(D) Como perro mojado

[Himura Ren]

—Los perros pueden cooperar en la mayoría de casos, aunque los gatos son caso aparte. Te proporcionaremos esta jaula de transporte para que no regreses aquí con demasiados arañazos— Bromeó. —Tu meta es lograr traer al menos a siete antes del anochecer, no importa si tienes que hacer varios viajes hasta aquí. ¿Ha quedado claro?— remató.

La joven extendió la mano para coger la jaula portable, examinándola más de cerca. La levanto por encima de su cabeza, y la giró varias veces con cuidado de que no se le resbalase entre las manos, generando esto una breve pausa y silencio. Cuando se dio por satisfecha, le dirigió una seria mirada a quien seria su cliente durante esta misión.

— Si me gusta algún gato o perro. ¿Me lo puedo quedar?— dijo con una gran seriedad en su voz, casi parecía que se tratase de algo realmente importante por su tono.

Aunque lo realmente significativo, era como iba a convencer a Nanashi de que ella podía hacerse responsable de un animal a su cargo.

[King Roga]

Karaga parpadeó varias veces ante la petición y de pronto echó a reír a carcajadas antes de serenarse.

—Si prometes que lo cuidarás bien, ¡por supuesto! Ese es el objetivo real de mi operativo, darles una familia. Y viéndote a ti, sé que puedo confiar en ello.

El perro caminó hasta la puerta y se sentó al lado, como si quisiese señalar la salida para la genin.

—No debes limitarte con la cantidad que he dicho, si puedes traer a más, hazlo a ser posible. Me harías un gran favor a decir verdad... Si estás lista, tienes hasta las mil ochocientas horas para cumplir con tu objetivo. Adelante y buena suerte.

Señaló con la palma de su mano la puerta.

[Himura Ren]

Con la jaula entre las dos manos, porque pese a examinarla había pasado por alto el asa, terminó de abrir la puerta con su pierna emocionada por la respuesta.

— ¡Daré mi mejor esfuerzo por encontrar todos los animalitos que pueda! — contestó asomándose desde el marco de la puerta.

Estaba completamente emocionada. ¿Su primera misión era buscar gatos y perros? Muchos otros se habrían sentido estafados y decepcionados, añadiendo que ellos valen para algo más que recoger excrementos de animales o limpiar retretes; pero ella solo pensaba en que si el gato que se quedaba no era negro, si igualmente le quedaria bien kuro. O si llamar al perro que encontrase Hikari o Akari.

Una vez fuera, enfrente de la puerta del edificio, se paró a pensar.

«¿Y por donde debería buscar? Supongo que en algún parque podría encontrar alguno. Pero en los callejones seguramente también, por eso de esconderse, buscar alimento de los contenedores y estar algo "secos" » Pensó alzando la mirada al cielo, observando la interminable lluvia que caía sobre su país.

[King Roga]

Sin duda la genin era un caso peculiar comparados a muchos otros novatos. ¿Tanta era su inocencia? Pero el día recién comenzaba.

Fuera del propio refugio no tendría demasiadas posibilidades de encontrar algo y se cuestionaba sobre la ruta a seguir. Delante tenía la acera y más al frente otros edificios, siendo que en medio de dos había otra avenida por la cuál seguir su rumbo. A su derecha, podía escuchar el sonido del agua fluir, por lo que si seguía la calle pavimentada en algún momento se toparía con uno de los tantos canales de agua de la aldea. A la izquierda, tenía el camino por el cuál había llegado y que llevaba de regreso al hospital general.

¿Buscaría en las zonas residenciales o en las zonas con negocios? Tenía varias rutas por donde empezar.

[Himura Ren]

— Supongo que hay más posibilidades por la zona residencial; si alguien tiene gatos o perros, se buscaran entre ellos, aunque con este agua quien sabe si son capaces de rastrearse. Y como en los comercios suele haber mucho barullo, intentaran esconderse. — dijo para si misma en voz alta. — Aunque con el olor que desprenden algunos negocios, se sentiran atraidos por la comida...

Se llevo entonces las manos a la cabeza, alborotandose el pelo de un lado a otro por no encontrar una solución a su dilema.

— Aaaagggh. ¡Apenas he empezado y ya estoy con problemas! — agarró con fuerza la jaula por el asa, y marchó entonces hacia las zonas comerciales a paso ligero. — Solo puedo llevar uno o con suerte dos asi que. ¿¡Que más da? Cuando vuelva ire al lado contrario.

No era la mejor de las soluciones, pero era una solución a su problema.

[King Roga]

La genin se encaminó a las zonas comerciales, ¿y cuál era la zona comercial más concurrida de Amegakure? Por supuesto, como su nombre lo indicaba. El Distrito Comercial. Fuese de noche o de día, parecía que el neón nunca se apagaba y que la fiesta tampoco se terminaba. Ropas, artefactos domésticos, sitios para bailar, además de buenos restaurantes dónde darte un buen almuerzo. Las calles eran desde luego las más concurridas en toda la villa, aunque en esos momentos ella no estaba de paseo sino en medio de una misión.

A simple vista, no era posible apreciar a ningún animal por los alrededores, pues con suma dificultad iban a lograr siquiera andar a simple viste con la cantidad de personas por donde transitar.

Si lo que buscaba era sitios donde regularmente se vendiese comida, la joven nomas llegar lograría divisar al menos tres negocios distintos: Una carnicería, un restaurante de comida rápida en la calle de enfrente y dos cuadras más adelante otro restaurante aunque este parecía ser más fino y con venta de comida tradicional. El resto de los negocios parecían de otras índoles y que realmente no atañían a los intereses iniciales de la genin, tales como una tienda de ropa, una de muebles y así hasta un largo etcétera.

[Himura Ren]

La genin se abrío paso por la calle sin mucha dificultad; era temprano y por suerte a esas horas, no solía concurrir mucha gente por las avenidas ya que la mayoría de los ciudadanos estaban ocupados con sus trabajos. Tras un vistazo, divisó varios negocios que podrían llegar a ser objetivos principales.

— Supongo que por las calles principales será difícil encontrar algún animal. Estarán en las colindantes escondiéndose o descansando. Puede que el dueño de la carnicería sepa de alguno, pues le dará sobras o carne que este a punto de caducar.

Sin más espera, se dirigió hacia el local, con la esperanza de que al ser primera hora, no hubiera mucha gente y pudiera contestarle un par de preguntas sin mucha complicación.

---- ¡Buenos días por la mañana!— dijo con un tono jovial. — ¡Soy Ren, la chica que vive con Nanashi!

Seguramente la conocía, ella solía ocuparse de comprar especias, conservas y similares. Nanashi prefería comprar las carnes, pescados así como frutas y verduras en persona, para quedarse con el género más fresco; por lo que era bastante probable que aquellos negocios todos le conocieran. Además evitaba así que no le dieran gato por liebre a Ren por ser tan inexperta.

[King Roga]

Pese a la hora, muchos negocios ya estaban abiertos y dispuestos a vender sus mercancías. En la mañana se movilizaban todos los que iban a trabajar y no podían permitirse desaprovechar una afluencia de posibles compradores matutinos, aunque el primer visitante de la carnicería de Joka-san no sería otra sino la kunoichi de la lluvia. El ya se encontraba moliendo algo de carne en la máquina cuando escuchó el efusivo saludo de la niña, volteando a ver y parpadeando en cuanto mencionó el nombre de Nanashi.

—¿De parte de Nanashi? ¡Ahhh claro! ¡Ren!— El carnicero dejó lo que estaba haciendo y procedió a lavarse las manos antes de acercarse al mostrador para ver más de cerca a la muchacha. —Mira que aún no tengo el encargo, que él siempre pide un corte muy específico. Ya había venido a solicitarlo hace dos días y no esperaba que viese a traerlo tan pronto, que le dije que en invierno a veces se retrasan un poco o le suben los precios. A todo esto, ¿por que no vino él? ¿Le pasó algo?

El carnicero parecía bastante platicador.

[Himura Ren]

— No no, no vengo en su nombre. — dijo agitando una de sus manos en señal de negación con una sonrisa. — Vera, me han encargado que busque animales callejeros, perros y gatos. Pese a que vivan en la calle parece que quieren mantenerlos vacunados para evitar cualquier brote o infección supongo. Y me preguntaba si sabe de algún animal que ronde por estas calles sin dueño.

Alzó con la otra mano la jaula, agitándola suavemente para mostrarla. En ella cabrían gatos sin problemas, incluso dos o tres; pero dependiendo de la raza y edad del perro, a lo mejor iba a tener que llevarlo a rastras. O el animal la llevaría a ella a dar un paseo por el asfalto de la ciudad.

[King Roga]

—¡Ahhhhh!— El tabernero pareció entender la situación. No era un cliente, pero como no tenía el pedido de Nanashi para entregar igual no importaba. —¿Esta es una de esas misiones que les encargan a los novatos verdad? Las veces que he visto a muchos de tú edad haciendo estos trabajos los veo muy desanimados o lo hacen de mala gana, aunque a ti te veo dispuesta y diligente. Me gusta— El hombre se cruzó de brazos y cerró los ojos para meditar.

»Y ahora que lo mencionas, sí. Hay una perra que suele venir a hacer ojitos para que le de los huesos. No puedo darle mucho que tampoco es la gracia quedarme sin mercadería. Se mantiene acá en el basurero que está a la vuelta de esta calle, en las trastiendas. No deberías tener problemas para encontrarla, últimamente no se aleja mucho de la zona por alguna razón.

[Himura Ren]

—Y ahora que lo mencionas, sí. Hay una perra que suele venir a hacer ojitos para que le de los huesos. No puedo darle mucho que tampoco es la gracia quedarme sin mercadería. Se mantiene acá en el basurero que está a la vuelta de esta calle, en las trastiendas. No deberías tener problemas para encontrarla, últimamente no se aleja mucho de la zona por alguna razón.

—¡Genial! — dejo la jaula con cuidado en el suelo, y hurgó en un bolsillo trasero una pequeña cartera.

Se trataba de una especie de bola rosa pastel que se abría haciendo un pequeño click con dos arcos metálicos plateados. Varias monedas rondaban en ella, y empezó a sacar lentamente algunas; cuando pareció satisfecha, las ofreció extendiendo la mano al amable carnicero que la había ayudado.

— ¿Cuantas sobras y huesos me puedes dar con esto? Es para intentar atraerlos o incluso usarlo de cebo para otros. — añadió sonriente para llevarse de nuevo cartera al portaobjetos que llevaba en la zona posterior de la cintura.

Lo veía completamente como una inversión; si esto le ayudaba a acabar una misión exitosa, aunque no pudiera cubrir lo que se gastase en dicha misión, no parecía importarle.

[King Roga]

El carnicero parpadeó varias veces, y si bien todos trabajaban por algo de dinero, él no era tan avaricioso como para cobrar por unos miserables huesos y sobras.

—Oh nononononononono— Levantó ambas manos delante de sí y las sacudió de lado a lado igual que si cabeza. —Por favor niña, no te molestes, pero gracias de todas formas— La amabilidad e inocencia de la chica le habían conmovido. —Te daré las que tengo aquí sin que me des un centavo, total, si de todas formas las iba a tirar o a dárselas a los perros, mejor te las doy a ti que si te pueden ser útiles y así te ayudo con al menos algo más. De todas maneras, Nanashi es uno de mis clientes más fieles, es un favor mínimo para su lealtad el poder colaborar al menos en algo. Dame un segundo.

Se dio la vuelta y pareció abrir un congelador, sacando una bolsa blanca que estaba algo pesada, tendiéndosela a la genin.

—Son huesos que ya había destajado, ya no les queda mucha carne pegada pero supongo que al menos por el sabor o la médula pueden servir— Sonrió esperando a que la genin lo tomase.

[Himura Ren]

«Pues si que tiene ser conocido Nanashi. Con esa cara de perro malhumorado que lleva siempre quien lo diria.»

Se dio la vuelta y pareció abrir un congelador, sacando una bolsa blanca que estaba algo pesada, tendiéndosela a la genin.

—Son huesos que ya había destajado, ya no les queda mucha carne pegada pero supongo que al menos por el sabor o la médula pueden servir— Sonrió.

— ¡V-Vaya! ¡Se lo agradezco de verdad! — con las manos hacia atras, abrió rapidamente su portaobjetos para guardar las monedas de mala manera en su interior y no hacer esperar más al carnicero.

Extendió ambas manos y cogió la bolsa, haciendo un brusco gesto hacia delante. Pesaba más de lo esperado, pero consiguió evitar que llegara a tocar el suelo y formar un verdadero desastre. Abrió entonces la jaula y lo puso dentro, para poder llevarlo todo. Levantó entonces la caja con ambas manos, pegándoselo al pecho.

— ¡Muchas gracias por todo! ¡Y que le vaya bien el día! — dijo alejándose contenta por su nueva adquisición al lugar que le había indicado anteriormente.

[King Roga]

—¡Buena suerte Ren-chan!— Se despidió el señor Joka.

La genin retomó su camino, dio la vuelta a la esquina y tras rodear todos los locales se topó con un callejón largo y profundo que ocupaba todas las partes traseras de los negocios mencionados. El olor era fuerte y desagradable, al punto que la genin tendría que taparse la nariz para no devolver su desayuno.

El sitio estaba además algo oscuro ya que no había brillantes carteles de neón como en las vías principales, pero aún así sus ojos podrían distinguir algo de de movimiento en un contenedor de basura que estaba al fondo del callejón. Estaba rebalsado de bolsas, al punto que un par habían caído. Entonces ella notaría una silueta oscura, la cuál parecía estar hurgando en los desperdicios caídos.

[Himura Ren]

Poco después de entrar al callejón, tosió del nauseabundo olor que desprendía la calle. Carente de las luces que adornaban las calles principales, una oscura penumbra bañaba todo el lugar. Ren se llevó una mano a la nariz de inmediato, si no lo hubiera hecho, una arcada hubiera ocurrido en el momento. Miró extrañada el lugar, pues pese a que carecia de aquellas luces, había amanecido hace unas pocas horas y aunque no mucha luz se filtrara por las insistentes nubes de la villa, era peculiarmente oscuro.

— Geeeeeeeeeez... Ahora entiendo lo que dijo sobre que los que hacemos estas misiones no comenzaban con mucho entusiasmo y determinación.

Más a lo lejos, pudo divisar algo de movimiento por el suelo. Sin perder más tiempo, se puso de cuclillas y sacó la bolsa de la jaula, apartándola a un lado para que no se viera amenazante; a lo mejor incluso no necesitaba ni usarla. Volvió a reincorporarse para andar lentamente unos pocos metros encorvada, mostrando en una de sus manos algo de carne mayoritariamente de color blanquecino; había más grasa que carne en aquel trozo.

— Ven pequeño, no te voy a hacer daño. Tengo más, si te portas bien te daré otro. — dijo con una suave voz que casi pareció un susurro.