8/06/2015, 11:32
Capítulo 1: Es parte de la vida...
Un otoño del año 186 Shimah Aburame dio a luz a su primogénito y único hijo, Kyou. Tanto ella como el padre, Satoshi, lo recibieron con cariño y orgullo, pero mucho más de allí esto no pasó. Ellos eran muy estudiosos, y daban toda la libertad del mundo a su pequeño para que este se formara a su manera.
Si bien cruzó la niñez sin mayores problemas, difícilmente existe una familia perfecta como la que sus padres trataron de formar. Tanto la presión social como la tradición destinaron al niño a encaminarse a la vida ninja, sin verdadero amor de su parte; lo hizo porque creía que era lo que sus padres anhelaban, mientras ellos lo aceptaron pues pensaron que era una idea propia del chico...
La falta de comunicación era muy grave, pero continuaría así sin cambios.
Como era de esperarse, fue conociendo el mundo con sus propios ojos, sin conformarse con lo que vio y volviéndose menos entusiasmado con la idea de la vida ninja. No sin embargo claudicó o permitió que todo esto le afectara demasiado, pues a pesar de su edad ya se consideraba un adulto y estos no deben renunciar.
Kyou aprendió todo por si mismo. Jamás pidió una mano a nadie excepto cuando alguien la ofrecía. No era por una cuestión de orgullo o falta de amor propio, sino más bien por la simple costumbre a estar solo y viviendo por sí mismo; viajó por todo el país de la hierba como un apasionado de los insectos, transformándose a futuros esto en una obsesión por todas aquellas pequeñas formas de vida desconocidos para sus estudios.
Atravesó los años de adiestramiento sin pena ni gloria, convirtiéndose en genin a la edad de 14 años.
Un otoño del año 186 Shimah Aburame dio a luz a su primogénito y único hijo, Kyou. Tanto ella como el padre, Satoshi, lo recibieron con cariño y orgullo, pero mucho más de allí esto no pasó. Ellos eran muy estudiosos, y daban toda la libertad del mundo a su pequeño para que este se formara a su manera.
Si bien cruzó la niñez sin mayores problemas, difícilmente existe una familia perfecta como la que sus padres trataron de formar. Tanto la presión social como la tradición destinaron al niño a encaminarse a la vida ninja, sin verdadero amor de su parte; lo hizo porque creía que era lo que sus padres anhelaban, mientras ellos lo aceptaron pues pensaron que era una idea propia del chico...
La falta de comunicación era muy grave, pero continuaría así sin cambios.
Como era de esperarse, fue conociendo el mundo con sus propios ojos, sin conformarse con lo que vio y volviéndose menos entusiasmado con la idea de la vida ninja. No sin embargo claudicó o permitió que todo esto le afectara demasiado, pues a pesar de su edad ya se consideraba un adulto y estos no deben renunciar.
Kyou aprendió todo por si mismo. Jamás pidió una mano a nadie excepto cuando alguien la ofrecía. No era por una cuestión de orgullo o falta de amor propio, sino más bien por la simple costumbre a estar solo y viviendo por sí mismo; viajó por todo el país de la hierba como un apasionado de los insectos, transformándose a futuros esto en una obsesión por todas aquellas pequeñas formas de vida desconocidos para sus estudios.
Atravesó los años de adiestramiento sin pena ni gloria, convirtiéndose en genin a la edad de 14 años.