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Dios los cría... - Sayaka - 18/08/2015 Sentada frente a una pequeña mesa de café de hierros blancos y tarima de cristal, se encontraba la pequeña maestra de marionetas: Sayaka. Tenía la cabeza apoyada sobre el cristal, frente a ella se derretía una gigantesca copa de helado de multitud de sabores. La pelirrubia estaba aburrida para variar, había pensado que un helado le levantaría la moral pero cuando llegó a la heladería recordó que ella no tenía moral. Que lo único que podría animarla le acarrearía más problemas que satisfacciones, sin lugar a dudas ser una psicópata con tendencias sádicas era bastante más duro de lo que la gente se pensaba. "¿Cuando podré divertirme?" se preguntaba mientras balanceaba sus pequeñas piernas en el aire "Quiero probar a Kaori" la chica giró su cabeza hasta queda apoyada sobre su barbilla. Tras la gran copa de helado y sentada al otro lado de la mesa, estaba su siniestra marioneta de pelo negro y pomposa vestimenta "Se suponía que me mandarían misiones donde poder desahogarme... pero me paso el día aburrida, sin poder hacer nada... ser ninja es una mierda" La chica recuperó la verticalidad sobre su trasero, dejándose caer sobre el respaldar de la silla mientras señalaba la cuchara con sus manos. Desde la punta de sus dedos surgieron unas finas hebras casi transparentes que se adhirieron a la cuchara, lo que hizo que esta comenzase a responder a los designios de la pequeña que comenzó a dar cuenta de su helado con desgana. "Ni siquiera me sabe bien este maldito helado..." el humor de la pequeña Akaiwa empeoraba alarmantemente con cada día que pasaba, hecho que preocupaba bastante en su villa pues la última vez que la señorita se enfado casi tira la casa abajo "Y esta aldea parece una jodida reunión de payasos, todos con sus asquerosas sonrisas..." la chica torció el gesto en una mueca que delataba su estado de ánimo "Todos pueden divertirse menos yo... malditos..." Sayaka continuó comiendo su helado mientras observaba con resentimiento al resto de los visitantes de la vieja Torre de Ocio que osaban pasar cerca del café donde la pequeña se encontraba sentada, justo en la puerta del centro comercial. RE: Dios los cría... - Blame - 18/08/2015 Para el albino era un día mas en aquel cuchitril llamado "hogar", pese a haber sido recogido y criado en esa aldea, sus sentimientos hacia ésta eran ausentes. A decir verdad, quizás fuese el primer lugar que destrozaría con sus propias manos, cuando fuere que tuviese poder para ello. Al menos era consciente de ese pequeño detalle, aún no era lo suficientemente fuerte como para hacer frente al Morikage y sus séquitos. Al menos ahora era genin, que ya era algo. En teoría ahora iría ascendiendo poco a poco en arduas misiones, o al menos eso le hicieron entender. Por desgracia, quizás aún le faltaba experiencia, o simplemente no se fiaban de él. Tampoco era algo de extrañar, su mala fama era casi digna de elogiar. No cumplía sus 18 primaveras, y ya se había llevado por delante dos vidas. Tan solo esperaba que su futuro no tardase demasiado, pues aún le quedaban muchas vidas que salvar en su largo cometido. "¿Para qué diantres querrán un centro comercial en una aldea shinobi? ...Bueno, al menos es un agradable sitio para causar un gran golpe. Con una gran explosión podría sacar unas cuantas docenas de cadáveres de una sola tajada... eso es bueno." Absorto en sus pensamientos, el chico de cabellera blanca cual nieve se adentró en el recinto de ocio. Al entrar, observó como numerosas miradas se hincaban en él. Pero bueno, a eso ya estaba acostumbrado. Indiferente, caminó con parsimonia hacia uno de los banquillos que adornaban el pasillo central. Frente a una heladería, y con una tienda de snacks tras de él, el chico dejó caer su cuerpo. Evidentemente, los aldeanos del banquillo de al lado se alejaron casi sin disimular. Ante éste tipo de gestos, el genin tan solo sabía sonreír. Era divertido ver como algo tan absurdo como haber liberado a un par de personas podía causar tanto miedo. Ni que hubiese hecho algo malo... Ser un héroe en éstos días no es tan fácil. El chico dejó caer un suspiro, y con una leve sonrisa permaneció en el banquillo observando a su alrededor. Se dejó recostar bastante en el banquillo, e incluso acomodó sus brazos tras éste, en una posición cómoda y déspota. A él poco le importaba lo que el resto opinasen. Si alguien se encontraba incómodo con su presencia, que se lo dijese al idiota que le dio la placa metálica que adornaba su cinturón. RE: Dios los cría... - Sayaka - 18/08/2015 La pequeña daba buena cuenta de su helado cuando notó que la gente de su alrededor comenzaba a inquietarse y murmurar. Volvió su mirada hacia la cafetería y vió, en los rostros de los demás clientes, preocupación e incomoidad a partes iguales. "¿Qué les pasará?" devolvió su mirada al helado antes de volver a tomar otra cucharada con su peculiar método "Si yo todavía no he hecho nada..." giró la cabeza para el otro lado y pudo ver al que parecía la fuente de todo aquel alboroto. Era un chico blanco como la leche, a excepción de unos tatuajes en su brazo derecho. Era bastante mayor que Sayaka, pero ella le recordaba de haberlo visto alguna que otra vez por la Academia. No conocía su nombre pero si que había oído hablar de él, y nunca bien "Vaya, vaya..." clavó sus grandes e infantiles ojos en aquel muchacho "el bicho raro ha llegado..." la chica sonrió levemente mientras seguía degustando su helado "Así que es a él a quién tienen miedo..." suposición que quedó totalmente contrastada cuando el chico se sentó en uno de los bancos centrales y estos quedaron vacios casi al instante "Parece que no todo el mundo es tan aburrido" —¡Eh tú!— llamó la atención al chico que se acaba de sentar, clavando sus ojos en los de él —¡Blanquito!— terminó de degustar su helado, regodeándose ante los murmullos que se acrecentaban —¡Ven aquí!— ordenó la pequeñaja con un gesto de su mano indicándole que se acercase. Al oír aquello, el resto de comensales, se estremecieron. Todos debían de pensar que aquella criaja estaba loca, pero nada más lejos de la realidad. Sabía muy bien lo que hacía y lo que quería, y ahora mismo quería ver que le podía ofrecer aquel extraño juguete de ojos de colores dispares. RE: Dios los cría... - Blame - 18/08/2015 Siempre se dice que tras la calma siempre viene la tormenta, y así podía ser. La calma era demasiada por unos escasos y sabrosos segundos. El chico apenas se había acomodado cuando una cría llamó su atención desde la heladería. En un principio el albino hizo caso omiso a la pequeña, seguramente se había confundido, o simplemente llamaba a alguien tras de él. Trató de pasar de ella, pues era raro que alguien le llamase o quisiese hablar con él. Sin embargo, su mirada tuvo que buscar de nuevo a la rubia cuando ésta alcanzó a llamarle "Blanquito". Lejos de mosquearse, el chico sonrió ante ese prejuicioso apelativo. Para rematar, la chica no solo quería llamar su atención, si no que se dispuso a ordenarle que se acercase. No entendía por qué clase de perro o esclavo le había confundido la pequeña, pero sin duda había una cosa obvia, la confusión. No cabía en cabeza de nadie lo que la chica acababa de hacer. De hecho, las miradas de numerosas personas la rajaban y acribillaban, no literalmente. Sin demasiados ánimo, el Senju se levantó de su acomodado banco. Mantuvo un silencio sepulcral, y se acercó a la pequeña con parsimonia. Quizás debiere acordarse de ella, pero no, no puso atención en nada ni en nadie en el curso de genin. Ahora mismo tan solo le picaba la curiosidad. ¿Qué le hacía sentirse tan valiente ante un infame shinobi? —¿Y bien? ¿Qué mosca te ha picado, enana?— Inquirió con una persistente sonrisa aún entre dientes. Entre tanto, antepuso sus manos, apoyándolas sobre la mesa, y dejando caer levemente su cuerpo sobre éstas. Relativamente cerca de la pequeña, y con sus orbes clavados en ésta. Casi se podía considerar una amenaza, puesta la proximidad y la parsimonia de sus palabras. Mientras ésto sucedía, el peliblanco pudo darse cuenta de la presencia de una muñeca en aquella mesa, sentada al igual que la pequeña. Aunque algo mas tétrica, tenía una curiosa similitud a la rubia, aunque en ésta la cabellera era azabache. Por la mente del chico tan solo pudo pasar una leve idea. "Habré interrumpido su juego?" RE: Dios los cría... - Sayaka - 18/08/2015 La chica podía notar como la atmósfera se espesaba, el resto de clientes se sentían bastante incómodos ante la presencia y posibilidad de que aquel criajo se les acercase en exceso por cualpa de ella. Y aquello, no hizo más que divertirla aún más. El chico se levantó de su asiento, por la cara que traía no con muchas ganas, pero parecía haber aceptado la oferta o más bien la orden de Sayaka y ahroa se acercaba a paso lento hasta ella. "Vaya pinta tiene... me gustaría tener una marioneta tan divertida como él" pensó marionetista ante tan estridente aspecto El alvino se detuvo frente a ella y no parecía contento, nada contento al parecer. Cosa que confirmó con la manera de dirigirse a la pelirrubia que no prestó la más mínima atención a sus modos. Ni siquier a sus palabras y haciendo gala de esto le indicó que se sentase —Sientate, estarás más cómodo y yo podré seguir comiendo mi helado— le ordenó señalando la silla donde yacía la muñeca —Kaori, no seas maleducada y dejale tu silla a Blanquito— la muñeca se levantó como si de un humano se tratase, retiró la silla cuidadosamente y se apartó a un lado, haciendo una pequeña reverencia mientras le indicaba que podía tomar asiento —No seas maleducado, Kaori te esta cediendo su sitio— "Desde cerca parece un enclenque... pero tiene que haber una razón por la cual molesta tanto su presencia" trataba de dilucidar la joven mientras le escrutaba con su azul mirada "No sé que le ven, pero tan sólo me parece un rarito más..." El café, poco a poco, se había ido despoblando. Nadie parecía querer estar cerca de aquella escuálida figura... todos excepto Sayaka RE: Dios los cría... - Blame - 18/08/2015 El albino quedó mirando a la chica directamente a los ojos, sin perder la vista de sus orbes tan siquiera un segundo. Había lanzado su pregunta, y esperaba una respuesta a tal. Sin embargo, la pequeñaja parecía en otro mundo. Lejos de responderle, le dijo que se sentase. Así mismo, comentó a su muñeca que era una desvergonzada, que debía ceder el sitio a "Blanquito". Blame no pudo evitar reír. "¿De qué manicomio se habrá escapado esta chica? Jajajaja" Para sorpresa, la muñeca pareció escuchar lo que la chica le había dicho. Ésta se levantó, y cedió el sitio al Senju, incluso le acomodó la silla para que éste se sentase. Evidentemente, no pudo evitar mirar el espectáculo de la muñeca, había sido algo sin duda fuera de lo normal. El chico dejó caer un suspiro, y obvió el comentario de la chica. Haría lo que a él le viniese en gana, fuese o no cortés. Sin mas, se dejó caer sobre la silla, y se dejó deslizar sobre ésta hasta tomar una posición bastante cómoda. Tras ello, volvió a dirigir su mirada hacia la rubia, aquella singular renacuaja que parecía no tenerle miedo. Era algo de lo mas inusual, no el que no le tuviese miedo, si no el que quisiera verse relacionado con él. Aún no le cabía en la cabeza que hubiese gente a la que le importase un pimiento los comentarios del resto. —¿Se puede saber por qué no te molesta que esté aquí? ¿Acaso no te incomodo?— Sin duda, jactarse de su mala fama no era algo a lo que acostumbrase, pero le extrañaba el comportamiento de la rubia. Lejos de ser un curioso, sí, le picaba la curiosidad. Por mas que la miraba, tan solo veía a una pequeñaja rubia que sabía hacer trucos en el juego de "la fiesta del té". ¿Quizás era demasiado pequeña para saber sobre él? Diantres, ¿sus padres habían hecho mal su trabajo o que? Su deber como padres es de informar sobre gente como el Senju... —¿Acaso tus padres no te han dicho que te alejes de mí?— Volvió a inquerir rápidamente. ¿Cual sería el motivo que hacía que ésta pequeña no le tuviese algo de fobia? Tan solo esperaba que al menos en ésta ocasión contestase, pues su actitud déspota y mandona era muy mainstream. RE: Dios los cría... - Sayaka - 18/08/2015 A Blanquito parecío hacerle gracia la invitación, por su cara parece que no esperaba que la muñéca fuese a moverse por sí sola, sin embargo Sayaka guardaba más de un as bajo la manga y no hacía nada a la ligera. Sabía perfectamente como hacer que aquel chico tan despreocupado, centrase la atención en alguien tan insignificante en apariencia como ella. El albino se dejó caer sobre la silla, como si tratase de dejar claro que lo hacía por que quería, no por qué la enana le hubiese dado una orden aunque a más de uno de los presentes así le pareció. Los pocos que se habían quedado en el café, asistían anonadados ante aquella falta de sentido común por parte de una pobre chiquilla Ambos quedaron frente a frente, sus miradas se cruzaron un isntante antes de que Sayaka volviese a llevar aquella cuchara voladora hasta su boca para seguir degustando su helado. "Es bastante curioso, como trata de hacer ver que no esta recibiendo órdenes... es muy divertido, parece que he encontrado ha alguien que puede entretenerme" se regocijaba la pequeña, que estaba harta de pasarse el día aburrida El chico por su parte, lanzó sus preguntas sin preámbulos. No parecía del tipo que se andaba con rodeos o al menos así lo estaba demostrando con su actitud. La pequeña sonrío ante aquellas dos simples cuestiones, pero no pensaba responder, no al menos por ahora. —¿Quieres helado?— le preguntó la pequeña con tranquilidad —A mí me encanta el de fresa, si te apetece Kaori puede traerte uno— ofreció la chica despreocupadamente —Ella no puede comer helado, esta a dieta— informó la pequeña con su infantil voz "Veamos si puedo desquiciarle un poco jijijij" RE: Dios los cría... - Blame - 18/08/2015 Atento a la respuesta que ésta pudiese darle, el chico no pudo mas que reír ante la respuesta. La pequeña no le daba respuesta a sus preguntas, si no que hasta le había confundido con uno de sus juguetes de la hora del té. Le preguntó si quería helado, y le dijo que si le apetecía, Kaori se lo podría traer. Además, hizo un hincapié curioso, su muñeca estaba a dieta. Era curioso, tan joven y ya estaba pensando que su muñeca debía tener una silueta mas esculpida y bulímica... El chico, lejos de perder los nervios, se tomó el juego como lo que era, un juego. Al menos ésta chica parecía no temerle, eso era algo de agradecer en kusagakure. Se dejó resbalar un poco mas, y se giró sobre sí mismo, dejando las piernas hacia su izquierda. Cruzó las piernas entre sí, dejando el tobillo derecho sobre la rodilla izquierda, y terminó reposando el codo derecho sobre la mesa. Éste fue el apoyo perfecto para su mejilla en su terminación, la mano. Una posición cómoda y nada estirada. Todo lo contrario a lo que la chica mostraba. Pasando por alto el detalle de que la chica sabía manipular objetos inanimados, el resto parecía ir bien. —Si.— Contestó abrupto el chico, dejando entre medio un ligero silencio. —La verdad es que está gorda... tú deberías imitarla. El helado de fresa no te va a hacer ningún bien.— Si había algo a lo que era bueno jugando, era a ser molesto. Aunque la chica no era mala para nada, quizás si el chico no fuese paciente como un manatí, ella tendría alguna opción. De momento, un absurdo juego parecía comenzar. Lamentablemente para ambos, no llegarían a ningún lugar... "Quizás debería haberle dicho simplemente que sí quería un helado... al menos así habría salido ganando un helado..." —Y ahora volviendo a lo que íbamos... ¿Por qué?— Terminó preguntando nuevamente, refiriéndose evidentemente a porqué no le tenía miedo. RE: Dios los cría... - Sayaka - 18/08/2015 —Yo tan sólo soy una niña y estoy en edad de crecimiento— contestó la pequeña con tranquilidad ante el comentario del albino que se había acomodado tomando una posición nada eduacada en la mesa, si le viese su abuelo seguramente le partiría las dos piernas como castigo pero a ella no le importaba para nada que el chico no tuviese modales. Quería verle de cerca, ver como actuaba y comprender así por qué debería de tenerle respeto. "Parece que es bastante directo, interesante" pensó la chica cuando su interlocutor volvía a la carga, parecía querer justificar el haberse acercado hasta aquella mesa —La pregunta más correcta sería por qué debería de tener miedo de tí, Blanquito— devolvío la cuestión con tranquilidad mientras seguía dando buena cuenta de su copa de helado —Y la verdad, espero que tengas una historia increíble... no te lo tomes a mal, pero la primera impresión que das no es de miedo precisamente— apuntó la pequeñaja sin cortarse un pelo —Así que cuentame por qué te temen— La chica clavó sus azules ojos en los de él, no le tenía miedo y nada de lo que dijese le haría cambiar de opinión. Sayaka no conocía el miedo, no conocía la piedad o el amor. Sayaka divide todo en divertido o aburrido, aprovechable o inútil, y en aquel preciso instante estaba deciendo en que lugar de su balanza colocar a aquel chico. A simple vista parecía un unicornio de colores, según su repuesta, quizás el unicornio tan sólo fuese un caballo disfrazado o verdaderamente algo digno a tener en cuenta. RE: Dios los cría... - Blame - 19/08/2015 La chica contestó casi sin indignarse, al parecer también disponía de unos bueno nervios de acero. Su actitud no cambiaba en lo mas mínimo, pese a que el albino también podía llegar a desquiciar a un manatí. Simplemente afirmó que ella era una niña, y estaba en proceso de crecimiento, ese mismo hecho confirmaba para ella que podía comer lo que se le antojase, curioso... "Estas en etapa de crecimiento vertical, no horizontal... pero bueno." Cuando el Seju volvió a insistir en la pregunta, ésta vez obtuvo respuesta, o algo mas parecido a una respuesta que en los anteriores casos. La pequeña preguntó el porqué debería tenerle miedo, pues no parecía físicamente una persona muy peligrosa. Ésta pregunta le daba al peliblanco un dato crucial, la pequeña no parecía tener ni idea de quien era el que se sentaba frente a ella. Algo que casi le indignaba, pues se había labrado una fama, aunque fuese mala. —Ahora lo entiendo todo...— Comentó mientras su sonrisa se hacía levemente mas grande. —¿Ves a toda ésta gente? Todos parecen temer el momento en que sean salvados... curioso pero cierto. A ninguno parece hacerle feliz morir, y eso que viviendo sufren mil veces mas...— continuó hablando mientras su mirada se perdía entre los pocos comensales de la heladería y los aún menos que paseaban por alrededor. —Tengo sobre mis hombros dos muertes, y al parecer está mal visto. ¿Tus padres no te han dicho que te alejes de un chico de piel y pelo blanco? Porque a la mayoría si que se lo dicen sus padres...— Dicho lo dicho, esperaba que la pequeña comprendiese que frente a ella se sentaba una persona de la que debía alejarse, a la que mas que respeto debía tenerle odio u otro sentimiento. Aunque visto lo visto, la pequeña no parecía fácil de asustar, solo quedaba ver el resultado de lo dicho por el Senju en su piel. Entre tanto, su vista se clavó de nuevo en sus orbes. RE: Dios los cría... - Sayaka - 20/08/2015 El chico parecía tener ganas de fardar, le soltó algo sobre que muerto se sufría menos y que los demás se negaban a ser "salvados". Sin lugar a dudas estaba un pelín tocado el pobre, pero a Sayaka no le importaba lo más mínimo, si encontraba la motivación por la que se movía podría usarlo como usaba a Kaori. Así que siguió escuchando mientras saboreaba su helado. No tardó mucho tiempo más en descubrir por qué debía de tenerle miedo y la verdad, es que la razón fue decepcionante. "Dos muertes... si el abuelo contase las suyas..." pensó la pequeña mientras el chico seguía con sus palabras —Ajá— contestó la pequeña con indiferencia dando otra cucharada a su helado —ahora entiendo por qué esta panda de débiles te teme— señaló la pequeña que devolvía la mirada a su interlocutor sin pestañear —Aunque no te quito mérito, dos muertes están muy bien para tener ¿cuánto? ¿16? ¿17 años?— comenzó la chica con tranquilidad —Me gusta la gente como tú, lamentablemente hay muy poca en este aldea... demasiada paz dice mi abuelo— La pequeña fue a dar de nuevo una cucharada pero su helado se había volatilizado, frunció el ceño y giró la cabeza en dirección a su muñeca que permanecía de pie —Muy mal Kaori, te has comido todo mi helado— regañó la pequeña —pero no importa, te perdono por esta vez sí me traes otro para mí y otro para Blanquito— la muñeca asintió y se fue en dirección a la barra. Sayaka ya había estado allí antes y el camarero sabía perfectamente lo que debía de hacer, y era: seguirle el juego —Bueno, hay algo que me gustaría preguntarte— la chica devolvió la mirada a la pescadilla de ojos bipolares —Hablabas de salvar a la gente, ¿a qué te referías exactamente?— le lanzó la pregunta, tratando de ahondar más en la psicología de aquel extraño y divertido muchacho RE: Dios los cría... - Blame - 20/08/2015 Para sorpresa del albino, la pequeña apenas pareció inmutarse del problema. Para ella pareció lo mas normal del mundo el haber eliminado a un par de personas, de hecho, ni pestañeó afirmando que estaba bien para la edad del chico el haber liberado ya a un par. El detalle era impactante, puesto que no sabía si su actitud era buena o mala. Debía tenerle algo de temor, cualquier niña habría salido corriendo... ¿Por qué ella no? No aparentaba mas de 10 años... ¿Por qué se hacía ver tan valiente? Eso no la iba a llevar por buen camino, no señor. Lo peor de todo llegó cuando comentó que le gustaba la gente como él, aunque lamentablemente en esa aldea pocos habían. Al parecer su abuelo odiaba la paz y la armonía, y habría sin duda pasado esa opinión a su pequeña nieta. Fuera así o no, tan solo llegaba a una conclusión. Podía caerle bien, pero ella a él no le gustaba nada, al igual que ninguna persona. —Entiendo...— Se limitó a decir de manera fría y alejada. Cuando fue a dar una nueva cucharada, su helado pareció llegar al final. Lejos de dejar la cuchara y continuar con otra cosa, la chica culpó a su muñeca de haberse terminado el helado, así como le ordenó ir a por una nueva copa, y que de paso le trajese una copa de helado también al albino. Con desdén, el chico observó como esa muñeca se movía hacia la barra, buscando ser atendida como si de una persona se tratase. Sin esperar demasiado, la rubia saltó con una pregunta quizás demasiado atrevida. Evidentemente, el chico había aprendido a base de castigos que no estaba bien exteriorizar sus ideas del todo, así pues, era remota la posibilidad de que dijese todo lo que sentía. Menos aún a una pequeña de 10 años... ¿qué iba a saber ella? El chico devolvió su mirada a la pequeña, y volvió a embestir con su sonrisa. —Cuando mueres, vas al cielo. Allí estás a salvo, ¿no?— Sus palabras fueron concisas y mas que medidas, tampoco quería que la chica indagase demasiado. Si había hablado de sus actos, era para que supiese quien era y porqué no debía juntarse con él... no para ser un mono de circo. RE: Dios los cría... - Sayaka - 31/08/2015 Aquel muchacho parecía poco o nada interesado en la conversación, o al menos eso era lo que parecía pues a pesar de todo seguía allí sentado. Por su parte, la pequeña Sayaka, hacía a su muñeca regresar de la barra portando dos copas de helado de fresa con nata que despositó con extremo cuidado frente a ambos comensales —Gracias, Kaori— dijo la pequeña mientras se frotaba las manos al ver su copa de helado —Estás perdonada... por el momento— el día estaba transcurriendo mejor de los esperado, a parte de ponerse morada a helado tenía una conversación interesante con un sujeto de los más estrámbotico. Todo era genial, hasta que el susodicho decidió cargarse aquella alegre conversación con una estúpida respuesta. El rostro de la pequeña paso de la sonrisa tierna, a una mirada fría como un helado de fresa "¿Me toma el pelo?" fue lo primero que se paso por la mente de la pequeña, aquella respusta tan infantil la había dejado descolocada "No puedo creer que alguien así pueda tener un concepción tan poco divertida" —¿Al cielo para estar a salvo?— musito la pequeña "¿De verdad puede creer en algo así? Cualquiera con dos dedos de frente sabe que tras la muerte no hay nada... aunque quizás tan sólo sea una manera de decirlo suavemente..." escudriño el rostro de su interlocutor "Debe de ser un buen mentiroso pues no puedo estar segura de si me esta mintiendo.... Le seguiré la corriente" —Oh vaya— la sonrisa y el tono jovial volvía tras aquel breve impás —¿Así que eres una especie de mesías?— RE: Dios los cría... - Blame - 31/08/2015 La pequeña muñeca trajo con sumo cuidado las copas de helado, y las puso con extremada meticulosidad sobre la mesa, procurando no tirar su contenido. La rubia le agradeció su labor, y comentó que la perdonaba, al menos por el momento. A saber cuantas veces la odiaba y castigaba a lo largo del día... —Gracias...— Sus palabras quizás estaban siendo cortas, pero tampoco le terminaba de agradar el pasar la tarde junto a una cría. Blame no trabajaba de niñera, para eso ya habían gente en ese oficio. Que lastre de tarde... aunque al menos había sacado algo, un helado. Por otro lado, la pequeña pareció darle vueltas al asunto de la respuesta del albino. Quizás le pareció curiosa, aunque mas curiosa era aún su reflexión. Le había tomado por una especie de rata bíblica o algo por el estilo, alguna especie de orador desbocado o algo similar. Ésto no pudo mas que sacarle una risa. —Bueno, podría decirse que sí. Aunque no ofrezco falsas esperanzas, tras la muerte no se va al cielo, si no lejos de éste mundo.— Respondió con la sonrisa aún persistente. Con las mismas, tomó la cucharilla que tenía hincada una de sus bolas de helado, y asestó el primer golpe al delicioso fruto de los dioses. La verdad, el helado sabía a gloria. —Mmmm... la verdad es que éste helado está genial.— Corroboró rápidamente. Tras la primera cucharada, le siguió una segunda. Aunque ésta vez la disfrutó mas, ya que sabía lo que le había gustado. Degustó la tajada de halado entre sus labios mientras aún conservaba la cuchara en la boca, tras unos escasos segundos, la sacó y la apartó de la misma. Con el metal en la diestra, terminó señalando a la chica. —¿Y quién es tu abuelo, pequeña? Te tiene bien adiestrada.— |