontraba contrastaba totalmente con lo que estaba acostumbrado. Cielo despejado, hierbas por doquier, incluso algún que otro pueblito rural. Todo muy colorido y vivaracho, pero aquello no importaba, parecía que en verdad nadie podía hacerle cambiar su cara de pocos amigos.

Sus pasos lentos, desganados, no importunarían a nadie de aquel lugar. Era un mero transeúnte, dirigiéndose a otro destino. Y sin embargo, aquella vez había aceptado un encargo sin rechistar. Normalmente refunfuñaría cómo potro, pero en vista que su padre salió de misión y no había quién más cumpliera con el, seguía en su camino buscando un pequeño pueblito pastoril llamado Ito, que se supone era uno de los tantos que existían en aquella zona. "Entrenamiento será la madre..." Le había prometido ayudarle a perfeccionar sus artes ninja, pero existían otras responsabilidades. "Ya me debería acostumbrar a que siempre se retrasa cuando promete algo." Suspiró pesadamente.

Tenía tiempo de sobra, no tenía prisas, no.

Hizo una pausa para sentarse a descansar cerca de la orilla del río, observando su reflejo en las cristalinas aguas. Ahí se quedó, durante varios minutos.

Algo le molestaba, una espinita clavada metafóricamente. No era el encargo de comprar unas estúpidas madejas de lana, era algo más profundo, algo que venía arrastrando desde hace mucho.

"Para estos mandados mejor hacer misiones D, al menos eso me lo irían a pagar..." Torció el gesto mientras observaba el afluente, en donde su rostro se apreciaba perfectamente ante la calma de las aguas. "¿Qué habrá sido de los demás...?" Y entonces dejó de verse a sí mismo, para no ver nada en especial. "¿Qué he hecho yo?" Preguntaba, aunque la respuesta era la misma: nada.

Nunca estuvo realmente atado a sus compañeros de la academia, él les olvidó, probablemente ellos lo mismo. Era estúpido soñar siquiera en participar en algún equipo, él mismo pateó la oportunidad cuando la tuvo. Lo último que supo es que Kaido había participado en el Torneo de los Dojos, así que estaba seguro que le habían dejado muy atrás hace mucho. No valía la pena siquiera contemplar las probabilidades de las decisiones que no tomó. Había conocido gente, pero de ahí no pasaba. Durante mucho creyó que no le importaba lo que los demás pensasen de él, pero tras su percance en el país del Viento fue que realmente se percató de lo mucho que le dolía que le juzgasen.

No estaba llegando a ningún lado, no importaban los entrenamientos, seguía estancado en el mismo lugar. "Esforzarme no cambia nada." Hasta esos momentos, su única motivación era ser el shinobi que su hermana no pudo ser... Pero ese peso no era de él, ya estaba harto de querer cargar el sueño de alguien más, siendo que no era capaz de cumplir aquello. "Maldita sea." Algo le acongojaba, pero no quería admitirlo. Se reprimía, no quería soltarle a nadie lo que le pasaba. Tampoco tenía a nadie a quién acudir.

Estaba tan perdido en sí, que no notó su expresión de melancolía espejada en el cuerpo de agua.
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#2
¡Entrena! ¡haz ésto! ¡haz ésto otro! ¡no hagas eso! ¡vístete así! ¡no comas eso! ¡no mires a las chicas!¡estudia! ¡haz los deberes! ¡esfuérzate por hacer renombre a la familia! —el chico chasqueó la lengua, indignado —¿en serio que nunca se cansa ese hombre de mandar y mandar? tío, es super pesado.

A su lado, el único e inseparable amigo de Etsu, Akane. El cuadrúpedo andaba a su vera, escuchando al rastas porque o bien no le quedaba otra, o bien estaba en parte de a cuerdo. Tampoco era muy capaz de mandarlo a callar, y mas cuando éste no quería ni hacerle caso a sus gestos o ladridos. Pero bueno, Akane era bastante inteligente, lo suficiente como para saber que el pobre chico tan solo quería desahogarse un poco.

¿no estás cansado de él? Ni que tuviera que obligarme a entrenar, lo hago porque quiero, porque YO voy a ser el mejor shinobi.

¡Wof! —contestó el can.

El chico por un momento lo miró —Bueno si, SEREMOS los mejores shinobis.

Entre tanto, caminaban dirección a Yachi, tan solo tenían que seguir el río según Padre había dicho. Las órdenes de éste había sido claras —si, órdenes, como siempre— tenían que ir a Yachi, y extender las fronteras del taijutsu familiar. Debían buscar nuevos seguidores, y para ello debían retar a cualquier tipo de escuela de artes marciales que encontrasen en ese sitio. Sin embargo, no estaban ninguno de los dos muy seguros de cómo debían proceder.

«Será algo así como presentarse y decir "Hola, vengo a patearos el culo porque el Tekken es el mejor estilo de lucha cuerpo a cuerpo" y me quedo tan pancho, ¿o qué? desde luego, que Papá cada día inventa gilipolleces mas disparatadas. Ésto es casi peor que cuando me soltó en el bosque y tuve que encontrar el camino de vuelta a casa...»

Al cabo de un rato pateando la orilla del río, al fin vio a la primera persona en un largo lapso de tiempo. Se trataba de un chico, y estaba a orillas del mismo río, absorto en sus pensamientos. Etsu no tomó ningún desvío, continuo su marcha por la senda, hasta que inevitablemente toparía con él. Obviamente, pararía a un par de metros del chico, no era cosa de pasar por encima suya. Además, tenía que hablar con él, seguro que tenía respuesta.

¡Wey! ¿Está por aquí cerca Yachi, tío?

Sin duda, diplomado en ciencias de la conversación, y doctorado en el arte de socializar.
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#3
"Maldita sea, ¿qué me gano con deprimirme? Nada. Pero, ah, joder." Ignoraba totalmente lo que ocurría a su alrededor. "A la mierda con el entrenamiento de papá, que si sigo dependiendo de sus indicaciones me va a dar Despedida y yo sin hacer misiones." Estaba decidido... Ojalá la determinación le durase más tiempo esta vez.

Estaba por levantarse cuando alguien se acercó a él, con un saludo en un jerga marciana para él. "¿Y este de qué manicomio salió?" Ladeó la cabeza para verle, percatándose de 3 detalles importantes: Uno, en el brazo llevaba una bandana, pero no alcanzaba a distinguir el símbolo de la misma. Dos, las marcas de su rostro. Tres, el perro. "¿Otro shinobi acompañado de un perro? Interesante." Si bien aquellos colmillos eran algo diferentes a los que poseía el ninja que conoció en el desierto, deducía que no eran casualidad.

—¿Qué si Yachi está cerca?— Se levantó de un brinco para verle, mientras ponía cara de extrañeza. —Hombre, hasta donde sé eso está bastante lejos de aquí. Tendrás que echarte un par de días de caminata al sur si quieres llegar ahí. Si llueve, vas por camino correcto—. remató mientras se cruzaba de brazos. "Cómo que anda bastante perdido..."

—¿Tú de dónde eres? Veo que eres shinobi—. Le generaba curiosidad, pues por poco y no le entiende en su hablado.
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#4
El chico que reposaba la mirada en el acuoso espejo, terminó por percatarse de la presencia del Inuzuka, o simplemente éste lo pilló en el momento en que había terminado de peinarse, o a saber. Fuese como fuese, el chico terminó por encarar al rastas, enfrentando cara a cara la pregunta del mismo. El chico quedó un tanto asombrado, incluso ladeó el rostro, como intentando de comprender al de Kusa. Por un momento casi parecía que el de orbes verdes hablase en otro idioma, y eso que no le había ladrado, al menos por ahora.

El chico llevaba un parche, como si fuese un pirata. Lamentablemente, no lo era. Tenía unas indumentarias claramente shinobis, y tenía incluso una bandana a su brazo, tal y como él mismo tenía. Casualidad o no, raro sería que un shinobi fuese también pirata, no era muy compatible... ¿no?

Con mesura, el chico repitió la pregunta, quizás en pos de aclarar si lo había entendido bien. Tras ello, fue peor a que si le echase un cubo de agua fría por la cabeza. Contestó que la mencionada ciudad que buscaba estaba bastante mas al sur, en algún sitio donde la lluvia no cesaba. El Inuzuka no pudo esconder su sorpresa, el muy alocado había terminado por perderse en su propio país, era una deshonra de ninja con aptitudes de rastreo. Sin duda, no debía enterarse su padre, o el castigo sería terrible, digno de recordar.

Por suerte o por desgracia, el loco de las artes marciales no estaba allí.

Diablos... —blasfemó, desviando la mirada hacia el sur —2 putos días de viaje... eso es mucho entrenamiento perdido.

Sin embargo, ahora era el chico quien lanzaba la pregunta, y el quien la recibía. Audaz y observador, pese a tener un único ojo al descubierto, preguntó por su procedencia, puesto que la bandana relucía en su brazo. Etsu volvió la mirada de nuevo al de cabellera de tonos raros.

Pues soy de Kusagakure. Mi nombre es Inuzuka Etsu.

¡Woff!

El rastas llevó su mirada hacia su compañero de viaje, e hizo un gesto para presentarlo —umm y él es Inuzuka Akane.

El medio huskie se sentó, y quedó observando al chico del parche ocular. Entre tanto, Etsu llevó su diestra hacia el mentón, aún pensando cómo arreglar el asunto del viaje. Se había desviado mucho, demasiado. No era algo a tomar a la ligera, pues o bien retomaba el camino y perdía mucho entrenamiento, o bien...

«O bien puedo buscar otra ciudad o pueblo por aquí y buscar si tienen dojo. Total, lo que Padre quiere es que hagamos reconocer el apellido, da igual por dónde empecemos, ¿no? Además, sería un auténtico desperdicio de tiempo ir hacia el otro lado, es mucho, mucho, mucho entrenamiento perdido en dos días de viaje.»
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#5
Un chico que se hacía llamar por el apellido Inuzuka, acompañado de un perro al que aparentemente trataba cómo su igual, perdido en su camino al país natal del joven Isa y nada más y nada menos que de Kusagakure. Era un popurrí de déjà vu bastante pintoresco. ¿Qué haría esta vez? Mientras el otro parecía reflexionar sobre algo, con todo y la pose de pensador, el Senju empezaba a maquinar su siguiente jugada.

—Vaya, vaya. Dime, ¿tienes alguna cruzada especial por la que quieras llegar hasta la tierra de las tormentas?—. Cambió de postura llevándose las manos a la cintura. —No es la primera vez que me cruzo con alguien de tu aldea ni de tú pedigree Añadió cómo un mal chiste, queriendo dar a entender que sabía algo, cuando no era así.. —Un paraguas o una capa que te hará falta, que luego la gente se queja mucho del clima. Aunque no se que vas a hacer para que tu amiguito tampoco quede empapado.

El chico no parecía tener nada más interesante que aportar, más allá de ser una casualidad andante. Si no había nada más que decir, el pelimorado debía seguir su rumbo.

—Yo debo hacer un mandado en un pueblo cercano, si no necesitas más ayuda he de retirarme— Giró unos 45 grados sobre sus talones, demostrando que estaba por largarse.
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#6
El chico de pronto pareció cambiar un poco de actitud, y con desdén preguntó al Inuzuka si tenía alguna especie de cruzada hacia el país de las tormentas. Llevó sus manos a la cadera, y añadió que no era la primera vez que veía a alguien con su pedigree. Etsu no pudo ocultar por un instante su curiosidad, no sabiendo muy bien a qué se refería.

«¿Se refiere a que ya se ha encontrado antes con otro Inuzuka?»

Así mismo, alegó que tampoco era la primera vez que veía a alguien de su aldea. Éste detalle era de lo mas surrealista, puesto que era lo mas normal del mundo. Raro sería que no viese a un shinobi de Kusa por su país, raro y siniestro. Eso querría decir que algo andaba mal, pero ver a uno... lo raro era no ver al menos a una decena.

Por otro lado, el chico alcanzó a aconsejar al Inuzuka que se buscase un paraguas, o algo con lo que cubrirse. A su parecer, todos se quejaban del mal tiempo, o de la lluvia, o a saber. Fuese como fuese, no dudó en remarcar que el auténtico problema lo tendría su amigo de cuatro patas, que no tendría opción a cubrirse de la lluvia de ninguna manera.

Sin mas, terminó por encuadrarse casi indicando que iba a marcharse, no sin antes afianzar la acción con palabras. Según informaba, tenía que hacer un mandado en un pueblo cercano, y se iría si es que no precisaba de su ayuda.

Pues la verdad, andaba buscando ese sitio porque mi padre me dijo que viajase allí, pero... supongo que en realidad da igual. El objetivo del viaje es desafiar a cualquier tipo de escuela de artes marciales o dojo, dar a conocer el estilo de pelea familiar, y mostrar que el resto de estilos no son tan buenos como el que enseñamos.

Terminó por encogerse de hombros, mostrando que no tenía problema alguno por confesarlo. Estaba completamente seguro de la superioridad del Tekken con respecto a cualquier otro tipo de combate cuerpo a cuerpo —supongo que en realidad da igual por donde empiece a mostrarlo, el Tekken sobresale entre todos los estilos de combate cuerpo a cuerpo.

»Por cierto, al Inuzuka que viste... ¿era de Kusa, o era de otro sitio? la verdad, me resulta raro... tan solo conozco a 3 Inuzukas.

El resto de preguntas carecían de importancia suficiente como para responderlas, el Inuzuka no se iba a ofender, ni mucho menos. Normalmente era el quien metía la pata hablando, suponía que éste chico tampoco era muy apto para socializar, o simplemente estaba de mal humor. Como fuese, en realidad le importaba bien poco. Tan solo tenía curiosidad por los otros Inuzukas, y por saber si también eran tan fanáticos de la grandeza del apellido.
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#7
Pues parecía que el muchacho si tenía algo muy interesante entre las manos, al punto que sorprendió al tuerto cómo para que abriera el ojo. "¿Me lo está diciendo en serio? Guau, eso es cuanto menos, extraño. Que no me lo creo." Aunque en realidad, casi nunca se creía nada. Además, parecía estar muy seguro de sí mismo en cuanto se refería a su estilo de pelea, indicando que no había quién pudiese compararsele.

—Tu padre debe estar algo zafado de la cabeza para mandar a su hijo a imponer su santo orgullo por todos lados— Y eso que el tuerto solía creer que el más loco era el propio. —Imagina que luego a los que vences quieran recuperar su honor, ¿cuantos enemigos no te terminarías haciendo de esa manera?— Se había desviado mucho del tema.

En parte entendía lo de mantener el orgullo de la familia en alto. Sus abuelos maternos fueron muy dedicados al dojo que poseían, siendo su hermana quién en su momento heredó el estilo de la familia. Sin embargo, eso ya había quedado muy atrás. Hangaku, la única que había aprendido el taijutsu familiar, había quedado imposibilitada de por vida para practicarlo. Kagetsuna por su lado nunca llegó a interesarse por él, por lo que probablemente podían dar por muerto el dojo y su estilo.

—Respecto a tu pregunta, era un shinobi de la Espiral— Notó que hacía un énfasis especial en aquel dato, generando más dudas para el de cabellos bicolor. —¿Su clan está disperso o algo?— No sería raro, pues muchos clanes de las viejas grandes naciones viajaron a muchos lugares del mundo tras la destrucción de las 5 aldeas. Sin embargo, el tuerto no tenía mucha información de otros clanes antiguos ajenos al suyo propio. —El chico que conocí tenía marcas bajo los ojos similares a las tuyas, pero eran algo más encorvadas. Además, él llamaba a su perro "el Guardián de Uzushiogakure"— Aunque en su momento no le prestó mayor atención a ese detalle por estar en una situación exigente.
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#8
Su antagonista, aún sin nombre, pareció sorprenderse de la respuesta del chico acerca de su motivo para viajar a Yachi. La verdad, tampoco es que ese tipo de tareas se hiciese frecuentemente. Normalmente los dojos predican su arte marcial tan solo a sus alrededores; muchos de éstos dojos ni tan siquiera aceptan discípulos, y otros tantos muchas veces ni enseñan sus artes al público. Quizás no era tan de extrañar la reacción del chico después de todo.

Éste puso sobre la mesa la tesis de que su padre había de estar chiflado para encargar a su hijo esa tarea. Razón no le faltaba, a su padre habían de faltarle unos cuantos tornillos, eso cuanto menos. A su ver, encargar a Etsu la tarea podía desencadenar serios problemas, como que los contrincantes buscasen una revancha, por ejemplo. Para el chico, podía buscarse el Inuzuka un montón de enemigos dispuestos a recuperar su honor.

Si, a mi padre le faltan varios tornillos en la cabeza, eso no te lo puedo negar. Pero, soy el mejor combatiendo cuerpo a cuerpo del dojo, a excepción de mi padre y mi abuelo. Mi abuelo está en la cárcel, y mi padre tiene que continuar con las clases para los discípulos... así que soy el único que puede encargarse de la tarea. Es posible que me haga enemigos venciendo a los maestros de algunos dojos, pero si quieren demostrar el honor y la fuerza de sus estilos de lucha, tendrán que ir a encarar al maestro de mi dojo; mi padre. Eso significa que podrá volver a derrotarlos, y serán nuevos discípulos, o bien tendrán que reconocer que el Tekken es mejor.

Tras ello, el chico informó que su anterior avistamiento de un Inuzuka había sido por parte de un shinobi de la espiral. No tardó en preguntar si el clan estaba disperso. Mentir era absurdo, y no había porqué.

Así es. El clan anda un tanto disperso, aunque supongo que será cosa de tiempo que vuelva a ser famoso. Al menos eso es lo que siempre dice mi padre.

El de cabellera violácea también añadió que el chico al que vio tenía unas marcas similares a las de Etsu en las mejillas, pero que en su caso eran un tanto mas curvas. Curioso, pues el chico Inuzuka del que hablaba pertenecía al remolino... ¿sería por eso? Además, al parecer el tipo llamaba a su perro "el Guardián de Uzushiogakure". Sin duda alguna, sonaba a algo típico de un Inuzuka. Parecía ser que todos y cada uno de ellos —a su manera— estaban mas que orgullosos de su sangre, y estaban dispuestos a vacilar de ello.

Curioso... —inquirió —seguramente te tomaba el pelo.

»Para nosotros no son simples perros, son como un hermano. Seguro que tenía un nombre, y un apellido. O no te lo quiso decir, o bien no quería que lo supieses... no creo que las costumbres del clan cambien tanto de un país a otro.
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#9
En este punto, Kagetsuna no sabía exactamente qué era lo que le sorprendía más: La historia que le venían contando o la soltura y naturalidad del moreno para narrar sin tapujos. Aquello entraba dentro de la categoría de "tema personal", pero el ojiverde no parecía tener problema con ello. "Es la primera vez que me topo con alguien tan elocuente." Muy contrario al cerrado y hostil pelimorado que a la primera intención de sacarle datos privados se ponía a la defensiva.

—Pues ahora que me lo planteas de esa manera diría que no son sólo unos tornillos, debe tener un cortocircuito total en la shola— asintió tres veces con la cabeza mientras volvía a cruzarse de brazos. "Supongo que ahora he de sentirme menos desdichado ante el carácter de mi padre. Por lo menos no me deja tener enemigos gratuitos." Al parecer, tanto el palo y la astilla estaban de acuerdo en aceptar las consecuencias de su cruzada. —Suena a que ustedes no conocen la palabra: derrota.

Luego, el de las rastas le dijo que el otro chico con el que se topó podría simplemente ser un bocazas.

—Se, me imaginaba algo cómo eso—. contestó sin inmutarse. Sin embargo aún no dejaba de sorprenderle la idea de que fueran a todos lados con sus animales, lo cuál parecía estar muy enraizado con la cultura de dónde venían. Aún estando tan lejos, las similitudes eran palpables. "¿Qué costumbres tendrán los Senju en otros lugares?" Nunca se había topado con alguien más de su clan, pero el cuestionamiento se quedaba ahí.

—Bueno, entre ninjas creo que es lo normal no hablar de más... y hablando de hablar— Valga la redundancia —¿De verdad pueden entender el lenguaje de los perros? Perdón que dude pero es que en mi cabeza no acabo de comprender cómo es eso posible— inquirió, con expresión de duda.
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#10
El sin nombre aseguró ahora estar convencido de que al hombre —padre de Etsu— le faltaban algo mas que un par de tornillos tras escuchar su respuesta. Audaz, como bien había demostrado en anterior ocasión, dejó caer que parecían no conocer la palabra derrota. En cierta manera, así era. Había podido perder alguna que otra batalla, pero jamás perderían la guerra.

No es que no conozcamos la palabra. Tan solo nos esforzamos por no saborearla. Los mejores shinobis del mundo no han surgido de la noche a la mañana.

En realidad el chico no pareció muy sorprendido cuando le advirtió que posiblemente el otro Inuzuka se había quedado con él. De hecho, supuso que era lo normal, después de todo entre ninjas lo normal era no hablar de mas. Quizás así era, pero en su caso era algo distinto. Tenía que hacer resurgir el apellido familiar, si nadie sabía de ellos... ¿cómo hacerlo si no? Las competiciones y los rangos que alcanzase en un futuro hablarían también a su favor, pero mientras tanto, informar a gente de cosas obvias no suponía ningún problema.

El tuerto, rey entre los ciegos, no tardó en atacar de nuevo con una pregunta. En ésta ocasión sentía cierta curiosidad acerca de su hermano, y de si era verdad que los Inuzuka podían comunicarse con ellos. En cierto modo así era, pero es que en realidad había mas que un simple lenguaje de por medio.

En realidad si, y no —contestó —desde pequeños nos criamos junto a un hermano, un único compañero de por vida; en mi caso Akane. No comprendo del todo su lenguaje, pero al habernos criado desde pequeños y habernos adiestrado juntos como shinobis, casi entiendo lo que él piensa así como él lo que yo pienso. El resto es simplemente interpretar los sonidos, las miradas, incluso los gestos. Pasa lo mismo al contrario, él también entiendo la mayoría de lo que yo digo, pero lo tendría algo mas complicado intentando entenderte a ti, por ejemplo.

¡wof! —confirmó el cuadrúpedo.
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#11
—Compañeros de por vida...— Aquellas cuatro palabras le dieron muchísimas cosas para pensar.

El joven Isa tenía conocimiento de que los animales en ocasiones podían ser utilizados cómo compañeros de batalla, parte de su estudio en las técnicas de sellado incluía la manera de romper esos contratos. Sin embargo aquello distaba mucho de ser una simple ayuda para combatir, era algo mucho más profundo, emocionalmente hablando. Obviando lo útil que era la comunicación a la hora de coordinarse, la confianza que existía sin duda sería su mejor carta. "Supongo que es de esas cosas que únicamente puedo imaginar."

—Ahora lo comprendo mejor— se limitó a decir mirando al perro un instante y luego devolvió la vista al chico. Por primera vez, no sentía mucha necesidad de sacar algo negativo a relucir sobre el tema. —Tienes suerte de tener quién te acompañe en esta campaña— Asintió una vez más con la cabeza.

Mientras los muchachos hablaban, no muy lejos de ahí se escuchaba en la distancia cómo sí un grupo de caballos y personas viajaran por los senderos. En aquel momento, no parecía tener importancia, pero al menos le hizo recordar al ninja de la lluvia que él también tenía que seguir con su viaje.

—La verdad me encantaría seguir charlando, pero creo que yo poco o nada más puedo aportar—. Estiró los brazos para desperezarse y los bajó de nuevo. —Te sacas la lotería: Me llamo Kagetsuna. No suelo decirle mi nombre a la gente pero tú me has caído bien— Lo decía muy orgulloso, cómo si eso fuera algo que debería importarle. —Cómo te digo, me encantaría charlar un rato más, pero cómo veo que ambos tenemos cosas que hacer quizás sería en otra ocasión— Se llevó los brazos a la nuca.
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#12
De nuevo, las palabras del rastas parecieron sorprender al pelimorado. No pudo si no repetir una frase del mismo, tras lo cuál declaró que ahora lo comprendía mucho mejor. El Inuzuka sonrió cordialmente, puesto que parecía todo marchar bien, y eso era poco frecuente en sus conversaciones con otra persona. Sin mas, el chico afirmó que el Inuzuka tenía suerte de tener alguien que le acompañase en sus aventuras. Razón no le faltaba, aunque quisiera o no, daba a entender que él no corría la misma suerte. Sin embargo, el chico no quiso hacer hincapié en el asunto, después de todo a nadie le gusta que le pinchen en una herida, o le metan un dedo para hurgar en la misma.

Si, la verdad es que ambos tenemos suerte de habernos conocido.

Por la lejanía, unos caballos y sus respectivos jinetes comenzaban a hacerse algo mas notorios. Viajaban por la senda que los chicos pisaban actualmente, armando un ligero bullicio que poco tardaría en hacerse mas intenso. Fue con ésta leve distracción que el shinobi de Ame aclaró que tenía intención de seguir con sus asuntos, puesto que mas nada podía hacer por el Inuzuka.

«!Jo! que pronto se esfuma...»

Kagetsuna. Al fin, reveló su nombre, anunciando el hecho como algo realmente difícil de acontecer, como que le había tocado la lotería. Al parecer, el Inuzuka le había caído bien, y eso no era muy frecuente. Ni que lo dijese, en cierta manera, quizás había sido la confrontación entre dos personas que no solían socializar demasiado. Así mismo, recalcó el hecho de que emprendería de nuevo el camino.

De acuerdo, no te entretengo mas. Encantado de conocerte, Kagetsuna.

Y fue entonces que Etsu sintió un leve toque de su compañero de aventuras. El medio huskie le había dado un leve golpecito en la pierna con el hocico, reclamando un poco de su atención. El chico lo miró por un instante, y lo comprendió rápidamente. No le gustaba la idea, pero sabía que discutir con Akane era casi como discutir con una pared; al menos así era sobre ese asunto.

Está bien, está bien... —aseguró mientras realizaba un único sello de manos.

Así, su hermano desapareció por un instante en una leve nube de humo, que dio lugar a una especie de clon de Etsu. Sin embargo, claramente no era una técnica de clonación, ni un mero henge, era algo que cualquiera con algo de conocimiento del jutsu podría saber. Era una versión asalvajada del chico, en la cuál se había transformado el animal.

¡Wof! —aclaró el asalvajado.

Etsu no pudo evitar entrecerrar los ojos, mirando fijamente a su compañero —dice que también está encantado de conocerte...

Akane realizó una leve reverencia, acompañando la información de su hermano. Tras ello, ambos se cruzaron de brazos.

En fin, nos vemos. Que te vaya bien.

Sin mas que añadir, los dos Inuzuka tomarían camino al pueblo que había de estar siguiendo la senda, quizás y con un poco de suerte encontraban algún dojo al que desafiar. Tan solo deseaba no tener que perder tanto tiempo de viaje...
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#13
Estaban por despedirse, pues aparentemente ya no tenían nada más que compartir, aunque aquel encuentro no podía terminar de una manera normal, oh no señor. Sin saber exactamente porqué, el Inuzuka realizó una técnica para transformar a su perro en una imagen de sí mismo. El Isa estaba por levantar la ceja, pero prefirió no hacer comentarios la respecto y mejor siguió el juego del asunto.

—Claro, a ti también Akane— Ya ni sabía si reverenciar, darle la mano o algo. "Aunque creo que para eso no era necesario transformarse." ¿Quizás el animal lo hizo para ponerse a su altura? Quién sabe. —En fin, ta' luego—. Alzó la mano para despedirse y luego se giró sobre sus talones con rumbo al mentado pueblo.

Parecía que el resto del trayecto seguiría igual para ambos shinobis, cada quién agarró camino en direcciones opuestas, aunque tras un buen rato de haberse alejado de la orilla del río la situación se tornaría color de hormiga, literalmente.

No demasiado lejos de dónde se encontraban, empezarían a notar el claro olor a algo quemado, acompañado de humo blancuzco que poco a poco ascendía al cielo. Los bordes del horizonte mostraban lumbrera naranja, que si bien no había árboles en las cercanías, los matorrales y pastizales eran más que suficiente para que las llamas agarraran velocidad y se propagasen en una gran extensión. "Joder, a dónde me tuve que venir a meter." No estaba seguro de qué hacer, pues el camino a seguir hasta el pueblo se había convertido en una marejada de hierba alta en combustión. "Este es el momento perfecto para arrepentirme de no usar ninjutsu elemental."

El sonido de caballos y jinetes se hizo presente nuevamente, alertando hasta cierto punto al Isa. "Sospecho que esto no es natural..." Mientras pensaba, notó que parte del humo era de tonalidad más opaca, tirando al marrón. "Eso es rumbo al pueblo. Verga, no me queda de otra." No iba a arriesgarse a acercarse demasiado al incendio, lo mejor era regresar a la orilla del río y desde ahí seguir el camino corriente arriba para llegar hasta el lugar esperando que las cosas no fueran tan malas cómo aparentaban.
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#14
Los Inuzuka, preparados ya para proseguir el viaje, continuaron andando en dirección opuesta a ese curioso sujeto. Por un momento casi se podía decir que CASI eran amigos, ¿no? Bueno, el chico no era un experto en entablar conversaciones demasiado fluidas con otras personas, al menos no con personas humanas... en fin, que no solía tener demasiados amigos, por no decir que no tenía ninguno salvo Akane.

GRRRRrrrrrggggGG

De pronto, el estómago de Etsu hizo hincapié de que era hora de comer. Llevaba un buen rato oliendo algo raro, como algo haciéndose bien en una hoguera de leña. Quizás fue ésto lo que hizo al genin rememorar la comida. Pero para cuando quiso darse cuenta, el olor era mas que intenso.

Tras dar un par de respingos de nariz, analizando el aroma que el aire portaba, se dio cuenta de que evidentemente olía a algo quemado. Rápidamente se dio la vuelta, casi a la par que su hermano; éste tampoco había podido evitar caer en cuenta del asunto. En el horizonte, el color carmín rodeado por cenizas alumbraba todo a la periferia. Se trataba de un incendio, uno bastante grande, y que posiblemente se dirigía hacia el poblado. Además, había surgido de pronto, a la par que los vociferios y los sonidos de caballos se hacían mas lejanos.

¿Se trataba de saqueadores?

¡Vamos! —sentenció.

Y sin mediar mas palabras, los gemelos comenzaron a correr hacia la fuente de color. Antes de ello, pudieron observar que Kagetsuna también se había dado cuenta, y había optado por tomar un camino un poco mas seguro; el reguero de agua cristalina era éste camino seguro, y la mejor manera de llegar hasta el poblado. Etsu y Akane se desviaron al igual que Kagetsuna lo había hecho, acercándose a éste tan pronto como pudieron.

¡Kagetsuna, estoy aquí también! —anunció al posible compañero —pude oler a quemado, y he corrido tanto como he podido.
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#15
—¡Etsu, Akane!— El Isa se volteó al escuchar que le mentaban, sorprendido y aliviado a la vez de que alguien estuviese interesado en cooperar. —Ya veo. Yo me dirigía la pueblo cuando me crucé con las llamas y tuve que regresar al caudal. Mira allá—. volteó su mirada hasta la nube de color café. —El color es más intenso en ese lugar, quizás sea madera quemándose o algo. No sé si el fuego ya invadió lugares habitados, pero de ser así creo que sería conveniente apresurarnos y seguir río arriba para ver si logramos evacuar a quién sea necesario— Planteó su plan sin dejar lugar a segundas opciones. —Ya sí eso luego averiguamos la causa, quisiera priorizar la seguridad de posibles civiles involucrados— Pese a que aquel país no era de su jurisdicción, lo hacía por puro deseo personal. —¡Andando!— Dijo mientras echaba a saltar rumbo al norte.

Lo que hace poco era un prado verdoso se había convertido en un llano humeante; algunos animales cómo aves o conejos huían al ver su hogar en la planicie devastado. Si los genin prestaban atención a las aguas, notarían que algunos restos de materiales carbonizados eran llevados corriente abajo. "No sé que sea, pero no puedo perder el tiempo aquí." Brincaba cómo bien podía, pero su velocidad de carrera no era precisamente destacable en situaciones que requerían celeridad. Él era más bien... lento para estos casos.

El sonido de los jinetes ya hace mucho que se había desvanecido, en su lugar se vio reemplazado por las voces de una muchedumbre, apenas distinguibles en la lejanía, cómo murmullos sofocados entre el humo y el fuego. —Cogh, cogh...— Tosió un poco cuando inhaló algo de humo, pero no era nada severo de loq ue preocuparse pro le momento.
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

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