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Travesía en la Hierba - Kyou - 8/06/2015 El movimiento vespertino, como en cada otoño, resultaba basto y hasta asfixiante. Kyoku no podía codearse con la gente en la calle principal, todos intentando vender o comprar lo que tuviera forma y precio. En cambio, el Aburame prefería mirar desde la distancia, sentado en una colina, mientras pululaban algunos bichos en la colmena donde residían, conformada por su propio cuerpo. Desde temprano, antes de que la tierra fuera iluminada, el flaco insectólogo se la pasó recorriendo el bosque de hongos de su querido país, a la caza de hembras de una especie que intentaba cruzar con sus alados amigos de varios ojos. Llevaba consigo el húmedo rocío nocturno y unas cuantas abejas en un frasco, habiendo fracasado en aquella búsqueda pero aún confiado de que tarde o temprano iba a llegar a buen puerto. Comenzó y culminó sus preparativos para emprender marcha nuevamente hacia Kusagakure no Sato. Más que la voluntad, era la inercia lo que impulsaba sus pies. Había hecho una costumbre de mantenerse ocupado, acudiendo a distintos puntos de la aldea para simplemente conocer cada detalle de esta. Necesitaba comenzar con las misiones impuestas por sus superiores antes de volverse loco o explotar en un mar de ira contenida a lo largo de los años, por todos aquellos que se burlaban de su condición insípida, el fanatismo con los insectos, o cualquier cosa que pudiera afectar ligeramente el poco autoestima que lo caracterizaba. Empezó a silbar en cuando la caminata se volvió continua, dando melodía a su partida mientras iba alzando las rodillas un tanto más de lo normal para saltear las grandes raíces de aquellos árboles que se encontraban cercanos a los enormes hongos del presente ecosistema. Pocas veces se hacía notar, y aunque el silbido no era muy potente, en el silencio del bosque de hongos podía sentirse un suave eco desde lejos producido por sus labios delgados e incoloros. RE: Travesía en la Hierba - Blame - 8/06/2015 Tras un primer viaje por tierras lejanas, aunque tampoco tanto, el chico había regresado a casa. Sus ganas de viajar no mermaron, justo lo contrario. No hacía mas que pensar en viajar, descubrir mundo, y eso que aún no había salido del país tan siquiera. Le habían dado un caramelo a un tonto, y éste estaba contento sin siquiera haberlo abierto. Tras la charla que había tenido con Yoshimitsu, su afán por salir de Kusa no hacía mas que acrecentar por momentos. Pese a que estar lejos de su aldea, a la misma vez le impedía estar con los suyos. Fuere como fuere, el chico se decidió por salir solo de nuevo, evidentemente no demasiado lejos. Quería visitar la capital del país, la residencia del señor feudal. Bueno, mas concretamente la urbe, ya que no iba a entrar en la morada del mismísimo señor feudal. Sería ya un descaro. Ataviado con sus vestimentas acostumbradas, el chico partió hacia la urbe. Tomó señas, así como un plano, y comenzó a andar, a vivir la aventura. Comenzó a andar, andar, y andar, hasta que los pies le dolían casi tanto como la cabeza. Si, la cabeza le dolía bastante, pues era imposible para él guiarse ni por el plano, ni por las señas recibidas. El chico había terminado perdido, cosa que tampoco era de extrañar. Para éste, la topografía, así como el guiarse por el terreno era un completo misterio. ¿Para qué diablos había tomado el plano si se iba a perder igual? A saber... Lejos de tirar la toalla, y dejarse devorar por alguna alimaña, el chico continuó la caminata. Algo mas lento, pero con el mismo ímpetu. Miró a su alrededor, y allí solo veía vegetales, pequeñas alimañas, y unos enormes hongos. Era curioso, el rubio ya había leído de un lugar como éste en algún sitio. Se había desviado tanto como para acabar en el lado contrario del país... diablos, éste Yotsuki era un prodigio. Dios quisiera que nunca le tocase una misión de reconocimiento. "Vaya... qué sitio mas raro... y cuantas setas... ¿Será alguna comestible? Creo que lo mejor será no probar suerte... " Observando su alrededor como caperucita roja en el bosque, el chico continuó andando. En un momento dado, un pequeño resonar disturbó sus oídos. Ante el sepulcral silencio del bosque, una melodía resonaba con fuerza y algo de eco. El tintineo melódico se hacía destacar en el silencio, y eso llamaba bastante su atención, así como la de cualquier otra persona o animal. — ¿Qué diablos será eso? — Murmuró para sí mismo. Sin objetivos definidos, y con una posibilidad de encontrar el camino, ir hacia el sonido parecía lo mas lógico. Con un poco de suerte, un viajero le pudiese guiar bien en su camino. Dispuesto a arriesgar, puso camino hacia la procedencia del sonido. Al cabo de un rato andando, el chico observó como una persona de ropajes bien amplios andaba casi en una marcha o desfile. Alzaba sus piernas con fuerzas, mientras que musitaba ese silbido. Parecía algo raro, pero a fin de cuentas era una persona, y eso era indiscutible. Sin preámbulos, el rubio aumentó su ritmo para alcanzarlo. — Heeeey! Heeeeey! — Vociferó a los cuatro vientos. — Disculpaaaa! oye, ¿eres de por aquí? — Sin haber visto aún su condición de genin, el Yotsuki preguntó si éste era de por ahí, evidentemente con afán de preguntarle mas tarde si podía guiarlo en buen rumbo. — Mi nombre es Zuka... y ando un poco perdido. — Aclaró el genin. RE: Travesía en la Hierba - Kyou - 9/06/2015 Kyou se pegó un buen susto ante el grito de quien ingresaba a escena, sacudiéndose levemente mientras la mirada cambiaba de dirección en su búsqueda o a la vez que se agachaba un poco, flexionando las rodillas, separando un poco las piernas, extendiendo los brazos hacia los lados como para hacer equilibrio y definitivamente levantando la guardia más por miedo que por verdadera precaución. Casi de inmediato alzó la mano derecha para tomar la banda ninja de su cuello, apretándola con fuerza al sacarla del ligero escondite que proporcionaban aquellos ropajes sin color y holgados que vestía. Tomar la insignia metálica era para anunciarse como un oriundo de por allí. Tragó saliva ante los nervios. ¿Cómo recuperarse de aquella situación? ¿Cómo demostrar que era realmente un shinobi y no un cobarde que se había asustado ante tres gritos locos que le tomaron por sorpresa? Muchas incógnitas de este tipo surgían poco a poco entre sus pensamientos, mientras se incorporaba lentamente, aún sin mencionar siquiera una sílaba. Los labios del chico se separaron temblorosos, estuvo a punto de hablar, pero volvió a mostrarse callado. Un mano se alzó, balanceándose de izquierda a derecha para corresponder el saludo. Luego continuó elevándose y pasándose por su frente, deslizándose hacia su cabellera con suavidad hasta introducir los dedos entre los mechones que sobraban y pronto quedarían perfectamente simétricos. Todo esto no tomó más que unos míseros pares de segundos, pero para él fue una eternidad. — Soy de aquí. — esbozó finalmente luego de carraspear un poco. Tenía voz. Kyou no se fijó en si aquel que estaba lejos era una amenaza para él, simplemente guardó las manos dentro de sus bolsillos y entrecerró los ojos tras finalmente hablar. Estudiaría de este modo el aspecto de quien se convertiría en su interlocutor, manteniendo una distancia inicial de siete u ocho metros aproximadamente. — Es el bosque de hongos del País del Bosque. — intentó dar una orientación al muchacho, simple y fríamente. No creía tener mucho más que decir, o siquiera algo que aportar... Sin la pregunta adecuada, solo silencio. RE: Travesía en la Hierba - Blame - 10/06/2015 La marcha sinfónica número diez del ilustrisimo señor de las mil capas de ropa se vio cortada de raíz con el potente chorro de voz del rubio. A éste hombre casi le da un soponcio, aunque tampoco era de extrañar. ¿A quién se le iba a ocurrir que no estaría solo en un bosque de hongos como ese? Si el rubio estaba ahí era porque simplemente no sabía donde estaba, y casi ni por esas. El chico tomó un metal de su cuello, y se posicionó a la defensiva. En un principio, el Yotsuki casi opta por tomar un kunai y una posición de guardia, pero no tardó en darse cuenta de que su antagonista no llevaba un arma, si no una placa. Era evidente a simple vista... se trataba de una bandana metálica agarrada al cuello, la cuál había mostrado casi a modo de carnet de identidad cuando entras a una discoteca y el portero cree que eres aun menor. Ante su reacción, el rubio no hizo mas que mostrar una grata sonrisa y alzar sus manos, mostrándolas sin armamento alguno. "Diablos... si que está tenso éste chico..." Tras una dura instancia de pensamiento, quizás de reflexión, el abrigado se dignó a responder. No soltó mucho, salvo que era de ahí. Su bandana así lo catalogaba, shinobi de Kusagakure. Aunque, pensándolo bien, eso lo que hacía era referencia a distante. Pertenecía a éste país, pero no a esa zona. ¿Acaso le mentía? Tras su siguiente afirmación, el rubio observó que al menos el chico sabía donde estaba al parecer. El bosque de los hongos. — Ummmhhh... entiendo. — Respondió. Tras ello, sacó de nuevo su plano, y le echó un pequeño vistazo. Según éste, había ido todo el tiempo en dirección contraria. "¿En serio? ¿EN SERIO? ¿COOOOOMO? ¿Como cojones he hecho para desviarme tanto? Si había salido con señas y todo... joder! Ésto es increíble, en serio.... lo mio es de libro. ¿Seré el shinobi con menos conocimiento del terreno del mundo? Diablos... que ridículo suena eso...." El chico quedó por un instante ensimismado, entre pensares y dibujos del terreno plasmados en un papel. Al cabo de un rato de silencio, el chico alzó la vista hacia su compañero. Si, su compañero, ya que habían estudiado en la misma academia, aunque puede que en distintos años. Se llevó la mano a la cabeza, y se jactó de sí mismo con una tremenda sonrisa. — ¿Te puedes creer que iba en dirección a Tane Shigai y he acabado aquí....? jajajajaja — Comentó entre risas. — Oye, ¿por donde debo tirar para ir hacia la capital? Por cierto, mi nombre es Zuka, hermano. — RE: Travesía en la Hierba - Kyou - 10/06/2015 Mantuvo el silencio, observando al muchacho mientras este se perdía casi del mismo modo que él mismo lo había hecho. Parecía perdido e incluso lo había mencionado. Resultaba gracioso de alguna forma, pero no pudo ser expresado de otra manera que con un rostro insípido de su parte... Si bien Kyou no era un muchacho frío y perturbado, tampoco era el más emotivo o expresivo que en aquel bosque o incluso país podrían encontrar. — Si, te perdiste. — mencionó, mirando por encima de su hombro un par de veces. Fue entonces cuando se dio cuenta de dos cosas, de que no sabía exactamente hacia donde quedaba el lugar hacia donde quería ir el muchacho, y de que este se había presentado pero él no. — Ah, lo siento. Mi nombre es Aburame Kyou... — se detuvo algo pensativo. — ... mucho gusto. — terminó diciendo, creyendo que eso era lo más educado para el momento. La interacción social resultaba algo compleja de vez en cuando... Una vez presentado, la diestra de Kyou fue a envolver su mentón y frotarlo un par de veces. Ceño fruncido en plan pensativo, mientras de su ser emergía un característico sonido relacionado con la meditación «omh». — No recuerdo exactamente hacia donde... Pero préstame el mapa, tal vez pueda reconocerlo. — sugirió, pensando que tal vez leyendo aquello podría también ubicarse mejor. No es que no supiera donde estaban parados, solo que entre vuelta y vuelta, desde aquel lugar en el que se encontraban ahora ellos no sabía llegar. RE: Travesía en la Hierba - Blame - 11/06/2015 A cada segundo el aire se iba respirando mas tenso. El chico que se había mostrado también como shinobi de Kusa era mas recto y callado que un árbol u hongo de los allí presentes. Casi carente de emociones o expresión facial, el chico permaneció imperturbable ante la ironía de su compañero. Realmente era para reírse o tomarlo ofensivamente, un shinobi que se llevaba mas con los itinerarios y el paisaje... realmente de chiste. Pero no, para él no tenía nada de especial, o a saber qué pasaba por su mente. "Dios... que tío mas soso..." Por su mente solo pudo circular ese pensamiento ante la respuesta y reacción del chico. Era evidente que se había perdido, no hacía falta que lo confirmase, y menos con ese tono tan insípido. Tras el nombre del Yotsuki, el individuo se presentó como Aburame Kyou. Así mismo, dejó caer que era todo un gusto para él. ¿Quién lo diría? Realmente se le veía una expresión en el rostro que no hubiese cambiado demasiado si en vez de conocerlo, un cangrejo se hubiese peleado con un canguro frente a él. Éste tal Kyou se veía carente de emociones, o simplemente las disimulaba muy bien. — Si, un placer... — Añadió con desdén a su presentación. Tras ello, el Aburame le solicitó al rubio que le dejase el plano por un momento, que quizás con él pudiese guiarlo mejor. Sin demasiada premisa, el Yotsuki se acercó a Kyou, y le entregó el papel. En el plano, se podía ver unas características escrituras, a parte del resto de cosas habituales en una de éstas guías del terreno. Claramente había dibujado un circulo en la aldea de Kusa, señalando su ubicación, y a partir de ésta había señalado los puntos cardinales con un "hacia la derecha, hacia delante, hacia detrás, y hacia la izquierda". El plano del genin parecía ridículo para cualquier otro shinobi, su manera de guiarse con los planos se podía apreciar como nula. De hecho, así lo había mostrado sin quererlo, se había perdido totalmente. "¿Sabrá guiarme? Dios... debo ponerme las pilas con topografía... no es normal que me pierda en la nada teniendo hasta un puto plano..." El rubio quedó en pie y en silencio, a la espera de algún comentario del Aburame. Entre tanto, observó su alrededor, curioseando éste lugar que no recordaba haber visto jamás. |