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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#1
Aliento Nevado, Invierno del año 218.


Uzushiogakure bullía de actividad a aquellas horas de la tarde, como un gigantesco hormiguero poblado por miles de pequeños bichitos incansablemente trabajadores. Era comprensible, después de todo; en Invierno, cuando anochecía antes, los uzujin se apresuraban por terminar sus recados y demás quehaceres vespertinos antes de que el Sol terminara de ocultarse completamente tras el horizonte de sus costas. Las calles del barrio comercial, repletas de tiendas, restaurantes y locales de ocio, eran un hervidero de gente yendo de acá para allá. Entre toda aquella multitud se encontraba un muchacho joven, de figura delgada pero curtida por el entrenamiento. Vestía el uniforme típico de los ninjas del Remolino, con chaleco militar, placa dorada de jōnin y bandana en la frente.

Hmmm... ¿Quizás esta...? —murmuraba para sí, mientras examinaba el género que tenía ante él.

Y es que Uchiha Akame no se encontraba allí por azar, no señor; sino que su presencia respondía a un acto fuertemente meditado. El establecimiento que tenía ante él era ni más ni menos que una floristería, una de las mejores de la Aldea según le había dicho Hyuga Kyoko —una de las recepcionistas del Edificio del Uzukage—, y el dueño le había mostrado amablemente un gran repertorio de flores de todo tipo y color. La variedad era tan grande, y todas lucían tan saludables, que más que una ventaja se había convertido en un inconveniente, porque Akame no tenía ni idea de cuál sería la mejor elección.

Ahhh... Qué molestia... —se lamentó, llevándose una mano a la cabeza.

«¿Cuál le gustaría más...?»



Tema utilizando hueco para nuevos.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

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#2
Entre la multitud que iba venia estaba ella, con sus ropas de invierno y con un paquete de frituras en las manos. De vez en cuando se distraía con los puestecillos y las cosas que vendían, sobre todo si estos eran de comida. Se detuvo un par de veces y una última a pocos pasos de la floristería. Algo en el lugar llamo su atención y no, no fueron precisamente las bellas flores que se exivian si no uno de sus clientes.

"Miren nada mas~" aprovecho la muchedumbre y se oculto, no quería perderse tal escena por nada del mundo. Espio desde lejos lo que el muchacho hacia para que quería flores... ¿Un encargo? ¿Eran para su madre? O... ¡una novia! sus ojos brillaron de emoción, a la morena le encantaban las historias de amor y los chismes, mucho - Jujujuju - necesitaba hacercarse y saber mas, una historia como aquella valía oro.

Akane se abrió paso entre la gente y en un abrir y cerrar de ojos estuvo en la floristería, vio de reojo al muchacho y rápidamente volvió su atención al paquetito de papas, debía ser discreta, muy discreta - ¡Buenas tardes! - saludo animada a todos los allí presentes, el dueño salió a su encuentro y le devolvió el gesto.

- ¿Flores para su novia? - ¿prudencia? Y eso que era, la Akimichi tenia la mala costumbre de no guardarse nada y la curiosidad había sido mas fuerte que nada - Seguro le gustan esas~ - agrego, señalando algunas cuantas de tintes azules.
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#3
Al pobre Akame casi se le cayeron los calzones del susto cuando una invitada inesperada se colocó a su lado, realizando un comentario que, sin saberlo, había tocado en diana.

¡YEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! —el jōnin pegó un respingo mayúsculo, acompañado de un gritito para nada propio de un ninja veterano como él—. ¡No, no, no, claro que no! —respondió automáticamente, casi sin pararse a mirar quién era la chica que ahora estaba junto a él.

Para más inri, su desmesurada reacción había captado la atención tanto de la clientela de la floristería como del propio dueño, que estallaron en risas. Una señora con el rostro surcado de arrugas y gesto amable se le acercó, poniéndole una mano en el brazo.

Está bien, shinobi-dono, todos tenemos derecho a sentir la llamada del amor —le consoló la anciana.

¡Así que flores! Bien hecho, shinobi-san, yo pensaba que los chavales de hoy día ya no teníais ni puta idea de ligar —terció un hombre cuarentón, vestido con indumentaria de pescador y que llevaba un petate a cuestas.

Akame, abrumado por la reacción del público, se puso rojo como un tomate y se apresuró a soltar una negativa más falsa que un billete de treinta ryos mientras gesticulaba nerviosamente con las manos.

¡No, no, no! ¡Se equivocan! —trató de mentir, sin éxito—. Son para, eh, bueno...
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#4
Rió junto al resto por lo divertida de la escena, que situación mas cual curiosa se había creado. Siguió con la mirada una a una las acciones del de cabellos azabaches - ya no mientas~ - canturreo la jovencita, dejándole sus papas a quien tuviera mas cerca - ¿porque lo niegas? ... ¡Oh! - se llevo una mano a los labios tras la exclamación - ¿¡vas a declararte!? - poso ambas manos ahora libres sobre sus mejillas, mientras se meneaba feliz.

- ¡Que romántico!- chillo la kunoichi, provocando que quienes estaban cerca siguieran hablándole al muchacho. Muchos lo animaron, otros se ofrecieron a ayudarle con las flores y otro pequeño grupo, igual que Akane, solo se dedicaron a sonreír y cuchichear entre ellas sobre el asunto.

- Dime chico - la voz del dueño interrumpió - no quiero ser metiche pero, quizás pueda ayudarte si me dices que tipo de chica es ella - era un sujeto amable, de semblante tranquilo y algunas cuantas canas tiñendo su cabello. El mayor aguardo pot una respuesta, mientras Akane animaba al Uchiha a hablar, dándole leves palmaditas en la espalda.
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#5
Incapaz de negar la evidencia y tras sucumbir irremediablemente a la presión del grupo, Akame optó por recurrir a la piedad de aquella chica. Buscó su mirada, implorando que le diera un respiro, pero ella parecía tan encantada como el resto de la clientela con la idea de que el jōnin estuviera allí para escoger una flor que regalar a su amada, si es que todavía no se había declarado. Las palabras de la jovencita ninja animaron todavía más al resto, que arremetió de nuevo en consejos y risas. Finalmente fue el dueño de la floristería el que se ofreció a ayudarle en su decisión, no sin antes conocer ciertos detalles.

B.. Bueno, ella... Ella es... —comenzó Akame.

Tan pronto como el Uchiha pensó en ella, sus mejillas se tiñeron de un cálido rojo y la mirada se le fue al techo, perdida en sus ensoñaciones. No hizo falta más confirmación de que el ninja estaba allí para, efectivamente, elegir una flor que regalar a una chica.

¡Mirad qué cara! ¿Veis? Lo sabía, estos viejos ojos no me engañan. Esa es la mirada de un enamorado —aseguró la anciana.

Consciente de que era imposible seguir mintiendo a su improvisado público, Akame trató de sacudirse la vergüenza de encima —con poco éxito—. Miró a la kunoichi y le respondió.

En realidad, eh, uh, yo... Bueno, pues... Podría decirse que sí —acabó por admitir, con una risa nerviosa—. Pensaba que regalar una flor era lo correcto en esos casos... ¿No estará... Bueno, ya sabes... Pasado de moda?

¿Pasado de moda? Anda, anda. Shinobi-san, a tu edad yo regalé muchas flores para conquistar el corazón de más de una jovencita, es un truco infalible, no hay pérdida —le rebatió el que iba vestido de pescador.

«¿De verdad le gustará?», pensó el jōnin. Luego se volteó hacia el dueño.

Ella es...«chispeante»alegre, y también...«¡eléctrica!»Muy activa. Y le gusta...«luchar»Eh... Hacer deporte.
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#6
El hombre se sonrió eh inmediatamente, para sorpresa de todos, tomo no solo una si no varias floresillas, todas igual de hermosas - veras, el lenguaje de las flores es algo especial - tomo un papelillo y allí deposito las flores con delicadeza, las envolvió en el mismo y amarro con una cinta blanca el pequeño ramillete.

- Cada una de ellas tiene su propio significado- sonrió, Contemplándolas - expresan lo que tu sientes por esa persona especial, por eso es importante saber que flor tomar - agregó. Akane observo atenta la labor del anciano, por un minuto sintió envidia de la afortunada que recibiría como obsequio el arreglo floral "también quiero que me regalen flores" suspiro la chiquilla con resignación, dejando escapar una sonrisa, quizás algún día.

- los jazmines simbolizan "amor", los narcisos "ardiente simpatía" y las margaritas " eres la mas hermosa" - río el hombre casi enternecido por la situación. Extendió sus brazos entregándole al muchacho el ramito de flores - No me debes nada, solo promete que seguirás frecuentando mi tienda y que compraras flores para tu novia aquí -

- ¡Claro que lo hará!- la voz de la kunoichi se volvio a escuchar. - ¡Animo chico! - le animo la morena con emoción, dando por hecho que todo saldría bien entre el joven y la dama a la que deseaba darle el regalo - ¡Con un ramo tan lindo, es un hecho! - afirmo con total seguridad.
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#7
La situación tomó un giro inesperado cuando el dueño de la floristería sacó a relucir sus extensos conocimientos sobre la materia para prepararle a Akame un ramillete de flores que, según él, representaban todo lo más bello de sus sentimientos. El jōnin contempló, anonadado, cómo aquel maestro hacía su magia; y luego tuvo que quedarse unos momentos embobado por la perfección de la composición y belleza de las flores elegidas. Cuando por fin tomó el ramo, el aroma de sus componentes le llegó a la nariz, produciéndole una agradable sensación de tranquilidad.

A su lado, la kunoichi que le había animado durante todo el rato parecía casi más entusiasmada que él. Akame quiso preguntarle quién era, pero primero realizó una profunda reverencia destinada al dueño de la tienda.

Muchas gracias, floristero-san —dijo con sinceridad—. ¡Y descuide! Le prometo que jamás pisaré otra floristeria en todo Uzushiogakure. Si los dioses quieren, me verá aparecer por aquí más a menudo de lo que piensa.

El resto de la clientela, como público que especta una obra llegando al final feliz, rompió en aplausos, más risas y vítores. Akame les agradeció su apoyo con una inclinación de cabeza, y en su mirada se podía ver que en el fondo aquello le había acabado llenando de determinación.

Fue entonces cuando se volvió hacia la kunoichi regordeta que estaba a su lado. Con todo lo sucedido no se había parado a prestarle atención, pero ahora que lo hacía, su rostro no se le antojaba familiar.

Me llamo Akame, por cierto. Uchiha Akame —le dijo, agregando una muy leve inclinación de cabeza—. Gracias por tus ánimos, creo que si no hubiera sido por ti, no me habría atrevido a dar el paso y comprar este ramo. ¿Cuál es tu nombre, kunoichi-san?
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#8
Todos quedaron muy felices, había sido todo un evento lo sucedido y de corazón, esperaban, que le fuese bien al joven Uchiha. Poco a poco, cada uno retomo lo que hacia, algunos se fueron tras terminar sus compras y otros cuantos se quedaron en el pequeño puesto, decidiéndose por alguna flor. Akane por su parte suspiro encantada, rogando porque llegara el día en que alguien le obsequiara bellas flores. Ese príncipe azul con el que de ve, en cuando soñaba...

- Espera, espera - salió de su ensoñamiento rápidamente, al escuchar algo que le sorprendio- ¿Akame? - no, no, no lo conocía pero el nombre le era tan condenada mente familiar que no pudo evitar reírse por lo gracioso y sorpresivo que le resulto - ¡Que loco! - se río un poco mas - Mi nombre es Akimichi Akane - se presento, curiosa por la reacción que pudiera tener el muchacho al escuchar su nombre.

La morena descuido por un momento el rostro ajeno y se concentro en el ramo, quizás comprara algunas flores para su madre luego.
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#9
El jōnin no pudo evitar notar cómo la mención de su nombre había suscitado una reacción algo curiosa en la muchacha, que decía por su parte llamarse Akimichi Akane. «¿Akimichi? Vaya, eso sí es una sorpresa. ¿Será pariente de Katsudon-dono?», se preguntó Akame. Tampoco le pasó desapercibido el parecido que tenían sus nombres, a los que diferenciaba únicamente una letra. Sonrió, divertido por la coincidencia, y luego preguntó a la kunoichi...

¿Qué tiene de loco? —aunque ya le había ocurrido otras veces, sobretodo después del incidente del Examen de Chuunin, Akame nunca llegaba a acostumbrarse a que los uzujin le reconociesen—. ¿Eres genin, verdad? ¿De la última promoción?

El Uchiha había estado escuchando rumores de que los estudiantes de la última promoción de la Academia de las Olas eran realmente buenos, una remesa de genin recién ascendidos que prometía alcanzar incluso a los de la antigua Generación de Oro. El hecho de que Akane pudiera formar parte de aquella clase había captado su interés.
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#10
Hizo un leve puchero al darse cuenta de que el otro no había reaccionado como ella imaginaba, torció los labios y rodó los ojos - Ah, sí, si me gradué hace poco - agrego con desgano y cierto tono de molestia en la voz. Movió la cabeza un par de veces despejando su mente de ideas tontas y retomo su humor habitual. Pensó en seguir con el tema de la academia y su graduación, pero no era como si hubiese mucho que contar no era como si se hubiera graduado con honores asi que...

- ¿Y cómo es? - cuestiono de pronto, restándole importancia al tema anterior y desechándolo casi de inmediato - Me refiero a su novia, la afortunada que recibirá el hermoso ramo - agrego con una sonrisa pícara, ella solo deseaba ver más de esas expresiones suyas. Espero paciente a su respuesta mientras se meneaba de aquí para allá, aun detallándolo.
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