25/01/2016, 02:27
Haruto había ya pasado un buen tiempo en su casa de descanso pues ya se acercaba la elección de su grupo y pronto tenia que empezar su vida normal como ninja a cumplir las misiones que le delegara el Kawakage; no fue lo que el se esperaba pero al parecer para su primera misión estaba por comenzar, tenia que ir al país del fuego ya que cada aldea estaba invitada a un torneo para probar a sus genins y pues aunque la elección de asistir o no era voluntaria, esta era un oportunidad que haruto no iba a desaprovechar.
Según la carta cada participante tenia la oportunidad de tener a tres invitados, y lo mas obvio era que mi padre fuera conmigo, pero también decidí invitar a mi sensei de la academia y por ultimo quedaba un cupo la ultima opción era mi hermano, en realidad me daba igual si el iba o no conmigo pues el me desagradaba y el hecho de tener que viajar durante unas semanas con el no me ponía muy contento que digamos.
Mi padre se encargo de invitarlo y después de unos re niegos al final acepto, ya que mi padre le dijo que si nos acompañaba, le esperaba un nuevo entrenamiento y quizás una técnica nueva para a prender, mi hermano era ya un chunin de nuestra aldea era muy fuerte, no tanto como mi padre pero aun así el siempre me ganaba en todo. Salimos de la aldea algunos días después de recibir la carta; mi sensei no nos pudo acompañar así que solo seria un viaje en "familia".
Tardamos un par de semanas en llegar hasta los dojos del combatiente en el pais del fuego mientras nos acercábamos mas a nuestro destino pudimos divisar a lo lejos algunos samurais repartidos por todas las montañas en sitios estratégicos; cuando llenamos a cierto punto dos de ellos se nos pusieron enfrente de nosotros estaban vestidos con kimonos largos de color marrón con algunos estampados blancos.
—Buenos días viajeros, ¿me permiten su identificación?—
Mi padre saco la carta que me habían dado de su porta objetos y se la entrego a uno de los dos samurais, acto seguido mi hermano y yo sacamos nuestras identificaciones y se las pusimos enfrente.
—Yo participare señor, y ellos son mis acompañantes dije con voz firme—.
—Todo esta perfecto bienvenidos y espero que no mueras en tu combate—, justo cuando termino de decir la ultima frase trague saliva, estaba muy nervioso de lo que fuese a pasar, pero ya estaba ahí y no había vuelta de hoja.
Según la carta cada participante tenia la oportunidad de tener a tres invitados, y lo mas obvio era que mi padre fuera conmigo, pero también decidí invitar a mi sensei de la academia y por ultimo quedaba un cupo la ultima opción era mi hermano, en realidad me daba igual si el iba o no conmigo pues el me desagradaba y el hecho de tener que viajar durante unas semanas con el no me ponía muy contento que digamos.
Mi padre se encargo de invitarlo y después de unos re niegos al final acepto, ya que mi padre le dijo que si nos acompañaba, le esperaba un nuevo entrenamiento y quizás una técnica nueva para a prender, mi hermano era ya un chunin de nuestra aldea era muy fuerte, no tanto como mi padre pero aun así el siempre me ganaba en todo. Salimos de la aldea algunos días después de recibir la carta; mi sensei no nos pudo acompañar así que solo seria un viaje en "familia".
Tardamos un par de semanas en llegar hasta los dojos del combatiente en el pais del fuego mientras nos acercábamos mas a nuestro destino pudimos divisar a lo lejos algunos samurais repartidos por todas las montañas en sitios estratégicos; cuando llenamos a cierto punto dos de ellos se nos pusieron enfrente de nosotros estaban vestidos con kimonos largos de color marrón con algunos estampados blancos.
—Buenos días viajeros, ¿me permiten su identificación?—
Mi padre saco la carta que me habían dado de su porta objetos y se la entrego a uno de los dos samurais, acto seguido mi hermano y yo sacamos nuestras identificaciones y se las pusimos enfrente.
—Yo participare señor, y ellos son mis acompañantes dije con voz firme—.
—Todo esta perfecto bienvenidos y espero que no mueras en tu combate—, justo cuando termino de decir la ultima frase trague saliva, estaba muy nervioso de lo que fuese a pasar, pero ya estaba ahí y no había vuelta de hoja.