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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
El día había pasado y el atardecer se acercaba a las tierras de Amegakure. En su casa, en las afueras de la ciudad oculta, se encontraba el calvo tomando un té y viendo la lluvia caer tras la ventana. Era su descanso, su intervalo de entrenamientos. Ya había ido a la tienda en la ciudad y había vuelto para prepararse a hacer sus ejercicios nocturnos. Sin embargo, una idea se iluminó en su cabeza mientras estudiaba un mapa que se encontraba colgado a la pared, a la derecha del agujero vidriado.

«¿Qué tal si cambiamos esta lluvia por un poco más.... frío?» pensó Karamaru.

Le gustaba viajar y hacía tiempo que no lo hacía. Ya había ido al este en más de una ocasión pero jamás en su vida su camino se dirigió al norte, a las tierras heladas, donde la lluvia no era lo común. Si no la nieve. Por el relieve del mapa podía deducir que se encontraba una larga sucesión de montañas en el extremo del país, pero que unos cuantos kilómetros antes de llegar a ese terreno empinado había una ciudad.

Recordaba su viaje al País de la Tierra, en donde se enfrentó a la complicada altura y a su falta de oxígeno. Había que entrenarse en condiciones adversas y el frío era algo que no había probado. Al igual que con la arena, suponía que sería un buen ejercicio para sus piernas y cada vez más se sacaba las dudas de si viajar o entrenar. Había ido a comprar, así que las provisiones las tenía. Y ahí iba un motivo más que impedía el negarse al viaje.

Preparó todo en su mochila cuadrada y marrón, comida, bebida, ropa, bolsa de dormir, carpa y demás elementos que preparaba generalmente antes de cada viaje. Miró el mapa por una última vez antes de guardarlo y calculó a ojo que mas o menos tardaría tres o cuatro días antes de llegar.

Se acomodó un poco se vendaje en los brazos, revisó por una ultima vez de dejar todo en su lugar y ordenado, y se colocó su típica túnica negra que cubría todo su cuerpo. En la parte superior de este se encontraba una especie de tela que usaba para taparse sus orejas y su nariz, es decir, media cara. Nunca la usaba pero tal vez este viaje sería la excepción. Se guardó sus guantes blancos en el bolsillo de su grisáceo pantalón y mientras cerraba la puerta de su casa se puso en la cabeza su sombrero cónico de paja que se sostenía por una fina cuerda negra a su mentón.

Allá vamos...- se dijo a si mismo.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"  
-Maestro Yoda.


HabloPienso
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#2
El chico de pelo rubio casi blanco se encontraba de viaje por el país, buscando maneras de perfeccionar su entrenamiento, o eso había dicho para poder librarse de sus "captores", la verdad es que desde hace mucho tiempo el chico no quería seguir entrenando, al menos no tanto, pues no veía un objetivo claro detrás de tanto ejercicio, al fin y al cabo el estaba adiestrado para matar y a no sentir remordimientos por ello y para ser así debía entrenar, seguramente no le gustaba por eso, pero en cualquier caso también le habían enseñado a que no se hiciese esas preguntas, pues no llevaban a ninguna parte.

Estaba cerca de Yukio, a unos diez minutos de camino, había pensado en pasar allí la noche, pues la lluvia le había pillado de pleno y necesitaba algún lugar seco en el que poder refugiarse, no le gustaba ir mojado, aunque su ropa fuese impermeable le resultaba bastante incomodo el ir así. A lo lejos vio a un hombre, parecía una especie de peregrino, pues iba con una túnica y un sombrero, la verdad es que era una pinta bastante peculiar, decidió acercarse para preguntarle cuanto tiempo quedaba para llegar a Yukio, puesto que estaba cansado de tanto viajar y si quedaba demasiado pasaría la noche en algún lugar mas cercano e iría a la ciudad por la mañana.

Cuando se encontró lo bastante cerca de el se coloco en frente y le indico que parase con la mano, la verdad es que podía parecer algo extraño la manera que uso para dirigirse a el, pero no sabia de otra.

- Disculpe...¿Sabe cuanto queda para llegar a Yukio?
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#3
La primer noche caía y afortunadamente Karamaru encontró una pequeña choza en la que refugiarse de la lluvia en la noche. Parecía abandonada así que durmió tranquilo sin el miedo a que alguien entrase de golpe. De vuelta al amanecer, se retomo el viaje propuesto en su casa.

Poco a poco el ambiente se iba enfriando y a lo lejos se comenzaban a ver las cimas de montañas distantes en el horizonte. Parecían casi imposibles de alcanzar. Pero siguió en el camino viendo como comenzaba a transformarse esa lluvia suave en hermosos copos de nieves que deleitaban los ojos. El camino obtuvo un color blanco, al igual que los arboles y los alrededores.
El Sol ya estaba casi llegando al horizonte, se estaba haciendo el atardecer. Si los cálculos de Karamaru no estaban mal debía de estar cerca de la ciudad. Dos días de viaje completos, partir desde el ocaso para llegar a la puesta del Sol.

Sin embargo, como todo viaje, debía de haber un problema. A unos pocos metros en frente de él apareció un hombre que se detuvo en seco y le dio la orden a Karamaru de hacer lo mismo. Era rubio y de ropas oscuras.

«Por favor, dime que no busca pelea, por favoooorrr» pensaba el pelado mientras esperaba las palabras del probablemente adversario, aunque tal vez más tarde se diera cuenta que no fuera así.

¿Para llegar a Yukio? Bueno, supongo que debe de estar cerca. ¿A menos de una hora tal vez? Si seguramente, aunque no se específicamente cuanto. ¿Puedo preguntar por qué pregunta?
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"  
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