La niñita escucho las razones del bandido y aunque era bastante obvio él porque estaba allí a ella ni por asomo se le ocurrió que esa era la razón. Una gotita de sudor resbalo por su cien ante lo estúpida de su pregunta, desvió la vista hacia un costado ignorando el resto de la explicación "me llamo tonta...que bien" Hizo un leve puchero y sus grandes ojos azules se deslizaron nuevamente hacia la figura del mayo, al escuchar las ultimas de sus palabras - ¿Eh? -una sonrisa tonta, llena de incredulidad se dibujó en los labios de la castaña que no pareció comprender del todo la nueva situación en la que se encontraba.
- Espere, espere...- retrocedió dos pasitos, haciendo más amplia la distancia entre ambos- ¿No podríamos hablarlo? -solo intentaba hacer más tiempo- ¿llegar a un acuerdo? - sonrió mostrando los dientes, a sabiendas de que le hombre no estaría dispuesto a hacer ningún tipo de trato con ella. Volvió a preguntarse, como terminaba metida en tantos problema sin mover un solo dedo ¿era mala suerte? dejo escapar un suspiro, sumándose a esos muchos otros que durante todo el transcurso de ese tiempo habían escapado de su boca.
Ya no tenía armas con las que defenderse y usar algún ninjutsu en el puente, no era una buena idea. No quería dañar la estructura y caer a las turbulentas aguas. Intercambio miradas con el contrario mientras esperaba a que este hiciera algún movimiento y resolvía que hacer para librarse de aquel embrollo.
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Del lado opuesto del puente, los dos mayores sudaban frio al ver que lentamente ambos hombres se acercaban, se miraban cada tanto, hablándose con señas, preguntándose qué hacer en cuanto los dos tipos los descubrieran. Para su suerte, el de Uzu logro sacar de combate a uno de los sujetos, El abuelo de Nonoha solo observo, confundido, como caía al suelo el cuerpo inerte del ladrón - ¿E-está muerto...? - le susurro a su compañero temeroso - No, aun no - murmuro en respuesta Hiwata cuando confirmo que el hombre respirada . Sonrió con felicidad y sorpresa - ¡Tal parece podremos salir bien librados! - cuchicheo el comerciante emocionado - ¡cállate! - le regaño sin hacer mucho ruido - ¿aún queda uno de ellos, que pasara si nos descubre? -
Los dos viejos se miraron por algunos minutos, comprendiendo que el peligro aún no había pasado. Solo podían esperar otro milagro, uno que los sacara ilesos de ahí. El Ladrón por su parte miraba con cuidado su alrededor, intentando encontrar al personaje que había dejado inconsciente a su compañero – Ya verás cuando te ponga las manos encima – gruño el tipo molesto, dejando de lado la labor que le habían encomendado. Ahora solo le interesaba ponerle las manos encima al jovencito y según él, darle una buena paliza.
- ¿Y bien, dónde estás? ¡Quiero ver el rostro del cobarde que nos atacó! -
Intentaba hacerlo salir de su escondite, pero sabía que no revelaría su escondite tan fácilmente – ¿sabes? –sonrió ampliamente de forma maliciosa- ya que no pudimos hacernos con el dinero del anciano, tengamos que conseguirlo de otra forma – se carcajeo un poco antes de continuar con su parlotearía – ¿Qué clase de ninja deja a sus compañeros atrás? ¿realmente creíste que esa niña podría hacer gran cosa?
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<<¡¡Sii!! Di en el blanco, Uau, es la primera vez que lo hago, tal vez tengo la puntería, pero no se utilizarla>>
Ashito estaba muy feliz, a pesar de la situación, no podía creer que había dado justo en blanco, esa acción le hizo tener más confianza en sí mismo, por lo general, eso sería bueno, pero ya se estaba pasando a otros extremos.
- Ya verás cuando te ponga las manos encima- renegó el enemigo cambiando el objetivo de su búsqueda, ya no le interesaba en lo más mínimo encontrar a los ancianos, su vida corría peligro, y no lo pensaría dos veces de tener en frente al niño, incluso si tuviera que usar a su compañero.
<<Como si pudiera hacerme algo, inclusive si llegara a encontrarme>> la confianza del ninja estaba empezando a ser muy grande, y podría ser contraproducente.
-¿Y bien, dónde estás? ¡Quiero ver el rostro del cobarde que nos atacó!-
El joven realmente tuvo unos grandes impulsos de bajar del árbol en que se encontraba para darle una paliza, como se atrevía a llamarlo cobarde, si la situación seguía así, su plan terminaría por derrumbarse, ya que no aguantaría más provocaciones de parte del oponente.
-¿sabes?- solo esa palabra basto para que su enfoque fuera directamente hacia él, su cara reflejaba demasiada malicia, y esa sonrisa, no le gustaba para nada.
- Ya que no pudimos hacernos con el dinero del anciano, tengamos que conseguirlo de otra forma… ¿Qué clase de ninja deja a sus compañeros atrás?¿Realmente creíste que esa niña podía hacer gran cosa?- Ashito no tenía el cerebro como para entender a lo que el oponente se refería, por lo que no le dio mucha importancia, el confiaba en que la muchacha podría con eso, después de todo ¿Qué clase de ninja seria, si no confiara en su compañera?.
El bandido estaba saliéndose de sus casillas, al no funcionar sus provocaciones, su volumen comenzó a incrementar, y su paciencia a colmarse.
-¡¡¡Maldito niño!!! Ya estoy cansado de esto, ahora mismo voy a acabarlo, de todas formas, conseguiremos el dinero gracias a la niña que abandonaste- esas palabras, sin duda alguna debieron repercutir en el abuelo de Nonoha, pues claramente habían expuesto sus nuevas intenciones.
El tipo se dirigió rápidamente hacia el cuerpo inconsciente de su compañero, lo cargo al hombro y dio la vuelta hacia el puente- Te dejo un regalito- expreso el mismo arrojando un kunai con varios papel bomba hacia el suelo para luego dirigirse nuevamente donde su líder.
- No puede ser- el ninja estaba estupefacto, nunca se imaginó que el otro maldito reaccionara de esa forma, hay que reconocerle, fue una muy buena reacción, ahora al ninja no le quedaba otra opción que salir de su escondite, y sin duda alguna lo hizo, rápidamente tomo el kunai y lo arrojo hacia el bandido, que con una gran sonrisa uso a su compañero como escudo, sin pensarlo dos veces, rápidamente arrojo al inconsciente hacia Ashito distrayéndolo, para luego quedar hombro a hombro junto al niño, la diferencia entre ambos, era que el bandido portaba una daga en su mano, posicionada en la mitad del cuerpo del Uzureño.
- Por cierto, los papeles bomba, “eran falsos”- el individuo se encargó de enfatizar bien las palabras “eran falsos” para mostrarle el ninja su plan.
Mientras tanto en el puente, la despeinada trataba de hacer tiempo, proponiéndole alguna clase de acuerdo a su oponente.
- No lo sé ¿que podrías tener tú para ofrecerme, que sea mayor que tu vida?- su mirada se volvió seria y sus ojos no reflejaron más que vacío, el vacío de haber arrebatado decenas de vidas, sin distinguir entre hombres, mujeres o niños.
Estaba claro que ambos niños habían subestimado a sus oponentes, y su situación no había mejorado que digamos, sus vidas pendían de un hilo. Ahora conocían los peligros que existían fuera de sus protegidas aldeas, ni siquiera se habían enfrentado a ninjas y ya estaban caminando por la cuerda floja y el viento estaba empezando a correr con fuerza.
Esa era una buena jugada, la niña entre abrió los ojos intentando disimular en vano la sorpresa que tales palabras le habían causado. Paso saliva despacio mientras desviaba la vista del hombre frente a sus ojos, para observar cualquier otra cosa "¿qué voy a hacer?" una de sus manitos tomo su blusa y retorció despacio la tela de los bordes, estaba en una situación complicada porque !claramente no podía darle lo que pedía! ¿En qué momento se le ocurrió preguntar?....todo mal.
Nonoha pensó en un sin fin de cosas, todas igual de inútiles "¡¿Dónde está ese chico?!" se preguntó, viendo de reojo la orilla por donde lo había visto saltar y entonces !se ilumino! debía aprovechar la ventaja que tenía, había logrado herir una de sus piernas, así que probablemente el mayor no lograra correr tan rápido. Estar ahí de pie, sin hacer nada, resultaba un buen descanso, aunque no estaba al 100% aun confiaba en que sería mucho más veloz.
Volvió la vista al mayor ya más tranquila, el hombre se mostró extrañado ¿se había resignado acaso? no... – ¡¿Que rayos?! - para cuando se dio cuenta, la Kunoichi corría a toda prisa hacia la orilla y sin titubear ni un poco salto. El bandido se asomó pero no vio nada ¿a dónde se había metido? –Tsk - se quedó allí, revisando el puente esperando encontrarla.
Nonoha, que justo antes de saltar había concentrado una gran cantidad de chakra en sus pies, colgaba de cabeza del puente, Usando los pilares del mismo para cubrirse. Mientras tanto, esperaba a que el tipo se distrajera para así poder ir con sus abuelo y el compañero de este.
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Del otro lado del puente las cosas continuaban complicándose, la situación era semejante a una mina que amenazaba con explotar en cualquier momento. Los ancianos lo presenciaron todo desde los arbustos en los que se refugiaba y casi sueltan un grito, al ver que el malandro, valiéndose de artimañas, lograba sacar de su escondite al ninja - ¡Pero si es aquel chico! –Susurro Hiwata sorprendido y un tanto preocupado por el menor - Tenemos que hacer algo, lo que sea – murmuro el otro mientras torcía los labios, pensativo -¡Una distracción! Es lo único que necesitamos – comento el comerciante, sin perder de vista lo que sucedía.
Pasaron algunos minutos, antes de que ambos adultos tomaran piedrecitas del camino y buscando distraer a quien les buscaba, las lanzaran hacia este golpeándolo ligeramente. No buscaban hacerle daño, solo querían distraerlo. Desapareciendo rápidamente antes de que el tipo los notara, hicieron lo mismo un par de veces, esperando que Ashito pudiera hacer algo para dejarlo fuera de combate y asi poder terminar con todo eso.
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Los ancianos habían hecho lo que podían para distraer al atacante, aunque sus pobres intentos de distraer al enemigo no habían dado resultado, solo habían revelado su ubicación, y por más que el maleante supiera en donde se encontraban, nunca dejaría de lado semejante oportunidad de deshacerse de su mayor amenaza, por lo que dirigió su empuñadura hacia el centro del cuerpo del Uzureño.
El corazón se le paro por un segundo, de verdad, por poco y termina con un agujero en su estómago, al parecer el bandido no presto atención hacia donde dirigía su arma, su banda ninja, su banda protectora, sin duda había cumplido con su trabajo, la daga del enemigo fue a parar justo en ese pedacito de metal que se hospedaba en su cinturón.
<<Por Rikudo senin, esto sí que es tener suerte, solo un centímetro más arriba y no la contaba>>claro que no dejo pasar ni un segundo, rápidamente sujeto el brazo del enemigo para evitar que moviera su arma y lo atrajo hacia él, girando levemente su cuerpo para propinarle un gran puñetazo a su enemigo haciéndolo caer de espalda al suelo, mientras el golpeado caía, su mano se abrió elevando levemente el puñal, lo que Ashito no paso por alto y atrapo el arma, el oponente se reincorporo rápidamente, después de todo solo fue el golpe de alguien con la mitad de su edad.
- Ahhh, maldito niño, ya me canse de ti y de toda esta maldita situación- rápidamente avanzo y comenzó el inevitable encuentro de taijutsu, ya que Ashito tenía su hombro herido y su contrincante lo sabía, la batalla no fue nada fácil, la balanza se equilibraba para ambos, era clara la diferencia del taijutsu del Uzureño, pero su oponente, debido a las circunstancias, rivalizaba con él.
Luego de un par de minutos en la misma situación, Ashito estaba comenzando a agitarse, y no pasaría mucho tiempo hasta que el ladrón lo superara en rendimiento, lo único que se le ocurrió al ninja, fue retroceder hasta quedar de espaldas a un árbol, para luego esquivar al oponente de un giro, cambiando de lugares y retirar el puñal que había ubicado en su cinturón, para enterrarlo en el hombro del oponente e incrustándolo en el árbol.
- AAAHHH… maldición, maldición, maldición, como es posible que un maldito niño pueda desbaratar nuestro plan- los gritos del maleante, notablemente rabioso de ira, probablemente llegaron hasta los oídos de su líder, intento quitarse la cuchilla que lo sostenía al árbol, pero fue detenido por una gran patada de parte del peliazabache, que incrusto aún más la daga dentro del árbol, atravesando el hombro del oponente, quien cayo inconsciente luego de recibir una segunda patada de parte del ninja.
- Fueron detenidos, porque eligieron, la profesión equivocada, a las personas equivocadas, en el momento equivocado…- por unos segundos guardo silencio- ¡¡Uau!! Nunca se me había ocurrido una frase tan genial- a pesar de la situación, el Uzureño tuvo su pequeño momento de gracia al final, cerrando con una gran oración, aunque luego la arruino, pero lo que cuenta es lo cool que había quedado cuando la dijo.
- Abuelos, ¿se encuentran bien?- pregunto, mirando en la dirección en la que se ocultaban Hiwatari y compañía, para luego caer sentado al suelo, estaba ya bastante cansado, y si, se había olvidado por completo de Nonoha, aunque seguramente los ancianos se lo recordarían, la batalla no había terminado aún.
Los dos viejos vieron como sus esfuerzos eran en vano, solo pudieron observar con impotencia lo que sucedía. Los ancianos se miraban cada tanto, diciéndose todo con miradas, Hiwata se aferró a las hojitas del arbusto, apretándolas con fuerza sintiéndose un inútil – Es increíble que solo podamos observar… - negó suavemente con la cabeza desviando la vista pues, ya había visto suficiente.
Ren , el Hiwatari sintiéndose de la misma forma que su compañero se obligó a observar porque… guardaba la remota esperanza de que aquel chiquillo, lograra vencer al hombre que los buscaba. En algún momento de la pelea, el abuelo de la niña cerró los ojos esperando lo peor, pero - ¿Qué? – para cuando pudo enfocar nuevamente la visión se encontró con un hombre mal herido y posteriormente noqueado por el golpe que el peli azabache le propino.
¡Estamos salvados! – grito agradecido Hiwata, que no cabía de la emoción. Ren dejó caer su peso, cansado, sobre la tierra; dando un gran suspiro de alivio – Gracias al cielo –mascullo aun nervioso mientras su amigo lo ayudaba a levantarse y caminaban hacia el muchacho que agotado se había tumbado en el suelo y ahora los llamaba.
¡Muchas gracias muchacho! –el mercader le dio fuertes palmadas en el hombro sano, con enorme sonrisa que mostraba los dientes. Hiwatari, igual de feliz pero guardando calma dio una pequeña reverencia frente al chico en señal respeto – Eres un gran ninja, jovencito – agrego justo después de erguirse y observarlo.
Aguardo unos minutos antes de preguntar por su nieta - ¿La has visto? ¿Sabes si está bien? – le cuestiono el mayor mientras le observaba, si bien estaba agradecido y entendía que estaba cansado, le preocupaba el paradero de la pequeña. Sin esperar alguna respuesta suya volvió al camino y se encamino al puente rápidamente, Hiwata lo vio alejarse y luego lo siguió – Tu deberías descansar, alcanzanos luego – le dijo al chico antes de alejarse por completo y perderse de su vista.
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Ella seguía ahí, escondiéndose del mayor, que energúmeno la buscaba. Los gritos de su subordinados le hicieron apartar la vista, y observar hacia el extremo contrario del puente – ¿Qué demonios sucede allá? - Nonoha que atenta observaba los movimientos de su enemigo, se atrevió a dar la cara y corriendo bajo el puente (aun de cabeza) subio por la orilla en la que el tipo se encontraba, e intento asestarle un golpe en la cara con su puño. Tristemente apenas y lo golpeo, el tipo no era un experto pero en definitiva no era un tonto, logro darse cuenta a tiempo y apenas si lo rozo.
-Que niños tan problemáticos, debimos matarlos cuando tuvimos oportunidad – murmuro el hombre cansado de la situación ¿recompensa, dinero? Ya no le importaba, deshacerse de aquello dos mocosos y los ancianos era más importante ahora.
La diferencia de tamaños era abismal y la castaña era muy consciente de eso, necesitaba inmovilizarlo de alguna forma para terminar rápido. Mientras pensaba en algo vio el kunai que antes había usado, pero este estaba muy cerca del ladrón “Ya no importa, terminare muerta de cualquier forma, debo intentar” Corrió hacia el sujeto y estando a poco pasos de él se barrió por el suelo intentando llevarse el arma – ¡La tengo! – sonrió despacio y pronto, su rostro se llenó de dolor tras la fuerte punzada en su espalda, que el otro le causo al patearla.
¡AAAaah! – se quejó mientras se abrazaba así misma retorciéndose de dolor. Guardo el kunai entre sus ropas y continuo quejándose, pues realmente le dolía.
Ninjas…como los odio – aprovecho que la kunoichi no podía moverse y la golpeo un poco más, la pateo tantas veces como pudo y ella no se defendió – ¿Qué sucede? – Sonrió ladinamente, burlandose – ¿Al fin comprendiste que no podrías vencerme? –Sonrió triunfal, pero entonces se escullo un murmullo - ¿Qué dices? – la chiquilla pronunciaba cosas difíciles de oír, así que se acercó un poco más – ¿Qué dic..? – sus palabras quedaron en el aire, Nonoha aprovecho su cercanía y empuñando el arma apuñalo con su filo a su rival – Decía – carraspeo levantandose- los adultos son muy confiados –sonrió para luego levantarse y alejarse tan rápido como pudo, tanto como su adolorido cuerpo se lo permitio.
¡M-maldita mocosa! – Gruño tomando el kunai y retirándolo de su cuerpo, que ahora sangraba considerablemente – Debo admitirlo, dejar que te golpeara solo para que me acercara fue inteligente, pero eso no te servirá ¡tú suerte acaba aquí! -sentencio.
Estaba adolorida, pero sabía que no debía rendirse aún, corrió nuevamente hacia él intentado acertar algún golpe, tanto con sus piernas como sus manos, pero fue inútil esquivaba o bloqueaba sus ataques fácilmente a pesar de estar herido, creyó era injusto y sonrió.
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30/04/2017, 05:18
(Última modificación: 30/04/2017, 05:21 por Haru.)
Los dos ancianos felicitaron al ninja como si hubiera ganado una copa del mundo, aunque obviamente, el logro del Uzureño fue mucho más importante que una copa, después de todo había salvado sus vidas, pero, aun había una vida que estaba en riesgo, y su abuelo no tardo en preguntar por ella.
-¡¡¡Demonios!!! Me olvide de ella- exclamo poniéndose de pie, cuando se dio cuenta de lo que Ren le había preguntado.
Ambos longevos le sacaron una gran distancia en dirección al puente Kannabi y a pesar de lo que el mercader le recomendó, Ashito no se quedaría sentado hasta saber que la despeinada se encontraba bien.
Al llegar al lugar donde se encontraba la niña, pudo ver como la kunoichi enterraba en el cuerpo del maleante el kunai que antes había estado en su hombro, pensó que la pelea estaría terminada, pero fue una gran equivocación, el maldito tenia demasiado aguante, aun con dos heridas podía superar a la nieta del Hiwatari, debía admitirlo, su ninjutsu había estado bastante bueno, pero su taijutsu dejaba mucho que desear, el Uzureño corrió rápidamente superando al preocupado anciano que también observaba la batalla, aunque sus piernas no estaban muy de acuerdo con su decisión, flaqueando sus fuerzas a 10 metros de llegar a su destino.
- Que demonios, no pueden fallarme ahora- reprocho a sus piernas intentado ponerse de pie lo más rápido posible, su cuerpo no resistiría mucho, a pesar de que ambos estaban heridos, el enemigo contaba ahora con un arma, dándole claramente la ventaja, no había usado demasiado su chacra, pero su control no era tan bueno, por lo que después de tener tantas batallas, estaba comenzando a escasearle, sabía que su chacra no resistiría otra técnica, si intentaba llevarla a cabo, acabaría desmallado, pero, qué otra alternativa tenia.
- Despeinada- grito el ninja de Uzu corriendo nuevamente hacia ellos- Aléjate de él ahora- acoto formando varios sellos con sus manos.
- Raiton: Kangekiha-
Las descargas viajaron rápidamente hacia el objetivo, y Ashito como había pensado, no resistió el constante uso de su chacra, sumándole la técnica más complicada que conocía, cayendo desmallado luego de expulsar la energía eléctrica de sus manos, la batalla estaba en su punto final, pero, el enemigo logro esquivar el ataque saltando hacia un costado.
El maleante luego de esquivar las descargas, quedo en la orilla del puente, había perdido su kunai y estaba luchando por mantener el equilibrio para no caer hacia el atemorizante caudal de agua, la situación quedo en manos de Nonoha y de los ancianos, el Uzureño estaba fuera de juego y no podía hacer mas.
Nonoha pudo escuchar a la distancia la voz de su abuelo y la de del hombre que lo acompañaba, por un momento quiso girarse y mirar, pero sabía que distraerse en ese momento podía costarle mucho “Me alegra que estén bien” su cuerpo tenso se relajó un poco ya sabiendo que los dos ancianos estaban bien. Sus orbes azules volvieron a concentrarse en el malherido hombre, que se obligaba a estarse en pie pese a las heridas de su cuerpo – Primero me desharé de ti y luego de los otros tres, eres débil – la niñita sonrió ampliamente ante tal comentario, ella era consciente de eso ¡lo sabía mejor que nadie!
- Dígame algo que no sepa –susurro entre dientes – No es secreto para nadie – mientras ambos tenían aquella conversación, la voz del jovencito inundo sus oídos. Hizo caso a lo que este le pedía y se lanzó hacia la orilla contraria, solo para darse cuenta como el ataque del Uzureño era esquivado por el otro – Eso no puede ser bueno… – torció los labios, con un deje de molestia que le fue difícil ocultar.
La situación comenzaba a aburrirle, el cansado chico se había desmayado y los otros tres que quedaban en pie solo se quedaron observando en silencio lo sucedido. Nonoha suspiro cansada y luego corrió hacia el sujeto, mientras avanzaba decidió llevar algo de su chakra a la planta de sus pies, solo por precaución.
¡Ya es suficiente! –grito la castaña tomando un poco más de velocidad y saltando justo a un par de pasos del hombre, para propinarle seguidamente, con una de sus piernas, un golpe en el abdomen que muy seguramente le haría perder el equilibrio, que azarosamente intentaba no perder - ¡Malditos niños! – maldijo, mientras en vano intentaba sujetarse de la orilla. La kunoichi lo vio alejarse, lo siguió con la mirada hasta que este cayó al agua, golpeándose con las rocas.
Se quedó de pie en la orilla, observando por algunos minutos las aguas y luego desvió la vista a los demás – supongo que se acabó –sonrió despacio dando un saltito, volviendo a la seguridad del puente. Estaba adolorida y agotada, pero no tanto como aquel ninja que ahora inconsciente descasaba sobre el suelo - Debo darte las gracias – mascullo cerrando los ojos mientras dejaba que la brisa acariciara su rostro y jugara con sus cabello.
Hiwata se acercó al muchacho asegurándose de que estuviera vivo aun, verlo inmóvil le ponía nervioso. Ren también le dio un vistazo y una vez se aseguraron de que respiraba, corrió con su nieta y le dio un gran abrazo – ¡Estoy orgulloso! – La niña sonrió y negó suavemente con la cabeza – pero si no hice nada, fue el quien lo hizo todo – explico dejándose mimar por el mayor, que al escucharla decir aquello se alejó apenas y le sonrió- Sé que te esforzaste, además –la despeino con una de sus manos- decidiste quedarte y no huir –
Se quedaron así por unos instantes, el silencio y la calma que se experimentaba en ese momento era genial, pero pronto debían volver. Había sido demasiado ajetreo en un solo día ¡Tendría una anécdota que contar! Nonoha camino hasta lo que quedaba de la carreta y apartando algunas frutas llamo la atención de los otros dos – podemos usarla para llevarlo –comento señalando al de cabello azabaches que continuaba en el suelo – Estando en casa, podrían tratarse sus heridas ¿cierto, abuelo? -
Si, cierto – respondo el sin darle muchas vueltas al asunto, se lo debían pues seguramente sin su ayuda no estarían vivos. Minutos más tarde lo subieron a la carreta y partieron, alejándose del puente despacio. Nonoha de tanto en tanto observaba hacia atrás, preguntándose qué sería de aquel niño que estaba con ellos (los ladrones) y que antes de irse habían dejado oculto entre los matorrales, pues seguía inconsciente “¿estará bien?”
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El suspiro de los ancianos, la brisa que recorría el puente lleno de frutas y verduras, la pequeña niña observando desde la orilla las aguas, había terminado, y aunque los niños se habían llevado varias heridas y un gran agotamiento, habían salido victoriosos, sin duda alguna esa era una gran historia para relatar al volver a casa, su primer combate de vida o muerte, su primera situación de riesgo verdadero, y por sobre todo, el descubrir que no todas las personas son confiables u honorables.
Hiwata se aseguró de que Ashito se encontrara bien, después de todo ellos solo vieron que el niño se cayó al suelo luego de realizar aquel ataque, la niña volvió a la seguridad en el centro del puente, disfrutando de la fresca brisa primaveral mientras susurraba unas palabras de agradecimiento al Uzureño, solo unos segundos después, Hiwatari le asesto un gran abrazo de alivio a su nieta, podía sentir literalmente como un gran peso y preocupación caían de sus hombros.
Luego de cruzar unas palabras con su abuelo, Nonoha se dirigió a lo que quedaba de la carreta, para proponer usarla como transporte para Ashito ya que el mismo no podía moverse por su cuenta, colocando al inconsciente sobre los restos del apartijo de madera, se dispusieron a alejarse en dirección a su hogar, dejando atrás aquella situación, aquellos maleantes y aquel puente.
******
- Ahh…mi cabeza-
El joven comenzaba a despertar, pero un gran dolor de cabeza lo acompañaba, podía sentir como todo se movía debajo de él - ¡¡Que está pasando!! ¿Dónde estoy?- Exclamo al darse cuenta de que estaba siendo cargado en los restos de una carreta - ¿Q-que sucedió con los bandidos del puente?, y…y ¿dónde están mis cosas?- pregunto el Kurusu aun confundido por la escena en la que se encontraba.
El peliazabache nunca había sido herido de esa manera antes, por lo que aun sentía una ligera molestia, pero por alguna razón, al examinar su hombro su herida estaba casi completamente restaurada, aunque por otro lado, su chacra aun no se había restaurado, por lo que no podría hacer muchos esfuerzos aun.
La konoichi caminaba despacio a un lado de la apenas sostenible carreta, Hiwata y Ren halaban de esta mientras conversaban y reían. Necesitaba relajarse e intentar olvidar, al menos por un momento, lo sucedido en el puente. Nonoha giro el rostro rápidamente al ver que el muchacho se despertaba, era una buena señal – Al fin despiertas – sonrió la niña, sin hacer muchos movimientos bruscos, pues aún le dolía- Nos diste un buen susto – dejo escapar unas risillas solo para quejarse un poco después - verte ahí tirado como un muñeco de trapo, casi los infarta – comento mientras observaba a los dos ancianos, que al percatarse de que el muchacho al fin habría los ojos le sonreían.
¡Bienvenido de nuevo! –Exclamo el comerciante con emoción – Es bueno ver que despertaste –Agrego el Hiwatari sin dejar de caminar. La oji azul se quedó en silencio unos segundos antes de dejar que su voz escapara de sus labios – Ahí están tus cosas, bueno –se rasco la nuca- algunas de ellas - solo estaba el morral, casi vacío.
Resumámoslo en que, eres bueno peleando y por esos estamos vivos aun – Explico la jovencita sin abandonar esa expresión alegre de su rostro magullado – justo ahora nos dirigimos a mi hogar, allí podrán tratar tus heridas – dijo señalándolo por completo- debes estar cansado, asi que ¡vamos, vamos! Sigue durmiendo con confianza – le animo entre cortas risitas que eran interrumpidas por un “ouch” cada tanto.
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Horas más tarde, ya con el sol ocultandose, se encontraron en la entrada de una casa para nada ostentosa, la carreta detuvo su andar y todos se quedaron de pie ahí, viéndose las caras - ¿Qué debo decirle a mamá? –pregunto Nonoha , sabiendo que la mujer se alarmaría al ver el precario estado de todos los allí presentes – No le digas nada, no habrá necesidad –suspiro su abuelo pasándose una mano por el rostro con cansancio.
- ¡Que linda casa tienes, Ren! –agrego el otro, intentando tranquilizarlos y así cambiar la conversación por unos minutos. Ashito pudo ver desde donde se encontraba una cosa poco modesta, no era ostentosa pero tampoco humilde, la familia de Nonoha no era rica pero vivían bien.
Pronto la puerta se abrió y entonces un rostro femenino asomo - … - la mujer no supo que decir, se quedó observando boquiabierta a las cuatro personas frente a su hogar - ¡¿P-pero que sucedió?! – la castaña solo atino a saludar a su preocupada madre mientras el resto guardaba silencio.
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El ninja ya estaba más calmado, al parecer todo había resultado bien y fueron los mayores quienes se llevaron el mayor susto al verlo sobre el suelo.
- ¡Bienvenido de nuevo!- al escuchar la voz del anciano Ashito instintivamente volteo para observar al comerciante emocionado, al perecer de verdad los había asustado, aunque no había sido para tanto, solo fue un desmallo. - Es bueno ver que desertaste.
- Eh… muchas gracias- expreso el Kurusu mientras colocaba su mano en su cabeza despeinando la parte trasera de su cabello.
-Ahí están tus cosas… algunas de ellas- el moreno giro su vista hacia donde se encontraba su casi vacía bolsa << Demonios, Sakura va a matarme>> pensó el Uzureño, ya que casi nada de lo que traía le pertenecía.
- Resumámoslo en que, eres bueno peleando y por eso estamos vivos aun- expreso Nonoha con una sonrisa sobre su rostro.
- ¡Pe-pero que estás diciendo!- exclamo de repente - Para empezar, yo no estaría vivo si no fuera por ti- acoto el peliazabache inclinando su cabeza - Eh… de verdad, muchas gracias- esta vez no fue una gran sonrisa como las que siempre mostraba, esta vez fue, solo una mueca, algo tan pequeño, que talvez ni siquiera podría ser considerado como sonrisa, pero fue algo sincero, salida desde lo más profundo del interior de Ashito.
La joven kunoichi, explico que se dirigían a su hogar, allí atenderían sus heridas, aunque el Uzureño se sentía demasiado fuera de lugar, para empezar, ni siquiera conocía el nombre de sus acompañantes, sin contar que estaba siendo cargado por las personas que habían salvado su vida, la niña le animo a que siguiera descansando, pero eso era algo que estaba fuera de discusión, él ya había estado demasiado tiempo siendo una carga, y había decidido no serlo más, sin contar que la muchacha marchaba de quejido en quejido por sus heridas.
- Eh, disculpa- dijo mientras descendía de los restos de la carreta - Tu deberías venir aquí, ya me siento bien y tus heridas parecen no haber sanado aun- propuso el ninja sujetando el hombro de Nonoha.
*****
Cuando el atardecer comenzó a mostrarse, todo el grupo se detuvo delante de una muy hermosa casa, según los estándares de Ashito, ya que él vivió sus primeros años de vida en un rancho no muy atractivo en medio del bosque, para luego internarse en la academia de Uzushiogakure.
-¡Uau! Tu casa es estupenda abuelo- exclamo el peliazabache observando a Hiwatari con una mirada llena de emoción, Hiwata también dio su opinión sobre la casa a su amigo luego de que Ren y su nieta cruzaran algunas palabras.
No paso mucho tiempo hasta que la puerta se abrió dejando ver a una mujer que al parecer se quedó pasmada al notar el miserable estado en que todos se encontraban.
-¡¿P-pero que sucedió?!- exclamo la mujer bastante sorprendida, Ashito no sabía qué hacer, la verdad era que el único que no encajaba ahí era él, después de todo, Ren y Nonoha vivían allí y Hiwata es un viejo amigo de la familia, por lo que el único desconocido del grupo, llevaba una bandana de Uzu en su cinturón.
- Eh… Me siento de más aquí- expreso en un susurro que fácilmente podía ser escuchado por los presentes.
Se quedaron viéndose las caras por un buen rato, ninguno se atrevía a explicarle a la mujer lo que había sucedido en realidad. Incluso Nonoha se mostraba ligeramente tímida ¿porque no quería hablar? siempre era ella la que saltaba emocionada a comentar cualquier cosa que se le ocurría.
- ¿Que sucedió? -la vos suave de la mujer termino con el incómodo silencio que los otros habían impuesto. Enarco una ceja con cierta molestia al no recibir la respuesta que esperaba, Ren y su compañero se hicieron los desentendidos y Nonoha...bueno, ella jugo con sus dedos sin decir mucho. Aru, su madre dejo escapar un suave suspiro y sin esperar mucho más salió de la casa, dando grandes zancadas - Me lo explicaran después- comento deteniéndose a pocos pasos de ellos, mientras estiraba los brazos y tomaba de la mano a los dos menores - Por ahora, hay que limpiar esas heridas - y se los llevo consigo a la seguridad de su hogar, Los dos ancianos se miraron unos segundos y luego la siguieron, habría mucho que explicar.
La mujer camino por un extenso corredor y entonces los dejo en una habitación pequeña, había una pequeña mesita de té en el centro y algunos adornos en la pared, también habian algunos muebles y un adorno de flores sobre uno de ellos - Mamá, no te preocupes no es nada - la castaña agito las manos sonriendo un poco pero inmediatamente su madre le lanzo una mirada de enojo y preocupación que le hicieron callar. Las madres daban miedo cuando se enojaban… - !Mira como estas! - primero la señalo a ella y seguidamente al jovencito a su lado - ¿Cómo es que se hicieron esas heridas? ¿No se suponía que solo irían a encontrarse con amigo de tu abuelo? - cuestiono mientras revolvía algunos cajones en busca de vendas y otras cosas para curar las heridas de los dos niños.
Esperen aquí, no se muevan - salió del cuarto rápidamente en busca de aquello que no había logrado hallar. La sala se tornó silenciosa y Nonoha decidió hablar - Se preocupa demasiado...-se encogió un poco y sonrió divertida- No se dio cuenta de que eres un extraño, seguro cree que eres nieto del señor Hiwata - comento la niña mientras pensativa se llevaba un dedo al mentón- Oh si. !se bienvenido a nuestro humilde hogar! - exclamo la kunoichi mientras se dejaba caer de espaldas sobre el suelo.
Ren e Hiwata asomaron la cabeza minutos después, viendo de un lado a otro buscando a la madre de la niña - ¿ya se fue? - la pequeña asintió - Volverá en un momento, eso dijo -agrego la de ojos azules levantando apenas la cabeza para poder observarlos. Ambos ancianos se sentían culpable por lo sucedido, solo buscaban la forma de contarle a Aru lo sucedido sin que esta se molestara y decidiera hacerles algo por poner a su hija en riesgo.
¿De qué hablan?
La señora de casa les observaba de manos cruzadas, seño fruncido y mirada desconfiada - sé que me ocultan algo - se abrio paso y entro de nueva cuenta a la pequeña habitación, traía consigo algodón, un poco de alcohol, vendas y muchas curas...demasiadas.
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9/05/2017, 22:06
(Última modificación: 9/05/2017, 22:08 por Haru.)
La mujer, al no recibir respuesta alguna de parte de los recién llegados, se propuso a avanzar hacia ellos, tomando firmemente de los brazos a los dos menores introduciéndolos dentro de la casa, para atender las heridas que ambos traían, lo que seguramente le parecería más extraño a la mujer, sería que solo los niños portaban heridas, los ancianos, si bien no estaban en las mejores condiciones, su estado era mucho mejor que el de los más pequeños.
Ashito solo caminaba sin decir una palabra, a grandes pasos, tratando de no caer al suelo por las grandes zancadas que la señora llevaba a su paso, observaba atentamente la decoración del lugar, no paraba de girar su cabeza de un lado a otro grabando en ella las imágenes de la casa de Nonoha, no quería perder ni un detalle, ese lugar era por mucho el más atractivo que había visitado. Se detuvieron en una pequeña habitación, la niña intento inútilmente apaciguar a su madre, que con solo una mirada la hizo guardar silencio, desde luego que conocía esas miradas, si se las habrían hecho cuantas veces en su corto tiempo con sus padres.
<< Pobre viejo, la que le espera no parece ser fácil de librar>> pensó inclinando su cabeza como si hubiera hecho algo malo.
Luego de un gran reclamo de parte de la mujer mientras buscaba algo, probablemente para tratar las heridas de ambos, la búsqueda cesó un par de minutos después, cuando cayó en cuenta de que lo que traba de hallar, no se encontraba en esa habitación, por lo que indicando que no salieran del lugar, partió en busca de lo que necesitaba.
- Se preocupa demasiado…- comento la kunoichi con una sonrisa, al parecer nada podía cambiarle el estado de ánimo.
- Ya lo creo, aunque preferiría que no lo hiciera, da miedo en ese estado…- respondió el peliazabache devolviendo la sonrisa a su acompañante, aunque claro no conocía a la mujer en otras condiciones, por lo que no sabía si en otra situación daría miedo o no.
- No se dio cuenta de que eres un extraño, seguro cree que eres el nieto del señor Hiwata.
- Eso, o tu madre es muy confiada- expreso mientras se sentaba sobre el suelo sosteniéndose con sus manos detrás de la espalda, luego de unos segundos Nonoha fue nuevamente quien abrió el tema dando la bienvenida a su invitado echándose sobre el suelo. - Gracias por invitarme, es el lugar más atractivo en el que he estado.
Los ancianos se asomaron lentamente hacia la habitación, esperando no encontrarse con la madre de Nonoha, aunque luego de cruzar unas palabras con su nieta Hiwatari no pudo evitar encontrársela, la mujer, de brazos cruzados indagaba sobre qué es lo que les había sucedido, después de todo quien no sospecharía, cuando su hija y otro niño están en tan mal estado.
En sus manos traía demasiadas cosas para tratar sus heridas, solo eran un par de raspones, lo que portaba en sus manos era una exageración - Eh… señora, ¿no cree que son demasiadas cosas?- se animó el Uzureño a romper el hielo, después de todo, el grupo entero se había quedado en silencio con la entrada de la madre de la despeinada - ¿No ira a hacernos una operación?- susurro el ninja al oído de la kunoichi cubriendo su boca con su mano para que no mostrar su risa ante el dicho.
- Por cierto, aun no me he presentado- exclamo poniéndose de pie - Soy Kurusu Ashito, es un gusto- acoto inclinando su torso con respeto.
La mujer se sentó a un lado de los dos niños, dejo en su regazo todas las cosas que había traído consigo y no pudo evitar ver de reojo al muchacho cuando este le dirigió la palabra. En su rostro se dibujó una amable sonrisa y negó suavemente como respuesta – Es mejor que sobre y no que falte –respondió mientras con un movimiento de su mano le indicaba a la menor que se acercara un poco.
Mira nada más... –torció los labios mientras tomaba el rostro de su hija entre sus manos, suavemente -¡Debes tener más cuidado! –tomo un poco de algodón y lo mojo en el alcohol, solo deseaba desinfectar la herida antes de poner la curita ahí. Ante las muecas y lloriqueos de Nonoha no se detuvo, limpio hasta que creyó era suficiente y luego cubrió el corte en la mejilla ajena.
Es un gusto, Ashito –La mujer de cabellos negros sonrió, respondiendo en cuanto el joven se presento – Mi nombre es Aru, y como ya sabrás soy la madre de Nonoha- Madre e Hija compartían algunos rasgos físicos, el enmarañado cabello y ese color azul en sus ojos, sus personalidades por otro lado eran opuestas. La mayor le pidió al niño que se acercara, para tratar los raspones y magulladuras que podían verse a simple vista – No entiendo como sucedió esto ¿alguien quiere explicármelo? – Los dos adultos que aun observaban en silencio bajo el marco de la puerta, se tensaron ante la pregunta de la mujer.
Bueno –la vocecilla de la castaña se escuchó. Al ver que nadie se atrevía a contar nada, decidió narrar parte de lo sucedido, omitiendo ciertos detalles – Cuando llegamos al puente y nos encontramos con el señor Hiwata, unos ladrones nos atacaron –guardo silencio unos segundos viendo las expresiones de su madre, quien dio un respingo mientras curaba al muchacho – ¡Oh, lo siento! –Dejo lo que hacía por algunos momentos mientras contemplaba a todos los presentes- ¿ladrones? ¿Cómo se deshicieron de ellos? – Aguardo, pero la impaciencia se apodero de ella y entonces clavo sus orbes azules en los del muchacho – Ashito ¿puedes decirme que sucedió? –le pidió con amabilidad y preocupación, necesitaba detalles…
¿Tu no vas a mentirme, cierto? –cuestiono la mujer sin quitarle la mirada de encima.
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12/05/2017, 22:53
(Última modificación: 12/05/2017, 23:01 por Haru.)
La mujer respondió con una sonrisa muy agradable, inspiraba mucha confianza, Ashito devolvió la sonrisa al escuchar la presentación de la mayor, que le brindo aparte otra información, la pequeña despeinada se llamaba Nonoha.
El joven Uzureño se acercó lentamente ante el llamado de Aru, ya que al ver cómo había tratado a su hija mientras desinfectaba sus heridas, sintió un leve recelo ya que probablemente a él le haría lo mismo, cuando estuvo frente a la mujer, la misma comenzó a tratar los raspones y heridas que podían verse a simple vista mientras aun intentaba sacar información sobre qué era lo que les había sucedido, aunque al parecer, el par de ancianos se rehusaban a brindarle esa información.
Los minutos pasaron y como no se oía ninguna respuesta a la interrogante, Nonoha decidió explicar a grandes rasgos lo que había sucedido, aunque la mujer no pudo resistirse a interrumpir cuando su hija comentó la palabra “ladrones”, la misma se sobresaltó causando un leve dolor en el peliazabache, quien no tardó en dar su pequeño “ay” al sentir el brusco contacto en su herida.
Ante la exigencia sobre más detalles de parte de Aru, todos guardaron silencio, hasta que la mujer impacientada decidió dirigirse al Uzureño, quien dio un pequeño paso hacia atrás al notar la mirada exigente de la mujer.
- Ashito ¿puedes decirme que sucedió?- la mirada de preocupación de la mayor incomodaba al menor quien comenzó a lanzar vistazos hacia los ancianos y a Nonoha buscando alguna forma de evadir la pregunta, ya que, aunque nadie de los presentes había hecho nada malo, por algo los demás no querían revelarle lo sucedido.
- Eh…eh… bueno, yo…
- ¿Tu no vas a mentirme, cierto?- el Uzureño termino por rendirse ante la presión de la vista de la madre de la kunoichi y se dispuso a relatar lo que podía recordar.
- Bueno, lo que paso fue, como dijo su hija, unos ladrones nos atacaron y ellos me salvaron, y luego de un pequeño combate contra ellos, logramos ganarles, aunque no sé cómo paso…yo termine desmayándome al final- expreso desviando la vista hacia un costado- de ahí no recuerdo mucho hasta hace un par de horas que desperté- aclaro Ashito omitiendo también, al igual que Nonoha, el desarrollo de la situación.
El niño sonrió nuevamente llevando su mano hacia su cabeza para rascar levente la parte trasera de la misma- Pe-pero, eso ya paso, lo importante es que estamos sanos y salvos.
Aru escucho atenta la explicación del muchacho mientras, de vez en cuando, limpiaba con el algodón los raspones en su cuerpo. En cuanto su voz seso la mujer frunció el ceño, sin decir nada, puso curitas sobre los raspones desinfectados y dejo escapar un suspiro - Sé que no me están diciendo toda la verdad - comento ella enarcando una ceja y cruzo los brazos - pero no insistiré más - aseguro torciendo los labios un poco disgustada. El sexto sentido de las madres era terrorífico, podían darse cuenta fácilmente cuando sus hijos le mentían…la mujer sabia que tanto Ashito como Nonoha evitaban contarle todo, pero decidió no indagar mas, ya se enteraría luego.
Nonoha se percató enseguida de que su mamá no se había creido aquella historia a medias, que ambos habían intentado contar "Que miedo" pensó mientras mirada a otra parte. Los ancianos que no se habían pronunciado para nada, solo atinaron a asentir y confirmar las palabras que del joven ninja - Es cierto querida, fuimos sorprendidos por ladrones – Ren entro en la habitación y se sento cerca de la entrada, Hiwata lo siguió e hizo lo mismo – ver la carreta llena de fruta, les hizo pensar que teníamos dinero con nosotros – afirmó el de Uzu mientras se acomoda y reposaba la espalda sobre la pared, ya estaba viejo para esos trotes, sentía que todo le dolía pese a no haber hecho gran cosa.
Aaah –dejo escapar un sonoro suspiro mientras observaba a su suegro y a su amigo – está bien, está bien –movió una mano frente a su rostro, restándole poca importancia al tema – dejémoslo así, por ahora… - se levantó y tomo todas las cosas que había traído consigo y se dispuso a salir del cuarto no sin antes dedicarles una mirada – La comida estará pronto, vayan a darse un un baño y no tarden - y desapareció tras el umbral de la puerta, en el largo corredor.
- Es bueno que ya no haya preguntado más – murmuro la niña desinflándose y volviéndo a sentarse, tras haberse recostado antes sobre el suelo. Mientras se acomodaba el cabello, el olor a comida se esparció por todo el lugar, escabulléndose en la habitación en la que todos se encontraban ahora – Que bien huele – respiro hondamente embriagándose con la deliciosa fragancia y minutos más tarde su estómago protesto. Su rostro se tiño suavemente de rosa, estaba realmente apenada en alguna otra ocasión lo hubiese ignorado y sonreído pero era tanta la fatiga que le fue imposible – He he he he lo siento, tengo mucha hambre –sonrió nerviosa mientras se sobaba el cuello.
Se levantó de su lugar y miro a su abuelo, seguidamente poso la vista sobre Ashito - Ashito es el invitado, el debería ir a tomar un baño primero - comento de pronto la niña mientras se estiraba desperezándose. Ren la observo y asintió despacio –Es cierto, es una buena idea – comento el mayor con una sonrisa –ve con Nonoha muchacho, ella te guiara -
Off: me disculpo por la demora u.u
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