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Agua que no has de beber - Versión para impresión

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RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 13/05/2018

Angustia. Fue la primera reacción que vio en el rostro de Kaido. Y, como los engranajes girando al son de una maquinaria invisible a los ojos de cualquiera, sus facciones fueron cambiando paulatinamente. Ojos abiertos como platos. Mandíbulas tensas y apretadas hasta el punto en el que a Ayame le pareció escuchar sus afilados dientes chirriar. Respiración agitada. Ceño peligrosamente fruncido...

La ira prácticamente hervía a su alrededor.

—Pero, pe...ro. ¡¿Pero qué cojones, Ayame?! —bramó, y Ayame se encogió sobre sí misma, sobresaltada ante el súbito y notable cambio de color en la cara de Kaido: el habitual y extraño color azulado de su piel se había entremezclado con el rojo de su sangre agolpada en sus mejillas enfurecidas, resultando en un aún más extraño color purpúreo—. ¡¿Cómo mierda se le ocurre decir semejante porquería de mí, eh?! ¡Es que lo voy.. lo voy... ¡Le voy a arrancar la carótida a mordiscos la próxima vez que lo vea!

—Entiendo cómo te sientes, Kaido-san... Pero intenta... intenta no gritar demasiado. Te he traído aquí precisamente buscando que no hubiera gente alrededor que pudiera oírlo —dijo Ayame, en un ridículo intento por apaciguarle mientras miraba a su alrededor con inquietud. Afortunadamente, el jaleo no parecía haber llegado aún a oídos indiscretos, pero si seguía gritando de aquella manera, era más que probable que alguien terminara acercándose movido por la curiosidad.

Pero ni siquiera estaba segura de que Kaido le estuviera escuchando. Ahora daba vueltas como un tiburón sediento de sangre en un tanque cerrado, murmurando amenazas ininteligibles que no dejaban demasiado a la imaginación sobre su contenido.

Y, al cabo de unos pocos segundos, Kaido se volvió súbitamente hacia Ayame, que volvió a encogerse con los brazos en alto temiendo por su integridad física.

—D-ime, dime... que no le creíste. Por Ame no Kami, ¡dime que lo acusaste de mentiroso y le hiciste pagar en nombre de tu primo, Umikiba Kaido, del clan Hōzuki!

Ella gimoteó, lastimera. Cuánto le gustaría poder satisfacer el deseo de Kaido...

—A... al... al principio sí le creí... —confesó al cabo de algunos segundos, aún con los brazos en alto—. Pero... pero después de todas las cosas que me ha hecho, y lo que he tenido que pasar por su culpa... empecé a pensar que tú no parecías ese tipo de persona... Y que era posible que no fuera más que otra de sus muchas mentiras... Por eso necesitaba hablar contigo... Necesitaba saber la verdad...

»Porque entonces no es verdad, ¿no...?



RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 15/05/2018

¿Cómo podía decir Ayame que entendía el cómo se sentía él? ¿Acaso era ella a la que acusaban de pervertida? No. ¿Le habían enchapado el robo de algo tan delicado como de una prenda íntima? Tampoco. ¿Era su honor el que estaba siendo mancillado por la habladuría de una serpiente viperina y traicionera que respondía al nombre de Uchiha Datsue?

¡Menos que menos!

Suspiró hondo, mientras se esforzaba en fraguar los fuertes oleajes de su propia ira. Pero no, Ayame no podía entenderlo.

»Porque entonces no es verdad, ¿no...?

—Claro que no. Que ha sido todo un burdo invento de esa maldita sabandija uzureña. Pero la venganza se sirve fría, Ayame, y tú tendrás el honor de ver el cómo lucía Datsue poco antes de que le deforme la cara a puñetazos. Es que ni su puto Uzukage le va a reconocer, y que Ame no Kami me parta con un rayo sino.

Kaido era para ese momento una bestia previsible, que rampante, cabalgaba ideas absurdas de retaliación. Iba a hacer pagar a Datsue el mentiroso, no sólo porque bien se lo merecía, sino que se lo había ganado con todas las de la ley al apuñalar a un camarada por la espalda. Porque Kaido, desde luego, no había hecho más que salvarle el culo en un par de ocasiones allá en la Isla monotonía, no nada que justificara el esparcir tan asquerosos rumores sobre él, tan de gratis, y a través de nada más y nada menos que la mujer más pusilánime de todo Amegakure.

—Y tú, me decepcionas. ¿Cómo puedes creerle a un ninja de otra aldea esa mierda, eh? ¿En tan mala estima me tienes, joder? ¡a mí! que te fui a salvar a donde los kajitsu —bajó la voz en súbito, percatándose de que podía estar hablando de más. Volvió a suspirar, de nuevo—. no, está bien. No es tu culpa. Ese hijo de perra es un experto diciéndote lo que quieres oír. Y lo que no también, lo que le convierte en un tipo peligroso.

Kaido alzó la vista, con la chispa del recuerdo surcándole la cabeza.

»Dijiste que te ha hecho cosas malas. ¿Qué cosas, Ayame?


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 15/05/2018

—Claro que no. Que ha sido todo un burdo invento de esa maldita sabandija uzureña. Pero la venganza se sirve fría, Ayame, y tú tendrás el honor de ver el cómo lucía Datsue poco antes de que le deforme la cara a puñetazos. Es que ni su puto Uzukage le va a reconocer, y que Ame no Kami me parta con un rayo sino.

Ayame tensó todos los músculos del cuerpo, alarmada.

—¡Espera, espera! ¡Si haces algo así podrías ocasionar una guerra entre las dos aldeas! —exclamó, agitando las manos en el aire.

Pero tenía la ligera sospecha de que, dijera lo que dijera, no serviría de nada. Kaido se había convertido en El Tiburón que realmente era, y todo su ser vibraba ante el olor de la sangre del Uchiha. Quería venganza, y no pararía hasta conseguirla... Y en aquel momento, Ayame temió haberse equivocado al habérselo contado...

«Ay, maldita sea...»

—Y tú, me decepcionas. ¿Cómo puedes creerle a un ninja de otra aldea esa mierda, eh? ¿En tan mala estima me tienes, joder? ¡a mí! que te fui a salvar a donde los Kajitsu —Kaido bajó la voz súbitamente en las últimas sílabas. Pero terminó por suspirar de nuevo cuando Ayame volvió a encogerse sobre sí misma—: No, está bien. No es tu culpa. Ese hijo de perra es un experto diciéndote lo que quieres oír. Y lo que no también, lo que le convierte en un tipo peligroso.

—No... tienes razón, ¡lo siento muchísimo! —murmuró ella, con un hilo de voz e inclinando el cuerpo en una profunda reverencia, sintiéndose terriblemente culpable—. No quería creerle, pero... ¡parecía tan convencido cuando me lo dijo...! Si es que mi padre tiene razón, me lo creo absolutamente todo...

Pero cuando se reincorporó, aún seguía con la cabeza gacha. Por un momento se le pasó por la cabeza qué habría pasado Datsue le hubiese contado aquel mismo rumor sobre Daruu en lugar de Kaido. ¿Se lo habría creído también? ¿Habría terminado discutiendo por él? ¿Habrían podido llegar a... romper su relación?

«Esa maldita sabandija es un verdadero peligro...» Pensó, repitiendo las palabras de Kaido en su mente mientras apretaba las mandíbulas con rabia. Su hermano le había advertido que no se dejara tocar más por él, pero además había descubierto que no debía escuchar sus palabras emponzoñadas con el veneno de la mentira.

Ni tampoco debía mirarle a los ojos...

—Dijiste que te ha hecho cosas malas. ¿Qué cosas, Ayame? —le preguntó Kaido, y Ayame no pudo sino soltar una seca carcajada cargada de amargura.

—¿Qué no me ha hecho? Esa sería una pregunta más acertada —replicó, apretando los puños. Y entonces alzó una mano—. Selló una bola de fuego en Daruu-kun para que me la disparara a bocajarro —Enumeró, extendiendo el dedo índice—. ¡A mí me selló una técnica para que me transformara en una versión caricaturizada y burlesca de Yui-sama cuando me cruzara con ella! ¡¡Casi me mata al creer que me estaba atreviendo a faltarle el respeto de aquella manera!! —Extendió el dedo corazón—. Y por último... —añadió entre dientes y los ojos peligrosamente entrecerrados, mientras alzaba el dedo anular—. ¡¡¡Me contaminó!!! ¡¡¡A mí, que soy El Agua!!! ¡¡¡Me engañó para que le diera una calada a un cigarro que había transformado de alguna manera en un estúpido brick de zumo!!!


RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 16/05/2018

Y así, el telón que ocultaba la verdadera naturaleza de Datsue el Intrépido se fue abriendo en un acto final de traiciones y engaños, con historias dignas de una novela trágica. Las revelaciones de contaría Ayame rompieron el subterfugio del uzujin y desparramaría sus más grandes ofensas, todas en una, dejando una herida sangrante que atraería el olfato asesino del Tiburón de Amegakure.

—¿Qué no me ha hecho? Esa sería una pregunta más acertada —respondió ella, a la par de anecdótica como molesta—. Selló una bola de fuego en Daruu-kun para que me la disparara a bocajarro —Kaido abrió la boca evidenciando su sorpresa—. ¡A mí me selló una técnica para que me transformara en una versión caricaturizada y burlesca de Yui-sama cuando me cruzara con ella! ¡¡Casi me mata al creer que me estaba atreviendo a faltarle el respeto de aquella manera!! Y por último... —pensó concluir, con los ojos filosos y su dedo enumerando la última de las ofensas, y por tanto, la más hiriente—. ¡¡¡Me contaminó!!! ¡¡¡A mí, que soy El Agua!!! ¡¡¡Me engañó para que le diera una calada a un cigarro que había transformado de alguna manera en un estúpido brick de zumo!!!

El gyojin mantuvo el silencio por unos cuantos segundos mientras procesaba toda aquella información. Analizando, tratando de hacerse una opinión objetiva del por qué Datsue era tan estúpido, y a su vez, tan jodidamente inteligente. Y por sobre todas las cosas, trataba de definir los por qué que habrían llevado a un ninja como él a montar semejante complot en contra de no uno, ni dos, sino ¡tres! shinobi de Amegakure no sato. Involucrando no sólo al genin más orgulloso que podría encontrar en todo Arashi no Kuni, sino que también a la mismísima líder de la aldea de la Lluvia, Amekoro Yui.

¿Eran eso tener cojones de hierro o el sentido común de un orangután?

No estaba del todo seguro.

—Vaya, pues con lo mío se queda corto el muy cabrón —dijo, menos iracundo y un tanto preocupado—. si es que con todo lo que te ha hecho, a ti y a Daruu, es como si le hubierais jodido la vida con algo.

Entonces negó con la cabeza un par de veces. No, estaba siendo demasiado generoso.

»¡Pero bueno mujer, mayor razón tenemos para ir a devolvérsela! Daruu lo coge de la espalda, tú le pintas la cara con maquillaje y yo se lo restriego a hostiones. ¿No te parece esa una buena idea? ... se lo merece.


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 16/05/2018

Kaido se mantuvo en silencio durante todo el relato. Parecía sorprendido por las acciones del Uchiha (y como para no estarlo), pero también parecía pensativo, como si estuviese analizando la situación que se le acababa de plantear. Al menos ya no parecía tan iracundo como antes.

—Vaya, pues con lo mío se queda corto el muy cabrón —replicó, algo preocupado—. Si es que con todo lo que te ha hecho, a ti y a Daruu, es como si le hubierais jodido la vida con algo.

Ayame se encogió de hombros.

—Si te digo la verdad, yo tampoco lo entiendo. ¡No recuerdo haberle hecho nada para que me tenga esa ojeriza! Y encima el muy... caradura me pidió un favor. ¡Pues lo tiene listo! —culminó, irritada, cruzándose de brazos.

—¡Pero bueno mujer, mayor razón tenemos para ir a devolvérsela! Daruu lo coge de la espalda, tú le pintas la cara con maquillaje y yo se lo restriego a hostiones. ¿No te parece esa una buena idea? ... se lo merece.

Pese a lo serio de la situación, aquellas últimas palabras de Kaido le hicieron soltar una carcajada.

—¡Qué más quisiera, pero me temo que no tengo maquillaje para participar en el plan! —se atrevió a bromear. Aunque enseguida volvió a la normalidad y le miró con gesto serio—. No, pero en serio. Por muy frustrados que estemos, si atacamos a un ninja de otra aldea puede considerarse una ofensa hacia esa aldea y una riña infantil podría acabar en una guerra... ¡Eso sería lo último que querría! Y además... —añadió, agachando la mirada con pesar—. Bastante contenta tengo ya a Arashikage-sama como para hacer más tonterías...

»Ya le llegará su escarmiento. El Karma se lo hará pagar.



RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 18/05/2018

No, pero en serio. Por muy frustrados que estemos, si atacamos a un ninja de otra aldea puede considerarse una ofensa hacia esa aldea y una riña infantil podría acabar en una guerra... ¡Eso sería lo último que querría! Y además... —añadió, agachando la mirada con pesar—. Bastante contenta tengo ya a Arashikage-sama como para hacer más tonterías...

»Ya le llegará su escarmiento. El Karma se lo hará pagar.


Kaido negó con la cabeza, chupándose los dientes.

—La guerra la ha declarado él al sellaros esas técnicas. O al mancillar mi jodido nombre con falsos rumores que, espero, no se esparzan de tu boca —dijo, como aclaratoria—. pero en fin, ya me encargaré yo de cobrármelas. Hay afrentas que sencillamente no se pueden dejar a un lado. Hay que hacer cara a todo aquello que pueda joderte la vida, Ayame.

Y con aquella última frase, ciertos sentimientos le agobiaron nuevamente. Porque Datsue, hoy por hoy, era el menor de sus problemas. Uno pequeñísimo en comparación con...

—Y hablando de hacer cara a las cosas, tengo que admitir que no sólo iba "pasando por el barrio" cuando caí en la puerta de tu casa. Me he aparecido ahí porque también necesito hablar algo importante contigo. Pero no puedo contártelo aquí en medio de la calle, así que venga, sígueme.

* * *

Kaido había guiado a su guardiana a través del centro de Amegakure, hasta circunvalar gran parte de sus rascacielos que de tanto en tanto podían causar claustrofobia. Cuando aquello pasaba, o cuando quería estar sólo, por lo general solía dirigirse hasta el gran Lago de Amegakure, un lugar que si no habitaba a algún grupo de ninja entrenando sus técnicas suiton, solía ser bastante tranquilo. El gyojin pidió a Ayame que atravesaran gran parte del lago, hasta que calaron en una de las últimas plataformas. Solitaria, casi al otro extremo que daba con la muralla natural que servía de custodio para los intentos de intrusión.

El tiburón se sentó, en silencio, con las piernas cruzadas y los brazos tensados. Con su ceño siendo víctima de sus propias vicisitudes. Su mirada, tan profunda como el océano mismo, meneándose sin rumbo fijo, meditando cómo empezar a contar aquello.

Pero no existía forma convencional. No la había.


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 19/05/2018

Pero Kaido negó con la cabeza, relamiéndose los dientes como el tiburón que ha avistado una deliciosa presa y no está dispuesto a dejarla pasar.

—La guerra la ha declarado él al sellaros esas técnicas. O al mancillar mi jodido nombre con falsos rumores que, espero, no se esparzan de tu boca —dijo, y Ayame colocó los brazos en jarras sobre sus caderas, claramente ofendida.

—¡¿Por qué iba a ir predicando por ahí rumores que no son verdad?!

—Pero en fin, ya me encargaré yo de cobrármelas. Hay afrentas que sencillamente no se pueden dejar a un lado. Hay que hacer cara a todo aquello que pueda joderte la vida, Ayame.

Ella suspiró, claramente desalentada. Estaba claro que no iba a poder hacerle cambiar de opinión.

—Bueno... al menos ten cuidado. Ese zorro es mucho más astuto de lo que aparenta.

—Y hablando de hacer cara a las cosas, tengo que admitir que no sólo iba "pasando por el barrio" cuando caí en la puerta de tu casa —añadió Kaido, y Ayame ladeó la cabeza con curiosidad—. Me he aparecido ahí porque también necesito hablar algo importante contigo. Pero no puedo contártelo aquí en medio de la calle, así que venga, sígueme.

Claramente intrigada, Ayame asintió y le siguió de cerca. Ambos Hōzuki atravesaron el centro de Amegakure y Kaido la guió hasta las afueras de la aldea, hacia el colosal lago que les rodeaba y protegía en el abrazo de Amenokami. Atravesaron sus aguas con ayuda de su chakra, y pronto la hierba y la tierra fueron cambiadas por el continuo chapoteo de sus pies sobre la superficie del lago. Terminaron dando con una de las últimas plataformas que solían utilizarse para entrenar; aunque, al menos por el momento, parecía que Kaido sólo estaba buscando la privacidad de la soledad para ambos. Él se sentó en silencio con las piernas cruzadas y los músculos de sus brazos en tensión. Junto a este, Ayame, aún de pie, no dejaba de mirarle con curiosidad. Al final terminó por sentarse junto a él, también con las piernas cruzadas, y estudió momentáneamente su rostro concentrado antes de hablar:

—¿Qué ocurre, Kaido-san?

La impaciencia de la curiosidad la había consumido.

Pero debía ser algo realmente grave para que eclipsara la sonrisa siempre confiada del escualo y la sustituyera aquel gesto que no estaba acostumbrada a ver en él.


RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 20/05/2018

—No ocurre nada. No aún al menos. Aunque me temo de que pueda, Ayame, en el futuro. Y eso es lo que me está jodiendo por dentro.

Y mientras decía aquello, Kaido nunca pudo mirarla a los ojos. Como si sintiese vergüenza, más allá de que no tenía motivo alguno por el cual sentirse avergonzado. Lucía esquivo y bastante reacio a que Ayame —y por qué no, cualquier otra persona en Amegakure no satou— le definiera erróneamente, tal y como lo había estado haciendo él consigo mismo. Víctima de su propio instinto de supervivencia actuando para protegerse, que le mantuvo en un estado catatónico donde nada importaba salvo vivir bajo el status quo de aquello que consideraba realmente correcto. Evitando a toda costa las señales, y así también las respuestas que darían contexto a su pasado. A de quién es él, a la de dónde vino, a la de quiénes son sus padres y de por qué le abandonaron. A la de:

¿Quién es realmente Umikiba Kaido?

Hasta que los Kajitsu le abrieron los ojos. Hasta que encontró a un par de amigos que a regañadientes, le ayudaron a definirse como un shinobi de Amegakure. Hasta que entendió que el arma podía convertirse en su propio dueño siempre que aprendiera a percibir y abrazar su propia fortaleza, esa que otros intentaban engordar como al cerdo común cuyo ínfimo destino termina siendo el matadero. Y él no pensaba ser la comida de nadie, desde luego.

—Mira, no sé quienes son mis padres ni de dónde vengo. Desconozco cualquier detalle de mi pasado tanto como lo haces tú. Lo único que sé es que un grupo de miembros contados del clan Hōzuki me habrían acogido en cuanto tuvieron la oportunidad. Me entrenaron y formaron como shinobi, esperando que la leyenda del Umi no Shisoku fuera cierta, convirtiéndome en un comodín que sólo pocos pueden tener. Después de todo, no siempre se tiene a un hijo del océano entre sus filas, ¿no? —quizás, en algún libro antiguo, de fábulas y leyendas, ella habría leído acerca de los Umi no Shisoku. Monstruos nacientes de entre las entrañas del océano, con vestigios de las bestias marinas más icónicas—. hoy por hoy, sé quienes son y creo saber qué esperan de mi, que no es sino la lealtad más absoluta, pero no así lo que querrán lograr conmigo ¿lo entiendes?; y después de tu secuestro, empecé a entender que aún y cuando las acciones de mi reducto no pueden llevar a nadie a pensar de que quieren hacerle daño a esta aldea, el que deseen tener a un arma en subterfugio puede hacer creer lo contrario. De que hay intenciones veladas en todo ésto. Y ya sabemos qué pasa cuando se descubren ese tipo de tretas, sobre todo, con Amekoro Yui allá en lo más alto de ese rascacielos observándonos a todos.

Ésta vez si la miró mientras señalaba a la lejanía el edificio de la Arashikage. Y vaya qué mirada. Una que ahora radiaba determinación.

»Lo que sucedió contigo me hizo entender que aunque quiero ser un arma —destructiva y que pueda llevarse del paso a quién sea y en donde sea tal y como lo hacen los jodidos tiburones allá en el fondo del mar—, debo poder elegir en nombre de quién lo hago, y de a quién me trago de un mordisco. ¿Es lo más justo, verdad?

Tragó saliva, y aguardó respuesta. Impaciente, tembloroso. Aunque de alguna forma, aliviado.


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 22/05/2018

—No ocurre nada. No aún al menos[/i] —respondió Kaido, y Ayame ladeó aún más la cabeza al percibir aquel insólito rastro de preocupación en su tono de voz. Para que algo preocupara a aquel confiado escualo, debía de ser algo verdaderamente importante...—. [sub=dodgerblue]Aunque me temo de que pueda, Ayame, en el futuro. Y eso es lo que me está jodiendo por dentro.

—¿A qué te refieres, Kaido-san? —le preguntó.

Pero él ni siquiera giró la cabeza para mirarla. Seguía con los ojos perdidos en el fondo de las aguas del lago, y su mente parecía estar muy lejos de allí. Se mantuvo varios segundos en silencio, y Ayame respetó su intimidad aunque la curiosidad la estaba carcomiendo por dentro. Y, al final, habló:

—Mira, no sé quienes son mis padres ni de dónde vengo. Desconozco cualquier detalle de mi pasado tanto como lo haces tú. Lo único que sé es que un grupo de miembros contados del clan Hōzuki me habrían acogido en cuanto tuvieron la oportunidad. Me entrenaron y formaron como shinobi, esperando que la leyenda del Umi no Shisoku fuera cierta, convirtiéndome en un comodín que sólo pocos pueden tener. Después de todo, no siempre se tiene a un hijo del océano entre sus filas, ¿no?

—¿Umi no s...? —preguntó Ayame, extrañada, pero la voz de Kaido se interpuso a la suya.

—Hoy por hoy, sé quienes son y creo saber qué esperan de mi, que no es sino la lealtad más absoluta, pero no así lo que querrán lograr conmigo ¿lo entiendes?; y después de tu secuestro, empecé a entender que aún y cuando las acciones de mi reducto no pueden llevar a nadie a pensar de que quieren hacerle daño a esta aldea, el que deseen tener a un arma en subterfugio puede hacer creer lo contrario. De que hay intenciones veladas en todo ésto. Y ya sabemos qué pasa cuando se descubren ese tipo de tretas, sobre todo, con Amekoro Yui allá en lo más alto de ese rascacielos observándonos a todos.

Kaido se volvió entonces para mirarla, y Ayame se encontró con aquellos salvajes ojos cristalinos que antaño tanto pavor le habían causado. No ahora, no después de que le hubiera salvado la vida. Pero lo que le estaba contando era una situación similar a la que había pasado ella con los Kajitsu Hōzuki, y ella debía tenderle una mano después de todo lo que había ocurrido.

—Lo que sucedió contigo me hizo entender que aunque quiero ser un arma —destructiva y que pueda llevarse del paso a quién sea y en donde sea tal y como lo hacen los jodidos tiburones allá en el fondo del mar—, debo poder elegir en nombre de quién lo hago, y de a quién me trago de un mordisco. ¿Es lo más justo, verdad?

Ayame agachó la mirada, pensativa, repasando mentalmente todas y cada una de las confesiones de su compañero. La verdad es que era una situación muy complicada la que planteaba.

—Vaya, parece que los Hōzuki de la aldea no se quedan tranquilos si se están quietecitos —se atrevió a bromear, aunque fue una broma cargada de amargura—. Antes de nada, creo que deberías intentar averiguar qué planes tienen contigo, si es que tienen alguno... Quizás también averiguar quiénes eran tus padres, por lo menos uno de ellos debía ser Hōzuki, viendo que tú también lo eres —alzó la mirada hacia el cielo, con cierta preocupación en sus ojos castaños—. Y... dependiendo de cuáles sean esos planes, supongo que tendrás que tomar una decisión. Porque si van en contra de los intereses de Amegakure... o incluso llegara a atentar contra su seguridad... —le devolvió una mirada cargada de significados ocultos. Los Kajitsu eran un claro ejemplo de aquello de lo que estaba hablando, y su destino había sido tan cierto como que el cielo es azul.

—Pero oye, ¿qué es eso de los Umi no... shishuku?


RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 26/05/2018

Kaido estudió, afligido, las sugerencias de Ayame. Unas que no es que no hubiera pensado ya, pero quizás necesitaba que alguien le dijera que era ese el mejor curso de acción. Aún así, discrepaba en lo de hurgar en lo de su familia, pues suponía ser una pérdida de tiempo a estas alturas del juego. Quince años más tarde, era mejor dejar enterrado ciertos aspectos de su pasado que amenazaban de herirle muy fuerte.

—Pero oye, ¿qué es eso de los Umi no... shishuku?

—Es Shisoku. Y así le llaman a ésto, a mi condición —dijo, señalándose a sí mismo—. soy un hijo del océano, una bestia concebida entre sal y agua, y blablabla. Sólo una historia bonita tras lo que parece ser una extraña mutación genética que sólo ocurre cada cien años y que atribuye al afectado ciertas capacidades sobrehumanas. Somos más fuertes, más resistentes, más duraderos en batalla. O bueno, soy, porque no hay en oonindo otro como yo.

Es por eso que él era un arma, así como lo era Ayame por su bijuu.

—]Qué, ¿realmente te creías eso de que soy hijo de un tritón y una sirena?


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 26/05/2018

—Es Shisoku —le corrigió él—. Y así le llaman a ésto, a mi condición —respondió, señalándose a sí mismo, y Ayame empezó a hacerse una idea de por dónde iban los tiros—. Soy un hijo del océano, una bestia concebida entre sal y agua, y blablabla. Sólo una historia bonita tras lo que parece ser una extraña mutación genética que sólo ocurre cada cien años y que atribuye al afectado ciertas capacidades sobrehumanas. Somos más fuertes, más resistentes, más duraderos en batalla. O bueno, soy, porque no hay en Ōnindo otro como yo.

—Eso ha sonado un poco... engreído —dijo Ayame con una risilla—. Pero no puedo quitarte la razón en parte de eso: hasta ahora no he visto a nadie con la piel azul como tú. Aunque el mundo es muy grande, ¡quién sabe si no existirán otros Umi no Chichoku!

—Qué, ¿realmente te creías eso de que soy hijo de un tritón y una sirena? —intervino el Tiburón de repente y ella desvió la mirada con un pequeño mohín.

—¡Claro que no! ¿Quién iba a creerse algo así? —respondió, picada, pero la mirada de sus ojos decía otra cosa. Y aunque bien era cierto que no había creído que Kaido fuera descendiente de dos sirenos, su imaginativa mente sí había dibujado una escena similar entre una mujer humana y un pez... O quizás un tritón.

Se levantó, y, aproximándose al borde de la plataforma, cruzó ambos brazos por detrás de la espalda.

—Ahora que lo pienso... nunca me he enfrentado a otro Hōzuki en combate... —comentó, dejando caer el comentario como una piedra sobre las imperturbables y calmadas aguas de un lago.


RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 27/05/2018

Finalmente, entre tanta dubitativa, Ayame cayó en cuenta de algo.

—Ahora que lo pienso... nunca me he enfrentado a otro Hōzuki en combate...

Kaido alzó la mirada, apremiante. Permitiéndose medio sonreír aún y cuando hacía apenas un par de minutos que se había liberado de uno de los secretos más profundos y comprometedores que podía tener alguien. Y tenía varios.

—Claro, sin ningún Hōzuki en tu familia, está como difícil la cosa. Pero y entonces, ¿cómo has aprendido? el Suika no Jutsu y demás técnicas. Te he visto usarlas —indagó, tratando ahora de escarbar él en pantanos ajenos—. por cierto, ¿qué ha sido de Karoi-san? ese tío es la hostia.


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 28/05/2018

—Claro, sin ningún Hōzuki en tu familia, está como difícil la cosa —respondió Kaido, y cuando Ayame se volvió hacia él vio que volvía a esgrimir aquella afilada sonrisa suya—. Pero y entonces, ¿cómo has aprendido? El Suika no Jutsu y demás técnicas. Te he visto usarlas —aclaró, haciendo referencia a las técnicas de su clan. El clan que ambos compartían—. Por cierto, ¿qué ha sido de Karoi-san? ese tío es la hostia.

En aquella ocasión, fue su turno de sonreír, divertida.

—Tienes razón, ni mi padre ni mi hermano son Hōzuki, por lo que ellos no han podido enseñarme las técnicas del clan —respondió, encogiéndose ligeramente de hombros—. Pero resulta que Karoi, aparte de ser "un tío de la hostia" —repitió, entrecomillando las mismas palabras que había usado su compañero con sus dedos índice y corazón—. También es mi tío. Él es quien me ha enseñado a perfeccionar la técnica de la hidratación, y alguna que otra cosilla más. Aunque... —añadió, con algo de lástima—. Está siempre bastante ocupado, así que son pocas las ocasiones en las que puedo entrenar con él...


RE: Agua que no has de beber - Umikiba Kaido - 2/06/2018

Kaido se sintió un poco estúpido en ese momento. Por el no haber podido discernir que Karoi era familia de Ayame, y no sólo un buen samaritano que había acudido desinteresadamente a su rescate. Se llevó a la mano a la frente y se la golpeteó un par de veces.

—Pues cuando vuelvas a ver a tu tío, dile que le invito a tomar una cerveza o algo. Por eso de agradecerle la mano que me echó allá en la cueva —dijo, guiñándole el ojo a su prima. Luego, se levantó de su pequeño peldaño en la plataforma y comenzó a estirarse—. y mientras no esté él, podemos entrenar tú y yo. ¿Qué te parece?

Clak, clak los huesos de su cuello tronaron como una centella.

—Seguro que aprendemos mucho sobre el otro, Ayame-chan.

Sonrió, listo para la batalla.


RE: Agua que no has de beber - Aotsuki Ayame - 3/06/2018


Ya que me has traído tú aquí, te dejo describir el campo de combate Lengua



Kaido se golpeó la frente con la palma de su mano, como si acabara de caer en la cuenta de algo que era rematadamente obvio. Aunque tampoco era tan extraño que no se hubiera dado cuenta de que Karoi era el tío de Ayame; después de todo, no se parecían demasiado en el físico.

—Pues cuando vuelvas a ver a tu tío, dile que le invito a tomar una cerveza o algo. Por eso de agradecerle la mano que me echó allá en la cueva —dijo, guiñándole el ojo.

Pero ella había torcido el gesto en un profundo gesto de desaprobación.

«Alcohol...» Pensó.

—Sí... se lo diré —respondió, sin embargo. Por mucho que le desagradara el alcohol, y más aún ver a un Hōzuki bebiendo, no era quien para no enviar un mensaje de un amigo.

—Y mientras no esté él, podemos entrenar tú y yo —añadió el Tiburón, levantándose al fin y comenzando a estirar los músculos—. ¿Qué te parece?

—Me parece perfectísimo —respondió ella, y en aquella ocasión esbozó una gran sonrisa—. Estoy deseando ver qué sorpresas puede tener bajo la manga otro Hōzuki.

—Seguro que aprendemos mucho sobre el otro, Ayame-chan.

Ella flexionó ligeramente los músculos, preparándose para la acción inminente, mientras sus ojos se clavaban en su oponente. Umikiba Kaido. No sabía gran cosa de su método de combate, pues ni siquiera le había podido ver en acción durante el torneo. Aquella ignorancia era una carta en su contra, pues él si debía haberla visto a ella. Por otra parte, no estaba acostumbrada a combatir con otras personas que no fueran Daruu...

Tendría que tener mucho cuidado.






PV:

200/200



CK:

210/210






Fuerza: 26
Resistencia: 30
Aguante: 30
Agilidad: 65
Destreza: 45
Poder: 47
Inteligencia: 50
Carisma: 32
Voluntad: 20
Percepción: 65


· Bandana (Frente)
· Portaobjetos (Pierna derecha)
· Portaobjetos avanzado (Detrás de la espalda)












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