Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
—Quizá en algún momento te enseñe a usarlo, pero cuando domines un poco más el Fuuinjutsu, ¿te parece?.El otro no lo voy a usar, pero te hablará de él: Es el Sello del Espía. Pones un sello en un lugar, y boom, podrás escuchar todo lo que se diga ahí aunque no estés en ese lugar, eso sí. Si hay mucho ruido, no vas a escuchar nada, por lo que habrá que ponerlo en sitios estratégicos.
Hana escuchó con atención asintiendo de vez en cuando. Lo cierto es que ella no usaría boom para esa explicación, por un momento le ha sonado a que lo que ponía era un sello explosivo y ahí sí que a tomar por culo el espía. Pero no, era un sello cien por cien de espias, lo ponías en un sitio y lo oías todo.
— Pero, pero, eso es genial. Es decir, que si lo pusieses en la oficina de un kage... ¡te enterarias de todo! O en la habitación de otra persona. — la boca de Hana se cerró de golpe, se planteó por un momento que Eri hubiese puesto uno en su habitación.
Sudores frios recorrieron su nuca al pensarlo, recordando todas las tonterías que dice cuando esta sola, o cuando se va a dormir, a lo mejor, alguna vez, le había cantado nanas a su peluche. También a veces había llorado sola. En general, cosas que podían preocupar a la pelirroja del estado mental y de madurez de su alumna.
— Pero tú no harías eso, Eri-sensei, esto es estrictamente para misiones, ¿verdad?
— Pero, pero, eso es genial. Es decir, que si lo pusieses en la oficina de un kage... ¡te enterarías de todo! O en la habitación de otra persona.
Eri nunca había pensado en hacer algo así, más que nada porque no querría invadir la intimidad de otras personas, ya no solo el Uzukage, que también. Reconocía que aquello le daba curiosidad, por saber, más que nada, qué pensaban de ella la mayoría de la gente que la rodeaba, pero era algo que chocaba con su moral, así que prefería ignorarlo y dejarlo estrictamente para uso de sus misiones.
— Pero tú no harías eso, Eri-sensei, esto es estrictamente para misiones, ¿verdad?
Tal y como acababa de decir Hana.
—Efectivamente —asintió ella, cruzándose de brazos—. Por eso sé que, en malas manos, podría ser un arma bastante mortal, por lo que solo he hablado de la técnica con mi hermano Ryuusuke y contigo, así que espero que no digas nada sobre ella —pidió, llevándose un dedo a los labios. Guiñó un ojo, esperando a que captara su mensaje.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Efectivamente. Por eso sé que, en malas manos, podría ser un arma bastante mortal, por lo que solo he hablado de la técnica con mi hermano Ryuusuke y contigo, así que espero que no digas nada sobre ella
— No, no, no, jamás osaría hacer tal cosa, Eri-sensei. Mis labios están sellados, si me preguntan yo no sé nada de nada. — Hana negó rápidamente.
Jamás se le ocurriría ir en contra de Eri, que puede sacarle la verdad a la fuerza de sus propios labios y después espiarla para saber si confesaba a alguien lo que le había hecho. Su temor hacia la pelirroja no hacía más que crecer, y aún le faltaban todas las técnicas que no eran de Fuinjutsu, ¿qué clase de torturas tendría preparadas? No quería saberlo, pero las ganas de saberlo eran mucho más grandes.
— ¿Y... de Raiton? ¿Qué tienes? — en este punto ya no era por aprender, sino por curiosidad.
Eri arqueó una ceja, pero creyó a su pupila aunque no del todo convencida. Hana era curiosa como la que más, y con una técnica como la suya en sus manos, ahora mismo, podría resultar muy peligroso, y no hacia quien escuchase, sino hacia ella, así que, por si acaso, no lo utilizaría junto a ella hasta ver si su curiosidad tenía cierto límite.
— ¿Y... de Raiton? ¿Qué tienes?
«De Raiton tengo lo mejor, pero...»
—La verdad es que tengo una variedad muy grande en Raiton, pero es demasiado tarde ya y no sé cómo puedo enseñártelo sin cargarme media habitación —confesó la pelirroja, rascándose la nuca—. Un día, si quieres, podemos entrenar juntas y así nos enseñamos las técnicas que nos quedan pendientes, ¿vale? —propuso la mayor, sonriente.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—La verdad es que tengo una variedad muy grande en Raiton, pero es demasiado tarde ya y no sé cómo puedo enseñártelo sin cargarme media habitación. Un día, si quieres, podemos entrenar juntas y así nos enseñamos las técnicas que nos quedan pendientes, ¿vale?
— Claro, si yo estaba pensando lo mismo sobre mi técnica de Yoton, no es muy mortífera pero puede ser complicado de limpiar después, jeje. — se llevó una mano a la nuca con una sonrisa inocente, posiblemente la última que viese Eri en mucho tiempo.
Al menos ya tenía información valiosa sobre Fuinjutsu. La conclusión era que el Fuinjutsu puede hacer todo lo que una pudiese imaginar siempre que tuviese sentido en nuestro espacio-tiempo. ¿Un sello que te obliga a decir la verdad? No solo es lo más útil del mundo sino que evitas las torturas de todo tipo, era casi un sello heroico. Sin el casi. Aunque el otro era mucho más peligroso, oir todo lo que se hable en un despacho de un kage...
— Entonces, ¿cuando quieres que quedemos para enseñarnoslas?
Hana afirmó que su técnica tampoco podía enseñársela en ese momento, así que ambas acordaron en enseñárselas un día al aire libre o en el periodo de entrenamiento para que no dañasen ninguna zona habitable.
— Entonces, ¿cuando quieres que quedemos para enseñarnoslas?
Eri se llevó una mano al mentón.
—Me he planificado un horario de entreno, así que por las mañanas me dedicaré a fortalecerme para el torneo, si quieres, dentro de dos días, entrenamos juntas y nos las enseñamos —propuso la Uzumaki—. Además, no me viene mal entrenarme un poco en Raiton, por si acaso...
Luego sacó el pulgar.
—¿Te parece bien?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
—Me he planificado un horario de entreno, así que por las mañanas me dedicaré a fortalecerme para el torneo, si quieres, dentro de dos días, entrenamos juntas y nos las enseñamos. Además, no me viene mal entrenarme un poco en Raiton, por si acaso...
—¿Te parece bien?
— ¡Claro! Yo también empezaré a entrenar cuanto antes, a ver si cojo el habito y lo hago todos los días hasta el combate.
Hana se levantó y se acercó a Eri, dandole un fuerte abrazo antes de separarse y dirigirse a la puerta.
— Buenas noches, Eri-sensei. ¡Nos vemos en dos días!
No había mucho más que decir cuando llevaban días viajando juntas. Todo lo que se tenían que decir, ya se lo habían dicho.