Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Juro permaneció tan callado como una tabla de madera, o un trozo de mármol. Se limitó a ver y escuchar, cual espectador que disfrutaba de un circo. La chica no reparó en alegar que no podía tener nada que fuese de su utilidad, abatiendo al vendedor con contundencia. Pero, siempre hay un pero, éste no parecía dispuesto a retroceder. El hombre encajó el golpe, y alzo la barbilla, dispuesto a recibir alguno mas si es que venía. El hombre no dudó de sus mercancías, y solicitó a la chica que mirase.
El hombre volvió hacia su carro, y comenzó a revolver el baratillo que tenía dentro formado. Lanzó un bocadillo a un lado, unos tarros extraños hacia otro, piedras y pelucas hacia el fondo. Tardó unos segundos, pero al fin encontró lo que buscaba. Con un tarro con una etiqueta mas que singular, el hombre giró y confrontó de nuevo a su adversaria. Estiró las manos, mostrando el tarro, y reveló que esa crema era mas que popular entre las chicas. Se trataba de una crema anti arrugas, que recomendaba a causa de haber entendido mal lo que hablaba la pelirroja con Juro.
La chica alzó una ceja, en una mueca que reflejaba con infinita calidad cuán extrañada estaba ante el gesto del hombre. Volvió la mirada hacia Juro, y de nuevo hacia el hombre. Tomó aire, alzó su indice hacia el cielo —dispuesta a mandar a tomar por culos a los mismos dioses— pero tras un segundo, tuvo que torcer el gesto, e incluso la mirada.
—Por todos los demonios... jajajaja... —estalló en una carcajada.
La chica intentó controlar la risa, pero la verdad es que casi le era imposible. Rió por unos segundos, hasta las lágrimas le brotaban de los ojos. El maldito hombre, se había entrometido, y había tergiversado las cosas hasta un punto que había hecho que resultase ridícula su ofrenda.
—Yo... yo.... —intentó de sentenciar, recomponiendo la compostura. —¿para qué querría esa crema? No envejezco, ni tampoco enfermo... soy inmortal.
»Jamás sabré lo que es tener una maldita arruga... para bien o para mal.
El vendedor sacó su crema milagrosa, con una ingeniosa frase como gancho para que la chica se decidiese a venderla. Aiko miró la crema; después, miró a Juro, y volvió a mirar al hombre, antes de echarse a reír.
« Es muy guapa cuando se ríe » — pensó, inconscientemente.
Juro la observó. Bajó aquella capa de misterio y pesar, su risa sonó natural. Incluso las lágrimas brotaban de sus ojos por el movimiento involuntario. Juro rió un poco también. Era imposible no hacerlo.
— Lo siento, pero te equivocaste de chica — mencionó, esperando no llevarse una nueva reprimenda.
El vendedor se pasó el rato observándoles, sin acabar de entender porque se reían de su producto. Aun así, mantuvo el temple y no dijo nada. Aiko finalmente habló.
— ¿Para qué querría esa crema? No envejezco, ni tampoco enfermo... soy inmortal. Jamás sabré lo que es tener una maldita arruga... para bien o para mal.
Juro suspiró. Finalmente se lo había dicho. El vendedor no se inmutó.
— Así que es eso. Entonces la crema va para el carro. — y como si fuera tal cosa, la echó otra vez adentro y siguió rebuscando —. Tengo algo perfecto para ti.
Era sorprendente su capacidad para asimilar y recomponerse. Tuvo una mala sensación al verle rebuscar nuevamente en ese carro, pero se le pasó al momento. Después de todo, aquel hombre no tenía ni idea de lo que pasaba. Quizá incluso se lo había tomado de broma, o como una ridícula excusa para evadir su producto.
« Debe de ser eso. Le habrán dado tantas excusas ridículas que ni se inmuta »
— Creo que ahora va a darte el bocadillo — le susurró por lo bajo, para que solo le oyese ella.
Finalmente, sacó algo. En esta ocasión, era un pequeño frasco de cristal rectangular. En su interior, había un líquido de un color que mezclaba el verde claro y el amarillo. Sobre el frasco había un dosificador, de los antiguos, que al ser pulsado exhalaba la sustancia mediante una boquilla. El frasco tenía también un lacito rojo. Sobre el cristal, había grabadas unas letras: "Eau de Inmortal".
El vendedor se lo acercó, apremiante, y dejó que Aiko lo cogiese.
— Este perfume es muy popular. Dice que despide un olor digno de un ser inmortal — dijo, con una sonrisa — Pruebelo, adelante.
Tras la risa incontrolable de la pelirroja, hasta Juro no pudo evitar el comentario de que se había equivocado de chica con esa crema. Las arrugas eran uno de sus menores problemas, por no decir un problema que jamás conocería. Por suerte o desgracia, era algo que a día de hoy se tomaba con bastante sentido del humor. Aunque, no dejaba de ser un problema el no poder aparentar esa evolución física hacia la madurez... que pena que a las mujeres de oniido no les gustasen las arrugas, seguro que de ser así habrían inventado una crema para aparentar mas edad.
Para cuando Aiko confesó ser inmortal, el hombre lo tomó con toda la naturalidad del mundo, como si conociese a un centenar de inmortales mas. Se limitó a dejar la crema en la carreta, y comenzó a buscar de nuevo entre su mercadillo personal. Rebuscó y rebuscó, y en lo que el hombre encontraba lo que buscaba, Juro lanzó un divertido comentario que de nuevo hizo a la chica reír.
—Si... el bocadillo de los inmortales... jajaja —se atrevió a bromear en voz baja.
Sin embargo, no se alejaba demasiado con la broma. El hombre, mostró un nuevo tarro, y se lo ofreció a la chica. Todo ello mientras iba informando de qué era, una colonia digna de los inmortales, según se jactaba. La chica no pudo evitar una mueca de curiosidad, pues ella era mas curiosa que un gato. EL hombre se la ofreció, y le inquirió que la probase de manera gratuita.
«¿Una fragancia para los inmortales...?»
La chica tomó el tarro, y roció un poco de ésta colonia sobre sus muñecas. Tras ello, cerró el frasco, juntó ambas muñecas y las frotó con tal de extender y airear el aroma que éstas reprendían. Acercó su nariz a la muñeca izquierda, y olisqueó la fragancia.
Sin demora, devolvió el tarro al mercader. —Aquí tiene. —y volvió a oler la fragancia que se había quedado impregnada en sus muñecas. No era muy asidua a las fragancias nuevas, pero tampoco podía dejar pasar la oportunidad.
Aiko pareció verse fascinada ante el perfume. Juro también lo observó. Por alguna razón, la mezcla de tonos y colores le resultaba vagamente familiar.
« Que curioso. Un perfume para inmortales »
Era tan oportuno...
El hombre, con una sonrisa, le cedió el objeto y Aiko procedió a tomarlo. La chica preparó el dosificador y la muñeca. Dentro de unos segundos, exhalaría aquella sustancia.
Juro la siguió observando. Había algo que se le escapaba.
Ese tono amarillento-verduzco. Esa mezcla de sustancias...
Ese frasco de cristal...
— ¡Mierda! — exclamó, al instante.
De un manotazo, le arrebató el perfume de las manos a Aiko y lo tiró al suelo. El frasquito de cristal se rompió, liberando una pequeña nube de humo verduzca-amarillenta. El vendedor, sobresaltado, se alejó de aquella nube de humo al instante.
¿Cómo no se había dado cuenta antes? Por muy poco experto que fuese, tenía un ejemplar de ese mismo veneno en su portaobjetos.
— Eso no es perfume. Es una toxina paralizante — musitó, clavando sus ojos en el vendedor.
El vendedor, por su parte, salio corriendo hacia el carromato, como alma que lleva el demonio.
— ¡Plan B, Kaede! ¡Plan B! — exclamaba, como un loco.
La chica, confiada o quizás fascinada por el nombre del perfume, no notó nada raro —mas de lo plausible— en el frasco o su contenido. Tenía un color curioso, eso si, ¿pero qué menos para una fragancia creada para inmortales? Sonaba tan... acertado o casual, que casi era surrealista. Sin embargo, ahí fue la inocente a rociarse con la colonia para cuando Juro se sobresaltó. Éste se quejó, y le dio un manotazo a la chica, haciendo que ésta terminase lanzando el frasco al suelo. La cara de la chica esbozó una clara mueca de sorpresa, y quizás indignación.
«¿Por qué? ¿POR QUÉ?»
Aiko miró al chico, y para cuando lo hizo, éste alegó que no se trataba de ningún tipo de perfume, que se trataba de una toxina paralizante. Los ojos de Aiko se abrieron como platos, y reaccionó poniéndose en pié bruscamente. Desvió la mirada hacia el vendedor, y alzó la guardia, dispuesta a dar guerra.
Sin embargo, el vendedor no era un luchador nato, se podía ver en sus carnes y acciones. Éste había emprendido una leve carrera hacia el carro, buscando cobertura con el mismo ante una represalia por parte de la kunoichi o Juro. Al flanco de los chicos, una leve nube del supuesto veneno paralizante aún se mantenía en el sitio. Entre tanto, el vendedor ambulante gritaba a una tal Kaede que era hora del plan B.
—Gracias, Juro.
Sin bajar la guardia, buscó en pos de encontrar a la posible ayuda del maldito gordo cobarde. Pensaba darles un buen escarmiento, a ambos...
—Maldito cobarde... ¡da la cara tu y tus amiguitos! —inquirió la chica al hombre.
Suspiró de alivio. Había llegado a tiempo. La nube de veneno tóxica no llegó a tocar a nadie.
—Gracias, Juro.
Juro se ruborizó levemente, olvidando la situación en la que se encontraban durante unos momentos. Después, sacudió la cabeza y se espabiló.
— Ten cuidado. A saber que más cosas tendrá en esa carretilla...
Aiko parecía furiosa. Se había levantado, tensa. Por unos momentos, parecía que se había dignado incluso a recibir aquel perfume. Desde luego, el tío la había cagado.
« Pero no buscaba matarla. Solo paralizarla. ¿Quería capturarla? ¿Explorar su inmortalidad? »
—Maldito cobarde... ¡da la cara tu y tus amiguitos! —inquirió la chica al hombre.
El hombre consiguió llegar hasta el carro. Jadeó. La sola carrera ya le había agotado. Estaba en pésimas condiciones físicas. Aun pudo dedicarles una sonrisa cansada.
— Tu inmortalidad sera nuestra, chica. Si la entregas será mucho más fácil.
Al momento, la ayuda de aquel hombre apareció. Pero no en el suelo, a su lado, o detrás del carromato. Literalmente apareció encima suyo.
Era una mujer adulta, muy alta, de complexión extremadamente delgada. Tenía una cola de caballo marrón como pelo, y unos brillantes ojos azules. Vestía una ropa andrajosa y gastada, y en sus muñecas, llevaba dos esposas, como extraño complemento. Sus piernas también. Tenía una marca circular en el cuello, como si hubiera llevado una correa.
La mujer salió de encima del carro, como si volase. En realidad, solo había dado un gran salto desde lo alto de la estructura, en dirección hacia ambos chicos. Con gran habilidad, dio un giro de tobillo y trató de asestarles una patada voladora, que podría precipitarles hacia el acantilado...
Juro no tardó en adelantarse a otra posible jugada por parte del vendedor, advirtiendo a la chica que tuviese cuidado, pues no sabían qué mas podía tener éste hombre en su carretilla —además de un bocadillo— y seguramente podría usar en contra de ambos. Sin embargo, el chico parecía estar fuera de lugar, todo parecía ir en contra de la pelirroja. El vendedor no tardó en anunciar que su objetivo era la inmortalidad de Aiko, la conseguiría ya fuese por las buenas o por las malas.
—¡...y una mierda! —contra argumentó la chica.
No pensaba dar a torcer su brazo, mucho menos dejarse atrapar por un gordo y su panda de papanatas. De pronto, su apoyo salió a la luz, saltando a toda velocidad desde su carromato. Juro había tenido toda la razón, acertó de lleno. Ésta mujer, de características realmente singulares, que claramente parecía una esclava, se arrojó sobre Aiko. En el mismo salto, giró sobre si misma, lanzando una potente patada giratoria con la que casi parecía pretender tirarla por el acantilado.
Aiko, que ya tenía alzada la guardia, y por ende no estaba desprevenida, giró sobre sí misma a la par que se agachaba. La pierna de su atacante pasaría por arriba suya, en lo que ésta deslizaba su pierna en una patada que barrería a su oponente, haciéndola caer al suelo por medio de su único punto de apoyo posible. Muy diestra había de ser para contrarrestar su jugada, pero... no podía menospreciarla.
El cuerpo de Aiko comenzó a agrietarse por ciertas partes, y en lo que terminaba su contraataque, una daga de papel surgiría a la altura de su mano zurda, la cual empuñaría y acercaría al cuello de su atacante en caso de haberla derribado.
—¿De verdad creen que soy tan fácil de atrapar si voy anunciando mi don? ¿Acaso son idiotas?
Estado de Aiko
110/110
–
117/150
–
—Objetos:
Hitai-ate [Cintura]
Retrato de Aiko [Bota derecha]
Portaobjetos (10/10)[Muslo derecho]
Kunai (2/2) [Portaobjeto]
Shuriken (1/1) [Portaobjeto]
Hilo shinobi (3/3) [Portaobjeto]
Bomba de humo (1/1) [Portaobjeto]
Hikaridama (1/1) [portaobjeto]
Sello explosivo clase C (3/3) [Portaobjeto]
Bomba explosiva clase C (1/1) [Portaobjeto]
* Ninguna AO *
Técnicas usadas:
¤ Hayai ga Katai ¤ Duro y Rápido - Tipo: Ofensivo / Apoyo - Rango: C - Requisitos: Kamijutsu 20 - Gastos:
20 CK (Divide regeneración de CK, máximo 2)
(Kamijutsu 40) (Multiplicable x 2, necesario tener activo Shikigami no Mai, máximo 1)
- Daños: 15 PV por impacto o corte - Efectos adicionales: Crea un máximo de 2 espadas ligeras, o 1 pesada. Para empuñar el arma se necesita la mitad del requisito habitual del arma. - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Las armas no pueden sobrepasar los 50 cm de largo de hoja, ni los 10 cm de ancho. No pueden alejarse mas de 10 metros.
Estirando el brazo, la kunoichi libera un pequeño torrente de papeles que rápidamente toman la forma de un estoque o espada. Ésta espada es realmente ligera, y afilada. No puede realmente hacer competencia a armas verdaderamente grandes, pero sin duda da la talla contra casi cualquiera. La kunoichi puede empuñar hasta un máximo de 2 espadas, o incluso dejarla en manos de un aliado. Si las espadas quedan a mas de 10 metros, se convierten en meros papeles.
El usuario además puede cambiar la forma de los papeles desde la típica kodachi hasta un bokken, puede formar cualquier tipo de estoque o espada, aunque ésta siempre tendrá la repercusión de ser ligera.
(Kamijutsu 40) Con la danza del Shikigami activada, la kunoichi puede añadir un sobrepeso a la espada, de manera tosca y exagerada. Con éste efecto, el arma pesará bastante mas de lo habitual en la técnica, pero ganará un extra en daño por contusión. En ésta forma sobrepesada, la kunoichi está obligada a usar ambas manos para empuñarla.
¤ Shikigami no Mai ¤ Danza del Shikigami - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Kamijutsu 20 - Gastos: 11 CK (divide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Transforma el cuerpo del usuario en papeles
Puede flotar por encima del suelo
- Sellos: - - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: El usuario puede dispersarse en un área de 20 metros
Una de las técnicas más emblemáticas de la especialidad y base para otras muchas. Usando su habilidad con el origami y el Ninjutsu, el usuario es capaz de transformar su cuerpo y sus ropas en una infinidad de papeles que pueden dispersarse en el espacio para unirse posteriormente de nuevo en su forma corpórea. Sin necesidad de formar de nuevo las piernas, el usuario es capaz de desplazarse flotando por encima del suelo a la misma velocidad con lo que lo haría de normal.
En esta forma el usuario es débil a ataques con aceite, ya que los papeles se pegan entre sí. Sin embargo, no es débil al agua ni al fuego.
Juro se apartó a un lado, al tiempo que la mujer se lanzaba a por Aiko. En lugar de huir o apartarse, ella reaccionó: esquivó la patada, giró sobre si misma y lanzó un barrido lateral, derribando a la mujer.
La mujer cayó al suelo con un gruñido. Era evidente que no tenía una formación ninja como la suya, y que no podía seguir el ritmo. Juro observó con cierta fascinación como el cuerpo de la chica comenzaba a agrietarse. De su mano zurda surgió una daga de papel — ¡lo había vuelto a hacer! — y buscó el cuello de la mujer.
Ella se mantuvo quieta en todo momento. Inerte.
Por otro lado, Juro observó al hombre mercader, quien se había ocultado tras la carretilla.
— No lo sé, quizá su plan era capturarte con el veneno y ahora se están desesperando.
— ¡Toma esta zorra!
Irrumpiendo su conversación, el mercader salió de detrás del carro armado con una enorme ballesta. Sin previo aviso, disparó una flecha directamente hacia el pecho de Aiko, dispuesto a atravesarla de par en par.
— ¡Mierda!
Juro lanzó un frasquito de cristal, relleno de un líquido amarillento. El mismo líquido utilizado para el perfume. Este cayó sobre el gordo, pero no a tiempo para detener la flecha. El hombre quedó paralizado sobre su sitio, temblando levemente de incertidumbre.
Estado de Juro
PV:
120/120
–
CK:
120/120
–
Inventario:
¤ Hitai-ate [Atada al cuello]
¤ Portaobjetos básico [5/10]
Picadura de mosquito
Mordisco de serpiente
Veneno común
Makimono
Makimono
¤ Marioneta Básica [Atada en la cintura]
Estado de Gen
(Marioneta básica)
PV: 40/40
Equipamiento:
¤ Cuchillas Acoplables X 2 [2/2 ranuras acoplables para cuchilla]
¤ Bola de Fuego Marionetista [3/3 espacios lanzadores palma de la mano]
¤ Bola de Humo Marionetista [1/1 lanzador en la boca]
¤ Escudo Retráctil [20/20 PV] [espacio único pecho]
¤ Mordisco de serpiente - Tipo: Veneno - Requisitos: Iryo-Nin o Marionetista - Precio: 2500 ryos - Uso: Parálisis en la zona afectada durante 3 turnos.
Veneno líquido que se fabrica mezclando los venenos de distintas serpientes y que da como resultado una poderosa neurotoxina que paraliza las partes del cuerpo afectadas.
Aiko consiguió evadir sin demasiados problemas la feroz patada de su oponente, y en una respuesta rápida y certera con su pierna, consiguió derribarla. Ésta cayó al suelo, en un golpe seco y tosco. En ese mismo instante, la pelirroja aprovechó la situación para abalanzarse rápidamente sobre la chica, haciendo que ésta no pudiese moverse demasiado, y amenazó con su daga en el cuello de su rival. Todo parecía estar controlado, hasta que Juro respondió por ellos. Quizás, el chico interpretó que la pregunta iba dirigida a él, e irónicamente contestó con lo que él especulaba.
Bajo amenaza, el gordo salió de su escondrijo, eso si, armado con una enorme ballesta y apuntando a la pelirroja. Ésta alcanzó a mirar el panorama, y para cuando lo hizo, al grito del susodicho hombre el arma disparó su munición directa hacia el torso de la inmortal.
«¡Mierda!»
Con solo dos opciones rápidas en elección, la chica tomó la mas inteligente —evadir— y así pensado, rodó hacia su costado izquierdo. Lamentablemente, con ello había dejado libre a la mujer. Con el mismo movimiento, la chica se reincorporó tan rápido como pudo, y lanzó la daga contra la mujer, directa hacia sus piernas.
Para cuando volvió a mirar hacia el gordo, Juro había usado un frasco con el mismo tono que el gordo antes le había ofrecido. Sus movimiento cesaron, y el arma cayó al suelo. Sabiendo que el maldito cobarde estaba paralizado por su improvisado compañero, la chica se levantó por completo, y alzó de nuevo su guardia mientras buscaba nuevamente encarar a la mujer.
—Gracias de nuevo, Juro.
Estado de Aiko
110/110
–
117/150
–
—Objetos:
Hitai-ate [Cintura]
Retrato de Aiko [Bota derecha]
Portaobjetos (10/10)[Muslo derecho]
Kunai (2/2) [Portaobjeto]
Shuriken (1/1) [Portaobjeto]
Hilo shinobi (3/3) [Portaobjeto]
Bomba de humo (1/1) [Portaobjeto]
Hikaridama (1/1) [portaobjeto]
Sello explosivo clase C (3/3) [Portaobjeto]
Bomba explosiva clase C (1/1) [Portaobjeto]
* Ninguna AO *
Técnicas usadas:
¤ Hayai ga Katai ¤ Duro y Rápido - Tipo: Ofensivo / Apoyo - Rango: C - Requisitos: Kamijutsu 20 - Gastos:
20 CK (Divide regeneración de CK, máximo 2)
(Kamijutsu 40) (Multiplicable x 2, necesario tener activo Shikigami no Mai, máximo 1)
- Daños: 15 PV por impacto o corte - Efectos adicionales: Crea un máximo de 2 espadas ligeras, o 1 pesada. Para empuñar el arma se necesita la mitad del requisito habitual del arma. - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Las armas no pueden sobrepasar los 50 cm de largo de hoja, ni los 10 cm de ancho. No pueden alejarse mas de 10 metros.
Estirando el brazo, la kunoichi libera un pequeño torrente de papeles que rápidamente toman la forma de un estoque o espada. Ésta espada es realmente ligera, y afilada. No puede realmente hacer competencia a armas verdaderamente grandes, pero sin duda da la talla contra casi cualquiera. La kunoichi puede empuñar hasta un máximo de 2 espadas, o incluso dejarla en manos de un aliado. Si las espadas quedan a mas de 10 metros, se convierten en meros papeles.
El usuario además puede cambiar la forma de los papeles desde la típica kodachi hasta un bokken, puede formar cualquier tipo de estoque o espada, aunque ésta siempre tendrá la repercusión de ser ligera.
(Kamijutsu 40) Con la danza del Shikigami activada, la kunoichi puede añadir un sobrepeso a la espada, de manera tosca y exagerada. Con éste efecto, el arma pesará bastante mas de lo habitual en la técnica, pero ganará un extra en daño por contusión. En ésta forma sobrepesada, la kunoichi está obligada a usar ambas manos para empuñarla.
¤ Shikigami no Mai ¤ Danza del Shikigami - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Kamijutsu 20 - Gastos: 11 CK (divide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Transforma el cuerpo del usuario en papeles
Puede flotar por encima del suelo
- Sellos: - - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: El usuario puede dispersarse en un área de 20 metros
Una de las técnicas más emblemáticas de la especialidad y base para otras muchas. Usando su habilidad con el origami y el Ninjutsu, el usuario es capaz de transformar su cuerpo y sus ropas en una infinidad de papeles que pueden dispersarse en el espacio para unirse posteriormente de nuevo en su forma corpórea. Sin necesidad de formar de nuevo las piernas, el usuario es capaz de desplazarse flotando por encima del suelo a la misma velocidad con lo que lo haría de normal.
En esta forma el usuario es débil a ataques con aceite, ya que los papeles se pegan entre sí. Sin embargo, no es débil al agua ni al fuego.
Aiko logró esquivar el virote que iba en su dirección con relativa facilidad, rodando de costado. Con eso, la mujer que se encontraba aprisionada encontró su libertad.
Tras evitarlo, la chica lanzó la daga a la piernas de la mujer como forma de detenerla. Esta, sin embargo, no perdió el tiempo: dio un salto hacia atrás y logró esquivar el arma arrojadiza, que se alejó volando hasta caer al suelo. La mujer retrocedió dando un par más de saltos, hasta llegar a la altura del mercader.
— Eso es. Acaba con ellos — le dijo el mercader, aún paralizado.
Juro miró a Aiko, preocupado. Había inutilizado a uno, pero aun así...
— La parálisis no durara eternamente. ¿Puedes noquearla? — le preguntó —. Tenemos que llegar a ese carro y evitar que saquen más cosas. Es como su arsenal privado.
La mujer agarró la ballesta y la cargó, con manos temblorosas. Estaba asustada, y sudaba bastante. A pesar de temblar, empuñó el arma contra Aiko y Juro, con una amenaza silenciosa de lo que pasaría si se acercaban.
La chica a la que había liberado era ágil cual gacela. Para cuando Aiko intentó inutilizarla a base de cortarle a la altura de la pierna, ésta lo esquivó de un mero salto, y continuó la evasiva hasta llegar a la altura del mercader. Con relativa facilidad ésta había conseguido llegar hasta el paralizado hombre, que no dudó en pedirle que matase a los chicos. Amenazante, pero paralizado por un veneno que él mismo había utilizado...
A veces, el destino es de lo mas gracioso.
Juro no tardó en avisar que el efecto de su veneno no era demasiado largo, que en unos segundos mas el hombre volvería a recobrar la movilidad. Avisó también de que debían llegar hasta el carro y evitar que sacasen de éste mas armas, pues parecía un arsenal andante. Razón no le faltaba, pero... Aiko no era muy capaz de detener a ambos de un solo ataque, ¿o si?
Ante sus ojos, la mujer tomó la ballesta que anteriormente había empuñado el hombre. Sus manos temblaban como un flan sobre un plato, pero su silencio era amenazante, casi tanto como su arma. Sin duda, no tardaría en disparar.
«Si no puedo ir hasta la montaña, la rompo y punto...»
La chica llevó su diestra hacia el bolsillo, y rápidamente la sacó. Un trozo de papel bien llamativo, que rápidamente se adheriría a un shuriken de papel que habría hecho con la otra mano. Sin mas, lanzó el artilugio, y para cuando éste llegase a la altura del carromato, realizaría el sello de la serpiente.
¡BOOOOM!
La explosión haría que aquél arsenal se fuese al carajo, así como posiblemente el gordo y la mujer, si es que decidían no evitar el artilugio de la chica.
Estado de Aiko
110/110
–
96/150
–
—Objetos:
Hitai-ate [Cintura]
Retrato de Aiko [Bota derecha]
Portaobjetos (10/10)[Muslo derecho]
Kunai (2/2) [Portaobjeto]
Shuriken (1/1) [Portaobjeto]
Hilo shinobi (3/3) [Portaobjeto]
Bomba de humo (1/1) [Portaobjeto]
Hikaridama (1/1) [portaobjeto]
Sello explosivo clase C (2/3) [Portaobjeto] (-1)
Bomba explosiva clase C (1/1) [Portaobjeto]
* Ninguna AO *
Técnicas usadas:
¤ Kami Shuriken ¤ Shuriken de Papel - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Kamijutsu 10 - Gastos: 6 CK por shuriken (máximo 2) - Daños: 10 PV por impacto o corte - Efectos adicionales:(Kamijutsu 20) El máximo de shuriken aumenta a 4 - Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: Las armas tienen un diámetro de unos diez centímetros y alcanzan los 10 metros en línea recta antes de perder efectividad.
El usuario estira los brazos y despliega varios trozos de papel, les infunde chakra y en un instante estos se endurecen y se afilan para poder ser lanzados como shuriken tras cruzar los brazos. Estos papeles pueden llegar a ser tan cortantes como un verdadero shuriken hecho con metal.
El usuario además puede cambiar la forma de los papeles desde los típicos shuriken de cuatro puntas hasta una forma más parecida a la de un kunai.
(Kamijutsu 20) Con la danza del Shikigami activada, el usuario es capaz de transformar parcialmente su cuerpo en papeles y lanzarlos como shuriken.
¤ Shikigami no Mai ¤ Danza del Shikigami - Tipo: Apoyo - Rango: B - Requisitos: Kamijutsu 20 - Gastos: 11 CK (divide regeneración de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Transforma el cuerpo del usuario en papeles
Puede flotar por encima del suelo
- Sellos: - - Velocidad: Moderada - Alcance y dimensiones: El usuario puede dispersarse en un área de 20 metros
Una de las técnicas más emblemáticas de la especialidad y base para otras muchas. Usando su habilidad con el origami y el Ninjutsu, el usuario es capaz de transformar su cuerpo y sus ropas en una infinidad de papeles que pueden dispersarse en el espacio para unirse posteriormente de nuevo en su forma corpórea. Sin necesidad de formar de nuevo las piernas, el usuario es capaz de desplazarse flotando por encima del suelo a la misma velocidad con lo que lo haría de normal.
En esta forma el usuario es débil a ataques con aceite, ya que los papeles se pegan entre sí. Sin embargo, no es débil al agua ni al fuego.
¤ Kibaku Fuda: Kassei-ka ¤ Sello Explosivo: Activación - Tipo: Ofensivo - Rango: D - Requisitos: Bukijutsu 10 - Gastos: 15 CK por sello - Daños: - - Efectos adicionales: Activa un sello explosivo a distancia - Sellos: Serpiente - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones:
Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 10 metros
(Bukijutsu 50) Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 30 metros
(Bukijutsu 100) Los sellos pueden activarse a una distancia máxima de 100 metros
El shinobi utiliza esta habilidad para activar un sello o etiqueta explosiva a distancia, sin necesidad de utilizar un hilo para tirar de él, una fuente de fuego o que el enemigo trate de despegarlo. Tras realizar el sello necesario, la etiqueta desprende un intenso brillo blanquecino durante unos instantes antes de explotar. No es posible frenar la activación, a no ser que el adversario conozca una técnica que se lo permita y suficiente tiempo de reacción.
Aiko no le contesto. Sin embargo — quizá por intuición —, Juro pudo saber que planeaba algo. Rápidamente, y antes de que la mujer pudiese disparar, combinó un objeto que sacó de su bolsillo junto a un shuriken. Observando de cerca, pudo ver que era un papel explosivo.
« Tío, esto se va a descontrolar »
Aiko se preparó, y lanzó el arma.
Por su parte, la mujer no perdió detalle. En lugar de seguir en pose amenazante, y viendo que el mercader no podía moverse, hizo lo más inteligente que pudo: tiró el arma a un lado y echó a correr camino abajo. A su lado, el mercader aulló por aquella traición.
— ¡Vuelve aquí, puta! — exclamó, furioso.
El shuriken voló hasta su posición y... Género una explosión de gran calibre, que dejaría un fuerte pitido en sus oídos. El carro salió volando, destrozado, y se quebró. Cuando la humareda desapareció, los dos podrían ver al mercader, lleno de cenizas y quemaduras, inconscientemente el suelo. Un trozo de carromato había caído sobre el.
— Buena explosión — silbó Juro, complacido —. Creo que no volverán a molestarnos en un tiempo.
En un tiempo. Eso sí está gracioso. Se sorprendería si volvían a molestarle en roda su vida. Esa gente había aprendido a que la inmortalidad algo fuera de su alcance. Pero unas razones u otras.
La acción de la kunoichi tuvo una rápida repercusión. El hombre, paralizado aún, fue abandonado por la mujer que portaba la ballesta en una grácil maniobra de evasión. Éste tan solo pudo insultarla e inquirir que regresase, pero para él ya era tarde. Demasiado tarde...
La explosión tuvo lugar, una enorme explosión si cabe decir. El carro se fragmentó en varios trozos, y cada cuál voló por su lado. Algunos de éstos trozos incluso cayeron sobre el cuerpo del hombre, otros llegaron mas lejos. La nube de humo y fuego no tardó en volatilizarse, dejando ver el resultado poco después. A todo ésto, la kunoichi volvió a meter la mano en su portaobjetos, y no bajó la guardia. No sabía si la mujer que había corrido camino abajo buscaría regresar...
Sin embargo, no fue así.
Por su parte, Juro elogió la explosión, y concluyó que éstos no volverían a molestar durante una buena temporada. Aiko guardó el sello que recién había sacado, y sonrió.
—Me sorprende que solo atacasen ellos dos... ¿acaso no pensaron que sabría defenderme? —se quejó, como si le hubiese ofendido el asunto. —Espero que la próxima vez que lo intenten sea mas divertido... ésto me supo a poco... jajajaja...
»¿Tu estás bien?
Entre tanto, la chica se acercó al gordo, que se encontraba en el suelo —inconsciente— carbonizado y lleno de cenizas, y lanzó su mano hacia su cuello. Lejos de buscar herirlo, tomó su pulso, buscando saber si no se había sobrepasado con la explosión. Su latido aún se mantenía, lo cual hacía evidente que aún estaba vivo.
—A éste le espera una buena sesión de curas para las quemaduras... y deberá buscar a otra esclava. —escupió, indignada ante esa idea.
«No, si al final Blame iba a tener razón y todo...»
Juro suspiró. Finalmente, todo se había terminado.
Aiko se regodeó un poco de su victoria, alegando que sus rivales habían sido muy inconscientes al tratar de atacarle por su propia cuenta, sin pensar en que ella misma sabría defenderse. Juro tenía razón, pero la imagen del perfume no paraba de inquietarle; vale, sus rivales apestaba en combate.
Pero si el perfume hubiese hecho efecto, habrían tenido a una Aiko paralizada y vulnerable por algo de tiempo. No estaba mal, ¿no? El plan B era inútil, pero el A estaba bien hecho.
»¿Tu estás bien?
La pregunta de la chica le sacó de sus pensamientos. Juro sonrió un poco. Había gastado un veneno, pero podría reponerlo fácilmente esa misma noche si trabajaba duro. Y heridas, no tenía.
— Claro, no te preocupes. Casi me da un infarto, pero no me han tocado — mencionó. Dudó en preguntarle lo mismo, pero era obvio que la chica estaba más que bien.
« Creó al momento armas hechas completamente de papel. ¿Qué mas esconderá? »
Después, la chica se acercó al hombre herido, y le llevó la mano al cuello. Juro se tranquilizó al ver que solo le estaba tomando el pulso. Estable, al parecer.
—A éste le espera una buena sesión de curas para las quemaduras... y deberá buscar a otra esclava.
— Espero que lo hayamos arruinado — murmuró, sintiendo un poco de asco, también. Seguro que la historia que les contó era falsa también —. Creo que la explosión podría atraer a gente. Estamos cerca de una zona pública, después de todo. Quizá sería mejor marcharnos rápido y dejar que le encuentren.
El chico afirmó estar bien, al parecer no le había herido, ni tan siquiera producido un rasguño, pero casi le matan de un infarto. La chica rió brevemente, tomando el comentario como una broma. Tampoco había sido para tanto, pero si que era bien cierto que los habían tomado por sorpresa. Si no llega a ser por el chico, de seguro que habrían pasado un rato un tanto mas perturbador... pero en fin, bien está lo que bien acaba.
Tras tomar el pulso del hombre, y soltar su opinión, la chica volvió hacia Juro. Éste sugirió que se fuesen de allí, pues con la explosión causada, y tratándose de una zona cercana a otra bien concurrida, no tardarían en venir los curiosos. La chica afirmó con un gesto rotundo y firme de cabeza, vertical.
—Si, será mejor irse de aquí... —respondió.
»Si le hemos arruinado, quizás sea hasta mejor... no me agrada éste tipo de gente que abusan de la esclavitud, es un tipo de lo mas desagradable...
Sin embargo, no se detuvo para mirarlo mal o algo similar, continuó andando hasta la altura de Juro, y prosiguió. Como bien había dicho, buscarían salir de escena, no fuese que les prohibiesen participar en el torneo por escándalo público o alguna parida...