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Un nuevo mundo - Uchiha Zaide - 26/04/2023 Terminó de levantar el ancla y le dio las gracias al dueño del barco desde la popa. Era lo menos que podía hacer después de robárselo. El barco, y las dos toneladas de especias y alimentos que pretendían vender en el País del Viento. Ya nunca lo harían. —¡Pedazo desgraciado! —gritó el dueño, acompañado de otros cuantos insultos mucho más inspirados por parte de sus marineros. Menos de los que se merecía—. ¡Al menos dime qué cojones piensas hacer con mi barco! ¡¿Dónde me lo llevas?! Zaide sonrió, apoyando las manos en las bases de las espadas gemelas mientras miraba al cielo. —A puertos desconocidos. A tierras inexploradas. ¡A un nuevo mundo! Rio, y los marineros se miraron dando vueltas al dedo apuntando a la sien: lo señalaban como un loco. Lo era. —¿Estás chalado? —¡Oh, vamos! ¿Nunca os pareció extraño? ¡Mirad el sol! ¡Mirad la luna! Kilómetros y kilómetros de extensión. ¡Se supone que la luna gira a nuestro alrededor, que es más pequeña que este planeta, ¿y todo lo que tenemos nosotros es Ōnindo?! ¿Un continente que se puede recorrer en días a tren? ¿Y soy yo el chalado? Los marineros se miraron, ceñudos. Alguno hasta se lo estaba planteando. Zaide provocaba ese efecto en las personas. Cuestionarían hasta la honorabilidad de su santa madre si se lo propusiese. —No, aquí hay gato encerrado. Tiene que haber más civilizaciones ahí afuera. Escondidas en un Genjutsu, tras el velo de una ilusión, demasiado temerosas de oler siquiera la fragancia de guerra y muerte que arrastramos con nosotros. Mi vida en Ōnindo ya no tiene sentido. Encontraré un nuevo mundo en el que vivir… o moriré buscándolo. Pero los pies de Uchiha Zaide no volverán a pisar la tierra de Ōnindo. Les dio la espalda, con las espadas legendarias sobre ella como único recuerdo de aquellas tierras que se lo habían dado y quitado todo. Sin saber si el Bosque de Azur había terminado por volverle loco o aquella era la mejor idea que había tenido hasta entonces, desplegó las velas. Cuando las tierras de Ōnindo se convirtieron en apenas una línea en el horizonte, sintió que un peso caía de sus hombros. —Menudo viaje ha sido, ¿huh? |