Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
11/03/2021, 14:17 (Última modificación: 11/03/2021, 15:39 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
Saori se había graduado en la academia hacía muy poquito y desde entonces, no había hecho más que recibir elogios por parte de su padre, que parecía estar más emocionado que él mismo, y alguna que otra mirada de complicidad por parte de su madre, a pesar de que no estaba del todo de acuerdo con el camino escogido por su hijo.
Aquella mañana el joven había decidido acercarse al edificio del Uzukage para tratar de conseguir su primera misión, si es que hubiera alguna disponible para que una sola persona de su nivel pudiera completarla, pero en el caso contrario, no desaprovecharía el día y entrenaría por su cuenta. Se vistió con sus ropas habituales, se ciñó el portaobjetos al muslo y anudó su recién recibida bandana al cuello, no sin antes pulirla un poco con la manga de la sudadera, tratando de verse reflejado en ella, <<Allá vamos.>> y salió de su casa en dirección al céntrico edificio.
No tardó demasiado en vislumbrar la construcción con sus característicos tejados carmesí, por lo que apretó un poco el paso. Cruzó el puente de madera que atravesaba el río que rodeaba el lugar, se plantó frente a la puerta y tomó una gran bocanada de aire antes de dar su primer paso en el edificio.
Le recibió una gran sala, por lo que tuvo que mirar un poco a ambos lados para ver donde se encontraba el mostrador de recepción y, una vez lo tuvo localizado, dirigió sus pasos hacia allí.
Una vez estuvo frente al mostrador miraría a la persona que hubiera detrás y carraspeó para aclararse la voz.
—Buenos días, mi nombre es Sarutobi Saori, venía a solicitar mi primera misión.
Tomo esta misión con mi hueco de nuevos y no cobraré la misma. Cambio el nombre de la trama a una acorde con la misión
Kiyomi se lamentaba entre todo el papeleo que tenía que hacer aquel día. A veces, incluso, se sorprendía suspirando profundamente y justo se daba cuenta cuando un par de papeles salían volando por la fuerza del suspiro. No eran tiempos fáciles y las misiones parecían acumularse, aun así, no debía darse por vencida.
Para su suerte, aquella mañana no era una de aquellas concurridas en las que estaba constantemente hablando con shinobis o kunoichis, tampoco habían venido muchos habitantes, por lo que, ella junto a su soledad, seguía administrando todo a su mejor ritmo.
El sonido de unas pisadas hizo que su mirada acaramelada subiera para enfrentar los ojos ambarinos de Saori. Kiyomi lo conocía por haber sido uno de los últimos shinobi registrados. Sonrió afable mientras tomaba asiento sin dejar de mirarle.
—Buenos días, mi nombre es Sarutobi Saori, venía a solicitar mi primera misión.
La Uzumaki no podía evitar mirarlo con ternura. Para ella, él era otro de sus hijos, joven y todavía inexperto, buscando su primera misión que cumplir. Para sus adentros, esperaba que no tuviera tanta prisa por crecer.
—Buenos días, Saori-kun, ¿tu primera misión? Dame un momento que busque por aquí a ver si tengo alguna que cumpla con tus requisitos... —levantó el dedo, demando un poco de tiempo mientras abría un gran cajón.
El sonido de sus dedos acariciando numerosos papeles resonó por la habitación, hasta que, pronto, sacó un pequeño pergamino con el símbolo de la espiral grabado en él. Justo encima, una D pintada en carmesí adornaba el grabado.
—Esta misión llegó esta misma mañana —informó, tendiéndole el pergamino al recién graduado—. Léela y dime qué te parece. —Sonrió.
(D) Cosecha abundante
Rango recomendado: Genin Solicitante: Yamada Himeko Lugar: Frutas y verduras Yameko, a las afueras de Uzushiogakure
Debido a la edad de la solicitante y a la abundancia de los cultivos este año, se precisa ayuda para la recolección de las hortalizas y los frutos del lugar antes de que entre completamente el invierno en Uzushiogakure, para su posterior venta durante la fría estación.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El joven notó aquella mirada que le lanzaba la recepcionista, como si le conociera y aquello, por alguna razón lo reconfortó, y en cuanto la mujer comenzó a hablar aquel sentimiento se hizo un poco más fuerte, por lo que no le importó en absoluto aceptar la demanda de tiempo que la mujer le pidió con un asentimiento de cabeza.
Observó como buscaba entre unos papeles hasta que, finalmente, sacó un pequeño pergamino en el que podía distinguirse el símbolo de la espiral, y de pronto el joven comenzó a ponerse un poco nervioso.
<<Mi primera misión, ¿qué será ? ¿Salvar un personaje importante? ¿Recuperar un informe secreto?>>
En cuanto la recepcionista le tendió el pergamino, Saori lo aceptó de buena gana y rápidamente lo abrió, obedeciendo lo que la mujer le pedía y...
—¿Recolección de hortalizas y frutos? — Soltó casi sin darse cuenta, volviendo de golpe a la realidad, donde no era más que un genin recién graduado, por lo que se apresuró a corregir su reacción. —Es... ¡Estupendo! Cumpliré con la misión. — Dijo, realizando una profunda reverencia. —Gracias por su amabilidad.
12/03/2021, 13:30 (Última modificación: 12/03/2021, 13:30 por Uzumaki Eri.)
Kiyomi sonrió, afable, mientras le miraba. Desde que había empezado como recepcionista en el Edificio del Uzukage había visto numerosos rostros: decepcionados, entusiasmados, excitados por una nueva aventura, atemorizados por volver a fallar otra. Por eso, al ver un poco de decepción en el rostro del Sarutobi, no pudo evitar inclinarse para revolverle el corto cabello.
—No te preocupes, Saori-kun, hazlo lo mejor que puedas —animó la mujer.
Volvió a tomar asiento y volvió a sus quehaceres, no sin antes despedirse con un movimiento de mano de Saori, quien ya podía comenzar a buscar el sitio donde se llevaba a cabo la misión.
Tardaría alrededor de veinte minutos en llegar desde el lugar donde se encontraba pues no tenía pérdida: era un pequeño puesto al lado de una vieja casa que seguía la estética de todo Uzushiogakure. Justo detrás, se podía apreciar unos amplios cultivos e invernaderos.
El letrero de la tienda rezaba: Frutas y verduras Yameko.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
12/03/2021, 13:56 (Última modificación: 12/03/2021, 13:56 por Sarutobi Saori.)
El joven se armó con toda su determinación y, una ves se despidió de Kiyomi con un gesto con la cabeza, agradeciendo a la vez las palabras de ánimo de la mujer, se dirigió hacia su destino, a las afueras de la ciudad, dispuesto a realizar la misión que le habían encomendado.
No tardó demasiado en llegar al lugar, además, no era demasiado difícil de distinguir, en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, fue capaz de ver un gran cultivo y no dudó en acercarse hasta allí.
Frutas y verduras Yameko, aquel era el lugar al que tenía que acudir, un puesto al lado de una casa que, sin duda llevaba mucho tiempo en aquel lugar. El Sarutobi miró a su alrededor, buscando a alguien con quien hablar, con el pergamino en la mano derecha.
—¡Hola! Mi nombre es Sarutobi Saori, vengo a realizar una misión. — Diría una vez encontrara a alguien con quien hablar.
Con suerte para Saori, un anciano bien entrado en años salió por la puerta. Sus ojos, entrecerrados, no lograron discernir bien al muchacho que se alzaba frente a él y quien fácilmente le sacaba unos centímetros. Se sujetó con ambas manos a su bastón y arqueó sus labios.
—¿Quién...?
—¡Hola! Mi nombre es Sarutobi Saori, vengo a realizar una misión.
—Oh, vaya, qué efusivo es este jovencito... —murmuró, con voz cansada justo antes de soltar una pequeña carcajada—. ¿Dónde vas? ¿Qué misión?
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Por la puerta salió un anciano que, de seguro, había vivido muchos años, caminando con la ayuda de un bastón y al que el Sarutobi ganaba en altura a pesar de la diferencia de edad.
—Oh, vaya, qué efusivo es este jovencito... ¿Dónde vas? ¿Qué misión?
El joven genin realizó una profunda reverencia, en señal de respeto y le tendió el pergamino con ambas manos.
—Se me ha asignado una misión solicitada por Yamada Himeko, en la que se requería ayuda para la recolección de los cultivos. — Dijo efusivamente, sin levantarse aún de la reverencia, esperando que aquel hombre fuera el solicitante, o al menos, pudiera indicarle donde encontrarlo.
—Oh, sí, Kimedo... —musitó, luego frunció sus pobladas cejas—. ¡Ah, no! Kimeho... Sí, sí... Pero pequeño, creo que se ha equivocado, aquí solo trabaja una mujer muy, muy mayor llamada Himeko...
Se rascó la mejilla y comenzó a andar lentamente, como si hubiera corregido al muchacho y haberle ayudado fuera su hazaña del día.
Hasta que su bastón fue a parar a un pequeño hoyo en la tierra y el hombre comenzó a precipitarse al suelo.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Saori comenzó a alzar la mirada, dirigiéndola al anciano, mientras éste hablaba, arqueando ligeramente su ceja derecha, al darse cuenta de que en ningún momento había dicho Kimedo o Kimeho, por lo que no le había corregido, aunque al menos ya sabía que la solicitante de su misión trabajaba allí.
—¡Muchas gracias por su ayuda!
Entonces se irguió y comenzó a caminar para adentrarse en el local, mirando de reojo al anciano, que, de pronto, comenzó a caerse, de la nada.
El joven Sarutobi, trató de reaccionar lo más rápido posible y de un salto se puso a su altura, sujetándole firmemente desde el costado, para evitar que el hombre terminara en el suelo, lo cual, a su edad, podría ser algo más grave de lo que aparentaba.
El hombre se apoyó en Saori como si su vida dependiera de ello. Se había puesto nervioso y ahora tiritaba violentamente. Tanto, que había dejado caer su bastón y se asiaba con fuerza a las ropas del chico.
—Sí, sí, discúlpame... Estas piernas ya no son lo que eran, chico —murmuró, tranquilizándose. Indicó a Saori que lo acompañara a sentarse en un banco cercano—. ¿Puedes... traerme el bastón? Siento molestarte, pero este anciano parece necesitar más ayuda de la que se esperaba.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
Saori trató, dentro de lo posible, mantenerse firme, ser un apoyo fuerte para el anciano que, debido a la situación, había comenzado a temblar, no sabía si de miedo, de nervios o de ambas cosas a la vez, pero lo que si sabía el joven era que su deber en aquellos momentos era quedarse con el hombre y tratar de tranquilizarlo.
—Sí, sí, discúlpame... Estas piernas ya no son lo que eran, chico
El pelinegro asintió firmemente y acompañó al anciano al banco que éste le había indicado, ayudando a que se sentara cuidadosamente.
—. ¿Puedes... traerme el bastón? Siento molestarte, pero este anciano parece necesitar más ayuda de la que se esperaba.
Saori negó con la cabeza, afable.
—No es ninguna molestia, para eso estamos, tranquilo. — El Sarotubi dio entonces media vuelta, en busca del bastón. —Por cierto, ¿cuál es su nombre, si no es indiscrección? — Le preguntó al hombre, dándose cuenta de que aún no lo sabía.
El anciano sonrió, haciendo que sus arrugas se marcasen en las comisuras de sus labios. Aunque pronto se borró al escuchar la última pregunta del chico. ¿Su nombre?
—Yo... Yo... —comenzó, un poco nervioso—. Me llamo Hiroshi.
Miró hacia arriba, luego abajo, luego buscó un punto tranquilo para asentar la mirada. ¿Cuál sería su apellido...? Miró la casa de donde había salido.
—Gracias por tu ayuda, ¿Saroi...? —agradeció nuevamente, esperando a que el chico cogiera su bastón y se lo devolviera.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El anciano sonrió lo cual, sin duda alguna, tranquilizó un poco a Saori, viendo que poco a poco el hombre iba calmándose y que el susto que acababa de pasar iba a quedarse en nada más que eso, un susto.
Mientras recogía el bastón, escuchó el nombre del anciano, Hiroshi, y vio como cambiaba la posición de su mirada, quizás pensando algo, nunca lo sabría. Cuando llegó a la posición del hombre le tendió el bastón, con una sonrisa en la cara, llena de amabilidad y tratando de transmitir la mayor tranquilidad posible.
—Saori, y no es nada. — Contestó el joven, haciendo un leve gesto con la mano quitándole importancia. —¿Se encuentra bien? Porque debería irme para realizar la misión, pero si aún se siente algo mal, no tengo ningún problema en quedarme un rato más con usted. — Anunció el joven finalmente.
Tenía prisa por iniciar la misión, pero sus valores no le permitían dejar a Hiroshi allí si le necesitaba.
Hiroshi lo miró y pronto recobró su afable sonrisa. Se levantó con cuidado apoyándose en el bastón que Saori le había devuelto y comprobó que podía volver a caminar tranquilamente.
—Gracias, chico, ya estoy bien, iré lentamente y así no volverá a pasar —aseguró para que no se preocupase más por él—. Espero que tengas suerte con tu misión, seguro que será un éxito.
Inclinó la cabeza y comenzó a andar en dirección a la aldea. Pronto, Saori se vio solo justo en frente de la pequeña casa con el puesto al lado, vacío. La casa, sin embargo, contaba con una puerta vieja de madera abierta ligeramente.
De dentro, podía escuchar algunos quejidos de mujer.
—Grupo 5: Eri, Daigo, (Invierno, 220), Poder 60
—Grupo 10: Eri, Daruu y Yota, (Otoño, 220), Poder 60
—Grupo ???: Eri, Datsue, Reiji y Hanabi, (Invierno, 220), Poder 100
El joven genin asintió ante las palabras de Hiroshi, que se había incorporado por su cuenta, ayudándose del bastón, eso sí, y se despidió del muchacho, que correspondió con una inclinación de cabeza.
—Muchas gracias, y tenga cuidad0.
Por si acaso, Saori se quedó un poco más mirando como el anciano se alejaba, vigilando que no volviera a suceder nada como lo que acababa de pasar y, cuando comprobó que estaba bien, volvió a enfocarse en su tarea.
La pequeña casa tenía su puerta entreabierta y, de dentro podían escucharse algunos ruidos, quejidos, y el joven se dispuso a entrar, no sin antes tomar un poco de aire. Abrió la puerta, adentrándose en el interior y dispuesto a presentarse oficialmente en su primera misión.
—¡Hola! Soy Sarutobi Saori y venía a realizar una misión.