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De camino al matadero - Tantei - 26/08/2015 Toda gran aventura, o pequeña, comienza con un error. Y esto es así porque yo, el narrador, he decidido que así sea. El error de Tantei fue confiar en que su hermano, Reisei, tenía pleno conocimiento de las regulaciones por las que se rigen las aldeas. Puede parecer curioso, pero resulta que la denominación "Aldea Oculta" tiene una gran razón de ser, y es que las aldeas de shinobis están ocultas para todo aquel que no pertenezca a ellas. Los acuerdos de paz y los buenos tratos no eximen a estas aldeas ocultas de su condición de ocultas, y por lo tanto, tampoco afectan la seguridad y la cautela con la que cada aldea oculta se mantiene oculta ante extranjeros. ¿Estoy repitiendo mucho la palabra "oculta? Tranquilos, todavía falta más. Como consecuencia de todo lo estipulado, entrar en una aldea oculta no es tan sencillo como dar un paseo por el parque. No cualquiera entra a una aldea oculta, pero sobre todo, quién lo hace, no lo hace simplemente cruzando la puerta. Reisei, quién por sus aptitudes había ascendido a ritmo precoz hasta el rango de Jounnin, ignoraba una parte importante de las condiciones que hacen que una aldea oculta sea una "Aldea Oculta", y no simplemente, una aldea oculta. Y por esa misma razón era que su hermano menor, nuestro querido Tantei, lo acompañaba en esos momentos en su emocionante y sobre todo largo viaje hacia Amegakure, donde debía entregar un mensaje por parte de la Uzukage. -¿Esos son los héroes que acabaron con los bijuus no?- una de las grandes razones por las que Tantei había insistido en acompañar a su hermano era para conocer aquel valle. Y Amegakure, claro. Y, en realidad, cualquier cosa nueva que pudiera conocer. -Exactamente Tan-chan. El de allá era de los nuestros- dijo mientras señalaba a Uzumaki Shiomaru -Misma melena, mismo clan, mismo aldea. -Un auténtico ganador eh. Los hermanos soltaron una exagerada carcajada al unísono que resonó en todo el valle. RE: De camino al matadero - Ichiro - 27/08/2015 Otro día más corría por el país de la tormenta. Ichiro que hace ya algún tiempo estaba intentando perfeccionar una nueva técnica se dirigía, como todos los fines de semana hacia el valle del fin. Pero ¿porque un shinobi se dirigiría a un lugar tan distante a entrenar?, en realidad esa zona era muy especial, el clima era extremadamente agradable, por su localización entre los tres país, la falta de lluvia endurecía al joven que había estado toda su vida en Ame, a la par que la cascada y el lago le proporcionaban agua para sus técnicas. Sin lugar a dudas, era un buen sitio para desenvolverse. Ichiro también creía que la imagen de los salvadores lo ayudaban a canalizar su energía, ya que su “presencia” le generaba un buen augurio, y sin descartar la inspiración que le emanaban estas estatuas. Esa misma mañana, muy temprano, casi sin dejar que el sol asomara emprendió su camino, como todos los días llevaba las pocas cosas que tenía y algunos víveres para almorzar. Caminaba a paso lento, mientras disfrutaba los alrededores del sendero, los truenos y la lluvia eran casi insonoros para él, a causa de la costumbre de vivir años bajo nubes de tormenta. Aunque esta hiciera el mayor esfuerzo para que sus gotas repercutieran el suelo como un tambor Ichiro no les prestaría mucha atención, prácticamente toda su vida había escuchado ese traqueteo. Los pájaros daban sus conciertos y las ranas se trasladaban de un lado a otro, saltando cada vez que veían la presencia del joven acercarse. La calle era totalmente de piedra adornada por musgo entre adoquines, no era nada especial, la mayoría de las calles de Amegakure eran así. El muchacho seguía contemplando los paisajes que le rodeaban, la lluvia que lo venía acompañando hace un par de horas caía con más debilidad o nula, los truenos y rayos ya se habían rendido hace mucho, casi sin darse cuenta estaba llegando a su destino, el chico ya se había transitado el camino muchas veces, así que le resultaba mucho mas "corto" de lo que en realidad era. La temperatura más templada, la flora muy diferente a la de un principio y la serenata de la catarata cayendo sobre el rio eran su cinta de meta. Rumbeando hacia las cabezas que eran lo primero que asomaba en el camino desde lejos, Ichiro se detuvo al ver que había dos personas frente a las estatuas, aunque su presencia era totalmente pusilánime para él, los observaba mientras se acercaba al lugar, hasta que pudo divisar que traían bandas de Uzu. ¿Pero que hacían ninjas del país de la espiral allí? Aunque descarto la posibilidad de ser espías, ya que iban transitando los caminos más concurridos de la región por los mercaderes. El joven llevaba su bandana escondida bajo su bufanda, asumió que no tendría ningún tipo de problemas, ya que ellos eran dos y él era solo uno. Desconfiado camino hasta un descampado que estaba situado al costado del rio donde desembocaba la catarata. Mientras dejaba su mochila en el suelo, echaba unos vistazos a la posición de aquellas personas esperando que se alejaran del lugar ya que su presencia extraña lo incomodaba. RE: De camino al matadero - Tantei - 27/08/2015 -Acabo de tener una gran idea- dijo Tantei, y así como lo dijo salió disparado hacia la cabeza de Shiomaru. Estaba pesado. Lloviznaba un poco, y aunque unas esponjosas nubes blancas tapaban al astro rey, la temperatura era bastante alta y estaba muy húmedo. Era el clima perfecto para un poco de acción acuática. -¡Vamos Rei, hay que saltar!- gritó desde la cabeza de la monumental figura de piedra. -¡No Tan-chan, tenemos que seguir! ¡Debemos llegar cuanto antes!- y de verdad debían hacerlo. Al menos él. Tenía que entregar ese mensaje a la Arashikage, no era un chiste, y empezaba a temer que llevar a Tantei hubiera sido un error. Se había confiado un poco, era una misión sencilla, pensó que podría aprovechar la oportunidad para compartir algo de tiempo con él. Hacía ya bastante que entre los tres hermanos no se veían tanto, Akamazu tenía muchas responsabilidades y Tantei había estado internado en la academia hasta hacía algunas semanas. El más joven de los Uzumaki no contestó. En su rostro se dibujó una sonrisa. Reisei no necesitó más para saber lo que sucedería a continuación. En cuestión de segundos Tantei estaba en ropa interior. Miró de nuevo hacia abajo. Está bien, no saltaría desde la cabeza, eso era una locura, terminaría muerto. Bajó hasta aproximadamente la mitad de la estatua y se posicionó a un lado, para no saltar justo sobre la cascada. Punto perfecto. -Niñato desobediente- se dijo a regañadientes Reisei. No podría evitarlo, el enano se tiraría con su consentimiento o sin él. Subió hasta la cabeza de Shiomaru justo a tiempo para verlo en caída libre. -¡YAHOOOOOOOOOOO!- gritó, hecho una bola. Al aterrizar destruyó despiadadamente la armonía que reinaba en el valle. Salpicó para todos lados, produjo olas y ahuyentó a varios animalitos que andaban por los alrededores. Una vez que hubo armado suficiente jaleo, se quedó tranquilo nadando. -¡No tardes idiota!- le gritó Reisei desde arriba, que ya se había sentado y empezaba a disfrutar de la idea de tomarse un respiro. RE: De camino al matadero - Ichiro - 28/08/2015 «¿Que hace este loco?» pensó el muchacho en sus adentros mientras lo veía escalar los diferentes monumentos, las personas extrañas se vieron en una madeja de gritos. Ichiro no podía escucharlos, el ruido de la cascada se mezclaba con el dialogo de las personas y al no estar acostumbrado a su forma de hablar, le costaba entender. Dejo de prestarles atención, se sentó en el suelo para meditar, puso sus manos en modo zen y procedió a cerrar los ojos para concentrase en sí mismo. Aflojo su cuerpo, mientras comenzó a embeberse en el ruido de su respiración, también intentaba escuchar su corazón, ese era el objetivo del entrenamiento a indiferencia de los pastos, que a pesar de que Ichiro llevaba unos pantalones, podía sentir pequeños pinchazos de los pastos más duros en sus piernas apoyadas en la tierra. Por un momento se había olvidado de los invasores y empezaba a disfrutar el cantico de las aves y la melodía de la catarata. Pero solo pudo deleitarse unos minutos así, ya que un grito y un chapuzón de lo más inoportuno había acabado con el aura que se había allí formado y con el humor del Hozuki. Abrió los ojos y observo al de Uzushio nadando en el agua. Frunció el ceño, su cólera había aumentado, estaba molesto, su sangre hervía tanto que solo le faltaba resoplar el humo por sus orejas para asemejarse a una tetera. Su entrenamiento había sido interrumpido, por dos ninjas que vil mente se introdujeron en su zona de entrenamiento. Se levantó y sin despegar los ojos de Tantei se acercó a la orilla del rio. – ¡Hey tú!.- exclamo con una voz lejana a la que usaba habitualmente, esta estaba cargada con ira. – Esto no es una estancia vacacional, ¡es un santuario!.- le recrimino molesto y por ultimo finalizo.- ¡Tienes que respetar a los salvadores de estas tierras! ¡Forastero!.- Al finalizar, traslado su mirada al acompañante del nadador. Ichiro era muy respetuoso sobre las creencias religiosas, sin embargo no las practicaba, no sentía que el muchacho le hubiera faltado el respeto ni mucho menos, él también se había bañado en esas aguas hace algún tiempo atrás, simplemente estaba molesto por la interrupción que había vivido y utilizo eso para justificar su enojo. Volvió los ojos al muchacho, esperando alguna contestación. RE: De camino al matadero - Tantei - 29/08/2015 El agua estaba a temperatura perfecta y el cielo se había despejado completamente. Por un momento se olvidó de todos sus problemas, empezaba a disfrutar del cántico de las aves y de la melodía de la catarata. Pero solo pudo deleitarse por unos minutos, ya que un grito y una reprimenda de lo más inoportuna acabaron con el aura que se había formado y con el humor del joven Uzumaki. Entrecerró los ojos y enfocó a la figura que le gritaba desde la orilla. Frunció el ceño, encolerizado. ¿Quién mierda se creía aquel niñato para decirle que podía hacer o no hacer? Concentró chakra en manos y pies, apoyó las palmas sobre el agua como si esta fuese completamente sólida, emergió del lago y se puso de pie utilizándolo como superficie. Desde allí, en ropa interior, contempló iracundo a aquel desconocido mientras este terminaba de desafiarlo. No le respondió. En cambio lo imitó cuando trasladó su mirada hacia la cabeza de Shiomaru. Reisei se había quedado dormido. Perfecto, no se metería. Caminó entonces con paso firme, aún en rompa interior, empapado. Salió del lago y avanzó hasta quedar frente a aquel atrevido. En la medida en que se fue acercando pudo apreciar cada vez más detalles. Pelo blanco, ojos negros, tez oscura y un poco más bajito que él. También era un shinobi, pero de Amegakure, justamente el lugar al que se dirigían. Una auténtica pena. Si no hubieran empezado con el pie izquierdo tal vez incluso podrían haberle pedido algún consejo para acortar camino. Siguió acercándose hasta quedar casi pegado, frente a frente. separados por apenas unos pocos centímetros. -¿Qué dijiste?- le soltó. Serio, tosco y todo machote, intentando parecer intimidante. RE: De camino al matadero - Ichiro - 1/09/2015 Observo toda la mímica de aquella persona de cabellos rojos acercándose a él, sus pisadas chapoteaban en el agua hasta encontrarse justo en frente, sus gestos expresaban ira y desprecio al muchacho soltándole un comentario prepotente, pero al parecer esto no altero mucho a Ichiro, quizá por el sonido relajante de la catarata o el hecho de que ya las diversas aves habían vuelto a cantar, inclino su cara un poco hacia arriba, el otro muchacho era un poco más alto que él, estaban tan cerca que el aroma a humedad y cabellos mojados llenaba las fosas nasales del gennin. No aparto la mirada de sus ojos, ¿En serio alguien extranjero le estaba buscando problemas en su propio país? Su cara se desdibujo, sus ojos cayeron un poco hacia abajo mientras soltaba un suspiro, volvió a subir su cabeza lentamente como una armonía de violines, pero en segundos abrió su boca de par en par para que sus palabras salieran con el volumen lo mas alto posible – QUE HAGAS SILENCIOO!!!- grito justo en la cara del muchacho mientras se ponía en punta de pie para estar a su altura. Ichiro se había enojado para la reacción de aquella persona, y estaba expresando su furia en un grito. ¿Cómo no podía enojarse? Si aquellas shinobis habían invadido su espacio de entrenamiento, o ¿sería la mañana que lo traía de mal humor? Pese a todo, estaba muy frustrado que no podía entrenar. Tras finalizar el grito, tomo una bocanada de aire gigante que soltó con fuerza por la nariz, y se anclo su mirada en los ojos del chico – ¡No ves que hay más personas presentes intentando entrenar! ¡Zopenco!.- dijo esta vez en un tono más calmado pero con la misma mirada de odio, todavía el cuerpo le temblaba tras el grito que había dejado salir, casi desde lo mas profundo de su interior. Ichiro no era para nada una persona violenta, por lo general intentaba esquivar los problemas, pero detestaba los abusivos y solía tomar diferentes medidas para enfrentarlos, luego se giró totalmente, dándole la espalda a la persona de cabellos rojo y dio unos pasos encaminándose al lugar donde estaba en un principio, esperaba que eso hubiera sido suficiente para callar al shinobi. RE: De camino al matadero - Tantei - 7/09/2015 Siguió con atención la reacción de aquel enano pendenciero pseudo amante de la naturaleza, esperando cualquier contestación menos la que recibió. Cuando Ichiro soltó aquel injustificado bramido bestial, Tantei entre cerró los ojos, levantó las cejas y echó la cabeza un poco hacia atrás. "Interesante, parece que el capitán paz y tranquilidad tiene su lado colérico". Nada que le gustara más. Esperó tranquilo y recibió el segundo descargo sin responder. Cuando el peliblanco se volteó se quedó en el lugar pensando, meditabundo, asintiendo con la cabeza y rascándose la barbilla. ¿Como si hubiera encontrado una solución a todo aquel embrollo? No, no era eso. ¿Como si acabara de aceptar un error? No, tampoco. Entonces tal vez, y solo tal vez, ¿como si intentara convencerse de que lo que haría a continuación era adecuado a pesar de que muy adentro suyo sabía que esa era, de hecho, la única decisión no acertada? Sí, eso era. Antes de que el desconocido terminara su recorrido, y mientras aún le daba la espalda, Tantei se agachó y tomó una pequeña piedrita. La miró un poco, asintió para sí mismo, seguro de que era la adecuada, y se la lanzó con sutil picardía al otro muchacho. La piedra surcó los cielos describiendo una parábola y fue a terminar justo en su cabeza. —Ups... se me cayó. RE: De camino al matadero - Ichiro - 23/09/2015 Aquella piedra había hecho un trayecto perfecto eh impactado en la cabeza de Ichiro, está, por más pequeña que fuera realizo un golpe seco en la cabeza del Hozuki mientras emitía un sonido a hueco, el impacto no fue muy grande, ni provoco graves heridas, pero lo hizo parar en seco, un hormigueo corría por la zona donde su cabeza había detenido la piedra, mientras que unas ganas de asesinar a su contrario corría por su cuerpo, las manos le temblaban, mientras ya no sabía qué hacer para entrenar en paz. «Hijo de puta» Menciono en su cabeza coléricamente, volvía a sentir como el enfado levantaba las temperaturas de su cuerpo, lo sentía en los huesos como algunas personas sienten el frió o la humedad. Trato de calmarse soltando una bocanada enorme de aire desde lo más profundo de sus pulmones, mientras se cuestionaba a si mismo si valía la pena combatir o siquiera volver a dirigirla la palabra a estos inmigrantes para que lo pudieran comprender de una santa vez. Levanto las manos mientras miraba las palmas de las mismas, cerró los puños y los apretó con fuerza, mientras giraba la cabeza, dejándolo así en una posición perfecta para visualizar por encima de su hombro. Volvió a analizar el chico, Ichiro era bastante débil, aunque el muchacho, más allá de parecer un bromista presumido, no demostraba grandes habilidades. - Así son todos los de Uzushio Refunfuño, esta vez un poco en voz baja, mientras volvía apretar los dientes. Levanto la mano abierta, como si estuviera saludando y siguió caminando en el mismo sentido que venía, al parecer había decidido que no valía la pena enfrentarse ese día con nadie, lo único que perdería eran sus preciadas horas de entrenamiento, buscaría un lugar mejor, más tranquilo y sin forasteros. Cuando llego a la zona donde había dejado sus cosas, simplemente las tomo, y sin volverse a donde estaban los muchachos, emprendió su caminata de nuevo a su casa. Cualquier lugar era mucho mejor, que estar parado ahí, haciendo nada. |