Regreso al valle

[Uchiha Datsue]

—¡De nada mujer! —exclamó Datsue, dándole un par de palmadas en la espalda cuando Ayame le abrazó, súbitamente aliviado de que el regalo hubiese gustado. Ella aseguró que ahora haría el mejor Libro Bingo del mundo—. ¡Ja!, apuesto a que sí. Aunque, hostia, yo que te iba a pedir que lo estrenases haciéndome un retrato —allí y ahora, con su pelo suelto y su chaqueta colgando del hombro—, pero daría mal fario. ¡Implicaría que tarde o temprano acabaría en el Libro Bingo! —exclamó, bromeando.

Y lo cierto es que había estado a punto de acabar en él en cierto momento de su vida. Qué suerte que todo aquello había quedado bien atrás. Lo cual, viéndose ahora, junto a ellos, le hacía pensar que...

—Chicos, después de todo por lo que pasamos. Nuestras idas y venidas. Nuestras rencillas —dijo, mirando a Ayame y luego a Daruu—. Quiero que sepáis que me alegra de haberos conocido. Conocido de verdad. Y… ¡Y nada más, que me pongo ñoño y esas cosas no van conmigo, hostia! —exclamó, quitándose aquel estado pasajero y nada propio de él del cuerpo.

[Aotsuki Ayame]

—¡De nada mujer! —exclamó Datsue, dándole un par de palmadas amistosas en la espalda—. ¡Ja!, apuesto a que sí. Aunque, hostia, yo que te iba a pedir que lo estrenases haciéndome un retrato, pero daría mal fario. ¡Implicaría que tarde o temprano acabaría en el Libro Bingo!

Ayame soltó una risilla.

—Je... Quién sabe. Algo podría hacer, sí —comentó, cerrando con sumo mimo el estuche y abrazándolo contra su pecho.

—Chicos —agregó entonces el Uchiha—, después de todo por lo que pasamos. Nuestras idas y venidas. Nuestras rencillas . Quiero que sepáis que me alegra de haberos conocido. Conocido de verdad. Y… ¡Y nada más, que me pongo ñoño y esas cosas no van conmigo, hostia!

Ayame sonrió. Y era una sonrisa abierta y sincera como la luna llena reflejada en las aguas de un lago en calma.

—Si alguien me hubiese dicho tiempo atrás que terminaríamos siendo tan buenos amigos, me habría reído en su cara. Ahora... me alegro de que todo haya terminado tan bien. ¡Pero eso no quiere decir que me alegre de todas las cosas por las que nos has hecho pasar, ¿eh?! —agregó, con una risotada.

»Bueno, bueno, dejemos de desviarnos del tema. Datsue, cuando haces un Kage Bunshin lo que haces es dividir tu propio chakra, ¿no es así? Bien, para el Bijū Bunshin el procedimiento es similar, pero... en lugar de dividir tu chakra, lo que haces es tirar del chakra del bijū hacia fuera. Exteriorizarlo —trató de explicar, gesticulando con las manos como si se sacara algo del interior de su pecho y lo expulsara hacia fuera. Ayame se detuvo momentáneamente y parpadeó un par de veces—. No... No sé si me estoy explicando bien.

[Amedama Daruu]

Tras el intercambio de regalos, Datsue les regaló un poco de sí mismo sincerándose por completo. Eso enterneció al pobre Daruu, que nuevamente se vio arrastrado por su forma de hablar y empezó a llorar como chorros. Tratando de disimular, Daruu fingió distraerse acariciando con la yema del dedo la superficie de la roca hundiendo la mirada en el suelo.

[Uchiha Datsue]

«Oh, yo sí que me alegro. Pocas veces me había descojonado tanto. ¡JIA JIA JIA!»

Datsue trató de no prestar atención a Shukaku y le devolvió la sonrisa a Ayame. Después, ajeno a la súbita emoción de Daruu —lo cual era una verdadera lástima, porque desde luego no se hubiese quedado indiferente ante ello—, se centró por completo en la explicación de Ayame. «Ah, hostia. ¿Cómo no se me habría ocurrido eso? Explicado así parece sencillo». Lo verdaderamente difícil estaba en discurrirlo primero.

—Sí, sí, perfectísimamente te explicas. Joder, si es que visto así parece hasta sencillo. Pero, entonces… ¿Pierdes la comunicación interna con Kokuō cuando creas el clon? —preguntó, curioso—. Y otra cosa, cuando dices tirar del chakra del bijū, ¿te refieres a tooodo su chakra? Porque me pareció que cuando vi a Kokuō en la ribera no era así… ¿No, Daruu? —preguntó a su compañero de dōjutsu. No tenían los mismos ojos, pero ambos eran capaces de distinguir el chakra—. ¿Tío, estás bien?

Sentado a su lado, Daruu tenía una extraña fijación en el suelo, como si en cualquier momento fuese a salir de allí un ninja-topo asesino.

[Amedama Daruu]

Daruu sorbió por la nariz y levantó la mirada. Todavía estaba llorando.

—¿Eh? ¡Sí, sí! —Se sonrojó de vergüenza y desvió la mirada—. Sólo... me he emocionado un poco. Me alegra que nos tengas tanta estima, después de todo.

Trató de cambiar de tema rápidamente.

»En cuanto al Bijū Bunshin, probablemente Ayame no sea del todo consciente del efecto que veo yo en su chakra. —Daruu se limpió las lágrimas con la manga y miró a Ayame. Para ella resultaría bastante interesante la explicación, nunca había pensado en dársela. Igual que para ella era intuitivo ejecutarla, el Byakugan era parte del mismo Daruu, y por tanto ignoraba algunas cosas cuando no le interesaba analizarlas. Y cuando lo hacía, era en silencio, casi sin darse cuenta—. El caso, no sé si lo sabéis pero normalmente todos los Kage Bunshin están conectados con el original por un canal en el chakra. Es tan fino y tan sutil que es imposible de ver con los dōjutsu. Para hacerlo, tendría que concentrarme durante mucho tiempo, y aún así podría confundirlo con mil cosas. Pero vamos, que sí, que están conectados. Con esa conexión yo sé comunicarme con ellos, de hecho —les explicó—. En el caso de Ayame, seguro que sigue existiendo esa conexión, pero estará centrada en el sello que tiene entre los omóplatos. Cuando la ejecuta, sí que veo el chakra salir de ahí. Y no, no es la cantidad del bijū completo, porque si no sería mucho, mucho más brillante. De normal, por cierto, no puedo ver el chakra del bijū. Sólo cuando Ayame lo utiliza.

»Pero Ayame ha utilizado la técnica muchas veces para... bueno... —Oh, no. ¿Cómo explicaba esto sin decir exactamente lo que estaba pensando?—. Cuando Kokuō quiere estar sola —remarcó, para no decir que eran ellos los que querían estar solos sin pensar en que un bijū está viendo todo lo que hacen—, Ayame crea el Bijū Bunshin y ella se va por ahí un rato. Me imagino que la conciencia no quedará dentro de Ayame, ¿no? —Miró a Ayame—. Lo cual querría decir que la parte de conciencia del bijū se va junto al chakra, pero como hay un enlace con el original, no se crea una conciencia separada, una copia como en el Kage Bunshin.

[Aotsuki Ayame]

—Sí, sí, perfectísimamente te explicas. Joder, si es que visto así parece hasta sencillo —respondió Datsue, para alivio de Ayame—. Pero, entonces… ¿Pierdes la comunicación interna con Kokuō cuando creas el clon? Y otra cosa, cuando dices tirar del chakra del bijū, ¿te refieres a tooodo su chakra? Porque me pareció que cuando vi a Kokuō en la ribera no era así… ¿No, Daruu? —le preguntó Datsue, pero esta vez al Hyūga—. ¿Tío, estás bien?

—¿Daruu? —preguntó Ayame, preocupada.

Y es que, cuando Daruu había levantado la mirada al verde interpelado por el Uchiha, ambos pudieron ver que sus ojos perlados estaban inundados de lágrimas.

—¿Eh? ¡Sí, sí! —respondió, sorbiéndose la nariz y sonrojándose por la vergüenza—. Sólo... me he emocionado un poco. Me alegra que nos tengas tanta estima, después de todo.

Ayame le dedicó una sonrisa cargada de comprensión, pero Daruu echó a un lado el tema de conversación.

—En cuanto al Bijū Bunshin, probablemente Ayame no sea del todo consciente del efecto que veo yo en su chakra —continuó, lenjugándose las lágrimas con la manga,y Ayame ladeó ligeramente la cabeza con curiosidad—. El caso, no sé si lo sabéis pero normalmente todos los Kage Bunshin están conectados con el original por un canal en el chakra. Es tan fino y tan sutil que es imposible de ver con los dōjutsu. Para hacerlo, tendría que concentrarme durante mucho tiempo, y aún así podría confundirlo con mil cosas. Pero vamos, que sí, que están conectados. Con esa conexión yo sé comunicarme con ellos, de hecho.

»En el caso de Ayame, seguro que sigue existiendo esa conexión, pero estará centrada en el sello que tiene entre los omóplatos. Cuando la ejecuta, sí que veo el chakra salir de ahí. Y no, no es la cantidad del bijū completo, porque si no sería mucho, mucho más brillante. De normal, por cierto, no puedo ver el chakra del bijū. Sólo cuando Ayame lo utiliza.

—De forma natural, hay una parte del chakra del bijū que se entrelaza con el nuestro. Estamos unidos por esa fusión, y creo que es por eso por lo que no pueden separarnos sin que el jinchūriki muera en el proceso —añadió Ayame—. Es de ese chakra del que tiro, de manera que yo dejo de tener acceso a esa reserva de chakra que en otras ocasiones puedo utilizar cuando agoto mi propia energía.

—Pero Ayame ha utilizado la técnica muchas veces para... bueno... Cuando Kokuō quiere estar sola[/color] —Daruu había intentado rodear el tema de conversación, pero las mejillas de Ayame se encendieron como semáforos cuando se dio cuenta de lo que estaba hablando. Nunca había sido buena mintiendo, mucho menos ocultando sus sentimientos—. [sub=mediumseagreen]Ayame crea el Bijū Bunshin y ella se va por ahí un rato. Me imagino que la conciencia no quedará dentro de Ayame, ¿no?

—N... N... No —Ayame sacudió la cabeza, tratando de aliviar la vergūenza—. Cuando libero a Kokuō de esa forma, no podemos comunicarnos —Aunque Ayame ya había tomado medidas en caso de encontrarse en algún caso en el que sí necesitara mantenerse en comunicación con ella.

—Lo cual querría decir que la parte de conciencia del bijū se va junto al chakra, pero como hay un enlace con el original, no se crea una conciencia separada, una copia como en el Kage Bunshin.

[Uchiha Datsue]

Daruu solo le dio tiempo a darle una buena palmada en el hombro, al descubrir que el muy bandido se había emocionado con su pequeño discurso sentimental, porque en seguida cambió de tema para hablar del Bijū Bunshin. Y normalmente Datsue le hubiese interrumpido en aquel preciso momento, pero…

… es que era el jodido Bijū Bunshin no Jutsu. Necesitaba escuchar más de él. Necesitaba saber más.

«Ya, ya. Comprendo». Datsue asentía ante todo lo que decía Daruu, tomando nota mental de cada dato importante. El chakra salía directamente del sello, y existía un hilo de chakra que los mantenía conectados. Tampoco sacaba el chakra del bijū al completo, pero sí que parecía separar conciencias.

Ayame lo confirmó.

—¡Coño! ¡Pero eso es buenísimo! —Y no por esa chorrada de que el bijū saliese a dar un paseo. Que, a ver, en verdad estaba bien, aunque entraba en pánico solo de imaginarse lo que Shukaku podría hacer suelto por ahí. Sino por…—. A mí es que… No sé a vosotros —les dijo, tapando parcialmente la boca y bajando el tono de voz como si así consiguiese que ni tanto Kokuō ni Shukaku le escuchasen—, pero a mí me corta un poco el rollo pensar que está ahí Shukaku mientras estoy… bueno, intimando, ¿sabéis? A veces hasta pienso que por joderme va a tomar el control en cualquier momento y…

Y se le bajaba la tensión, entre otras cosas. Shukaku hasta ahora nunca había hecho nada parecido, pero el tío era un bromista de cuidado. Le encantaban las bromas pesadas y no era de los que veían esa línea roja y se quedaban al borde. Al contrario, no había cosa que más disfrutase que saltarla a bocajarro, sin importar las consecuencias.

[Amedama Daruu]

Y si hablamos, precisamente, de líneas rojas, la que Daruu había estado intentando evitar con todas sus fuerzas Datsue la cruzó, quizás por un tropiezo, por un causa-efecto inevitable. Y el Hyūga se levantó lentamente, mientras hablaba. Levantó el brazo. Parecía que iba a corresponderle la palmadita, darle un abrazo, pero no...

...lo que hizo fue...

¡PLA-PLAS!

...darle un bofetón en la cara. Lo que no sabía es que sin querer había hecho un sandwich. Las manos de Daruu y Ayame formaban un pan.

[Aotsuki Ayame]

—¡Coño! ¡Pero eso es buenísimo! —exclamó Datsue, eufórico ante las respuestas de los Amejines—. A mí es que… No sé a vosotros —añadió en un susurro, tapándose parcialmente como si no quisiera que alguien externo les escuchara. Ayame siempre había tenido muy buen oído, por lo que no tuvo que hacer mucho esfuerzo para oírlo—, pero a mí me corta un poco el rollo...

Las mejillas de Ayame, comenzaron a encenderse de nuevo a toda velocidad y la muchacha contuvo la respiración, con los ojos abiertos como platos.

—...pensar que está ahí Shukaku mientras estoy…

Hilillos de vapor comenzaron a brotar de sus oídos.

—...bueno, intimando, ¿sabéis? A veces hasta pienso que por joderme va a tomar el control en cualquier momento y…

¡PLA-PLAS!

Las manos de Ayame y Daruu se movieron al unísono y se encontraron con la cara de Datsue en el medio.

—¡A... AY... LO SIENTO... Y... YO...! —exclamaba Ayame, con las manos en las mejillas y deseando que la tierra se la tragara.

[Uchiha Datsue]

Datsue se mantuvo en silencio, su cuerpo inmóvil y su cerebro tratando de comprender qué acababa de pasar. Le habían dado un bofetón. Nada odiaba más en aquel mundo que recibir un golpe en la cara. Pero no había sido uno, ahora que su cerebro empezaba a rememorar. Habían sido dos. Dos bofetones, a la misma vez. Porque…

Porque…

Bueno, ¿importaba el porqué?

—Pero, ¿qué cojones…? ¡Pero, qué cojones?! ¡¿QUÉ COJONES?! —se levantó, tan rojo por los bofetones como por la ira—. ¿¡A qué coño ha venido eso!? ¿¡Estáis majaras o qué!? ¡Antes junto al árbol usándome los dos como un puto saco de boxeo! ¡Y ahora yo os abro el corazón y me partís la cara!

»¿¡De qué coño vais!?

[Amedama Daruu]

Inmediatamente después del tortazo, él también se arrepintió. Bueno, si no inmediatamente, después de la reacción de Datsue, que parecía muy ofendido. Tanto Daruu como él le ahogaron en disculpas sinceras.

—¡Lo siento, lo siento, tío! ¡Perdona, me he dejado llevar! ¡Lo siento! —insistió el Hyūga—. ¿Te di muy fuerte? ¡Perdón tío! Venga, no te enfades, Datsue. ¡Venga! —le dijo, cogiéndole de los hombros y sonriéndole de forma nerviosa.

[Aotsuki Ayame]

Datsue se había quedado petrificado en el sitio, como si no terminara de comprender qué era lo que acababa de pasar ni el por qué de la exagerada reacción de los dos Amejines. Pero entonces la rabia llegó a las facciones de su rostro y las endureció de golpe.

—Pero, ¿qué cojones…? ¡Pero, qué cojones?! ¡¿QUÉ COJONES?! —el Uchiha se reincorporó de golpe, su rostro tan rojo como un Sharingan gigantesco—. ¿¡A qué coño ha venido eso!? ¿¡Estáis majaras o qué!? ¡Antes junto al árbol usándome los dos como un puto saco de boxeo! ¡Y ahora yo os abro el corazón y me partís la cara! ¿¡De qué coño vais!?

—¡Lo siento!

—¡Lo siento, lo siento, tío!

—¡No era mi intención...!

—¡Perdona, me he dejado llevar!

—¡Yo solo...!

—¡Lo siento!

—¡Ha sido un malentendido!

—¿Te di muy fuerte?

—¡No quería hacerte daño!

—¡Perdón tío!

—¡Lo siento muchísimo!

—Venga, no te enfades, Datsue.

—¡Perdónperdónperdónperdón!

—¡Venga!

Daruu le había cogido por los hombros, esbozando una sonrisa nerviosa. Pero Ayame seguía encogida en el sitio, temblando como un ratón.

[Uchiha Datsue]

Datsue se apartó de las manos de Daruu, demasiado ofendido como para dejar que ninguno de los dos le tocase. ¡Luego decían que era él quien siempre acababa liándola! Bueno , ¡pues él nunca les había hecho semejante cosa! Sí, lo sabía. Sabía que había hecho otras. Muchas de ellas ahora las lamentaba. ¡Pero se suponía que eso ya había quedado atrás! ¿Es que pensaban seguir desquitándose por eso? ¿O es que simplemente eran unos…?

—Sois unos violentos. ¡Unos putos violentos! —les recriminó. No sabía si esa vena les venía por esa típica naturaleza amejin, tan ruda y brusca, o de dónde, pero eran unos violentos de cojones. Bufó—. Lo vamos a dejar pasar —dijo, al creer que el arrepentimiento de ambos era sincero. Y también porque le ardían las ganas de aprender el Bijū Bunshin, no se iba a engañar a sí mismo—, pero estos comportamientos no van nada conmigo. ¡Pero nada de nada!.

Suficiente tenía con Nabi y Stuffy. El resto de relaciones prefería que fuesen… pues eso, sanas. E higiénicas también, a poder ser.

[Amedama Daruu]

En verdad Daruu estaba un poco indignado por dentro. ¿Sabéis cuando discutís con alguien, tenéis vosotros la culpa pero el otro dice algo peor o exagera tanto que uno acaba más enfadado? Pues eso es lo que estaba pasando. ¿Pero por qué le molestaba tanto? ¡Si en los combates se daban hostias como tres mil veces más grandes que el bofetón ese de mierda! ¿Pero Datsue se había mirado al espejo? ¡Si estaba cuadradísimo! ¡Si seguro que eso sólo le había hecho cosquillas!

Pero ahora eran amigos. Y los amigos se perdonan esas tonterías. Cada uno es como es.

—Perdona, Datsue —dijo de nuevo, sincero, después de un suspiro—. Si nos encontramos en el torneo me la devuelves.

[Aotsuki Ayame]

Pero Datsue se apartó de las manos de Daruu, visiblemente ofendido. Y Ayame se temió lo peor. Si Uchiha Datsue había planeado una serie de catastróficas y desdichadas venganzas a partir de cortarle un encuentro amoroso por una cebolla, ¿qué no haría por una bofetada?

—Sois unos violentos. ¡Unos putos violentos! —les regañó, y la kunoichi se encogió sobre sí misma. El Uchiha bufó—. Lo vamos a dejar pasar, pero estos comportamientos no van nada conmigo. ¡Pero nada de nada!

—Perdooooona... —repitió Ayame, agachando la cabeza.

—Perdona, Datsue —repitió Daruu, con un suspiro—. Si nos encontramos en el torneo me la devuelves.

Ayame lanzó un profundo suspiro y volvió a levantar la cabeza.

—Bueno... Sobre el Bijū Bunshin, a no ser que tengas alguna pregunta, no se me ocurre qué más explicarte. ¡Creo que deberías intentarlo! —añadió, súbitamente emocionada.

No iba a negarlo, tenía mucha curiosidad por ver a Shukaku. Aunque algo en su fuero interno le decía que se arrepentiría profundamente de hacerlo.