NinjaWorld

Versión completa: Culito de lobo
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Entró de nuevo por el hospital. Recordaba los días en que le daba autentico pavor entrar en aquel lugar, fruto de los recuerdos de la muerte de su madre. Las horas que había pasado a su lado, esperando que sencillamente... se fuese. Cómo lloró aquella noche, cómo definió gran parte de lo que es ahora..

Y ahora, entraba alegremente sin acordarse siquiera de lo que era temblar sin control por puro terror. ¿Cuantas veces había tenido que ir a aquel hospital durante las semanas del torneo? ¿Diez? ¿Doce? Entre las que venía de visita y las que venía de paciente casi había pasado más tiempo en aquel lugar que en su habitación.

La última vez había sido ella la que había estado ingresada, pero para esa ronda le tocaba a Ren. En un primer momento no pudo evitar imaginarse la situación de la primera ronda, donde apenas había tenido una sola herida, entraría, estaría discutiendo con Nanashi y Oda y después podrían irse a comprar helado o a pasear y explicarse los combates. Nada más lejos de la realidad.

Al parecer, según le habían explicado ambos, Ren había salido muy débil del combate y con veneno en la sangre. Hana aún tendría que haber dado gracias de que no combatiese hasta la inconsciencia como hacían otros. Le habían tratado casi todas las heridas, pero en un punto de la tarde, sencillamente se había quedado dormida. Le habían dado un antidoto para el veneno y con ninjutsu médico habían tratado las heridas más graves.

La uzujin se acercó a la camilla, admirando la belleza inocente que desprendía Ren dormida, nada que ver con nada que hubiese visto. Para cuando acabaron de explicarle como había ido todo, Nanashi y Oda se levantaron casi al unísono y se fueron hacia la puerta. Hana les miró aterrada, ¿cómo la iban a dejar sola con Ren? ¿Y si se levantaba y le dolía algo? ¿Y si se despertaba y tenía amnesia? ¿Y si le decían que no era familiar como le habían hecho a Ren? Se excusaron con que llevaban horas esperando a Hana para poder irse a por algo de comer y que ellos mismos dirían que eran hermanas, así que Hana tomó el asiento y se quedó al lado de Ren, esperando.

Al cabo de unos minutos, no pudo evitar cogerle una mano, acariciándola suavemente. Volvían a estar solas en una habitación de hospital, eso iba a acabar como tradición. Le acarició una mejilla, apartandole un par de pelos que se habían quedado mal puestos. Los labios de Ren la tentaban y ella era de tentación fácil, pero negó con la cabeza, deteniendose a sí misma. Ya la había besado a traición suficientes veces y Ren había estado incomoda todas ellas. ¿Por qué se sentía así? No entendía qué pasaba. No entendía por qué era tan extraño que quisiera besarla. ¿Qué había de malo?

Se quedó pensando en ello con la mirada clavada en el rostro dormido de Ren y las manos entrelazadas con la suya.
Por accidente había sido eliminada pero sinceramente... ¿Podía seguir peleando? Las piernas apenas eran capaces de responderle en aquel combate que le pareció tan frenético. Jamas había sentido algo parecido. ¿Era aquello la emoción del combate? Tras ser atendida en primeros auxilios decidieron que se quedara un día por observación más que por otra cosa, como a otros combatientes del torneo.

Cuando llegaron Oda y Nanashi, ella ya estaba roque para variar; pero poco después aparecería Hana con la que intercambiaron palabras antes de marcharse; una vez la pobre uzujin cargada con el "muerto", ambos se marcharon.

Ren balbuceaba en sueños, por suerte no tuvieron que ponerle ningún analgésico; pero la joven estaba realmente cansada, tal vez no pudo dormir el día anterior de la emoción, ya que determinaba finalmente en que puesto acabaría. Para cuando abrió los ojos con lentitud, solo pudo ver una figura angelical ante ella; a la espalda de Hana, los rayos de sol se difuminaban con los cabellos de la rubia.

Y Ren comenzó a abrir los ojos cada vez más hasta que quedaron completamente abiertos, como si hubiera visto un fantasma.

¿M-Me he muerto? — preguntó con duda, viendo como Hana la sostenía de la mano. Recordaba decir que iba a dar una cabezada, pero momentos antes de eso, ya le habían sanado lo más grave y eliminado el veneno.
¿M-Me he muerto?

Hana sonrió al oír la tontería de turno de boca de su hermana. Al menos estaba con todas las neuronas que le quedaban en su sitio. Sonrió dulcemente mientras le volvía a acariciar la mejilla.

No digas tonterías, estás en el hospital. Te habían envenenado y quemado y cortado y no sé qué más que me ha dicho Oda-san. Vaya combate has tenido. — el alivio que sentía al ver a Ren despierta la llenaba de paz interior — ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? ¿Agua? ¿Pido comida?

Sabía que aquello no era un hotel, pero seguro que si pedía comida le podían dar una manzana o algo. Sino iría a buscarlo ella misma fuera del hospital.
Se sentía algo desorientada, pero Hana la devolvió a la realidad con una tierna sonrisa. Pero eso solo reforzaba para ella la teoría de estar en el cielo.

S-Si; estoy bien. Me dijeron que no tuve nada grave — dijo acariciándose la frente, ligeramente sonrojada. — [color=royalblue]¿Me puedes traer algo de agua? Tengo la boca realmente seca...

Puede que fuera algún efecto secundario del veneno, o por lo acalorada que se sentía.
S-Si; estoy bien. Me dijeron que no tuve nada grave ¿Me puedes traer algo de agua? Tengo la boca realmente seca...

Voy, voy, Ame no hime. — soltó Hana mientras iba a la mesita de la habitación a echar un poco de agua de la jarra que había a un vaso, para después acercárselo a Ren

Le iba a devolver todas las que le había hecho mientras ella estaba invalida. Era su momento de cantarle una nana, muajajajaja.

Entonces ¿estás bien? Te veo algo apagada, y estás roja. ¿No te habrá causado fiebre el veneno? — le puso una mano en la frente a Ren para comprobar su temperatura.
Si, es solo que... — cogió el vaso, clavando su mirada en el contenido incoloro y transparente, como si en su fondo se hallaran las respuestas a todas sus preguntas. — Creía que la competición me daba bastante igual, pero al perder en el combate... Me di cuenta de que no era así

Se giró hasta quedar lateralmente sobre la cama, con las piernas colgando para finalmente beber de su agua. Los pensamientos en su cabeza no dejaban de darle vueltas, en una tormenta sin sentido; en parte por lo mencionado, y en otra parte por la vergüenza que sentía al perder y contárselo a Hana, estaba decidida a ganar para que se sintiera orgullosa de ella.
Si, es solo que... Creía que la competición me daba bastante igual, pero al perder en el combate... Me di cuenta de que no era así

Hana se puso de pie, quedando a la misma altura que Ren, que estaba sentada. Quería animarla pero realmente no sabía cómo hacerlo. ¿La dejarían salir? Tal vez podría invitarla a un helado, eso siempre anima. No, no podía recurrir a la opción fácil, tenía que hacerlo ella misma. Pensó en como se animaba ella.

¿Quieres que probemos algo? ¡Es lo que hago yo para animarme cuando algo me pone triste! Aunque a lo mejor solo me funciona a mí que soy como una silla a nivel emocional. Simple.

Se rascó la nuca, apoyando una mano en una rodilla de Ren sin darse cuenta.
¿Quieres que probemos algo? ¡Es lo que hago yo para animarme cuando algo me pone triste! Aunque a lo mejor solo me funciona a mí que soy como una silla a nivel emocional. Simple.

Aquel comentario había sido ya más que suficiente para arrancarle una tímida risa, que tapo con torpeza con unas de sus manos; para después mirarla con ternura y calidez. Solo un comentario así tenía aquel poder sobre ella, arrebatando toda su tristeza y cualquier otro sentimiento; solo por ella, solo por Hana, estar con ella la envolvía de una felicidad indescriptible.

¿El qué, Uzu no Hime? — respondió sin perder aquella característica sonrisa. Fuera lo que fuera, seguro que aceptaba, le resultaba muy difícil negarle algo a Hana
¿El qué, Uzu no Hime?

Hana tomó eso como un sí.

Vale, cierra los ojos. Te prometo que no te voy a hacer nada esta vez. Tú cierralos.

Le pidió esperando que tuviera algo de reticencia después de lo que pasó la última vez que le pidió tal cosa. Pero esperaba que confiase lo suficiente en ella como para darle una oportunidad. Una vez cerrase los ojos, continuaría, agarrándole una mano entre sus dos.

Ahora, piensa en todo lo que ha pasado desde que llegamos a los dojos. Cuando entraste por primera vez en tu habitación y empezaste a guardar tus cosas, aunque seguramente te tiraste a la cama solo entrar. Recuerda la primera vez que nos vimos, el primer combate, la primera vez que estuviste en el hospital. Recuerda lo bueno y lo malo, todo es importante. Sigue al segundo combate, no te olvides de todas las mañanas que entrenamos juntas, aunque aguantabas bastante poco concentrada. Seguro que tú recuerdas cuando yo estuve ingresada mejor que yo. Y sigue con todo hasta aquí, hasta este preciso instante. No abras los ojos todavía.

Paró un momento para darle tiempo a recorrer mentalmente todos los eventos, que igual no eran pocos.

Ahora imaginate cómo hubiese sido si yo no hubiese estado, si en mi lugar hubiese venido cualquier otro ninja de Uzushiogakure. No hubiese ido a buscarte aquel primer día, no habríamos tenido un combate tan desastroso y no habrían habido entrenamientos matutinos ni visitas al hospital. — volvió a guardar silencio, pero porque se le empezaba a quebrar la voz.

>> Ahora abre los ojos.

Y cuando los abriese, ahí estaría Hana con una sonrisa, algo afligida por su propia narración pero sonriente.

¡Tachán! — exclamó alzando las manos en gesto de sorpresa
Vale, cierra los ojos. Te prometo que no te voy a hacer nada esta vez. Tú cierralos.

No había ninguna masa de agua gigante por allí cercana, asi que no podría tirarla por sorpresa, pensó haciéndole caso. Cuando notó el tacto de sus manos, no pudo evitar ponerse nerviosa; recordaba nítidamente lo que aconteció la última vez que le pidió cerrar los ojos; el tacto, la suavidad, la calidez.

Ahora, piensa en todo lo que ha pasado desde que llegamos a los dojos. Cuando entraste por primera vez en tu habitación y empezaste a guardar tus cosas, aunque seguramente te tiraste a la cama solo entrar — había acertado de lleno, era como un libro abierto ¿Tan simple era? — Recuerda la primera vez que nos vimos, el primer combate, la primera vez que estuviste en el hospital. Recuerda lo bueno y lo malo, todo es importante pero eso seguía sin compensar lo estúpida que había sido, formando una pataleta infantil sin motivo alguno. — Sigue al segundo combate, no te olvides de todas las mañanas que entrenamos juntas, aunque aguantabas bastante poco concentrada. Seguro que tú recuerdas cuando yo estuve ingresada mejor que yo. Y sigue con todo hasta aquí, hasta este preciso instante. No abras los ojos todavía.

Y tanto que se acordaba de como daba tumbos y se dormía cada veinte minutos después de despertar, entre balbuceos. Toda esa experiencia le resultaba demasiado extraña ¿A donde quería llegar Hana? Pues el revoltijo de sentimientos que sentía entre sus recuerdos, no terminaba de formar una decisión clara.

Ahora imagínate cómo hubiese sido si yo no hubiese estado, si en mi lugar hubiese venido cualquier otro ninja de Uzushiogakure. No hubiese ido a buscarte aquel primer día, no habríamos tenido un combate tan desastroso y no habrían habido entrenamientos matutinos ni visitas al hospital. Ahora abre los ojos.

>> ¡Tachán!


¿T-Tachán? — dijo sonriente y algo afligida sin saber muy bien porqué; se acarició uno de sus propios ojos, pues se le había saltado una lágrima.
¿T-Tachán?

¡Que estoy aquí, Ren! ¡Aquí! Mirame. Estoy aquí. — le agarró una mano y se la llevó a su propia mejilla sin dejar de sonreir.

El mensaje que quería darle y que no estaba nada segura de que hubiese calado en Ren era que todo el torneo estaba bien, peleas por aquí y por allá, un campeón, las villas con su propaganda. Pero para ella por lo menos, todo eso era secundario. Lo importante era que podía pasar todo el tiempo del mundo con Ren mientras estuviesen allí.

Claro que le interesaba pelear bien y que su villa estuviese bien representada, pero sinceramente, tanto Reiji como Eri o Datsue podían hacer eso perfectamente. Ella podía mantenerse en un segundo plano y ayudar a la villa una vez volviese, con misiones u otras cosas.

Sin embargo, ¿podría estar con Ren todo ese tiempo cuando volviese? No, ¡a saber cuando volvería a verla!

¿Qué importa ganar? Ya estamos juntas, disfrutemos del tiempo que nos queda antes de volver a las villas y a las misiones y a la rutina. Yo no quiero ganar, quiero estar contigo mientras pueda.
¿Qué importa ganar? Ya estamos juntas, disfrutemos del tiempo que nos queda antes de volver a las villas y a las misiones y a la rutina. Yo no quiero ganar, quiero estar contigo mientras pueda.

No pudo evitar estremecerse ante aquello. Pues claro ¿cómo había estado tan ciega? Ya se ocuparía cualquier otro de quedar en un puesto elevado y darle un gran renombre a la villa; total, que iba a poder hacer una ninja tan rasa como ella salvo salir apaleada. La abrazó entonces de inmediato, colocando la cabeza sobre el hombro de Hana.

Respiró profundamente sobre la nuca de la rubia mientras por pasión se aferraba a ella.

Tienes toda la razón — no pudo evitar que se le escapara otra lágrima, que desapareció entre los cabellos de Hana.
Tienes toda la razón

Correspondió el abrazo de Ren con dulzura. Volvió a notar aquella extraña calor que la invadía cada vez que sentía cuando Ren la tocaba. Sintió el aliento de su hermana en la nuca y algo en su cerebro se fundió. Se le escapó el aliento y se estremeció. Se sentía bien pero de una forma electrizante, extraña.

Ren... — susurró apretando el abrazo y cerrando los ojos.
Hana dejo escapar su voz como si se tratara de un suspiro, pero fue suficiente para alertar a Ren que la soltó casi de inmediato.

¡P-Perdon! S-Supongo que lo hice con demasiada fuerza — añadió avergonzada, acariciándose la nuca.

Puede que hubiera aplastado a la pobre Hana, dejándola sin respiración; eso solo reforzaría la idea de Ren, de lo delicada y dulce que podía ser; como un fino cristal que el más mínimo arañazo, quebraría en miles de pedazos.
¡P-Perdon! S-Supongo que lo hice con demasiada fuerza

Durante un breve instante se maldijo en todos los idiomas que no conocía por haberle dado la impresión a Ren de que le estaba haciendo daño. Y no por la impresión en sí, sino porque eso había llevado a finalizar aquel placido contacto que habían compartido. Después se recuperó un poco, aún así, no dejaría escapar ese momento ni hacerle creer a Ren que le había hecho daño.

No... no ha sido por eso. Es que me siento muy bien cuando estás cerca y no he podido evitar... llamarte. Ha... ha sido un poco raro, entiendo que no quieras pero... — alzó los brazos en dirección a Ren, pidiendole gestualmente que le devolviese el abrazo que le había arrebatado.
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