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Versión completa: (C) Un asesinato en el Norte
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Unos pocos meses después de aquel endemoniado viaje a Uzushiogakure no Sato, aquella mañana Daigo se encontraba nuevamente frente al edificio de su Kage.

Tomo una gran bocanada de aire y la dejó escapar lentamente. Aquello le hizo algo de gracia. Ni siquiera había entrado en el edificio y ya estaba nervioso.

No, nervioso no es la palabra. Daigo estaba emocionado a más no poder, listo para hacer su mejor esfuerzo y un poco más, porque estaba convencido de que este era el lugar por donde debía empezar para hacer algo importante un día.

Finalmente el peliverde abrió las puertas del edificio y, radiante, saludó amigable a todo el mundo a su paso hasta llegar a recepción.

—Buenos días, soy Tsukiyama Daigo y querría solicitar una misión.
Cuando Daigo se acercó al mostrador, vio ante sí a una figura imponente. Incluso sentado, le miraba desde lo alto. Era enorme, tan enorme que, cuando se levantó, el elevado techo del edificio parecía de pronto bajo. Tenía una melena canosa y larga, tan solo comparable a su barba, tan basta y frondosa que le llegaba hasta el pecho. Tenía troncos por brazos y una caja torácica que amenazaba con despedazar el chaleco jounin que le cubría cada vez que tomaba aire. Le habían dado la talla XXL, y aun así se habían quedado cortos.

Las múltiples cicatrices que rasgaban su piel denotaban que su aspecto no solo era de adorno. Le había dado uso en batalla, y de ahí su apodo: Shiten el Acaparador. Pero esa, era otra historia.

¡Daigo-kun! ¡Cuánto tiempo! —se alegró al reconocerle. Rodeó el mostrador y palmeó delicadamente a su Genin. Daigo sintió como si le hubiesen dado un martillazo en plena espalda, que hasta por un momento le cortó la respiración—. ¡Maldita sea, Daigo, te dije la última vez que tenías que ponerte en forma!



Datsue al aparato, tomo esta misión con hueco de Narrador.
No era un día más para Geki en la ciudad, caminaba por las calles observando las diferentes tiendas, casas y edificaciones, sólo el ruido del murmullo de la gente lo acompañaba, había una feria cerca y los alrededores estaban un poco congestionados de peatones. Caminó por un rato, para entretenerse cuando veía una casa que le llamaba la atención le gustaba jugar a imaginarse como sería por dentro, pero esta vez no podía perder mucho tiempo con sus manías, ya que esta vez estaba buscando el edificio más alto de Kusagakure y no sólo eso, sino también el más importante: el edificio del Morikage.

Le habían indicado que sería fácil de diferenciar, que al ir aproximándose al camino indicado lo notaría enseguida. Y así fue, una torre colosal nada complicada de ver de lejos, que, aunque respetaba la fachada de las casas vecinas le llevaba varios metros de altura. Una sonrisa confiada se dibujó en la cara del genin, como quien pacientemente espera pescar un pez y lo consigue. El joven camino hasta la puerta, sus ojos estaban pegados a la facha, admiraba cada pliegue de la ventana, los detalles en los que habían incurrido los arquitectos para embellecer el lugar y el gigantesco logo de Kusagakure, el mismo que llevaba en la frente y por un momento sintió que pertenecía a la mejor aldea del mundo.
Al encontrarse con la puerta de frente la observó por un momento, se dio cuenta que no estaba con llave, es más, ni siquiera estaba cerrada, estaba apenas recostada una sobre la otra, como si alguien hubiera entrado y hubiera empujado la puerta hacia atrás suponiendo que se cerraría sola. Geki, que dio un suspiro antes de entrar empujo las puertas suavemente y se adentró al recinto.

Dentro, se dirigió con las primeras personas que encontró allí sentadas, parecía ser la recepción. –Vengo a ver al Morikage. Se limitó a decir.

Off: En la historia de mi personaje, su padre estaba en contra del gobierno del actual Morikage, es más, lo enviaron a prisión por eso. Lo de su padre mi personaje no lo sabe, pero supongo que el Kage si. No sé cuál es el temperamento del Kage, pero dejo esta información para ser usada (o no) a conveniencia del narrador.
Cuando Daigo vio venir el maldito martillo que tenía su senpai por mano, apenas le dio tiempo de despedirse de todo lo que conocía y aceptar que ese iba a ser el fin de sus días. Ya había visto lo que había hecho uno de esos golpecitos en Juro prefería no imaginar que pasaría si recibiera uno de esos.

El delicado palmeo de su senpai impactó en la espalda del peliverde con la potencia de 20 de sus mejores puñetazos, provocando que casi se cayera de bruces en el suelo.

Shiten tenía razón, Daigo no parecía mucho más fuerte que la última vez que se vieron.

—Jaja... estoy en ello, Shiten-senpai...

El peliverde todavía se estaba recuperando del impacto y probando a respirar de nuevo cuando, de pronto, un chico apareció pidiendo ver a Kenzou-sama.

Daigo se apartó un poco, para que Shiten pudiera atenderlo. Si quería ir a ver al mismísimo Morikage, seguro que tenía que ser algo importante, así que prefirió no estorbar y dejar que el Acaparador se encargara.

Hola Geki. Gracias por la información, aunque ya me había leído tu historia Guiño

Una cosa, no se debe manejar los NPCs (personajes no jugadores) de otro usuario, menos si pertenece al de un master (o administración en este caso) en una trama masterizada. Lo digo por la manipulación del recepcionista.

–Vengo a ver al Morikage.

Hoy está muy ocupado, joven. Tendrás que venir otro día —le respondió Shiten, quien dio una segunda palmada en el hombro de Daigo. Negó con la cabeza, decepcionado. No había ganado ni un gramo de músculo desde la última vez—. ¡Mucho tiene que ver con la dieta, Daigo! De nada sirve entrenar si no llenas el buche. ¿Cuántas claras de huevo tomas para desayunar? ¿Cuántos aguacates a la semana? ¿Tomas espinacas regularmente? ¿Y brócoli? ¡El brócoli es esencial, Daigo! ¡Voy a tener que prepararte una rutina y una dieta estricta como la próxima vez me vuelvas a venir en los huesos! —le recriminó.

Todavía negando con la cabeza, dio tres grandes y largas zancadas que le llevaron de nuevo a pie de mesa. Allí rebuscó entre los pergaminos de rango bajo con mayor urgencia, y no tardó mucho en sacar uno con una "C" inscrita. Entonces, alzó la mirada hacia el chico que recién había entrado.

Oye, chico, ¿cuál es tu nombre? A Daigo no le vendría mal otra cabeza pensante para esta misión —dejó caer.
Gracias Datsue, lamento lo del NPCs, cosas de novato, prometo no volverá a suceder

Un robusto viejo que estaba allí con un genin le contestó “Hoy está muy ocupado, joven. Tendrás que venir otro día” todo el discurso que había venido pensando en el camino, repetido en su cabeza una y otra vez, todo el trabajo de memorizar cada palabra al parecer había sido en vano, se sentía muy decepcionado. Parado en el salón no sabía si irse o seguir insistiendo sobre la importancia de ver al Kage pero parecía que eso era imposible de cumplir. Para ser verdad, ya se le habían quitado las ganas de estar allí, hasta que la voz del anciano llamó su atención por segunda vez “Oye, chico, ¿cuál es tu nombre? A Daigo no le vendría mal otra cabeza pensante para esta misión” una misión? Se quedó un momento estupefacto intentando recordar su nombre y observando a ese tal de Daigo y su llamativo pelo verde

-verdi… DIGO digo Geki, perdón, Senju Geki señor. Dijó el shinobi un poco exaltando luego de su error y avergonzado después de que la mente le jugara una mala pasada y volvió la vista al muchacho, parecía mayor que Geki y sin duda tendría más experiencia, quizá era buena idea empezar esto de las misiones en compañía o por lo menos las haría más amenas.

-Bueno, si ustedes están de acuerdo por supuesto. Dijo un poco nervioso el genin –Es mi primera misión. Remarcó luego. Y se quedó parado mirando al viejo, sinceramente no sabía que más hacer, moverse, decir algo, sentarse, abrazar a su compañero, era la primera vez que concurría a un lugar así, además no podía parar de ver aquel pelo verde del muchacho, le generaba mucha ansiedad y lo ponía más nervioso aún.
Shiten respondió al chico antes de devolver su atención al peliverde, claramente decepcionado.

¡Mucho tiene que ver con la dieta, Daigo! De nada sirve entrenar si no llenas el buche. ¿Cuántas claras de huevo tomas para desayunar? ¿Cuántos aguacates a la semana? ¿Tomas espinacas regularmente? ¿Y brócoli? ¡El brócoli es esencial, Daigo! ¡Voy a tener que prepararte una rutina y una dieta estricta como la próxima vez me vuelvas a venir en los huesos!

—Sí, ¡cuidaré más mi dieta a partir de ahora, senpai! —contestó, enérgico.

Agradecía de corazón el interés de Shiten, pero en verdad le preocupaba no poder llevar una dieta como la que le recomendaba su senpai.

Aún asi, quizá iba siendo hora de conseguir algún trabajo a parte de ser ninja para poder pagarse esas cosas.

No, no podía ser egoísta, tenía que ahorrar todo lo que ganara para su família. Ya pensaría en dietas propias en un futuro. Eso era lo correcto.

—Oye, chico, ¿cuál es tu nombre? A Daigo no le vendría mal otra cabeza pensante para esta misión.

—¿Eh?

Daigo giró la cabeza para ver a su compañero, quien parecía estar nervioso a más no poder.

—verdi… DIGO digo Geki, perdón, Senju Geki señor.

El chico se presentó como pudo. Por lo nervioso que estaba, Daigo podría haber apostado que es la primera vez que se pasaba por aquí.

—Bueno, si ustedes están de acuerdo por supuesto —dijo—, Es mi primera misión.

Bingo.

—No te preocupes, Geki-kun, seguro que saldrá mejor si lo hacemos en compañía —dijo, sonriente.

En verdad, Daigo sabía como se sentía estar en su lugar, llevar tantos nervios encima que es hasta difícil hablar. Solo esperaba que siendo amable pudiera hacérselo más fácil.

Aún con esas, no pudo evitar darse cuenta de que miraba con especial atención su pelo, se sentía... raro.

«Si ya se lo dije a papá ¡Mi pelo verde es demasiado raro!»
Shiten asintió con conformidad.

El capitán de la misión será Daigo —remarcó, antes de entregarle al propio Daigo el pergamino de la misión. No solo Daigo tenía mayor experiencia, sino que un simple vistazo le había servido para saber que Geki tenía una condición física todavía más mediocre que la del propio peliverde—. Es una misión un tanto delicada —les advirtió—. Se produjo un asesinato en la Ribera del Norte, y se sospecha de un ribereño del sur. Las dos riberas se odian desde que el mundo es mundo, y el alguacil teme que el pueblo sureño considere su decisión… demasiado parcial. Se podría formar hasta alguna revuelta. Por eso iréis vosotros, el brazo ejecutor de Kusagakure no Sato. Descubriréis quién es el responsable y lo traeréis aquí para que se haga justicia.

No fue hasta que terminó de hablar que se dejó caer sobre la silla. Aún sentado, era más alto que aquellos dos mozuelos.



Misión rango C. Un asesinato en el Norte


Solicitante: Umichi Rourah
Lugar: Ribera del Norte (Takoizu)
El asesinato de Alia, esposa de Ryouta, ha causado conmoción en un pequeño pueblo de la Ribera del Norte llamado Takoizu. Muchos sospechan de una pequeña pandilla de la Ribera del Sur que gusta de acercarse al pueblo por las noches a emborracharse y formar escándalo. El alguacil, Umichi Rourah, incómodo por la poca colaboración que muestra su igual y compañero de la Ribera del Sur, y conocedor de que si culpa a uno de ellos se puede formar una revuelta, solicitó a un ninja de Kusagakure para que se ocupe del caso y quede en manos imparciales.
“—No te preocupes, Geki-kun, seguro que saldrá mejor si lo hacemos en compañía” sonrió Daigo. Geki se había tranquilizado un poco más, parecía que le había tocado un compañero bastante amigable, ya no se sentía tan incómodo con la situación y soltó la presión en un leve suspiro.

–Gracias Daigo y un gusto conocerte. Dijo, mientras daba unos pasos para acercarse a la mesa y posicionarse al lado de Daigo, en una toma de confianza.
Pero poco tiempo le duro al escuchar las palabras de Shiten “Se produjo un asesinato en la Ribera del Norte(…)” ¿un asesinato? Pensó para sí, eso se puede tornar un poco peligroso si no se tomaban las precauciones convenientes, pero ellos eran dos, y el genin de pelo verde parecía mucho más entrenado que Geki, así que se olvidó un poco de sus pensamientos pesimistas. Volvió a concentrarse en la misión, observó el pergamino con curiosidad, nunca había visto uno, por lo menos que recordara.

-¿Se sabe alguna pista señor? Preguntó, y luego dirigió su mirada a su compañero, tratando de ver qué cara había puesto con la misión que les habían asignado, pero no pudo, medía mucho más que él y el hombro le cubría la cara desde la posición de Geki, aparte de que no quería tambalearse hacia adelante para no quedar en evidencia. Sólo quedó en su lugar, esperando una respuesta.
«El capitán...»

Daigo tomó el pergamino y un brillo especial apareció en sus ojos. Estaba emocionado y nervioso a partes iguales, pero demonios, si antes planeaba emplearse a fondo ahora daría el 200% ¡Vaya que sí!

—Es una misión un tanto delicada...

Con semblante serio, Daigo escuchó todos los detalles que les dio Shiten. Tenían que investigar un asesinato en la Ribera del Norte y traer al culpable.

Demonios, tenía que esforzarse en mantener la cabeza fría, porque le hervía la sangra solo de pensar que alguien podía ser capaz de acabar con la vida de otra persona así sin más.

—Así se hará —respondió, defininitivamente iba a conseguir que se hiciera justicia.

El peliverde esperó leyendo el pergamino mientras su compañero preguntaba por alguna pista adicional.

«De momento hay muy pova información, tendremod que preguntar al alguacil por los detalles».
Shiten asintió ante la pregunta de Geki.

Estoy seguro de que las hay —respondió—, pero tendréis que preguntar al alguacil para obtenerlas.

»Ah, y, recordad que la misión más importante de todo shinobi es volver sano y salvo a su villa. Buena suerte, chicos.
El genin asintió con la cabeza -De acuerdo Shiten. Daigo compañero, te sigo. Dijo, al parecer no había más motivos para permanecer en aquel lugar, toda la información posible había sido dada.

Era la primera vez que Geki iba en una misión, pero todo había cambiado desde su llegada al edificio, en esa montaña rusa de emociones ahora se sentía mucho más motivado y su nuevo compañero, que al principio lo empujaba a una situación incómoda ahora lo veía de una manera totalmente contraria, Daigo le generaba mucha confianza.

Sin duda era una misión peligrosa, por eso aquella frase del oficinista había retumbado en su cabeza. "la misión más importante de todo shinobi es volver sano y salvo a su villa."
—Lo recordaré, muchas gracias, Shiten-senpai —dijo y se dirigió a Geki—, vamos, Geki-kun.

Luego de despedirse, Daigo se dirigió a la puerta del edificio junto a su compañero, solo para detenerse tras ellas una vez fuera.

—Oye, Geki-kun —intentó llamar su atención—, tendré que pasar por casa a por provisiones, que el viaje será algo largo ¿Quedamos en media hora en las puertas de la aldea?

Por supuesto, con provisiones Daigo se refería a lo justo de dinero, algo de agua y quizá alguna manzana.

Probablemente podría haberlo dejado ahí e irse la mar de profesional, sin decir más de lo necesario, pero luego de dudar unos segundos si girarse y marcharse o añadir algo más, acabó por poner su mano derecha sobre el hombro izquierdo de Geki.

—Cuento contigo para esforzarnos al máximo, Geki-kun, conseguiremos que se haga justicia —dijo, tan sonriente como de costumbre—, Oh, casi se me olvida, aquí hay algo más de información. No es mucho, pero quizá quieras leerlo.

Seguid roleando con normalidad hasta llegar al pueblo. Yo no intervendré más hasta vuestra llegada a la ribera Guiño
“vamos, Geki-kun.” Soltó el líder del equipo, Geki asintió con la cabeza y siguió la marcha del ninja encarrilándose para salir del hermoso salón, el Senju observo por última vez al anciano desparramado en su silla, para volver a mirar al frente y emparejarse con Daigo en la caminata. Empujaron la puerta para salir, las maderas viejas aullaron en el movimiento hasta que volvieron a su posición de cerrado. Un corto monologo se produjo entre los shinobis, Daigo fijó la hora del encuentro para el comienzo de la misión en treinta minutos, en las puertas de la aldea, también iria en busca de provisiones antes de comenzar el viaje, eso a Geki le sonaba bien y aprovecharía para realizar la misma acción.

Cuando parecía que allí había terminado todo, el joven ya estaba listo para emprender la media vuelta cuando Daigo llamo su atención poniéndole la mano en el hombro “Cuento contigo para esforzarnos al máximo, Geki-kun, conseguiremos que se haga justicia” claro que si lo conseguirían, apostaría su vida que lo conseguirían, su rostro se llenó de confianza

-Claro que si Daigo-Kun, ¡el mal siempre paga! Exclamó con euforia, ¿Siempre pagaba? No se sabe, lo que si se sabía era que en ese momento los dos eran invencibles. Antes de irse Daigo estiro la mano y le alcanzó el pergamino a Geki, había alcanzado a verlo de reojo en la mesa del viejo, pero no había podido prestarle mucha atención por estar distraído por la musculatura monstruosa del veterano y el pelo verde de Daigo. El joven asintió, tomó el pergamino y lo metió entre sus ropajes.

-Está bien, nos veremos en la puerta y gracias Daigo. A continuación se dio media vuelta y empezó una caminata que se volvería en un metro un trote, que aunque no era el más veloz que podía alcanzar, no era tan lento como caminar y tenía un tiempo ajustado para armar la mochila que llevaría a la misión.
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