1/08/2017, 23:24
La avenida principal de la Aldea se encontraba abarrotada como cada mañana, carros, mercaderes ambulantes, viajeros y ciudadanos que iban y venían inmersos en su propia rutina. El ir y venir de los clientes en los comercios, grupos de shinobis que regresaban o marchaban a sus misiones... todo aquello tenía un cierto encanto si se observaba con los ojos adecuados aunque a Ashida simplemente le agobiaba, nunca le gustó estar a la misma altura que las multitudes. El prefería tenerlas a sus pies, frente a su escenario y no pululando a su alrededor de un lugar a otro sin reparar en él.
"Llevo aquí toda la mañana..." se quejaba el pelinegro, que se encontraba sentado sobre un viejo barril a la puerta de una tienda de ebanistería "Por estás cosas no me gusta trabajar dentro de la Aldea... no sabes en quién puedes fiarte" desvió la mirada de la muchedumbre que ocupaba la vía para revisar que su apreciado shamisen descansaba cómodamente junto a él, apoyado entre la pared y el barril "Tal vez tenga que ser menos exigente, tampoco creo que sea tan complicado..." se ajusto sobre los hombros su capa de viaje para después revolver su frondosa melena un tanto desquiciado "Si tan sólo me hubiesen dado todos los malditos detalles directamente..." chasqueó la lengua mientras tomaba con su mano izquierda su instrumento musical por el mástil para subirlo a su regazo "Si fuese en otro lugar no tendría problema en ir yo solo... pero aquí dentro no puedo permitirme errores, tengo que ir sobre seguro" se recordó así mismo al verse tentado a presentarse aquella tarde-noche solo en Minami Tabān (Taberna del Sur)
Dispuesto a hacer su espera más amena, sacó de entre sus ropas su bachi mientras se acomodaba el shamisen. Respiro hondo con suavidad antes de hacer vibrar la primera cuerda de su instrumento "Vamos allá..." Ashida comenzó a tocar ante la sorpresa de muchos viandantes que se detenían a observar, unos se quedaban, otros recordaban que tenían tareas que hacer y seguían su camino, otros ni siquiera le prestaban atención... pero ninguno de ellos le importaba los más mínimo, en aquel momento para el músico solo existían él y su shamisen.
"Llevo aquí toda la mañana..." se quejaba el pelinegro, que se encontraba sentado sobre un viejo barril a la puerta de una tienda de ebanistería "Por estás cosas no me gusta trabajar dentro de la Aldea... no sabes en quién puedes fiarte" desvió la mirada de la muchedumbre que ocupaba la vía para revisar que su apreciado shamisen descansaba cómodamente junto a él, apoyado entre la pared y el barril "Tal vez tenga que ser menos exigente, tampoco creo que sea tan complicado..." se ajusto sobre los hombros su capa de viaje para después revolver su frondosa melena un tanto desquiciado "Si tan sólo me hubiesen dado todos los malditos detalles directamente..." chasqueó la lengua mientras tomaba con su mano izquierda su instrumento musical por el mástil para subirlo a su regazo "Si fuese en otro lugar no tendría problema en ir yo solo... pero aquí dentro no puedo permitirme errores, tengo que ir sobre seguro" se recordó así mismo al verse tentado a presentarse aquella tarde-noche solo en Minami Tabān (Taberna del Sur)
Dispuesto a hacer su espera más amena, sacó de entre sus ropas su bachi mientras se acomodaba el shamisen. Respiro hondo con suavidad antes de hacer vibrar la primera cuerda de su instrumento "Vamos allá..." Ashida comenzó a tocar ante la sorpresa de muchos viandantes que se detenían a observar, unos se quedaban, otros recordaban que tenían tareas que hacer y seguían su camino, otros ni siquiera le prestaban atención... pero ninguno de ellos le importaba los más mínimo, en aquel momento para el músico solo existían él y su shamisen.