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Buscando un milagro - Tsukiyama Daigo - 3/05/2016 Me encontraba caminando por unas calles bastante concurridas de algún lugar del país del fuego, con algo de frío y en compañía de un tipo que no conocía de nada, al que seguía al mismo tiempo que me preguntaba. ¿Qué hago yo siguiendo a semejante imbécil? La verdad, ninguno de los dos lo hacía por diversión. Hace ya dos días mi padre me había enviado junto a un completo desconocido para buscar alguna especie de medicina. -Katsuo, te encargaré un trabajo importante así que no lo arruines, te enviaré junto a uno de los jounin más leales de la familia a buscar un medicamento al País del Fuego, demuestra que puedes hacer algo bien- Creo que fue algo así lo que había dicho. -Tsk, ''demuestra que puedes hacer algo bien'' ¿Pero quién se cree que es? Si pudiera ahora mismo le daría una lección...- Me quejé sin pretender hablar con nadie en específico, pero sin esconder mi disgusto en lo absoluto ante el supuesto jounin que tenía al lado. Tenía el pelo café, lucía unos ojos castaños, el traje militar típico de los jounin y la bandana de Takigakure, pero su aspecto más destacable era... ¿Pero qué diablos le ha pasado en el ojo? El jounin portaba un parche en el ojo derecho, mientras yo demostraba una falta de percepción severa al no darme cuenta de eso durante los 2 días que hemos pasado viajando, ni tampoco darme cuenta de su fanatismo. -¿¡COMO DEMONIOS TE ATREVES A HABLAR ASI DEL LEGENDARIO NINJA CONOCIDO GUADAÑA DEL NORTE, DEL GRAN JEFE TENMA TAKANASHI DE ESA MANERA!?- El hombre saltó a por mi cuello como si un insulto a su dios se tratase. Sus exclamaciones, que no dudo ni un segundo en expresarlas a voz en grito, llamaron la atención de mucha gente que se empezaba a preguntar qué diablos pasaba allí. -¿Pero qué diablos te pasa?- Pregunté sin esperar una respuesta. No es como si me importase en exceso que todo el mundo nos esté mirando, pero joder, su reacción fue de lo más extraña. El jounin de nombre Shunsuke no tardó mucho en darse cuenta de que se había convertido en el centro de atención de toda el mundo, pero no pareció preocuparlo demasiado ya que disimuló un poco y continuó caminando mientras se arreglaba el flequillo con la mano. -Pero que niño mas malcriado, aish- Yo, luego de pensármelo un momento continué siguiéndolo. Unas pocas horas después me encontraba frente a una farmacia, caminando hacia un lado y al otro en bucle, con las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta y pateando cualquier piedra que tenga el desgraciado destino de meterse en mi camino -Semejante imbécil, me mandan a tomar por culo solo para dejarme fuera esperando...- No paraba de quejarme mientras la pobre piedrecita sufría. Cuando en ese momento, una brillante idea iluminó mi mente. Ahora mismo... no está mirando. Pensé con una leve sonrisa maliciosa a la vez que me alejaba poco a poco, aprovechando la distracción de Shunsuke. Todo fue divertido al inicio; muchas tiendas, mucho ruido y mucha gente. Pero algo fallaba en mi plan: todo el dinero lo llevaba Shunsuke. -Dios, casi prefioro volver con el, al menos tendré algo que hacer cuando salga...- Pensé aburrido no demasiados minutos despues de salir, dando media vuelta con intención de volver a la farmacia, solo para darme cuenta de un segundo fallo en mi plan. -¿Donde diablos estoy? ¿Y ahora como se supone que voy a volver?- Estaba perdido, era un lugar nuevo, muy grande, no tenía idea alguna de donde me encontraba y estaba perdido. ¿AHORA QUE SE SUPONE QUE VOY A HACER? RE: Buscando un milagro - Higeki - 5/05/2016 El chico rubio ya llevaba unos días en la ciudad, por lo que la conocía mas o menos bien, al menos toda la zona en la que se movía, pues al no para de hacer recados para su maestro no le quedaba otra que ir aprendiendo las rutas por las que pasaba, para así no tener que preguntar al dos por tres donde estaba o hacia donde tenia que ir. Pese a estar allí unos días aun no había empezado a entrenar, por lo que, cuando no debía de hacer ningún recado para Shu-sensei, se dedicaba a correr por las calles, hacer flexiones, o cualquier cosa que se le ocurriese en ese momento y que le pudiese venir bien para quemar toda esa energía que tenia dentro. El día de hoy había tenido suerte, no debía hacerle ninguna especie de favor a su maestro, ni llevarle la comida, ni comprar medicinas, ni siquiera tenia que prepararle el desayuno, por el hecho de que había salido mas temprano que el a indagar algo por la ciudad, algo que aun no le había dicho y que seguramente nunca le diría. Al encontrarse solo, el joven decidió que desayunaría y justo después saldría a dar una vuelta por la ciudad. Dicho y hecho, nada mas acabar su desayuno el joven salio a pasear por la ciudad, con el único objetivo de encontrar un dojo y poder practicar con ellos, estaba seguro de que llevaba el suficiente dinero para permitirse al menos una clase, así que no le vendría mar conocer algún estilo de artes marciales distinto al que le enseñaba su maestro. Tras andar durante un buen rato, el joven aprendiz escucho unos gritos que provenían de una calle cercana, al escucharlos decidió acercarse y pudo observar como había dos ninjas, un pegando gritos y el otro, al cual le gritaban, por algo, al parecer eran maestro y alumno o algo así, nada mas verlos al chico le pico la curiosidad de saber de donde eran, por lo que camino entre la gente de aquella calle, siguiéndoles, durante un rato, aunque finalmente se aburrió de aquello y al notar que su estomago le pedía comida, decidió ir a comer y pasa de aquellos dos ninjas, que seguramente irían hacia los dojos o algo así. Justo después de comer el chico decidió volver al hostal donde se hospedaba con su maestro, para saber si su maestro había vuelto, aunque al andar entre las calles pudo observar al chico que había visto antes, al que le estaban gritando en la calle, solo que esta vez sin aquel otro hombre al que le faltaba un ojo. El joven parecía perdido y estar diciendo algo, por lo que Rin se acerco tranquilamente hacia el chico, de frente y sonriendo, siendo bastante evidente que iba en su dirección, al quedarse cerca de el comenzó a hablar: -Oye...¿estas bien? Parece que no te aclares mucho...-Comento Rin sin borrar aquella sonrisa de su rostro. |