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Versión completa: Al amparo del sol del verano
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No le gustaban los días calurosos, donde se le pegaba la sudada ropa al cuerpo, tampoco le gustaba entrenar durante el día por exactamente eso mismo, así que se lo pasaba en casa, bajo los árboles del Jardín de los Cerezos tocando alguna serenata o simplemente durmiendo. Por ello, aquel día donde el sol se alzaba brillante en el azulado cielo de verano y ninguna nube amenazaba con taparlo, la joven kunoichi tocaba suavemente su flauta bajo la sombra del primer cerezo que había encontrado.

Sin embargo el calor no hacía más que darle sueño a Eri, y presa de ese cansancio se veía obligada a parar de tocar, bostezar, y volver a la carga.

¿Y si me echo una siesta? —preguntó al aire.

La verdad es que no le gustaba dormir a la intemperie, aunque aquel día no había nadie paseando por ahí. Suspiró y volvió a la carga, tocando lo que parecía ser una canción más rápida de lo normal.

A ver si con eso se serenaba ella.


Abro esta trama tras pausar la de Taeko, por lo cual ocuparía el hueco que tenía con ella.
Aquel día, sin duda, podía ser considerado como uno de los más calurosos del verano hasta ese momento, tanto era así que las calles de la siempre bulliciosa Aldea del Remolino se encontraban inusualmente vacías, la gente buscaba el refugio de sus casas o de los establecimientos para huir del calor, y por eso aquel día Riko había decidido pasear, no te gustaba mucho el bullicio y por eso aprovechaba esos días para hacer lo que le apetecía.

Mientras caminaba tranquilamente, a lo lejos escuchó el sonido de una flauta tocada con maestría, y decidió acercarse para ver quien era la persona que se dedicaba a tocar en la calle.

Y allí la vio, una muchacha pelirroja que bostezaba sentada a la sombra de un cerezo, con una flauta en sus manos y que comenzó a tocar una canción más rápida que la anterior, con más ritmo y Riko se acercó hasta allí.

¿Te importa que me siente?

El chico, mientras se acercaba vio la bandana de la villa, por lo que supo que se trataba de una kunoichi a la que no conocía, y aquello había que remediarlo.

Soy Senju Riko, un placer. — Se presentó. —¿Sabes? Tocas muy bien.
No se dio cuenta de que tenía un público improvisado, el cuál se presentó cerca de ella preguntando amablemente si podía sentarse.

Claro, donde quieras —respondió ella, dejando de tocar para poder mirarle a los ojos y mostrarle una sonrisa —. No esperaba que nadie estuviese por aquí a estas horas.

Para su sorpresa, conocía a ese muchacho: sabía que su nombre era Riko pero no recordaba su apellido, aunque rememoraba del todo de dónde exactamente, pues en la villa no se había cruzado con él, o al menos no de forma significativa al menos.

Soy Senju Riko, un placer. — Se presentó. —¿Sabes? Tocas muy bien.

Uzumaki Eri, el placer es mío —imitó al chico, mostrando una amplia sonrisa —. Gracias, es muy amable por tu parte.

Senju Riko, Senju Riko... ¡El torneo!

¡Ah! —exclamó, como si algo dentro de ella se hubiera accionado de repente —. ¡Te conozco por el torneo! Participaste, ¿no es así? Seguro que tus dotes en el combate son muy buenas. —Alegó la pelirroja mientras ladeaba la cabeza, seguramente fue a aquel torneo para demostrar lo que valía, por lo cual seguro que era muy fuerte. ¿Habría quedado finalista?
Riko respondió con una sonrisa a la chica, que aceptó que se sentara allí con ella, y eso hizo, se sentó a la sombra de aquel árbol tan majestuoso y apoyó la espalda en el tronco.

. No esperaba que nadie estuviese por aquí a estas horas.

Riko rió, y miró a la pelirroja.

Precisamente por eso he salido, no me gusta cuando hay mucha gente en los sitios. — Admitió.

Tras presentarse, la kunoichi hizo lo mismo y el peliblanco respondió sonriendo.

«Vaya, con que ésta es Uzumaki Eri.» Pensó, recordando su encuentro con Datsue.

¡Ah! ¡Te conozco por el torneo! Participaste, ¿no es así? Seguro que tus dotes en el combate son muy buenas.

Aquello le pilló por sorpresa, no pensaba que nadie pudiera recordarle del Torneo, al fin y al cabo no había llegado demasiado lejos.

Sí, sí participé, pero no llegué muy lejos. — Admitió algo avergonzado. —Mis dotes del combate no son nada del otro mundo...

Rió el joven, aunque quería pensar que había mejorado bastante desde entonces, aún así no pensaba que fuera suficiente.

Yo también te conozco, Eri. Datsue me había hablado de ti. — Dijo mirándola y luego se dejó caer aún más sobre el tronco, quedando en una posición bastante cómoda, con las manos detrás de la cabeza.
Parecía que su pregunta le había tomado por sorpresa, así que evitó seguir sonriendo tan ampliamente por si acaso había metido la pata. Escuchó, pues, como Riko le confesaba que no había llegado muy lejos y que sus habilidades de combate eran normales, pero ella no le creía, es imposible que alguien que participó en algo tan importante como un torneo no tuviese dotes de buen shinobi.

Yo también te conozco, Eri. Datsue me había hablado de ti.

Eso sí que le pilló a ella por sorpresa, que levantó una ceja a modo de confusión. ¿Datsue le había hablado a Riko de ella? ¿Y qué se supone que le habría dicho? Sabiendo como es Datsue, probablemente que tenía un genio de los mil demonios o que un día intentó matarle con su flauta.

¿Ah, sí? —preguntó, curiosa —. ¿Y qué te ha dicho de mí ese... Ese maravilloso ser de nombre Datsue?
Riko vio en la cara de la Uzumaki que aquello era lo último que se esperaba, parecía conocer bastante bien a Datsue y sabía que el Uchiha podía decir cualquier cosa de cualquiera y no parecía fiarse demasiado, por lo que el Senju se limitó a reír antes de contestar.

No te preocupes, simplemente me dijo que eres bastante maja. — Confesó.

Desde su posición miraba hacia arriba, el cielo que no mostraba ni una mísera nube que pudiera tapar los rayos del sol que les castigaban con aquella temperatura tan alta, aunque al menos, a la sombra del cerezo era mucho más soportable.

¿Cómo es que te has venido aquí para tocar la flauta? — Preguntó de repente.
No te preocupes, simplemente me dijo que eres bastante maja.

«¿Con que soy maja? Este chico... A todo esto, llevo sin saber de Datsue desde hace mucho tiempo, creo que debería hacerle una visita...»

Tras su aclaración mental, la chica se cruzó ligeramente de brazos y se apoyó en el gran tronco del árbol que se alzaba tras ellos y les ofrecía esa sombra tan agradecida para mitigar el calor que producía el Astro Rey.

¿Cómo es que te has venido aquí para tocar la flauta?

Normalmente vengo aquí a hacer tiempo —confesó la chica, de forma natural —. Por el día hace demasiado calor para entrenar, ya sabes; así que prefiero pasar aquí, oculta, la tarde, ya que en mi casa me suelen regañar por tocar la flauta, y luego cuando el sol se oculta voy a entrenar un poco —no le mintió en ningún momento, y su rostro, primeramente mirando al chico, luego cambió de rumbo hasta mirar al cielo por entre las flores de cerezo que había justo encima de ellos.

»¿Y tú, Riko-san, qué haces por aquí a estas horas?
Normalmente vengo aquí a hacer tiempo. Por el día hace demasiado calor para entrenar, ya sabes; así que prefiero pasar aquí, oculta, la tarde, ya que en mi casa me suelen regañar por tocar la flauta, y luego cuando el sol se oculta voy a entrenar un poco.

Riko sonrió, desde luego no era la respuesta que esperaba pero se alegró al descubrir que Eri era al menos sincera.

Pues la verdad que hacía mucho tiempo que no estaba en la Villa por más de un día o dos, así que ahora que estoy tomando un descanso de viajes y demás he querido aprovechar a pasear, además, como ya te he dicho como no hay mucha gente por la calle, mucho mejor.

El peliblanco tampoco mintió, no había motivo para hacerlo.

Y cuando pasaba por aquí te he escuchado tocar y me ha entrado curiosidad. — Confesó. —¿Tocas solo por hobby?
Eri contempló la sonrisa del chico, y luego fue su turno para contestar.

Pues la verdad que hacía mucho tiempo que no estaba en la Villa por más de un día o dos, así que ahora que estoy tomando un descanso de viajes y demás he querido aprovechar a pasear, además, como ya te he dicho como no hay mucha gente por la calle, mucho mejor.

Vaya, eres un hombre de mundo, por lo que veo —bromeó ella, jugueteando con uno de sus mechones sueltos —. Aunque yo también he viajado mucho, solo que quiero disfrutar el tiempo libre que tenemos antes de los exámenes de chuunin.

Y cuando pasaba por aquí te he escuchado tocar y me ha entrado curiosidad. — Confesó. —¿Tocas solo por hobby?

Oh, sí, se puede decir que es un hobby, heredado de mi padre —comentó ella, mirando su flauta —. Solo que he intentado hacer que mi hobby sea compatible con mi trabajo, ¿sabes? Cree una técnica un poco compleja para que quien escuchase mi música se sintiese mejor, y eso lo hice con chakra —alegó, señalando la flauta —. Y tengo más secretos, pero no puedo confesarlos todos aún, si no se aguaría la sorpresa.

Le tendió la flauta por si quería verla, tampoco iba a privarle de saciar su curiosidad, que parecía bastante latente. Ella entendía esa emoción, pues también era muy curiosa.

¿Vas a presentarte a los chuunin, Riko-san? —preguntó esta vez ella.
Vaya, eres un hombre de mundo, por lo que veo. Aunque yo también he viajado mucho, solo que quiero disfrutar el tiempo libre que tenemos antes de los exámenes de chuunin.

Riko asintió.

Es de lo mejor de ser shinobi, puedes viajar a un montón de sitios.

Y ante la pregunta de Riko, la kunoichi le contestó de nuevo con sinceridad, ahorrándole hacer una segunda pregunta sobre si era capaz de llevar aquel hobby al combate, ya que, según le dijo, había sido capaz de desarrollar una técnica con la flauta.

¡Vaya! Tienes que ser muy buena si has conseguido desarrollar una técnica así a través de una flauta, no es algo muy común.

El Senju cogió la flauta que Eri le tendía, ya que tenía cierta curiosidad y pudo ver como era un instrumento único, de color oscuro y con pétalos de cerezo dibujados a lo largo de todo él.

Vaya, es muy bonita. — Dijo, devolviéndosela a su dueña.

¿Vas a presentarte a los chuunin, Riko-san?

Aquella pregunta le pilló un poco por sorpresa, pero era algo que llevaba un tiempo pensando.

Sí, no puedo dejar escapar esta oportunidad, así que sí que me voy a presentar. — Afirmó el chico. —¿Tú también, verdad?
¡Vaya! Tienes que ser muy buena si has conseguido desarrollar una técnica así a través de una flauta, no es algo muy común.

La kunoichi río, en respuesta de aquello. No era ser buena, era simplemente intentar hacer algo. Normalmente solía desistir en algo si no le salía, pero tras intentarlo al final salió algo de lo que estaba realmente orgullosa. Probablemente algún día podría utilizarlo con Riko, pero ese día no era aquel.

El Senju contempló su flauta mientras tanto, la verdad es que sí que era muy bonita. «Y letal», pensó la kunoichi, esperando que el chico no viese el secreto bajo la madera.

Sí, no puedo dejar escapar esta oportunidad, así que sí que me voy a presentar. — Afirmó el chico. —¿Tú también, verdad?

—afirmó ella, dubitativa —. Aunque llevo probar mis destrezas de combate desde hace mucho tiempo, ni tampoco sé cómo saldrá, a lo mejor no estoy del todo preparada... —aquello era su indecisión, pues tampoco se veía del todo como chuunin.
La pelirroja rió ante su comentario, y Riko se podía imaginar el motivo, no era común poder utilizar técnicas a través de instrumentos, y por eso intentarlo era algo que pillaría a los rivales desprevenidos, era una buena idea.

Sí. Aunque llevo probar mis destrezas de combate desde hace mucho tiempo, ni tampoco sé cómo saldrá, a lo mejor no estoy del todo preparada...

Riko dudó por un momento, era algo importante practicar en combates reales, aunque fueran amistosos, pero que hubiera un cierto riesgo para poder mejorar, y eso lo aprendió en el Torneo, al que fue sin haber entrenado demasiado el combate y lo pagó caro.

Si quieres podemos entrenar juntos, si no hoy, otro día, a mi también me vendría muy bien para prepararme de cara al examen. — Se ofreció el peliblanco. —Hay que dejar en buen lugar a la aldea delante de todos los que van a venir a verlo.

Y aquello era lo que más le preocupaba de aquel examen, que no estarían solos, que las otras dos grandes aldeas acudirían allí con sus aspirantes, y tenía cierto miedo de no dar la talla.
Pareció que Riko se lo pensaba por un momento, y ella, dudosa, quiso retirar lo que acababa de decir. A lo mejor se tomaba mal esa indirecta para comenzar un combate amistoso.

Si quieres podemos entrenar juntos, si no hoy, otro día, a mi también me vendría muy bien para prepararme de cara al examen. — Se ofreció el peliblanco. —Hay que dejar en buen lugar a la aldea delante de todos los que van a venir a verlo.

La chica no se creyó que al final el albino terminase por aceptarlo. Sonrió de inmediato y asintió, dándole la razón.

Sí, claro, estaría genial, hace mucho que no entreno con alguien —alegó la joven, sin deshacer la sonrisa —. Tienes toda la razón, y, bueno, si quieres podemos entrenar aquí, ahora.

Por lo que había escuchado, el examen se celebraría en pleno verano, por lo cual las pruebas se realizarían bajo aquel sol abrasador que amenazaba con hacer daño a su piel si no se refugiaba lo suficiente o se echaba crema solar, por lo que era la ocasión perfecta.

¿Qué te parece?
Sí, claro, estaría genial, hace mucho que no entreno con alguien. Tienes toda la razón, y, bueno, si quieres podemos entrenar aquí, ahora.

Riko se entusiasmó entonces, hacía un montón que no entrenaba con alguien que no fuera su tía, y variar por una vez le vendría de perlas, por lo que se incorporó de un salto, con una energía que no había mostrado hasta entonces.

Claro, vamos a ello, solo hay que tener cuidado de no destrozar nada.

El Senju todavía recordaba aquella misión, pero le bastaba con no usar aquella técnica y no habría mayor problema, se alejó un poco, dejando un espacio de unos metros entre ambos y sacó un kunai de su portaobjetos.

Cuando quieras. — Diría con una sonrisa, que rápidamente desapareció.

PV:

150/150



CK:

230/230





¤ Hitai-ate (en el cuello)
¤ Portaobjetos básico: (muslo derecho)
  • Shuriken x5
  • Kunai x4
¤ Portaobjetos avanzado: (muslo izquierdo)
  • Hilo shinobi
  • Bomba de humo
  • Hikaridama
  • Bomba sonora







La chica no pudo evitar reír ante el entusiasmo de Riko, quién se incorporó de nuevo con un salto. Ella se levantó más lentamente y se sacudió sus ropas, luego se alejó del árbol y se guardó su flauta en el cinturón para tenerla a mano por si la necesitaba.

Claro, vamos a ello, solo hay que tener cuidado de no destrozar nada.

Oído cocina.

Se alejó de ella, y Eri hizo lo propio en sentido contrario para darle un poco de emoción. La verdad es que se sentía nerviosa, nunca había peleado con nadie de su aldea a excepción de su propio hermano, ni si quiera su hermana —quien estaba demasiado atareada en el hospital— había peleado con ella.

Cuando quieras. —Dijo el Senju sonriente, adoptando un semblante más serio.

Bien, ahí voy... —la joven suspiró y tomó aire, luego comenzó a correr a toda velocidad hasta Riko, quedándose a unos escasos dos metros. En la carrera comenzó una serie de sellos que terminó en el sello de la liebre —¡Suiton: Mizurappa!

Aquello no era más que para tantear el terreno y, qué narices, para probar su tan ansiada nueva técnica.

Estado de Eri

PV:

220/220



CK:

178/190

-
12



- Hitai-ate [De diadema]
- Sakura no Tanken
- Portaobjetos básico [5/10] [Cinturón, parte derecha]
  • Shuriken (x2)
  • Kunai (x1)
  • Kemuridama (x1)
  • Veneno común (x1)


¤ Suiton: Mizurappa
¤ Elemento Agua: Ola de Agua Salvaje
- Tipo: Ofensivo
- Rango: C
- Requisitos: Suiton 10
- Gastos:
  • 12 CK
  • (Suiton 20) (multiplicable x2)
  • (Suiton 30) (multiplicable x3)
- Daños: 20 PV
- Efectos adicionales: (Suiton 80) El chorro de agua puede ser lanzado de forma parabólica, aunque no alcanza el ancho de la técnica hasta que no está a 3 metros del objetivo
- Sellos: Dragón → Tigre → Liebre
- Velocidad: Rápida
- Alcance y dimensiones:
  • La técnica avanza 3 metros, y goza de 1'5 metros de anchura (multiplicado x1)
  • La técnica avanza 8 metros, y goza de 2'5 metros de anchura (multiplicado x2)
  • La técnica avanza 10 metros, y goza de 4 metros de anchura (multiplicado x3)
Tras la realización de los sellos, el usuario expele agua desde su boca, como se tratase de una cascada con forma de trompeta, que arrasa con el adversario y lo derriba. El ejecutor de la técnica puede controlar su poder libremente administrando la cantidad de chakra que libera al utilizarla. Es una técnica básica de elemento agua.


Causados: 20PV



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