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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#46
Conclusiones acertadas las de aquel hombre. Se las apuntaría mentalmente para tenerlo en cuenta. Una vez acabó de hablar, se levantó del sillón sin esperar ni un solo minuto más. Quería irse de allí lo antes posible. Se sentía enfadado y decepcionado consigo mismo y necesitaba del largo viaje hasta Amegakure para aclararse las ideas. Quizás volver a sentir la lluvia sobre sus hombros le hiciese calmarse un poco al sentirse por fin en casa.

-Bien, que tenga un buen día -Le dijo el amejin antes de salir de la habitación y dirigirse hacia la enorme puerta de metal.

Si le abrían, simplemente se iría de aquel castillo y de aquella ciudad rápidamente. Quería volver a casa y reflexionar sobre algunas cosas. Por otro lado, se quedaba con las ganas de llegar al fondo de los asuntos. Parecía que había mucha gente a la que le gustaba aprovechar su trabajo gratuitamente para sus investigaciones, sin siquiera darle opción a ayudar en ellas. El mundo de los fuertes se planteaba ante él y solo tenía la opción de hacerse poderoso si no quería ser aplastado. Aquello era una jungla, y debía sobrevivir sin importar los medios que utilizase para conseguirlo. Pisar a quien fuese necesario, pero no podía seguir soportando faltas de respeto y poniendo cara de como que no le había importado o no lo había escuchado. Se consolaba diciéndose que pronto, con un poco de suerte pronto, dejaría de ocurrirle eso.
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#47
Así, Kisame partió de regreso a Amegakure creyendo tener las cosas claras. Pero, ¿acaso esa breve experiencia era realmente el camino correcto? ¿Realmente estaba apreciando todos los matices de la situación? Muchas cosas no estaban del todo escritas.

Dos días antes, horas después del incidente...

La niña llegó llorando hasta un callejón abandonado, siendo que los edificios que le rodeaban también estaban tan derruidos por el paso del tiempo que les faltaban algunos ladrillos en muros o techo. Caminó mientras se abrazaba a sí misma por los moretes causados por las rocas de la técnica de Kisame. Una figura familiar, anciano, moreno, de rastas. Estaba sentado en el fondo sobre algunos materiales de construcción viejos. Le esperó mientras ella se acercaba, y finalmente posó su mano sobre la cabeza de la pequeña.

—Ay, por Amenokami, Komako. ¿Ahora que voy a hacer contigo?— Su voz parecía entre afligida y dudosa, mientras acariciaba y revolvía los cabellos de la chiquilla.

—¿QUE HA SIDO ESO KID?— Un muchacho de cabellos blancos se asomó desde los pedruscos del edificio.

—Eso es lo que yo les iba a preguntar. ¿Por qué demonios se llevaron a Komako con ustedes?— Increpó de regreso.

La niña, mientras tanto, seguía sollozando.

—Ejecutamos el plan tal cual. En cuanto algún shinobi intentase rastrearte, saldría del bar y regresaría con refuerzos para fingir perseguirte y desviar la atención de ti.

—Pero animal— Se llevó los dedos al entrecejo. —No la rescaté de Konda para usarla en mi propio beneficio, que si la vinculan a nosotros está jodida.

El muchacho no respondió y agachó la cabeza.

—De todas formas el plan salió a la perfección. Te han visto, y creen que estamos en tu contra sin saber que ha sido una treta. El ninja de la lluvia hablará a la guardia y sembrará pistas falsas, aunque creo que ha visto la apariencia real de Komako. Por no decir que ella casi lo mata, que al parecer lo han llevado de urgencias al hospital—. Aquella voz provino de una silueta femenina delgada, la cuál se asomaba entre la luz y las sombras.

—Aaaaaay, que cagada...— Se restregó la mano en el rostro. —Que les dije que nada de heridas severas, pero bueno. Esto me causa un problema y es que tendremos que buscar la puta manera de poner a salvo a Komako. Tenemos dos opciones y no me gusta ninguna. O encontramos una manera de devolverla sana y salva a su familia en Uzushiogakure o nos puteamos con Konda y su yakuza del País del Agua, que por como he escuchado el Señor Feudal Umigarasu patrocina en parte a algunos grupos criminales dándoles libre albedrío y no me late para nada. Jooooder, que ninguna de las dos me nace, pero no puede estar más tiempo con nosotros acá en Shinogi-To.

—¿No puede refugiarse con tu amigo del País del Viento?

—Bandō es la última persona a la que habría de recurrir, estaría más segura en un tanque de tiburones con un flotador hecho de jamón que con un bandolero del desierto. Como digo, Komako no será juguete de nadie y necesito regresarla a su familia... En fin. Me acabo d emudar y aún no había organizado nada de mi hogar, pero creo que tendré que viajar de regreso a la Espiral y ver si logro arreglar este entuerto. Debo alejarla de las garras de Konda. Ustedes ya saben cuál es la siguiente movida, ¿verdad?

—Llamar la atención en Shinogi-To

—Y desestabilizar la hegemonía de lo grupos criminales de la zona.

—Perfecto. Así podré movilizarme en libertad, cuento con ustedes.

Todos asintieron con la cabeza, mientras la pequeña niña se limitó a escuchar, llorando mientras la lluvia escondía sus lágrimas al no saber que le depararía.

Continuará...
[Imagen: 7FT8VMk.gif]

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