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¡Música maestro! - Versión para impresión

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¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 29/09/2017

Había oído muchas veces que para ser algo había que empezar desde lo más bajo, así que por eso se había pateado todo el País de la Espiral y parte del País del Fuego para llegar a aquella ciudad. Tanzaku Gai.

Era famosa por todos los locales que la conformaban, juegos de azar y mujeres sobre todo. No era muy partidaria de emborracharse y perder el conocimiento mientras te desplomaban de todo el dinero que guardabas en tu bolsillo, pero si apartábamos todo eso podía afirmar que en sí la ciudad era bastante bonita. O al menos tenía su encanto. Por eso estaba allí, por el encanto que desprendía la ciudad.

Hinchó sus pulmones con todo el aire que pudo del lugar... Y lo soltó tosiendo, el aroma del lugar tampoco es que tuviese mucho de bueno, precisamente... Pero bueno, había que tirar para delante con una sonrisa que para algo estaba allí, flauta a la espalda para poder comenzar.

Un descanso nunca venía mal, y más si te apetecía hacer algo que te gustaba.

Y cuando vio aquel cartel torcido en la pared de piedra de un recinto que desconocía, su interés por la ciudad creció aún más.


¡Música maestro!

Todo aquel que quiera participar es bien recibido, ¡solo necesitáis melodía y voz! ¿Tocas el shamisen? ¿Tienes algún grupo? ¡Pues estamos interesados en ti! ¡Gana este concurso y llénate de fama y orgullo porque te lo has ganado!

No era precisamente lo que estaba buscando pero por algo se empezaba, ¿no? Así que después de leer las indicaciones del lugar, se dirigió al sitio marcado con una débil esperanza de encontrar a alguien con el mismo problema que ella.

Y es que tenía la melodía, pero no la voz.


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 3/10/2017

Tanzaku Gai, la capital del País del Fuego... La capital de la noche, el jolgorio, los clubes de juegos de azar y de casas de mujeres vendiendo sus cuerpos.

El viaje desde Amegakure había sido terriblemente largo, y eso que habían tomado el Túnel para ahorrar gran parte del tiempo, y ni siquiera la perspectiva de la gran ciudad le apasionaba en absoluto. Ayame prefería los lugares tranquilos, los lugares donde pudiera respirar algo de naturaleza; y Tanzaku Gai no resultaba ser más que una versión de Amegakure sin lluvia y con las casas más bajitas. Pero necesitaba salir y estirar las piernas, y por eso se había ofrecido a acompañar a Kōri en una de sus misiones sin poner ni una pega al respecto.

Por suerte, avanzar entre las multitudes de las grandes avenidas no resultaba demasiado complicado. La gente, extrañada, se apartaba automáticamente cuando sentían la gélida brisa que emanaba del cuerpo de Kōri. Por lo que en cuestión de pocos minutos llegaron a la plaza central de Tanzaku Gai. Y cerca de uno de los incontables puestos de mercadeo, clavado de cualquier manera en una valla de madera, un cartel de grandes letras doradas llamó la atención de Ayame, que se quedó algo rezagada.

—Ayame, ¿me estás escuchando? —le voz de su hermano la asustó. Con un pequeño brinco, Ayame se giró hacia él interrogante—. Te decía que el intermediario está cerca de aquí, así que debemos separarnos. Intenta no meterte en demasiados líos, ¿de acuerdo?

—Sí, sí, sí. —Ayame asintió varias veces y, tras varios segundos de titubeo, señaló el cartel en el que se había estado fijando hacía unos pocos segundos—. ¿Puedo ir allí?

Kōri observó con semblante pensativo el cartel señalado. Su rostro, como era costumbre, no dejaba pasar ninguna expresión o sentimiento. Y durante unos instantes Ayame se temió que se lo denegara. Pero al final asintió.

—Mejor eso a que vayas deambulando por ahí. Te pasaré a buscar luego.

—¡Bien! —exclamó ella, feliz, y los dos hermanos se separaron.

Su intención era asistir como espectadora al concurso, ¡ni loca se subiría a un escenario! Desde luego un festival musical era mucho mejor que vaguear entre mercados, casas de azar y clubs de alterne. Y al menos le permitiría entretenerse mientras Kōri estaba ocupado con sus propios asuntos.

«¿Qué tipo de artistas habrá por allí? ¿Qué instrumentos tocarán?» Se preguntaba una curiosa Ayame, de camino al punto de encuentro, mientras tarareaba de forma distraída una cancioncilla.


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 3/10/2017

Paró en uno de los bancos cercanos al lugar donde estarían todos esperando para inscribirse mientras suspiraba de forma pesada. ¿Tan difícil era encontrar a alguien? ¡Así no había quien para demostrar si tenía talento! Chasqueó la lengua, irritada, y se cruzó tanto de piernas como de manos, dejando a un lado su querida flauta.

«Puede que no fuera la mejor idea venir aquí...»

Pero de pronto escuchó a alguien, esa persona andaba tarareando tranquilamente sin pensar en lo que aquello podía suponer.

«¡Es la mía!»

Celerosa se puso de pie y tomó su flauta, dispuesta a meterse de nuevo entre el gentío para buscar a quien anduviese tarareando. Tenía los ojos entrecerrados y agudizó el oído, mirando a todas las personas que se encontraba a la cara para saber si eran o no quien buscaba. Pronto encontró a una joven de casi su misma estatura, de cabellos oscuros; sin embargo se encontraba de espaldas. Supo que era ella quien cantaba pues su oído no solía fallarle en esos temas, así que se acercó casualmente y se colocó a su derecha.

¡Hola! —saludó tranquilamente —. ¿Estabas tarareando Suiton, suitonero, ¿verdad? ¡A mí me gusta mucho esa canción! —exclamó emocionada, sin embargo cuando alcanzó a ver su cara algo vino a su mente, como un recuerdo de hace un tiempo, parpadeó varias veces y un nombre apareció delante de sus ojos —. ¿Aotsuki Ayame? —preguntó una vez su estado de mudez desapareció.


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 4/10/2017

Sumida en sus propios pensamientos y entre tanta gente, Ayame no fue consciente de que alguien la seguía hasta que se colocó a su diestra.

—¡Hola!

Ayame interrumpió su canción con una exclamación de sorpresa y un ligero bote. No esperaba encontrar a nadie que la interpelara, y cuando giró la cabeza hacia su interlocutora, no pudo evitar alzar una ceja, extrañada. Era una muchacha de más o menos su misma edad, de vibrantes cabellos rojos recogidos en dos coletas que ondeaban al compás de sus pasos y unos ojos azules que contrastaban con estos. A juzgar por la bandana que llevaba anudada a la frente, debía de ser una kunoichi de la aldea de Uzushiogakure.

—Ho... Hola... —respondió ella, con cierta inseguridad.

—¿Estabas tarareando Suiton, suitonero, ¿verdad? ¡A mí me gusta mucho esa canción! —exclamó emocionada.

Y a Ayame se le encendieron las mejillas por la vergüenza. ¿Estaba tarareando en voz alta? ¿De verdad la había escuchado? ¡Maldita sea, ni siquiera se había dado cuenta!

Sin embargo, la recién llegada parecía estar pensando en otra cosa. La miraba con fijeza, como si estuviese tratando de averiguar algo en su cara, y ella se detuvo en seco con todos los músculos en tensión.

—¿Aotsuki Ayame? —preguntó, y en aquella ocasión fue su turno para parpadear confundida.

—Esto... ¿Nos... conocemos? —cuestionó con lentitud, con su cerebro trabajando a toda velocidad. Pero, por mucho que investigara los rasgos de la chica, no conseguía rescatarla de sus recuerdos. ¿De verdad la conocía? ¿Por qué ella no se acordaba de ella?


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 5/10/2017

La chica a la que acababa de asaltar no parecía muy segura de si debería o no hablar con la pelirroja que se había plantado delante de ella. Era normal, no es nada habitual que te interroguen así y nada agradable que sea en Taizaku Gai, seguramente porque así comienzan todos los locales de mujeres de la zona.

Aunque Eri no lo sabía.

—Esto... ¿Nos... conocemos?

¡Oh! —exclamó como si acabase de ver lo que deseaba saber —. ¡Eres la finalista del Torneo! Por eso me acuerdo, ¡fui a ver la final! Hiciste un buen combate, aunque no recuerdo de dónde eras... —al final supo de dónde había sacado aquel nombre, sin embargo solo recordaba su cara, y sus movimientos en la batalla. Sus ojos azules se posaron en su frente, entonces su sonrisa se amplió. —. Una kunoichi de Amegakure, vaya, eres la primera que conozco, es un placer, mi nombre es Uzumaki Eri —se presentó ella con una ligera reverencia.

Aunque podría haberlo hecho antes, si su hermana lo hubiera visto le hubiese pegado un capón por maleducada.


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 8/10/2017

—¡Oh! —exclamó la pelirroja, y parecía contenta de haber acertado con su suposición—. ¡Eres la finalista del Torneo! Por eso me acuerdo, ¡fui a ver la final! Hiciste un buen combate, aunque no recuerdo de dónde eras...

Las palabras se clavaron sobre ella como dagas. Con el corazón encogido, Ayame hundió los hombros con un pequeño puchero y apartó la mirada, pero no añadió nada en voz alta. Cada vez que creía haber olvidado el bochornoso combate de la final del torneo, siempre aparecía alguien que se lo recordaba. ¿Un buen combate? ¿Llamaba buen combate el haber sido apalizada sin siquiera tener la oportunidad defenderse ni una sola vez? Ni un mísero golpe...

No sólo habían golpeado su cuerpo hasta la extenuación. Sino también su espíritu y su orgullo.

—Una kunoichi de Amegakure, vaya, eres la primera que conozco, es un placer, mi nombre es Uzumaki Eri —añadió entonces, con una ligera reverencia.

—Sí... de Amegakure —correspondió ella, obligándose a forzar una sonrisa—. Es un placer, Eri-san.

Ayame reparó entonces en algo y parpadeó, mirando a la muchacha ladeando la cabeza varias veces.

—Eri... Conocí a una Eri de Uzushiogakure durante el torneo... Pero no eras tú. ¡Vaya, qué coincidencia!


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 10/10/2017

—Eri... Conocí a una Eri de Uzushiogakure durante el torneo... Pero no eras tú. ¡Vaya, qué coincidencia!

La kunoichi rió. No era la primera vez que decían algo parecido.

No, no era yo, aquella chica tiene el pelo más llamativo que el mío —bromeó la joven—. Imagino que hablas de Furukawa Eri, es difícil de olvidar así como así, yo prefiero pasar más desapercibida...

Sonrió y ladeó la cabeza un poco, acentuando la sonrisa que acababa de mostrarle a la chica.

¿Y qué te trae por aquí? Que yo sepa el País de la Tormenta no está prácticamente aquí al lado... —preguntó, curiosa—. Si no quieres responder lo entenderé, después de todo pueden ser asuntos importantes que no puedes compartir con nadie...

No sabía muy bien cómo dialogar con alguien de fuera de su villa. Poco contacto había tenido con gente externa así que, por ende; no sabía relacionarse. Lo único que la interesaba ahora mismo era que Ayame no la mandase a tomar viento fresco, pero, ¿cómo saber que iba por el camino correcto?


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 13/10/2017

Ella se rio.

—No, no era yo, aquella chica tiene el pelo más llamativo que el mío —bromeó la joven—. Imagino que hablas de Furukawa Eri, es difícil de olvidar así como así, yo prefiero pasar más desapercibida...

Ayame se colocó el dedo índice sobre el mentón, pensativa.

—Uh... no recuerdo si me dijo su apellido, pero desde luego que su pelo era extraordinariamente llamativo. ¡Violeta! ¡Nunca había visto algo así! —exclamó, sonriente.

—¿Y qué te trae por aquí? Que yo sepa el País de la Tormenta no está prácticamente aquí al lado... —preguntó, curiosa—. Si no quieres responder lo entenderé, después de todo pueden ser asuntos importantes que no puedes compartir con nadie...

Ella sonrió, algo nerviosa. No podía quitarle razón, la verdad. Aunque se encontraban en un terreno neutral, Tanzaku Gai estaba a varios días de camino de Amegakure incluso si utilizaban el túnel como atajo.

—Sí, es cierto, no estoy precisamente cerca de casa... —afirmó, los dedos de sus manos jugueteando entre sí—. Lo cierto es que mi hermano tenía cosas que hacer aquí y... decidí acompañarle. —Por mucho que no le gustara hacerlo, estaba claro que no le podía contar cualquier cosa a una persona a la que acababa de conocer. Y menos aún si pertenecía a una villa diferente. Así que, dado que ella no sabía mentir, lo mejor sería contar una verdad a medias—. Y, mientras él está ocupado había pensado ir a ver el concurso ese de música que está anunciado por todas partes. ¡Parece interesante! ¿Qué hay de ti?


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 14/10/2017

—Sí, es cierto, no estoy precisamente cerca de casa... —afirmó ella, y Eri sonrió de forma amable—. Lo cierto es que mi hermano tenía cosas que hacer aquí y... decidí acompañarle. Y, mientras él está ocupado había pensado ir a ver el concurso ese de música que está anunciado por todas partes. ¡Parece interesante! ¿Qué hay de ti?

Hala, que guay, tienes un hermano —alegó la joven pensando seguramente en el rostro de una Ayame masculina —. Pues yo también vine por el concurso de música que anuncian por todas partes... —repitió ella—. Es más, vine... Bueno, para apuntarme.

De su espalda sacó una pequeña flauta de madera oscura, con detalles rosas en algunas partes que simulaban algunos pétalos de cerezo.

Pero... He visto que necesito una voz... Así que... —suspiró, resignada—. Tendré que desistir por este año...


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 15/10/2017

—Hala, que guay, tienes un hermano —alegó Eri, y Ayame no pudo evitar echarse a reír.

—Lo has dicho como si fuera algo extraordinario —se explicó, agitando una mano en el aire, restándole importancia al asunto.

—Pues yo también vine por el concurso de música que anuncian por todas partes... —añadió Eri—. Es más, vine... Bueno, para apuntarme.

—¡¿Sí?! ¿¡Eres una de las participantes?! —exclamó Ayame, emocionada ante la perspectiva de encontrarse ante nada más y nada menos que una artista.

La pelirroja sacó de su espalda un pequeño objeto cilíndrico y alargado, y Ayame ahogó una exclamación al ver el instrumento más de cerca: una preciosa flaura de madera oscura, con algunos motivos de flores de cerezo que resaltaban sobre esta con su apacible color rosado.

—Pero... He visto que necesito una voz... Así que... —suspiró, resignada—. Tendré que desistir por este año...

—Ay, no fastidies... —mumuró Ayame hundiendo los hombros. La flauta era un instrumento maravilloso pero, como cualquier instrumento de viento, con el que no podías combinar tu propia voz como sí ocurría con los instrumentos de percusión o cuerda—. ¿No has conseguido encontrar a nadie que quisiera cantar contigo? ¡Debe de haber montones de cantantes que no tengan instrumento! —alegó agitando los brazos, en un intento de animarla.


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 15/10/2017

—Lo has dicho como si fuera algo extraordinario

Y lo es —afirmó ella mientras asentía, convencida —. Si no fuese por lo que me han enseñado mis hermanos ahora no sería una kunoichi.

El tema de conversación dio un giro hasta encontrarse con el concurso de música que estaban realizando en Tanzaku Gai. Cuando la pelirroja desveló que quería ser una de las participantes, al parecer la joven que tenía delante se sorprendió, haciendo que Eri se sonrojase tiñendo sus mejillas de un color carmesí, no se esperaba aquella reacción por parte de otra persona. Sin embargo luego vino la decepción, y es que si no encontraba a alguien, no podría llegar a participar.

—Ay, no fastidies... —Eri sonrió de forma apenada, enfatizando su desdicha —¿No has conseguido encontrar a nadie que quisiera cantar contigo? ¡Debe de haber montones de cantantes que no tengan instrumento.

He estado buscando por todos sitios —dijo Eri, con un tono de amargura en su voz, aunque no muy acentuado ya que tampoco quería sobreactuar, solo dar un poco de pena—, pero nada, nadie quiere hacer la voz, por eso...

»¿Y... Si me ayudaras tú?


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 17/10/2017

—He estado buscando por todos sitios —respondió Eri, con un tono de amargura en su voz que le encogió el corazón—. Pero nada, nadie quiere hacer la voz, por eso...

Ayame ladeó la cabeza, esperando que terminara la frase. Pero nada podría haberla preparado para lo que vino a continuación.

—¿Y... Si me ayudaras tú?

Los pasos de Ayame se detuvieron de golpe y de forma tan repentina que una persona que caminaba cerca de ellas estuvo a punto de arrollarla y le lanzó una mirada de pocos amigos al pasar por su lado. Pero a Ayame no le importó. Se había quedado paralizada en el sitio, tratando de averiguar si había escuchado bien a la de Uzushiogakure.

—E... espera... ¿Qué...? ¿Yo? —balbuceaba, señalándose a sí misma con el dedo índice—. P... pero... si y... yo... yo...

No lo iba a negar. Le gustaba cantar. ¡Pero siempre lo hacía cuando creía que no había nadie escuchándola, casi a escondidas! ¡¿Cómo podía siquiera imaginar la posibilidad de subirse a un escenario y cantar delante de una multitud?! No. No. No. No. Eso era imposible. Rotundamente.


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 17/10/2017

—E... espera... ¿Qué...? ¿Yo? P... pero... si y... yo... yo...

La chica comenzó a balbucear y por ello Eri empezó a pensar que no había sido buena idea proponérselo, ¿y si tenía miedo escénico o algo? ¿Y si le daban miedo las alturas y no podía subirse a un escenario tan alto?

¿Qué te pasa? —preguntó la joven, claramente confusa por cómo estaba actuando la kunoichi de la Lluvia —. ¿Estás bien? ¿Quieres algo de agua, o algo?

Tomó con delicadeza el brazo de la chica y tiró de ella para escapar de la multitud de gente que pasaba por en medio de la calle, justo al lado de un banco por si Ayame terminaba por desmayarse. La miraba con ojos dudosos, sin saber muy bien qué decir o qué hacer.

Ayame-san —llamó la chica —. No hace falta que lo hagas si no quieres, de verdad, no te preocupes.

Aquello lo dijo en serio, pues no le gustaba por donde estaba yendo el rumbo de su pequeña intromisión con la chica de cabello oscuro.


RE: ¡Música maestro! - Aotsuki Ayame - 18/10/2017

La calle a su alrededor comenzó a darle vueltas y el griterío de la multitud se convirtió en sus oídos en apenas un murmullo ahogado. Era como si se hubiera sumergido de repente en una piscina congelada. Y fue Eri la que volvió a sacarla a la superficie cuando volvió a hablarle.

—¿Qué te pasa? —le preguntó, y parecía profundamente confundida—. ¿Estás bien? ¿Quieres algo de agua, o algo?

Ayame asintió varias veces, sin saber muy bien a lo que estaba respondiendo. Sintió que la tomaban del brazo, y ella se dejó arrastrar hasta un banco cercano donde terminaron sentándose. Ayame respiró hondo varias veces, tratando de serenarse, pero las manos le temblaban de manera incontrolable. Y cada vez que volvía a pensar en el escenario sentía de nuevo aquel vértigo, como si se estuviera asomando al abismo de un desfiladero sin ningún tipo de seguridad. En un gesto inconsciente, se ajustó aún más la bandana sobre la frente.

—Ayame-san —la llamó, pero ella se rehusaba a alzar la mirada—. No hace falta que lo hagas si no quieres, de verdad, no te preocupes.

Ayame se mordió el labio inferior.

—Yo... yo...

La acababa de conocer. No debería darle tanta pena negarse a ello. Pero la veía ahí, tan ilusionada con su flauta y tan decepcionada por no encontrar a nadie que quisiera acompañar su música... Si se negara, ¿con qué cara se presentaría en el concierto sin dejar de pensar en que por su culpa una chica no había podido participar?

Entrelazó los dedos, jugueteando con ellos. Agarrándolos, frotándolos, soltándolos... Al final, volvió a suspirar por última vez y dejó escapar todo el aire de sus pulmones.

—¿Conoces... "If ~ Hitori omou"...? —preguntó al final, tirando de la primera canción que conocía que se le vino a la mente.

Obviamente, ella no era cantante profesional, y mucho menos compositora musical, por lo que sus conocimientos musicales venían simplemente de las canciones que conocía, que escuchaba y que realmente le gustaban. Y aquella era una de ellas.

«¡Mala idea! ¡Mala idea!» Se regañaba mentalmente. Pero Ayame había decidido bloquear todos los pensamientos dedicados a subir a un escenario sobre una multitud de gente...


RE: ¡Música maestro! - Uzumaki Eri - 19/10/2017

Ayame seguía balbuceando cosas y Eri ya no sabía qué decir ni hacer para tranquilizarla. ¡Solo había sido una triste petición, maldita sea! ¿Era muy difícil decir sí o no? Posó una sonrisa comprensiva en su cara, aún mirándola de forma tranquilizadora mientras ella se lo pensaba, si no, ¿qué iba a hacer?

Después de que jugase un poco con los dedos —seguramente por el nerviosismo que sentía— parecía haber tomado una decisión, pues pareció intentar tranquilizarse expulsando todo el aire que tenía dentro.

—¿Conoces... "If ~ Hitori omou"...?

¿Que si la conocía? ¡Vaya que si la conocía! Llevaba cantándola bastante tiempo y al final terminó por aprenderla en la flauta, era una de sus canciones favoritas, ni más ni menos.

¡Claro que sí! —exclamó la joven, entusiasmada —. Es una de mis favoritas, la aprendí a tocar en nada —informó con una sonrisa de oreja a oreja —. ¿Eso es un sí, Ayame-san?

La miró de nuevo, con ojos suplicantes, mientras sujetaba con ambas manos la flauta, esperando por una respuesta afirmativa total y así ir directamente a inscribirse al concurso.


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