Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Aquella noche, el herrero estaba tan cansado que durmió mejor de lo que lo había hecho en días, aunque realmente aquello realmente no era mucho decir, pero era algo.
A la mañana siguiente, todo sucedió prácticamente de forma mecánica, sin pensarlo. Alguien llamó a la puerta para informarles de que los esperaban y pudieron desayunar. Al acabar de desayunar, pudieron ir al almacén, donde ya habían varias personas preparándolo todo para partir.
Antes de que se hubiesen dado cuenta, ya estaban andando.
—¡Eh! ¿Cómo habéis dormido?
El chico levantó el pulgar, sonriendo.
— Perfectamente. Yo diría que estamos al cien por cien. ¿verdad, Haru?
Hablaba y andaba con tranquilidad. Demasiada, quizás, pero Haru era lo suficientemente perceptivo para darse cuenta de que miraba a su alrededor con mucha atención y tenía una mano disimuladamente cerca de su wakizashi, preparada para desenvainarlo en caso de necesitarlo.
Aquella noche durmieron bien, sobre blando, calientes y con un techo encima para resguardarles. Quizá fue aquello lo que hizo que su sueño fuese reparador, quizá, también, fue porque necesitaban realmente dormir.
Se despertaron por las llamadas de un hombre que desapareció momentos después. Desayunaron, adquiriendo las energías necesarias para hacer su misión y ambos shinobi emprenderían el viaje hacia el almacén, donde ya se encargaban de sacar un carro cargado con una lona encima. Ambos se posicionaron detrás junto con Shizu.
Toshio parecía tranquilo. Había dormido bien. Sin embargo, a ojos de Haru, también estaba atento a su alrededor, tenso, preparado para algún ataque.
—Efectivamente, estamos a tope de energía. —Haru sonrió, aunque también se llevó la mano al portaobjetos, sujetando su kunai.
— Perfectamente. Yo diría que estamos al cien por cien. ¿verdad, Haru?
—Efectivamente, estamos a tope de energía.
— Bien, bien. Pues disfrutad de un buen paseo matutino para bajar el desayuno. Pararemos en unas cuantas horas para que descansen estas bestias. — informó señalando a las mulas.
La suave brisa matinal acariciaba los mechones sueltos de Haru y Toshio. La caminata no iba a ritmo forzado, de hecho, deberían bajar un poco el ritmo para ir al mismo que el carro. Casi parecía que no iba a haber ningún incidente.
Después de horas de camino, lo que en principio era un suave crujir en una de las ruedas traseras se convirtió en un fuerte estruendo en una curva medianamente cerrada. El enganche se soltó por completo y la rueda salió por libre. Por suerte, el carromato pudo mantener la carga con tres ruedas, pero no sería por mucho, evidentemente.
— JAJAJA. — se carcajeó mientras detenía el carro y se bajaba. — Perdonad, perdonad, me ha parecido terriblemente irónico que nos quedásemos encallados porque se nos rompa una rueda teniendo un montón de madera como cargamento.
Examinó el enganche del que se había soltado la rueda y parecía que se había desprendido por simple uso. Suspiró y empezó a rebuscar en el contenido del carromato para sacar un par de herramientas y una rueda de repuesto.
— Bueno, tardaré un rato en repararlo pero no es nada grave. Pensaba que habían revisado el carro antes de salir. — suspiró de nuevo mientras se ponía manos a la obra. — Necesitaré que levantéis un poco esta parte para encajar la rueda cuando acabe.
— Guay. Seguro que a nosotros también nos vendrá bien parar en algún momento.
El camino fue tranquilo, marchaban a un ritmo lento y hacía un buen clima. De no ser porque estaban de misión, se habría detenido a disfrutarlo y todo, pero no podían distraerse.
Pasaron varias horas de camino sin ningún tipo de percance hasta que, de repente, una rueda se les soltó.
«No me jodas».
Shizu empezó a reírse mientras detenía el carro, dejándole clara una cosa a ambos shinobi: ese hombre vivía con muchísima alegría.
— Bueno, supongo que las mulas podrán descansar un rato. —Dijo, llevándose una mano a la nuca y acercándose al hombre para examinar el enganche junto a él—. Parece que estaremos un rato aquí, sí...
Entonces se irguió y miró a su compañero.
— ¿Puedes vigilar que no se acerque nadie? —Le pidió—. Ya me encargo yo de ayudarlo y levantar el carro, si quieres.
Comenzaron el viaje tranquilos, sin mayores contratiempos que el viento meciéndoles el cabello. Haru disfrutaba mientras permanecía alerta, pues el olor de la naturaleza era lo mejor para desperezarse.
Pronto, un sonoro estruendo hizo que todos se girasen a comprobar lo ocurrido. Haru torció el gesto, no muy contento por ver como el carro se había roto durante su viaje
«Vaya... No era lo planeado. Ahora estaremos expuestos.»
—Que descansen mientras lo reparamos, seguro que no tardaremos tanto... —Quiso ser positivo.
Toshio le propuso hacer guardia mientras él ayudaba a arreglar el carro. Haru asintió y comenzó a vigilar los alrededores, incrementando su estado de alerta por si recibían alguna emboscada.
Shizu abrió la boca para contestarles y fue interrumpido por una cuarta persona.
— ¡Joder! ¡Ya era pura hora! Pensaba que no se iba a partir nunca la puta rueda.
Si se fijaban en la dirección de la voz verían a varios bandidos aparecer de entre los arboles, llevaban ropas especiales para la ocasión, todas tintadas de una mezcla de colores entre verde y marrón que les hacía dificiles de ver a la suficiente distancia. Ahora que se acercaban vociferando y sacando sus armas eran de poca utilidad.
— ¿Qué os creéis que hacéis? — dijo Shizu mientras se asomaba por detrás del carromato — Hay shinobis aquí, ¡conseguireis que os maten!
— Venga, Shizu, no dejan de ser dos crios. Nosotros somos cuatro. Dadnos el carro y os dejaremos ir, sin rencores. — señaló a ambos lados.
A cada lado del líder iba un secuaz con un arco tensado y cargado, preparado para disparar. Todos llevaban consigo un par de tantos en un cinto y eso parecía ser todo su arsenal. El único que los llevaba preparados en la mano era el líder, que los había desenvainado a medida que hablaba.
— O, bueno, las cosas se pondrán feas.
El cuarto bandido iba detrás del trio, observando la situación en silencio. Los cuatro avanzaban andando sin prisa, como si estuviesen de paseo. Estaban a unos diez metros y acercandose.
Shizu se volvió a ocultar tras el carro y miró a los shinobis.
Y como no podía ser de ninguna otra manera, recibieron una emboscada de cuatro bandidos armados.
«¿Ya era hora? Si lo esperaba, eso probablemente significa que habían saboteado el carro. Tendría que haberlo revisado antes de salir».
Mientras el bandido y Shizu hablaban, Toshio se quedó prestando especial atención a los dos bandidos que acompañaban al líder a cada largo. Esos eran los más peligrosos en aquel momento.
Miró a su compañero un momento.
— Cuidado. Puede que hayan más. —Le dijo, en voz baja—. No creo que se hayan tomado tantas molestias para simplemente venir de frente.
Cuando su cliente se ocultó tras el carro y les preguntó si podrían con los bandidos, el herrero estiró su brazo hacia un lado y levantó su pulgar, sin girarse.
— Lo sabemos. —Aseguró—. No te preocupes. Todo irá como la seda.
Y sin más, empezó a correr hacia adelante, zigzaguendo para dificultarle el tiro a los bandidos mientras mantenía ambos brazos en guardia a la altura del cuerpo para protegerse con los brazales.
Una emboscada, a plena luz del día y con el carro sin una rueda. Las cosas no podían ir mejor, claro. ¿O sí? Antes de ponerse en lo peor, Haru se puso a la defensiva, escuchando a aquellos bandidos que hablaban sin dejar de lanzarle miradas furtivas al que tenía la flecha cargada.
—Sí, hay que estar alerta —murmuró Haru.
Toshio se lanzó contra ellos mientras que el Akiyama se quedaba en la retaguardia. No quería abalanzarse dejando a su cliente y al carro desprotegidos, por lo cual se ocupó de defenderlo si éstos decidían venir. Sin embargo, no dudaría en acudir a socorrer a su compañero si éste lo necesitaba.
9/09/2021, 16:58 (Última modificación: 9/09/2021, 16:58 por Kaminari Chika.)
En el mismo momento en que Toshio arrancó su carrera, el líder bandido le señaló con una de sus espadas.
— ¡Atacad! Yo me encargo de que no se acerque.
Los arqueros no necesitaron más señales, ambos lanzaron sus flechas en la dirección del pelirrojo. Buscaban darle en la parte inferior del cuerpo intentando no hacer daño letal, sino impedirle el movimiento. Una vez lanzadas las flechas, el líder iría a la carrera para detener a Toshio con ambas espadas.
En cuanto lo tuviera a rango intentaría hacer dos cortes directos a su pecho.
15 PV por flecha - Tanto: 2 PV/golpe con mango o vaina, 8 PV/corte superficial, 12 PV/corte, 20 PV penetracion
Apenas se lo indicó su líder, ambos arqueros dispararon sus flechas directamente contra las piernas de Toshio, que sonrió al verlos.
«¡Genial!»
El chico no era demasiado rápido corriendo, así que tuvo toda la distancia del mundo para reaccionar bajando ambos brazos para bloquear sendas flechas con sus brazales. El impacto todavía dolió, pero consiguió que las flechas rebotasen hacia arriba tras el impacto.
Antes de que cayesen al suelo, el chico estiró los brazos lo justo como para tocar las flechas y detuvo repentinamente su carrera, quedándose quieto en el sitio con ambas palmas apuntando hacia arribar.
— Prepárate. —Le dijo al jefe, que venía corriendo hacia él.
Al estirar ambos brazos hacia él, las mismas flechas que volaron hacia él un segundo antes se dirigieron directamente contra las muñecas del líder (15 PV cada una), mientras este blandía sus dos tantō para intentar cortarle el pecho.
- Wakizashi (En el costado izquierdo de la cadera, bajo la kodachi)
- Kodachi (En el costado izquierdo de la cadera, encima de la Wakizashi)
- Brazales del Héroe (Equipados)
¤ Sōshūjin ¤ Manipulación de Hojas de Ataque - Tipo: Apoyo - Rango: C - Requisitos:Shurikenjutsu 20 - Gastos: 0.4*Daño mayor del arma a manipular por cada arma a manipular (divide regen. de chakra) - Daños: - - Efectos adicionales:
Hace levitar un número determinado de armas frente o alrededor del usuario.
(Shurikenjutsu 40) Un mayor control permite al usuario no utilizar sus manos para mantener la levitación.
(Shurikenjutsu 60) Un control experto permite al usuario moverse mientras las armas están levitando.
- Sellos: - - Velocidad: Muy rápida - Alcance y dimensiones: -
Esta técnica guarda un nombre muy similar a la técnica de manipulación de armas con hilos, pero es, en funcionamiento y en forma, una habilidad completamente distinta. Mediante un preciso control de su chakra, el usuario toca una o más armas antes de desplegar sus manos y mantener sus brazos flexionados con las palmas hacia arriba, haciendo a su vez que dicho conjunto de armas levite frente a si. Tras el tiempo que desee, dispara tantas de esas armas como quiera en una dirección a la que apunte con una de sus manos, incluso trazando parábolas si es que posee la suficiente destreza para ello. Cuando un usuario alcanza la suficiente maestría con las técnicas de Shurikenjutsu y con su control del chakra, no necesita mantener las manos en posición para que los objetos sigan levitando. Hay incluso aquellos que logran moverse con las armas flotando a su alrededor.
Toshio se lanzó hacia el jefe y los arqueros se dispusieron a disparar hacia su compañero. Haru se mordió el labio inferior y se encorvó, buscando en su portaobjetos el otro kunai que tenía guardado para lanzar cada uno a cada arquero justo cuando éstos habían disparado al kusajin.
—¡Hey! —exclamó, intentando llamar su atención para que dejaran a Toshio en paz.
Ahora estaba sin armas, sí, pero tenía que ayudar de alguna manera. Por ello corrió hacia el que se situaba a la derecha del líder mientras hacia una cadena de sellos, del cual emergería un tronco directo a él (20PV).
16/09/2021, 18:06 (Última modificación: 16/09/2021, 18:08 por Kaminari Chika. Editado 1 vez en total.)
Toshio y el líder bandido se encontraron a unos cuatro metros del carro mientras que los arqueros se detuvieron a nueve, cuando su líder les ordenó que apuntasen y atacasen. El arquero que estaba a la izquierda del líder se apartó a tiempo para esquivar el kunai, pero el de la derecha estaba pendiente de Toshio y le hizo un corte en el hombro por reaccionar tarde. Haru se adelantó a la pelea entre Toshio y el líder para lanzarle un tronco al pobre arquero que aún estaba recuperandose del ataque con el kunai.
Las flechas atravesaron las muñecas del líder, pero eso no lo detuvo en sus dos cortes (12 PV por corte), dibujando una X en el pecho del pelirrojo.
— ¿Crees que esto me duele? ¡Pues sí! Pero más me duele ver como mis compadres se mueren de hambre por culpa de los lios de los shinobi. — por un momento, le titubeó el agarre de las armas, pero sus puños se cerraron con más fuerza alrededor del mango de los tanto y lanzó otro par de cortes mientras los culos de las flechas se inundaban de su propia sangre.
El arquero al que Haru había avasallado se recuperó como pudo y sacó una flecha de su carcaj, lanzandosela con desesperación al mokutonero. El otro arquero decidió seguir apoyando a su líder, mientras su compañero entretenía a Haru. Se movió lateralmente, alejandose de ambos para poder apuntar mejor a Toshio, buscando darle en una de las rodillas al pelirrojo.
Del cuarto bandido no parecía haber rastro alguno, ¿habría huido?
Para la sorpresa de Toshio, dos flechas atravesándole las muñecas no fueron suficiente para evitar que el bandido lanzase dos rápidos cortes directos hacia el pecho de Toshio, rasgando su ropa y dibujándole una cruz carmesí en el centro.
Adolorido, el genin se llevó una mano al pecho, reculando un par de pasos mientras el hombre le hablaba sobre el dolor que sentía al ver a sus compañeros morir de hambre.
El herrero no contestó. Solo desenvainó su wakizashi en agarre invertido, con el filo apuntando hacia abajo, mientras retrocedía. Defendiéndose como buenamente podía, apenas bloqueando los ataques del bandido.
Pudo darse cuenta entonces de que el cuarto bandido había desaparecido, pero justo en ese momento una flecha atravesó su pierna.
— ¡Argh! -Se quejó, pero no tenía tiempo que perder.
Con su mano libre, rebuscó en su portaobjetos hasta dar con una pequeña cajita llena de abrojos que lanzaría en la corta distancia que lo separaba del bandido (1 PV cada uno), antes de dar un corto salto hacia atrás.
Para asegurarse de que no intentase saltar por encima de los Makibishi, Toshio concentró chakra en la punta de sus dedos, creando cuatro pequeñas gotas de lava que lanzaría hacia su agresor (5 PV por gota).
Aunque algo ralentizado, utilizó entonces aquella oportunidad para aumentar aún más la distancia, acercándose a su cliente mientras buscaba con la mirada al bandido que había desaparecido.
- Wakizashi (En el costado izquierdo de la cadera, bajo la kodachi)
- Kodachi (En el costado izquierdo de la cadera, encima de la Wakizashi)
- Brazales del Héroe (Equipados)
- Daños: 5 PV por gota - Efectos adicionales: - Carga: 4 - Velocidad: Rápida - Alcance y dimensiones: el ataque puede abarcar hasta dos metros de diámetro, y recorrerá hasta cinco metros antes de deshacerse.
Para realizar esta técnica, el usuario recubrirá sus dedos de una fina capa de lava que empezará a gotear de estos sin dañarlos, antes de agitar su brazo con fuerza para lanzarlas hacia su objetivo, dejando unas leves quemaduras que rápidamente se agravarán si se lanzan en cantidad.
Alterador (Kagutsuchi no Te): Concentrando la capa de lava en toda la palma de su mano, en lugar de solo la punta de sus dedos, el usuario es capaz de dañar y quemar con su agarre.
A pesar de que uno de los arqueros lo hubiera esquivado. El otro no parecía muy perceptivo a sus alrededores y recibió un corte. Luego, su tronco logró darle. Haru se sintió bien, viéndose capaz de poder socorrer a Toshio de alguna manera.
Por ello, sin cortar su avance, intentó recortar toda la distancia que le separaba del arquero al que había lanzado el trozo de madera y quien le había disparado una flecha, la cual no logró esquivar a tiempo del todo, rasgándole sus ropas junto a un bonito corte en su hombro izquierdo. «Debería ser más cauteloso...» Pero quizá no era el momento de aquello.
Por eso intentó asesarle un puñetazo en el estómago (15PV).
Todo eso mientras Toshio seguía su combate contra el líder del grupo. ¿Dónde estaría el cuarto integrante?
La fijación del líder de los bandidos por no dejar respirar a Toshio jugó en su contra cuando el pelirrojo lanzó una caja llena de chinchetas ninja. Prácticamente se las había lanzado a la cara mientras saltaba hacia atrás y al pobre hombre no le había quedado más remedio que recular, pero las chinchetas ya estaban por todas partes.
Se cayó de culo sobre ellas, maldiciendo abiertamente a Toshio por ello, mientras éste, carente de toda piedad, le lanzaba lava a un hombre indefenso retorciendose de dolor.
— ¡Hijo de la gran perra! ¡Pelea limpio! ¿Y qué coño es esto?
Se refería a las gotas de lava, que intentó quitarse de encima en cuanto le impactaron. Pero la distancia entre él y el arquero que no estaba siendo acosado por Haru no era suficiente para que no pudiese lanzarle otra flecha. Se posicionó lentamente mientras Toshio hacia todos sus movimientos y aprovechó que ya le había impactado en una pierna para repetir, apuntando a su extremidad ahora ralentizada por el daño. (15 PV)
A pesar de los intentos muy intensos de Toshio por encontrar al cuarto bandido, no lo veia.
El arquero al que Haru se acercó con intenciones ofensivas lanzó el arco de inmediato para poder bloquear el golpe. Acto seguido, intentaría devolverselo con una patada baja. (17 PV)