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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#16
Él era un muchacho alto, más que la media, su cabellera negrazulada y alborotada le daba un aire relajado y juvenil, aunque aparentaba tener más edad, probablemente por aquellos vellos en su rostro, le hacían ver mayor. Mis esmeraldas se posaron un instante en aquellas gemas grisaceas y luego en aquel diminuto lunar que tenían en la sien.

—¿En serio?— dudé un momento de lo que acababa de escuchar, el local de Onome siempre había sido muy popular, era raro cuando no estaba lleno, bueno, nunca estaba tan abarrotado como ahora, lo normal era que para este tipo de eventos estuviera así.

El ojigris admitió que prefería no ser tan reconocido, y por los rumores que escuché él tenía razón en ello, pero todo era culpa por sus decisiones, luego se presentó —. Un gusto Kouji-san, soy Aburame Mei— dije con una sonrisa en mi rostro —. No tan cercanas como para ser familiares, pero nos conocemos hace muchos años— no había nada más que decir.

—Claro está que no soy la única que tiene una relación con Onome-san, pero dime... Ahora que no has podido participar en el evento, ¿qué harás?
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#17
— Pues… — Se dio un par de segundos antes de contestar: — No sé. La verdad es que solo vengo a este concurso porque me gusta probar lo que prepara cada año. — Admitió simplemente. — Por extraño que parezca, no disfruto mucho de la comida… pero la que sirve Onome-obasan para su desafío hace que el viaje valga completamente la pena.— Su tono de voz se tornó repentinamente entusiasmado — Sabe cómo nada que haya probado en ningún otro lado ¿Sabes? — Así, el chico daba a entender que para él, ese reto de comida resultaba más bien una experiencia turística.

— Quizá sea una buena oportunidad para conocer los alrededores ¿Eres de por aquí? — Quedó a la espera de una respuesta, y en el fondo estaba interesado en recibir alguna recomendación. Seguidamente, llamó la atención de un mesero que servía los pedidos en la mesa adyacente, levantando la mano y haciendo contacto visual, incitando a que se acercara.
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#18
«Es un poco descuidado, sabía que iba a llegar tarde y ni se paró un segundo a pensar en qué haría...» la sinceridad de Kouji había sido tanta que me llamó mucho la atención.

—Ciertamente, muy pocos cocinan como ella— dije con tono cansino, ya lo había dicho, ¿no? Volvíamos a caer en el mismo tema...

«¿Por qué se tardará tanto el plato de ramen?» miré a todas partes con la esperanza de que Onome llegase con el tazón entre manos, o que alguien me estuviera haciendo señas para ir a buscarlo, o algo similar, pero mis ojos se toparon con el gentío, había bulla y me podía percibir un poco de caos, seguramente no se darían abasto con tantos pedidos.

—Está haciendo calor, ¿no?— pregunté antes de su interrogante —. Podría decirse que sí, viví aquí durante algunos años, no la conozco como la palma de mi mano, pero algo sabré del lugar.

Mis esmeraldas relucieron cuando el mesero se acercó —. Un té helado, por favor, estoy seca.
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#19
—Es insoportable.— Opino sobre el calor, completando la frase. —No sé cómo pudo estar tanta gente allá afuera con este calor… aunque siento que aquí adentro no mejora mucho.— Tenía sudor en la frente y el cabello, pero a pesar de sufrir el embate de aquel clima al cual no estaba acostumbrado, apenas mostraba rasgos de incomodidad, pese a que sí se sentía agobiado.

Kouji se adelantó e hizo su pedido primero cuando el mesero se acercó. — Quiero un plato de Tantanmen, con algo de wasabi para acompañar si es posible. —Inquirió, y seguidamente el encargado tomó nota.

—Un té helado, por favor, estoy seca.—

— También uno para mí, por favor. — Dijo enseguida. El encargado preguntó si requerían algo más, para luego darse la vuelta y retornar a la cocina.

Casi de inmediato, la inigualable cocinera de aquel establecimiento al fin se apersonaba con un enorme plato de ramen entre las manos, lanzando una mirada azuzadora sobre el extranjero a la par que dejaba el voluptuoso platillo frente a su invitada, así como un par de palillos. Entre el festival de colores y aromas , el cerdo era el anfitrión de aquella comida, picado en lonjas de carne magra entre los noodles y los trozos de huevo cocido.

Sus ojos se volvieron hacia ella. — Espero que lo disfrutes. — Sin dejar a un lado aquella sonrisa, sacó de su delantal una pequeña bolsa, similar en tamaño y forma la primera que recibió, y extendiendo el puño cerrado la puso al alcance de Mei, esperando a que la recogiera en sus manos. — Esto es para tu padre. —

Reincorporanse, la canosa mujer se puso una mano en la cintura y se dirigió a Kouji. —Y tu ¿Qué vas a pedir? — Pese a su lenguaje corporal, su tono no fue agresivo ni tajante, mas sí directo. Tras ese momento, tardó solo un par de segundos en reaccionar. — Quiero un plato de arroz con salsa picante, como el de la competencia. — Dijo probando suerte, disimulando no haber hecho su pedido ya. — No sé porque insistes con eso si ya lo sabes— La señora se cruzó de brazos. — Solo sirvo esa comida para el desafío: es especial… — Desvió la mirada por un momento y se encogió de hombros. — Ya veo. Tenía que intentarlo— Trató de ocultar una sonrisa torcida, como la de un niño que hace una travesura. — Ya me atendieron, igualmente gracias. — La mujer enarcó una ceja de manera sarcástica.

— Como sea…—Intercambió su atención a la kunoichi otra vez — Voy a seguir ocupada por aquí un rato más, pero puedes estar cuánto gustes ¡Cuando te vayas no olvides despedirte! — Le recordó, de una forma quizá muy maternal para Mei considerando que tendría pocos o ningún recuerdo relacionado con aquella mujer.

Acto seguido, si nadie añadía nada más, se marcharía hacia su puesto de trabajo, dejando a su suerte aquella porción de ramen sobre la mesa, sobresaliente en proporciones y sabor, delante de la joven y su acompañante.
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#20
—Calor y picante no es una buena combinación, por lo menos para mi, no sé cómo los participantes gozan con ese reto...— dije recordando la ronda que acababa de culminar —. Aunque al parecer a ti como que sí te place...— agregué cuando escuché el pedido del muchacho.

—Para mi es todo.

«Espero que Onome no se olvide de mi»

Cuando aquel pensamiento se esfumó de mi mente, como enviada por los dioses, la cocinera apareció con un gran tazón de ramen, lo cargaba con ambas manos, tenía un gesto plácido en su rostro que cambió rápidamente al ver a mi acompañante —Se me hace agua la boca con tan solo olerle este delicioso platillo — dije ansiosa al ver mi almuerzo. Mi estómago rugió exigiendo un bocado del mismo y mis mejillas se enrojecieron de la pena, esperaba que el ruido del ambiente hubiese mitigado y que nadie reparase en aquel incómodo sonido.

—Tenlo por seguro— ella recuperó su sonrisa y yo le devolví una de agradecimiento. Onome no solo había traído mi almuerzo, sino que ahora me entregaba lo que venía a buscar, sacó una pequeña bolsa de uno de sus bolsillos y la acercó tanto como pudo a mi, solo tuve que estirar el brazo y abrir mi mano —. Estará complacido, muchas gracias.

Uní mis manos para agradecer por la comida y luego agarré los palillos, la anfitriona seguía justo frente a mi, pero su atención estaba puesta en Kouji, desde mi lugar observé toda la conversación disfrutando de un buen bocado del cerdo seguido de uno de huevo y fideos.

«Hay que ver... También le gusta la vaina» lancé una mirada acusadora para el Amejin en cuanto hizo su petición, pero no dije nada, Onome supo responder y no hubo ninguna insistencia por parte del joven. Mis orbes se conectaron con los de la cocinera en cuanto su atención volvió a mi, terminé de tragar otra porción de fideos —. Por su puesto, espero encontrarte entre todo este gentio.

—¿Por qué hiciste eso?— reproché en cuanto la mujer se encontraba lo suficientemente lejos.
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#21
—Calor y picante no es una buena combinación, por lo menos para mi, no sé cómo los participantes gozan con ese reto… Aunque al parecer a ti como que sí te place...—

— Supongo que no lo es, porque es un desafío y está hecho para pasarla mal.— Kouji se encogió de hombros, inclinando la cabeza un poco. — A mí, pues, el calor me parece igual de cansino antes y después de comer. — Nuevamente pasó la mano por la frente intentando aplacar el sudor condensado en gotas sobre su piel. — La verdad es que no siento la diferencia. — Afirmó sin ápice de pretensión, aunque él vagamente razonaba que la facultad casi sobrehumana que lo hacía inmune a la capsaicina, radicaría en su atrofiado sentido del gusto.

Irónico que este lastre que cargaba de nacimiento lo hubiera convertido, sin querer, en el campeón de aquel concurso, al que acudía simple y únicamente para tratar de sentir el placer carnal de degustar el alimento. La experiencia que conseguía recrear dentro de las paredes de aquel establecimiento era la misma que la del ciego cuando recupera la vista, aunque solo fuera por minutos.

El extranjero, con los sentidos secuestrados por la comida de la chica, salió de su estado reaccionando un poco más exagerado de lo que ameritaba el rugido de su estómago, acomodándose ipso facto al espaldar de su silla de un brinco. — … — De inmediato se dio cuenta del origen de ese sonido, y apenas contuvo una risotada llevándose la mano a la cara para no interrumpir la conversación, aunque fuera evidente. Recuperó la compostura por completo al momento de tratar de engañar a Onome.

—¿Por qué hiciste eso?—

— Mira, ponte en mi lugar… — Repuso enseguida — eres un tío que viene de muy lejos ¿Sí?, llevas días… semanas — Exageró — viajando a pie. Y solo vienes por un almuerzo. Eso es todo. Esa es tu motivación — Su lenguaje corporal connotaba que su frustración solo iba en aumento — Hombre, tendría que sentirse halagada de tener un cliente como yo… además, si de pronto decide que va a cambiar la fecha del evento, vergüenza tendría que darle conmigo ¡Qué solo es una vez al año! — Fue interrumpido por un rugido de su estómago, pero no fue suficiente para interrumpir su drama e hizo como si no lo hubiera escuchado.
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#22
—Mi idea de participar en una competencia es para divertirme y esforzarme más, dar lo máximo, puede que sea dificil sí, pero no lo haría conscientemente para pasarlo tan mal...— comenté con sinceridad, después de ello no diría nada más sobre ese asunto.

Continué extrayendo fideos del cálido caldo e ingiriéndolo, mi hambre se comenzaba a saciar, pero la de Kouji era todo lo contrario, su estómago rugió exigiendo un tazón igual de grande o mayor al mío, su sonido fue aplacado por la bulla aledaña, pero no por ello fue menos sonoro, por lo menos para mi; ignoré tal demanda, solo con ver el rostro de mi acompañante podía notar la vergüenza que le invadía. Terminé de engullir aquel bocado y luego aclaré mi garganta.

—¿Sentirse halagada?— repetí con un tono amable, lejos de denotar molestia —¿Eres hijo de un famoso shinobi? ¿Eres hijo de un político famoso? ¿De alguien reconocido? ¿Quién eres tú? Y... ¿Por qué crees que tu presencia en algún lugar debe hacer sentir a la gente furor o sentirse halagados?— una pregunta tras otra salió de mi boca como si se tratase de una ametralladora, Okumura podría percibir como mi voz fue subiendo gradualmente de tono, hasta llegar a uno entre serio y molesto. Miré alrededor con movimientos descarados —. No tienes un séquito que sustente lo que quieres demostrar, entonces explícate Kouji-san.

Dejé los palillos a un lado, sobre la servilleta; mis orbes estaban fijas en las del muchacho.
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#23
—No, pero… A ver. — Balbuceo entre la retahíla de preguntas, sin articular frase coherente hasta que ella le dio un respiro.

Tensó el ceño. Solo le tomo unos instantes darse cuenta del aprieto en el que lo había puesto aquella muchacha de un momento para otro.

— No vengo a demostrar nada. Como dije, yo solo vengo a comer. — Algo cambió en su forma de hablar, que hace minutos era entre llevadera e informal; de pronto, su discurso confianzudo y descuidado adoptó matices más severos pero, aun así, mantenía cierto desdén. —Haces muchas preguntas. — Echó en cara y, por supuesto, no se dignó a responder.

— Solo lo dije porque me duele haberme perdido el concurso y que, viniendo año tras año, ella no me haya tomado en cuenta cuando decidió adelantarlo. Es todo. — Confesó, disimulando lo que le costaba admitirlo, con el semblante serio y mirada desafiante; con esa mirada fatigada por los kilómetros de marcha y los nefastos rayos del sol.

Sin previo aviso, el orgullo del restaurante hizo acto de presencia y, al instante, se convirtió en el centro de las miradas: una figura conocida para ambos que se abría paso hacia la mesa. No era otra sino la que se convertiría, a todas luces, en la inequívoca triunfadora del desafío de ese año.

— ¡Ya volví, amiga! — Pasó de toda esa atención, apersonándose y clavando sus ojos en los de Mei. A la distancia, ya había visto al de la Lluvia, pero para efectos de aquel roce, prefirió ignorarlo. — Eso se ve bueno… — Decía velando el plato de fideos con una sonrisa de oreja a oreja.

A continuación, la encaró súbitamente y su actitud cambió de forma notoria. — ¿Estas bien? A lo mejor te está afectando el calor, déjame ver…— Sin más previsiones, se inclinó pretendiendo inspeccionar de cerca el rostro de la kunoichi, de tal manera que el semblante de la Akimichi no era visible para el muchacho.

— … — No apartaba los ojos de la incómoda mujer.

— Es él…— Susurró. —¿Te está molestando? —
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#24
Kouji no respondió a ninguna de mis respuestas, tampoco esperaba que lo hiciera, porque la respuesta era evidente, una rotunda negativa para todas ellas, luego volvió a repetir más de lo mismo, sobre que no pudo participar en el concurso porque le adelantaron y no pensaron en él...

Como si el ambiente en la mesa no se hubiera puesto lo suficientemente tenso, Akimichi se acercaba con lasinteciones de seguir nuestra conversación, hasta que finalmente llegó a donde estaba, hizo como sí no hubiese nadie más en la mesa y entonces elogió el plato que comía —.Está delicioso , es un gusto volver a comer la comida de Onome.

— ¿Estas bien? A lo mejor te está afectando el calor, déjame ver…— uso como pretesto para acercarse a mi, y aunque incliné mic uerpo hacia atrás, se aproximó tanto que pude sentir su aliento.


— Es él… ¿Te está molestando? —

[color=aquamarine]—Todo esta bajo control, no debes preocuparte por nada
— murmuré a la par, esperando a que se alejase de mi, una vez la gorda me diese mi espacio personal, terminaría de comer el resto del tazón de fideos —. Sí me disculpan, debo regresar a hogar— me levante del asiento dispuesta a marcharme.
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#25
La reacción natural de desviar la mirada, impulsada por su instinto más primitivo de supervivencia, le permitió ver al encargado acercándose a la mesa con su pedido, y mirarlo fijamente mientras llegaba le brindó una sensación de alivio tan efímera como ilusoria.

— … — Con la respuesta de Mei, su semblante se tornó menos afable. — Todo se ve bien por aquí, parece… — Le devolvió a la Aburame el derecho de respirar su propio aire poniéndose de pie, con la espalda erguida. — Como sea, tengo que prepararme para la siguiente ronda. Esto está ganado. — Lanzó una mirada de reojo al peliazul, cuya atención solo se centraba en mesero poniendo delante de él un gran plato lleno de fideos y al lado, un pequeño recipiente cóncavo que contenía una espesa pasta de color verdoso. También puso un par de bebidas frías, té helado, una cerca de cada comensal.

Cuando la andrógina mujer giró su cuerpo alejándose de la mesa, Kouji, masticando su primer bocado, sintió la urgencia de mirar la expresión de su acompañante tras todo aquello.

Solo un par de pasos más adelante, ella se dio la vuelta y dijo: — ¡Deséame suerte! ~ — Y le guiñó el ojo a Mei por segunda vez ese día, luego marchándose definitivamente.

« Tío… ¿Qué es esto? » Agachó la cabeza y simplemente siguió comiendo.

Habiendo perdido el interés, se dispuso a ingerir su platillo en silencio, adicionando ingentes cantidades de condimento, repulsivas para una persona normal.

—. Sí me disculpan, debo regresar a hogar—

Solo después de escucharla se percató de que el plato estaba vacío, y por la forma en la que se levantó, Kouji percibió su urgencia de irse. — Adios, buen viaje Mei. — Levantó la mano en señal de despedida y aprovechó para dar un largo sorbo de té helado. No supo muy bien que más decir.
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#26
La incomodidad que Akimichi lograba en mi desapareció tan pronto como ella se alejó, sentí cierto fresco cuando recuperé mi espacio personal —.Cierto, la última ronda...— recordé, por un momento se me había olvidado que estabamos en medio de la gran copetencia de verano.

Suspiré aliviada cuand se marchó, pero casi instantanéamente se volteó exigiendo un poco de buena vibra, por lo que simplemente le regale una sonrisa, pero un nuevo escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me devolvió el favor con un perturbador guiño.

«Sí... Ya es suficiente» me decía, no podría seguir soportando el calor, y la incomodidad.

—Gracias, nos vemos Kouji-san— dije con mi tono habitual.

Me dispondría a marcharme con el encargo de mi padre en mis pertenencias, la dichosa "misión" estaba cumplida y yo tendría mi recompansa, por lo que no había más nada que hacer ni tiempo que perder. Así que me hice entre la multitud hacia la peurta y luego directo a Uzugakure, claro, sí nada me lo impedía.
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