28/03/2016, 05:16
(Última modificación: 28/03/2016, 05:33 por King Roga.
Razón: Errores de redacción xD
)
Katsuo le indicó a Tatsuya que fuera por el bokken pero el mayor de los hermanos Takanashi no tenía interés en obedecer aquella orden, especialmente porque consideraba que era Katsuo el responsable de cuidarlo, pues su padre se lo confió al menor y no a Tatsuya. Sí le iba a caer un regaño a alguien por perder el bokken iba a ser a Katsuo, por otro lado este último había seguido con su camino sin responder a la pregunta de Tatsuya, con su actitud prepotente sin importarle que la gente le este dirigiendo la palabra. Luego de caminar un rato al fin se dignó a contestar.
-¿Qué pasa? ¿no crees que pueda ofrecer mi ayuda sin tramar algo?-
-Sinceramente... No, no lo creo- Contestó.
Él era franco, quería creer que Katsuo podía ser una buena persona, pero con tantos problemas que causaba y el hecho de que solía ser insensible con los demás lo hacía dudar incluso a él. Dentro de la lógica del pelinegro su hermano era un total desalmado, sin contar la carencia total de sentido común y modales que brillaban por su ausencia, realmente en cinco años de estar juntos su actitud no mejoró, y que de repente se ponga a ayudar le hizo pensar en una teoría.
"¿Y sí es?..."- Un recuerdo le llegó a la mente
Había frío, un frío extraño para lo que es Takigakure, aguanieve caía suavemente sobre el niño de cabello negro, un hombre joven se encontraba a la par de él, estaban esperando en una zona boscosa mas allá de la aldea. Hace ya 3 meses que no se sabía nada del jefe de la familia, algo preocupante considerando que se trataba de una simple misión de reconocimiento... O eso le habían dicho al muchacho, pero el niño no era tonto, dentro de unas cuantas semanas sería su graduación de la academia ninja; y como ninja estaba consciente de que se vivía en tiempos hostiles.
-Tatsuya-sama, por favor regresemos, conoce las reglas, debemos mantener el mayor sigilo posible-
El niño no respondió, simplemente se limitaba a ver desde lo alto del árbol el sendero que se dibujaba de manera serpenteante en la inmesidad del bosque, no podía quedarse en casa, su deseo de ver a su padre le hizo ir hasta ese lugar esperando ver esa silueta familiar en la lejanía. El niño sonrió al ver la silueta llegar, saltó para ir a encontrarla en el camino, pero para su sorpresa eran dos siluetas y no una.
-JEFE, perdóneme, no pude convencerlo de que se quedase en la casona- Mencionó el hombre joven.
El hombre no pronunció palabra alguna, observó a su sirviente, y luego bajó la mirada para ver a su hijo, el chico pelinegro tenía una mirada mezcla de duda y curiosidad respecto a la otra silueta, la de un niño de cabellos plateados. Estaba a punto de pronunciar algo, pero no podía. La figura del jounin con una capa negra y una gran guadaña en la espalda también se vio cubierta del aguanieve, los cuatro se encontraban en ese extraño silencio, hasta que la voz aún infantil del preadolescente se dispuso a romper el hielo.
-¿Qui...?- No pudo terminar de formular su pregunta.
-Él será tu hermano a partir de ahora...- Sentenció...
Tenían la misma edad, Katsuo también tenía ocho años cuando su padre lo encontró... Tatsuya meditaba mientras llegaban al punto exacto donde el pescador aseguraba haber visto por última vez a su hijo, una fogata medio hecha estaba en el suelo, ya habrían transcurrido unas 16 horas, en el área no suelen habitar animales salvajes peligrosos, el único riesgo que podría correr por ahora es la deshidratación y la falta de alimento. Había muchos detalles que no debia dejar escapar, pero no pudo concentrarse adecuadamente por el mal comportamiento que su hermano mostró ante el pescador.
-Bien, te ayudaremos a buscar a tu hijo, tú quédate por aquí cerca, así podremos encontrarte a ti si encontramos al niño... porque no queremos que te pierdas tu ¿verdad?
Su hermano no iba a ver venir el manotazo en la nuca cortesía de Tatsuya, el hombre se miraba incómodo por lo que dijo Katsuo, estaba pasando por una situación muy difícil y Katsuo se atrevió a bromear al respecto; si bien no era muy pesado por la situación resultaba algo muy incómodo, el mayor sólo le quedaba ver si a los golpes su hermano se corregía.
-No seas maleducado, discúlpate con el señor- Dijo Tatsuya después de haber estado tanto tiempo callado.
-¿Qué pasa? ¿no crees que pueda ofrecer mi ayuda sin tramar algo?-
-Sinceramente... No, no lo creo- Contestó.
Él era franco, quería creer que Katsuo podía ser una buena persona, pero con tantos problemas que causaba y el hecho de que solía ser insensible con los demás lo hacía dudar incluso a él. Dentro de la lógica del pelinegro su hermano era un total desalmado, sin contar la carencia total de sentido común y modales que brillaban por su ausencia, realmente en cinco años de estar juntos su actitud no mejoró, y que de repente se ponga a ayudar le hizo pensar en una teoría.
"¿Y sí es?..."- Un recuerdo le llegó a la mente
Hace algunos años...
Había frío, un frío extraño para lo que es Takigakure, aguanieve caía suavemente sobre el niño de cabello negro, un hombre joven se encontraba a la par de él, estaban esperando en una zona boscosa mas allá de la aldea. Hace ya 3 meses que no se sabía nada del jefe de la familia, algo preocupante considerando que se trataba de una simple misión de reconocimiento... O eso le habían dicho al muchacho, pero el niño no era tonto, dentro de unas cuantas semanas sería su graduación de la academia ninja; y como ninja estaba consciente de que se vivía en tiempos hostiles.
-Tatsuya-sama, por favor regresemos, conoce las reglas, debemos mantener el mayor sigilo posible-
El niño no respondió, simplemente se limitaba a ver desde lo alto del árbol el sendero que se dibujaba de manera serpenteante en la inmesidad del bosque, no podía quedarse en casa, su deseo de ver a su padre le hizo ir hasta ese lugar esperando ver esa silueta familiar en la lejanía. El niño sonrió al ver la silueta llegar, saltó para ir a encontrarla en el camino, pero para su sorpresa eran dos siluetas y no una.
-JEFE, perdóneme, no pude convencerlo de que se quedase en la casona- Mencionó el hombre joven.
El hombre no pronunció palabra alguna, observó a su sirviente, y luego bajó la mirada para ver a su hijo, el chico pelinegro tenía una mirada mezcla de duda y curiosidad respecto a la otra silueta, la de un niño de cabellos plateados. Estaba a punto de pronunciar algo, pero no podía. La figura del jounin con una capa negra y una gran guadaña en la espalda también se vio cubierta del aguanieve, los cuatro se encontraban en ese extraño silencio, hasta que la voz aún infantil del preadolescente se dispuso a romper el hielo.
-¿Qui...?- No pudo terminar de formular su pregunta.
-Él será tu hermano a partir de ahora...- Sentenció...
De vuelta al presente
Tenían la misma edad, Katsuo también tenía ocho años cuando su padre lo encontró... Tatsuya meditaba mientras llegaban al punto exacto donde el pescador aseguraba haber visto por última vez a su hijo, una fogata medio hecha estaba en el suelo, ya habrían transcurrido unas 16 horas, en el área no suelen habitar animales salvajes peligrosos, el único riesgo que podría correr por ahora es la deshidratación y la falta de alimento. Había muchos detalles que no debia dejar escapar, pero no pudo concentrarse adecuadamente por el mal comportamiento que su hermano mostró ante el pescador.
-Bien, te ayudaremos a buscar a tu hijo, tú quédate por aquí cerca, así podremos encontrarte a ti si encontramos al niño... porque no queremos que te pierdas tu ¿verdad?
Su hermano no iba a ver venir el manotazo en la nuca cortesía de Tatsuya, el hombre se miraba incómodo por lo que dijo Katsuo, estaba pasando por una situación muy difícil y Katsuo se atrevió a bromear al respecto; si bien no era muy pesado por la situación resultaba algo muy incómodo, el mayor sólo le quedaba ver si a los golpes su hermano se corregía.
-No seas maleducado, discúlpate con el señor- Dijo Tatsuya después de haber estado tanto tiempo callado.