— Así que Amedama Daruu burló a la autoridad en vez de entregarse, entiendo.

La joven frunció el ceño ante lo dicho, un poco indignada.

— Era su vida o entregarse, no sé, yo habría hecho lo mismo. — Alegó ella mientras alejaba la espalda de la silla y quedaba incorporada lo suficiente para levantar el mentón.

Sin embargo su conversación se quedó a un lado ya que su comida apareció, en lo que parecían bandejas rebosante de todo tipos de carnes: un bistec de ternera que parecía que se deshacía directamente con los ojos, carne pinchada en una especie de palos que parecía del todo jugosa, y un bocadillo de lo que parecía ser pollo con mayonesa.

Si de por sí eso parecía demasiado, había un tercer plato a rebosar de patatas.

— Dejate el bocata para el final y así ya tenemos comida para mañana, itadakimasu.

— Claro... Uff... ¡Qué aproveche! — Exclamó mientras tomaba los cubiertos y se disponía a atacar el bistec de ternera con un puñado de patatas.

— Era su vida o entregarse, no sé, yo habría hecho lo mismo. —

En el momento en que Eri lo defendió me imaginé a mi mismo en esa situación, es decir, unos shinobis de Ame persiguiendome por lo que fuera. Yo habría huido sin dudar, durante un instante ínfimo simpaticé con aquel extraño muchacho cuyo apellido no parecía tener tanto sentido como sus acciones. ¡Pero no era lo mismo! Uzushiogakure era la buena y poderosa villa de la justicia y el perdón a los inocentes, si Uzu te dice que te entregues, te entregas a una vida mejor llena de oportunidades. Si alguien de Ame te pide que te entregues es para realizar todo tipo de nuevas e innovadoras torturas contigo.

— Claro... Uff... ¡Qué aproveche! —

La entrada en escena de la comida había dejado en segundo plano la anterior conversación, lo cual agradecí profundamente. Seguramente hubiera acabado liandola como siempre que intentaba dialogar con alguien durante un periodo extendido de tiempo, a veces no tan extendido ni tan periodo.

Imité a Eri-hime y empecé a comerme aquellas delicias mezclandolas entre ellas, un poco de bacon con el bistec, unas patatas con el bacon y un poco de cerdo con el bacon. Mis manos iban y venian de mi boca, que masticaba tan rápido como podía para no salpicar ni que se me cayera nada. Ante todo, era un chico bien educado.

Al terminar el bistec y el cerdo tomé una servilleta y me limpié los labios de una forma ultra refinada.

— Me encuentro totalmente satisfecho estomacalmente.

Mientras Nabi se dedicaba a engullir de la forma más fina posible, Eri se dedicaba a comer tranquilamente, sin prisa pero sin pausa pues aunque el hambre estaba comiéndose por dentro su estómago, sabía que si comía rápido al final de la jornada le iba a sentar mal una vez se acostase en su cama.

Así pues cuando finiquitó el bistec y la mitad de las patatas, el rubio que estaba posicionado a su lado se encontraba ya limpiándose los labios.

— Me encuentro totalmente satisfecho estomacalmente.

— ¿Ya? — Preguntó mientras tragaba un cacho de seguramente bacon. —Hala, pues me has ganado. — Respondió la joven mientras se llevaba otra porción de bacon a la boca.

Masticó unas cuantas veces y tragó.

— ¿Quieres un poco de lo mío? Seguramente no me pueda terminar el bocadillo entero. — Alegó mirando con pena el emparedado que aún reposaba en su plato.

— ¿Ya? —

En mi cabeza resonó lentamente durante el segundo que tardó en tragarse el bacon que tenía aún en su boca. Sonaba a eyaculación precoz, y eso hizo temblar mi espiritu. ¿Y si era una señal del universo?

—Hala, pues me has ganado. —

Al volver a oir la voz de Eri-hime mi cabeza volvió sobre mis hombros.

— No era ninguna competición, tampoco es que tengas alguna oportunidad contra mi comiendo carne. Así que no te lo tomes a mal, seguramente en un combate me darías la paliza de mi vida.

Me dediqué a mirar los alrededores y a beber agua mientras Eri acababa de cenar. La tranquilidad era palpable en el lugar. Finalmente me volvió a dirigir la palabra y volví a embelesarme con su dulce rostro. Sabía que si la miraba me iba a costar apartar la mirada despues, lo cual podía parecer de pedofilo o de acosador o de violador o de cura.

— ¿Quieres un poco de lo mío? Seguramente no me pueda terminar el bocadillo entero. —

— No, si yo el bocata tampoco me lo he comido, me lo guardo para mañana, si me lo comiera ahora explotaría y ya no podría dormir.

Debajo del mismo, en el plato, había un papel para envolverlo, puesto que el dueño sabía que muchos clientes no podrían acabarselo y como son viajeros se lo tendrían que llevar.

— No era ninguna competición, tampoco es que tengas alguna oportunidad contra mi comiendo carne. Así que no te lo tomes a mal, seguramente en un combate me darías la paliza de mi vida.

— Era bromi. — Alegó ella. — Además, tampoco estoy muy segura de eso último.

Terminó el penúltimo plato y miró el bocadillo mientras volvía a hablar, sabía que terminárselo no iba a poder, es más, sentía que aquella noche había engordado algún que otro kilo por culpa de tanta proteína.

— No, si yo el bocata tampoco me lo he comido, me lo guardo para mañana, si me lo comiera ahora explotaría y ya no podría dormir.

— Bueno pues... Me lo guardo para mañana también. — Miró de nuevo al bocadillo y suspiró mientras tomaba el papel para envolverlo, luego lo guardó en otro pañuelo para atarlo de forma segura y lo guardó en su mochila.

Bostezó mientras volvía a dejar la mochila a su lado y miró a Nabi con ojos cansados.

— Tengo mucho sueño... — Alegó mientras se frotaba los ojos. — ¿Qué tal estás tú? ¿Quieres ir a dormir ya?

— Bueno pues... Me lo guardo para mañana también. —

— Por eso este lugar es tan popular entre los viajeros, con una comida aquí tienes para dos dias de viaje.

En mi caso muchas veces era para medio día y con suerte, porque despues me entraba el gusanillo y volvía a zamparme otra vaca entera en menos que canta un gallo. Y al gallo tambien me lo como. Pero eso era otro tema, mientras imité a Eri y me guardé el bocata.

— Tengo mucho sueño... ¿Qué tal estás tú? ¿Quieres ir a dormir ya?

Cada vez que llenaba el estomago me daba un sueño tremendo, así que cuando Eri empezó a frotarse los ojos ya vi por donde iban los tiros.

— Sí, lo mejor será irnos a dormir cuanto antes para salir a primera hora de la mañana. Tú tienes la llave y el numero de habitación así que te sigo.

— Sí, lo mejor será irnos a dormir cuanto antes para salir a primera hora de la mañana. Tú tienes la llave y el numero de habitación así que te sigo.

— Claro, vamos a dormir. — Sentenció mientras recogía lo utilizado sobre su bandeja para hacer el trabajo más fácil a quien lo tuviese que recoger, se levantó mientras se echaba una de las asas de su mochila al hombro y comenzó a liderar el camino hacia su correspondiente habitación para pasar la noche.


— ¡Aaaaah! ¡Qué bien he dormido! — Exclamaba la joven de ojos morados mientras se estiraba por tercera vez desde que habían vuelto a retomar el camino al Valle de los Dojos. — ¿Por dónde teníamos que seguir? Creo que el mapa te lo di a ti la última vez que lo consultamos...

Bostezó mientras se rascaba la cabeza con la mano derecha, luego cerró los ojos con fuerza y los abrió segundos después para intentar espabilarse lo más pronto posible.

— ¿Crees que serán difíciles? Los combates, digo. — Preguntó mientras se llevaba un dedo al mentón, pensativa. — ¿Qué clase de contrincantes tendremos?

— Claro, vamos a dormir. —

La seguí hasta la habitación pero estaba tan cansado de estar todo el día de viaje que ni recuerdo nada que no fuera una suave y esponjosa cama en la que babear durante el tiempo que Eri-hime me dejase dormir.

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Antes de que pudiera volver a poner mi cabeza sobre mis hombros ya estabamos de vuelta en el camino. Sin embargo, Eri estaba enchida de energia, mientras a mi me costaba hasta pensar.

— ¡Aaaaah! ¡Qué bien he dormido! —

— Hemos dormido poco.

Solté un bostezo que parecía no tener fin mientras mis neuronas iban reactivandose lentamente al entrar en contacto con los rayos del sol.

— ¿Por dónde teníamos que seguir? Creo que el mapa te lo di a ti la última vez que lo consultamos...

Señalé en dirección al camino que teníamos que tomar mientras aún bostezaba, haciendo una serie de sonidos guturales.

— ¿Crees que serán difíciles? Los combates, digo. ¿Qué clase de contrincantes tendremos?

— Lo más díficil será si nos emparejan con shinobis de nuestra propia villa, eso y tener cuidado de qué clase de sucias estrategias usaran los del resto de villas para dejarnos en evidencia. Recuerda que esto no es un examen ni nada, venimos solo a dar espectaculo.

Le contesté aclarandole que pasara lo que pasara no te sobreesforzase ya que no había recompensa alguna.

¿Por dónde teníamos que seguir? Creo que el mapa te lo di a ti la última vez que lo consultamos...

— Hemos dormido poco.

— Hemos dormido, que es lo que cuenta, ¡y en una cama! — Volvió a exclamar ella mientras apretaba el agarre que ejercía sobre la mano de Nabi mientras éste volvía a bostezar. — Venga, no te preocupes, en una hora ya estarás fresco.

Aunque sin querer se le pegó el bostezo que estaba haciendo Nabi mientras señalaba el camino a seguir.

— Lo más díficil será si nos emparejan con shinobis de nuestra propia villa, eso y tener cuidado de qué clase de sucias estrategias usaran los del resto de villas para dejarnos en evidencia. Recuerda que esto no es un examen ni nada, venimos solo a dar espectaculo.

— Pero por mucho espectáculo que tengamos que dar, no sé, enfrentarme con... ¿Un Uchiha? Eso tiene que ser muy difícil; solo espero un contrincante de mi nivel.

Estiró su brazo libre lo suficiente para hacer crujir su hombro, luego volvió a su costado y miró al cielo.

— Lo único que no quiero es tener problemas. — Mencionó en voz baja. — ¿Cuál será nuestra próxima parada, Nabi-kun? — Preguntó recobrando su energía mientras pegaba pequeños saltitos, entusiasmada por saber qué les depararía el próximo lugar que visitarían.

— Pero por mucho espectáculo que tengamos que dar, no sé, enfrentarme con... ¿Un Uchiha? Eso tiene que ser muy difícil; solo espero un contrincante de mi nivel.

Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro ante la paradoja que acababa de plantearme inteligentemente Eri-hime.

— Eso es contradictorio, Eri-chan, solo un Uchiha dopado hasta las cejas podría hacerte frente. Yo solo espero que este despliegue de paz y espectaculo no acabe con ningún Uzunés muerto.

— Lo único que no quiero es tener problemas. ¿Cuál será nuestra próxima parada, Nabi-kun? —

— Al sitio aquel que te dije, si todo sale según lo previsto llegaremos más pronto de lo que hemos llegado a Los Herreros y así podremos echar un vistazo al sitio que te mencioné.

Saqué el mapa y empecé a escudriñarlo, para orientarme. Sabía más o menos donde estaba el pueblecito aquel, pero nunca llegué a situarlo con precisión en un mapa. Aquellos papelajos y yo teníamos una relación discordante. Como cuando conoces a una persona y sientes como que ya la conoces y la odias profundamente. La gente dice que eso es porque os matasteis en otra vida y eso queda grabado en el alma.

Tenía clara la zona en la que estaba, la clave sería orientarme en la vida real, entonces llegaría sin problema. De momento seguiriamos la costa hasta encontrar la desembocadura del río.

— Eso es contradictorio, Eri-chan, solo un Uchiha dopado hasta las cejas podría hacerte frente. Yo solo espero que este despliegue de paz y espectaculo no acabe con ningún Uzunés muerto.

— Tampoco es eso, solo es unas cuantas peleas, y eso estará repleto de ninjas médicos especializados, así que dudo mucho que alguien acabe herido de gravedad o incluso muerto. — Negó ella mientras se ponía tan seria que la sonrisa se le borraba de sus labios.

Sin embargo el tema de conversación giró de nuevo hacia el camino, donde la chica quería saber dónde pararían la próxima vez.

— Al sitio aquel que te dije, si todo sale según lo previsto llegaremos más pronto de lo que hemos llegado a Los Herreros y así podremos echar un vistazo al sitio que te mencioné.

— Al sitio que mencionaste... ¿Te refieres al lago? ¿Al lugar aquel que tenía un lago muy bonito? Oh, ¿dónde era? ¿Queda cerca? ¿Cuánto falta? Aunque con todos los datos que me has dado dudo mucho que me haya enterado, a lo mejor no vamos al lago...

Sin embargo no continuó su pequeño monólogo pues el chico acababa de sacar el mapa y parecía intentar memorizarlo por los ojos pues no apartaba su acaramelada mirada del papel. Eri tragó saliva, sin saber muy bien si iban o no por buen camino.

— Esto... ¿Todo bien? ¿Quieres que preguntemos a alguien?

— Al sitio que mencionaste... ¿Te refieres al lago? ¿Al lugar aquel que tenía un lago muy bonito? Oh, ¿dónde era? ¿Queda cerca? ¿Cuánto falta? Aunque con todos los datos que me has dado dudo mucho que me haya enterado, a lo mejor no vamos al lago...

— Sí, sí, por aquí.— señalé un punto en el mapa que era una buena suposición de la ubicación de aquella pequeña aldea y continue contestando a sus preguntas. — Sí, poco. Claro que vamos al lago, ¿donde vamos a ir si no? ¿Estás bien, Eri-chan? Te he dicho que ibamos a llegar con tiempo, así podremos ir a dar un paseo con más calma. Que si no quieres ir, me lo puedes decir y vamos donde tú quieras.

El monologo de Eri-hime me había dejado un poco tocado, ¿estaba así porque no quería ir al lago conmigo? Era la primera vez que le daba un ataque así. Si esta mañana le había dicho claramente que ibamos al lago y que con el tiempo que nos sobraba podríamos dar una vuelta tranquilamente, ¿me había ignorado entonces? No sabía ni qué opción era peor.

— Esto... ¿Todo bien? ¿Quieres que preguntemos a alguien?

Y ahora dudaba de mi capacidad de geolocalizarme con un mapa.

— ¿Qué? ¿Por qué? Tranquila, sé lo que hago. Llegar llegaremos.

Traté de calmar sus dudas mientras seguíamos adelante, no tardaría mucho en encontrar lo que buscaba, la desembocadura del río. Y así fue, me acerqué al río, sin duda era el que yo recordaba, la aldea no debía quedar muy lejos.

— Solo nos queda subir un par de horas rio arriba y estaremos allí, confía en mi.

Dicho eso empezaría a subir rio arriba bordeando el agua que bajaba de forma calmada, tan calmada que no estaba seguro de que bajara.

— ¿Qué te parece? Está muy calmado.

Empezaba a anochecer, ibamos más o menos como había estimado de tiempo, llegaríamos justo cuando se escondiera del todo el Sol, para cenar y dar una vuelta hasta el lago.

— Ah, vale, ¡estaba asustada! Pensaba que había malinterpretado tus palabras y nos habíamos desviado porque ya no querías ir al lago conmigo, quizás porque te habías cansado de mí.

Su voz se iba apagando conforme iba hablando mientras hacía una serie de florituras con los brazos y sus manos, intentando que Nabi no creyese que algo raro le pasaba, pues no le pasaba nada, solo quería saber si llegarían a su destino y no terminaban perdiéndose y teniendo que acampar en pleno bosque.

— Solo nos queda subir un par de horas rio arriba y estaremos allí, confía en mí.

— ¡Vaaaaaaaaaaale! — Exclamó ahora mucho más tranquila y relajada mientras empezaba a tararear una canción popular de su propia villa. — ¿Y nos podremos bañar en el lago?

Ambos jóvenes se encontraban andando junto al río, mientras subían tranquilamente por su lado, bordeando el agua mientras ésta bajaba y golpeaba algunas piedras que había a su paso, haciendo que Eri disfrutase incluso más aquel pequeño viaje gracias al apacible sonido del agua acompañándola.

— ¿Qué te parece? Está muy calmado.

— Es... Genial. — Murmuró ella dejando de tararear, aún disfrutando el sonido del agua. — Aquí encuentra uno la tranquilidad... — Luego paró un simple momento para acuclillarse cerca del río y contemplar su caída. — Gracias... Por traerme aquí, Nabi-kun.

Luego se levantó y volvió a tomar su mano, apretando con fuerza mientras miraba al Senju fijamente a los ojos con una sonrisa dibujada en sus labios.

— Ah, vale, ¡estaba asustada! Pensaba que había malinterpretado tus palabras y nos habíamos desviado porque ya no querías ir al lago conmigo, quizás porque te habías cansado de mí.

— No te preocupes, ya veras que llegamos en nada.

— ¿Y nos podremos bañar en el lago?

— Claro, si quieres, pero, ¿te has traido traje de baño?

Yo ya me había bañado en lagos extraños varias veces pero la gran mayoria de ellos había sido o desnudo o en paños menores y no estaba seguro de que Eri fuera consciente de lo que proponía al proponerlo. La sola idea de que sí fuera consciente me calcinaba las terminaciones nerviosas del bajo vientre.

— Es... Genial. Aquí encuentra uno la tranquilidad... Gracias... Por traerme aquí, Nabi-kun.

Con cada paso que dabamos y con cada centimetro de altura que ganabamos el agua ganaba más vida, bajaba más rápido y se hacía más ancho. Justo llegamos al sitio donde el rio se calmaba del todo porque el suelo rocoso era perfectamente llano, menos por algunos guijarros mal repartidos por ambos lados del agua.

— Perfecto, es por aqui, solo hay que subir esa pared.

Señalé una pared pedregosa que había un poco más adelante, era una pared vertical de la que parecía surgir de debajo de la misma en vez de una gloriosa cascada como sería normal. Desde arriba se veía un pequeño hilo de agua caer recorriendo los conglomerados de roca que formaban la pared, la cual tenía entre cuatro y cinco metros de altura.

— Aún no tengo claro como se formó todo esto, y la verdad es que es raro de cojones. Lo que sí sé es que esa pared se va a caer de un momento a otro, se lo he dicho mil veces a los aldeanos pero ellos están convencidos de que no les pasara nada.

Me pegué con las sandalias a la pared gracias a mi superpoder llamado chakra y empecé a caminar mientras tiraba de la mano de Eri para que me imitase. Al llegar al final del muro la roca quedaría sustituida por una delgada capa de tierra excepto a los alrededores del rio, el cual se había llevado la tierra y dejado solo rocas.

Sin embargo, a dos pasos del rio había verde cesped y a su alrededor se alzaban las casas que conformaban la pequeña aldea del rio saltarín.

— Claro, si quieres, pero, ¿te has traido traje de baño?

Ante su pregunta, Nabi había contestado afirmativo, y aunque le había formulado otra pregunta sobre el tema, ella no dudó en negar con la cabeza mientras una suave sonrisa se asentaba en sus labios.

— No pasa nada, puedo bañarme con ropa o incluso sin la túnica esta, lo importante es que podamos bañarnos. — Alegaba con convicción.

El paseo se alargó más de lo que la paciencia de Eri podía soportar, hasta que al final, cuando el agua dejó de correr a toda velocidad y el paseo se aplanaba y se convertía en totalmente llano, Nabi habló para avisar de que estaban cercanos al lugar.

— Perfecto, es por aqui, solo hay que subir esa pared.

— Entendido.

La pared en cuestión era extraña, o algo fuera de lo común de lo que estaba acostumbrada a ver ella, pero no le importó mucho, aunque daba la sensación de que podría romperse de un momento a otro.

— Aún no tengo claro como se formó todo esto, y la verdad es que es raro de cojones. Lo que sí sé es que esa pared se va a caer de un momento a otro, se lo he dicho mil veces a los aldeanos pero ellos están convencidos de que no les pasara nada.

— ¿Vienes a menudo? Te conocerán entonces por todo el pueblo entonces, ya que para decir estas cosas se necesita mucha confianza.

Fue lo que dijo antes de imitar al Senju, pegándose a la pared con ambos pies y sumo cuidado ya que hacía demasiado tiempo que no utilizaba la escalada vertical, y mira que lo tenía fácil pues en cada punto del continente había árboles para practicar. Agarró fuertemente la mano de Nabi por si acaso su control de chakra fallaba y ambos lograron subir la pared.

Y, aunque pareciese mentira; justo cuando volvieron a su posición original encontraron césped y un montón de pequeñas casas que formaban la aldea que Nabi quería enseñarla, o al menos eso pensaba ella.

— Vaya... — Alegó, quedándose sin palabras momentáneamente. — Que... Tranquilo, es el típico sitio donde sueñas con vivir.

Y se quedó ahí parada, contemplando el lugar con sus ojos bien abiertos.