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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Imaginad esta pictórica escena: una pradera enorme, de hierba verde, que en otras circunstancias habría sido un verde de verdad pero que con esa tormenta infernal era más bien parecido a un verde amarillento. Como decía, la pradera estaba bajo el yugo de una tormenta considerable. Pero quienes la cruzaban eran autóctonos de aquél país, el País de la Tormenta, y vivían en una aldea que se llamaba orgullosamente Oculta entre la Lluvia, así que eso no era ningún problema.

Ahora el campo de visión se cierra y vislumbramos una enorme estructura, alargada, de hormigón y cristal. El campo vuelve a cerrarse un poco más y nos encontramos con dos genin, uno que se preocupaba por mantener la espalda recta y cumplir con todas las formalidades adecuadas para alguien que está bajo servicio de un superior en una misión de tantísima importancia como una de rango S; la otra caminaba encorvada hacia adelante, tímida, como si le preocupase cometer un error en cualquier momento.

Supongo que eran dos formas diferentes de afrontar el mismo problema.

Pero ahora el problema era otro.

Shanise discutía con el guardia de la entrada del Túnel.

—¿Y bien? ¿Qué dice Yui-sama al respecto? —habló el guardia temblorosamente.

—¿Que le diga qué? ¿Y qué va a arreglar eso? ¿Qué yo también me vaya a...? Pufff —suspiró la ANBU—. Que dice que te vayas tú a tomar por culo por tener siempre estropeado el túnel, y que me vaya yo a tomar por culo también.

—¡Pero es que yo no tengo la culpa! ¡Este trasto se estropea cada dos por tres...!

—¡Pues eso! ¡Vete a tomar por culo junto al túnel, os tomáis un café juntos y de paso lo arreglas! —vociferó Shanise—. Vamos chicos. Con cinta transportadora o sin ella, tenemos trabajo que hacer.

Los tres se internaron en las fauces del Túnel. Yui corrió a toda velocidad entre las dos cintas.

—No caminéis por las cintas —advirtió—. Tienden a arreglarlas cuando menos te lo esperas y... ¡Fiuum!

La expresión sonaba graciosa viniendo de los labios de Shanise, porque lo cierto es que no estaba intentando ser graciosa. Simplemente era la mejor forma de explicar lo que pasaría si las cintas se encendiesen.


Daruu al habla. Este tema ocupará uno de mis huecos de rol. Obtengo un incentivo más por masterizar las tres tramas y además no sucumbo a la tentación de empezar otro tema más y prestarle menos atención a estos Sonrisa

Recibiréis, en breves, la experiencia correspondiente al prólogo de Los hilos del mundo. Utilizaremos estos tres temas separados como núcleos de la acción.

Seguiremos la norma de que, entre masterización y masterización, tendréis 72 horas para contestar los dos. Por favor,
estad atentos a estos post y ser puntuales. Intentemos llevar una trama dinámica y que no perdamos el hilo (¡jeje!).

Como master, me comprometo a intentar contestar también en esas 72 horas, pero al mismo tiempo me reservo el derecho de no hacerlo, no sólo por preparar bien lo que vaya a venir después, sino para coordinar la acción con las otras dos tramas que comparten el nombre y la ambientación con esta. Así, puedo retrasar las tramas porque algo va a suceder al mismo tiempo en todas o para dar tiempo a que termine una de ellas, o algo que está sucediendo en una de ellas, o por cualquier otro motivo similar. Espero que lo comprendáis.

¡Vamos allá!
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#2
El viaje había sido largo. Tediosamente largo. Sin embargo, perseguían un importante cometido, y como tal no hubo apenas tiempo para descansos. Desde la aldea de Kusagakure, y acompañada por Shanise y Mogura, se dirigieron hacia el suroeste durante un par de días hasta que abandonaron el País de los Bosques y entraron de nuevo en el de la Tormenta. El límite entre ambos estaba claro, aquellas nubes siempre pronosticando la tormenta eran su bandera. Y Ayame se regocijó al sentir las primeras gotas de lluvia bañando de nuevo su piel.

Estaba de nuevo en casa, y estaba de nuevo en su elemento.

Pero al mismo tiempo estaba lejos de estar en casa...

Atravesaron las extensas praderas de las Tierras de la Llovizna con la hierba de un color verde amarillento crujiendo bajo sus sandalias, hasta que llegaron a una titánica estructura que Ayame ya conocía de sobra. Y que también habían utilizado en su ida hacia Kusagakure. Sin embargo, en aquella ocasión, y tal y como había ocurrido cuando se dirigió con Daruu al Valle de los Dojos para participar en el torneo, el Túnel que les ayudaría a atravesar las Llanuras de la Tempestad estaba de nuevo averiado.

«Otra vez...» Pensó Ayame, mientras Shanise se enfrascaba en una discusión con el guardia del túnel y al mismo tiempo se comunicaba con Yui con la ayuda de los Yamanaka y aquella extraña habilidad de telepatía. Con un profundo suspiro, intercambió el peso de una pierna a otra con impaciencia. Y es que, en aquella ocasión, aquella avería era incluso más molesta que las anteriores veces. Tenían prisa. Estaban en una importante misión. ¡Tan importante que incluso el mundo dependía de su conclusión! ¡Y el rodeo que habían dado para llegar a la Ciudad Fantasma en tal de que el Túnel les ahorrara varias horas de viaje no había servido de nada!

—Vamos chicos. Con cinta transportadora o sin ella, tenemos trabajo que hacer —concluyó Shanise, antes de internarse en el túnel y echar a correr entre ambas cintas transportadoras.

Ayame, algo jadeante por el cansancio, le seguía los pies tan rápido como era capaz.

—No caminéis por las cintas —advirtió, aunque a Ayame no le hizo falta aquella advertencia—. Tienden a arreglarlas cuando menos te lo esperas y... ¡Fiuum!

—Sí... ya lo he experimentado en mis propias carnes —se rio, al recordar la experiencia. Pero entonces se puso seria y la miró dubitativa—. Oye, Shanise-san... ¿Qué es eso del chakra natural?

¿Sería algún tipo de chakra que les explicaron en la Academia y que ella ya había olvidado? Tenía miedo de haber hecho una pregunta completamente estúpida y que, en teoría, ya debería conocer su respuesta. ¿Y si la volvían a degradar a estudiante por ello o no la dejaban presentarse al examen de chunin? ¿Y si se arrepentían de haberla traído a la misión?

«Idiota, sólo te han traído por los Hōzuki.» Se recordó, con pesar.
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—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#3
—¿Y bien? ¿Qué dice Yui-sama al respecto?

Consultaba un guardia con una voz un tanto baja de firmeza.

—¿Que le diga qué? ¿Y qué va a arreglar eso? ¿Qué yo también me vaya a...? Pufff

Shanise dejó escapar entonces un suspiro.

Que dice que te vayas tú a tomar por culo por tener siempre estropeado el túnel, y que me vaya yo a tomar por culo también.

En ese momento los ojos de Mogura se abrieron de par en par por un segundo, seguidamente tuvo que hacer un esfuerzo enorme por no dejar escapar una risa.

«Parece que Shanise-san y Arashikage-sama son bastante cercanas...»

Ciertamente había que tener cierta confianza con la gente como para permitirse hablar de esa manera, Amegakure no era el lugar mas afectivo del mundo pero aún así se notaba la camaradería entre su gente.

—¡Pero es que yo no tengo la culpa! ¡Este trasto se estropea cada dos por tres...!

—¡Pues eso! ¡Vete a tomar por culo junto al túnel, os tomáis un café juntos y de paso lo arreglas! Vamos chicos. Con cinta transportadora o sin ella, tenemos trabajo que hacer.

No había nada mejor que una orden de un superior para dejar de lado las emociones y ponerse manos a la obra. Y así, Manase Mogura se dio a la carrera siguiente tan bien como pudo a la ANBU.

—No caminéis por las cintas. Tienden a arreglarlas cuando menos te lo esperas y... ¡Fiuum!

¡Entendido...!

Contestó con un tono ligeramente jocoso dejando ver una ligera sonrisa en su rostro que no dudaría mucho. Sentía que le había más gracia de lo que debería la forma en la que se había expresado.

—Sí... ya lo he experimentado en mis propias carnes.

Contestaría Aotsuki Ayame dejando escapar entonces una risa.

Oye, Shanise-san... ¿Qué es eso del chakra natural?

«¡Bien pensado, Aotsuki-san!»

Aprovechar el viaje y la confidencialidad del Túnel para preguntar sobre aquel chakra, no había forma de que lo que Shanise dijese escapara los muros de aquel canal.

¿Sería posible saber un poco más sobre ese tipo de chakra, Shanise-san?

Se sumaría entonces el joven médico a la pregunta de la kunoichi con un tono un poco más formal y tratando de no comprometer directamente a la ANBU.
Hablo - Pienso

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#4
Shanise, sin lugar a dudas, había escuchado a la perfección la pregunta de Ayame. También, aunque en este caso con alguna que otra duda, la había contestado. Veréis, lo que sucedió es que la respuesta fue algo más parecido a un gruñido, algo como:

—Nrngh. —Sí, desde luego, si hubiera que ponerle una onomatopeya tanto a lo que quiso decir como a sus pensamientos, esta hubiese sido "Nrngh".

Pero el hijodeputa del otro niñato le preguntó también lo mismo. Shanise volvió a gruñir, y al cabo de unos minutos, fue aminorando la velocidad hasta que se detuvo.

—Está bien, ¡está bien! —dijo—. No tengo ni idea, ¿vale? ¡No lo sé! Todos esos ninjas de tan altísimo nivel hablando de chakra natural y yo no sé qué huevos es.

Se cruzó de brazos, farfulló un par de maldiciones y echó a andar a una velocidad moderadamente lenta.

—Lo que está claro es que si es igual de fuerte que el de un bijuu, como se dijo, tenemos que detenerlo —dijo—. Ahora que ha quedado esto claro y que se ha roto el hielo, me gustaría dejar un par de cosas claras. La primera de ellas...

Shanise acabó por detenerse de nuevo y se dio la vuelta. Señaló a Mogura.

—Tenemos otra misión aparte de lo de los hilos. La misión es proteger a Ayame a cualquier coste. ¿Entendido? Y, Mogura-kun, esto es altamente secreto, así que si lo cuentas a alguien eres hombre muerto...

»...es porque Ayame es la jinchuuriki del Gobi.

Suspiró y dejó que Mogura se recuperase del golpe. Metafórico. Luego se acercó a Ayame, que a aquellas alturas ya había vuelto a su estado cabizbajo habitual, y la golpeó con el dorso de la mano. Este golpe no fue metafórico, aunque tampoco fue demasiado fuerte.

—Sobre ti, me han dicho que eres "una mocosa que se cree menos de lo que realmente vale". ¿Sabes qué? No me atrevería a decírselo a la cara a ese padre tuyo, pero gran parte del problema es la educación que se te da. Todo el mundo te trata como una cajita de cristal que puede romperse en cualquier momento, y a la que hay que cuidar. Incluso Yui-sama.

»Pero vamos a dejarlo claro de una vez. Las cajas de cristal no son educadas para matar gente. Tú eres una kunoichi. Eres una mujer. Aprende a defenderte por ti misma. Así quizás dejarás de sentirte una cajita. Creo que puedes ser tan útil para esta misión como Mogura-kun, al menos en vuestra función de genin. Pero si estás todo el tiempo con esa cara de sentirte un trofeo sólo conseguirás convertirte en eso.

»Espabila de una puta vez, Ayame-chan. No eres un copito de nieve, eres una subordinada más, y tienes la misión de no permitir que te pase nada, por el bien de todos. Y, bueno, de encontrar unos hilos de chakra natural de mierda o lo que sea eso. Vamos.

El trío cogió velocidad y volvió a resumir la marcha.
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#5
—Nrngh.

Fue la respuesta inicial a la pregunta que habían hecho los genin. Mogura no podía evitar sentir que había hecho algo mal.

—Está bien, ¡está bien! No tengo ni idea, ¿vale? ¡No lo sé! Todos esos ninjas de tan altísimo nivel hablando de chakra natural y yo no sé qué huevos es.

Se notaba que el admitir aquello le había resultado molesto, o que era el hecho de no poder responderles lo que le molestaba. De una forma u otra había incomodado con su pregunta a la ANBU.

Seguidamente dejó planteado la verdad del asunto, ese dichoso chakra natural era tan poderoso como un bijuu. De ahí venía toda la preocupación a nivel internacional, razón por la cual los tres grandes lideres se sentarían a charlar y compartir uno o dos secretos.

Pero de lo que vendría a continuación no tendría la menor idea ni por asomo.

Shanise se detuvo, se giró y señaló al joven médico.

—Tenemos otra misión aparte de lo de los hilos. La misión es proteger a Ayame a cualquier coste. ¿Entendido?

Mogura no pudo evitar hacer otra cosa que asentir con la cabeza.

Y, Mogura-kun, esto es altamente secreto, así que si lo cuentas a alguien eres hombre muerto... es porque Ayame es la jinchuuriki del Gobi.

Todo lo que había estado sucediendo era un secreto. Lo que estaba sucediendo era secreto, el Túnel no dejaría que ningún secreto se escapara al exterior. Pero ese dato realmente no lo esperaba, sabía que había un jinchuuriki con la bestia de cinco colas en algún lado de Amegakure.

¿Era una broma? No, no podía ser una broma. No tenía sentido que lo fuera, tenía que ser verdad. Una ANBU bromeando con algo como eso en el Túnel en medio de una importante misión de rango S, o era la mejor broma del mundo y Mogura estaba cayendo en ella o era todo verdad. Pasarían un par de segundos y el joven médico de Amegakure respiraría profundamente.

«Jinchuuriki del Gobi... ¡Vaya! ¡Supongo que si había algo especial en ella...!»

Dejando escapar el aire se llevaría una mano a la cabeza y se acomodaría el cabello.

Una ligera sonrisa se dibujó en su rostro por un par de segundos.

«La bestia de cinco colas que causo un montón de estragos a lo largo del País de la Tormenta sellada en Aotsuki Ayame, una tímida chica quien hasta hace poco no era capaz de lanzar una shuriken a un árbol...»

Se encogió entonces de hombros.

«Por más que se lo dijese a alguien, nadie me creería.»

No era un pensamiento pesimista ni nada por el estilo, era simplemente realista. Por más que fuese le mejor médico de Amegakure, nadie le creería a un genin sobre esas cosas, después de todo solo los shinobi y kunoichi de alto rango tenían conocimiento sobre ese tema.

Shanise había sido relativamente amable con él, sus palabras habían sido pocas y no se había metido personalmente consigo. Pero Ayame era otro tema, le hizo un llamamiento de atención bastante personalizado, se notaba que la ANBU sabía algunas cosas sobre la joven kunoichi.

Espabila de una puta vez, Ayame-chan. No eres un copito de nieve, eres una subordinada más, y tienes la misión de no permitir que te pase nada, por el bien de todos. Y, bueno, de encontrar unos hilos de chakra natural de mierda o lo que sea eso. Vamos.

Miró un par de segundos a Ayame después de escuchar todo lo que Shanise tenía para decirle. No tenía forma de ponerse en los zapatos de la kunoichi, su educación había sido diferente y los valores inculcados probablemente también. Pero teóricamente habían recibido un adiestramiento similar y tenía que responder a la orden de su superior y seguir el camino.

Si la jinchuuriki lo hacía, él también seguiría.

En un momento del camino, si todo seguía su ritmo, el shinobi rompería el silencio.

No tengo intenciones de decir nada al respecto pero... Shanise-san ¿Está usted habilitada a compartir ese tipo de información con un shinobi de mi rango...?

Consultaría con un tono jocoso y una ligera sonrisa dibujada en el rostro intentando romper con la seriedad del momento que había tenido lugar instantes atrás. Si Shanise había revelado esa información sin autorización alguna, podría decirse que la kunoichi se estaba buscando problemas con sus propios superiores.
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#6
Shanise respondió con un leve gruñido a su pregunta. Ayame ladeó la cabeza ligeramente, preguntándose si no la habría escuchado y si debería repetirla. Afortunadamente, fue Mogura el que corroboró su pregunta.

—¿Sería posible saber un poco más sobre ese tipo de chakra, Shanise-san?

La jonin aminoró la velocidad hasta detenerse en seco. Ayame hizo lo mismo y, jadeante y sofocada por todo el tiempo que llevaban moviéndose, agradeció aquella pausa. Y entonces...

—Está bien, ¡está bien! —exclamó, desesperada—. No tengo ni idea, ¿vale? ¡No lo sé! Todos esos ninjas de tan altísimo nivel hablando de chakra natural y yo no sé qué huevos es.

Se cruzó de brazos, claramente malhumorada, y tras soltar un par de murmullos echó a andar de nuevo. Ayame hundió los hombros.

«Jo... entonces estamos protegiendo algo sin saber qué es exactamente.» Pensaba, algo decepcionada, al tiempo que seguía sus pasos.

—Lo que está claro es que si es igual de fuerte que el de un bijuu, como se dijo, tenemos que detenerlo —continuó hablando—. Ahora que ha quedado esto claro y que se ha roto el hielo, me gustaría dejar un par de cosas claras. La primera de ellas...

Se detuvo de nuevo, se dio la vuelta y señaló a Mogura con un dedo.

—Tenemos otra misión aparte de lo de los hilos. La misión es proteger a Ayame a cualquier coste. ¿Entendido? —Ayame desvió la mirada, incómoda, pero sus ojos seguían clavados por el rabillo del ojo en Shanise—. Y, Mogura-kun, esto es altamente secreto, así que si lo cuentas a alguien eres hombre muerto...

»...es porque Ayame es la jinchuuriki del Gobi.


La revelación cayó un jarro de agua fría. Ayame se había congelado en el sitio, y con la boca abierta intercambió la mirada entre Shanise y Mogura. ¿Pero qué acababa de hacer? ¿Le acababa de revelar a Mogura el secreto más importante de Amegakure? ¿Así? ¿Sin más? ¿Y ahora qué debía hacer? ¿Cómo la iba a mirar a partir de ahora su compañero de aldea? ¿También la vería como un jarrón ornamentado? Le miró de reojo, esperando ver cualquier reacción en su rostro. Pero más allá de la sorpresa, Ayame no consiguió ver nada más. Mogura simplemente se acomodó los cabellos y, tras esbozar una breve sonrisa, se encogió de hombros. Ni siquiera hizo ningún comentario al respecto. Nada.

Un repentino golpe en la mejilla la devolvió a la realidad de forma brusca y abrupta.

—Sobre ti —continuó Shanise, y Ayame se llevó una mano a la cara con gesto dolido y avergonzado. No sabía bien qué había hecho para merecerse un golpe así y, aunque no había sido tan fuerte como otros que había recibido por parte de su padre, se sintió dolida tanto física como psicológicamente—, me han dicho que eres "una mocosa que se cree menos de lo que realmente vale". ¿Sabes qué? No me atrevería a decírselo a la cara a ese padre tuyo, pero gran parte del problema es la educación que se te da. Todo el mundo te trata como una cajita de cristal que puede romperse en cualquier momento, y a la que hay que cuidar. Incluso Yui-sama.

«Ha visto a través de mí... Sabe a la perfección cómo me siento y todo lo que he estado pensando» Pensó, agachando la cabeza en un gesto sumiso y con un nudo cerrado en la garganta. Con razón le había pegado entonces.

—Pero vamos a dejarlo claro de una vez —zanjó, y Ayame casi se vio obligada a alzar la cabeza—. Las cajas de cristal no son educadas para matar gente. Tú eres una kunoichi. Eres una mujer. Aprende a defenderte por ti misma. Así quizás dejarás de sentirte una cajita. Creo que puedes ser tan útil para esta misión como Mogura-kun, al menos en vuestra función de genin. Pero si estás todo el tiempo con esa cara de sentirte un trofeo sólo conseguirás convertirte en eso.

»Espabila de una puta vez, Ayame-chan. No eres un copito de nieve, eres una subordinada más, y tienes la misión de no permitir que te pase nada, por el bien de todos. Y, bueno, de encontrar unos hilos de chakra natural de mierda o lo que sea eso. Vamos.


Shanise retomó la carrera, y tanto Mogura como Ayame siguieron sus pasos. Mogura hizo una pregunta al aire, pero Ayame no le había escuchado. Estaba sumida en sus propios pensamientos y, al final, no pudo contenerse por más tiempo.

—S... sé que no estoy en una posición para reclamar nada —alzó la voz, por encima de su cansada respiración—. Pero no quiero que me portejáis sólo porque soy jinchuriki... Q... quiero ser parte del equipo como una genin más. Sin... sin ningún tipo de privilegio. Por favor —se apresuró a añadir, bajando la cabeza. No podría soportar que a nadie le pasara algo protegiéndola por una razón tan superficial como aquella.

Por otro lado, había algo que seguía reconcomiéndole la cabeza.

—Oye, Shamisen-san, ¿no podrías preguntarle a Arashikage-sama qué es eso del chakra natural? Seguro que ella lo sabe...
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#7
—No tengo intenciones de decir nada al respecto pero... Shanise-san ¿Está usted habilitada a compartir ese tipo de información con un shinobi de mi rango...?

Shanise soltó un JÁ. Fue un JÁ tan grande que rebotó contra las paredes del túnel y se abrió paso a través de él. Fue un JÁ tan grande que los guardias de la entrada y de la salida tuvieron que dar un respingo porque les pareció oír algo.

—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más —dijo, simplemente, aunque no aclaró hasta dónde se extendían sus funciones, pero sí añadió—: Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.

El equipo continuó corriendo, infatigable, con la infinidad del túnel frente a sí, durante unos minutos. Hasta que, de nuevo, alguien rompió el hielo.

—S... sé que no estoy en una posición para reclamar nada —Gruñido de inconformidad de Shanise—. Pero no quiero que me portejáis sólo porque soy jinchuriki... Q... quiero ser parte del equipo como una genin más. Sin... sin ningún tipo de privilegio. Por favor.

Shanise se detuvo en seco. Los dos genin pasaron a ambos lados de ella por la imposibilidad de que reaccionaran a tiempo para frenar ellos también.

—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña —dijo—. Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!

Clavó esos ojos con dureza y se quitó el respirador para poder hablar mejor, tomando un buen soplo de aire. Ahora se podían ver aquellos dientes triangulares, como sierras, como los de Yui.

—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.

»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.

Suspiró.

—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!

Pero sólo consiguieron caminar diez metros hasta que Ayame volvió a interrumpir el silencio.

—Oye, Shamisen-san, ¿no podrías preguntarle a Ara-

—Me llamo Shanise, y qué coño quieres ahora —las dos frases vinieron en una sóla, como en un pack.

-shikage-sama qué es eso del chakra natural? Seguro que ella lo sabe...?

Shanise dejó caer los brazos y lanzó un grito gutural al cielo, de cansancio, de agonía. «Dios santo, pero qué cabezones son estos críos joder, por qué me mandarán a mí a hacer de niñera, ugghhhh».

—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. —Shanise sonrió malignamente, y se acercó a Ayame. Se arrodilló delante de ella para quedar a su altura y le tocó el hombro.

—Pues pregúntale tú misma, guapita.

»Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.

Ayame escuchó nítidamente:

—Qué pasa ahora.
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#8
Shanise volvió a detenerse, esta vez en seco. Ayame, incapaz de frenar a tiempo ante lo brusco del movimiento, estuvo a punto de chocar con la jonin pero consiguió rectificar su trayectoria justo a tiempo y terminó patinando junto a ella hasta que el suelo terminó de detenerla.

—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña —dijo, clavando sus duros ojos azules sobre ella, y la muchacha se estremeció inevitablemente—. Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!

Shanise se quitó el respirador de la boca, tomó un buen trago de aire y dejó a la vista una ristra de dientes afilados como navajas. Exactamente como los de Kaido.

«¿Otra Hōzuki? ¿Como Yui-sama? Se preguntó Ayame, con un escalofrío.

—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.

»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.


Ayame hundió los hombros y dejó escapar el aire de los pulmones, abatida. Le habría encantado responder. Pero no tenía ningún argumento lo suficientemente inteligente como para rebatir aquello. Odiaba admitirlo. Pero tenía razón.

Ahora sólo le quedaba esforzarse para protegerse a sí misma y que nadie tuviera que dar la vida por ella.

—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!

Retomaron el rumbo en silencio, pero apenas habían caminado diez metros más cuando Ayame volvió a entrar al trapo. Shanise dejó caer los brazos, y su grito de desesperación le puso los pelos de punta.

«Lo siento. Losiento, losiento, losiento, losiento, losiento....

—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. —Shanise sonrió maliciosamente, y Ayame tensó todos los músculos del cuerpo cuando sintió que se acercaba a ella. Incluso pegó un respingo cuando apoyó una mano sobre su hombro—. Pues pregúntale tú misma, guapita.

—¿Eh? ¿Que le pregunte yo? ¡Ah, vale! ¡Buena idea! ¿Cómo se enciende la telepatía?

—Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.

Ayame ladeó la cabeza, sin saber muy bien qué debía hacer. Pero entonces escuchó una voz. Una voz que no entraba a través de sus oídos, sino que parecía escucharla en su cabeza. La voz de la Arashikage llenó todo su ser, incapaz de ser ignorada:

—Qué pasa ahora.

—¡Oh, vaya! Vale, vale... —exclamó Ayame, entonces se aclaró la garganta, cerró los ojos con fuerza para concentrarse e inspiró con fuerza...

—¡¡¡HOLA, ARASHIKAGE-SAMA!!! ¿¿¿SE ME OYE BIEN??? ¡SOY AYAME! ¡NO QUERRÍA MOLESTARLA! ¡SÓLO QUERÍA PREGUNTARLE QUÉ ERA ESO DEL CHAKRA NATURAL PORQUE SHANISE-SAN NO PARECE SABERLOOOOO!
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#9
El poder de la voz de la ANBU sin duda alguna era de temer, probablemente habría gente al principio y al final del Túnel preguntandose "Hey ¿escuchaste eso?" Pero a Mogura, quien estaba a unos metros de la fuente de origen, el sonido lo atravesó de lado a lado.

—Mogura-san, soy la consejera oficial de Arashikage-sama. Tengo voz y voto para eso y para mucho más.

Por alguna razón, sentía que en su pobre intento de lanzar una shuriken de madera, Shanise le había contestado con una Fuuma Shuriken.

Somos amigas desde que éramos niñas. Es como una hermana para mi.

La mujer pisaba fuerte, muy fuerte, y no se molestó en guardárselo. No solo ocupaba un puesto militar importante sino que formaba parte del circulo intimo de Amekoro Yui.

¡Vaya! ¡Aprecio entonces que me hayan elegido digno de guardar este secreto...!

Contestó intentando no perder el tono que había manejado segundos atrás pero lo cierto era que estaba un poco nervioso, debería haber esperado ese tipo de respuesta por parte de la mujer. Probablemente no buscaría hacer algo como eso en el futuro próximo, por su propio bien.

Sea como fuere, Ayame se robaría toda la atención con un comentario cargado con un poco de... ¿Inocencia?

Pidió que no se la tratase con privilegios ni ninguna otra clase de trato especial. Shanise parecía que las palabras de la joven kunoichi merecían clavar el freno de mano y hablarle cara a cara nuevamente.

Mogura demoró un poco en frenar, quizás más que Ayame incluso, pero llegó a escuchar lo que tenía para decirle su superior a la confundida muchacha.

—¿Privilegio...? No lo entiendes, niña

La reacción de Ayame no demoró en manifestarse.

Ser la jinchuuriki no te concede ningún privilegio. ¡Eres la guardiana del bijuu, eso es lo que eres!

La fémina se quitaría el aparato que llevaba en la cara para tomar aire y, de paso, mostrar la dentadura tan particular que se podía apreciar en algunos miembros del clan Hoozuki.

—No es un privilegio. Es una responsabilidad. ¡Y muy grande! Parece que no entiendes por qué tenemos que protegerte, joder. Hay gente que podría querer hacerse con ese poder para hacer el mal, ¿entiendes? Para causar daños a todos nosotros. Amegakure también estaría en peligro. Tus amigos. Tu familia.

»Así que sí, eres parte del equipo. Como Mogura, tienes exactamente las mismas misiones que él. Eso incluye proteger a la jinchuuriki. ¿Y qué eres tú? Una genin y una jinchuuriki. Así que te tienes que proteger a ti misma. ¿Es que no ves que es muy sencillo? Si la misión es protegerte, nosotros te protegemos. Y tú... te proteges.


Mogura no podía evitar sentirse que estaba visitando la casa de una compañera de Academia y venía un tutor o un pariente a darle un reto por algo que hizo o mejor dicho dijo. Prestó atención a la escena y sus ojos pasaban de Shanise mientras hablaba a Ayame mientras reaccionaba a lo que le decían.

«¡Qué momento incómodo!»

—Ahora, continuemos la marcha. Poco a poco, que me tenéis cansada. ¡Y nada de volver a sacar este tema!

Si alguien se interesaba por lo que hacía el joven médico en ese momento y se giraban a verle, verían que asintiría con la cabeza y se dispondría a seguir el camino.

«¡Oh Oh...!»

Fue lo primero que pasó por su cabeza cuando la ANBU volvió a detenerse. Pero no solo se detuvo, sino que también soltó un grito bastante fuerte.

Ayame se disculpaba pero aún así Shanise se acercó a ella y mirándola con una cara que causaría cierto espantó en los niños, y por qué no también en los grandes, dijo:

—¿Quieres que le preguntemos a Yui-sama? Bien. ¿Quieres? Vale. Bien. De acuerdo. Pues pregúntale tú misma, guapita.

Le pondría entonces el oido cerca a la kunoichi.

—¿Eh? ¿Que le pregunte yo? ¡Ah, vale! ¡Buena idea! ¿Cómo se enciende la telepatía?

—Oye, Yui. Ayame quiere preguntarte algo.

—¡Oh, vaya! Vale, vale...

El gesto de Ayame en ese momento le heló la sangre a Mogura.

«No... no no ¡no!»

—¡¡¡HOLA, ARASHIKAGE-SAMA!!! ¿¿¿SE ME OYE BIEN??? ¡SOY AYAME! ¡NO QUERRÍA MOLESTARLA! ¡SÓLO QUERÍA PREGUNTARLE QUÉ ERA ESO DEL CHAKRA NATURAL PORQUE SHANISE-SAN NO PARECE SABERLOOOOO!

El joven médico de Amegakure no pudo evitar llevarse las manos a la cabeza, no para peinarse ni nada por el estilo. Simplemente no creía lo que había pasado, Aotsuki Ayame le estaba gritando en el oido a su superior, superior que ya estaba suficientemente picada como para mandarla a que seque las calles de la aldea con una esponja y un trapo seco.

«¡¿Qué acabas de hacer Aotsuki Ayame?!»
Hablo - Pienso

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#10
—¡¡¡HOLA, ARASHIKAGE-SAMA!!! ¿¿¿SE ME OYE BIEN??? ¡SOY AYAME! ¡NO QUERRÍA MOLESTARLA! ¡SÓLO QUERÍA PREGUNTARLE QUÉ ERA ESO DEL CHAKRA NATURAL PORQUE SHANISE-SAN NO PARECE SABERLOOOOO!

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

—¡Niña, mi conexión a distancia no funciona así, no hace falta chillar, joder!

—Inomaru-kun, es sólo una niña... No pasa... No pasa nada —dijo la voz del Morikage, jadeante.

—¿Ayame? ¿Ayame?

Yui esperó una respuesta de Ayame. Algo como un "¿sí?". Por ejemplo.

—...

...

...

...

¡¡VETE A TOMAR POR CULO!!


El chillido había sido tan fuerte, que... Bueno, se podrían decir muchas metáforas diferentes para esta ocasión, pero la verdad es que bastará con decir que Mogura pudo escucharlo, y la técnica de Inomaru, normalmente, requería de contacto físico para compartir la comunicación. Shanise y Ayame escucharon un doloroso pitido en el oído, y la comunicación se interrumpió.
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#11
Cuatro voces chillaron al unísono dentro de su cabeza, y Ayame pegó un brinco al sentirlo:

—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!
—¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!

—¡Niña, mi conexión a distancia no funciona así, no hace falta chillar, joder! —exclamó una voz desconocida para ella, aunque, dentro del contexto, debía de ser el Yamanaka encargado de mantener la comunicación telepática del que habían hablado con anterioridad.

—Inomaru-kun, es sólo una niña... No pasa... No pasa nada —dijo la voz del Morikage, jadeante pero conciliador.

—¿Ayame? ¿Ayame?

La voz de Yui respondió al fin.

—¡Ah! ¿Sí, Arashikage-sama? —contestó Ayame, con una resplandeciente sonrisa.

—¡¡VETE A TOMAR POR CULO!!

El chillido resonó en su mente, rebotó en su cráneo y terminó perforando sus tímpanos. Mareada Ayame cayó al suelo de rodillas, temblorosa y con un molesto pitido todavía disturbándola. La muchacha se llevó una mano a la cabeza y cerró los ojos con un profundo gesto de dolor, pero aún tardó algunos segundos en reponerse de la sensación. Ahora sabía de primera mano lo que habían sentido las víctimas de sus técnicas de voz, y no era algo precisamente agradable...

Agitó la cabeza, tratando de disipar el aturdimiento, pero el túnel seguía girando a su alrededor a toda velocidad y le suponía un verdadero esfuerzo el simple hecho de mantener la espalda erguida. Fue entonces cuando fue consciente de lo que había pasado y trató de levantarse. Trastabilló durante unos instantes, pero consiguió mantener el equilibrio y miró por debajo de las pestañas a Mogura y a Shanise.

—Yo... yo... —balbuceaba, sus mejillas enrojeciendo por momentos. Al final hizo acopio de las pocas fuerzas que le quedaban e inclinó la espalda todo lo que pudo con cierta torpeza y lentitud—. Lo... lo siento mucho...

Bastante era que no se había caído de boca al intentar hacer la reverencia.

«Ahora nunca sabré lo que es el chakra natural...» Se lamentó para sus adentros, profundamente afligida.

Pero entonces, una bombilla se encendió en su cabeza. Súbitamente inspirada, Ayame se reincorporó y golpeó la palma de su mano abierta con su otra mano.

—¡Ya sé! ¡Podemos invocar a los otros dos grupos y preguntarles a ellos! ¡Alguno tiene que saberlo!
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—Habitación de Ayame: Link

No respondo dudas por MP.
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#12
Mogura cada vez tenía que intentar más y más duro por mantener la calma, Ayame encima no hacía más que dejárselo cada vez más y más difícil. No solo le había gritado a un superior en el oído sino que parecía ignorarlo completamente.

—¡Ah! ¿Sí, Arashikage-sama?

Ayame parecía no tener idea de lo que había hecho y alegremente contestó a la Kage de Amegakure.

—¡¡VETE A TOMAR POR CULO!!

Los ojos del joven médico se pusieron como platos y quedó con la boca abierta por un par de segundos. Sus manos no se habían movido de su cabeza. ¿Qué tan fuerte tendría que haber gritado Yui para que él mismo fuese capaz de escucharle a esa distancia? Shanise había dejado escapar un Ja bastante fuerte pero... ya no sabía que pensar realmente.

Se notaban los efectos en la joven kunoichi, le costaba un poco mantenerse en pie y no parecía que la gravedad hiciese efecto en su visión de la realidad.

—Yo... yo... Lo... lo siento mucho...

Exclamaría haciendo un pobre intento de una reverencia. Mogura no pudo evitar tener que arreglarse el cabello con ambas manos al mismo tiempo, muy lentamente.

«¿Qué sucede contigo, muchacha?»

Era lo único que podía pensar en ese momento.

De golpe, Ayame se reincorporó y golpeó la palma de su mano abierta con su otra mano.

—¡Ya sé! ¡Podemos invocar a los otros dos grupos y preguntarles a ellos! ¡Alguno tiene que saberlo!

No estaba seguro de que decir, si debía intervenir para evitar que maten a la jinchuuriki del Gobi y que el túnel se arruine y la bestia de cinco colas se libere en medio del País de la Tormenta. ¿Shanise tendría la paciencia necesaria para no ahorcar a Ayame? ¿Shanise se encontraría bien a todo esto?

El joven médico de Amegakure no estaba seguro de como proceder en ese momento y la duda hizo que se quedase mirando a las dos féminas del grupo.
Hablo - Pienso

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#13
Shanise se golpeó la cabeza con una mano, cerca del oído, como cuando se te mete agua al haber estado buceando. Tenía los ojos cerrados, y hacía el mayor esfuerzo posible para no golpear a Ayame de nuevo. Con un extra de fuerza asesina.

—Yo... yo... —dijo la pequeña—. Lo... lo siento mucho...

—No pasa nada, todo está bien —contestó Shanise—. Ahora, continuaremos nuestro camino y...

—¡Ya sé! ¡Podemos invocar a los otros dos grupos y preguntarles a ellos! ¡Alguno tiene que saberlo!

Un silencio de tres segundos de reloj precedió a aquella sugerencia. Luego, Shanise se dio la vuelta y echó a correr en dirección a la otra salida del túnel.

—¡Vamos, sigamos! ¡Es una orden! ¡Se acabaron las sugerencias, vamos, vamos! —vociferó Shanise—. Y Ayame, si me veo obligada a contestar a la pregunta de Por Qué Esa No Es Una Buena Idea, te prometo que te vas a arrepentir.


· · ·


Desafortunadamente para ellos, el Túnel seguía averiado. Estaban agotados física y mentalmente —tratad de recorrer un túnel con kilómetros y kilómetros de longitud, recto, sin que el paisaje cambie en ningún momento—, y ya se estaba haciendo de noche. De modo que se tomarían un descanso, a resguardo bajo los gruesos muros de hormigón.

Shanise se detuvo, se sentó en el suelo y se descolgó la mochila. Sacó de ella un par de sándwiches de atún y los puso frente a ella. Educadamente, hizo una pequeña reverencia.

—Descansemos hasta mañana. Que Amenokami bendiga esta cena, y...

»...que haga que alguien arregle de una vez el puto Túnel.
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#14
Si las miradas mataran, Ayame habría muerto por lo menos diez veces aquel día. Shanise y Mogura se quedaron mirándola fijamente tras su propuesta, sus ojos clavándose como puñales en su cuerpo. Y cuando creía que estaba a punto de recibir una nueva colleja, o quizás algo peor, la jonin giró sobre sus tobillos y reanudó la marcha a todo correr.

—¡Vamos, sigamos! ¡Es una orden! ¡Se acabaron las sugerencias, vamos, vamos! —vociferó. Detrás de ella, y siguiendo sus pasos, Ayame había estaba a punto de hablar de nuevo, cuando añadió—. Y Ayame, si me veo obligada a contestar a la pregunta de Por Qué Esa No Es Una Buena Idea, te prometo que te vas a arrepentir.

La genin volvió a cerrar la boca de inmediato y agachó la mirada. Definitivamente, nunca sabría qué era aquello del chakra natural...



. . .



Cuando Ayame miró por enésima vez hacia el techo, hacia las enormes cristaleras que les protegían de las inclemencias del tiempo y al mismo tiempo les permitían ver el exterior, pese a la eterna capa de nubes que cubrían el cielo se dio cuenta de que estaba oscureciendo. En pocos instantes anochecería. Menos mal que el túnel estaba lo suficientemente iluminado, pues de lo contrario lo habría pasado realmente mal... Y justamente por esa razón, en aquellos instantes sus preocupaciones eran bien distintas. Habían estado corriendo sin descanso durante un largo trecho a una buena velocidad. Y tanto era así que las piernas ya le temblaban desde hacía un rato y había aminorado la velocidad sin poder hacer nada por evitarlo. Ella era una kunoichi bastante ágil, y así se había asegurado de demostrarlo en los primeros minutos, pero la resistencia no era su fuerte y ahora jadeaba como un guepardo superado por una gacela.

Afortunadamente, Shanise terminó por detenerse al cabo de lo que a ella se le antojaron varias tortuosas horas. Ayame no perdió un instante para tirarse de rodillas al suelo, masajeándose las piernas y resollando con fuerza al tiempo que trataba de ignorar el fuego de sus pulmones. No quería ni imaginar qué habría sido de ella si hubiesen seguido corriendo de aquella manera.

—Descansemos hasta mañana —intervino la jonin, que había descolgado su mochila y sacó de ella un par de sandwiches que puso frente a ella.

Ayame asintió sin fuerzas, y no dudó un instante en hacer exactamente lo mismo, y tomó casi con mimo dos sandwiches de queso y jamón que había preparado para la ocasión. Odiaba mostrarse tan débil, y más en una misión tan importante como aquella...

Pero, literalmente, casi no podía ni con su alma.

—Que Amenokami bendiga esta cena, y... que haga que alguien arregle de una vez el puto Túnel —añadió, y aquello consiguió arrancarle una risilla.

Aunque ojalá tuviera razón.

Exhausta, desenvolvió su comida y le pegó el primer bocado. El sandwich estaba húmedo y frío por el ambiente, pero en aquellos momentos fue una auténtica delicia para su paladar. Masticó, despacio pero con ansias, y cuando sintió que al tragar el pan le formaba una bola de masa en la garganta se apresuró a tomar el termo de agua, destaparlo y pegarle un buen trago.

—¿Cuánto puede faltar para salir de este túnel? —preguntó, con un hilo de voz—. Teniendo en cuenta que para mañana no esté arreglado, claro...
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#15
La paciencia de Shanise realmente era digna de un monumento, tenía todo el poder para reducir a Ayame a una mancha en el piso y las razones para hacerlo pero aún así no lo hizo. El corazón del joven médico no había parado de latir con fuerza en todo momento, temió lo peor por un segundo.

—¡Vamos, sigamos! ¡Es una orden! ¡Se acabaron las sugerencias, vamos, vamos! Y Ayame, si me veo obligada a contestar a la pregunta de Por Qué Esa No Es Una Buena Idea, te prometo que te vas a arrepentir.

Aquello era algo con lo que podía lidiar, las ordenes de un superior y el trato firme, nada de opiniones fuera de lugar ni consultas que tentasen a la suerte. Se suponía que nadie moría por preguntar, pero Ayame parecía querer tirar esa teoría por la borda.

«¡Sobrevivimos...!»

Mogura echó a andar sin mayor demora, no quería causar ninguna clase de problema.



. . .



El recorrido por el Túnel sin duda alguna fue un ejercicio tortuoso, no solo por la velocidad que tenía que manejar, que hacía que sus piernas se sintiesen como si se le fuesen a caer, sino por el hecho de que no había absolutamente nada interesante que ver en el camino. Fue bueno por un lado porque le ayudó a tranquilizarse por el hecho de que casi mataban a la pobre Ayame por su falta de modales, pero también generaba la sensación de que estaban atrapados en una dimensión infinita donde solo había túnel, túnel y más túnel.

Pero finalmente, su superior se detuvo y marcó el final del día.

—Descansemos hasta mañana

Dijo Shanise para luego tomar su mochila y sacar un par de sándwiches, seguidamente se colocaría en el piso y se prepararía para hacer una bendición.

¡Entendido, Shanise-san!

Ayame asintió y se dio a la tarea de buscar su comida. Mogura teniendo luz verde, se dejó caer casi al instante sobre el piso colocándose en seiza, se quitaría su morral y lo colocaría delante suyo. En su interior había unas pocas cosas, no había comida empaquetada ni tampoco sándwiches preparados.

Un humilde pergamino tomó y puso sobre el piso, Comida se podía leer en él. Lentamente lo fue abriendo, más que nada por el hecho de que no sentía que le quedase demasiada energía.

—Que Amenokami bendiga esta cena, y... que haga que alguien arregle de una vez el puto Túnel

Estuvo a punto de dejar escapar una risa por el comentario de la mujer, pero logró contenerse de hacerlo.

Volviendo a su cena, el pergamino estaba desplegado, había una sería de marcas que envolvían diferentes palabras, todos nombres de comidas. Sin más, puso su palma en el centro y una ligera nube de humo se manifestó frente al joven médico. El humo se desvanecería rápidamente y daría lugar a una esencia muy pero muy placentera en todos los presentes, comida caliente, de esa que te abre el apetito con solo sentir el aroma.

Donde antes había marcas, ahora habría un pequeño plato con tres piezas de yakitori, a un lado habría un poco de takoyaki, junto a eso unas salchichas cortadas con forma de pulpo y en el centro un tazón con arroz blanco y lonjas de cerco asado, todo caliente. Una tetera y una taza vacía también se manifestarían del interior del pergamino, té verde caliente.

Un detalle que un ojo atento podría llegar a notar es que quedaba una marca más en el pergamino, se podía leer la palabra Fresa en ella.

Junto sus manos e hizo un silencioso rezo y sin intenciones de perder más tiempo se dio a la tarea de tomar un poco de arroz y llevárselo a la boca.

Ayame había dicho algo, le pareció escuchar, pero la verdad es que la sensación de comida caliente en su boca después de un día tan largo le habían hecho ignorarla por completo.
Hablo - Pienso

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