12/05/2015, 06:52
¿Es necesario…?
- No tiene sentido… - Refunfuñó la chica de cabello celeste mientras tiraba un cuaderno sobre la mesita baja que tenía frente a ella. - El tipo estaba loco no le busques la vuelta. – Agregó antes de recostarse sobre la mesita como si fuese a dormirse.
- Pero es lo único que tenemos, los otros ni nos hablan. – Respondió una chica exactamente igual a la de cabello celeste pero esta era pelirroja. - Pregúntale a Gen… Le toca venir uno de estos días… - La voz de la peliceleste hacía parecer que se estaba durmiendo.
La pelirroja no hizo nada más que inflar las mejillas mientras tomaba el cuaderno que su gemela había dejado sobre la mesa. - Si fuese por él estaríamos muertas… - - Entonces pregúntale a Himiko. – La chica no se movía ni un milímetro, incluso parecía que ni estaba respirando. - Ay Tamaki… Por algo no vivimos con ellos. –
De no ser por el sonido de la lluvia se hubiese hecho el silencio absoluto en aquella habitación, por lo menos durante unos minutos en los que la pelirroja ojeaba el cuaderno mientras que su gemela dormitaba. - Además… Tiene sentido… Hasta explica por qué no nos quiere nadie… - - La papa… - Una respuesta digna de una persona dormida… Además que Tamaki se estaba retorciendo un poco mientras hablaba cosas incoherentes.
De cualquier manera, para la pelirroja daba lo mismo que su hermana estuviese dormida, siguió hablándole como si le escuchase mientras que daba una ojeada al cuadernito.
- Tal vez… -
- Pero es lo único que tenemos, los otros ni nos hablan. – Respondió una chica exactamente igual a la de cabello celeste pero esta era pelirroja. - Pregúntale a Gen… Le toca venir uno de estos días… - La voz de la peliceleste hacía parecer que se estaba durmiendo.
La pelirroja no hizo nada más que inflar las mejillas mientras tomaba el cuaderno que su gemela había dejado sobre la mesa. - Si fuese por él estaríamos muertas… - - Entonces pregúntale a Himiko. – La chica no se movía ni un milímetro, incluso parecía que ni estaba respirando. - Ay Tamaki… Por algo no vivimos con ellos. –
De no ser por el sonido de la lluvia se hubiese hecho el silencio absoluto en aquella habitación, por lo menos durante unos minutos en los que la pelirroja ojeaba el cuaderno mientras que su gemela dormitaba. - Además… Tiene sentido… Hasta explica por qué no nos quiere nadie… - - La papa… - Una respuesta digna de una persona dormida… Además que Tamaki se estaba retorciendo un poco mientras hablaba cosas incoherentes.
De cualquier manera, para la pelirroja daba lo mismo que su hermana estuviese dormida, siguió hablándole como si le escuchase mientras que daba una ojeada al cuadernito.
- Tal vez… -
¿Hijas de quién…?
- Ya sabes, papá era un pseudo científico que no hacía nada útil para la sociedad y mamá es de la que heredé el kekkei genkai de la lava. Eran dos shinobis algo inútiles, muy cierto, pero igual tuvieron varios hijos, dos mujeres y un hombre que ahora son todos jonin, dos que heredaron el kekkei de mamá y otro que se dedicó a estudiarse los papeles de papá… -
Mientras la pelirroja iba resumiendo lo que ponía en el diario la peliceleste le interrumpió. - Si no les pones nombre te desaprueban. – - Loca… ¿De qué me hablas…? – Preguntó con una ceja arqueada la pelirroja. - De la academia… Tat-su-ki-to… - Dijo con tonadita aun con la cara aplastada contra la mesa. - Ay dios… -
- Los nombres de mamá y papá no importan. Después los hijos se llamaban Gen, el albino mayor y único hombre, Himiko, la rubia buena gente y Yuzuki que era la albina que ni corta ni pincha. Las dos mujeres heredaron el kekkei de mamá y Gen se dedicó a ayudar a papá con sus estudios de cosas raras supuestamente médicas.
Pasaron varias cosas según el diario pero nosotras no teníamos nada que ver con todo el asunto ese hasta que mamá le puso los cuernos a papá, bah, según esto nuestro papá no es el tipo que nos crió, era un Yuki albino del que heredaste el kekkei, aunque las dos salimos albinas así que al principio todos se creyeron que éramos hijas del Ishikawa. –
En eso Tamaki volvió a interrumpir a su hermana pero esta vez entre risas. - ¡Somos las hijas de los cuernos de Ishikawa! -
Mientras la pelirroja iba resumiendo lo que ponía en el diario la peliceleste le interrumpió. - Si no les pones nombre te desaprueban. – - Loca… ¿De qué me hablas…? – Preguntó con una ceja arqueada la pelirroja. - De la academia… Tat-su-ki-to… - Dijo con tonadita aun con la cara aplastada contra la mesa. - Ay dios… -
- Los nombres de mamá y papá no importan. Después los hijos se llamaban Gen, el albino mayor y único hombre, Himiko, la rubia buena gente y Yuzuki que era la albina que ni corta ni pincha. Las dos mujeres heredaron el kekkei de mamá y Gen se dedicó a ayudar a papá con sus estudios de cosas raras supuestamente médicas.
Pasaron varias cosas según el diario pero nosotras no teníamos nada que ver con todo el asunto ese hasta que mamá le puso los cuernos a papá, bah, según esto nuestro papá no es el tipo que nos crió, era un Yuki albino del que heredaste el kekkei, aunque las dos salimos albinas así que al principio todos se creyeron que éramos hijas del Ishikawa. –
En eso Tamaki volvió a interrumpir a su hermana pero esta vez entre risas. - ¡Somos las hijas de los cuernos de Ishikawa! -
El diario de...
- Suena horrible… - Respondió Tatsuko una vez que las carcajadas de su hermana cesaron. - ¡Pero es verdad! – - Y no digo que no… - No hubo respuesta, por lo que la pelirroja continuó.
- La cuestión, cuando mamá le puso los cuernos al viejo Ishikawa quedó embarazada y terminamos naciendo vos y yo, éramos exactamente iguales pero por maña de mamá que no nos diferenciaba nos terminó tiñiendo el pelo, a mí de marrón y a vos de amarillo, ni idea por qué pero bueno, así nos podían distinguir. Aunque más adelante cuando se enteraron de nuestros kekkei nos tiñeron el pelo de otros colores... A mi rojo por la lava y a vos celeste por el hielo...
De todas formas, no estuvimos mucho tiempo con mamá que el viejo Ishikawa nos… “Secuestró” por culpa de esos problemas de pareja que estaba teniendo con su mujer. –
- ¿No se habían separado ya…? – Preguntó Tamaki que estiraba los brazos pero seguía con la cara sobre la mesa. - Según esto se fueron a casas distintas nada más… Himiko y Gen se borraron y Yuzuki quedó con mamá… - Mientras Tatsuko hablaba seguía pasando páginas del libro como si buscase alguna página en concreto.
- Y mamá odiaba a Himiko porque el Ishikawa se la había violado… - - Si… El diario dice que Yuzuki era exactamente igual a mamá cuando era más joven… Y bueno, la violó un día que estuvieron solos… - Justo en ese momento Tamaki se despegó al fin de la mesa pero solamente para acomodarse en el suelo. - Y a mamá le pareció lindo tirar el rumor de que el viejo y Yuzuki tuvieron relaciones con consentimiento de los dos… Y ahí empezaron a mirar mal a la familia… - - Sigo… - Dicho eso, Tamaki se acomodó bien en el piso como si fuese a dormirse.
- Ya de ahí mamá tiró el primer rumor que nos hizo la mala fama a los Ishikawa. Pero también estaba el otro rumor de que papá hacía experimentos con sus hijos y lo triste es que ese es cierto, tanto Gen como Yuzuki tienen conductos como los tuyos y los míos pero Gen tiene los de manos nada más y Yuzuki los tiene por todos lados. A Himiko no le pudo hacer nada porque mamá no se lo permitió.
Más adelante cuando ya teníamos creo que ocho años a papá se le dio por hacernos lo mismo pero con unos conductos supuestamente mejores que los de Gen y Yuzuki, igual nosotras ya estábamos yendo a la academia ninja porque según papá teníamos que aprender a defendernos y como kunoichis podríamos sacarle provecho a los conductos raros que nos implantó.
Igual, nos quejamos y todo pero nos los implantó igual, un sistema diferente para cada una porque ya sabía de nuestros elementos, sino los tuyos serían una basura inútil. –
- Por suerte se dio cuenta… -
- Imaginate que te hubiese implantado unos como los míos. – Dijo con una sonrisa maliciosa la pelirroja. - Joderían no más… - Respondió Tamaki bastante tranquila a la vez que bostezaba. Ante esta respuesta tan simple, Tatsuko simplemente suspiró antes de seguir con lo suyo.
- Después de todo el asuntito, dieron la cara Himiko y Gen, después de no sé cuántos años aparecieron y para colmo casi nos matan pensando que éramos alguna especie de guardaespaldas o cosas así que el viejo había contratado, aunque después de que les explicaran que nos había adoptado dejaron de querer matarnos pero igual seguían mirándonos feo, después de todo nosotras nacimos porque mamá se fue con otro.
De todas formas, esos dos habían llegado a casa de papá solamente para llevarse a papá, que estaba viviendo con nosotras en una casita a las afueras de Amegakure justamente porque había hecho bastante lío con sus experimentos y habían hecho un pedido de captura. En pocas palabras, al viejo lo pusieron como un criminal y sus propios hijos se fueron a arrestarlo. Mejor imposible.
Lo peor del caso, es que vinieron con mamá y ella terminó matando al viejo, para colmo estaba desquiciada e intentó matar también a Yuzuki. No pudo obviamente, estaban Himiko y Gen que ya eran jonins así que no pudo hacer mucho, además que ninguno se esperaba que matara al viejo y menos con un beso. –
- ¿Ves lo que te digo…? Se supone que ese es el diario de papá y según eso se acaba de morir… - Mientras hablaba la peliceleste empezó a revolcarse por el piso como una niña en pleno capricho. - Entonces… –
- ¿De quién putas es…? –
- La cuestión, cuando mamá le puso los cuernos al viejo Ishikawa quedó embarazada y terminamos naciendo vos y yo, éramos exactamente iguales pero por maña de mamá que no nos diferenciaba nos terminó tiñiendo el pelo, a mí de marrón y a vos de amarillo, ni idea por qué pero bueno, así nos podían distinguir. Aunque más adelante cuando se enteraron de nuestros kekkei nos tiñeron el pelo de otros colores... A mi rojo por la lava y a vos celeste por el hielo...
De todas formas, no estuvimos mucho tiempo con mamá que el viejo Ishikawa nos… “Secuestró” por culpa de esos problemas de pareja que estaba teniendo con su mujer. –
- ¿No se habían separado ya…? – Preguntó Tamaki que estiraba los brazos pero seguía con la cara sobre la mesa. - Según esto se fueron a casas distintas nada más… Himiko y Gen se borraron y Yuzuki quedó con mamá… - Mientras Tatsuko hablaba seguía pasando páginas del libro como si buscase alguna página en concreto.
- Y mamá odiaba a Himiko porque el Ishikawa se la había violado… - - Si… El diario dice que Yuzuki era exactamente igual a mamá cuando era más joven… Y bueno, la violó un día que estuvieron solos… - Justo en ese momento Tamaki se despegó al fin de la mesa pero solamente para acomodarse en el suelo. - Y a mamá le pareció lindo tirar el rumor de que el viejo y Yuzuki tuvieron relaciones con consentimiento de los dos… Y ahí empezaron a mirar mal a la familia… - - Sigo… - Dicho eso, Tamaki se acomodó bien en el piso como si fuese a dormirse.
- Ya de ahí mamá tiró el primer rumor que nos hizo la mala fama a los Ishikawa. Pero también estaba el otro rumor de que papá hacía experimentos con sus hijos y lo triste es que ese es cierto, tanto Gen como Yuzuki tienen conductos como los tuyos y los míos pero Gen tiene los de manos nada más y Yuzuki los tiene por todos lados. A Himiko no le pudo hacer nada porque mamá no se lo permitió.
Más adelante cuando ya teníamos creo que ocho años a papá se le dio por hacernos lo mismo pero con unos conductos supuestamente mejores que los de Gen y Yuzuki, igual nosotras ya estábamos yendo a la academia ninja porque según papá teníamos que aprender a defendernos y como kunoichis podríamos sacarle provecho a los conductos raros que nos implantó.
Igual, nos quejamos y todo pero nos los implantó igual, un sistema diferente para cada una porque ya sabía de nuestros elementos, sino los tuyos serían una basura inútil. –
- Por suerte se dio cuenta… -
- Imaginate que te hubiese implantado unos como los míos. – Dijo con una sonrisa maliciosa la pelirroja. - Joderían no más… - Respondió Tamaki bastante tranquila a la vez que bostezaba. Ante esta respuesta tan simple, Tatsuko simplemente suspiró antes de seguir con lo suyo.
- Después de todo el asuntito, dieron la cara Himiko y Gen, después de no sé cuántos años aparecieron y para colmo casi nos matan pensando que éramos alguna especie de guardaespaldas o cosas así que el viejo había contratado, aunque después de que les explicaran que nos había adoptado dejaron de querer matarnos pero igual seguían mirándonos feo, después de todo nosotras nacimos porque mamá se fue con otro.
De todas formas, esos dos habían llegado a casa de papá solamente para llevarse a papá, que estaba viviendo con nosotras en una casita a las afueras de Amegakure justamente porque había hecho bastante lío con sus experimentos y habían hecho un pedido de captura. En pocas palabras, al viejo lo pusieron como un criminal y sus propios hijos se fueron a arrestarlo. Mejor imposible.
Lo peor del caso, es que vinieron con mamá y ella terminó matando al viejo, para colmo estaba desquiciada e intentó matar también a Yuzuki. No pudo obviamente, estaban Himiko y Gen que ya eran jonins así que no pudo hacer mucho, además que ninguno se esperaba que matara al viejo y menos con un beso. –
- ¿Ves lo que te digo…? Se supone que ese es el diario de papá y según eso se acaba de morir… - Mientras hablaba la peliceleste empezó a revolcarse por el piso como una niña en pleno capricho. - Entonces… –
- ¿De quién putas es…? –
¿Quién nos hace el mantenimiento...?
Las dos kunoichis estaban muy concentradas discutiendo acerca del diario que tenían en su poder, ese que supuestamente explicaba toda la historia de la mala fama de la familia Ishikawa, aunque no tenía prácticamente nada sobre el verdadero padre de las gemelas. Tal era la concentración de ambas que no se percataron de que alguien había entrado en la casa.
Un hombre alto y con una larga cabellera blanca se hizo presente en la habitación en la que estaban las gemelas, ambas se quedaron de piedra al verle la cara pero lograron balbucear al unísono lo que parecía ser un nombre. - ¡Gen! –
El hombre les dedicó una mirada bastante intimidante a ambas y se mantuvo en silencio durante un rato, hasta que vio en las manos de la pelirroja un cuaderno. - ¿Quién les dio permiso de revisar mis cosas…? – Preguntó con un tonito bastante irritado.
- ¿Para qué preguntas si te importa un bledo? – Preguntó Tamaki bastante tranquila tras haberse recuperado del susto inicial. - Igual… No tendrían que revisar las cosas de otros… Pero bueno… Ya saben a qué vine… - A juzgar por el tono que usaba, podría decirse que al hombre no le hacía gracia estar en aquella casita junto con las gemelas.
- A medirnos para ver si tienes que hacer alguna modificación a lo que nos implantó el viejo. – Respondió Tatsuko con tonada incluida. - Díganme que no crecieron así me voy… - Dijo bastante fastidiado a lo que Tamaki respondió casi al instante. - Seguimos iguales, las válvulas funcionan y los conductos no se sienten raros cuando nos movemos así que está todo bien. –
Tras recibir aquella respuesta que tanto anhelaba, el albino se acercó a Tatsuko, le arrebató el diario de entre las manos y se retiró de la habitación sin decir absolutamente nada. Mientras tanto las gemelas no dijeron absolutamente nada hasta que escucharon el ruido de la puerta que daba con el exterior cerrándose.
- Por lo menos Gen entiende los papeles que se dejó papá… - Dijo mientras bostezaba Tatsuko. - Seguro quedamos bien deformes si no nos modifica los conductos a medida que crecemos… - Ahora si, Tamaki se levantó del suelo y se estiró un poco mientras miraba a través de una pequeña ventanita al cielo nocturno.
Tatsuko no tardó demasiado en hacer lo mismo, levantarse y estirarse un poco, ya era bastante tarde y ambas tenían que levantarse temprano o sino les terminarían echando bronca por no estar trabajando. - Por suerte está Gen… -
Un hombre alto y con una larga cabellera blanca se hizo presente en la habitación en la que estaban las gemelas, ambas se quedaron de piedra al verle la cara pero lograron balbucear al unísono lo que parecía ser un nombre. - ¡Gen! –
El hombre les dedicó una mirada bastante intimidante a ambas y se mantuvo en silencio durante un rato, hasta que vio en las manos de la pelirroja un cuaderno. - ¿Quién les dio permiso de revisar mis cosas…? – Preguntó con un tonito bastante irritado.
- ¿Para qué preguntas si te importa un bledo? – Preguntó Tamaki bastante tranquila tras haberse recuperado del susto inicial. - Igual… No tendrían que revisar las cosas de otros… Pero bueno… Ya saben a qué vine… - A juzgar por el tono que usaba, podría decirse que al hombre no le hacía gracia estar en aquella casita junto con las gemelas.
- A medirnos para ver si tienes que hacer alguna modificación a lo que nos implantó el viejo. – Respondió Tatsuko con tonada incluida. - Díganme que no crecieron así me voy… - Dijo bastante fastidiado a lo que Tamaki respondió casi al instante. - Seguimos iguales, las válvulas funcionan y los conductos no se sienten raros cuando nos movemos así que está todo bien. –
Tras recibir aquella respuesta que tanto anhelaba, el albino se acercó a Tatsuko, le arrebató el diario de entre las manos y se retiró de la habitación sin decir absolutamente nada. Mientras tanto las gemelas no dijeron absolutamente nada hasta que escucharon el ruido de la puerta que daba con el exterior cerrándose.
- Por lo menos Gen entiende los papeles que se dejó papá… - Dijo mientras bostezaba Tatsuko. - Seguro quedamos bien deformes si no nos modifica los conductos a medida que crecemos… - Ahora si, Tamaki se levantó del suelo y se estiró un poco mientras miraba a través de una pequeña ventanita al cielo nocturno.
Tatsuko no tardó demasiado en hacer lo mismo, levantarse y estirarse un poco, ya era bastante tarde y ambas tenían que levantarse temprano o sino les terminarían echando bronca por no estar trabajando. - Por suerte está Gen… -
Epílogo
Aquello fue lo último que las gemelas hablaron acerca de su pasado, realmente no tienen muchas fuentes de información disponibles y tampoco es un asunto que les interese demasiado por lo que no han hecho mucho esfuerzo por averiguar más nada ni siquiera del que vendría siendo su verdadero padre. Además, mientras Gen esté vivo no tendrán ningún inconveniente con los conductos que tienen integrados a su organismo, pues este hombre es el que se encarga de darles mantenimiento y de agregar algunas que otras extensiones de ser necesario a medida que las dos chicas van creciendo.
En pocas palabras, ambas viven bastante tranquilas gracias a la ignorancia… Aunque las cosas pueden cambiar, uno nunca sabe…
En pocas palabras, ambas viven bastante tranquilas gracias a la ignorancia… Aunque las cosas pueden cambiar, uno nunca sabe…