Culito de rana

[Himura Ren]

— No me dejes, Ren, no quiero estar sola quiero estar contigo. Perdóname, perdóname. — volvió a abrir los ojos, brillantes por el llanto para clavar la mirada en su hermana.

— ¿Cómo te voy a dejar sola? ¿Qué clase de hermana sería si hiciera...? — pausó un momento, recordando la estúpida pataleta que tuvo sin ningún motivo por culpa suya; y carraspeó suavemente. — Bueno, dejémoslo entonces en que las dos somos unas cabezas huecas — añadió con una risa nerviosa.

Hizo entonces un suave gesto, para volver a ofrecerle lo que le quedaba en el vaso y cuando lo acabara; pasarle una servilleta con delicadeza por los labios y los alrededores de los ojos. Estaba claro que tanto tiempo con Hana comenzaba afectarle, y actuaba de forma más delicada con el tiempo; eso y que le daba miedo romperla sin querer como si una muñeca de porcelana se tratase.

[Himura Hana]

— ¿Cómo te voy a dejar sola? ¿Qué clase de hermana sería si hiciera...? Bueno, dejémoslo entonces en que las dos somos unas cabezas huecas

Hana rió, aún con lágrimas en las mejillas, y asintió. Los movimientos de Ren eran lentos y calmados, suaves y delicados, lo cual tranquilizaba a Hana, se sentía cuidada. Volvió a acercarle el vaso y esta vez se portó bien y bebió como una persona decente en vez de hacer la tonta.

Después sonrió mientras Ren le limpiaba la cara.

— ¿Así mejor? — preguntó inocentemente. — Ahora quiero la madalena.

[Himura Ren]

— Hai hai. Como la princesa de la Espiral ordene — respondió asintiendo con ternura, al ver que solo se trataba de una pequeña nube de pena. Termino de quitarle el envoltorio al pequeño bollo, y lo dividió en varios trozos sobre la bandeja; se veía bastante esponjoso y desprendía un agradable olor.

—Dejaremos el paseo por los Dojos para otra ocasión; y seguiré viniendo hasta que te recuperes. — le ofreció un trozo, con un suave y amelocotonado rubor en las mejillas.

[Himura Hana]

— Hai hai. Como la princesa de la Espiral ordene

Hana puso su mejor pose de realeza, con la cabeza alta y serena, para después reirse por lo bajo mientras Ren despedazaba a la pobre magdalena. Cuando le ofreció un trozo, se lanzó a por él, agarrandolo con la lengua para no morder a Ren sin querer. Lo masticó un par de veces antes de tragar.

— Reiji me trajo chocolate, tiene que estar por ahí. — señaló con la diestra al suelo, por donde recordaba haber visto a su compañero dejar el chocolate y la fruta el día anterior.

Entonces una revelación le vino a la mente a la rubia.

— ¡Eh! ¡Espera un momento! ¡No me has contado nada de tu combate! Ren, tu princesa te exige una explicación. Estás entera. Espera, ¿no será todo esto un sueño y en verdad estas ingresada como yo?

[Himura Ren]

— Oh la verdad es que... — caminó en busca de sus exigencias, para encontrar los restos de una tableta de chocolate. — No he tenido un combate en esta segunda ronda; al parecer mi rival ha abandonado o algo así... No me dieron muchas explicaciones la verdad. — cogió una onza, que presiono suavemente sobre un trozo de magdalena, dejándola incrustada en ella para luego ofrecersela.

— Un poco lamentable que el combate que gane sea por abandono — añadió riendo, pero sin ningún remordimiento.

[Himura Hana]

— No he tenido un combate en esta segunda ronda; al parecer mi rival ha abandonado o algo así... No me dieron muchas explicaciones la verdad.

— Oh, vaya. — no supo qué más decirle.

Volvió a lanzarse a comerse lo que le ofrecia Ren, que ahora era una magdalena mejorada con chocolate. Todo mejoraba con chocolate. Lo cual la llevo a pensar en el elemento Chocolate. Poder crear chocolate con chakra debía ser la rama definitiva del Ninjutsu. Si Ren tuviese ese poder, sería la diosa definitiva.


— Un poco lamentable que el combate que gane sea por abandono

— ¿Qué? ¿Y el siguiente combate? ¿No lo haces? ¡Eso no es justo! — preguntó, enfandandose con los organizadores del torneo antes de oir la respuesta de Ren. — ¡Deberías comer algo de chocolate! Eso te animara. — asintió para darse la razón a sí misma.

[Himura Ren]

— ¿Qué? ¿Y el siguiente combate? ¿No lo haces? ¡Eso no es justo! ¡Deberías comer algo de chocolate! Eso te animará.

— Bueno, hacerlo lo hago; simplemente he pasado de ronda automáticamente. — dijo intentando tranquilizarla y aceptando la invitación de Hana para comer ella también una onza, saboreándola lentamente y volviendo al asiento. — ¿Dijiste que te lo ha traído Reiji? ¿Fue contra él con quien te enfrentaste?

[Himura Hana]

— Bueno, hacerlo lo hago; simplemente he pasado de ronda automáticamente.

— Entonces aún puedes ganar la siguiente, ánimooo. — dijo Hana sonriente

— ¿Dijiste que te lo ha traído Reiji? ¿Fue contra él con quien te enfrentaste?

— Sí. El mismo Reiji que me dijo que te pillo robando cosas de samurais, pero no te he dicho nada porque yo he robado una estatuilla de Amenokami y me parecía bastante hipocrita ir ahora a decirte que no deberías robar cosas.Dame más chocolate.— soltó con la misma sonrisa, como si hablase del tiempo. — También he robado peluches, diademas, una zapatilla, un boton e incluso una flor. Y tu primer beso. A mi también me robaron el mio. Eso va a tener que ser algún tipo de tradición.

[Himura Ren]

— Sí. El mismo Reiji que me dijo que te pillo robando cosas de samurais, pero no te he dicho nada porque yo he robado una estatuilla de Amenokami y me parecía bastante hipocrita ir ahora a decirte que no deberías robar cosas.Dame más chocolate. — no pudo evitar sonrojarse recordando su encuentro en aquella fortaleza que se caía a pedazos.

—N-No pensaba robarlo, s-solo quería ver las armaduras más de cerca... — replicó haciendo caso a su princesa, y dándole otro trozo de aquel bollo con chocolate.

—También he robado peluches — suspiró, pero no sorprendida. — Diademas una zapatilla, un boton e incluso una flor. Y tu primer beso. A mí también me robaron el mio. Eso va a tener que ser algún tipo de tradición.— y con cada sub siguiente, poco a poco su rostro se iba torciendo hasta llevarse una mano al entrecejo, preguntándose en su interior si estaba desarrollando cleptómania.

No, definitivamente se le estaba yendo de las manos cuando se puso a hacer balance; y solo pudo evitar exhalar una bocanada de aire en señal de desesperación.

[Himura Hana]

—N-No pensaba robarlo, s-solo quería ver las armaduras más de cerca... —

— ¡Eso espero, señorita! Robar está mal. No robes, Ren. — la amonestó Hana.

Aceptó el nuevo trozo de magdalena y cuando se lo acabó miró a Ren con dudas. Muchas dudas. Ladeó la cabeza a un lado y después al otro.

— Ren, ¿te acuerdas cuando estuviste ingresada tú? Que saliste y fuimos al lago y te besé. Y nunca volviste a decirme nada sobre aquello. ¿Te acuerdas, Ren? Lo cierto es que era el primer beso que daba yo. Quería dartelo a ti. Me han besado dos personas ya, pero besar yo solo ha sido a ti. Dos veces. Una no estabas consciente, era a modo de despedida porque pensaba que no querrías volver a verme nunca jamás. Y el segundo... sin tu permiso ni consentimiento ni nada. Soy una persona terrible. — Hana tenía apagados todos los filtros, tampoco es que tuviese muchos.

[Himura Ren]

— Ren, ¿te acuerdas cuando estuviste ingresada tú? Que saliste y fuimos al lago y te besé. Y nunca volviste a decirme nada sobre aquello. ¿Te acuerdas, Ren? Lo cierto es que era el primer beso que daba yo. Quería dartelo a ti. Me han besado dos personas ya, pero besar yo solo ha sido a ti. Dos veces. Una no estabas consciente, era a modo de despedida porque pensaba que no querrías volver a verme nunca jamás. Y el segundo... sin tu permiso ni consentimiento ni nada. Soy una persona terrible. — Ren ya parecía haber superado aquella pataleta, de hecho los dias anteriores se sentía muy avergonzada cada vez que pensaba en aquello. En su lugar, se centró solo en una cosa de su dialogo.

El beso que le dió, la beso; y la sangre comenzó a subírsele a la cabeza mientras pensaba una y otra vez en aquello. El pulso habia comenzado a acelerársele sutilmente; intento mantener la calma, carraspeando.

— ¿Una persona terrible? No digas eso. Han sido delitos menores, y se sientes arrepentida de ellos... ¿Por qué te sientes arrepentida verdad? — preguntó con una suave risa para intentar quitarle hierro al asunto. — Pero intenta resistir esos impulsos; o podemos acabar metidas en un lío.

Aunque ella no era quien para hablar; se le había denegado el acceso a un patio donde entrenaba parte de la guardia samurai de los dojos porque no cesaba en sus intentos por ser instruida por alguno de ellos.

[Himura Hana]

— ¿Una persona terrible? No digas eso. Han sido delitos menores, y se sientes arrepentida de ellos... ¿Por qué te sientes arrepentida verdad? Pero intenta resistir esos impulsos; o podemos acabar metidas en un lío.

Hana asintió energicamente ante la pregunta de Ren. Entonces agachó la mirada y empezó a juguetear con la sabana con sus manitas.

— Pero, pero, es que no es facil controlar mis impulsos. A-además, cuando estás cerca es más dificil. Es como si todo fuese más brillante, como si yo fuese... más sensible. No... no lo entiendo. — explicó confusa.

[Himura Ren]

— Pero, pero, es que no es facil controlar mis impulsos. A-además, cuando estás cerca es más dificil. Es como si todo fuese más brillante, como si yo fuese... más sensible. No... no lo entiendo.

La morena comprendía las explicaciones que intentaba darle Hana; a ella le pasaba igual en varias ocasiones cuando estaban juntas. Pero por desgracia para ella, no era capaz de entender aquel sentimiento, por lo que le daba un significado equivocado.

— Te comprendo, me pasa igual; nunca he tenido una hermana así que... Supongo que será eso, ya que no estamos acostumbradas — añadió con una tímida risa; dispuesta a pelar la piel de la manzana. — ¿La prefieres con o sin la piel? Aunque te advierto que es mejor comerla con piel — dijo mostrándole la pieza de fruta moviéndola suavemente hacia los lados.

[Himura Hana]

— Te comprendo, me pasa igual; nunca he tenido una hermana así que... Supongo que será eso, ya que no estamos acostumbradas¿La prefieres con o sin la piel? Aunque te advierto que es mejor comerla con piel

Hana asintió, entendiendo lo que le comentaba su hermana. Era cierto que ninguna de las dos había tenido una hermana, así que acostumbrarse ahora iba a ser complicado. Tal vez era eso.

— Entonces, ¿es normal que se sienta bien cuando nos besamos? Porque somos hermanas. — preguntó ladeando la cabeza. — Si es mejor con piel, con piel. ¿Puedes desatarme ya? Contigo no me pica ya. Me has curado.

[Himura Ren]

— Entonces, ¿es normal que se sienta bien cuando nos besamos? Porque somos hermanas. — preguntó ladeando la cabeza. — Si es mejor con piel, con piel. ¿Puedes desatarme ya? Contigo no me pica ya. Me has curado.

— Me alegra oír que te sientes mejor — dijo asintiendo suavemente; dejo la bandena con la manzana y los cubiertos sobre la mesita, para deshacerle los nudos de las manos.

Ren no era muy diestra con aquellas cosas, de hecho no era capaz de utilizar la técnica que le permitía deshacer los nudos más expertos; pero por suerte para ambas, seguramente lo habrían hecho los médicos y no resultaría un problema liberarla de los trozos de cuerda.