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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
Izumi se asomó con delicadeza para observar a los monjes rezar. Después, se volvió hacia Juro.

—La última vez que me senté en esa postura más de diez minutos se me durmió hasta el culo—

— Ya están entrenados para eso — contestó, sonriendo por la broma.

Ambos jóvenes se quedaron en silencio, observando a los monjes. La pregunta estaba en el aire. ¿Qué hacían ahora? Juro pensó en cerrar la puerta y dejarles algo de intimidad a los pobres monjes. Izumi parecía estar pensando lo mismo. Finalmente, ella fue la que manifestó la duda en voz alta.

—Bueno, ¿esperamos a que terminen o nos marchamos?—

— No se cuanto podrían tardar, pero no me gusta mucho la idea de esperar aquí durante mucho rato con este calor— admitió Juro —. Tampoco vamos a molestarlos más, mejor cierro.

Si Izumi no se lo impedía, Juro volvería a cerrar la puerta. No vaya a ser que les pillasen.

— Quería meditar o algo así, ¿no? — preguntó, pensativo —. Hagamoslo aqui. Aunque sean cinco minutos. No estamos dentro, pero, estar a los pies del templo cuanta como lugar sagrado, ¿no?

Juro trataría de imitar la posición que había visto en los monjes. Después, cerraría los ojos y se concentraría, más o menos. Pondría una falsa cara de concentración, delatada por la sonrisa que se le escapaba en los labios.

— Ommmmmmmmm — murmuró.
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#32
— No se cuanto podrían tardar, pero no me gusta mucho la idea de esperar aquí durante mucho rato con este calor— el chico tenía razón, la meditaciones de los monjes podían llevar horas y no podían saber siquiera si acababan de empezar o estaban a la mitad —. Tampoco vamos a molestarlos más, mejor cierro.

Cerró la puerta con el mismo cuidado que la había abierto, por lo que Izumi se alejó un poco de la puerta caminando de nuevo hacia la fuente.

"Al final creo que me ha hecho venir aquí para nada... como coja a esa vieja lagartija se a cagar" apretó el puño frente a su pecho con rabia

— Quería meditar o algo así, ¿no? — preguntó, pensativo —. Hagamoslo aqui. Aunque sean cinco minutos. No estamos dentro, pero, estar a los pies del templo cuanta como lugar sagrado, ¿no?

El comentario de su compañero hizo que la pelinaranja se diese la vuelta para quedarse mirando al chico que parecía decir las cosas bastante en serio

"¿Va en serio?"

Observó como el marionetista se puso en la posición del loto y — Ommmmmmmmm — con cara de estar apunto de mearse de risa

Izumi no pudo reprimir una carcajada, eso si un tanto controlada para no molestar a los monjes —¡Menuda cara de concentración!— se secó un par de lágrimillas que se le habían caído de la risa —Como te pillen los monjes haciendo eso...—
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#33
Izumi rompió a reír en cuanto vio las acciones de Juro. Este mismo trató de controlar la risa, aunque salió a borbotones de él. Afortunadamente, la puerta no se abrió. Si los monjes se enteraron, nunca lo sabrían.

—¡Menuda cara de concentración! Como te pillen los monjes haciendo eso...

Juro le sacó la lengua, en gesto de burla. Después, se levantó y se sacudió un poco. Ya que la chica no quería aceptar su "invitación" a meditar, supuso que no tenían mucho que hacer.

— Sería una muerte dolorosa, pero habría merecido la pena — contestó, con una sonrisa desafiante.

"Creo que el calor me esta sentando mal" — reflexionó para sí. O quizá Izumi. Él normalmente no habría hecho semejante estupidez. ¿Buscaba hacerla reír o alguna cosa así?

Tras serenarse y estar listo, se dirigió a la fuente y volvió a refrescarse la cara. Invitó a Izumi. Iba a ser un camino de vuelta doloroso.

— Bueno, creo que ha sido suficiente meditación por hoy — murmuró, mirando hacia el camino —. ¿Lista para volver?
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#34
— Sería una muerte dolorosa, pero habría merecido la pena — contestó, con una sonrisa desafiante.

—Mataría por ver eso— siguió con la broma la pelinaranja mientras se daba la vuelta para dirigirse de nuevo hasta el pozo, donde volvería a echarse un poco de agua en la cara y el cabello para refrescarse

— Bueno, creo que ha sido suficiente meditación por hoy — murmuró, mirando hacia el camino
—. ¿Lista para volver?

"Al final venir aquí a sido para nada... eso me pasa por hacerle caso a una salamanquesa" miró hacia el templo fugazmente antes de volverse hacia su compañero

—Supongo que es lo mejor, no quiero tener que seguir aguantando este calor por mucho más tiempo— escurrió con cuidado su cabello con ambas manos, para evitar que chorrease incómodamente durante el camino por su espalda —Espero que la vuelta se haga más corta ahora que conocemos el camino— se acomodó su katana en su espalda antes de comenzar a andar en dirección al arco tori que daba paso a la salida del templo —Pienso quedarme toda la tarde en la primera heladería que cruce— comentó mientras se abanicaba con ambas manos
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#35
Izumi aceptó la invitación y se refrescó también junto a él. Después, los dos genins se pusieron en marcha, dandose la vuelta del famoso templo, que recordarían de forma horrible a partir de entonces.

—Supongo que es lo mejor, no quiero tener que seguir aguantando este calor por mucho más tiempo—

Juro asintió. Odiaba aquella temperatura. Si no fuese tan inquieto y lo hubiera sabido, probablemente se habría quedado en el hotel.

—Espero que la vuelta se haga más corta ahora que conocemos el camino. Pienso quedarme toda la tarde en la primera heladería que cruce —

— Si solo pudiéramos darnos más prisa... pero con este calor, no hay quien haga el mínimo esfuerzo.

Juro suspiró. Que empezase el camino otra vez. Con suerte, pronto llegarían.

— Yo creo que me daré una buena ducha fría cuando llegue al hotel — asintió, aunque la idea del helado tampoco estaba mal — . Y luego beberé algo frío. Con muchos hielos...

Estuvo a punto de abrazarse así mismo, pero eso le iba a dar más calor.
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