26/03/2016, 04:10
Por un momento los pasos del chico cesaron, aunque Noemi no se percataría de ello hasta darse media vuelta y encontrárselo a unos pasos de distancia. — Es Sakamoto, ¿no?— Dijo de una manera para nada convincente con lo cual le daría pie a la rubia de seguirle el drama.
—¿Estás seguro...? —Preguntaría inclinándose levemente hacia un lado haciendo que su peso se depositase sobre su pierna derecha y en consecuencia su cadera se incline un poco haciendo que la curvatura de aquella zona se volviera más notoria. Aunque todo esto lo hacía por costumbre, no por un intento por provocar, además que se notaba que no iba a necesitar de mucho para lograr seducir a este chico que poco le interesaba.
A final de cuentas terminó por dar un par de ofertas, carne o ramen, ambas podría prepararlas ella misma en casa. —Tengo que admitir que… —Desvió la mirada a un lado para hacer una ligera pausa. —No me convences para nada. —Soltó volviendo la mirada al rubio. —No me ha… —Noemi estaba más que dispuesta a mandarlo al diablo, bien lejos donde no pudiese verle pero un destello en el cielo le dejó en claro que una tormenta se avecinaba incluso sin la necesidad del aviso del chico.
No es que la lluvia le molestase, para nada, pero no tenía ganas de padecer la helada sensación del agua chocando contra su piel así que optaría por retirarse de todas formas. —Mejor vete a casa ¿No? Antes de que te alcance la tormenta. —Dijo la kunoichi con tono severo a la vez que se daba media vuelta para emprender la marcha y… Que un hombre bastante robusto y claramente ebrio se le cayera literalmente encima.
~La puta que te parió… ~Por mucho que quisiera zafarse no podía, prácticamente todo de la cintura para arriba se encontraba totalmente inmovilizado a excepción del brazo derecho. ~¡Que no puedo respirar…! ~En ese instante Noemi comenzó a retorcerse en medida de lo posible, patalear y dar manotazos al obeso ebrio que parecía no responder, probablemente se habría dormido y justamente encima de la Sakamoto que no veía manera de zafarse. Bah, no veía nada ahí abajo.
—¿Estás seguro...? —Preguntaría inclinándose levemente hacia un lado haciendo que su peso se depositase sobre su pierna derecha y en consecuencia su cadera se incline un poco haciendo que la curvatura de aquella zona se volviera más notoria. Aunque todo esto lo hacía por costumbre, no por un intento por provocar, además que se notaba que no iba a necesitar de mucho para lograr seducir a este chico que poco le interesaba.
A final de cuentas terminó por dar un par de ofertas, carne o ramen, ambas podría prepararlas ella misma en casa. —Tengo que admitir que… —Desvió la mirada a un lado para hacer una ligera pausa. —No me convences para nada. —Soltó volviendo la mirada al rubio. —No me ha… —Noemi estaba más que dispuesta a mandarlo al diablo, bien lejos donde no pudiese verle pero un destello en el cielo le dejó en claro que una tormenta se avecinaba incluso sin la necesidad del aviso del chico.
No es que la lluvia le molestase, para nada, pero no tenía ganas de padecer la helada sensación del agua chocando contra su piel así que optaría por retirarse de todas formas. —Mejor vete a casa ¿No? Antes de que te alcance la tormenta. —Dijo la kunoichi con tono severo a la vez que se daba media vuelta para emprender la marcha y… Que un hombre bastante robusto y claramente ebrio se le cayera literalmente encima.
~La puta que te parió… ~Por mucho que quisiera zafarse no podía, prácticamente todo de la cintura para arriba se encontraba totalmente inmovilizado a excepción del brazo derecho. ~¡Que no puedo respirar…! ~En ese instante Noemi comenzó a retorcerse en medida de lo posible, patalear y dar manotazos al obeso ebrio que parecía no responder, probablemente se habría dormido y justamente encima de la Sakamoto que no veía manera de zafarse. Bah, no veía nada ahí abajo.