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Choque de olas - Versión para impresión +- NinjaWorld (https://ninjaworld.es) +-- Foro: País de la Tormenta (https://ninjaworld.es/foro-pais-de-la-tormenta) +--- Foro: Playa de Amenokami (https://ninjaworld.es/foro-playa-de-amenokami) +--- Tema: Choque de olas (/tema-choque-de-olas) |
RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 12/04/2018 Definitivamente había algo muy diferente en aquella Ayame. Se atrevía a ser incluso altiva, mostrándose orgullosa del logro de haberle golpeado con tanta fiereza. En cierta manera era estimulante. Daruu sentía que no tenía que limitarse para herir sus sentimientos y que la pelea se convirtiera en otra riña más. Imitando a la kunoichi, empezó a dar vueltas en círculos, lentamente. No dejaba que la distancia bajase de los ocho metros, pese a que la muchacha trataba de acercarse. No eres el único que ha estado entrenando sin descanso, Daruu-kun. Puede que la distancia entre los dos siga estando ahí, pero desde luego ya no soy aquella Ayame con la que luchaste en el Valle de los Dojos. Han pasado demasiadas cosas. Y no podía quedarme de brazos cruzados. Daruu dejó escapar una risilla. —Me alegro, ¿sabes? De verdad —dijo. Su rostro se volvió una losa—. Ayame. Es importante que no vuelvas a ceder al control del Gobi. Eso es lo realmente importante. Más que sorprender a tu padre. Se detuvo. —Lo sabes, ¿verdad? · PV: 136/170 · CK: 210/240 · Daños a causar: - · Daño recibido: - · Gastos/recuperación de chakra: +20 por regeneración · Acciones ocultas activas: 0 · Acciones ocultas reveladas: - · Regeneración de chakra: Completa RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 12/04/2018 Pero Daruu no se dejaba acorralar. Imitándola, él también empezó a caminar en dirección opuesta a la suya, manteniendo siempre una distancia prudencial con Ayame. Allí, sobre la arena embarrada de la playa y con el susurro contenido de las olas de fondo, eran como dos lobos que se esutidaban minuciosamente antes de saltar sobre el uno sobre el otro. «No me deja acercarme.» Reparó Ayame, frunciendo ligeramente el ceño. —Me alegro, ¿sabes? De verdad —respondió él de repente con una risilla, logrando desconcertarla momentáneamente. Aunque enseguida el gesto de su rostro retornó a la seriedad anterior—. Ayame. Es importante que no vuelvas a ceder al control del Gobi. Eso es lo realmente importante. Más que sorprender a tu padre. Él detuvo sus pasos. Ella le imitó. —Lo sabes, ¿verdad? Pero ella tardó algunos segundos en responder. «Cuando flaquee, en cuanto baje la guardia, allí estaré para escurrirme entre los hierros y para abrir el jarrón de carne y hueso que me oprime.
—Lo sé... —contestó al cabo de varios segundos, con el rostro sombrío—. Afortunadamente, no he vuelto a escuchar su voz. «Aunque sí le he visto en sueños...» Completó en su fuero interno, con un repentino estremecimiento cuando sintió un ligero escozor entre los omóplatos. «Volveremos a vernos, no hay duda...»
Ayame respiró hondo y volvió a clavar sus pupilas en Daruu, en su pareja, en su compañero de equipo, en su mejor amigo... En su oponente y rival. «Pues si no me dejas acercarme...» Lanzó repentinamente el puño contra el suelo y cerró los ojos. La bomba de luz que aún llevaba en su mano estalló al fin, desatando un repentino fogonazo de luz que, en aquella ocasión, esperaba haber pillado desprevenido al Hyūga. Pero Ayame no perdió el tiempo ni siquiera en abrir los ojos. Abrió su mano izquierda y desplegó el arco que llevaba sujeto a su antebrazo mientras su mano derecha buscaba en su espalda una flecha y la colocaba rápidamente en la cuerda y la tensaba. Un chasquido de lengua, y el eco del sonido le reveló la posición de su objetivo. Disparó. Y la flecha salió despedida, surcando el aire directa hacia su hombro derecho. Y, por si acaso algo salía mal o Daruu llegaba a moverse en el último momento, volvió a repetir el mismo proceso con una nueva flecha, utilizando su ecolocalización como apoyo, y esta vez apuntando a sus pierna. RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 12/04/2018 «¡Mierda, la hikarida...!» Daruu cerró los ojos y, por instinto, dio una voltereta hacia la derecha un segundo después. Escuchó el silbido agudo de un proyectil volando a toda velocidad a apenas unos centímetros de él. Y cuando se irguió de nuevo y abrió los ojos, se vio obligado a girar el cuerpo noventa grados para evitar otro más. Pero no lo consiguió. La flecha no penetró, pero pasó rozándole, rasgando ropa, piel y carne. Daruu gritó y se agachó, tapándose la herida con la mano. Chasqueó la lengua, y presto, se desanudó la bandana, practicando un improvisado torniquete. —¡Hija de...! —masculló, inconscientemente, y trató de tomar pie. «Con esta herida, no voy a poder moverme mucho, pero tengo que...» Se forzó a sonreír. —¿Eso es todo lo que puedes hacer? —bravuconeó de forma falsa. Una gota de sudor resbaló por el costado de su cabeza. Activó su Byakugan—. Ganaré en los próximos veinte segundos, Ayame. Se llevó la mano al portaobjetos y lanzó una canica al suelo. Cerró los ojos, tal y como había hecho Ayame, pero en realidad era una engañifa: porque se trataba de una bomba de humo. Aprovechó la confusión... ...de la nube de humo surgieron cuatro agujas, directas al torso de Ayame. Después, la humareda fue atravesada por el propio Daruu, con el Byakugan activado, que renqueante, trataba de correr lo mejor que podía, con visibles signos de dolor cada vez que apoyaba la pierna. Llevaba otros cuatro senbon en la mano. Los lanzó hacia la muchacha, esta vez dirigidos a su hombro derecho. · PV: 121/170 · CK: 192/240 · Daños a causar: 8 PV/senbon · Daño recibido: 15 PV (segunda flecha) · Gastos/recuperación de chakra: - · Acciones ocultas activas: 2 · Acciones ocultas reveladas: - · Regeneración de chakra: Dividida RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 12/04/2018 «La ha esquivado.» Ayame chasqueó la lengua, con fastidio. Sin embargo, pese a que también intentó evadirla ladeando el cuerpo, la segunda flecha fue más afortunada. Aunque no llegó a clavarse en su pierna, sí corto ropa, piel y carne, creando una fea herida sangrante que le obligó a desanudarse la bandana para improvisarse un torniquete. —¡Hija de...! —masculló, en una maldición que le hizo alzar una ceja. —¡Oye! ¡A ver si te voy a tener que lavar esa lengua con mi Suiton! —le reprochó. Pero él sonrió, bravucón. —¿Eso es todo lo que puedes hacer? —fanfarroneó, aunque sudaba copiosamente. Sus ojos volvieron a activar el Byakugan, y Ayame se puso en guardia, alerta—. Ganaré en los próximos veinte segundos, Ayame. —¡Como que te voy a dejar! —le replicó. Metió la mano en el portaobjetos y Ayame siguió el movimiento de su mano con la mirada. Sacó una canica similar a la suya y la lanzó contra el suelo después de cerrar los ojos. «¡Si es de luz se cegaría a sí mismo!» Meditó, pero con lo repentino de la actuación apenas tuvo tiempo de levantar los brazos en cruz frente a su cuerpo. Tal y como había supuesto, no se produjo un fogonazo. En su lugar, fue una densa cortina de humo la que le envolvió. Afortunadamente, con la distancia que Daruu había puesto entre los dos, Ayame se encontraba lo suficientemente lejos como para no verse envuelta en aquella negrura infinita. Pero el no poder verle tampoco era una buena señal. Ayame plegó de nuevo el arco sobre su antebrazo y entrelazó las manos en el sello del carnero, pero su oponente no estaba dispuesto a darle ninguna tregua: cuatro proyectiles surgieron de la misma nube de humo y Ayame saltó hacia su derecha. Pese a todo, dos de ellas le rozaron el brazo, liberando una salpicadura de agua y no de sangre antes de continuar su trayectoria. «Espera, espera, mala idea. No hagas eso o volverás a fatigarte.» Ayame canceló su plan inicial, pero y en su lugar creó un clon de agua junto a ella. Daruu surgió entonces de la nube de humo, renqueante, y con cuatro agujas más que lanzó hacia su hombro derecho. Ayame ladeó el cuerpo hacia el lado izquierdo para evitarlas, y mientras el clon, que había entrelazado las manos en tres sellos, lanzó un chorro de agua a presión hacia el Hyūga. RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 12/04/2018 Dentro de la nube de humo, alguien dio una discreta palmada. · · · Pie hacia atrás, mano hacia adelante... Daruu se adelantó y golpeó al muñeco, primero un toque, y luego dos. Oh no, eran los dos toques a la vez, ¿verdad? La ilusión del pergamino le castigó retirando el muñeco en el siguiente paso y haciéndole caer al suelo. —Así no, Hyūga de mi sangre. —dijo su abuela—. Otra vez. »Tardarás en alcanzarme. · · · Daruu cayó sobre la hierba de la colina, a las afueras de la cabaña familiar de Yachi, pero se torció el tobillo y acabó rodando hasta el río, donde tragó agua como un desgraciado. Con un destello, su madre apareció unos metros más allá. —¡Ahhh, el tradicional bocazo contra el río! —Kiroe se rascó la coronilla—. Bueno, ya casi lo tienes. —¡Nfo! ¡No lo consigo! ¡No voy a conseguirlo nunca! —Oye, oye. A mí me llevó un año perfeccionarla. Tú sólo llevas un mes y medio. Vale que sigues los pasos de toda una excelente maestra, pero... »Tardarás en alcanzarme. · · · Para cuando el chorro de agua del Mizu Bunshin de Ayame impactó sobre el Kage Bunshin de Daruu, y el clon, después de quejarse y caer al suelo, explotó en una nube de humo, ya era demasiado tarde para la kunoichi. Porque en el momento de que su clon de agua lanzase el Mizurappa, Ayame sintió dos punzadas de dolor en la espalda. Y Daruu se aseguró que las siguientes estuvieran cerca. Estratégicamente cerca. Donde el chakra de Ayame ya no podría llegar. —Ni Shō. —Pronunció, concentrado—. Yon Shō. —Otros dos golpes—. Hachi Shō. —Ahora, cuatro más, más rápido. Ayame sentiría como la vista se le nublaba—. Jūroku Shō. —Ocho más, frenéticos. Y finalmente—: ¡Hakke: Sanjūni Shō! —Daruu empujó a Ayame para arrojarla al suelo y dio un salto hacia atrás. «Ahora... el... golpe de gracia.» —¡Suiton: Suigadan! —pronunció, formulando un sencillo sello del Tigre. Bajo Ayame, del propio agua que su clon había arrojado, un taladro de agua con la punta roma afloró y buscó su pecho. Daruu aterrizó en la arena y cayó de espaldas, jadeando, sin poder mover ni un sólo músculo del cuerpo, con la pierna sangrante ardiéndole como mil demonios. Cerró los ojos, desactivó su Byakugan y dejó que la lluvia le regase un poco. «Mamá, abuela... Os he alcanzado.» · PV: 121/170 · CK: 40/240 · Daños a causar: 40 PV, 40 CK por los 32 tenketsu, 90 PV por Suigadan · Daño recibido: - · Gastos/recuperación de chakra: 20 CK por Kage Bunshin, 30 CK por Chīshio Kuchiyose, 48 CK por Sanjūni Shō, 54 CK por Suigadan · Acciones ocultas activas: 0 · Acciones ocultas reveladas: 2 (el Daruu que ha salido era un clon, y los senbon llevaban sangre) · Regeneración de chakra: Completa RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 13/04/2018 Ayame escuchó la arena deslizarse a su espalda. «¿¡Pero cómo...!?» Ni siquiera pudo completar el pensamiento. Sintió dos súbitos pinchazos en la espalda, y la voz de Daruu llegó hasta sus oídos. Y supo que era el final para ella. —Ni Shō... Ayame ni siquiera oyó el resto de la retahíla. O, más bien, no la escuchó. A aquellas dos puñaladas les siguieron otras cuatro. Y después de aquellas perdió la cuenta. Al dolor le acompañó una repentina fatiga, como si Daruu hubiera abierto un grifo de alguna manera y hubiera frenado todo su chakra. Con el último golpe, la empujó contra la arena, y Ayame quiso levantar un muro de agua para defenderse, pero su cuerpo, tal y como había ocurrido al principio del combate, no le reaccionó. La diferencia era que, en aquella ocasión, la culpa no había sido suya. «O en realidad sí...» Escuchó el nombre de la técnica que supondría su condena, pero nada podría haberla preparado para el dolor que sintió cuando el taladro la atravesó, y está vez si encontró su carne y su sangre. Todo se oscureció rápidamente a su alrededor, y las lágrimas volvieron a aflorar inevitablemente a sus ojos y terminaron rodando por sus mejillas. «No ha servido de nada...» Pensaba, cln un terrible dolor en su pecho cada vez que inspiraba o espiraba. Sus últimos pensamientos, amargos y dolorosos como las puñaladas que acababa de recibir, laceraron los remanentes de su conciencia. «Debería... rendirme... No... sirvo...» Seguiría siendo débil. Seguiría llorando. Uchiha Datsue volvería a reírse de ella. Y si no había conseguido siquiera hacerle frente a Daruu, podía olvidarse de plantarse frente a su padre. RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 13/04/2018 El sonido de unos pasos con pretencioso sigilo llegó a sus oídos. Daruu se giró e intentó reincoporarse, pero le fallaron las piernas. —¿Pero qué tenemos aquí? —dijo una voz femenina, que hablaba como si quisiese untar sus palabras sobre el pan—. Pero si es nuestro pequeño y precioso niño de ojos blancos. Tu Byakugan causó bastante... sensación en el Torneo. —Era una mujer rubia, alta, de ojos verde claro, pecosa. Vestía con una túnica blanca ajustada. Se agachó para mirarle. Daruu intentó agarrarla del tobillo y lanzarla al suelo. —¡No! ¡Otra vez vosotros no! ¡Mira, no soy responsable de que perdierais el dinero en las apuestas! ¡Yo hago lo que tengo que hacer! —Un tiempo atrás, dos shinobi resentidos que se habían arruinado habían arrojado a Daruu y a Datsue hacia el fondo de un barranco. —¿Apuestas? —La mujer torció la cabeza, sin entender—. Oh, no. No, te estás equivocando de persona —rio. Entonces se dio cuenta de la bandana de Amegakure que llevaba en la frente... tachada—. Yo sólo soy una mujer que te quiere, que te aprecia, que se ha estado fijando mucho en ti, Daruu-kun... Daruu intentó moverse. Intentó revolverse y golpearla. Pero algo se lo impidió. Un calor que se estaba arremolinando en sus mejillas ruborizadas, en su pecho, que se movía arriba y abajo con la respiración acelerada. En otro lugar, las hormonas hicieron su trabajo... «¿Pero qué... me pasa?» La mujer besó su frente, y Daruu sintió placer. Un intenso placer casi sexual que le paralizó por completo. Su cuerpo convulsionó un par de veces, y quedó tendido en el suelo, muerto de placer. Pero no era un placer agradable. Era un placer no solicitado, casi como una tortura. Casi dolía. Daruu apretó los dientes y trató de no gritar. Y una parte muy estúpida de si mismo, en aquella situación, sintió remordimientos porque para él aquello era ser infiel a Ayame. El placer disminuyó y se convirtió en una sensación paralizante, incluso... sedante... Preocuparse de aquello en un momento como ese. Con lo que iba a venir a continuación... —...sólo una mujer que se muere por tus ojos, cielo. Y tranquilo, que me vas a hacer ganar mucho dinero... La kunoichi acercó sus dedos, como las garras de una harpía, a sus cuencas oculares. Aunque no pudo hacerlo, todo su cerebro quería gritar. Gritar. Gritar... · · ·
La mujer se había ido. Daruu se acercó arrastrándose por la arena a una Ayame inconsciente. —A... a... ya... me... —balbuceó, zarandeando su hombro con una mano ensangrentada. Cuando Ayame abriera los ojos, se encontraría con una pesadilla. Daruu sangraba mucho... a través de los dedos de la otra mano, que tapaba sus ojos. —A... ayame... ayu... da... · PV: 80/170 · CK: 60/240 · Daños a causar: - · Daño recibido: -41 PV. A partir de este turno, Daruu pierde 20 PV por turno por hemorragia al haber perdido los ojos, y por la herida de la pierna · Gastos/recuperación de chakra: +20 por regeneración · Acciones ocultas activas: 0 · Acciones ocultas reveladas: - · Regeneración de chakra: Completa RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 13/04/2018 Sumergida en aquel remolino de oscuridad, algunas luces irrumpían de vez en cuando en sus sueños. Sintió la lluvia caer sobre su cuerpo como una caricia. Le pareció escuchar voces. Pero no comprendió el significado de las palabras que llegaban embotadas a sus oídos. Volvía a caer en la oscuridad. Después le pareció escuchar que alguien la llamaba y se sintió moverse ligeramente. Pero nada de eso pareció importarle. O, más bien, Ayame no conseguía regresar al mundo de la consciencia como para que llegara a importarle. Le dolía demasiado. Todo su cuerpo gritaba de dolor. Y también su corazón roto. Y su cerebro iba y venía en aquel vaivén, meciendo su consciencia entre un extremo y el otro. Sólo quería dormir... Quizás... dormir y no despertar para enfrentarse de nuevo a sus demonios... RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 13/04/2018 «Mierda, está inconsciente todavía. Mierda, mierda, mierda ¡mierda!» Daruu se acercó todavía más a Ayame y se desanudó la bandana de la pierna. Se la acercó con los brazos temblando a los ojos vacíos y trató de no vomitar al imaginarse el aspecto que tendría. Se la anudó y apretó todo lo que podía, pero estaba perdiendo mucha sangre... Pasó el brazo de Ayame por encima de sus hombros. Y se levantó un poco... Realizó cinco sellos y una palmada, y desapareció en un destello rojo. · · ·
Dos cuerpos inconscientes cayeron en el centro de la Pastelería de Kiroe-chan, cubiertos de sangre. Uno más que el otro. Derribaron una mesa con la caída, desocupada. Los otros clientes chillaron de pánico y salieron corriendo, como si alguien acabase de atentar en el establecimiento. Nadie podía culparlos. Algunos de ellos sólo vieron cuerpos, sangre y oyeron un golpe. Kiroe salió a trompicones de la cocina, asustada, y se encontró con la escena. Como si no pudiera creer lo que estaba viendo, la mujer se acercó lentamente a Daruu y a Ayame, y se quedó mirándolos un tiempo, de pie. Comenzó a llorar. Y gritó, desbocada, temblando, echándose al suelo al lado de su hijo y dándole la vuelta con cuidado. Y gritó más. Creyó que su mundo estaba a punto de apagarse y casi se desvaneció. —¡¡AYUDAAAAAA, AYUUUDAAAAAAA!! RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 13/04/2018 Apenas pasaron unos pocos minutos antes de que dos hombres se abrieran paso entre la espantada multitud. Aotsuki Zetsuo irrumpió en el local seguido muy de cerca de Aotsuki Kōri. Ambos recorrieron con sus miradas el lugar. Ambos igual de ansiosos, pero uno de ellos lo disimulaba mucho mejor que el otro. —¡¿Qué cojones ocurre?! ¿¡Qué son esos gritos, muj...!? —exclamaba Zetsuo, acercándose entre largas zancadas. Pero se vio obligado a detenerse cuando, tras pasar de largo la primera mesa, se encontró con aquella escena. El cuerpo de Ayame, inconsciente, en el suelo; Kiroe, agarrándose con fiereza al de su hijo. Daruu, su rostro cubierto de sangre. Pero... sobre todo... —Qué... ¿Qué ha ocurrido? —intervino Kōri y, por primera vez, cualquiera pudo notar el deje de temblor en su voz. Zetsuo no perdió ni un solo instante. Prácticamente abalanzándose sobre el trío, se acuclilló junto a Daruu y cuando colocó sus manos sobre sus ojos, estas adquirieron de manera instantánea un brillo esmeralda que iluminó toda la instancia. —Kōri, comprueba el estado de Ayame. Pero ni siquiera hizo falta que se lo ordenara. El Hielo ya se había agachado junto a su hermana y la había tomado en brazos. —Está inconsciente, pero sólo tiene algunas contusiones, como si hubiera estado combatiendo. ¿Qué hay de Daruu-kun? El médico frunció los labios y clavó sus ojos aguamarina en la desesperada Kiroe. —¡Hay que llevarle ya mismo al hospital o acabará desangrándose! Sus ojos... »Sus ojos no están. RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 13/04/2018 —¿Qué ha ocurrido? —Una voz conocida habló cerca de ella. Estaban allí. Estaban ellos dos. Los necesitaba más que nunca. Con Zetsuo allí, su hijo estaría a salvo, y aún así... ...no podía dejar de temblar. —N... no lo s... é. ¡No lo sé! ¡Zetsuo, por favor, sálvale, por favor, por favor, POR FAVOR! Kiroe perdió el conocimiento y cayó al lado de su hijo. RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 13/04/2018 Kiroe estaba en claro estado de shock. Los ojos desorbitados, el cuerpo temblando sin control, agarrándose con fiereza a su hijo en peligro... Y, aún así, se las apañó para responder con voz trémula: —N... no lo s... é. ¡No lo sé! ¡Zetsuo, por favor, sálvale, por favor, por favor, POR FAVOR! E, incapaz de soportarlo más tiempo, la mujer se desplomó. —¡Me cago en mi vida! ¡Pero no te desmayes tú también, mujer! El médico suspiró y se masajeó el puente de la nariz. Ahora tenía frente a sí tres cuerpos inertes que cargar, y ellos eran sólo dos. . . . Cuando volvió en sí, lo primero que vio fue blanco. No había lluvia, ni un cielo cubierto de nubes. Tan sólo un techo blanco, recorrido en su longitud por tubos de luz. Extrañada, Ayame volvió la cabeza con debilidad acumulada. Estaba tumbada sobre una camilla, y no sobre la arena de la playa como habría esperado. Incluso habían sustituido sus ropas por una bata blanca anudada a su cintura por un cordón. —¿Dónde...? —Ayame —la llamó una voz conocida, y se encontró cara a cara con su hermano mayor, que la contemplaba con gesto sombrío. Y entonces sintió una amarga pesadez en el pecho. —¿Dónde... estoy...? —En el hospital —respondió, con su habitual monotonía. Ayame ahogó una exclamación y hundió los hombros al recordar el final de su combate contra Daruu. El chico debía de haberla traído hasta allí después de haber caído inconsciente. —¿Y... Y dónde está Daruu? No recibió respuesta enseguida, y Ayame volvió a mirar a su hermano. —¿Y Daruu? Kori frunció los labios y apartó la mirada. Y el terror creció como la espuma en el pecho de Ayame. —¡¿Dónde está Daruu?! RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 13/04/2018 —¿Está aquí? —preguntó la voz de una mujer desde fuera de la puerta. Se oyeron los quejidos inproductivos de dos enfermeras y de un psicólogo, que intentaban impedirle el paso. Después, un par de golpes, unos lamentos incomprensibles, y la puerta abriéndose de par en par. Zetsuo estaba de pie frente a su hijo, analizando con el rostro severo y tratando de ver más allá. No había ojos a través de los cuales pudiera leer. Las respuestas no estaban allí. Kiroe avanzó a dos zancadas, sin dejar de mirar a su hijo. Aguantó un sollozo intermitente, y sin previo aviso, se abalanzó sobre Zetsuo en un abrazo al que ninguna de las señales de la historia podrían haber apuntado. —¿Por qué tiene que pasarme esto a mí...? ¿Por qué tiene que pasarle esto a él...? —Se limpió las lágrimas con la manga, y se separó del hombre. Sus iris púrpuras se cruzaron con el aguamarina del águila, y la mujer olvidó las barreras y le dejó entrar en su cabeza. Zetsuo supo lo que le iba a decir antes de que pronunciase las palabras. —No importa cómo lo hagas. Pero quiero que le transplantes mis ojos. Hazlo. RE: Choque de olas - Aotsuki Ayame - 13/04/2018 La puerta de la habitación se abrió de golpe, y Zetsuo suspiró para sus adentros. Aunque comprendía a la perfección la desesperación de la mujer. —Deberías haber esperado a que te dijera que podías pasar, Kiroe —dijo, sin embargo. Pero tampoco la echó de la habitación. ¿Para qué intentarlo siquiera? Si hubiese sido la situación contraria, si hubiese sido cualquiera de sus dos hijos los que se encontraran en aquel estado, ningún enfermero ni medicucho podría haberle impedido su paso tampoco. La mujer avanzó entre zancadas sin dejar de observar a Daruu. La incredulidad, el más desgarrador sufrimiento, se revelaba en su rostro. Ahogó un sollozo trémulo y, de repente, se abrazó al médico con todas sus fuerzas. El cuerpo de Zetsuo se tensó como una tabla durante un breve instante, pero al final terminó por suspirar y dejarla hacer. Con cierta torpeza, le apoyó una mano en el hombro. —¿Por qué tiene que pasarme esto a mí...? ¿Por qué tiene que pasarle esto a él...? —sollozaba, angustiada. Fue entonces cuando se separó de él. Y cuando Zetsuo se topó con sus ojos purpúreos y leyó más allá de ellos no pudo sino ahogar una exclamación antes de que la mujer pronunciara siquiera palabra. —No importa cómo lo hagas. Pero quiero que le transplantes mis ojos. Hazlo. Zetsuo la observó con severidad y entornó sus ojos aguamarina. —Kiroe, la situación nos ha pillado a todos por sorpresa. Pero no puedes permitir que los sentimientos te arrastren así, en caliente —le reprendió, sacudiendo la cabeza. Giró la cabeza para mirar a Daruu, aún inconsciente en la camilla—. Espera un poco. Debes pensar con la cabeza fría. Él ya no está en peligro y podrá seguir viviendo. Será duro para él. Pero podrá hacerlo. . . . —¡¡KORI!! ¡¡RESPÓNDEME, POR FAVOR!! —le suplicó Ayame, con lágrimas en los ojos. Él la miró con sus ojos de escarcha, pero Ayame ahogó una exclamación cuando no vio la absoluta gelidez habitual en ellos. Casi parecía... como si el color de sus iris se estuviera derritiendo. El Jōnin se sentó en el borde de la camilla. Y con cada segundo de silencio que pasaba, Ayame sentía que algo se resquebrajaba dentro de ella. —Él está bien, Ayame —respondió con simpleza. —¿Pero...? —vaticinó la muchacha, con la voz temblorosa. Él torció el gesto. Ojalá fuera su padre y no él quien estuviera en aquella situación. Zetsuo estaba habituado a dar esa clase de noticias, directo y certero pero al mismo tiempo con delicadeza. Él no disponía de aquellas cualidades. Y temía con cada fibra de su ser cuál iba a ser la reacción de Ayame al enterarse. —Pero ha perdido los ojos. Directo y certero como una puñalada en el corazón. Así fue como lo vivió Ayame, que se quedó congelada en el sitio. RE: Choque de olas - Amedama Daruu - 13/04/2018 Kiroe no dejó que Zetsuo terminara de hablar. Apretó los dientes y lo cogió del cuello de la bata, atrayéndolo hacia sí. Sus ojos estaban apenas a unos centímetros de distancia. La mujer entrecerró los párpados, se agarró con la otra mano al hombro del médico y murmuró: —Dime qué harías tú —dijo—. No me queda más familia que mi hijo, Zetsuo. No me queda nadie más. Nadie. »¿Crees que no he estado pensando en que te negarías? Eso no me ha impedido venir aquí. Y no soy ningún genin sin experiencia. Puede que esté destrozada por dentro. Puede que sí. Puede que no pueda soportar ni un minuto más verlo así. »Pero por eso mismo sé que no me dolerá más tener que imaginármelo. Mi hijo tiene un futuro. Mi hijo tiene a Ayame. Tiene su equipo con Kōri. Yo sólo soy una espía retirada con una pastelería. La voz se le quebró cuando pronunció la última palabra. Zetsuo vio un tremendo dolor a través de sus ojos. Pero luego miró a Daruu, y la determinación volvió. —Así que no te mientas a ti mismo y dime cuánta duda transmiten mis ojos cuando te digo: Se acercó aún más a Zetsuo. —Hazlo. ¿O es una operación tan complicada para ti, jefe de hospital, jōnin reputado, ninja médico experto? |