La kunoichi seguía cantando alegremente a pesar de todo. En su mente, porque la boca no la podía ni mover, incluso una mosca se podría posar en sus ojos y no podría reaccionar, cosa molesta si vamos al caso porque los ojos se le empezaban a secar. Solo esperaba que la duración fuese pobre o de lo contrario sufriría más de lo esperado.

De la nada, algo la cubrió, algo cálido pero que… Parecía una mala broma, porque se lo tiraron así no más como si pretendiesen esconderla. Hasta cierto punto tenía que agradecerlo, le estaban tapando una parte blanda del pecho, por el lado negativo, ya no veía nada.

Lo peor del caso era que no vio nada, pero podía deducir fácilmente que había sido Datsue quien había hecho eso, después de todo, siempre se las da de malote pero al final termina reflexionando. Aunque bien podría haber levantado el efecto de aquella cosa extraña.

Lo malo era que allí seguía, como una estatua tapada por alguna mala broma en medio de la playa.

«Que te den… »seguía cantando, mientras lentamente empezaba a perder los estribos por las molestias generadas por no poder parpadear.