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Versión completa: (D) El señorito
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Tomo esta misión con el hueco de nuevos y no la cobraré.

Era una fría mañana en la Aldea y el viento mecía levemente las hojas de los árboles creando una agradable melodía. En aquella poco apetecible mañana para muchos llegó un shinobi de Kaguya Koji y otro a la de Yotsuki Kenzo, estos dejaron un pergamino en sendos buzones y llamaron a la puerta.

¡Kaguya Koji, se le ha sido asignada una misión!
¡Yotsuki Kenzo, se le ha sido asignada una misión!

Si los genin salían ya no verían a ningún mensajero ni similar, pero desde sus respectivos buzones podrían ver como sobresalía ligeramente el lateral de un pergamino.



(D) El señorito


Publicada en: Kusagakure no Sato
Solicitante: Shirogane Shinrin
Lugar: Calles de la Aldea

Shirogane Shinrin, un rico empresario de Tane-Shigai, ha de acudir constantemente a la Aldea por reuniones de negocios. En esta ocasión le va a acompañar Eiji, su primogénito, para que conozca Kusagakure. Pero el joven aún no tiene edad para acudir a una reunión de ese corte, por lo que se solicitan dos genin para entretenerlo mientras su padre esté reunido, estos se encontrarán con los clientes en la estación de trenes a las 11:00AM.

Pero espera... ¡Quedaba sólo media hora para las 11AM!
Koji volvía a casa tras su entrenamiento matutino, como era habitual, se levantaba temprano para salir a entrenar y hacer unas compras a primera hora de la mañana.

Ese día al llegar a casa vio que de su buzón asomaba un pequeño pergamino, era como los que le habían enseñado en la academia, comprendió rápidamente que debía ser su primera misión. Emocionado abrió el pergamino rápido pero con cuidado de no romperlo y lo leyó.

El pergamino decía que debería entretener al hijo de un comerciante habitual de la aldea.

«Cuidar al hijo de un comerciante no parece algo muy de ninja, más bien parece de niñera» Koji se lo planteó un segundo, «si es el hijo de un comerciante seguro ha visto miles de cosas.»

Empezó a hacer en su cabeza un repertorio de las mil preguntas que quería hacerle, hasta que de repente vio la hora y casi en un parpadeo echó a correr como si Kusa se le fuera a quedar pequeña.

Por sus constantes caminatas por la aldea sabía bien donde estaba el punto de reunión y con su velocidad, consiguió llegar poco antes de la hora acordada, sobrándole unos minutos para recuperar el aliento.

Saltamos el turno de Kenzo por pasarse el límite de 72h y no dar señales de vida. Rolearemos como que no vio el pergamino o se quedó dormido.

El Kaguya llegó con tiempo, cuando llegó al arcén sólo tuvo que esperar unos escasos cinco minutos para ver llegar un tren con un vagón lujoso al final del mismo. Del mismo salieron tres personas protegidos por una pequeña guarnición de guardaespaldas, si el genin se acercaba a comprobar si eran sus clientes escucharía una conversación entre dos de ellos.

Katsuoka, ¿dónde andan los shinobis que contratamos? —Dijo un señor de unos treinta y pico, con una barba castaña bien recortada y un traje de seda que se tambaleaba en una fina línea entre lo lujoso y lo excéntrico.

Deberían de andar ya por aquí Shinrin-sama, déjeme que eche un vistazo por el arcén. —El otro hombre rondaba los cincuenta y vestía un traje de mayordomo.

Entonces el niño pequeño que iba junto a ellos se acercó a su padre, parecía... ¿Nervioso? ¿Emocionado tal vez? Lo más probable es que fuera una mezcla de las dos.

P-padre entonces, ¡¿voy a ver a unos shinobis hoy?! ¡¿Crees que me enseñarán algúna técnica como las del abuelo?! —El infante con suerte llegaba a la década de vida y, por lo poco que había podido ver el peliblanco, destilaba hiperactividad por todos sus poros.
Al llegar el tren, decidió esperar a que abrieran las puertas para poder ver por cual de todas ellas salía el mercader de la misión. Al poco vio como un hombre bien vestido, con ropas bastante llamativas bajaba de uno de los vagones, acompañado por un hombre algo más entrado en edad y un joven.

«Ese debe ser el mercader, y el chico será su hijo, al que he de cuidar. Me acercaré para presentarse debidamente.»

Al acercarse escuchó como el mercader preguntaba al que parecía su sirviente por mí, y como su hijo le azuzaba nervioso, como intentando que este le prestara atención.

Cuando llegó a su altura, respiró hondo y procedió a presentarse de manera más formal.

Buenos días, usted debe de ser Shinrin-sama, mi nombre es Kaguya Koji, soy el ninja que solicitó para cuidar de Eiji-san mientra usted acude a la reunión con la villa. —Dijo mientras hacía una pequeña reverencia en señal de respeto.

Terminada su presentación, el ninja quedó a la espera de poder apreciar algún gesto que le indicase si su forma de actuar había sido la correcta.
Buenos días, usted debe de ser Shinrin-sama, mi nombre es Kaguya Koji, soy el ninja que solicitó para cuidar de Eiji-san mientra usted acude a la reunión con la villa. —Se presentó el shinobi.

El empresario observó al genin durante unos instantes, no parecía mostrar ningún sentimiento más allá de la curiosidad por saber a quien le habían asignado.

Katsuoka, ¿no solicitamos a dos? —Preguntó a su mayordomo ignorando casi el saludo de Koji.

A-así es señor, tal vez se equivocaron en el registro o ha pasado algo...

Tranquilo, no pasa nada, con uno bastará. —Volvió a dirigir la mirada al peliblanco. —Kaguya Koji, éste es mi hijo, Eiji. La reunión no durará mucho, meras formalidades, así que en un par de horas aproximadamente nos encontraremos a la entrada de la Torre de Ocio. —Mientras hablaba su padre el niño miraba con ojos como platos al Kaguya, prestando especial atención a su bandana.

Por cierto, —Katsuoka se acercó a Koji con un monedero en la mano. —Si el señorito gusta de comprar algo gaste de aquí. —Y sacó la jugosa cantidad de cinco mil ryōs. —Marchamos pues.

Pórtate bien hijo, hasta dentro de dos horas. —Comenzó a marchar hacia la salida de la estación, seguido por toda la comitiva.

¡Adiós padre, adiós Hiromasa-san! ¡Suerte en el trabajo! —Se despidió de ellos y sus guardias agitando las manos.

Cuando ya había desaparecido la comitiva el infante se giró hacia el shinobi y apretó sus puños con emoción.

Enséñame a hacer cosas de ninja, ¡porfaaaaa!
Koji prestaba atención a las indicaciones del comerciante, mientras notaba como la atenta mirada de aquel joven se clavaba en él, más que un kunai en un enemigo de Kusa, por primera vez alguien le miraba como él solía hacerlo a todo lo nuevo.

«Que sensación más incómoda, por favor que pare de mirarme ya.»

Por cierto, si el señorito gusta de comprar algo gaste de aquí. Marchamos pues.

No se preocupen, cuidaré de Eiji-san y lo llevaré a tiempo al punto indicado. —Asintió con la cabeza mientras se despedía de toda la comitiva.

Tras desaparecer estos al final de la estación, se giró de nuevo hacia el joven y por primera vez se encontró de frente con aquella mirada que había estado evadiendo desde el comienzo. Dos ojos abiertos como platos se le clavaban.

«Me está mirando el alma.»

Enséñame a hacer cosas de ninja, ¡porfaaaaa!

Se quedó extrañado mirándolo, ¿a que se refería con cosas de ninjas?, ¿Quería ver la academia?, ¿Las zonas de entrenamiento?, ¿Alguna técnica tal vez? Había muchas "cosas de ninjas".

¿A que te refieres con "cosas de ninjas"? ¿Que es lo que te gustaria ver?
¿A que te refieres con "cosas de ninjas"? ¿Que es lo que te gustaria ver?

El joven se sorprendió al no recibir una negativa de primera por parte del Kaguya, lo cual hizo que se emocionara más incluso.

Pues eso que hacéis de lanzar shurikens ahí... ¡FIUM FIUM FIUM! —Imitó el gesto de lanzar dichas armas. —¡O esas cosas que hacéis rápido con las manos y luego echáis rayos y fuego! ¡¡¡BOOOOM!!! —Gesticuló como si de sus manos estuviera saliendo un poderoso jutsu. —No sé esas cosas que hacéis los ninjas, cualquier cosa me vale si es que sois súper guays.

El chico con su petición principal no parecía más que curioso, pero tras esta demostración magistral sobre las "cosas de ninja" más bien parecía hiperactivo.
El joven kaguya vio en Eiji la misma pasión que él sentía por lo desconocido. Ante este hecho, no pudo resistirse a cumplir la petición del joven, aunque claramente sabía que lo que le pedía podía ser peligroso. Koji se arrodilló ante el joven y de su rodilla empezó a surgir un hueso que el kaguya fue dando forma de algo parecido a un kunai. Tenía los bordes redondeados y su forma era un poco tosca, pero el peso era el apropiado y estaba bien distribuido.

Creo que lo más sencillo será que te enseñe a lanzar un kunai, aunque sin el permiso de tu padre, solo te puedo enseñar a usar este de aquí. —Extendió su mano y le tendió el kunai al joven.

Tras darle el kunai se incorporó y señalo a una arboleda que pillaba algo cerca de la estación.

Esa arboleda será perfecta para practicar un poco, ¿quieres venir?
El niño vio emocionado como de la rodilla del Kaguya salió aquel kunai de entrenamiento.

Creo que lo más sencillo será que te enseñe a lanzar un kunai, aunque sin el permiso de tu padre, solo te puedo enseñar a usar este de aquí. —Le ofreció el "arma" al joven, el cual la cogió gustosamente.

¡Woooowwwww! —Comenzó a zarandearlo en el aire, como si buscara dar un tajo a algún enemigo invisible. —¡Cómo mola! ¿Cómo lo has hecho? ¿Me puedes enseñar?

El niño a parte de de hiperactivo también parecía tener algún déficit de atención, pues preguntaba pero tampoco se preocupó de recibir respuesta, estaba inmerso en su mundo con el nuevo juguete de hueso entre sus manos.

Esa arboleda será perfecta para practicar un poco, ¿quieres venir?

¡Sí! Te echo una carrera, ¡atrápame si puedes! —Comenzó a correr torpemente hacia la arboleda, con la cabeza hacia adelante y los brazos hacia atrás. —¡Fiaaauuuun!
Antes de que pudiese responder a alguna de sus palabras, el chico decidió poner pies en polvorosa hacia el lugar que Koji había señalado.

¡Sí! Te echo una carrera, ¡atrápame si puedes!

¡Pero espera un momento, no te vayas tú solo! —Gritó sin tener muy claro que le fuese a hacer caso.

Eiji siguió corriendo y al shinobi no le quedó más remedio que ir tras él. Por suerte aquel muchacho, aunque con mucha energía, no era capaz de correr demasiado rápido, era como una bomba de mecha corta, enseguida explotaba. En un momento Koji estaba a su altura y sujetándolo como su abuelo solía hacer con él, como un gato sujeta a su cría, le dio la vuelta.

Si quieres ser un ninja lo primero que tendrás que aprender es a escuchar, escucha a tus compañeros, a tus superiores y sobretodo a tu enemigo. —Dijo en un tono no demasiado severo. —Bien ahora escúchame, lo primero que haremos será ir juntos a la arboleda, como compañeros en una misión, y de camino me contaras que sabes de los ninjas. Aunque claro los equipos suelen ser de tres, ¡ya sé!, dame un momento.

Koji formó los sellos del carnero, la serpiente y el tigre, y a su lado apareció una copia de él que parecía no ser más que una imagen no tenía sombra y no levantaba polvo alguno al caminar.

Bien ahora si somos un equipo ninja, así que deberás comportarte como un shinobi de verdad, ¿serás capaz? —Dijo mientras claramente retaba a su protegido.
El niño no puso resistencia alguna cuando el genin lo agarró.

Wow... ¡Eres muy rápido!

Si quieres ser un ninja lo primero que tendrás que aprender es a escuchar, escucha a tus compañeros, a tus superiores y sobretodo a tu enemigo. —El joven asintió con la cabeza. —Bien ahora escúchame, lo primero que haremos será ir juntos a la arboleda, como compañeros en una misión, y de camino me contaras que sabes de los ninjas. Aunque claro los equipos suelen ser de tres, ¡ya sé!, dame un momento.

Cuando el Kaguya formó tres sellos y apareció el bunshin los ojos de Eiji brillaron como el mismo sol. Cada técnica que realizaba Koji parecía emocionarle más que la anterior.

Bien ahora si somos un equipo ninja, así que deberás comportarte como un shinobi de verdad, ¿serás capaz?

¡Sí, señor! —Exclamó mientras se cuadraba y se llevaba la diestra a la frente, como si de un saludo militar se tratase.

El señorito se quedaría en esa posición, esperando las órdenes del shinobi para marchar hacia la arboleda.
Al ver cómo el jovencito se mantenía firme, el shinobi comprendió que al fin había conseguido domar un poco aquel conjunto de nervios.

Bien pues nuestra primera tarea será entrenar con los kunais. ¡Sígueme! —Dijo mientras hacía un gesto con el brazo indicándole el camino.

Tras caminar un rato llegaron a la arboleda, bueno más bien era un pequeño conjunto de árboles al lado de un parque de juegos. En aquel lugar no había gran cosa nada más que unos árboles y algunas hojas tiradas por el suelo.

Bien pues empecemos el entrenamiento —tras decir esto el Kaguya realizó otra serie de rápidos sellos, perro, jabalí, carnero. Su clon desapareció tras una cortina de humo y en su lugar apareció un hombre adulto con un kunai en la mano—. este será tu primer adversario —El rostro del niño cambió a uno de preocupación al no entender que pasaba del todo. —. Tranquilo no puede hacerte daño, es solo una copia falsa y como tal en el momento en que la aciertes desaparecerá. ¡¿Listo? Pues al ataque!
Eiji siguió al genin hasta la arboleda sin problemas, parecía que se estaba tomando muy en serio lo de "ser un shinobi".

Bien pues empecemos el entrenamiento este será tu primer adversario.

Alaaaa que chulo... —Soltó al ver como el clon se transformó.

Tranquilo no puede hacerte daño, es solo una copia falsa y como tal en el momento en que la aciertes desaparecerá. ¡¿Listo? Pues al ataque!

¡E-entendido jefe! —Volvió a cuadrarse e hizo un saludo militar al Kaguya.

El niño parecía nervioso, sabía que su rival no era nadie real y no podía hacerle daño alguno, pero en su cabeza era una pelea entre shinobis en toda regla. Agarró el kunai óseo con sus dos manos y lo sostuvo apuntando al bunshin hengeado; parecía preparado. Tras una profunda respiración se lanzó corriendo directamente contra el "bandido".

¡AAAHHHHHHHH!

Técnica tal vez no, pero ganas tenía de sobra.
Ante la feroz arremetida del chico, el bunshin se desplazó saltando un par de metros a su derecha, tenía muchísima energía, pero le faltaba focalizarla y dominar lo básico del combate.

Bien bien, pero intenta ocultar tus intenciones al atacar, si vas a embestir lleva tu arma atrás y adelantala antes de golpear.

Dicho esto el bunshin realizó una embestida según las instrucciones de su creador, y justo antes de golpear se detuvo y dio un paso hacia atrás.

Venga ahora hazlo tú. Solamente trata de copiar lo que hizo mi bunshin.

Pasaba el rato y Eiji parecía ir mejorando poco a poco, sus enormes reservas de energía le permitían realizar embestida tras embestida, aunque claro, llegado a ese punto incluso él parecía estar cansándose. Si seguía así acabaría por dar al bunshin muy pronto.

¡Venga, una vez más, hazlo como te he enseñado, con todas tus ganas!
Para sorpresa de nadie el intento del joven acabó en saco roto, pero el Kaguya lo animó.

Bien bien, pero intenta ocultar tus intenciones al atacar, si vas a embestir lleva tu arma atrás y adelantala antes de golpear.

Entonces el clon corrió tal como su creador le dijo y, justo enfrente del chico, frenó su ataque y retrocedió.

Venga ahora hazlo tú. Solamente trata de copiar lo que hizo mi bunshin.

Tras unos intentos Eiji comenzó a cansarse físicamente, pero mentalmente seguía con las mismas ganas que al comenzar.

¡Venga, una vez más, hazlo como te he enseñado, con todas tus ganas! —Le arengó el genin.

¡SI! —Exclamó enérgicamente, Koji pudo ver la determinación en su mirada.

Agarró el kunai óseo fuertemente con la diestra y lo posicionó hacia atrás, inclinando el tren superior hacia adelante. Entonces salió corriendo directo al bunshin y, cuando estaba a menos de un metro de su rival, viró ligeramente a la derecha para buscar encajar un golpe en el costado izquierdo de su víctima.
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