· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Como quería darle una oportunidad al Sin Piernas, y veía que nadie se animaba, la Matasanos reveló su condición.
—Yo… soy especialista médica.
Chillidos se golpeó la sien varias veces, furioso. Ahogó un grito en un gruñido.
—Kenjutsu… con mis propios huesos.
—¿En serio estáis pensando en hacerlo?
—¿Prefieres seguir bebiendo meados de otros? —preguntó la Coleccionista—. Es un plan de mierda, pero ya vivimos entre mierda. No veo mucha diferencia —Se encogió de hombros antes de añadir—. Yo puedo hablar telepáticamente.
—¿Qué?
—¡Cómo mola!
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
— ¡Oh, qué guay! —Exclamó Daigo. Hablar telepáticamente le parecía extremadamente cool, aunque todavía no sabía qué tan útil podría serle eso.
Pero eso era lo que siempre le había fascinado del ninjutsu. No solo le permitía al débil ser fuerte y al fuerte ser aún más fuerte, sino que se podían conseguir todo tipo de cosas con él. Se podían curar a los heridos, hablar con la mente, construir cosas... todo eso era increíble y le hacía pensar que el mundo sería mejor si no se viese al ninjutsu como un arma.
— Bien, bien. Una vez lleguemos arriba deberíamos estar al tanto de los guardias. Yo solo vi a dos al entrar aquí, pero quizás hayan más. Si podemos encargarnos de ellos sin que el resto se enteren, podremos continuar avanzando sin tantos problemas, pero si nos pillan al principio estamos completamente acabados. —Explicó, aunque seguramente todo el mundo podía intuirlo—. Tenemos muchas escaleras que subir y muchos pasillos estrechos por los que pasar. No podemos permitirnos que sepan que estamos en ellos... ¿alguien vio si hay cámaras?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
¿Cámaras?
—No que yo viese cuando entré.
—¡Oye!
—¿Qué? —replicó la Faraonesa—. Yo no quiero seguir bebiendo meados. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Lo que sí vi fueron… altoparlantes por el techo. Quizá suenen como alarma.
—Alguien escapó de la prisión hace un tiempo. Antes de que empezase la guerra —Chillidos estaba apoyado contra la pared, con una mano en la cabeza, como si le doliese, y mantenía los ojos en el suelo—. Nathifa habrá puesto más… medidas anti-escape.
—¿Y por qué iba a hacerlo? —preguntó la Coleccionista—. Los únicos presos que quedamos somos nosotros, ¿no? El resto forma parte de su ejército.
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
Daigo empezó a hacer memoria, pero no consiguió recordar ninguna información referente a medidas de seguridad. Aún así había algo que le preocupaba más de momento, y eso era la Hambrienta. Era normal que tuviese sus reservas, y más si quien proponía el plan era alguien como Daigo, aunque el chico no estaba seguro todavía de como ganarse su confianza.
— Es verdad, probablemente no lo haya hecho. —Dijo Daigo—. Aunque no deberíamos contar con ello. Una vez salgamos nos podríamos encontrar con cualquier cosa.
Dicho aquello, el Kusajin caminó hasta la Hambrienta para hablar directamente con ella, seguía sin estar seguro de qué decir, pero sabía bien que tenía que decirle algo.
— Creo que vale la pena intentarlo. Todos aquí somos supervivientes, pero no sé cuánto tiempo más aguantaremos. —Le dijo—. Pero tenemos una oportunidad de salir. De vivir. ¿La echarás a perder? Sé que es una locura, pero lo único que conseguiremos quedándonos aquí es morir o convertirnos en esclavos de Nathifa.
Se llevó una mano al pecho.
— Sé que os he hecho daño a ti y a tu grupo. Es por eso que... —Se tomó un segundo segundo antes de terminar de hablar, pues estaba a punto de hacer una promesa complicada de mantener, aunque definitivamente era una promesa que iba a mantener—. Os protegeré cuando escapemos. Así que confiad en mí ¿vale?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
La Hambrienta se mantuvo tensa, retrocediendo un paso cuando Daigo se acercó demasiado para su gusto.
— Empieza por hacer funcionar ese plan tuyo… y luego hablamos.
Y eso harían. O sí, eso harían.
Un mes más tarde…
Descenso, 220
Daigo llevaba aproximadamente un mes en el Ojete de Ōnindo. Tras el primer día, donde hasta tres personas habían muerto desde su llegada, las cosas se habían calmado notablemente. Parecía como si los distintos grupos hubiesen hecho un alto al fuego ahora que tenían un objetivo en común.
La vida, no obstante, seguía sin ser fácil. Los cuerpos de Mordiscos y Mudo se habían podrido, y la peste y el mal estado de su carne llegó a tal nivel que, incluso desnutridos y hambrientos como estaban, no les quedó más remedio que tirar los restos por el agujero central.
El hambre atenazaba a todos, y en Daigo estaba causando sus primeros efectos.
Su plan, no obstante, estaba funcionando. Había tardado un maldito mes —aunque a él le parecieron varios más—, pero el muro de piedra estaba lo suficiente mellado para que alguien como él pudiese trepar.
Se había decidido ejecutar el plan tras echarse un buen sueño todos y estar lo más descansados posible. La Llorona, como siempre, yacía abrazada por Daigo. El Sin Piernas estaba medio adormilado cuando alguien le dio un apretón en el hombro.
Era la Matasanos, y tenía el dedo índice apoyado en los labios.
— Shh… —Miró a la Llorona— . ¿Está dormida? —preguntó en un susurro apenas audible— . Tenemos que hablar.
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
Todo un mes tardó en poder llevar a cabo su plan, pero ya casi estaba listo. La pared estaba lo suficientemente rota como para escalar y durante todo ese tiempo no se habían matado entre sí. Todo iba perfecto, excepto por el hambre que sentía.
Apenas tuvieron de beber y mucho menos de comer durante el mes, y Daigo se había negado completamente a probar bocado de los cuerpos de los cuerpos de Mordiscos y el Mudo, por lo que el hambre que sentía era incluso más intensa de lo que debería. Pero tal y como pensaba, ya estaba acostumbrado al hambre. Solo necesitaba que aguantar un poco más. Quizás debería avisar al resto ya, podrían intentar salir en cualquier momento.
La Matasanos se acercó, pidiéndole un momento a Daigo, que asintió antes de dejar con cuidado a la Llorona a un lado para acercarse a la Matasanos.
— ¿Sí? ¿Qué sucede? —Le preguntó en voz baja.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
La Matasanos miró una última vez a su alrededor para comprobar que todos estaban dormidos antes de continuar, en voz tan baja que Daigo tuvo que acercar el oído para entender sus palabras.
—Tu plan no va a funcionar —le soltó, directa y clara—. No en su estado actual.
Le habían dado muchas vueltas a lo largo de aquel mes. Aparte del hombre que les habían meado en la cara, había tres personas más que aparecían de tanto en tanto para tirarles comida o agua. Una mujer, dos hombres. Uno de ellos bastante más agradable que el resto.
El tema era que tenían bastante claro que tenían turnos distintos. Si los veían a todos juntos, sería sospechoso. Aparte de eso, había otros rostros que podían usar, aunque no sabían sus nombres, ni sus funciones en la prisión.
—Somos demasiados. No todos saben usar el Henge. Chillidos no puede contener sus jaquecas y arranques de furia la mitad del tiempo. Dudo que la Ciega sepa mantener un Henge bajo presión por muchos minutos. —Le miró a los ojos. Estaba jodida. Como si le doliese lo que iba a decir—. Si queremos tener éxito… Sabes lo que tenemos que hacer, Sin Piernas. Lo sabes.
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
Desde la primera palabra que soltó la Matasanos, Daigo entendió perfectamente de qué iría aquella conversación. No porque fuese un gran adivino ni nadie especialmente capaz de leer a las personas, sino porque era algo que él ya había pensado antes. Tendría que ser tonto para no verlo.
Aún así negó con la cabeza.
— Lo sé. —Le respondió, también en susurros—. Hay mucha gente a la que proteger y el peligro al que nos enfrentamos es demasiado grande. Nuestras probabilidades de éxito son casi nulas, pero no abandonaré a nadie.
Como siempre, ni siquiera lo había considerado. Sabía que para la Matasanos era difícil siquiera sugerir aquello, pero para Daigo ni siquiera era una opción.
— Si los saco seguramente morirán y será mi culpa, pero si los abandono también morirán y será mi culpa. Yo... te entiendo, de verdad, pero prefiero intentar salvar a la mayor cantidad de gente posible sin sacrificar a nadie, aunque sea poco probable. —Acabó por sonreírle al final—. Si la cosa sale mal... por favor, aprovecha el caos para escaparte por tu cuenta ¿vale? No te lo tendré en cuenta.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
La Matasanos negó con la cabeza, frustrada.
—Intentas salvarlos a todos, pero no todos merecen salvarse. Yo tampoco —añadió, para su propio pesar—. Pero si tanto te empeñas en salvarles a todos… siempre podrías volver con un equipo de tu villa. Piénsalo, Sin Piernas. A veces no hacer algo grotesco provoca algo todavía peor.
Iba a añadir algo más. Recordarle algo. Pero prefirió callar. Seguramente, no necesitaba recordárselo. Sin querer añadir nada más, se volvió a su posición y trató de dormir. Iba a necesitar estar descansada para lo que se les iba a echar encima.
¿Qué haría Daigo? ¿Dormirse? ¿O hacer algo al respecto de lo comentado por su compañera de zulo?
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
La Matasanos también negó con la cabeza, frustrada, y optó por decirle una cosa más antes de irse a dormir con la última palabra, dejando a Daigo allí parado.
— Yo no decido quién merece salvarse... —Y por eso optaba siempre por salvarlos a todos.
Volvió a sentarse al lado de la Llorona para abrazarla mientras consideraba lo que le había dicho la Matasanos, pero concluyó en que no podría volver más tarde. Si escapaban, probablemente matarían o esclavizarían al resto. No sabía a qué límites podría llegar Nathifa.
Aquella noche Daigo no consiguió dormirse hasta mucho rato más tarde, pero sí que despertó bastante temprano, o no. No lo sabía, pero lo importante es que al día siguiente, reunió a todo el mundo.
— Ya está todo preparado. —Les avisó—. ¿Están listos? Tendremos que subir y escondernos bien hasta que un guardia abra la puerta para traernos comida. Quizás tardemos días allí hasta entonces. ¿Entendido?
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
El mundo a su alrededor, lleno de penumbras y sombras, estaba lleno de siluetas a sus ojos. Siluetas que le observaban. Siluetas impacientes. Aunque, ahora que se daba cuenta, faltaba una.
—¿Ciega? Ciega, despierta, coño —dijo, dándole una patada. Extrañamente, no se movió—. Ciega, cooooño.
A la segunda patada quedó claro que algo pasaba. La Hambrienta se echó sobre ella y empezó a sacudirla. Se dio cuenta de algo en el cuello y se lo palpó.
—La han… degollado. Q-quién… Justo ahora que íbamos a escapar… —Una risita se oyó de fondo—. ¿¡Quién cojones ha sido!? ¡¿Quién ha sido?!
La Matasanos miró a Daigo y negó con la cabeza muy levemente. Risitas volvió a reír y la Llorona se abrazó con fuerza a Daigo.
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
Todo el mundo estaba atento a él, impacientes. Ya era el momento de salir, solo tenían que reunirse y llevar a cabo el plan que tenían pensado. Solo tenían que...
— La han… degollado. Q-quién… Justo ahora que íbamos a escapar… ¿¡Quién cojones ha sido!? ¡¿Quién ha sido?!
Daigo miró alrededor suyo, buscando al posible culpable. ¿¡Pero a quién coño se le ocurría hacer algo como eso sin ningún motivo!? Pensó en Risitas. No paraba de reír, pero tampoco tenía ningún arma para hacer eso y quería confiar en él. La Matasanos tenía un cuchillo, pero no podía llevarse a sí mismo a desconfiar de ella. La Coleccionista también tenía armas. A ella no la conocía, pero...
No. No podía desconfiar de todo el mundo. No ahora. ¡Pero necesitaba encontrar a un culpable!
Abrazó con fuerza a la Llorona con un brazo, entendiendo entonces que si esto había sucedido ya antes de salir, no había manera de que pudiesen confiar los unos en los otros cuando llevaban todo el tiempo matándose.
— ¿Quién lo hizo? —Preguntó Daigo, mirando a todo el mundo. Estaba triste, sorprendido y furioso, pero al final solo pudo mostrarse serio. Si el culpable no salía inmediatamente, que probablemente no lo haría, seguiría hablando—. Enseñad las armas, ya.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Las miradas se cruzaban acusadoras y sospechosas. Todos desconfiaban de todos, salvo de la Hambrienta. No, incluso de ella se sospechaba. Porque allí, en aquel zulo de mierda, nadie era inocente. No realmente.
—Dejad de… ¡mirarme! —exclamó, en un arranque de ira, mientras se masajeaba la sien con una mano—. Imbéciles… de mierda. Cuando yo mato, la gente alrededor se entera.
La pregunta que todos se hacían fue formulada por Daigo. Entonces, ¿quién? Nadie salió a confesarse, pero la petición de Daigo no se hizo esperar. La Matasanos fue la primera en echar mano de su cuchillo cuando…
—¡Shh! —La Coleccionista se llevó un dedo a los labios y pegó el oído contra la pared de heces. Los huesos de dedos que usaba como collar emitieron un suave sonido al entrechocar entre ellos. Su colección era amplia, y no parecía tener ningún añadido nuevo de la noche a la mañana—. ¿Lo oís? —Susurró. Nadie lo oía—. ¡Se acerca un guardia!
—No me iré de aquí sin saber quién…
—Pues quédate —le espetó Chillidos, empezando a escalar la pared.
Entre la confusión, los ojos se pararon en Daigo. El líder del plan. El Sin Piernas que se las había ingeniado para transformar la penuria y los asesinatos en un halo de esperanza. Los grupos se habían unido gracias él, pero ahora todo pendía de un hilo.
Quedarse podría significar arreglar los problemas o empezar otra guerra. Irse sin resolver el asesinato era otro riesgo. Fuese como fuese, tenían que decidir y tenían que hacerlo rápido.
Nivel: 21
Exp: 58 puntos
Dinero: 800 ryōs
· Fue 40
· Pod 40
· Res 40
· Int 40
· Agu 40
· Car 70
· Agi 20
· Vol 90
· Des 50
· Per 50
Chillidos fue el primero en excusarse, justo antes de que la Matasanos fuese a sacar su cuchillo para demostrar su inocencia, pero la Coleccionista los interrumpió. Aparentemente había escuchado a un guardia.
La Hambrienta se negaba a salir sin encontrar al culpable, mientras que Chillidos decidió no esperar a nadie más antes de empezar a escalar, y ahora el resto estaba mirando a Daigo para que tomase él una decisión.
¡Pero es que no había decisión! Simplemente no tenía opción. Conocía a Chillidos lo suficiente como para saber que no podrían detenerlo fácilmente, y si los guardias se enteraban de que habían conseguido crear una manera de escalar probablemente los echarían a otra celda, o algo peor.
Avanzar sin arreglar las cosas también era un error, pues ya eran un grupo poco competente, pero si a eso le sumas que no confiaban los unos en los otros, el único resultado posible era el fracaso.
Tenía que decidir entre algo malo y algo peor, pero es que no había decisión. Simplemente no la había. Ahora que Chillidos se había adelantado, se única esperanza era corregir sus errores lo mejor posible.
Alejó con cuidado a la Llorona mientras desenrollaba un poco de la cadena de su brazo derecho.
— Lo descubriremos al salir. Por ahora centrémonos en sobrevivir, juntos. —Querría darles un gran discurso, de esos que te motivan de verdad, pero solo podía hablar en voz baja—. Juro que haré lo que esté en mi mano para que salgamos todos, pero tenemos que trabajar juntos si queremos salir de aquí.
Se acercó a la pared, pero antes de empezar a escalar giró la cabeza para decirles una última cosa.
— Vamos. La cena de esta noche corre por mi cuenta.
Y empezó a escalar, bien atento por si un guardia acababa asomándose para lanzarle un extremo de la cadena al cuello, para enrollárselo y evitar que gritaré antes de tirar a un lado para que cayese al agujero.
Una vez arriba, intentaría buscar una esquina oscura en la que esconderse.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.
· Fue
· Pod
· Res
· Int
· Agu
· Car
· Agi
· Vol
· Des
· Per
Fue la guardia quien apareció por la puerta. Una mujer a la que llamaban Escupitajos, un apodo que le venía como anillo al dedo dada su manía en… Bueno, escupir. Entre otras cosas, en la comida que les daba. Dentro de lo que cabía, no era la peor de todas. Había otros que meaban en ella, o directamente pasaban de darles nada. Al menos Escupitajos cumplía con su función.
Como cada día, abrió la puerta metálica, tan poca engrasada y oxidada que provocó un estruendoso chirrido. Como cada día, escupió al plato de comida que portaba en las manos. Como cada día, avanzó por la penumbra hasta el Ojete de…
... una cadena metálica surgió de la oscuridad y atrapó su cuello, impidiendo que pasase el aire. Antes de que tuviese tiempo siquiera a entender lo que pasaba, cayó al fondo del Ojete de Ōnindo. Allí le recibieron parte de los prisioneros a malazos. Tal y como sucedía siempre cuando tiraban a un pobre reo. Una de las patadas en la cabeza la dejó inconsciente, o quizá algo peor.
—Dejadla ya. Vamos, ¡vamos hostia! —exclamó en susurros, mientras ayudaba a la Llorona a escalar por la pared y ella hacía lo propio. Pasaron unos eternos minutos hasta que todos lograron subir arriba.
Si se atrevían a pasar el umbral de la celda, comprobarían que el lúgubre pasillo estaba vacío. Podían ir a la derecha, donde recordaban que había una inquietante habitación parecida a un matadero, que conducía escaleras arriba. O podían ir a la izquierda, cuyo destino ninguno de ellos conocía.
Encima de la puerta metálica, pegada a la pared, había un sello supresor de chakra.
|