Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Lo sé. Nadie me entiende al cien por ciento, Jun, es parte de quien soy. Sin embargo no dije estas palabras, solo asentí y sonreí. El viento del bosque se me hacía ya tan familiar. Me imaginé bailar en el jardín de los Sagisō. Maravilloso.
—Perfecto. Ahora muévete —Alcé las manos y las bajé mientras las agitaba —. Agita las manos, los pies, la cabeza. Como si no tuvieras huesos —Hice lo que yo decía, agitando mi cuerpo entero como si fuese de trapo —. Si no bailas, necesitas aflojarte y no estar rígida, para que los pasos fluyan. Imagina que es un calentamiento antes de entrenar.
Apuesto a que sería gracioso ver a un par de chicas moviéndose aleatoriamente en su lugar. Pero era necesario para activarnos. Mencioné lo del calentamiento porque tal vez Jun era un poco como mi Hermana Ranko, más marcial y física.
Por unos segundos la chica se quedó quieta y mirando a la otra, que movía las manos para allí y para allá. Luego el cuerpo, como si este no era algo totalmente sólido. Parecía bastante flexible. Era algo raro, si, pero tampoco para tanto. Solo la sorprendió que empiece de golpe con el ejercicio.
Algo tímida, empezó a mover las manos de izquierda a derecha, también moviendo ambas muñecas.
—¿Algo así?
A pesar de hacer ese movimiento y mover un poco también los brazos, se le notaba que tanto los hombros como su torso en sí estaban totalmente rígidos y no se movían casi nada. Ella no se daba cuenta de esto, pero quería seguir intentando y empezó a dar saltitos en el lugar, alternando con que pie hacía impulso por cada brinco.
—Meme, no siento estar fluyendo. — dijo entre broma y seriedad, intentando que el momento no sea tan incómodo.
Me alegró que Jun comenzara a moverse. La falta de práctica de baile se notaba a leguas, pues la chica parecía un títere moviendo sus bisagras, y no bisagras de alta calidad, como las mías, sino bisagras normales de un solo sentido. Parecía un robot.
—Vas bien —le dije con una sonrisa, sin dejar de moverme —. No te preocupes, toma tiempo aclimatarse. Eres una bandera al viento, ¡Deja que él te agite, que te lleve a su paso!
Entre risas, yo también empecé a saltar, dando una vuelta completa sobre un pie. Mis movimientos eran delicados, pero libres como una hoja al aire. Sólo esperaba que Jun se relajara más. Necesitaba liberarse un poco más antes de danzar. Si ella reía, estaba haciendo un buen trabajo.
Meme sonreía, reía y, luego, se puso dar saltos en el lugar. Aunque, para la otra, pensaba que solo lo hacía para ser amable. No sabía que era lo que estaba haciendo mal, pero sentía que algo no iba muy bien que digamos.
—Entiendo, eso intentaré.
Reía un poco a la par suya, pues se veía un poco ridícula intentando seguirle el paso a la otra. Seguía saltando y moviendo sus brazos, aunque esta vez estaba intentando mover un poco más su espalda. No parecía todavía agarrarle la mano a esto de flexibilizar el cuerpo, pero si que la estaba pasando realmente bien.
Me alegró incluso más que Jun no desistiera. ¡Bien! El primer paso es no dejarlo antes del segundo. Espera, ¿Era así? "Cada paso es uno menos", algo así. Como sea, la chica me acompañó en las risas. No sabía lo agradable que podía ser enseñar. Digo, apenas y estamos empezando, pero igual se siente...
—Miren, unas payasas.
¿Disculpa? Me detuve lentamente, pues algo abrupto no sería estético. Me giré. Viniendo del camino había un trío de hombres. Delgados y jóvenes, sucios y con sonrisas extrañas. Uno se quedó detrás, cerca de un árbol, mirando a todos lados. Ah, un guardia, ¿no? Los otros dos se acercaron lentamente. El de la izquierda portaba un largo bastón, el de la derecha tenía una mano dentro del kimono, como ocultando algo a la altura del estómago sin muchas ganas.
—El ser payaso es una vocación distinta, respetable, y lo intentaría si no fuese por el maquillaje. —dije casi sin pensarlo. ¿Qué tiene la gente en contra de las carreras artísticas?
—Ah, y es graciosa, mira.
Miré a Jun. Lamentaba que le hubieran visto.
—Esta es una lección de danza privada. Les pediremos que sigan su camino y se retiren, por favor.
—¡Ja ja! ¡Vaya que dan risa! Esa ropa, niñata —El de la izquierda me apuntó con su bastón —, se ve muy fina.
—Oh, gracias. Lo es. Es invaluable. —Acepté. Suiken es casi tan valiosa como yo.
Ella estaba disfrutando en su mundo, casi ni le daba importancia a sus alrededores. Se encontraba muy enfocada, tanto en lo que hacía como en lo que decía Meme. No se esperaba que nadie esté cerca de allí, parecían bastante alejadas de todo.
Fue entonces cuando una voz las interrumpió. Esa voz hizo que Jun se sorprenda, pegando un salto y haciendo que vuelva al plano real de las cosas. Se avergonzó por saber que alguien la había visto, incluso tres personas la habían visto. Encima le gritaron payasa, como por si no tenía suficiente.
«La puta madre.» Aunque, al ver bien quienes eran los que le dijeron eso, se le pasó un poco, porque los payasos eran ellos. Tres tipos sucios, extraños e intentando acercarse a ellas. Se sentían lo suficientemente valientes como para ir a encararlas, al parecer no de buena forma. Incluso, uno de ellos, tenía una bastón, vaya a saber que iba a hacer con eso, y otro tenía sus manos escondidas en su kimono. La imagen de este último ya se le hacía algo asquerosa.
La pelirroja no parecía cazar mucho que es lo que pasaba. O quizá solo estaba disimulando o, incluso, delirando a los hombres. No parecía que fuera ninguna de esas dos, pero nada era estándar con la chica esta.
Un poco más recompuesta, vio al tipo del bastón, no con una muy buena cara.
—No molesten. Estamos tranquilas y ustedes también. No quieres que eso cambie, quiero suponer...
¿Quitármela? ¡JA! Nunca había escuchado broma tan tremenda.
—Y si quieren seguir tranquilas, harán caso —El de la derecha sacó su mano de entre sus ropas, empuñando un cuchillo. No, era una tantō, como mi Ajisai —. Oye, ¿cuánto crees que valga esa tela? Nunca la había visto.
—Yo qué sé. Pero ha de ser mucho. —dijo el de la izquierda, moviendo su bastón.
¡Ah, no podía no presumir mi Seda!
—Por supuesto, mi Seda Líquida es invaluable.
Los hombres sonrieron y dieron sendos pasos hacia nosotras. No. NO. NO SE ACERQUEN. Retrocedí por instinto.
—Mi amiga tiene razón. No molesten. —Una parte de mí, una que se le haría familiar a mi Hermana Ranko, quería que sucediera. Quería bailar con Suiken y aquellos idiotas. Alcé las manos, dedos estirados, mostrando el dorso, lista para dirigirla.
—Mira, pequeña, si creen que dos niñatas van a poder contra nosotros tres, se están buscando un muy mal rato —dijo el tipo de la tantō —. Rojita, deja tu ropa. Tú, rapada, suelta lo que traigas de valor. Hagan caso y regresarán a casa sin rasguño alguno. Pongan resistencia y no aseguramos que regresen a casa.
—Ningún guardia a la vista. —Nos llegó en voz baja el anuncio del tercer granuja, el vigía. Los otros dos sonrieron, confiados. Yo también sonreí, y le dirigí una mirada de complicidad a Jun. ¿Ella estaría lista?
¿Que le pasaba a esos tipos? ¿De en serio se querían enfrentar a dos ninjas? Es decir, parecían solo niñas y estaban en desventaja numérica. Pero debían estar sumamente confiados para meterse con ellas sin conocer absolutamente nada sobre su nivel de combate.
«Que suerte que sacó un arma, ya pensé que era un pervertido.»
En el momento que sonrieron y avanzaron sobre ellas, Jun retrocedió a la par de Meme, manteniendo las distancias con los maleantes. Vio a su amiga, como la otra acababa de nombrar, y le devolvió la mirada. Pero la de la "rapada" era un poco más calma y menos conflictiva.
—Supongo que no nos queda otra. Hay que rendirnos. Pero no nos toquen, por favor. — se agacho de cuclillas y comenzó a desatarse una bota. —Suelo guardar el dinero aquí, ya saben, en la gran ciudad pueden manotearte la billetera si estas distraída. — rio buscando complicidad con los asaltantes.
Al terminar el trabajo con los cordones, se sacó la bota. Su pie izquierdo quedó libre y solo cubierto por una media corta de color rosa claro.
—¡Tomen!
La Nara lanzó la bota desde la distancia que se encontraban. Pero el recorrido de esta no era en linea recta, sino que la lanzó hacia arriba y en dirección hacia ellos, quedando en caída libre cuando llegue a su altura máxima.
Está de más decir en este punto, pero Jun no tenía nada dentro de su bota, además de un poco de mal olor. Fue en el mismo momento que lanzó la bota cuando comenzó a hacer unos cuantos sellos a la velocidad más rápida que le permitieran sus manos. De la suya propia, salieron disparadas dos sombras que iban dirigidas hacia los ladrones. Si lograba conectarlas, los dejaría quietos a ambos en el lugar, dando por exitosa su técnica.
Aún sigo con el celu, por lo que se complica un poco poner los codes de combate y tal. Creo que se sobreentiende que es el kagemane, pero voy teniendo en cuenta el gasto de chakra y, cuando pueda poner la tabla, los restaré.
Otra cosa, cuando empecé esta trama, si no me equivoco, era nivel 3. Por lo que creo que debo respetar ese parametro.
Comprendo, no te preocupes por los codes~ Y puedes usar los stats de nivel 4, porque no causa ningún conflicto
Miré a Jun al verla rendirse. ¿Ah? No me había dado la impresión, para nada, de que fuese una chica que cediese tan fácilmente. De hecho, cuando choqué con ella, reaccionó muy molesta. ¿Por qué…? ¿Y guardar su dinero en el zapato?
El tipo de la derecha, el de la tantō, avanzó sonriente un poco al verla agacharse. El de la izquierda, el del bastón, se giró y avanzó hacia mí. Di un paso más atrás justo cuando Jun actuó.
Ah, pude imaginar todo en cámara lenta.
Ella lanzó su bota al aire. No a la cara de los tipejos, sino al aire. Yo volteé a verla, confundida. Los dos hombres avanzaron un paso más, preparando sus respectivas armas. Yo concentré chakra, lista para lanzar a Suiken, pero…
Se quedaron quietos. Fue una quietud extraña, pues fue repentina, diferente a cuando, por ejemplo, desaceleras. Se quedaron congelados con su tanto a punto de acuchillar y su bastón a punto de golpear. Luego me di cuenta de lo que ella había hecho.
—Ooh, es fascinante, Jun.
—¿Pero qué…? ¿Qué diantres? —se quejó el de la izquierda.
—¡Ah! ¡Es uno de esos trucos ninjas! ¡Santaro! —Gritó. El que estaba fungiendo de guardia se dio la vuelta y comenzó a avanzar hacia el grupo. Jun notaría que el tipo de la tanto era quien más se oponía a su jutsu, pero no alcanzaba a romperlo —. ¡A la de pelo negro, tírala!
El tipo asintió y se acercó con rapidez, sacando de entre sus ropas una larga cadena. ¡Ah! ¡Metal! ¡Mi amigo sólido y frío se volvía contra nosotras! El tipo comenzó a agitarla. Yo me moví hacia un costado para poder disparar mejor.
—Ah, no. No lo harás. Jibaku Shohō: Sōshu.
Parte de mi blusa se deshizo, mostrando el leotardo negro debajo, y la Suiken que la conformaba se solidificó en cinco perlas brillantes, las cuales salieron disparadas hacia el tercer tipo. Sin embargo, no fui lo suficientemente rápida: Lo golpeé [20PV], pero la cadena ya estaba en el aire: la había lanzado en dirección a Jun, quien tendría un instante para reaccionar o recibir su impacto [20PV]. ¿Debería moverse y liberar a los tipos, o recibir la cadena y mantenerlos atados? Bueno, en realidad no sé cómo funciona ese jutsu, así que tal vez haya muchas opciones más.
PV
100/100
– CK
128/140
–
-12
–
¤ Hitai-ate [Protección 7PV)] (en el vientre)
¤ Portaobjetos básico [Capacidad 5/10] (en el muslo derecho), dentro el cual:
-Hilo shinobi [10 m]
-Shuriken × 4 [Corte superficial 8PV, Corte/Impacto 12PV]
¤ Tantō [Mango/Vaina 2PV, Corte superficial 8PV, Corte 12PV, Penetración 20PV] (a la cadera, a la derecha.)
¤ Jibaku Shohō: Sōshu ¤ Primera Costura de la Cortina Magnética: Perlas Ornamentales - Tipo: Ofensivo - Rango: C - Requisitos:Jiton 10, Suiken 1 unidad (por multiplicador) - Gastos:
12 CK por unidad
(Jiton 20) (multiplicable ×2)
(Jiton 30) (multiplicable ×3)
- Daños: 4 PV por perla - Efectos adicionales: - - Sellos: Sello específico mantenido por Carga 2 - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: Cada perla tiene un volumen de 200 ml, es decir, 7.25 cm de diámetro. El disparo afecta un área de 50 cm de diámetro, y alcanza una distancia de 5 metros
Meme atrae hasta su posición la Suiken cercana, que esté a un máximo de 2 metro de ella, y le da forma. Una unidad de la sustancia es transformada en cinco esferas o perlas endurecidas. Luego, estas perlas son lanzadas velozmente en ráfaga en una dirección. Cada perla hace daño de manera individual, aunque si una impacta es probable que el resto impacte también.
Si no golpean a algún objetivo o si llegan a su alcance máximo, las perlas se desharán, la Suiken se tornará Inerte y regresará lenta e inofensivamente hasta Meme.
«Hasta las joyas más sencillas pueden dar un porte elegante.»
Bandido 1
– PV
100/100
– Stats: Fuerza 40
Inventario: Jo 25PV golpe con lado, 30PV golpe con extremo
Bandido 2
– PV
80/80
– Stats: Fuerza 30
Inventario: Tanto 2PVgolpe con mango o vaina, 8PVcorte superficial, 12PVcorte, 20PV penetración
Que fácil que era engañar a la gente. Y decir que ella no era el tipo de ninja ofensiva que va más al cuello, como su hermano, como Chika, entre otros. Porque, de ser así, esos tipos ya estarían tumbados en el piso, preguntándose por qué habían ido a atacar.
Si, su estrategia y su técnica habian funcionado, pero casi que era un placebo. El tipo de la tantō estaba forcejeando e intentaba liberarse, cosa que no podía. Pero el otro, a pesar que no se resistía, parecía tener mucha fuerza. Jun estaba deseando que este no intente nada raro.
Ese no era el mayor problema. El tercer pervertido (si, ella en su cabeza ya los había apodado así) fue corriendo directo hacia ella y sacó una gran cadena entre sus ropas. No habían tenido una mala suposición. Si le daban un golpe, iban a romper la técnica. Pero habia algo que ellos no sabían.
La Nara pegó un salto hacia el lado contrario de donde venía el tercero, esquivando la cadena pero por demasiado poco. El tiempo que le habian dado para reaccionar había sido corto. Pero, si los otros dos no se resistían de más, la acompañarían saltando a su par, como si fueran nadadores sincronizados.
—Meme. Encargate del tercer cara de verga. — soltó levemente agitada al pensar que llegaban a golpearla. Mientras, daba unos cortos pasos hacia atrás. —Podría usar otra técnica para dejarlo quieto, pero no quiero perder el foco y liberar sin querer a estos dos pervertidos.
Al terminar de hablar con su compañera, miró para adelante. Justo donde estaban los otros dos. Su cara se tornó seria y mas intimidante.
—Pedazos de mierdas subhumanas. — si los tipos se enfocaban en los ojos de la amejin, estarían abiertos como dos platos y, si miraban más alla de estos, verían una especie de Tormenta que estaba a punto de caer sobre ellos —Si se intentan seguir resistiendo, les juro que voy a arrancarles las piernas y dejarlos quietos aquí con esta técnica hasta que se mueran desangrados.
No era posible mantener tanto el Kagemane, pero lo dijo con una seguridad y con un tono de voz calmo, que podía ser de lo más creible. Si su Carisma llegaba a afectarlos, no creía que le iban a seguir causando más problemas con el tema de resistirse a las sombras.
¿Cara de…? ¡JA JA JA JA! He de admitir que no soy fanática de las vulgaridades, pero la manera en que Jun lo dijo me hizo bastante gracia. Asentí y di un paso más hacia el hombre.
—¡Sōshu! —Concentré chakra un instante y, con un elegante giro, lancé el resto de mi Suiken volando hacia él, en forma de perlas otra vez, aunque ahora fue al doble de potencia [40PV].
El tipo, adolorido por la primera descarga, intentó arremeter contra mí, más que molesto, pero el segundo ataque le detuvo en seco y le hizo caer. Se quejaba mucho, como si no fuese a resistir más tiempo consciente. ¿Qué tipo de ladrones eran?
—Listo, Jun. —dije, dando una vuelta y haciendo un gesto a Suiken, la cual regresó muy lentamente a mí.
Jun, sin embargo, se notaba diferente. Ni siquiera pude comentar lo genial que era su técnica controla-bandidos, pues me callé ante ella. Se notaba poderosa, furiosa, capaz de aplastar cráneos con sus dedos. O al menos eso me parecía. Y creo que fue igual para los tipos, porque dejaron de forcejear contra el jutsu de Jun. El Junjutsu. Ha. Debo de decir eso antes de que se me olvide.
—M-maldita niña… E-está bien. Ya. Ya. Déjanos ir. —dijo el de la tantō. Su rostro tenía todavía aquella pinta de malvado, pero su voz se quebraba como el de un pequeño regañado.
El del bastón no dijo nada, pero se notaba que compartía el miedo de su amigo. ¿Cómo podía hacerles temer tanto una menor? No entendía, pero me parecía fascinante. Fui al lado de Jun, con las manos en la cadera y Suiken reptando sobre mi cuerpo.
—Qué patéticos. Yo diría que los dejaras aquí toda la tarde, para que escarmienten.
¿Podía hacer eso con su jutsu? Espero que sí.
PV
100/100
– CK
104/140
–
-24
–
¤ Hitai-ate [Protección 7PV)] (en el vientre)
¤ Portaobjetos básico [Capacidad 5/10] (en el muslo derecho), dentro el cual:
-Hilo shinobi [10 m]
-Shuriken × 4 [Corte superficial 8PV, Corte/Impacto 12PV]
¤ Tantō [Mango/Vaina 2PV, Corte superficial 8PV, Corte 12PV, Penetración 20PV] (a la cadera, a la derecha.)
¤ Jibaku Shohō: Sōshu
Bandido 1
– PV
100/100
– Stats: Fuerza 40 - Voluntad 20
Inventario: Jo 25PV golpe con lado, 30PV golpe con extremo
Bandido 2
– PV
80/80
– Stats: Fuerza 30 - Voluntad 20
Inventario: Tanto 2PVgolpe con mango o vaina, 8PVcorte superficial, 12PVcorte, 20PV penetración
A pesar de estar concentrada en los dos tipos que tenía en frente, pudo ver de reojo como Meme usaba el Suiken para golpear al tercero. No sabía bien que tan complicado o no era controlar eso. Pero lo hacía parecer fácil. Demasiado incluso. Le bastó un segundo movimiento para dejar al tipo tirado y quejándose, rendido de seguir peleando. Lo que si sabía es que queria tener a la kusajin como aliada, le daba miedo enfrentarse a esas perlas.
Tuvo mucha suerte, y también mucha valentía, de que los ladrones se hayan cagado encima después de sus palabras. No sabía si iba a poder mantenerlos tanto tiempo. Y, mucho menos, iba a poder dejarlos toda la tarde clavados ahi. Sería algo divertido, pero quería deshacerse de ellos lo más rápido posible.
—No valen la pena. Mi tiempo es más valioso.
Tenían todo controlado, pero había que asegurarse de que dejen de molestar a la gente. Abrió ambas manos, haciendo que la imiten y suelten ambas armas. Haría un movimiento asemejando a una patada suave, cosa de que ambos tiren sus armas cerca de las chicas.
—Manga de cobardes. Váyanse antes de que les avisé a los guardias. — tomó la tantō del suelo con la mano, mientras pisó el bastón para arrastrarlo hacia atrás. —¿Entendido?
Luego de eso sus sombras volvieron a ella. Los dos granujas quedaron libres. Lo único que se quedó haciendo la Nara en ese instante, fue ver que no hicieran nada raro y esperaba que simplemente huyan.
—¿Pero qué mier...? —gruñó el de la tantō al ver su mano abierta, y luego verse pateando su arma. Los hombres se agacharon, recogiendo y arrastrando polvo mientras Jun se hacía con la cuchilla y apartaba el bastón.
Los hombres casi se van de bruces cuando ella retiró su técnica. Por un momento, se miraron, luego nos miraron. No parecían tipos muy brillantes, pero creo que entendieron que tenían todas las de perder. Sí, tenían ventaja de número, pero eran unos debiluchos contra dos kunoichi. ¿Qué más podrían hacer? Dieron sendos pasos hacia atrás, y un instante después estaban corriendo, huyendo de allí. El tipo del bastón se rezagó un momento para ayudar al tercer tipo a levantarse.
—¡Malditas perras! ¡Me las pagarán! ¡No crean que olvidaré sus caras! —gritó el de la tantō antes de que se perdieran entre los árboles y cruzaran el camino a varios metros de allí.
¡Ah, un fan nuevo!
—¡Gracias! ¡Te daré un autógrafo la próxima vez! —dije mientras me despedía con la mano. Me alejé de Jun un largo paso e hice una reverencia exageradamente elegante. Sonreí —. ¡Qué técnica tan interesante! ¿Puedes controlar a otros? ¿Y hacer que te imiten? Es como su fueses una marionetista jugando con muñecas, jaja~
Había que estar atenta por las dudas que pase algo. Las chicas no sabían bien como es que iban a reaccionar los tipos. Pero esa postura firme se deshizo al ver como huían despavoridos, vencidos tanto física como moralmente. Una sonrisita pícara asomó en la Nara, le gustaba saber que ganaron tan fácilmente.
—Perra tu madre. — echó una breve risa y se giró hacia su amiga. —Bien hecho.
Estaba a punto de mostrarle su puño para que ambas los choquen e iba a hacerlo, pero recordó rápida el tema del contacto. Solo llegó a alzar la mano, por lo que intentó disimular que sólo le estaba levantando el pulgar.
—Si, algo así funciona mi técnica. — rio amigable a su par, ahora algo más calmada que hace momentos. —Es un poco situacional y se complica a veces atrapar a alguien en medio de un combate. Pero es muy útil.
»Hablando de técnicas, no pensé que podías usar eso para atacar. Pensé que era algo más... estético. Ni siquiera sé como funciona. Pero vaya que dejaste tirado al tercero, no se pudo ni levantar solo.
Estaba mirando a Suiken, algo sorprendida con lo que era esa cosa. Era ropa y la usaba también para atacar ¿Podría hacer algo más? Solo Meme sabría eso.
Iba a ponerse a enlongar un poco los brazos, pero aún tenía la tantō en una de sus manos.
—¿Y qué hacemos con estas cosas? — se dio vuelta y vio el bastón tirado en el piso. —Podriamos dárselo a los guardias, quizá. No se que quieres hacer.
Alcé el pulgar, imitando el gesto de Jun. Sonreí cuando aduló a Suiken. Se notaba más tranquila.
—Oh, mi Seda Líquida es casi parte de mí. Es, de hecho, metal, y no tela. Y la muevo por magnetismo —Concentré un poco de chakra y Suiken se reformó en una blusa de botones, una falda plisada escolar y un par de largas medias. Di una vuelta, coqueta —. ¿A que no es preciosa? Como con cualquier metal, puede hacerse un adorno hermoso o forjarse un arma letal.
Sonreí más, contenta de poder presumirme. Jun tenía razón, ¿Haríamos algo con las armas? Personalmente, no quería tocarlas. Posiblemente las tuvieran ocultas dentro de sus ropas sudorosas, o las manejarían con sus manos sucias. Iugh.
—Yo diría que las dejemos allí. Sólo... Apartémoslas y ya. Nosotras no fuimos quienes tiraron basura, ¿Eh?
Solté una risita. Me estiré hacia un lado y hacia otro, y me alejé un poco de ella. ¡Había que continuar con nuestta clase!
—Ahora... Estábamos bailando, ¿No? ¿Te sientes más suelta ahora?