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Tu alma triste y oscura - Versión para impresión

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RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 30/12/2018

Yubiwa se levantó, y con extrema precaución, posó la mano derecha en el hombro izquierdo de Datsue.

No, hijo —musitó—. Espera.

»Si lo matas ahora, le darás la razón —dijo—. "Los Hermanos del Desierto fueron unos traidores que siempre estuvieron del lado de Zoku... o de sí mismos. Los Asesinos de Kages"... Tus amigos, esos que aún te quedan dentro y fuera de la aldea, te verán siempre como un traidor. No obstante – si simplemente te marchas, tal vez puedas contarle la verdad a... ¿Inuzuka Nabi? Incluso a Eikyuu Juro. ¿No creerás que voy a dejar ese cabo suelto, verdad? Estarás con él, compañero. Estarás con él.

Yubiwa extendió la mano izquierda y le mostró dos placas, relucientes, de metal. Una era plateada y alargada, con un símbolo que a Datsue se le antojaría muy familiar: al fin y al cabo los cuernos de su demonio Susanoo lo esgrimieron... ¿de casualidad? La otra era triangular, de un dorado brillante. Con el ideograma de "Superior". Una placa de jounin.

»Si buscas la venganza fácil, no seré yo quien te detenga, pero ahora ese hijoputa está alerta. Y el monstruo en tu interior también. Tienes que tranquilizarte, o si no... podrías acabar con lo único que te sigue importando en esta villa.

No lo decía por nada. Shukaku llevaba en silencio un rato, pero se hacía patente en uno de los ojos del Uchiha. Estaba perdiendo el control, poco a poco.


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 30/12/2018

«Seré un traidor igualmente», pensó, imaginándose ya a Hanabi infectando las mentes de los uzujines con sus mezquinas mentiras. Como lo había hecho con él. Desde el principio. ¿Nabi? Sí, quizá fuese el único que no se dejase influenciar. Y no, no se estaba olvidando de nadie. El único. Por eso…

Tenía que matarle, tenía que matarle, tenía que matarle…

Porque, ¿qué más daba? Él ya lo había perdido todo. Y, más importante, ¡la muerte de su Hermano no podía salir gratis! ¡Se negaba a aceptar eso! No importaba si era aquella noche u otra, no importaba cuándo ni dónde, ni el sacrificio que requeriría de su parte, ¡Hanabi pagaría el precio!

Lo juraba, lo juraba, lo juraba…

Pero Yubiwa tenía razón en algo. Lo notaba, hirviendo en su sangre. El poder de un bijuu tendiéndole la mano. Si se descontrolaba otra vez… Nabi, Eri, Riko… todos estarían en peligro. Y, no solo eso, sino que no sería rival para Hanabi. Esa era la jodida verdad. La jodida verdad que ya su propio Hermano le había soltado en el Valle del Fin. Porque sí, el Shukaku te daba fuerza, una fuente de poder inagotable. Pero con ello, también perdías la vista del campo de batalla. Tu corazón se convertía en el de una bestia; tu mente, se perdía. En su batalla contra Akame, no había sido más que un animal descontrolado haciendo ruido, sin estrategia, sin plan alguno, poca cosa para un ninja que actuaba con frialdad e inteligencia.

Akame, Akame, Akame…

¿Acaso, aún con su muerte, iba a seguir dándole la espalda a las tantas y valiosas enseñanzas de su Hermano? ¿O iba a hacer honor a su nombre, y a su legado, ¡y empezar a actuar como un jodido profesional!? Miró la fotografía de su Hermano, y casi pudo leer en sus labios un:

Suicidándote no conseguirás nada —directo y sin adornos. Las mismas palabras que le había dicho cuando le propuso ir a por Aiko. Qué cabrón. Aun muerto seguía dándole lecciones. Cerró los ojos.

Tenía que ser listo, tenía que ser listo, tenía que ser listo…

Tenía que demostrarle a su Hermano que su muerte no había sido en vano. Siempre se había dejado llevar cuando su corazón bombeaba el fuego de Amateratsu. Era el momento de actuar como un Uchiha. Por sus venas corría la sangre de Susano’o, y Susano’o no se dejaba influenciar por nada ni nadie. Susano’o encerraba a Amateratsu en una jodida cueva perdida y empleaba su propia fuerza para arrasar con lo que quisiese.

Debía suprimir al Shukaku, debía suprimir al Shukaku, debía suprimir al Shukaku…

Abrió los ojos. Era hora de empezar a trazar decenas de planes fríos y calculados. Era hora de empezar a ejecutarlos hasta que uno de ellos lograse su objetivo: ofrecer a Hanabi el mismo final que su predecesor.

Escuchaste toda la conversación de Hanabi y mía. —No lo preguntaba, simplemente estaba recordando sus palabras—. Tú podrías colarme en su despacho sin ser visto, ¿verdad? —¿Cómo les había oído sino?—. Podrías ayudarme a entrar e irme sin ser visto… y entonces, me iría —Tal y como quería Yubiwa.

»Así de fácil. —le tentó. Su rostro plagado de lágrimas secas—. Le dejaría un recuerdo de los Hermanos del Desierto y desapareceríamos. —Y, como nadie daba sin recibir nada a cambio, en un gesto muy simbólico, extendió la mano para aceptar las dos placas que le ofrecía.

Una placa de Jounin. Una placa de... ¿Takigakure?


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 30/12/2018

Yubiwa pareció meditarlo seriamente durante casi un minuto. No despegó la mirada de Datsue. Luego, negó con la cabeza, muy despacio.

Podría hacer muchas cosas, pero tienes que comprender que no quiero arriesgar que todo por lo que he trabajado se vaya al garete —confesó—. Además, no puedo simplemente... colarme allí dentro contigo. Joder, quisiera ayudarte, pero es muy arriesgado.

»¿Qué clase de recuerdo quieres dejarle a ese desgraciado, si no es la muerte?


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 31/12/2018

Esa era una buena pregunta. Porque la muerte era, precisamente, el recuerdo que quería dejarle.

Hanabi es un gran aficionado a los pergaminos con sorpresa —habló. Y seguiría hablando y escuchando durante un buen rato. El máximo tiempo posible. Solo para engañar su mente un poco más. Solo para no tener que empezar a asumir que no volvería a ver a su Hermano. Ni a oír sus quejas. Ni sus exabruptos. Nunca… más. Cuando Yui le mandó un mensaje con un tsunami sellado en él, lo consideró una chiquillada. —Ni una afrenta a su honor, ni un ataque de guerra… Hanabi había tratado de dejarlo en una simple anécdota—. Quería dejarle el mismo mensaje, en un pergamino escondido bajo la superficie de su sucio asiento de Uzukage. Y cuando se sentase… —La condición impuesta para que el pergamino se activase—, ¡boom! Por desgracia no poseo una técnica ígnea capaz de matarle, pero al menos le dejaría un bonito recuerdo en forma de quemaduras. Una pequeña muestra de lo que le pasó a Zoku… —Y lo que le pasaría a él. Tarde o temprano.

Lo juraba, lo juraba, lo juraba…

Pero no pasa nada —¿Qué aquel plan no funcionaba? Pues pasaba al siguiente. Plan B:—. Dejaré un clon para hacer otra cosa…

¿Qué aquel tampoco funcionaba? Plan C: sellar una técnica en un uzujin que se activase al ver a Hanabi. ¿Qué tampoco? Plan D: convencer a Daruu para que le teletransportase de vuelta a Uzu, cuando Hanabi ya se sintiese seguro, cuando ya se hubiese confiado… ¿Qué no resultaba? Plan E. Plan F. ¡Plan G! Una a una sus ideas iban desglosándose en su mente. Todas con el mismo final. Todos con el chillido de Hanabi oyéndose entre el fuego.


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 31/12/2018

Yubiwa dedicó un suspiro triste a su nuevo camarada, y tras soltar al fin el agarre en las placas que le otorgaba, se dio la vuelta y dio dos pasos hacia adelante.

Datsue-kun, creo firmemente en que tengo que ganarme tu respeto si quiero que me creas y que te afilies con mi proyecto para nuestro hogar —dijo—, y sé que eso pasa primero por respetarte a ti tambien. Hanabi no te dejó hacer nada por ti mismo, no te consideró suficientemente consciente. A veces, quizás, con razón. Pero otras sin ella.

»No te detendré si decides vengarte, pero igual luego no consigues salir de la aldea con vida. O nos hace las cosas más difíciles en el espectro político más adelante. Tú decides, Datsue.

»Pero decide bien.



RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 5/01/2019

¿Se daba cuenta Yubiwa de cuánto le estaba pidiendo? Irse de allí, sin hacer ruido, sin armar jaleo, como si la vida de su Hermano no hubiese valido nada. Como si solo fuese un shinobi sin rostro cualquiera, no más que un simple nombre tachado del censo de la Villa. Y ya está. Se pasaba a otra cosa y aquí no había pasado nada.

Se negaba. Se negaba. Se negaba.

Pero Yubiwa tenía razón en algo: en el pasado, había actuado demasiadas veces por impulsos. Sin pensar las cosas. Hacerlo de nuevo sería un insulto a la memoria de su Hermano. Tenía que ser listo. Tratar de asesinarle ahora que se lo veía venir, no serviría de nada. Fallaría, y estaría siempre vigilante, haciéndole más difícil un futuro atentado.

¿Qué haría su Hermano? ¿Qué haría su Hermano? ¿Qué haría su Hermano…?

«Haz que baje la guardia», oyó en su cabeza. Pero, ¿cómo? ¿Irse sin más, como proponía Yubiwa? No… Debía aprender de sus errores, pero ir en contra de su naturaleza era un error en . Formó un sello, y un Kage Bunshin surgió a su lado. Con una calma tan falsa como la que se produce antes de la tormenta, se acostó en la cama.

He decidido —zanjó Datsue, mirando a Yubiwa—. No te preocupes, no hará nada hasta que amanezca. Ni siquiera atentará contra la escoria de Hanabi. No dejaría que ningún clon lo hiciese. —A ese hijo de puta iba a matarlo con sus propias manos—. Pasemos a cosas más apremiantes —continuó, cambiando de tema—. ¿Cómo tienes pensado que salgamos de aquí sin ser vistos?


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 5/01/2019

Yubiwa se encogió de hombros.

Imprudente. Pero con principios. Me gusta —dijo Yubiwa, y se acercó lentamente a Datsue. Con prudencia. Por si... acaso. Le puso una mano en el hombro—. ¿Sabes, Datsue? No tengo... no tengo pensado nada.

»La Villa de las Aguas Termales —dijo—. Dentro de una semana. Hay un lugar... El Respiro del Viajero, un sitio de... bueno, de aguas termales. Nos veremos allí. Sabré como encontrarte.

»Por lo que a salir de Uzushiogakure respecta, bueno... tu casa está bien aislada del ruido, ¿eh? ¿No oíste las explosiones? Tu Hermano armó un buen... revuelo. Estarán distraídos. Pero ten cuidado, Datsue. ¡Ah, por cierto, es verdad! Para salir podrías usar la

¡¡PUFF!!

Yubiwa estalló en una nube de humo. Él, y su enigmática sonrisa.

El hombre dio un respingo en su habitación, en un hotel de Yamiria.

¡MIERDA, JODER, HOSTIA PUTA! —bramó, él solo—. ¡Sabía que tenía que haberme comprado algo de café, joder! ¡Me he quedado sobao, coño!

»Pero es que estos hijoputas del hotel son unos sacacuartos...

Yubiwa se olvidó del café por un momento y pensó en Datsue. Sí... ojalá que el muchacho tomase la elección correcta. Y que no rebuscase tanto entre la mierda...

...podría llegar a mancharle. Y Yubiwa había tenido fama de chico limpio toda su vida.


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 5/01/2019

Solía pasar que cuando uno tenía enfocado escalar la montaña que tenía en frente, no prestaba atención a las cosas que había entre él y esta. Porque, comparados, eran simples minucias. ¿Qué era un acantilado, sin puente que salvase el precipicio, en comparación con miles de metros de escarpada pared rocosa? Poco, pero cuando te dabas de frente contra ella tenías que focalizarte, o ni siquiera llegarías a la montaña.

Algo así le pasó a Datsue, en el preciso momento en que Yubiwa desapareció en una nube de humo.

¡Hijo de…! —¡Había dado por hecho que le sacaría de allí! Pero no, claro que no se había atrevido a meterse personalmente en la boca del lobo. Había usado a un clon, como hubiese hecho él—. ¿Para salir podrías usar la…?

Miró al clon, y el clon le miró a él, con cara confusa. No tenían ni la más remota idea.

A ver, pensemos —dijo, llevándose una mano al mentón—. Si yo fuese Yubiwa, y quisiese entrar en Uzu… Tengo las puertas de la entrada. Siempre vigilado, necesitaría el Henge de la persona adecuada, una que volviese de misión o algo así. O, podría venir por mar… Por el embarcadero. En un… ¿barco? —Pero Yubiwa había dicho la, en femenino. Entonces, ¿a qué se refería?—. Yubiwa, del antiguo País del Río. Y en los ríos no se usan embarcaciones tan grandes como barcos, sino…¡click!, barcas. ¿Se referiría a una jodida barca?

El Kage Bunshin no asintió, pero lanzó una de esas miradas que venían a decir: puede ser.

Tú ya sabes lo que hacer —dijo, decidido, sin cambiar los planes para su clon. Se aseguró de tener todo su armamento encima, incluida la bandana de Uzu. Las placas de Takigakure, no obstante, las metió en el portaobjetos. El Ninjatō decidió sellarlo en el antebrazo, para llamar menos la atención. Y que no faltase el juego de ganzúas. Ese que tantas veces le había salvado la vida, escondido en un sitio que solo él y dos personas más conocían. «Ahora solo una», se recordó con amargura.

Todavía estás a tiempo de mandarlo todo a la mierda —habló, su clon, al verle la cara contraída por la rabia.

Se quedaron un rato en silencio, observándose. Datsue relajó el rostro y chasqueó la lengua. Tomó una túnica negra del armario y se vistió con ella. Luego, quitó la fotografía del cuadro y se la metió en un bolsillo interior. Hizo lo mismo con la foto de los Intrépidos.

Caminó hasta el umbral, se acordó de algo y dio media vuelta. No podía dejar el dibujo del Nekomusume allí. Tras quitarlo del corcho, se lo guardó también.

Deberías hacer limpieza de esto mientras tanto —dijo, pasando los ojos por todos los documentos que allí había. El último fuuinjutsu en el que había estado trabajando; nombres de los clientes que había ido haciendo; ingresos que había obtenido a lo largo del año desde su trato con los Señores del Hierro y la venta de armas… Cuanto antes se convirtiesen en cenizas, mejor.

Salió hasta el salón y se arrodilló donde dormía su perro. Dicen que los perros se parecen a su dueño, y aquel lo demostraba con un sueño profundo sin igual. Cuando Datsue le tomó de la cabecita y le besó, sin embargo, abrió ligeramente los ojos, somnoliento.

No puedo llevarte a dónde voy —Aunque, ¿y sí…? Negó con la cabeza. Solo les pondría en peligro a los dos—. Pórtate bien, ¿vale? Sé que Eri y Nabi cuidarán bien de ti.

Se restregó los ojos, dio una larga y profunda bocanada y no miró atrás.

«Sharingan, conmigo. Henge, listo…»

Así era, porque cuando Datsue bajase el último escalón del portal, y saliese a las calles del exterior, el mundo no le vería como a un Uchiha con necesidad de ponerle bozal. Sino, justamente, la imagen contraria. Alguien que transmitía buen rollo. Alguien que, en ningún caso, sería sospechoso de intentar nada turbio. Nada malo. Nada ilegal. Verían la imagen de…





… Uzumaki Eri.

¿Sus pasos? Si nadie se lo impedía, tranquilos pero firmes en dirección al embarcadero.


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 5/01/2019

No obstante Datsue no tardaría en comprobar que su idea no se contaría entre las más brillantes que había tenido en su vida. No había cruzado ni tres calles cuando se hizo patente que algo había pasado, o que estaba pasando. Había una atmósfera de inquietud importante. La gente se asomaba a la ventana con curiosidad. Ninjas de Uzu, encapuchados, corrían de aquí para allá ordenando a la gente que se quedase en sus casas y otros, sin embargo, se acercaban a toda velocidad al centro de la Villa.

Fue allí, en la cuarta calle recorrida, cuando un ANBU detuvo a Datsue —a Eri— y le reconoció —reconoció a Eri:

¡Uzumaki Eri! ¿¡Pero qué estás haciendo!? ¡Rápido, con Uzukage-sama! ¡Ha habido un atentado!


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 5/01/2019

«La puta madre que me parió… ¡La puta madre que me parió!» ¿Tendría que haber intentado salir escondido entre las sombras? Pero, si lo hacía, y le descubrían como a Datsue, iba a resultar cuanto menos sospechoso. «¿Pero por qué te transformas en un Jounin, hijo de puta? Hazlo en un puto genin que acaba de salir de la Academia, joder. Me cago en tu…»

Cortó los insultos por lo sano…

¿Un…? ¿Un atentado? ¿Qué ha pasado? ¿Contra quién ha sido?

… para concentrarse en su nuevo papel. Tratando de imitar a Eri, le siguió, con gesto tenso y ojos preocupados.

«¡MecagomecagoMECAGO EN MI PUTA RAZA, JODER!»


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 5/01/2019

Y así, Datsue —Eri— inició una imprevista carrera en dirección contraria a su objetivo inicial, acompañado —ada— de un compi ANBU. Todo un éxito.

¡Sé muy poco, pero han atacado el Edificio del Uzukage, al parecer! ¡Un intruso, dijo Katsudon!


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 5/01/2019

¿Cómo? ¿Es que acaso Hanabi tenía la desfachatez, la puta cara dura, de hacer pasar la muerte de Akame como el ataque de un intruso? ¿¡De verdad podía ser tan cínico e hipócrita!? ¡Iba a arrancarle la puta…!

«Tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate…»

No podía perder el control. No ahora. A cada paso que daba, se metía más y más en la boca del lobo. Si se cruzaba con Hanabi… aquella no era buena idea. En absoluto lo era. Y como se diese la casualidad —y con su mala suerte, fijo que así era—, de que Eri justamente estuviese en el edificio también, entonces su proyecto de huida quedaría para los anales de la historia.

Por patético.

«Pillándolo desprevenido, podría encargarme de este ANBU… Pero aparecen ninjas por todos lados, joder. Y hay demasiados ojos desde las ventanas. ¿¡Qué mierda hago!?»

Entonces se le ocurrió una idea que sabía tenía que intentar.

Pero, si ha habido un intruso… ¡Un momento! —exclamó, agarrándole del hombro para detenerle—. ¡Eso quiere decir que todavía podría estar aquí, tratando de escapar!«Vamos, compañero. Cómprame la teoría». ¡Si vamos todos al edificio se lo estaríamos poniendo en bandeja! ¡Deberíamos anticiparnos y vigilar las salidas por si acaso!«Eso es, coño. Rápida y decidida como lo es Eri».

1 AO



RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 5/01/2019

El ANBU frenó en seco cuando Datsue —Eri— le agarró del hombro. Le miró a los ojos a través de la máscara durante un buen rato, mientras pensaba exactamente qué decir.

Está bien. —Chasqueó la lengua—. Pero hazme un favor de camino. Pásate por casa de Uchiha Datsue y despierta a esa marmota liante. Katsudon ha dicho que le necesitaría, que es el ninja más poderoso que tenemos. Paparruchas en mi opinión, ¡no confiaría ni la seguridad de mi perro a ese liante!

Dicho esto, el ANBU siguió su camino.


RE: Tu alma triste y oscura - Uchiha Datsue - 5/01/2019

«Gracias, gracias, ¡gracias!»

¿A Datsue…? —¿Qué le querían a él? Para venderle el cuento de primera mano, ¿no? Y ante la presión de toda la Villa, por si acaso—. Vale. ¡En seguida!

Y del mismo modo que el ANBU se dio la vuelta, Eri hizo lo propio. Cumpliendo las órdenes, por supuesto. Su clon iba a tener que cambiar de plan. Estando como estaban las cosas, su máxima prioridad tendría que ser comprarle más tiempo.

Deshizo el poco camino que había recorrido y corrió hasta su piso escalando por la pared con la ayuda del chakra. Localizó su ventana, llamó al cristal con los nudillos, y llamó:

¡Datsue, soy yo! —Silencio. Miró arriba y abajo para asegurarse de que no había nadie cerca—. Quiero decir, que soy , joder.

La ventana se abrió de una. Eri entró en la habitación y cerró la ventana como un relámpago. Observó con satisfacción cómo todos los documentos de interés estaban hecho añicos en la papelera.

Cambio de planes, Hanabi está llamando a todos los ninjas para el edificio. Que hubo un atentado, según Katsudon. Y me quieren. O sea, te quieren allí. Un ANBU me lo dijo. —Le comentó de pasada el regalito que le había dejado, por si acaso lo llegaba a necesitar, y la forma de máscara que tenía—. Así que andando y consígueme tiempo.

Ahora que tenía una coartada y una misión, ni de coña se cambiaba de Henge y se arriesgaba a que le mandasen de vuelta al Edificio Uzukage. O a casa. Pisar una cagada era pasable. Pisar dos cagadas distintas era otra cosa.

En aquella ocasión, sin embargo, elegiría los tejados para desplazarse. Directo al embarcadero. Directo a… ¿una nueva vida?


• • •


El clon de Datsue llevó la papelera con información comprometida a la bañera y le prendió fuego con una cerilla. Abrió entonces el grifo, asegurándose de taponar la bañera. Así, en unos minutos, el agua terminaría por entrar en la papelera, apagando el fuego y la posibilidad de un incendio, dejando solo cenizas mojadas.

Acto seguido, salió por la ventana abierta, y su silueta fue saltando de tejado en tejado directo al edificio del Uzukage.

A Hanabi.

A su destino.


RE: Tu alma triste y oscura - Sama-sama - 5/01/2019

La falsa Eri no encontró ningún impedimento entonces. Ni ANBU, ni otros jounin, ni siquiera ninjas de rango bajo. Yubiwa no había mentido: en Uzu estaban distraídos. No obstante, lo que si encontró fue...

...el puerto armado hasta los dientes. Allí habrían quizás... ¿una decena de ANBU? Sin contar con los chuunin y genin. Desde el tejado —aún no le habían visto—, el Uchiha comprobó que estaban patrullando, en busca de algo... ¿en busca de alguien?

¡Sí! ¡Pelo negro, de punta! ¡Podría estar en cualquier parte! ¡Su técnica es muy parecida a la de Akame! —gritaba un ANBU en medio de la confusión.


• • •


A medida que se acercaba, el motivo de preocupación del ANBU del que le había hablado el original se hizo evidente para el Kage Bunshin de Datsue. Allá en el centro de la Villa, una columna de humo enorme se alzaba desde el Edificio del Uzukage.

Cuando llegó, todo eran escombros, caos, confusión. Prácticamente medio edificio había sido derribado. Katsudon se acercó a él con pasos de gigante.

¿Dónde te habías metido? —dijo—. Por favor, Datsue. Hazme caso. No te muevas de mi lado. ¡No te muevas! Ha pasado algo t-terrible. Akame... Akame... Hanabi...

Al hombretón se le saltaban las lágrimas.


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