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Versión completa: Al amparo del sol del verano
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Comenzaron a caminar a paso lento, y la mitad del peso de la chica recayó sobre los hombros de Riko, el cual estaba sujetando a la muchacha y de paso ofrecerse como muleta. El problema era que con aquel abrasador sol y al ritmo que iban, dudaba mucho que llegasen pronto.

Suspiró, el verano era la peor estación, sin duda.

¡Muchas gracias! Por desgracia el físico no es lo mío, así que decidí centrarme en el control del chakra para compensar. Y podemos entrenar siempre que quieras, Eri-san.

¿Es por eso que evitas los combates cuerpo a cuerpo? —preguntó ella, curiosa. La verdad es que en todo el combate y ahora que lo pensaba, no había visto al chico acercarse a ella, solo una vez, y para ponerle el sello —. Aunque no me parece mala estrategia, seguramente te copie algo... Yo tampoco soy muy fuerte.

Se tambaleó un poco tras plantar el pie de nuevo, y bufó molesta. Riko pareció preocuparse por ella, preguntándole si le dolía mucho. El problema no era en sí el dolor, el problema era que al apoyar el pie le dolía y estaba incómoda al andar.

No, no te preocupes, en cuanto me lo mire un médico estaré bien —corrió a explicar, con voz calmada —. Pero vamos a tardar un poco... —confesó, algo molesta —. Así que, cuéntame, ¿por qué te volviste shinobi?

Quizás, lo mejor para aquello era distraerse.
¿Es por eso que evitas los combates cuerpo a cuerpo? Aunque no me parece mala estrategia, seguramente te copie algo... Yo tampoco soy muy fuerte.

Riko rió ligeramente.

¿Tanto se me nota? — Suspiró. —Pues sí, por eso no me gusta pelear cuerpo a cuerpo, puedo defenderme, pero no estoy muy... cómodo — Confesó.

El calor del verano les castigaba duramente mientras avanzaban hacia el hospital, y quizás fuera uno de los motivos por los que lo hacían tan despacio, dejando aparte la cojera de Eri.

No, no te preocupes, en cuanto me lo mire un médico estaré bien. Pero vamos a tardar un poco... Así que, cuéntame, ¿por qué te volviste shinobi?

El Senju asintió, después de causarle aquello, lo último que tenía era prisa por llegar al hospital, tardarían lo que tuvieran que tardar para que aquella pierna se recuperara al 100%.

Pues... Bueno, por mis padres, la verdad, por seguir un poco su camino. — Respondió, a sabiendas de que era la segunda persona a la que le hablaba de sus padres después de tanto tiempo. —No es un motivo demasiado bueno, ¿no? — Rió el joven. —¿Tú por qué decidiste volverte shinobi?
Riko le confesó que sí, efectivamente era por no ser muy fuerte el hecho de no querer pelear cuerpo a cuerpo con los demás. Ella le mostró una sonrisa, compadeciéndole. Ella estaba en las mismas condiciones que él, así que no podía reprocharle nada.

«Debería entrenar más...» La vocecilla de su cabeza seguía ahí, y parecía que aquel día no se quería marchar. En parte le dio la razón, si hubiera sido más fuerte quizás hubiera ganado el enfrentamiento, así que desde aquel día se mentalizó de que probablemente iba a pasar más tiempo en el campo de entrenamiento.

Pues... Bueno, por mis padres, la verdad, por seguir un poco su camino — respondió a su pregunta, aunque no parecía del todo bien hablando de ese tema —.No es un motivo demasiado bueno, ¿no? —rió el chico—. ¿Tú por qué decidiste volverte shinobi?

Larga historia, pero por los mismos motivos que tú —informó la joven, negando ligeramente con la cabeza —. Todo el mundo dice que soy la reencarnación exacta de mi padre, así que en parte es porque quiero continuar con su legado —explicó brevemente y sin dar detalles, por no querer aburrir con su drama al albino —. Tampoco parece un buen motivo, pero es el nuestro, y con eso basta.

Sonrió de nuevo.

Oye, al ser albino, ¿no deberías refugiarte del sol? Ahora que caigo...
Larga historia, pero por los mismos motivos que tú. Todo el mundo dice que soy la reencarnación exacta de mi padre, así que en parte es porque quiero continuar con su legado. Tampoco parece un buen motivo, pero es el nuestro, y con eso basta.

Riko asintió, al parecer no era el único que había decidido seguir ese camino por seguir los pasos de sus padres.

Eso parece, al fin y al cabo, cualquier motivo que te lleve a esforzarte en algo puede ser bueno. — Aquello era en algo en lo que había pensado alguna vez.

Oye, al ser albino, ¿no deberías refugiarte del sol? Ahora que caigo...

El Senju se mostró algo confuso, era la primera vez que alguien le llamaba albino y le preguntaba aquello, por lo que no supo muy bien cómo responder.

Bueno, realmente no soy albino. — Rió. —Los ojos me delatan, un albino no podría tenerlos de este color. — Informó el muchacho. —Aunque sí es cierto que me quemo muy fácilmente cuando me da el sol. — Confesó rascándose la nuca.
Tras aquella breve conversación sobre por qué ambos habían decidido ser shinobi, ahora había ido directa a la condición de albino - no albino de Riko.

Bueno, realmente no soy albino. Los ojos me delatan, un albino no podría tenerlos de este color. Aunque sí es cierto que me quemo muy fácilmente cuando me da el sol.

¡Ooooooooooooh! —exclamó ella, alargando la vocal más de lo necesario. Pues era cierto, ahora que le miraba fijamente a los ojos podía ver que no era albino. ¿Qué sería entonces? ¿Genética? ¿Se teñiría el cabello? —. ¡Más razón para llegar antes al hospital!

Intentó ir más deprisa, pero fue en vano. Aunque al menos ya salían del jardín y pronto llegarían al edificio.

¿Tu crees que de verdad estaremos preparados para ser chuunin? —le asaltó de imprevisto, con cierto deje de duda en su voz.
¡Ooooooooooooh! ¡Más razón para llegar antes al hospital!

Riko sonrió, aún después de haberla apuñalado en la pierna, Eri se preocupaba de que no se quemara por culpa del sol y trató de acelerar su paso, aunque no fue un cambio significante.

No te preocupes, tengo una crema muy buena para las quemaduras del sol, así que no hay problema. — Rió el joven.

Avanzaban a paso lento pero seguro y ya habían conseguido dejar atrás el gran Jardín de los Cerezos y seguían con su camino hacia el hospital al que no tardarían demasiado en llegar.

¿Tu crees que de verdad estaremos preparados para ser chuunin?

Riko dudó por un momento, aquella era una buena pregunta.

Bueno, la verdad es que no te sé decir, yo creo que si tú crees que estás listo, lo estás, es más algo de cabeza que de habilidad... — Respondió el joven. —¡No me malinterpretes! Es obvio que para pasar el examen tienes que tener cierta habilidad, pero no creo que sea lo más importante, ¿sabes lo que quiero decir?

La verdad que no se había explicado demasiado bien y él lo sabía, pero era algo que no sabía expresar demasiado bien.
Eri escuchó atentamente las palabras de Riko, que aunque afirmaba no haberse expresado bien, ella lo había entendido a la perfección.

Sí, creo entender qué me quieres decir —afirmó ella, pensativa —. Pero, por ejemplo, no habré hecho más de dos o tres misiones oficiales y parece que no estoy del todo preparada para liderar... Vamos, eso creo —explicó ella, sincerándose con el de cabellos claros —. Me encantaría presentarme y demostrarles de lo que soy capaz, pero tampoco quiero dejar en ridículo a mi villa...

Ya estaba, ya lo había soltado.

Sabía que sus hermanos habían pasado, que su padre fue uno de los mejores de su promoción. Pero ella había estado encerrada demasiado tiempo y no había aprovechado todo lo que debería antes de ese examen. Ahora, que estaba a la vuelta de la esquina, le entraba el miedo.

¿Y si no lo lograba?
Sí, creo entender qué me quieres decir. Pero, por ejemplo, no habré hecho más de dos o tres misiones oficiales y parece que no estoy del todo preparada para liderar... Vamos, eso creo. Me encantaría presentarme y demostrarles de lo que soy capaz, pero tampoco quiero dejar en ridículo a mi villa...

Riko pensó por unos instantes su respuesta, sin lugar a dudas eran cosas que él mismo había pensado por lo que podía entender a la perfección lo que la chica le estaba diciendo.

Bueno, no puedes pensar que no estás lista para liderar si no lo has hecho. — Comenzó el peliblanco. —Además, es como todo, se aprende con la práctica, no hay nadie que sepa liderar un equipo de buenas a primeras.

Quizás no fuera del todo así, pero sí que era cierto que cuando llevaras un tiempo liderando algunos equipos, cogerías la experiencia necesaria.

Y no te preocupes, mientras des todo lo que tienes, no dejarás en ridículo a la Villa, no sabemos a qué nos enfrentaremos en el examen, pero mientras nos esforcemos al máximo demostraremos que valemos para ésto.

Aquellas palabras estaban dirigidas para Eri, pero también se las decía a sí mismo.

Y tampoco pasa nada si no consigues aprobar el examen, siempre habrá más oportunidades.
Bueno, no puedes pensar que no estás lista para liderar si no lo has hecho. — Comenzó el peliblanco. —Además, es como todo, se aprende con la práctica, no hay nadie que sepa liderar un equipo de buenas a primeras.

La verdad es que no podía negar que el chico tenía razón. Nunca había liderado nada, porque la verdad no era porque no se le diese bien, sino porque nunca lo había hecho. Suspiró, lo que tenía que hacer era dejar de ser tan pesimista.

Y no te preocupes, mientras des todo lo que tienes, no dejarás en ridículo a la Villa, no sabemos a qué nos enfrentaremos en el examen, pero mientras nos esforcemos al máximo demostraremos que valemos para ésto.

Tienes razón, Riko-san —concedió ella, mostrando una sonrisa algo triste —. Hay que estar lo más positivos posibles, y como dices, si no puedo aprobar, ya a la siguiente —tras aquello, rió —. Y si no, espero que vosotros, chuunin, me tratéis bien, que seréis mis superiores.
Tienes razón, Riko-san. Hay que estar lo más positivos posibles, y como dices, si no puedo aprobar, ya a la siguiente. Y si no, espero que vosotros, chuunin, me tratéis bien, que seréis mis superiores.

Riko rió, desde luego que parecía que ella confiaba más en el resto de los que se presentaban en el examen que en ella misma.

No te preocupes, seguro que todos los de Uzushio aprobamos, por lo que sé, somos bastante buenos todos. — Aquello era quizás demasiada confianza, pero lo cierto era que pensaba que el de menos nivel era él, aún así, no se venía abajo y pensaba darlo todo por aprobar.

En aquel rato estaba conociendo bastante a Eri, a la cual no había tenido el placer de conocer hasta entonces pero con la que estaba haciendo buenas migas desde el primer momento, y quizás el combatir tan pronto había creado unos lazos distintos a los normales.

De aquí a nada estaremos los dos con nuestra plaquita de chunnin, ya lo verás. — Afirmó el Senju con una sonrisa en el rostro.
No te preocupes, seguro que todos los de Uzushio aprobamos, por lo que sé, somos bastante buenos todos.

Probablemente estés en lo cierto —aceptó ella, aunque muy en el fondo seguía pensando que ella no tenía tantas oportunidades como el resto.

De aquí a nada estaremos los dos con nuestra plaquita de chunnin, ya lo verás.

Y ella sonrió, aunque antes de poder decir nada volvió a tropezarse y, si no llega a ser por la sujeción que ejercía Riko sobre ella, probablemente se había comido el ardiente suelo que se encontraba bajo ellos. Con suerte al final de la calle podrían llegar al hospital.

No parecía estar a rebosar, es más, a parte de las visitas diarias y algún que otro problema, parecía estar bastante tranquilo. Cuando entrasen no tendrían ni que esperar pues las oscuras suposiciones de Eri se hicieron verdad: su hermana estaba allí, en la entrada, consultando unos papeles.

La verdad era que, en comparación con su hermano, llevaba sin verla medio año, y seguía prácticamente igual. Cabello bien peinado y recogido en un moño bajo, la bata bien puesta y centrada en su trabajo. A decir verdad, quería intentar que no la viese, pero...

¿Se puede saber en qué lío te has metido ahora para acabar así? —le espetó su hermana nada más verla, con el ceño y los labios fruncidos. Se fue acercando a zancadas hacia ambos shinobi para señalar la herida de su hermana —. ¿Esta vez cómo te lo has hecho? No me digas que Ryuu te ha vuelto a clavar la Naginata en la pierna, ¿no? ¡Este chico! —comenzó a maldecir—. ¡Vaya familia!

Hotaru... Verás... —empezó la chica, temblorosa —. Ha sido por un entrenamiento aquí, con Riko-san... —rió nerviosa.

¡Identifícate! —le espetó a Riko.

De verdad, exiliarse no parecía tan mala idea.
La pelirroja aceptó sus palabras y Riko sonrió alegre, pero su sonrisa se borró rápidamente cuando Eri se tropezó y él tuvo que hacer fuerza para no venirse abajo con ella, y le costó, pero consiguió mantenerse en pie y, como consecuencia, mantener en pie a la kunoichi.

Siguieron andando un poco más y al final de la calle vieron el hospital, por fin y no tardaron en llegar hasta allí, pero para sorpresa del peliblanco, una mujer que estaba en la entrada al lugar se dirigió a ellos, o al menos a Eri mientras se acercaba a grandes zancadas.

¿Se puede saber en qué lío te has metido ahora para acabar así? ¿Esta vez cómo te lo has hecho? No me digas que Ryuu te ha vuelto a clavar la Naginata en la pierna, ¿no? ¡Este chico! ¡Vaya familia!

Riko miró extrañado la situación, no sabía qué estaba pasando allí.

Hotaru... Verás... Ha sido por un entrenamiento aquí, con Riko-san...

¡Identifícate!

El peliblanco dio un respingo ante la voz de la mujer que estaba allí y que demandaba una identificación.

S-Soy Senju Riko, genin. — Se presentó el muchacho. —¿Y tú eres...?
La mujer lo miraba aun con el ceño fruncido, e incluso había entornado los ojos. Parecía molesta, y Eri solo quería salir de allí corriendo. ¿De verdad que siempre que le ocurría algo tenía que estar su hermana de guardia? De verdad, ten familia para esto.

Claro, menos mal que no escuchaba sus pensamientos.

S-Soy Senju Riko, genin. ¿Y tú eres...?

Vaya, Senju Riko —mencionó, relajando su rostro poco a poco. Sus ojos verdes se posaron en los violáceos del chico, y parecía sopesar las palabras que le quería dedicar. Eri tragó grueso, no sabiendo como tomarse aquel silencio de su hermana —. Soy Hotaru, la hermana mayor de esta despreocupada.

Se rascó la nuca, relajándose de inmediato.

Tomad asiento, voy a por mi botiquín, no tardo —ordenó mientras señalaba los asientos que había en la sala de espera, acto seguido desapareció, haciendo que Eri dejase de estar tensa.

Siento el comportamiento de mi hermana —se disculpó de inmediato la Uzumaki —. Tiene un temperamento difícil... —confesó, abochornada.
Vaya, Senju Riko. Soy Hotaru, la hermana mayor de esta despreocupada.

Los ojos de Riko se abrieron de par en par, tenía sentido, ¿por qué si no se iba a acercar a ellos y le iba a echar la bronca a Eri? Pero aún así la sorpresa fue mayúscula y cambió su mirada de Hotaru a Eri y viceversa.

Tomad asiento, voy a por mi botiquín, no tardo

Siento el comportamiento de mi hermana. Tiene un temperamento difícil...

Riko le quitó importancia a aquello con una negación de cabeza.

No tienes que disculparte, tranquila. — Sonrió el peliblanco. —Vamos a sentarnos. — Indicó, iniciando la marcha hasta los asientos, para sentarse allí. —Así que tu hermana es médico, ¿eh? ¡Qué guay! — Y Eri podría ver un brillo en los ojos del Senju que denotaba su admiración hacia los médicos.
—No tienes que disculparte, tranquila «Oh, sí tengo, esa mujer es como una bruja» pensó amargamente la kunoichi —. Vamos a sentarnos —indicó el chico para guiar a Eri hacia los asientos de la sala de espera —. Así que tu hermana es médico, ¿eh? ¡Qué guay!

Sí, y probablemente yo lo sería, de no ser por mis habilidades de Uzumaki, claro —confesó ella, la verdad es que adoraría ser médica, pero en la rifa le tocó algo diferente y la verdad no estuvo para nada enfadada con sus opciones, le gustaba ser Uzumaki —. Aunque espero que no trate a sus pacientes como nos trata a mí y a mi hermano, ¡esa bruja...!

Levantó un puño al aire de forma dramática. En verdad su hermana no era una bruja, solo se preocupaba demasiado por ellos dos. Siempre lo relacionaba a que era la mayor y tenía esa responsabilidad sobre sus hombros, pero eran mayorcitos y podían cuidarse solos.

Tras unos minutos más, Hotaru volvió a aparecer.

A ver, que alguno de los dos me diga cómo ha acabado así tu pierna —pidió mientras le quitaba la bota a su hermana para poder curarla mejor. Luego se sentó a su lado y tomó la pierna, que dejó sobre su regazo —. Menos mal que esta no es tan grave...
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