Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Cada día que pasaba, el recién graduado como genin se sentía más fuera de lugar, no había hecho demasiado amigos, por lo que prácticamente pasaba todo el tiempo con Akashi, pero éste se ausentaba con frecuencia, para hacer sus cosas y Riko pasaba mucho tiempo a solas, mirando el techo o viendo en la tele cualquier programa que estuvieran emitiendo.
Pero todo esto cambió cuando, una mañana salió a recoger el correo y, entre toda la propaganda a la que ya estaba acostumbrado se encontró con una carta oficial, con el sello del símbolo de Uzushiogakure y la abrió todo lo rápido que pudo.
Buenas, Kaguya Riko.
Nos complace informarle de que se ha aceptado su solicitud para pasar a formar parte del programa de genin tutelados, se le ha asignado un tutor y se ha concertado una cita para las 12:00 en la Academia de las Olas, no llegue tarde.
Un saludo.
El pelinegro salió corriendo para meterse en su cuarto y vestirse, a pesar de que en su cara no podía leerse ninguna emoción, en su interior estaba temblando, de nervios por un lado, ¿cómo sería? ¿Le caería bien? ¿Sería un buen pupilo? Y por el otro lado, de alegría.
Se vistió con sus ropas habituales, con la sudadera de color gris abrochada hasta arriba y las manos en los bolsillos comenzó su camino hacia la Academia de las Olas.
Llegó allí temprano, por lo que se acercó a uno de los encargados de la academia.
—Perdone. Mi nombre es Kaguya Riko y vengo par...
—Sí, sí, en el aula 2.3, aunque vienes algo pronto, ¿no?
Riko asintió.
—Sí, no quería llegar tarde, muchas gracias. — Hizo una profunda reverencia y se marchó hacia el aula que el hombre le había indicado.
Una vez en la puerta, la abrió con cuidado, esperando que no hubiera nadie y, para su descanso, así fue, por lo que se acercó a la primer fila de pupitres y se sentó en el más céntrico, esperando con los brazos sobre la mesa y con la cara impertubable, aunque por dentro se moría de nervios.
No supo qué le había impulsado a aceptar un pupilo, pero lo había hecho.
Eri, que llevaba un par de meses ostentando el rango de Jounin con bastante orgullo; se había decidido aquel día de otoño a llevar el tan famoso chaleco encima de su ropa, junto con la placa que acreditaba su rango en el brazo derecho para la ocasión. Estaba algo nerviosa, no podía evitarlo, pero ahí estaba, frente a la Academia de las Olas donde se había citado con su nuevo alumno.
Tragó saliva y entró.
Saludó a los encargados de la academia que se encontraban por allí con una sonrisa y un movimiento de cabeza, no necesitaba preguntar pues sabía la sala y ya le habían comunicado el protocolo, así que lo que decidió fue subir inmediatamente al aula donde se encontraría con él.
Llegó a la puerta y abrió suavemente para encontrarse con una persona sentado en uno de los pupitres del lugar: un muchacho moreno y de ojos de un azul intenso. Sonrió al verle, aunque se sentía algo culpable, pues no parecía que hubiera mucha diferencia de edad entre los dos.
Pero eso podía usarlo en su favor.
—Buenos días —saludó de forma cortés mientras se acercaba a él y tomaba asiento a su lado izquierdo—. Imagino que eres Kaguya Riko, si no creo que esto puede ser embarazoso y debería irme antes de hacer más el ridículo.
Lo hacía para liberar tensión.
Sí.
Era eso.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El tiempo se le hacía eterno, los segundos le parecía minutos y lo minutos, horas, pero aun así aguantó, apenas movió un músculo desde que se sentó, simplemente se limitó a cerrar los ojos e inspirar profundamente, recordando los días de vida en su aldea natal, junto a sus padres, junto al Clan.
En un par de ocasiones abrió los ojos rápidamente y tensó ligeramente sus músculos al escuchar pasos cerca de la puerta, pero fueron falsas alarmas. Al menos hasta que, una de las veces los pasos se detuvieron un instante antes de que la puerta se abriera con suavidad.
Por ella entró una chica que más o menos tendría la misma edad de Riko, un hecho que, seguro que si hubiera sido otra persona habría hecho que reaccionara de una u otra forma, pero el Kaguya no, se mantuvo firme, sin cambiar un ápice el gesto de su cara, serio. Lo que más le llamó la atención de la chica fue su pelo, de un rojo intenso.
—Buenos días. Imagino que eres Kaguya Riko, si no creo que esto puede ser embarazoso y debería irme antes de hacer más el ridículo.
La pelirroja se sentó a su izquierda, y Riko la miró directamente a los ojos, de nuevo, sin un sólo ápice de movimiento en su rostro.
—Buenos días... sensei. — Dijo, parando un segundo para recordar cómo se tenía que dirigir a sus instructores. —Sí, mi nombre es Kaguya Riko, mucho gusto.
Y tras estas palabras hizo una leve reverencia con la cabeza.
Aquel chico estaba... Rígido. Sí, la verdad es que ni si quiera denotaba algo de vergüenza, timidez o incluso alegría: nada, así que ella, que se encontraba algo inquieta ante la presencia de su nuevo pupilo Riko, le sonrió amablemente mientras se presentaba y saludaba a su nueva sensei.
—El gusto es mío, Riko, yo soy Uzumaki Eri —se presentó ella, moviendo ligeramente la cabeza hacia delante y tendiéndole la mano—. A parte de ser Kaguya, me gustaría saber sobre ti, ¿podrías contarme algo sobre ti? Lo que más quieras, tus habilidades, aficiones, lo que sea, solo para poder conocerte mejor. —Pidió amablemente.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Riko le estrechó la mano que su nueva sensei le tendía, dejando ver, por primera vez, una ligera sonrisa en el rostro.
—. A parte de ser Kaguya, me gustaría saber sobre ti, ¿podrías contarme algo sobre ti? Lo que más quieras, tus habilidades, aficiones, lo que sea, solo para poder conocerte mejor.
Aquella pregunta le pilló por sorpresa, aunque era lógico que se la hiciera, tenía que conocerle en profundidad si iba a ser su tutora, por lo que el pelinegro se tomó un instante para pensar qué iba a responder.
—Bueno, pues mi habilidad principal consiste en el control de mis huesos, puedo usarlos como armas y como base de muchas técnicas. — Empezó relatando el Kaguya. —Luego... Sé manejar una espada y puedo usar Katon. — Explicó en un tono neutro. —Y bueno, no es que tenga demasiadas aficiones, en la aldea de la que vengo nos pasábamos todo el día o entrenando o bien ayudando con los animales o cultivos, así que no tenía mucho tiempo libre, que se diga.
Si Eri prestaba atención notaría un cierto cambio en el tono de la voz de Riko al mencionar su aldea, quizás algo nostálgico.
—Bueno, pues mi habilidad principal consiste en el control de mis huesos, puedo usarlos como armas y como base de muchas técnicas.
Ella asintió, curiosa, animándole a continuar con su relato.
—Luego... Sé manejar una espada y puedo usar Katon.
«Oh vaya, yo solo sé manejar Raiton... No sé ni cómo olvidé el Suiton...»
—Y bueno, no es que tenga demasiadas aficiones, en la aldea de la que vengo nos pasábamos todo el día o entrenando o bien ayudando con los animales o cultivos, así que no tenía mucho tiempo libre, que se diga.
Vio una chispa de nostalgia aflorar en aquellos azulados ojos del Kaguya y sonrió ligeramente.
—Vaya, ¿y cómo era esa aldea? ¿Te gustaba? —cuestionó, intentando indagar un poco más sobre el muchacho.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Riko, por un instante dudó, no sabía qué contestar, estaba claro que echaba de menos el tiempo en el que vivía en la aldea, con sus padres, sus amigos...
—Pues la verdad que era pequeñita, ni mucho menos era como... esto. Teníamos lo justo para vivir, nosotros cultivábamos nuestras verduras, cuidábamos los animales con los que sacábamos comida, leche, pieles para el invierno... Era bastante diferente a Uzushiogakure. — Relató con un atisbo de sonrisa en la cara. —La verdad, sí me gustaba, pero cuando me dijeron que tenía que venir aquí, por un lado también me alegré de salir de allí, poder conocer otros lugares... no sé. — Terminó el pelinegro.
Se rascó ligeramente el mentón, a pesar de acabar de conocer a Eri, se sentía cómodo hablando con ella, y desde luego, era algo muy importante.
Escuchó atentamente a Riko, sin cortarle ni hacer ningún aspaviento o movimiento que pudiese serle incómodo. Asentía para que supiera que estaba escuchándole mientras pensaba, curiosa, cómo era la vida en aquella aldea. «Con que... Vivían en una aldea un poco pobre donde ellos tenían que cultivar lo que necesitaban para vivir, es bastante duro, pero a la vez bastante bueno, así él aprendió, aunque es algo tímido...»
—¿Cómo se llamaba? —preguntó, refiriéndose al lugar de donde venía—. Seguro que era muy diferente a Uzushiogakure, imagino que echarás un poco de menos aquello, el hogar... —murmuró, aunque sin perder su pequeña sonrisa—. No te preocupes, yo te ayudaré aquí.
Se levantó de la silla y señaló la puerta.
—Vamos a ver de lo que eres capaz.
Y esperó a que se pusiese a su lado para salir de aquella habitación.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Aquella, sin duda, era una pregunta genial, tan buena que quizá el mismo Riko tendría que haberla hecho tiempo atrás.
—Pues... la verdad, no tenía un nombre, y si lo tenía, no lo conozco. — Se limitó a decir, encogiéndose de hombros.
. Seguro que era muy diferente a Uzushiogakure, imagino que echarás un poco de menos aquello, el hogar... No te preocupes, yo te ayudaré aquí.
Para el pelinegro, aquellas palabras eran de lo más tranquilizador, aún no conocía a mucha gente allí y que ella estuviera dispuesta a ayudarle, le hacía sentirse mejor, más seguro.
—Muchas gracias, Eri-sensei.
Instantes después, la pelirroja se levantó de su asiento y Riko vio como señalaba la puerta.
—Vamos a ver de lo que eres capaz.
Y sin más que añadir, el Kaguya se levantó como un resorte, poniéndose a la altura de Eri y esperando que ésta le guiara hasta donde creyera conveniente.
«¿No querrá... combatir?»
Y de repente se puso algo tenso, eran de una edad parecida, pero sin duda alguna, ella estaba a un nivel muy superior, y aquello le ponía los pelos de punta, aunque no sabía si de miedo, o de emoción.
Riko siguió a la kunoichi, que no tardó en guiarle hasta el patio de la Academia de las Olas, un lugar que ella recordaba con cierta nostalgia y mucho cariño, pues allí había vivido durante un par de años de su vida, además de haberse graduado a genin en aquel patio. Respiró el aire que comenzó a inundar sus fosas nasales y se giró para enfrentar a Riko.
Con una secuencia de sellos, Eri creó un par de clones a cada uno de sus lados, simples y sin sombra.
—Imagino que como llegaste a genin hace poco, sabrás hacer un par de bunshin, venga, demuéstramelo. —Pidió suavemente, los bunshin le sacaron el dedo pulgar a modo de aprobación.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El genin siguió a su nueva instructora por los pasillos de la Academia de las Olas hasta que llegaron al patio, donde Eri se paró por un momento y cogió aire.
«Quizás hace mucho que no viene por aquí...»
Riko con calma vio como la pelirroja se giraba entonces, mirándolo directamente y rápidamente comenzó a hacer una secuencia de sellos, por lo que sus músculos se tensaron de inmediato, dispuesto a reaccionar ante lo que fuera necesario, pero, para su tranquilidad, la chica simplemente creó un par de clones exactos de si misma.
—Imagino que como llegaste a genin hace poco, sabrás hacer un par de bunshin, venga, demuéstramelo.
Riko asintió enérgico, era lógico que primero quisiera comprobar su aptitudes para saber por donde tirar, por lo que realizó la secuencia de sellos lo más rápido que pudo e imitó a Eri, creando un par de clones idénticos a él y sin sombra, uno a cada uno de sus lados.
Rápidamente, el pelinegro miró a ambos, comprobando que su técnica había salido bien y que ninguno de los clones tenía ningún problema.
Riko asintió —después de probablemente pensar que le iba a atacar o algo— y realizó la misma secuencia de sellos que ella misma segundos antes. A cada lado del muchacho aparecieron dos clones idénticos a él, por lo que su ahora maestra estaba satisfecha.
—Totalmente —felicitó.
De nuevo movió sus manos e hizo desaparecer el clon de la izquierda que fue sustituido por otro clon: un Kage Bunshin.
—Supongo que todavía eres incapaz de hacer un Kage Bunshin, ¿no? —preguntó de forma amable para luego señalar a su clon—. Pero no te preocupes, ya llegarás, solo quiero preguntarte cuál es la diferencia entre un Bunshin normal y un Kage Bunshin.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Sin saber muy bien por qué, el Kaguya se sintió orgulloso de sí mismo al ver que Eri aprobaba lo que acababa de ver. Pero justo después de esto, uno de los clones de la pelirroja se sustituyó por uno que, a simple vista, parecía idéntico, pero que si te fijabas bien, podían notar, al menos, una diferencia.
—Supongo que todavía eres incapaz de hacer un Kage Bunshin, ¿no? Pero no te preocupes, ya llegarás, solo quiero preguntarte cuál es la diferencia entre un Bunshin normal y un Kage Bunshin.
A pesar de mantenerse serio, por dentro se sintió de repente lleno de dudas.
—Kage...¿Bunshin? — Preguntó. —No, no soy capaz de hacerlo, de hecho, no sé qué es... — Se sintió algo tonto, Eri había dado por supuesto que conocía aquella técnica y él había incumplido con sus expectativas.—Una diferencia que veo a simple vista, es la sombra. — Concluyó el pelinegro, señalando los pies de ambos clones de su sensei.
Aquello quizás debería decirle más datos, pero por el momento no era capaz de sacar ninguna conclusión más, así que esperó a ver si la chica le explicaba más datos.
Escuchó la respuesta dubitativa de Riko, y, aunque un poco curiosa porque el Kaguya no supiese lo que era un Kage Bunshin, se vio maravillada con la respuesta.
—Bueno, para no saber lo que es creo que has descrito la diferencia, al menos gran parte —felicitó ella, mostrándole el pulgar derecho—. Por ahora digamos que son clones más elaborados, son idénticos a ti e incluso pueden hacer técnicas que conozcas. Son muy útiles —afirmó ella.
»Ahora quiero que me enseñes como te desenvuelves en combate —pidió, mientras ella se apartaba un poco hacia la sombra de los árboles del patio—. Mi clon hará de tu contrincante, no te preocupes, tómalo como un pequeño entrenamiento.
Su bunshin normal desapareció, mientras que el otro se acercó a Riko y se puso en posición de defensa.
—¿Preparado?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Eri, a pesar de que no tenía ni idea de lo que era un Kage Bunshin, le felicitó por su contestación, que al parecer había sido bastante acertada, y después le explicó la verdadera diferencia entre ambos tipos de clones.
«Vaaaaaya... Pueden hacer hasta técnicas propias... ¡Eso está genial!»
Por dentro lucía un Riko emocionado, alegre. Pero por fuera seguía siendo el mismo témpano de hielo que había sido desde el inicio de aquella reunión.
»Ahora quiero que me enseñes como te desenvuelves en combate. Mi clon hará de tu contrincante, no te preocupes, tómalo como un pequeño entrenamiento.
Aquello, sin duda, le pilló por sorpresa, tardó un instante en reaccionar, pero cuando vio como el clon normal desapareció se dio cuenta que aquello iba en serio, por lo que procedió a estirar un poco sus brazos para prepararse.
—¿Preparado?
Riko asintió y realizó una ligera reverencia con la cabeza.
—Creo que sí. — Fue su última respuesta, mirando a su sensei, a la original, para después centrarse única y exclusivamente en el clon.
En ese momento estiró uno de sus brazos y si Eri y su clon se fijaban bien, verían como en la mano de Riko parecía que se movía algo por dentro de la piel y de repente, de cada punta de sus dedos, a excepción del pulgar, salieron como balas cuatro huesos de tamaño pequeño, directos hacia el clon de la pelirroja, a la altura del pecho.
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¤ Hitai-ate[Atado al cuello] ¤ Portaobjetos básico:[En el muslo derecho]
- Daños: 6 PV por bala - Efectos adicionales: - - Sellos: Ninguno - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: 10 metros
Gracias a la habilidad del Shikotsumyaku, el usuario es capaz de disparar sus propios huesos endurecidos desde las puntas de los dedos de una mano, atacando a su adversario rápidamente y desde largas distancias. Puesto que el usuario puede regenerar los huesos fácilmente, la habilidad puede volver a utilizarse tras cortos lapsos de tiempo.