Pastel de fresa y un poco de té

[Manase Mogura]

Habían pasado unos días ya de su combate del torneo, unos días desde que había perdido y su recuperación forzada había tenido lugar. Pero ahora era libre, su cuerpo se encontraba en buen estado nuevamente y tenía varios días para hacer un poco de turismo por Sendooshi y el Valle de los Dojos.

«Sin duda alguna el comercio ha recibido una inyección de energía con el evento...»

No podía evitar pensar el joven médico de Amegakure mientras paseaba por una de las calles más vivas del lugar, su vestimenta aquel día era bastante típica de los lugareños, un jinbei azul oscuro con un haori gris claro encima. Protegiendo su cabeza de los elementos no estaba su habitual paraguas, no, en su lugar ahora había un kasa que en conjunto con un abanico, le mantenían fresco. Su bandana relucía en su frente, por más vacaciones que quisiese tener, aún tenía que ser un shinobi.

«¿Habrá un buen lugar para tomar té?»

Pensó al comenzar a ver negocios de comida y postres. Aquella pregunta que pasaba por su cabeza en realidad era una excusa para comer una porción de su postre favorito, pero el té también era importante.

[Reika]

La kunoichi había salido a recorrer los negocios junto a su madre, madre e hija no sólo compartían mucho de su aspecto físico -la mayor diferencia entre ambas era que Reika lleva su cabello bastante más corto que su madre- incluso la vestimenta que llevaban aquel día era similar el cual se trataba de un kimono negro con detalles en morado y blanco. Aquel día a su bandana ninja que la identificaba como kunoichi de Amegakure la llevaba sujeta al cuello por el tema de qurl el rodete en el que había atado su cabello No permitía llevarla en su frente como era usual en ella.

En ese momento en particular, la chica de cabellos dorados, había pedido a su madre unos cuantos ryos para poder comprarse algo, lo mas seguro era para tomar un té y pedir algún postre de los que veía en vidrieras de los diferentes negocios «Se ve todo tan rico que no se donde ir a tomar un té» se dijo la rubia mientras seguía recorriendo locales escuchando sus entrañas rugir como si de un león se tratase «Tengo caramelos, pero no serán suficientes para el hambre que tengo» se dijo la chica mientras continuaba su recorrido sin decidir en cual local entrar por un tél.

[Manase Mogura]

Normalmente las ciudades tienen la cualidad de combinar aromas, muchos, agradables y desagradables por igual. Pero por una cuestión matemática, menos por más daba como resultado menos, y por esa razón las ciudades tenían tendencia a oler un poco mal. Aquel rincón de Sendooshi, sin embargo, era la excepción.

Aquella particular calle reunía un montón de aromas agradables, aroma a pastelería y panadería, quizás incluso un poco de café se podría llegar a percibir en el aire. Eso, en conjunto con un montón de carteles bien armados y llamativos, hacía un torbellino de sensaciones para los sentidos.

Sin darse cuenta, Mogura interrumpió su ritmo cuando sus sentidos percibieron la presencia de una verdadera obra maestra. Una tienda que exhibía en vidriera un hermoso pastel de fresa. No solo la presentación de este era muy bien lograda sino que además se podía ver por uno de los lados como se había quitado intencionalmente una porción, de esta manera se apreciaría el interior del postre.

El joven médico se tomaría un tiempo mirando y sobre todo observando el pastel, tanto así que la gente comenzaría a tener que circular a su alrededor o en caso de los más despistados se lo terminarían llevando puesto.

[Reika]

El bolsillo de la kunoichi Amegakurense, los caramelos comenzaban a escasear luego de caminar prácticamente todos los locales comerciales de Sendoshi. Pero la búsqueda al fin llegaba a su fin en cuanto vio en vidriera un magnífico pastel de fresa que literalmente le estaba diciendo "comeme", la kunoichi no se lo pensaría mucho e iría de una a pedir una rebanada para acompañar el té blanco que tenía en mente beber.

Justo cuando estaba dirigiendo su caminar al interior del comercio, la chica de cabellos dorados se choca con un muchacho de kaza quien también estaba observando la vidriera -Oh...Lo siento, no preste atención- dijo la kunoichi lamentándose por el accidente involuntario en el que se estaba viendo envuelta.

[Manase Mogura]

El mundo del joven médico se sacudió cuando lo inevitable sucedió.

Oh...Lo siento, no preste atención

Exclamaría la joven de cabello dorado que lo había chocado. Mogura habría perdido el equilibrio y casi se caería al piso. Se tomó un par de segundos para recomponerse y una mano se dirigió directo a su cabello para arreglarlo, aunque realmente no era necesario.

No se preocupe, ha sido mi culpa.

Contestaría para luego girarse y apreciando la bandana de la fémina en su cuello realizaría una ligera reverencia.

«Una kunoichi de Amegakure.»

Pensó en el par de segundos que dudaría su formal gesto de disculpas. En una situación diferente, Mogura conocería el nombre de la muchacha que tendría frente a él, pero aquel día que todos concurrieron al Torreón de Prueba él no llegó a presentarse.

Mi mirada no pudo apartarse del pastel de fresa que se encuentra en esa vidriera, mi mente al parecer se separó de mi cuerpo y me distraje.

Explicaría habiéndose erguido, posando su mirada sobre la de la chica.

[Reika]

—No se preocupe, ha sido mi culpa.—

Respondió el muchacho del kaza antes de hacer una referencia a la kunoichi, fue entonces cuando la chica le pareció recordar su rostro «¿No estaba él el día de la pelea en el torreón de pruebas?» se dijo la rubia en pensamientos, aunque no podía asegurarlo.

—Mi mirada no pudo apartarse del pastel de fresa que se encuentra en esa vidriera, mi mente al parecer se separó de mi cuerpo y me distraje— se excusó el chico acerca del suceso, pero es que a la joven de cabellos dorados le había sucedido lo mismo

-Pues...resulta que lo mismo me sucedió a mi, tiene muy buena pinta la verdad- dijo la rubia clavando sus ojos celestes nuevamente en ese pastel que le invitaba a comer

Entonces recordó algo -¿Puede ser que hace un tiempo atrás nos cruzamos en Amegakure? En el torreón de pruebas más precisamente... - le preguntó al fin para quitarse las dudas.

[Manase Mogura]

-Pues...resulta que lo mismo me sucedió a mi, tiene muy buena pinta la verdad

Comentó la muchacha de cabello dorado y entonces ambos volvieron a posar sus ojos en aquella obra maestra de la repostería.

-¿Puede ser que hace un tiempo atrás nos cruzamos en Amegakure? En el torreón de pruebas más precisamente...

La vista del joven médico se desvió un momento al rostro de la muchacha, habían pasado varios meses de aquel evento tan improvisado en la aldea pero si, lo recordaba. Los chicos peleando y como Aotsuki Koori intervino y prácticamente mató el ambiente. Hubo mucha gente conocida aquel día, Aiko, Ayame, Karamaru, Keisuke y...

Si se refiere al día que hubo una cantidad inusual de gente en el Torreón, estuve ahí. Creo que la vi ese día también.

Después de que frenaron la pelea todo pareció perder color y la gente comenzó a marcharse.

Recordó reviviendo mentalmente lo ocurrido en aquel momento. Volvió entonces nuevamente su mirada al pastel y después nuevamente a la rubia.

Permitame presentarme como corresponde.

Mi nombre es Manase Mogura, shinobi médico de Amegakure.

Acompañando sus palabras, atendió también a las formas realizando una reverencia. Hacer las correspondientes presentaciones era algo importante, sobre todo porque parecía que terminarían comiendo juntos un poco de aquel pastel.

[Reika]

El muchacho pareció recordar también aquel evento, que había terminado tan súbitamente debido a una riña entre Gennins, la kunoichi recordó que aquel día también había conocido a un shinobi médico llamado Keisuke pero hacia tiempo que no le veía desde ese entonces.

Si se refiere al día que hubo una cantidad inusual de gente en el Torreón, estuve ahí. Creo que la vi ese día también.

Después de que frenaron la pelea todo pareció perder color y la gente comenzó a marcharse.

Dijo el médico mientras intercalada su vista entre el pastel y su interlocutora

Permitame presentarme como corresponde.

Mi nombre es Manase Mogura, shinobi médico de Amegakure.

Se presentó el muchacho médico con modales refinados, los cuales, la kunoichi de cabellos dorados correspondió

-Encantada Manase-San, mi nombre es Yamanaka Reika, kunoichi psíquica y aspirante al cuerpo de inteligencia y espionaje de Amegakure- la chica también acompañó sus palabras con una leve reverencia imitando los modales de Mogura, no como un gesto de burla, mas bien de correspondencia como se había dicho antes -¿gustaría compartir una porción de pastel junto a un té? - invitó a su colega ninja a compartir una merienda en aquella local

[Manase Mogura]

-Encantada Manase-San, mi nombre es Yamanaka Reika, kunoichi psíquica y aspirante al cuerpo de inteligencia y espionaje de Amegakure

Reika acompañaría sus palabras con una ligera reverencia, a los ojos del médico, esa era la manera correcta de presentarse, con educación y mostrando conocimientos básicos de etiqueta.

«Cuerpo de inteligencia y espionaje... Interesante.»

Además de sus formas, parecía que la joven tenía un ojo atento a los demás, ya que notaría que el muchacho estaba mirando el pastel de fresa demasiado o quizás no quería ser grosera dejando morir la charla en ese punto.

¿Gustaría compartir una porción de pastel junto a un té?

Invitaría la fémina de cabellera dorada a su compatriota. Mogura no podría evitar asentir con un leve gesto de su cabeza.

Sería un placer, Yamanaka-san.

Daría los primeros pasos entonces, llegando hasta la puerta del negocio, y abriéndola, se haría a un lado para dejarle el paso libre a la muchacha. Una simple cuestión de etiqueta.

[Reika]

En un acto de caballerosidad, Mogura abrió la puerta del local y se hizo a un lado dejandole paso a la kunoichi, una vez dentro, la chica espero a que ingresara el shinobi -¿Por donde dice que nos ubiquemos?- pregunto al medico.

Perdon por el mierdipost

[Manase Mogura]

El par ingresaría entonces al interior del negocio, un lugar que buscaba un aire tradicional con una serie de muebles bastante típicos, mesas bajas en donde había que sentarse en almohadones en lugar de sillas. La iluminación era lograda por medio de lamparas de aceite con pantallas hechas con papel de arroz, las típicas de las casas pero al servicio del negocio. Sobre cada mesa había una de ellas con alguna decoración en tinta.

-¿Por donde dice que nos ubiquemos?-

Consultaría la joven rubia. Mogura otearía el local buscando una buena ubicación para degustar un poco de pastel. Algunas mesas estaban ocupadas por clientes y otras estaban vacías.

Este lugar será adecuado, Yamanaka-san.

Comentó para luego dirigirse hacía una mesa a unos escasos metros del pastel que se encontraba en la vidriera, desde ahí, el par de genin podría apreciar el pedazo de postre en toda su magnitud. Elegantemente, el joven médico se colocaría en seiza sobre uno de los almohadones.

[Reika]

La elección por parte del shinobi medico no podía ser mas acertada, quedaban a escasos metros del pastel en exhibición, en otras palabras, no solo podrían degustarlo si no también continuar admirándole como si de un dios se tratase.

-¿Que lo ha traído al valle Manase-san?- preguntó la kunoichi siendo curiosa, aunque ya se estaba haciendo a la idea de que lo había hecho por el tema del torneo que se estaba celebrando -¿Vino a participar del torneo?- agrego una nueva pregunta a la anterior

[Manase Mogura]

-¿Que lo ha traído al valle Manase-san? ¿Vino a participar del torneo?

Consultó con curiosidad la joven kunoichi de cabello dorado, en condiciones normales hubiese sido curioso que dos miembros de Amegakure se cruzaran de forma tan casual en el Valle de los Dojos. Pero con el evento de por medio las posibilidades no eran tan bajas.

Así es, Yamanaka-san. Fui invitado al torneo, ese es mi principal motivo para visitar el Valle de los Dojos.

Comentó mientras llevaba su mirada desde el pastel hasta los ojos de la fémina.

Aunque, desde luego un ninja médico no iba a pasar de la primer ronda...

Agregó mientras llegaba hasta la mesa un mesero. Entonces el joven médico de cabello azabache hizo un gesto a su compañera con la mano, mostrandole ligeramente la palma.

Dos porciones de pastel de fresa y una té verde, por favor.

El sujeto tomaría nota de la orden y tras una reverencia marcharía a la cocina.

[Reika]

Así es, Yamanaka-san. Fui invitado al torneo, ese es mi principal motivo para visitar el Valle de los Dojos.

dijo el medico retirando la mirada del pastel

Aunque, desde luego un ninja médico no iba a pasar de la primer ronda...

Agrego, antes de la llegada del mesero, que había sido llamado por Mogura

-Lamento, oír eso...ojala los demás ninjas de nuestra aldea tengan mejor suerte en el torneo- comento la kunoichi de cabellos dorados encogiéndose de hombros

Dos porciones de pastel de fresa y una té verde, por favor.

-Té blanco por favor- hizo su pedido justo después del shinobi medico

-También fui invitada a participar ¿Sabe? pero decidí no ser parte- comentó la rubia al muchacho, para continuar la conversacion

[Manase Mogura]

-Lamento, oír eso...ojala los demás ninjas de nuestra aldea tengan mejor suerte en el torneo.

Diría Reika para luego encogerse de hombros, lo que la muchacha desconocía quizás, era que había sido justamente una kunoichi de Amegakure quien lo habría dejado fuera del torneo.

-Té blanco por favor.

Pediría la mujer en lugar del típico té verde de siempre.

-También fui invitada a participar ¿Sabe? pero decidí no ser parte.

Eso le resultó un tanto curioso. Tanto así que no pudo evitar consultar a la joven al respecto.

Yo estuve a punto de tomar esa misma decisión. Pero... ¿por qué tomó esa decisión, Yamanaka-san? La invitación al torneo no fue algo que se extendió a cualquiera.