Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#4
Cualquier otra persona, quizás, se hubiera puesto a pensar. Había muchas cosas en las que pensar, sin duda. Pero aquél momento era uno de sus favoritos, y quizás de los que mejor llevaba la aprendiz de la Arashikage. Hay ciertos momentos en los que pensar es un lastre. Y a una sólo le queda actuar.

Ya no había ningún motivo por el que tuviera que disimular ni su altura ni su imponencia regia, de modo que se estiró y sacó pecho. Levantó el brazo y rodeó el cuello del Kawakage con fuerza, lo apretó hacia sí misma y lo retorció, lo retorció, lo retorció hasta ángulos que la postura de un humano no hubiera podido asimilar de forma natural, provocando una serie de chasquidos muy desagradables mientras las otras dos mujeres de la sala sólo podían limitarse a observar y seguir asombrándose de lo que estaba pasando.

—¡Jaaaaa, puedes darme cuatro vueltas más al cuello, preciosaaa! —chirrió aquél hombre, o aquél demonio.

Ella levantó una ceja como única muestra de sorpresa. Cualquier otro podría haberse puesto a pensar, pero ella actuó.

De modo que levantó la otra mano y clavó sus dos dedos índice y corazón en las cuencas de aquella bestia, y los puso en un arco e hizo palanca, y los ojos salieron con un CLAC muy fuerte pero también muy poco orgánico. Y rebotaron en el suelo como dos canicas caídas de una caja.

—Una marioneta —se limitó a observar.

El muñeco abrió la boca y regurgitó un tubo metálico.

—¡Cuidado, chica! —advirtió Shiona.

Pero ya era demasiado tarde, y el muñeco emitió, no sólo desde el tubo sino también de las cuencas vacías donde habían estado los ojos, un chorro de humo venenoso de un peligroso y llamativo color púrpura, directo a la cara de la aprendiz de Arashikage.

Ella, simplemente, respiró el humo como si lo estuviera haciendo con el vapor de una sauna, y lo dejó escapar de nuevo por la boca. Dejó escapar una risotada de satisfacción.

—Te huele mal el aliento, muñequito.

Zas. Un puñetazo. Zas. Otro. A puñetazo limpio, la mujer golpeó, resquebrajó, rompió el rostro y el cuerpo de la marioneta hasta que solo quedaron las piezas trituradas en el suelo a las que siguió golpeando hasta que se pudo asegurar que ninguna de ellas se movería de nuevo.

Suspiró, se irguió y se sacudió el kimono. Observó con el rabillo del ojo al cadáver de la Arashikage, que yacía con una puñalada en el corazón, inerte.

—Mierda. Shanise... Has cumplido tu trabajo muy bien. Pégate una buena siesta en el infierno. Cuando vaya para allá, nos tomaremos unas buenas cervezas bien cargadas.

Shiona bajó de la mesa de un salto, pero no se volvió a sentar.

—¿Shanise? ¿De qué estás hablando? ¿Quién eres tú, acaso? ¿Qué significa esto?

La mujer sonrió y se dio la vuelta, se irguió, recuperando una altura que hacía varios años no exhibía, y miró desde arriba con sus extraños ojos cuando dijo:

—Mi nombre es Amekoro Yui.
[Imagen: MsR3sea.png]

Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es

Responder


Mensajes en este tema
La desazón de los ausentes - por Sama-sama - 14/03/2016, 20:43
RE: La desazón de los ausentes - por Sama-sama - 28/03/2016, 23:29
RE: La desazón de los ausentes - por Sama-sama - 29/03/2016, 00:07
RE: La desazón de los ausentes - por Sama-sama - 29/03/2016, 15:56
RE: La desazón de los ausentes - por Sama-sama - 29/03/2016, 23:38


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.