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El rey de la montaña - Versión para impresión

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El rey de la montaña - Yoshimitsu - 3/08/2015

Era un día realmente caluroso aquella mañana de verano, tanto era así, que nos disponíamos mi abuelo y yo, a emprender un viaje bien temprano en busca de piedras preciosas, y parecía que el sol estaba posicionado en lo más alto, por el incómodo calor que hacía a horas tan tempranas, pero nada más lejos de la realidad, apenas acababa de amanecer. Alcé la vista durante un instante hacía el astro rey que apenas asomaba por las montañas que se encontraban en el horizonte.

"Cómo puede ser posible..."

-No me lo puedo creer..., me da la impresión de que será un día muy largo ojisan...Afirmé desanimado. Mi abuelo me miró sonriente con aquel rostro que emanaba una gran convicción, portaba a su espalda su típica mochila de aventurero con sus instrumentos más preciados, un pico y una pala que seguramente tenían más edad que yo.

-Vamos Yoshi...¿Ya te estás quejando?, no hay tiempo que perder, debo enseñarte todo sobre el negocio familiar. Tenemos un largo viaje por delante. Mi abuelo era famoso en el mundo entero por sus conocimientos en minerales y metales, el archiconocido Aoyama Eita. Un anciano muy singular donde los haya, solo comparable a su excesiva excentricidad. Un señor que sobrepasó con creces la tercera edad hace tiempo, aparentaba al menos ciento cincuenta años, pero ahí estaba, cargado hasta los topes y dispuesto a emprender un largo viaje hacía el país de la Tierra en busca de piedras.

No podía negar que aquella pasión que tenía mi abuelo por la gemología, me resultase llamativo e interesante, pero no conseguía imaginarme a mi mismo dedicándome en exclusiva a aquello. Lo que si podía imaginar, era yo convertido en shinobi y siendo protagonista de mil aventuras. -En realidad, me gustaría seguir los pasos de mis padres...ojisan.

Mi abuelo solía perder la compostura cuando le sacaba aquel tema, y ésta vez no iba ser una excepción. Clavó sus bidriosos ojos sobre mí, y con su mirada desafiante respondió. -¡Te he dicho que no, y no hay más que hablar, tus padres murieron llevando a cabo una misión, y ¡MI MISIÓN! es que mientras viva no dejaré que te gradues! ¿Has entendido jovencito?

En realidad, me sentía incomodo teniendo que sacar aquel tema, aún eran recientes la muertes de mis padres en aquellas extrañas circunstancias, pero sabía que en el fondo había nacido para ser un shinobi. Algo me decía en mi interior que no debía ir en contra de mi destino.

"Maldito viejo cabezota...es una decisión que tomé hace mucho tiempo"

No se habló más sobre el tema durante todo el viaje, simplemente disfrutamos del tiempo juntos lo mejor que pudimos, visitando poblaciones y degustando la gastronomía de los lugares que visitábamos. Ciertamente todo ese viaje estaba resultando verdaderamente enriquecedor. Mi abuelo tras meses de estudios sobre la geografía del país de Tierra, descubrió que había una serie de cadenas montañosas en donde deberían existir enormes yacimientos de piedras preciosas, algo que nos haría una de las familias más ricas de Kusagakure si diéramos con el lugar.

El camino cada vez se hacía más agreste, y llegaba a un punto que había que hacer un gran esfuerzo para seguir adelante. Nos encontrábamos en mitad de la nada, siendo observados únicamente por las majestuosas montañas en donde hace siglos, protegían la antigua villa de Iwagakure de los extraños que eran indignos.

-Bueno, siento que ya nos estamos acercando. Rompió mi abuelo el silencio después casi una hora sin hablarnos. -Ufff, eso espero abuelo, comienzo a sentirme realmente cansado. Repliqué, y según mi parecer, con razón. -Ja ja ja ¿Ya estás quejándote de nuevo? Parece que sea yo aquí el menos anciano chico. Eita siempre tenía la costumbre de querer buscarme las cosquillas en cada comentario. Pero no era de extrañar, que a pesar de su avanzada edad nunca se quejaba, algo inverosímil dada su edad, no debería si quiera poder levantarse de la cama. -Ya... ya... abuelo, tu tienes que tener algún secreto y no me lo quieres contar...Contesté molesto. -AH JA Jajajaja ¿Tanto se nota? El muy desgraciado se reía mientras brincaba como si nada, y encima estando en un terreno escarpado con una pendiente considerable, cargado con su mochila que parecía que iba a reventar en cualquier momento. -Pues me dirás...por que ésta travesía me está resultando una penitencia...Musité.

Mi abuelo se paró y se acercó hacía mi con rostro sereno. -Hmmm, creo que tienes razón, no me había dado cuenta de que el camino se estaba complicando tanto. ¡Ven!¡Toma mi mano! Dijo con confianza. -Abuelo...no necesito que me lleves de la mano...no soy tan pequeño. Cómo siempre, solo me hacía enojar y disgustarme. -¡Hazme caso mocoso! Insistió con seriedad. -Está bien...

No tenía nada que perder, por lo que finalmente tomé su mano. Eita se concentró y exclamó las siguientes palabras. -¡Doton, Keijūgan no Jutsu! De repente, noté como mi cuerpo se aligeró hasta tal punto, que parecía que iba a despegar del suelo a la mínima que diera un paso hacía adelante. Fue una sensación espectacular, no solo por lo bien que se sentía, sino además de saber que mi abuelo era conocedor de ninjutsu. Algo que me pareció muy contradictorio. Es decir, el siempre ha querido quitarme de la cabeza ser un shinobi, sin embargo, no solo mis padres lo fueron, también él.

"Maldito bastardo, me ha hecho sufrir todo el camino para nada y él tan campante..."

-¿¡PERO SERÁS MALVADO!? Grité a los cuatro vientos, las montañas me dieron la razón con su eco -Ah Jajajaja, no es para tanto jejeje. Respondió con su habitual sonrisa de viejo senil -Quieres decir, ¿Que has estado todo el rato bajo los efectos de un jutsu para poder ir más liviano todo el camino? ¿Y a mi me has hecho sudar la gota gorda? ¡Esto es inaudito! Estaba realmente enfadado, tanto que me crucé de brazos.

"Viejo tramposo y desconsiderado..."

-¿De que te quejas? Forma parte de tu entrenamiento. Yo cuando tenía tu edad, no poseía ésta técnica y viajaba como todos los mortales. Considera esto una especie de premio.

"Dudo que te acuerdes si quiera de lo que hiciste ayer...menos te puedes acordar de cuando tenías mi edad..."

A pesar de la inesperada respuesta de mi abuelo, lo que más me llamó la atención es cuando dijo que se trataba de un entrenamiento, por lo que no pude evitar preguntarle y rogarle, que fuera más concreto. -¿A que te refieres abuelo con entrenamiento? Mi cabeza deseaba que dijera lo que creía que iba a decir. -¡Ajá! Veo que a tí también te falla la memoria mocoso. A caso no llevas dándome la brasa años, meses y semanas, que quieres graduarte como genin? ¡Pues es hora de que comiences a saborear el tipo de entrenamientos que sufriras zoquete!

No me lo podía creer, por fin el cabezota de mi abuelo cedió, y parecía que comenzaba a plantearse la posibilidad de matricularme en la academia ninja. -¡TOMA YA! Contesté con un enérgico gesto de brazo de aprobación.

-Si, si, si...pero ahora no te entusiasmes demasiado que hemos venido a trabajar y quiero que me ayudes ¿De acuerdo? Me gustaría que tu cabecita deje de soñar por un momento, y te centres en nuestra expedición. Estaba tan entusiasmado por la noticia, que ahora mismo no me sentía capaz de negar nada a mi abuelo. A mi queridísimo y comprensivo abuelo.

-¡Si Señor! Dije con fuerzas renovabas y sobre todo, disfrutando con aquel jutsu de mi abuelo, que me daba la sensación incluso, que podría ser capaz de alzar el vuelo como un ave. Ahora si que estaba en las mismas condiciones que él. Atravesamos una montaña como si nada, fue algo espectacular, no solo por la proeza en sí, sino por poder apreciar aquel imponente y basto paisaje desde las alturas de las inmensas montañas del país de la Tierra.
Tras escasas dos horas más de travesía, mi abuelo dió el alto de nuestra expedición. -Alto Yoshi, Ya hemos llegado. Dijo con seriedad, y eso era algo insólito en él, sus motivos debería tener para ello. -¡Ahhhh por fin! Exclamé aliviado mientras me deshacía de mi equipaje y me sentaba en el suelo, bajo la sombra de un humilde árbol que había conseguido sobrevivir en aquel inhóspito lugar.

"Mucho mejor...si señor..."

Desde aquel cómodo lugar, observé a mi abuelo. El también se deshizo de su carga dejándola perfectamente apoyada sobre una roca. Abrió su gran mochila y sacó un mapa y un block de notas con un sin fin de anotaciones. Estaba realmente concentrado, estudiando el terreno a la par que sostenía sus instrumentos.

Nos encontrábamos en un agreste paso entre montañas, el terreno era totalmente irregular y el lugar estaba plagado de cuevas naturales. Por un momento me alivié de que acabáramos llegando a nuestro destino, pero ahora faltaba la peor parte, cavar, picar, cavar y picar. Y sin tener en cuenta el regreso a casa.

"Por todos los Dioses..." Hice un esfuerzo con no pensar demasiado en aquello.

-¿Todo bien abuelo? Le pregunté curioso. -Si...o eso creo...noto algo extraño cerca. Respondió pensativo, como si tratara de averiguar que era aquello que sentía. -¿Que sientes algo dices? No creo que sea nada, aquí solo estamos nosotros solos. Afirmé extrañado, para justo después asestar un largo y merecido trago a mi odre de agua. -Eso demuestra que te falta mucho por aprender mocoso...

"Que manía con llamarme mocoso..."

De repente, comencé a oír lo que vendría a ser una especie de crujidos. "¿Pero qué...?" Parecía como si algo se estuviera rompiendo. De repente, el suelo seco y árido en donde me encontraba, comenzó a resquebrajarse súbitamente, y caí al vacío. -¡Ahhhhh! Grité por lo inesperado del asunto. Todo se tornó oscuro y al final, mi culo se topó contra el suelo de aquel inesperado túnel. -¡Ai! Me quejé. No se veía absolutamente nada en aquel lugar.

-¡Ojisaaaaaaannnnnnn! ¡Me he caído! ¡Necesito ayudaaaaaaa! Grité con todas mis fuerzas, para asegurarme de que mi abuelo pudiera oírme, ya que a veces le fallaba un poco la audición. También por que no me sentía cómodo en aquel lugar a oscuras, a saber que clase de bestias podría haber.

-¡Siiiiiii! ¡Ya bajoooooooo! Me contestó casi al instante, algo que me alivió más de lo que pensaba.

"Ufff, menos mal..."

Un tenue luz descendía sobre mi cabeza, hasta que poco a poco, pude ver como era mi abuelo que bajaba con una linterna de aceite, a la misma velocidad que lo hace una pluma cuando se precipita hacía el suelo. Estaba claro que era parte del efecto de su jutsu.

-¡Cáspita Yoshi! Creo que encontraste el lugar...Miró los alrededores de aquella cueva subterránea, por lo menos hasta donde la luz nos podía iluminar. Era algo difícil de explicar, pero aquellas paredes reflejaban algo por donde miráramos.

"Eso debe ser lo que andaba buscando mi abuelo"

Claramente se trataban de piedras y gemas que estaban adheridas a la tierra con firmeza, un espectáculo digno de ver, el reflejo que manaba la lámpara de aceite hacía que los minerales emitieran unos destellos de todos los colores, quedándonos embelesados por aquellas luces un buen rato.

Me levanté con el culo aún dolorido, mientras seguíamos seducidos por aquellas luces y conforme avanzábamos. -¡Que suerte abuelo, lo encontramos!. Eita estaba igual de sorprendido, el ver algo que quizás llevaba mucho tiempo esperando a ser descubierto. -No...no...puede ser...es increíble Tragó saliva. -Esto lo hemos encontrado por casualidad...pero, creo que sería mejor buscar una salida, es posible que este sitio no sea seguro, podría haber desprendimientos...

Eso era el tipico comentario que faltaba para hacer las cosas Innecesariamente tensas, el saber que en cualquier momento, el lugar pudiera convertirse en nuestra tumba. -Oh Dios mio...mejor irnos si...

Avanzamos escasos metros por aquella angosta cueva, hasta encontrarnos en una especie de sala central, la más grande de todas, sin lugar a dudas, repleta de gemas y joyas por todas partes. Algo que lo hacía muy irresistible incluso para mí, que no pude evitar la tentación de agarrar un de esas joyas con la mano.

"Oh!, vayamos a ver..."

Me separé de mi abuelo que se entretuvo por otro pasillo, quizás buscando un lugar seguro por donde salir, y yo me acerqué a una de las paredes de aquella sala, agarré con fuerza una de aquellas piedras y tiré y tiré hasta que me quedé con la piedra en la mano.

"¿Que será esto...un rubí del tamaño de una manzana...increíble?"

Me quedé atónito por mi nueva adquisición. Cuando de repente mi abuelo exclamó no demasiado alto. -¿¡Que haces!?¿¡No toques nada!?
-¿Por que? Si es solo una gema...Pero ya era demasiado tarde, la cueva comenzó a vibrar y a desmoronarse. Comenzaron a caer cascotes de tierra y rocas de todos los tamaños, y me vi incapaz de correr hasta donde estaba mi abuelo. Quedándome en cuestión de segundos prácticamente sepultado por un mar de escombros.

-Ahhhhh!!! quedé aturdido, sin saber como reaccionar.

Mi abuelo se acercó con rapidez preocupado -¿Estás bien Yoshi?
-S..s..si, eso creo... Respondí un poco confuso.

Notaba poco a poco como un frío intenso me invadía, debajo de mí pude observar gracias a la luz de la linterna, como brotaba sangre de las piedras, mi propia sangre. Me encontraba mareado cada vez más y me sentía verdaderamente mal, un mal que no le desearía ni al peor de mis enemigos, si los tuviera.

-Creo... que... me estoy...desmayando...Dije con mi rostro que había adquirido el color del mármol -¡Hijo!¡Debes permanecer consciente!
-Eso...intento...Dije con mi último esfuerzo. Pero mi corazón cada vez latía con más fuerza para tratar de llevar la poca sangre que me quedaba por todo mi cuerpo, y eso hacía que me desangrará todavía más rápido. Hasta que al final, perdí la consciencia, lo poco que pude ver, es a mi abuelo tratando de sacarme de ahí.

"..."

Desmayado tuve un sueño raro que apenas pude recordar, pero me pareció muy real. Lo único que conseguía recordar era yo de mayor apoyando ambas manos sobre la tierra, para después alzarme por los aires al levantarse una inmensa montaña sobre mis pies. Con semblante heroico, rodeado únicamente de las nubes, podía escuchar como alguien susurraba, con una voz cálida, vehemente y espiritual.

-Larga vida al rey de la montaña....

Cuando comenzaba a disfrutar de aquel gran sueño, desperté de un sobresalto en la cama del hospital en Kusagakure, quedándome sin saber el propósito de aquel sueño. -Hmm, ya veo...Ufff me duele todo...Me quejé en voz alta. La sala en donde me encontraba estaba desierta, por lo que ni corto ni perezoso, salí de la cama cuando conseguí desentumecer mis músculos con intención de asomarme al pasillo.

Como no había rastro de mis ropas, salí de la habitación y me dirigí hacía la primera enfermera que encontré. -Disculpe, soy de la habitación 224. Acabo de despertar...quiero ir a casa de inmediato.

La enfermera sorprendida exclamó. -¡Debería volver inmediatamente a su habitación! Llamaré al doctor para que lo examine, el determinará si puede volver a casa. -De acuerdo Contesté sin más. -Pero me gustaría que avisaran a mi abuelo de que ya desperté. -Ahora mismo, no se preocupe.

La joven enfermera me acompañó hasta mi habitación, en donde esperé al doctor mirando por la ventana, fui chequeado y no apreció ningún síntoma preocupante. Al cabo de un rato, llegó mi abuelo apresurado.

-¡Yoshi! ¿Estás bien? Dijo mientras me abrazaba
-Por supuesto abuelo, estoy perfectamente. Contesté como si acabara de resucitar y salir de la tumba.
-Me tenías preocupado, has estado dos semanas en coma...
-Con el dolor que tengo...no me sorprende, pero no te preocupes, estoy bien gracias a Dios.
-Ahhhh...Dijo mi abuelo aliviado, como si hubiera estado soportando la gran losa de la preocupación durante demasiado tiempo.
-Ahora lo que importa es que debo graduarme en la academia ninja, más que nunca. Me lo prometiste...¿Recuerdas? Estuve a punto de morir sin cumplir mi sueño, y ahora me aseguraría de que mi abuelo me matriculara en la academia a toda costa.
-Hablaré primero con el doctor ¿De acuerdo? Si no me dice lo contrario, no mostraré objeción.
-Bien, estoy de acuerdo...Me alegro mucho de volver a verte.... Dije con una sinceridad casi infinita, con síntomas en los ojos de verdadera emoción.

Mi abuelo marchó en busca de un ninja médico que me chequeo meticulosamente, determinó que la recuperación fue todo un éxito y que no había indicios de secuelas que me impidieran seguir con una vida normal. Por fortuna, tuve una atención exquisita en el hospital gracias a la gema que cogí, pudiendo pagar sin problemas los gastos que supuso mi recuperación y además conseguir algo de dinero para vivir cómodamente una temporada, sin excesivos lujos, pero algo era.

Al fin, conseguí matricularme en la academia ninja y me gradué sin problemas gracias a mi mente brillante, ya que pude asimilar todo cuanto me enseñaron en tiempo record, incluso llegando a dominar más de lo que se me exigía para graduarme. De este modo, pude demostrar que un chico cualquiera podía llegar a ser en un shinobi fuerte y digno de serlo, comparable con aquellos que nacían en un clan renombrado o con cualidades innatas excepcionales. Cuando me dieron mi bandana, me la coloqué con orgullo y respeto. Después mi abuelo me ayudó muchísimo con el entrenamiento del elemento Doton, ya que era un auténtico maestro en la materia, y me aseguró que tenía muchos ases en la manga que me enseñaría a su debido momento, y que me ayudarían a ser un excelente y poderoso shinobi.

"Por fin, he dado el primer paso para llegar a ser el Rey de la montaña"


RE: El rey de la montaña - Yoshimitsu - 12/08/2015

Capacidades de Yoshimitsu

¤ Transformación elemental
(Int 20, Pod 20) » Puedes transformar tu chakra en tu elemento afín. El elemento Doton.

¤ Nado
(Agi 10, Agu 10) » Eres capaz de nadar.

¤ Elaboración/ Desarme de nudos
(Des 20) » Puedes elaborar y deshacerte de nudos sencillos sin el uso de ninjutsu a una velocidad lenta.

¤ Cifrado y descifrado
(Int 40) » Aprendes a utilizar un cifrado básico y a descifrar dichos mensajes.

¤ Orientación
(Int 20, Per 20) » Eres capaz de orientarte perfectamente por las calles de tu aldea. Eres capaz de leer mapas sencillos.


RE: El rey de la montaña - Yoshimitsu - 12/08/2015

Año 200


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