Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Apenas habían pasado un par de días desde que la pequeña Sayaka se graduó en la Academia de Kusagakure y, sin embargo, le parecía una eternidad.

"Qué aburrimiento..." la chica se encontraba tumabada sobre su enorme cama de matrimonio, en medio de un inmenso dormitorio atestado de muñecas y juguetes "el abuelo me dijo que apartir de ahora sería más divertido..." se quejaba mientras dejaba caer su cabeza por el borde de la cama, fijando su mirada en la cómoda al fondo de la sala. Sobre la cual se encontraba una ponposa marioneta (casi tanto como su dueña y su querido vestido rosa, con lazos por doquier) "quiero estrenar mi nueva marioneta..." dejó escapar un bufido "quiero saber que se siente al despedazar a alguien con ella..." giró sobre sí misma, hasta quedar tumbada boca abajo antes de incorporarse de un salto —¡¡Ya no aguanto más!!— gritó llena de rabia mientras saltaba de la cama al suelo —¡Nos vamos de paseo, Kaori!— ordenó la pelirubia estendiendo su mano derecha en dirección a la marioneta, desde la punta de sus dedos se desplegaron unas finas hebras de chakra que se adherieron a la figura de madera que al mismo tiempo se lanzaba, levitando hacia donde se encontraba Sayaka.

Una vez la Kaori llegó hasta donde se encontraba la infante, esta se detuvo grácilmente, mostrándo aquella sardónica sonrisa. La chica paseo su mirada por su nuevo juguete, más que satisfecha.

"No tiene nada que ver con esa mierda que me había dejado el abuelo, esta está mucho mejor. Sin lugar a dudas" se vanaglorio la marionetista antes de ordenarle a su propiedad que se colocase a su espalda, como si de una mochila se tratase

—¡Ábreme la puerta, Fumiko!— órdeno la chica con una voz autoritaria, tan dura que apenas se podría creer que procedía de aquella niña de tan dulce confección —¡Me voy a dar una vuelta!— la puerta se abrió inmediatamente. Empujando ambas hojas a la vez, entró una señora de unos sesenta años no mucho más alta que la señorita a la que servía. La mujer, tras abrir la puerta se aparto para después inclinarse y señalarle que podía pasar —¡Dile al abuelo que no sé cuanto tardaré!— ordenó la pequeña mientras pasaba a toda prisa —¡Y ordena mi cuarto, cuando llegué lo quiero todo en su sitio!— la chica abandonó la sala a plena carrera mientras la pobre Fumiko contemplaba aquella monstruosa sala, atestada de juguetes y ninguno estaba en su sitio.

La pequeña tardó uno minutos hasta salir de aquella descomunal mansión, situada en el noroeste de la Aldea de Kusagakure. El barrio noble por así decirlo, dónde se afincaba la gente más pudiente de la villa. Una vez la chica hubo dejado atrás la verjas del jardín y se encontraba en medio de aquella calzada, rodeada de casas tradicionales japonesas y multitud de árboles. Aminoró el paso, para comenzar a caminar más lento tratando de decidir un rumbo.

"¿A dónde puedo ir...?" la chica comenzó a evaluar posibles destinos "Al campo de entrenamiento no me dejarán acercarme sin vigilancia..." se lamentó la pequeña descartando así su primera idea "Bueno, andaré un rato haber si veo algo interesante en ese nido de ratas" así era como la señorita Akaiwa se refería a la zona de la gente común, dirigiento así sus pasos a la zona residencial de Kusa
Responder
#2
"Que maravilla, hoy hace un día esplendido..." Hoy era uno de esos días primaverales que conseguían ponerme de buen humor. Me levante de mi modesta cama y miré desde la ventana, el cielo estaba perfectamente despejado, sin rastro de nubes por ninguna parte, y el sol iluminaba radiante en lo más alto, como si nos quisiera advertir lo que nos deparará en la siguiente estación.

"Hoy podría salir a leer fuera"

Sin más demora, me aseé y me vestí con la intención de salir de casa. Me dirigí a aquella parte pequeña de la casa que hacíamos llamar cocina, con la esperanza de que hubiera algo para desayunar, por que anoche me fui a dormir, como en muchas otras con hambre canina. Inspeccioné la despensa y no hizo falta mucho tiempo hasta que me di cuenta de que no había nada para llevarse a la boca.

"Debo empezar a realizar misiones, o moriré de hambre..."

Muy abuelo por su parte, estaba hace horas en su pequeño local en donde vendía sus pequeñas piedras, apenas nos daban para comer, pero no había otra forma de donde sacar algo de dinero para comprar comida. Por ese mismo motivo, debía apresurarme y comenzar mis labores como shinobi.

La desilusión se apodero de mi rostro, e indignado, me dirigí hacía la salida con el libro en mano que estaba dispuesto a liquidar hoy mismo. Un libro que Mitsuki la bibliotecaria me prestó, un libro muy antiguo que se titulaba "El arte de la guerra" cuyo autor me aseguró que fue muy importante en su época, pero que cayó en el olvido por turbios intereses de aquellos que ostentaban el poder en su tiempo. Las leyendas dicen que aquellos que lograban leer el libro en su totalidad, y entenderlo, se convertían en excelentes generales, capaces de llevar a cualquier ejercito a la más brillante de las victorias.

Una vez en el exterior, me dirigí a la zona de la aldea donde imperaba un bonito y cuidado parque, en donde la gente solía ir a pasear. Todo estaba en flor y hacía un clima tan cálido, que pronto se me pasó los retortijones del estómago. Localicé un banco que estaba solitario y me senté en él, y continué con mi lectura plácidamente, únicamente en compañía del cantar de los pájaros.
Responder
#3
La mañana de Sayaka había mejorado visiblemente, no como para tirar cohetes pero si que había mejorado. Durante su paseo matutino se estaba dedicando a sembrar el miedo y el caos por los parques por los que se aventuraba, valiéndose de su fiel aliada: Kaori.

"Asustar mocosos es lo más fácil del mundo, pero adoró como entran en pánico" se regocijaba la pequeña de sus fechorías "Lástima que me tenga que conformar con asustarlos..."

La pequeña avanzaba lentamente, dando pequeños saltos como si de una dulce heydi se tratase... con la única diferencia que tras cada salto y caída se podía escuchar el siniestro traquetear de la lujosa muñeca que cargaba a su espalda. Sus pasos la habían llevado a un nuevo parque, así que decidió reconocer el terreno y ver que posibilidades se abrían ante ella.

"Seguro que debe haber algún que otro crío que asustar" no le llevó mucho tiempo dar una vuelta por el lugar, no era un parque excesivamente grande (de hecho mucho más pequeño que el jardín la mansión de la pequeña)

"Vaya mierda..." se lamentó, tras recorrerlo tan completamente "Todos los mocosos están con sus padres... que mala suerte" ya se preparaba la pelirubia para dar media vuelta cuando sus ojos se posaron en un chico que parecía estar estudiando en medio de aquel parque. Era unos años mayor que ella, la robustez de su cuerpo le delataba bajo las viejas telas de un kimono, cabía destacar un gran obi en su cintura y multitud de vendas alrededor de las manos que sostenían el libro "Uhmm" aquello llamó su atención "Ese parece que esta solo..." la chica ladeó la cabeza mientras observaba con detenimiento al pelicastaño "Creo haberlo visto alguna vez en la academia..." la chica esbozó una gran sonrisa "Será divertido" su mente había concebido el primer apunte de un guión para nada agradable y el actor principal de aquella obra ya estaba elegido

La pequeña Sayaka dió unos pasos (acompañados del siniestro traqueteo) hasta quedar prácticamente encima del chico, interponiendo su pequeña cabeza entre el libro y su dueño, para esto había tenido que ponerse de puntillas pues su tallaje no era suficiente. Así que se sirvió de sus manos para agarrar el libro y empujarlo hacia abajo, haciendo más fácil molestar que era lo que buscaba

—¿Qué lees, oni-chan?— pregunto con una voz suave y dulce, casi de niña pequeña. Nada tenía que ver con la usada en su mansión para dar órdenes
Responder
#4
Desde la tranquilidad de aquel banco, continué con mi singular lectura, me di cuenta de que cada palabra, cada epígrafe de aquel esplendido libro, valía su peso en oro. Comenzaba a darme cuenta de que lo que me comentó Mitsuki era cierto, ese libro era muy especial.

"Llévalos a un punto del que no puedan salir, y morirán antes de poder escapar" Quedé un instante pensativo tras leer aquel último párrafo. Podía resultar obvio, pero significaba mucho más de lo que aparentaba. "Mi abuelo conoce muchas técnicas que me vendrían bien para llevar a cabo muchas de las maniobras que figuran aquí..."

De repente, comencé a escuchar un extraño traqueteo, pero no le di importancia, estaba completamente entregado a la lectura y no tenía intención de apartar la mirada en aquel punto tan interesante. Pero algo sucedió, una muchachita de grandes ojos azules y de cabellera rubia, con dos imponentes coletas, apareció entre mi libro y mi rostro. Cuando logró llevar a cabo su intromisión, remató la faena apartando con ayuda de sus manos el libro que tan distraído me tenía.

La muchachita preguntó con inocencia que andaba leyendo, llamándome afectuosamente Onii-san. "¿Enserio?" Una actitud muy atrevida para una niña de su edad, sin contar el derroche de grosería. Pero no tardé en averiguar que se trataba de una shinobi al igual que yo, pues tenía un hitai-ate a modo de colgante. Ante tal acción, no hizo falta más que con mi mirada de desagradable desaprobación. Aún así aproveché aquella interrupción como una oportunidad de darme un descanso y asimilar los conceptos adquiridos.

-Pues leo un libro para dominar el mundo. Lo dije los más abreviado posible, y en realidad no fui nada desencaminado. -Hmm...¿No nos conocemos? Ahora caí en la cuenta de que aquella niña se graduó conmigo, y eso a su vez, me hizo recordar su nombre, era Sayaka sin lugar a dudas, perteneciente a una de las familias con mayor poder adquisitivo de la aldea oculta de la hoja. Y fue en ese mismo instante, en el que mi rostro volvió a la neutralidad.

-¡Pues claro! Tu eres Sayaka, nos graduamos juntos.

"Seria interesante conocer más a fondo a Sayaka, es probable que en el futuro haga misiones con ella"

-¿Que le trae a una kunoichi de tu categoría, en un lugar como este?
Responder
#5
La actitud de Sayaka parecía haberle sentado mal al joven lector, pero este era incapaz de repocharle nada a una niña tan pequeña. Así que todo iba según los planes de la pequeña, que sabía aprovecharse muy bien de los cliches sociales.

"Puedo notar en sus ojos como se siente y sin embargo no es capaz de decirme nada, será una víctima perfecta" la joven esbozó una suave e inocente sonrisa, tratando de parecer totalmente cándida mientras esperaba la respuesta del chico de pelo castaño que no tardó en hacerse esperar. La respuesta fue la más estúpida que podía haber esperado: un libro para dominar el mudno

"¿Quién necesita un libro para eso?" se dijo a sí misma "Con la cantidad de idiotas que hay en el mundo, no se necesita un libro para aplastarlos a todos... solo voluntad" sin embargo, antes de poder replicar, el chico parecío reconocerla

Sayaka reculó un poco para dejar de estar encima del libro y poder observar al chico, pues ella no le terminaba de reconocer. A diferencia de ella, el pelicastaño la reconoció totalmente, incluso conocía su nombre

"Vaya, pues yo no me acuerdo ni de tu careto..."

—Oh vaya, me conoces onii-chan— seguió con aquella voz suave e infantil —Anda, nos graduamos y todo... pues lo siento yo no te recuerdo— se disculpó con una pequeña reverencia mientras apoyaba su mano sobre su nuca, casi como si sentiese culpable —¿Me dirías como te llamas?— pregunto mientras jugueteaban con unas de sus coletas

"Quién se acordaría de alguien como tú" se burló en su interior

El chico le pregunto que hacía por allí, pues era más que obvio que aquel no era su lugar

"Entretenerme atormentando a idiotas como tú"

—Ohh, pues... he venido a jugar con otros niños— contestó mientras jugueteaba con sus manos en el regazo, fingiendo estar un poco avegonzada por aquella situación
Responder
#6
Sayaka no me reconocía pero no me sorprendió en absoluto, acordarse de los compañeros solo es posible en las personas con cierta educación, y como estaba demostrando, ella carecía de ello. Aparté a la muchacha con delicadeza hacía un lateral y continué con mi lectura mientras atendía a sus preguntas.

"Hmmm..."

-Pues sí, si que nos graduamos juntos. ¿Cómo podría olvidar a la kunoichi con más glamour de toda la villa oculta de la Hierba? Dije convencido. -Me llamo Aoyama Yoshimitsu. Respondí sonriente sin apartar la mirada de mi libro.

Una vez habiendo saciado la curiosidad de la señorita Sayaka, me confesó que había venido hacía acá para divertirse con otros niños. Algo que me pareció de lo más inesperado, provocando que levantara un ceja sorprendido.

-Ah! pues que bien, espero que te diviertas mucho Sayaka-chan. Yo seguiré con mi lectura... de momento.

En realidad tenía planeado consumir hasta el últim párrafo del libro, simplemente era una manera cortés de decirle a la señorita Sayaka que no tenía interés en juegos, sin ofender en demasía.

"Jugar es estúpido, es mucho más provechoso es terminar con ésta excelente obra"
Responder
#7
El muchacho volvió a clavar sus ojos en el libro mientras contestaba distraído a la joven, paricía no haberse tomado muy bien que no le reconociese pero la verdad que esperaba. Sayaka no era de las que recordaban a los demás, no le hacía falta y tampoco tenía mucho interés. Aún así la joven no desitió en su empeño de fastidiar a aquel empollón que trataba de ser amable con ella.

—Encatada de concerte, onii-chan— canturreó la chica con su infantil tono de voz

"¿Así que no quieres jugar? jujuju" aquel muchacho no sabía que los juegos de aquella chica no se jugaban por voluntad propia, quisiera o no tendría que participar

—Vaya, veo que eres un chico muy aplicado— comentó con su bocecilla mientras se llevaba la mano izquierda hasta su espalda y dirigía su mirada hasta el pequeño rebate donde había plantadas una serie de matas. Justo detrás había unos niños que estaban jugando a lanzar piedras. Sayaka esbozó una dulce sonrisa, pero sus intenciones no eran nada dulces —Seguro que ers muuuuuy inteligente— siguió hablando mientras desde su mano izquierda surgían unos hilos que apresaron a uno de los niños pequeños como si de una marioneta se tratase y lo utilizaba para lanzarle una piedra en toda la nuca a Yoshi. La piedra salió a toda velocidad impactando fuertemente en la cogorata del empollón —Ohhh ¡Estás bien onii-chan!— fingió preocupación ante aquel impactó, momento que aprovechó para disolver los hilos —¡Ha sido uno de esos niños!— dijo señalando a unos críos de unos nueve o diez años que jugaban tras él —¡¿Cómo habeís podido hacerle eso?!—

"Qué empieze el juego jajaja" reía para sus adentros mientras fingía una preocupación infinita
Responder
#8
Sayaka agradeció mi presentación canturreando felizmente. -Sois muy amable Sayaka-chan. Volví a sonreír mientras pasada una de las muchas páginas que contenía aquel libro.

Parecía que había quedado impresionada por la dedicación de mi lectura, o por lo menos es lo que dijo. Que fuera cierto o no, era algo que solo ella sabría. "Se debe ponderar y deliberar antes de hacer un movimiento. Conquistará quien haya aprendido el arte de la desviación. Tal es el arte de las maniobras"

La señorita Sayaka habló de nuevo, aseguró que parecía la mar de inteligente a lo que le respondí despreocupado. -Seguramente... Mientras continuaba distraído por la lectura.

Cuando de repente, recibí el impacto de una piedra en la nuca. -¡Ouch! exclamé dolorido acompañado con una mueca de dolor. Llevándome la mano a la cabeza para masajear la zona del impacto, con la intención de aliviar aquella sensación.

"¿¡Pero que diantres!?"

Me giré en busca del origen de aquella piedra mientras la señorita Sayaka preguntaba preocupada si me encontraba bien. -Si, si, estoy bien...Respondí verdaderamente molesto.

Al parecer, Sayaka que se encontraba en dirección opuesta a mi, encontró el origen de aquella piedra lanzada con malas intenciones, uno de los niños que jugaban un poco más allá, era el culpable. ¿Y como no iba a creer a la señorita Sayaka?.

-¡Niños! ¡Tener más cuidado! Exclamé.

-Pe..pero señor, algo tiró de mi. Fue sin querer...yo no quería...El pobre muchacho trataba de disculparse verdaderamente apurado por el mal entendido, que difícilmente lograba justificar.

-Bueno...tener más cuidado... No tenía ganas de discutir con muchachos, por lo que dejé que el asunto no trascendiera mucho más.

-Lo tendremos, Shinobi-san. Los muchachos se marcharon un poco más lejos.

Cerré el libro y lo guardé apropiadamente, al parecer ya no reinaba la paz que necesitaba para leer cómodamente. Me dirigí a la señorita Sayaka con ligera fustración. -Bueno...creo que se acabó la sesión de lectura...

"Creo que dijo la señorita Sayaka que le gustaba jugar, le preguntaré cuales son sus preferencias"

-Entonces decías que te gustaba jugar ¿No es así? ¿Que clase de juegos son sus favoritos?
Responder
#9
Para alguien como Sayaka nunca fue fácil desarrollar sus intereses en una sociedad tan preocupada por el prójimo como aquella, pero la pequeña había encontrado sus formas de jugar al límite sin mancharse las manos y hoy le estaba tocando a aquel pobre muchacho que tan sólo quería leer un libro tranquilamente.

Tras recibir la pedrada el muchacho tan solo regañó a los pequeños, sin lugar a dudas era una persona buena y amable. La pequeña hubiese preferido que la reacción hubiese sido mucho más violenta, pero como no hay mal que por bien no venga, aquello significaba que podría dedicarse a molestarlo todo el día. Hasta que lograse sacarlo de sus casillas

—Eres muy bueno, onii-chan— señaló la pequeña con una dulce sonrisa —por perdonar a esos pequeños, me gusta la gente como tú que no se aprovecha de los débiles—

"Bien, bien... ¿cómo debería seguir con esto?" se preguntaba a sí misma mientras Yoshi daba por finalizado el día de lectura en el parque, aunque para desgracia de él decidió interesarse en los juegos de la pequeña

—Ohhh— fingió sorpresa —¿Quieres jugar conmigo?— preguntó inocentemente

"Nos lo vamos a pasar genial jujuju"

—Pues me encanta jugar a las carreras— comenzó la chica dando saltitos —¿Quieres una carrera, onii-chan? Te advierto que siempre gano yo—

"Y hoy descubrirás por qué muahahaha" la chica mantenía la compostura, pero por dentro estaba al borde un ataque de risa
Responder
#10
La señorita Sayaka quedó impresionada por mi temple, pero dijo algo que me descoló sospechosamente, habló sobre aprovecharse de los débiles pero, ¿Que tenía que ver llamar la atención a unos niños con ello?

-Bueno, se lo que es pasar calamidades...Pero...¿Quién querría aprovecharse de los débiles? Eso no tiene ningún sentido ¿No crees? Respondí completamente estupefacto.

"Aprovecharse de la gente...personas que piensan así se merecen un castigo ejemplar"

Los niños que me lanzaron la piedra se marcharon lo suficiente lejos como para no verlos si quiera, por otra parte tras la pregunta que le formulé a la señorita Sayaka, ella preguntó incrédula si deseaba jugar con ella.

-Será un placer jugar con contigo. Respondí con una pequeña reverencia.

"Aunque no se si tendré fuerzas para ello, estoy muerto de hambre..."

Entonces comenzó a dar saltos de pura emoción confesando su pasión por la carreras. Aseguró que era muy buena en aquello, como si fuera una verdadera profesional en el asunto.

-¿Por que no? Contesté mientras me levantaba del banco mientras realizaba unos estiramientos. -Procuraré estar a la altura de las circunstancias Sayaka-chan, para que no se aburra demasiado conmigo.

"Por lo menos podré hacer feliz a la señorita Sayaka"

-Cuando digas, estoy preparado. Afirmé convencido
Responder
#11
La respuesta del muchacho casi le sacó una sonrisa, una verdadera sonrisa, pero el control que la chica tenía sobre sus dos caras era excelente. Así que siguió fingiendo, lo mejor que sabía hacer

—Por supuesto, onii-chan— convino la chica con sus voz dulzona y llena de inocencia —¡Odio a los abusones!— apuntó con convicción

"¿Quién querría aprovecharse de los débiles? Yo por supuesto, adoro ver la impotencia en sus caras, escuchar sus suplicas... ¿A quién no le gusta sentirse a sí de podereso? Claramente, a los débiles, a los que carecen de fuerza para imponerse y buscan el consuelo ocultando su debilidad, culpando al fuerte por imponerse... ¡malditas ratas!" sin lugar dudas, Sayaka no podía estar más en desacuerdo pero no pretendía iniciar una charla ideológica que no llevaría a ninguna parte, hablar no sirve para nada, eso lo sabe todo el mundo. Lo mejor es torturar a tu adversario hasta que te de la razón

El pelicastaño por su parte, había aceptado de buen grado participar en la carrera que proponía la pequeña, incluso levanto su trasero del banco al que lo tenía pegado

—¡Bien!— celebró la pequeña —¡Una carrera! ¡Una carrera!

El chico apuntó que esperaba estar a la altura de las circunstancias, no quería que Sayaka se aburriera

—Tranquilo, estoy segura de que será divertido—

"Y vaya si lo será" rió para sus adentros "Vamos a pasar un día inolvidable"

Yoshi dejó que fuese la pequeña la que diese la salida, así que Sayaka salió corriendo para después gritar

—¡Ya!— instante que aprovechaba para dejar escapar una leve sonrisa, pero no una inocente esta vez. Ahora que no podía verle, se permitió el lujo de dejar que su verdadera cara aflorase por unos instantes. Todo era tan divertido
Responder
#12
-Yo en realidad, solo siento pena por ese tipo de gente. Repondí con plena convicción ante el comentario de la señorita Sayaka -Precisamente por ese motivo, nos graduamos como genins, para proteger a las personas, e intentar reconducir a los malvados, que tienen la desdicha de ser inválidos de espíritu...

"Ese es un buen camino del ninja"

Me alegré mucho al ver a la señorita Sayaka tan emocionada, sin duda alguna, acompañarla a realizar una carrera fue un acierto. Y de verás que mostré interés por aquello, a pesar del hambre que tenía, el solo hecho de pensar el tiempo que llevaba sin comer en condiciones, en el cuerpo me invadía una sensación de lipotimia de mucho cuidado.

-Una carrera de las buenas hehe. Respondí contento.

"Muy bien, haremos unos estiramientos...y vamos allá"

Pero algo extraño ocurrió, todavía no estaba listo para comenzar la carrera, cuando de repente la señorita Sayaka comenzó la carrera, y después dio el comienzo a la carrera.

"¿Hmm? Bueno...si eso le hace feliz, yo no soy nadie para quitarle la ilusión..."

Me apresuré todo lo que pude, y comencé la carrera, a la que lentamente, le ganaba algo de distancia, pero nada del otro mundo.

-¡Que gane el mejor! Grité para que fuera audible.

"Con suerte cuando acabe la carrera...quizás me invite a almorzar..." Y corrí con aquella motivación en mente, de la probablemente nunca sucedería.
Responder



This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.