13/01/2018, 19:47
No querrás el huevo para venderlo y sacarte un buen dinero, ¿Verdad? – Advirtió Rika al habitante del país de la lluvia. Si ese fuera el caso, a ella le daría bastante igual que vendiera el huevo, no era su problema, al igual que si lo acusaban o lo multaban de alguna forma por aquel acto que cometería. No era su problema, pensaba. Pero si tenía una idea acerca de ello, y es que, no era moralmente correcto, si ese fuera el caso.
La kunoichi mantuvo la boca cerrada durante el restante trayecto. Eso sí, lo que no mantuvo fue su compostura mientras los mosquitos la atacaban queriendo robarle su sangre. Gritó una vez, y agitó un par más los brazos, también incluso golpeándose a sí misma tratando de detener aquella sangría.
- Malditos demonios. – Añadió a la vez que aplastó a uno de ellos contra su propia piel, dejando una marca rojiza en la pierna.
Se sintió reconfortada cuando vio que la casa tenía una pequeña protección contra aquellas criaturas. Solo de pensar en cohabitar la noche con aquellos monstruitos le producía una imagen horrible.
Ya en el interior de la casa, bastante acogedora para Rika, se sentó y aceptó el ofrecimiento de las bebidas que le dieron por parte de los huéspedes. El cocinero comenzó a explicar todo, solamente superficialmente, sin entrar en muchos detalles, y pronto le preguntaron a Keisuke su intención con aquella gallina o los huevos en sí. Él respondió lo mismo que anteriormente le había dicho a su compañera de aventura.
Rika se encogió de hombros. No añadiría nada al respecto, tampoco tenía nada que decir la chica, ella había acabo ahí por rebote, no es que fuera su intención aquel tema, solo pretendía mediar la situación.
Keisuke insistía en ver a la gallina. De verdad le interesaba mucho. La kunoichi olió la limonada y luego tomó un par de tragos de ella. Deliciosa.
- ¿Qué clase de gente os ha intentado robar? Se hacían pasar por shinobis, pero realmente lo eran ¿o no? Quizá son simples bandidos. – Comentó.
La kunoichi mantuvo la boca cerrada durante el restante trayecto. Eso sí, lo que no mantuvo fue su compostura mientras los mosquitos la atacaban queriendo robarle su sangre. Gritó una vez, y agitó un par más los brazos, también incluso golpeándose a sí misma tratando de detener aquella sangría.
- Malditos demonios. – Añadió a la vez que aplastó a uno de ellos contra su propia piel, dejando una marca rojiza en la pierna.
Se sintió reconfortada cuando vio que la casa tenía una pequeña protección contra aquellas criaturas. Solo de pensar en cohabitar la noche con aquellos monstruitos le producía una imagen horrible.
Ya en el interior de la casa, bastante acogedora para Rika, se sentó y aceptó el ofrecimiento de las bebidas que le dieron por parte de los huéspedes. El cocinero comenzó a explicar todo, solamente superficialmente, sin entrar en muchos detalles, y pronto le preguntaron a Keisuke su intención con aquella gallina o los huevos en sí. Él respondió lo mismo que anteriormente le había dicho a su compañera de aventura.
Rika se encogió de hombros. No añadiría nada al respecto, tampoco tenía nada que decir la chica, ella había acabo ahí por rebote, no es que fuera su intención aquel tema, solo pretendía mediar la situación.
Keisuke insistía en ver a la gallina. De verdad le interesaba mucho. La kunoichi olió la limonada y luego tomó un par de tragos de ella. Deliciosa.
- ¿Qué clase de gente os ha intentado robar? Se hacían pasar por shinobis, pero realmente lo eran ¿o no? Quizá son simples bandidos. – Comentó.